domingo, 7 de agosto de 2011

briznas (7)

en un marcapáginas en el libro "La decadencia del Occidente", de Oswald Spengler, escribo:

"tocar la entraña viva

la bella obra inútil: el rostro del vacío

ahí donde el yo

menguar"

Unos versos pésimos. Atravesados por tantas mediaciones, tantas corrosiones, tanto lenguaje lastrado...

el otro día lo hablaba con Ana Hidalgo: lo difícil que es escribir algo completamente libre de los sedimentos asfixiados que atraviesan el lenguaje y lo real. Escribir una brizna "pura", siquiera una vez (con todo el cuidado y la precaución, con todas las sospechas que la "pureza" pueda despertar en una conciencia atenta)

dos posibles caminos de insurrección:

*hacer temblar a las palabras en sus núcleos de sentido (semánticos, morfológicos)

*hacer temblar la sintaxis indagando en el ritmo, trabajando ritmos subversivos que dejen ingresar la arritmia como tejido po(e)sible, punto de fuga, respiración de lo otro

ambas estrategias incomodarán a los celosos guardianes de la ortodoxia poética (los hay tanto en la "experiencia" como en el "silencio", por utilizar la artificial oposición aún vigente)

ambas estrategias harán que el lenguaje poético avance más allá de las estructuras fosilizadas, en busca de su propio límite, que tal vez no puede alcanzarse ni superarse (¿cómo trascender, a fin de cuentas, el lenguaje, sin caer en el misticismo? La trascendencia: una falacia lingüística, tal vez; un juego de lenguaje más)

al menos: inquietar el límite

buscar el punto de inflexión donde la lengua balbucea y engendra una vida que deja de ser un simulacro

9 comentarios:

mjromero dijo...

A la hora de escribir no debería preocuparnos el lenguaje, que este fuera solo transmisor y chip inalcanzable, porque alcanzarlo supone un boicot para lo que somos en el momento d la escritura.
El ritmo, la ruptura van surgiendo con las propias rupturas internas, tu ritmo es un ritmo roto cuando tú estás roto. Cuando el dolor provoca ríos, el poema es una corriente continua de la que quieres escapar, llegar al vacío y ser el vacío, desaparecer en él incluso sabiendo que la nada no está al alcance de la palabra.

Un abrazo.

Bashevis dijo...

la brizna en el ojo
estoy fuera de combate, hermano
me marcho unos días a mundaka
seguiré fuera, no tengo internet
no se muy bien que esta pasando
espero que tu seas algo así como un perro griego
un cínico, un discordiano, que ladres esputos, na más, menos gritos, más alaridos.
he leído las briznas.
hace unos días desbroce un terrenito enano, lo destroce.
quizás plante ahí tus briznas, quizás.
cuando termine agosto, si ya tengo un puñado de briznas, podre limpiarme el culo o dar de comer a un burro, merendar un bocata o ponerlas en la comisura de los labios, a un lado, mientras veo pastar a la vaca.
que se yo, sigue plantando.
un fuerte abrazo, mú fuerte!

Stalker dijo...

Mjromero:

lo que dices parece muy razonable y lo habría asumido no hace tanto, pero ya no puedo,

al contrario, la preocupación por el lenguaje me parece primordial, debe preexistir a la escritura como reflexión, como semilla

abandonarnos a esas rupturas internas, sin encauzarlas, sin llevarlas conscientemente hacia algo, puede dar lugar a pulsos, intuiciones (¿diré, fatalmente, "iluminaciones"?), pero no a una viguería, un encofrado, un armazón sólidos, que requieren, paradójicamente, torsiones, grietas, desenraizamientos...

la única forma de quitar el lastre de las palabras que utilizamos irreflexivamente es, precisamente, encontrar y desactivar esos mecanismos de la lengua (semánticos, morfosintácticos) que las perturban, que las hacen endurecerse en núcleos sólidos, desprovistos de temblor,

ésa es al menos mi opinión, aunque mi ritmo interno tiende hacia la tuya, hace suya la tuya, que se le impone como "natural" y como inconcebiblemente más hermosa,

intuyo también que ambas opciones no son necesariamente excluyentes: puede haber esa reflexión previa, esa conciencia, y a la vez aceptar la ruptura interna en su libre devenir. Intuición consciente, "razón estética"...

un abrazo!

Stalker dijo...

Bashevis:

no te lo creerás pero hace dos días soñé que me llamabas desde Mundaka y que uno de tus proyectos estaba en marcha. Se te veía contento, desbordante

"Al fin ya no tienes raíces, mapache", te dije en el sueño

Todas las briznas y gusanitos son tuyos, puedes sembrar, desbrozar, injertar, lo que quieras. Algo crecerá. Y si tiene espinas, mejor: la vida dulce, la mansedumbre, no parece ser el lugar donde crezca tu inquietud.

estaremos en la cara oculta de la luna, al otro lado de los ojos de la vaca: rumiando, resistiendo.

cada vez con menos palabras y más vida,
espero

un abrazoanimal

Anónimo dijo...

Es el problema de siempre y, sin embargo, ¿será que la función del lenguajes, aun cuando es poético, sea la de ser y estar incompleto? Y en esa búsqueda fantasmal de la perfección del sentido y la forma uno queda transmutado, a merced del vértigo que da la posibilidad de trascender. Por eso quizás sería interesante aniquilar la metafísica de la escritura y dejar que los ecos del sentido penetren la imaginación del que recibe y viceversa.

Más y más abrazos

mjromero dijo...

Estoy de acuerdo, la reflexión sobre el lenguaje,y el desbroce ha de existir, pero ha de ser previamente. Ninguna semilla florecerá si antes no la siembras.
¿Pero sabes que hay claveles de color malva cuyas raíces no se siembran? Y nunca he visto que los cuidasen. Y Por qué ibamos a ser más y mejores y distintos que cualquier otro elemento... No somos más, superiores quiero de cir, que lo que observamos en otros elementos de la naturaleza, todo se repite desde lo más diminuto a lo más grande.
Es como si dijera el universo está en el océano, el océnao está en la sangre, el universo es como nuestro cerebro, nuestro pulmón es una galaxía, un hormiguero es un universo, es un río, es nuestro sistema linfático... ¿Sabemos si ellos piensan? ¿si hay otra cabeza por ahi arriba pensándonos, observándonos como nos afanamos en romper algo abstracto como son las palabras? La palabra no pueda alcanzarlo, la palabra frente a la nada es mudez.
Un abrazo.

Stalker dijo...

Gracias, Ataúlfa y Mjromero:

y disculpad que mi silencio de hoy me impida responder como se merece a vuestros espléndidos comentarios,

un abrazo

Isabel Mercadé dijo...

Disculpa en primer lugar la falta de acentos y otros despropositos desde este ordenador prestado semicirilico. Tambien en mi, mas que silencio, hay una especie de vacio neutro, tal vez a la espera de algo, que me impide intervenir con argumentos, pero que sepas|sepais, que me ha interesado mucho tu entrada y vuestros comentarios. Tambien mucho y compartida esa reflexion tuya, mas abajo, sobre ese instante de felicidad colectiva.
Abrazos.

Stalker dijo...

Bel M:

qué alegría da verte de nuevo por aquí,

imaginé que observabas y compartías ese instante de felicidad colectiva...

un abrazo!

 
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