miércoles, 29 de abril de 2009

Ladies and gentlemen, Mr Leonard Cohen...



Cohen viene a España. El otro día saqué las entradas. No me puedo creer que este sueño se haga realidad. Es una de esas cosas que se dan una vez en la vida. La última vez que pasó por nuestros escenarios, en 1992, yo era un niño y ni siquiera sabía de su existencia. Admiro mucho a este hombre, con el que he sido tan crítico (en lo creativo y en lo humano, en especial por su actitud política, en cuyas antípodas creo situarme, acaso ingenuamente). En el fondo, supongo que ha sido una especie de referente o figura paterna. Como para tantos otros. Por eso no intentaré análisis alguno. Un vídeo es sobradamente elocuente. Distingo tres elementos en la constitución de una canción: letra, música y forma. Entiendo que la forma no es la música, o no exactamente: es el dibujo que una canción imprime, a veces de forma indeleble, en el corazón de cada cual. Para mí es lo más importante, mucho más que la letra e incluso que la música, conceptos que entiendo se supeditan a la forma.

La forma de algunas canciones de Cohen me parece de una belleza extrema, casi intolerable. Aquí, canta la segunda mitad en francés.

lunes, 27 de abril de 2009

El ángel custodio del no-sentir. Un poema de Jorie Graham



Como donde sopla un viento.
Te lo puedo enseñar.
La forma de desesperación que llamamos “mundo”.
Un robo, sí, pero murmurador, lleno de miedo.
En el cual el “yo” es visto meramente como espécimen,
incompleto por ello, dotado en exceso,
maniobrado para librarse de precipitados
biológicos –hipótesis, humildades,
propensiones…
¿Quieres venir conmigo?
¿Sabes cómo se ven distancias en un paisaje?
Podemos emborronarlo. Podemos disolverlo
todo. ¿Conoces la edad previa?
¿El modo en que carece de forma hasta que el amor
la recorta? Degustamos el cariño crudo, taciturno, duradero,
hasta gastarlo, lo picoteamos, lo erosionamos, hasta hacerlo
desaparecer, el coraje liviano, el equipaje agujereado
en el que llevas de un sitio a otro
tus sueños traspasados de corrientes –sueños de formas, de
conciencias
en bisagras, todos entrelazados –sueño adelante –
la cadena que echaste está sonando,
aunque está hecha de aire, de menos, mira, por aquí
refleja, por aquí se curva
en espacio, por aquí se asemeja – rápido – sólo por una
milésima de segundo –a la felicidad – conjunto incorruptible –
qué relajante, tan real, un saliente sobre
la cascada – sucede con la música, cuando
escuchas –cuando intentas escuchar –
el aislamiento de lo exiguo, el tú en soledad,
un ínterin erizado de argumentos, ilusiones –
constituyen lesiones, se despliegan por una piel
desnuda, una ondulada extensión planetaria de piel humana,
no como la sensación de una presencia inadvertida,
no como – oh demolición de ola,
Estamos esperando a que suene el teléfono,
Estamos ocupados - ¿o no? – nos aferramos – las versiones
de la desolación que marcamos en listas, en
millas – la ola, aparece la ola
pero cuando se retira se encrespa en su borde
como paradero, la luz de la luna azota
en su rizo, repiquetea como inventario en su rizo,
la ola – despierta – la ola cuyos trozos
te daré si todavía piensas –
Pospón el día del debilitamiento,
deja que la barra de arena se alce a nuestras espaldas,
la cama servirá,
el salpicar de la textura, la sombra – manga con brocados
sobre la silla – el corredor de misterios
que denominas tu pelo – la mampostrería de tus
retrasos – pluma, tinta, papel – amigo mío,
mira la tinta, hunde los dedos por su cuello abierto,
pon la mano en el labio – así – hazlo otra vez, otra vez,
borda la boca, frota, exagera –
pequeñas formas en halo alrededor de los dientes,
el espejo en la pared lo muestra todo,
furioso, votivo –
oh, mira, el corazón pequeño
pronunciando, declamando, expulsando sus ceros negros,
crujientes, inaudibles.

Jorie Graham (La errancia, trad. Julián Jiménez Heffernan)

miércoles, 22 de abril de 2009

El eclipse, Michelangelo Antonioni



En el tiempo del eclipse, los vivos callan y los espacios empiezan a hablar.

Episodios y encuadres se suceden por analogía expresiva y no por concatenaciones dramáticas causales.

Arquitectura desenfocada. Agua que anega espacios inertes.

Lo que quedó de los seres: rastro leve de herrumbre.

Virtudes de Antonioni: observación y fragilidad. Sin juicio.

Sin profundidad: inmanencia.

Caudal de imágenes: desasosiego que se empoza y fluye desde nuestra perplejidad.

El ojo que mira ha de limar sus aristas, adensarse en el surco vacío.

Sin atajos.

lunes, 20 de abril de 2009

El cuenco de mendigar. Haikus de Taneda Santôka




Como cabía esperar:
estoy solo, estoy bien...
Hierbajos silvestres

Oye, grillo:
sólo tengo arroz
para mañana.

Eso
era mi cara
El espejo cada vez más frío

No tengo dinero, no tengo cosas,
no tengo dientes...
Estoy completamente solo.

...Y a veces,
dejo de mendigar
y miro las montañas.

Un manotazo a una mosca
otro a un mosquito
y otro a mí mismo.

Ha envejecido
hasta el sonido
de las gotas de lluvia.

Parece que voy a morir
con el alma tranquila
sobre la hierba que brota.

Sin pensar en nada,
rompiendo ramitas secas.

No hay forma de evitarlo:
camino.

¡Qué calida temperatura
la del piojo que he atrapado!

Con eso tengo más que suficiente:
barrer las hojas caídas.

¿Qué pretendo encontrar
internándome en el viento?

Me siento en la belleza
de la hierba que va a marchitarse.

Asumiéndolo con calma
parece que hay que morir
La hierba arde.

Mientras termino de morirme,
la hierba.
Llueve.

Trads. de Vicente Haya, Hiroko Tsuji, Akiko Yamada.

viernes, 17 de abril de 2009

El Horror


Al Gran Horror lo he visto en sueños: era como un vértigo y un color. También era como una invasión: sepultaba, asfixiaba, pero a la vez descomprimía, vaciaba. Una succión desde dentro, que extendiera su vórtice hacia el alma. Cuando llegue lo hará calmadamente, nadie lo reconocerá. No habrá redención frente al Horror –algunos hombres construirán arcas en su espíritu, una para cada persona.

Y ni aun así.

lunes, 13 de abril de 2009

El salto. Un poema de Laura Giordani



Porque el agua se me fuga
y yo -pura sed-
soy un zahorí que remata sus varas.
Porque las palabras regresan de un viejo abuso
y ya no tienen fuerzas para escalar los labios.

Tendré que invocar una caída
en el umbral mismo del verbo
con la fe de todas las manzanas.

Saltar muy dentro, libre
al fondo de las cosas,
deshabitar la memoria,
su ciudadela adoquinada, su lacre,
los arquetipos rotos en las esquinas
ofreciéndome su cuerpo.

Dejar de buscar advientos en el pan de ayer,
las migas que con que solía despilfarrar el hambre,
sacudir las cortezas que ya ni pueden recordar
su savia.

Porque no bastará con la poesía;
habrá que tener -además-
los huesos livianos de los pájaros.

viernes, 10 de abril de 2009

Ensayos para anatomías extintas



Ensayos para anatomías extintas, Hermanos Quay

Si desapareciera toda la producción audiovisual del siglo XX y sólo pudiera rescatar una breve pieza de diez minutos, tal vez me quedaría con ésta. Los hermanos Quay son unos maestros a la hora de construir mundos alternativos, autocontenidos, que obedecen a sus propios reglas y aniquilan nuestra lógica causal, infame a veces, pobre siempre.

Aviso: el que mire con atención y sea capaz de avertigarse, de desplazar sus centros emocionales unos centímetros, no saldrá indemne. Bienvenidos a la íntima intemperie doliente.

miércoles, 8 de abril de 2009

Todo el saber es tumba



Cada día
el día destaja
la vida
en tu rostro

nada más que
obra
del tajo

la desnudez del hueso

***

la voluntad de lengua
da el ser
pero a quién

el tú
es sombra del tú

así ya te sazonas
bajo un ángel

***

qué hace que estemos vivos

la mano se levanta oscura
la boca está plena de tú

cada quien sueña con su mitad
un tú al desnudo

todo el saber es tumba
la lengua allí se agita

luego es sutura de sombra
en el fondo de los ojos crudos

Bernard Noël, La sombra del doble (Pre-Textos, trad. de Carlos Henderson)

Endeleuzado...



"Por muy actual y poderoso que sea en muchos países, el viejo fascismo ya no es el problema de nuestro tiempo. Se está instalando un neofascismo en comparación con el cual el antiguo quedará reducido a una forma folklórica (...) En lugar de ser una política y una economía de guerra, el neofascismo es una alianza mundial para la seguridad, para la administración de una paz no menos terrible, con una organización coordinada de todos los pequeños miedos, de todas las pequeñas angustias que hacen de nosotros unos microfascistas encargados de sofocar el menor gesto, la menor cosa o la menor palabra discordante en nuestras calles, en nuestros barrios y hasta en nuestros cines". Gilles Deleuze, febrero de 1977, Dos regímenes de locos, Pre-Textos

Pues eso...

domingo, 5 de abril de 2009

Cantar sin cantar



No sabía que tuviéramos tantas lágrimas

Por Roland Romanelli (acordeonista)

Barbara, que era un monstruo de talento y generosidad, respetaba enormemente a su público. En sus inicios, a veces tenía que cantar en salas prácticamente vacías, pero ella daba el concierto como si la sala estuviera llena. Recuerdo una noche en una gira: hubo una avería eléctrica e hicimos el espectáculo con velas, sin altavoces ni iluminación. Otra noche, en Pantin, Barbara estaba afónica y se sentía muy triste porque no quería decir a los espectadores, que a veces venían a verla desde muy lejos, que volvieran a casa. Decidió mantener el concierto. Subió al escenario y explicó al público que tenía problemas con la voz, y entonces ocurrió algo extraordinario: la sala empezó a cantar en su lugar. Barbara interpretó sus canciones al piano y el público cantó todo el espectáculo. Fue un momento maravilloso, quizá uno de sus más hermosos conciertos. En la sala había una emoción tan intensa que todos lloramos durante las dos horas que duró el concierto. No sabía que tuviéramos tantas lágrimas.



Barbara, Roland Romanelli y Michel Gaudry en 1969

viernes, 3 de abril de 2009

Anise Koltz: los gatos, el caracol, Dios




Para Raúl Quinto: ¡feliz cumpleaños, maurón!

Dios
te imploro
como si existieras

Baja de la cruz
nos hace falta leña
para calentarnos

***

Cada ser
se lleva su misterio
a la muerte

Pero en el fondo de los cementerios
los dioses se pelean por sus sesos
que comen
en cuencos de plata

Cantos del rechazo, Anise Koltz (Hiperión, trad. José M. G. Holguera)

Si yo fuera rica
compraría a Dios

Reivindicaría la felicidad
para cada ser humano

Haría de él un herético

***

La muerte se apoya sobre mi bastón

Mientras con lentitud
me acerco a mi tumba

Dejo tras de mí
una baba plateada

***

No habrá endecha nuestra
que sea escuchada

Dios es sordomudo
Nadie nos enseñó
el lenguaje gestual

***

No me gustan los poemas cobardes
que se vendan los ojos

Me gustan los
que estallan en vuestras bocas
que crujen entre vuestros dientes

O los tumbados al sol
con los gatos
desperezándose y ronroneando

Bendita sea la serpiente & El tragador de fuego, Anise Koltz (La Garúa, trad. Evelio Miñano)

jueves, 2 de abril de 2009

Bergmanorámicas

«[...] Nadie se fijó en la tormenta, toda la atención, todo el embeleso, todo el éxtais se concentraba en torno a un solo personaje. Iba de pie, inmóvil en el enorme coche negro que doblaba lentamente hacia la plaza. [...]
Súbitamente se hizo el silencio, sólo se oía el chapoteo de la lluvia sobre los adoquines y las balaustradas. El Führer estaba hablando. Fue un discurso corto, yo no entendí mucho, pero la voz era a veces solemne, a veces burlona; los gestos exactos y adecuados. Al terminar el discurso todos lanzaron su 'Heil', la tormenta cesó y la cálida luz se abrió paso entre formaciones de nubes de un negro azulado. Una enorme orquesta empezó a tocar [...]
Yo no había visto jamás nada parecido a este estallido de fuerza incontenible. Grité como todos, alcé la mano como todos, rugí como todos, amé como todos.
[...]
El día de mi cumpleaños la familia me hizo un regalo. Era una fotografía de Hitler. Hannes la colgó encima de mi cama para que "tuviera diempre a ese hombre delante de mis ojos", para que aprendiera a amarle como le amaban Hannes y toda laa familia Haid. Yo también le amé. Durante muchos años estuve de parte de Hitler, alegrándome de sus éxitos y lamentando sus derrotas.
[...]
Cuando los testimonios de los campos de concentración se abatieron sobre mí, mi entendimiento no fue capaz, en un primer momento, de aceptar lo que veían mis ojos. Al igual que muchos otros, yo decía que eran infundios propagandísticos. Al vencer, finalmente, la verdad a mi resistencia, fui presa de la desesperación, y el desprecio de mí mismo, que era ya una carga grave, se acentuó hasta rebasar el límite de lo soportable. No me di cuenta hasta mucho más tarde de que, a pesar de todo, yo era bastante inocente.
Yo me callé mis extravíos y mi desesperación. Una extraña decisión fue madurando poco a poco: ¡nunca más política! Obviamente hubiera debido decidir algo completamente distinto.»

Citas extraídas de La linterna mágica, autobiografía de Ingmar Bergman
 
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