viernes, 12 de agosto de 2011

briznas (12)

En Presencias reales, George Steiner se extraña de que no haya más mujeres escritoras, artistas, creadoras. En su opinión, todos los que han hecho algo "grande" son hombres (en efecto, Steiner es uno de esos tristes pensadores obsesionados con la grandeza, con la altura de las obras artísticas: mide su valor por su "tamaño"). Después de pensarlo un poco, y con la habitual lucidez que le caracteriza, propone la hipótesis de que la mujer se siente tan realizada y colmada por el hecho de ser madre que no necesita engendrar obras artísticas: ella misma crea arte en su matriz. Artista de la vida; dotada, por lo tanto, de una infinita potencia genesíaca que no necesita condescender a una encarnación que no sea la de los linajes de la sangre.

Un argumento tan insólito no necesita ser refutado. Tampoco lo merece. Se desploma sobre nuestras cabezas como una bendición divina.

Creo que el machismo, la desigualdad de los géneros, sigue siendo la piedra angular de nuestra sociedad y que en realidad no se ha avanzado nada más allá de algunas operaciones cosméticas. Se trata algo muy arraigado y poderoso, precisamente porque es en gran medida invisible. El machismo atraviesa todo nuestro lenguaje, y no me refiero sólo a las vulgares expresiones denotativas y connotativas, a los signos más legibles y execrables: apunto a las estructuras profundas, que han sido moldeadas de acuerdo a patrones androcéntricos que presuponen la inferioridad de la mujer y trabajan para su sumisión. Y no sólo el lenguaje: nuestra estructura mental y emocional (inseparable del lenguaje) también está configurada así. Incluso cuando menos lo sospechamos: al ontologizar el amor, por ejemplo, y hablar de Amor, Deseo, Pasión, ¿somos conscientes de cuánto debe eso a la mirada masculina? Incluso en la pasión más sincera, que consideramos innata, propia y "auténtica" se dan esos pliegues fatalmente androcéntricos. El lenguaje de la luz, el romanticismo, el platonismo judeocristiano, no es más que uno de los vértices más visibles que sostienen esa desigualdad que anida en la estructura profunda de nuestra mente y nuestra forma de vivir.

(En El libro de la hermana, Claire Lejeune denuncia, con inteligente virulencia, la lengua del Padre, la lengua del Poder. Y sin embargo, en la corriente subterránea de su por otra parte brillante lenguaje incurre en un androcentrismo inconsciente: aquello que pretende denunciar está adherido al pulso vivo de su escritura. Una ceguera que despertó en mí una intensa sensación de ternura)

No hace falta decir que a la sumisión y marginación de la mujer sigue la marginación del otro: el recién llegado, el inmigrante, el extranjero... O el pensador oriental, del que hablábamos en una entrada anterior.

Mientras no se exhumen esas capas profundas y se las piense y descomponga, nada cambiará. Tampoco hay que engañarse: es más cómodo vivir en el romanticismo trasnochado, en el Amor con mayúscula, en la vana retórica de la luz. De esa ficción colectiva son afluentes tanto hombres como mujeres. La mayoría de los seres no querrán despertar del sueño de sus emociones kitsch, no querrán renunciar a lo que creen que les define y comprender que la intimidad es en gran medida un conjunto de protocolos serializados, construidos culturalmente de acuerdo a intereses de todo tipo (incluyendo los mercantiles) y ensamblados, aderezados y transmitidos desde la infancia. Pequeños robots programados para amar y depredar de la misma forma: así es como se envasa el producto-ser humano, con su caducidad prevista, su obsolescencia programada (también en lo anímico y sentimental).

No es agradable, pero alguien lo tiene que decir.

Otros lo han dicho ya con mayor propiedad y precisión.

No han sido oídos, claro.

10 comentarios:

anamaría hurtado dijo...

Stalker, me recordaste a Octavio Paz en unos memorables párrafos de Laberinto de la Soledad,donde intenta acercar poesía y amor como actos liberadores, antisociales, y en esencia,clandestinos, pues se oponen a la mentira social, a la familia y al matrimonio como agentes reproductores de esta mentira,expone la escasa libertad de elección amorosa de hombres y mujeres constreñidos a los anaqueles y al destino desperdicio al que tú apuntas , con su "caducidad prevista".
Creo que tanto la mujer como el hombre son víctimas de la "mentira social",del discurso del poder que bien apuntas, pues también el hombre es marginado en algún contexto: es inmigrante, pobre, extranjero, extraño,homosexual, etc.y su propia masculinidad, programada y envasada.
Para la humanidad el brote amoroso está ahogado por los clasificados,y ya que, como la poesía, también nace en los intersticios,entre lo extraño y la entraña, habrá que desclasificarse para dejar que ambos florezcan,observarlos, cuidarlos. practicar el hanami, de nuevo...
abrazo como flor de cerezo
anamaría

Stalker dijo...

Anamaría:

gracias por comprender y habitar esta entrada, por la desclasificación, la escucha, la entraña y el hanami: ese arte pequeño que nos es tan ajeno y sin embargo tan necesario...

abrazos

Anay dijo...

Leerte justo, justísimo en este momento, para mí ha sido PRO-VI-DEN-CIAL. Guardaré esta entrada, por si las moscas. Para las moscas.

Ah, esos hilos invisibles...!

Un beso, Stalker. Gracias.

Anay

Say dijo...

desde el misógino Eurípides, pasando por la concepción aristotélica de que la condición femenina era en sí misma una deformidad, la mujer fue secuestrada, amordazada y dirigida, por lo que los hombres designaron para sus vidas.

unos versos de Emily Dickinson lo dicen todo:
“Nacen-Son Desposadas-y Amortajadas
En un solo Día”

George Steiner sigue la pauta, las confina a “la grandeza de la maternidad”. Así las mujeres no molestan. Para la creación y el arte ya están ellos.

Las mujeres que se atrevieron a escribir, fueron insultadas con una furia desmedida por “eméritos” profesores, escritores y párrocos. Se las ridiculizaba e insultaba hasta dejarlas por locas. Escribieron a escondidas, destruyéndolo después. Por eso a Steiner le es tan difícil encontrar obras de mujeres.

Hoy seguimos igual o peor, porque tantos siglos de progreso no han servido para nada. Las mujeres siguen siendo en el mundo las más marginadas y atacadas de todos los seres.

Sobre el lenguaje. El lenguaje crea pensamiento. Las palabras llevan en sí la discriminación, el desprecio, y la violencia. Palabras que parecen inofensivas están definiendo, atacando o invisibilizando. A la mujer no se la nombra. Se la ningunea. Lo que no se nombra no existe. Y es verdad lo que dices, algunas escritoras de ahora caen en ese leguaje androcéntrico sin ser conscientes. Aún veo “los hombres”, para designar a las personas, al ser humano en general. La omisión de la mitad de la humanidad, que son las mujeres, las pone en una situación de inferioridad.

Y con los estereotipos sobre el amor. Las mujeres siguen encerradas en su papel. Funcionan como objetos sexuales o como madres.

“cada vez que un comentario jocoso minusvalora a las mujeres, cada vez que miramos para otro lado cuando detectamos un comportamiento machista [...], estamos alimentando el caldo de cultivo de la violencia sexista”. Mar Moreno

lo mismo pasa cuando oímos algo despreciativo hacia personas “diferentes”.

Laia dijo...

"¿Dónde está ella?

Actividad/pasividad,

Sol/Luna,

Cultura/Naturaleza,

Día/Noche

Padre madre,

Razón/sentimiento,

Inteligible/sensible,

Logos/Pathos.

Forma, convexa, paso, avance, semilla, progreso.

Materia, cóncava, suelo (en el que se apoya al andar(, receptáculo.

Hombre

Mujer



Siempre la misma metáfora: la seguimos, nos transporta, bajo todas sus formas, por todas partes donde se organiza un discurso. El mismo hilo, o trenza doble, nos conduce, si leemos o hablamos, a través de la literatura, de la filosofía, de la crítica, de siglos de representación, de reflexión.

El pensamiento siempre ha funcionado por oposición,

Palabra/Escritura

Alto/Bajo

Por oposiciones duales, jerarquizadas. Superior/Inferior. Mitos, leyendas, libros. Sistemas filosóficos. En todo (donde) interviene una ordenación, una ley organiza lo pensable por oposiciones (duales, irreconciliables o reconstruibles, dialécticas). Y todas las parejas de oposiciones son parejas. ¿Significa eso algo? El hecho de que el logocentrismo someta al pensamiento (todos los conceptos, los códigos, los valores, a un sistema de dos términos, ¿está en relación con (la) pareja, hombre/mujer?

Naturaleza/Historia,

Naturaleza/Arte,

Naturaleza/Espíritu,

Pasión/Acción.

Teoría de la cultura, teoría de la sociedad, el conjunto de sistemas simbólicos (arte, religión, familia, lenguaje), todo se elabora recurriendo a los mismos esquemas. Y el movimiento por el que cada oposición se constituye para dar sentido es el movimiento por el que la pareja se destruye. Campo de batalla general. Cada vez se libra una guerra. La muerte siempre trabaja.

Padre/hijos Relaciones de autoridad, de privilegio, de fuerza.

Logos/escritura Relaciones: oposición, conflicto, relevo, retorno.

Amo/esclavo Violencia. Represión.

Y nos damos cuenta de que la (victoria) siempre vuelve al mismo punto: Se jerarquiza. La jerarquización somete toda la organización conceptual al hombre Privilegio masculino, que se distingue en la oposición que sostiene, entre la actividad y la pasividad. Tradicionalmente, se habla de la cuestión de la diferencia sexual acoplándola a la oposición: actividad/pasividad.


(...)

La puesta en duda de esta solidaridad entre el logocentrismo y el falocentrismo se ha convertido, hoy en día, en algo urgente (la puesta al día de la suerte reservada a la mujer, de su entierro) para amenazar la estabilidad del edificio masculino que se hacía pasar por eterno-natural; haciendo surgir, en lo que se refiere a la feminidad, reflexiones, hipótesis necesariamente ruinosas para el bastión que aún detenta la autoridad. ¿Qué sería del logocentrismo, de los grandes sistemas filosóficos, del orden del mundo en general, si la piedra sobre la que han fundado su iglesia se hiciera añicos? ¿Si un día se supiera que el proyecto logocéntrico siempre había sido, inconfesablemente, el de fundar el falocentrismo, el de asegurar al orden masculino una razón igual a la historia de sí misma?

Entonces, todas las historias se contarían de otro modo, el futuro sería impredecible, las fuerzas históricas cambiarían, cambiarán, de manos, de cuerpos, otro pensamiento aún no pensable, transformará el funcionamiento de toda sociedad. De hecho vivimos precisamente esta época en que la base conceptual de una cultura milenaria esta siendo minada por millones de topos de una especie nunca conocida."

Helène Cixous, La joven nacida.

Stalker dijo...

Querida Say:

con alegría recibo tu mensaje...

sólo nos deseo la capacidad de estar alerta, y no desfallecer, ante la intrusión del falocentrismo en nuestra vida cotidiana...

que seamos capaces de advertir las brechas por las que penetra

y reinventar los códigos que regulan el deseo, la gravedad de los cuerpos

tarea que exige lucidez, valentía

un fuerte abrazo!

Stalker dijo...

Laia:

impresionante, maravillosa Cixous...

gracias por traer este texto lúcido y demoledor... ¿qué decir?

Abrazos desde la voluntad desjerarquizadora, anti-falogocéntrica!

Stalker dijo...

Anay!

Gracias por los hilos providenciales,

y por estar ahí en el corazón del verano!

un abrazo!

Belnu dijo...

No lo sabía. No he leído "Presencias reales". No sabía que Steiner tuviera esos estallidos irracionales de misoginia.

Stalker dijo...

Belnu:

Steiner es un tipo muy peculiar. Junto a su refinamiento y exquisita inteligencia, es capaz de perpretar las mayores barbaridades...

es además un claro exponente de cierto pensamiento conservador que tiende a la "nostalgia del absoluto" (título de uno de sus libros),

figura compleja al fin y al cabo, a pesar de sombras tan notables...

un abrazo

 
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