jueves, 9 de octubre de 2008

Unica Zürn, Diamanda Galas



Unica Zürn

Cuando tenía veinte años, escribí en un cuaderno:

"Mi ideal de mujer sería un híbrido entre Ünica Zurn y Diamanda Galás. Vale decir, entre la experiencia de la abismo y la del alarido. Mi ideal: una autista frenética".

Cuando se es joven se escriben muchas cosas insensatas, que a la larga inspiran ternura y resignación por aquella persona que fuimos. El caso es que encontré a ese "ideal", y aún conservo intacto cierto fuego secreto -más allá de pasiones y posesiones, más allá del amor y la amistad- que me dejó entonces. Por todo ello, todo mi agradecimiento.

Y aquí tenéis a Diamanda Galas:

4 comentarios:

Ana Hidalgo dijo...

me has hecho recordar que cuando tenía 17 y 18 años -dios, y pensar que en verdad no hace tanto de ello-, mi ideal era una especie de poeta maldito, con tendencia a la tristeza y contemplaciones, extravagante y preferentemente vestido de negro. mis preferencias hacia los hombres han cambiado-a parte de que ya no creo mucho en un ideal, en ningún tipo de ideal, al respecto. y aunque yo no encontré a los 17 años a mi ideal, si que hubo una persona que entró en mi vida -o más bien podría decirse que yo entré en la suya- con la que se estableció una relación difícil de clasificar, que no fue amor pero se le parecía y no fue amistad pero intentaba aparentar que lo era, era una especie de vampirización de esa persona hacia mí, y aunque hace mucho que la influencia vampírica se esfumó, y yo agradecí esa marcha, alguna huella quedó por ahí, y algo en mí que soy hoy.

en fin, stalker, menudos recuerdos me vienen ahora.

por cierto, no conocía a diamanda galas, y visto el video me la quedó, así que directo al emule.

Inma dijo...

jo, yo no tenía ningún tipo de persona ideal en mi cabeza a esa edad, no sé si es que mi cerebro ha requisado esa parte de mi memoria, o porque era más sosa que el carallo -con perdón-.
Sí pienso que a todos nos fascinan en la adolescencia los personajes excéntricos porque suponen una especie de liberación, el ansia de pasar a la vida adulta imaginando que podremos ser lo que queramos, sin tapujos que coarten nuestra personalidad o yugos paternales.
Aunque yo sigo pensando que cuando sea vieja me gustaría ser una mujer incómoda y extravagante, es mi coletilla..
En mi vida ya hay una amiga -más que autista- diría hiperactiva frenética y es un tormento..

Stalker dijo...

Ana, Diamanda te da de todo: ten cuidado con lo que bajas, porque algunos de sus discos, como el Schrei X o el Vena Cava, casi superan el límite de lo humanamente audible: son incursiones en el sufrimiento humano, como pocas veces se han hecho. En cambio, los discos donde repasa estándares de blues o jazz, reinventándolos a su modo, son más asequibles. Mi favorito es "Defixiones, will and testament", donde le pone música a Henri Michaux, como antes hiciera con Pasolini o Paul Celan. Pero "Defixiones" es uno de los discos duros duros...

Imagino que cada cual asimila aquellas "extravagancias" de la primera juventud a su manera. A mí me quedan, sobre todo, gratos recuerdos. Es cierto que pasé un año en el infierno, pero fue por causa de otra relación, no por aquella a la que aludo aquí.

Espero que los recuerdos que te trae esta entrada no sean demasiado malos...

Stalker dijo...

Una viejecita incómoda y extravagante, no está mal, Condesa. Yo también había imaginado ser algo así; de hecho, ya voy practicando para que no me pille de nuevas...

Abrazos

 
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