miércoles, 1 de octubre de 2008

Lectores de Chantal Maillard I

Vista más en profundidad, chantal avanza y avanza en fuerza expresiva y senda nueva de lo que es el dolor íntimo y universal del ser frente a la adversidad, el absurdo y lo inmoral, favoreciendo una relectura del mundo en clave del mundo, escuchando más que la humana algarabía el feraz sonido del bosque, el río, la cercanía del silencio impuro.

Víktor Gómez

maillard mueve palabras de manera magistral. maillard conmueve palabras, las organiza añadiendo un detonador silencioso que te abre algo –¿dentro?– en el instante que las lees-comprendes. maillard pone en su sitio palabras, arrastrándolas como movemos un mueble por el piso, te raya el suelo para provocar finalmente una mayor comodidad basada en desnudar de piezas superfluas nuestra habitación interior-de-lector/a. leer a maillard te cambia. leer a maillard puede cambiarte si eres capaz de detonar-te como persona que lee y comprende. que tus pedacitos al caer se recompongan de otra forma, propone un nuevo orden que en última instancia deberá ser el/la lector/a quien determine su uso. hilos-de-maillard –voy por la página 43–, no voy a olvidarlo. ya soy otro. gracias. no necesariamente duele.

Òscar Solsona

Hay poetas -unos pocos, es cierto- que han sabido mantenerse al margen de esas claudicaciones. En el fondo y muy adentro, lo siento como una forma de claudicar, de dejarse seducir por el aupamiento mecánico. Me encanta Chantal Maillard, desde que conocí su poesía la he heído y escuchado bastante en archivos de audio. Su sensibilidad y apuesta estética me parecen vertiginosas... no: no se sale indemne de su palabra. Además de emocionarme...; aunque algunos tachen su escritura de filosofía, no estoy de acuerdo en absoluto. La emoción, la soledad, la intemperie que evocan sus poemas nos dejan desnudos, en esa desconcertante desnudez que precede a cualquier revelación. Una revelación no sentenciosa, no aforística; sino siempre balbuceante, donde la poeta no teme dudar de lo que ha escrito en la línea interior e incluso refutarlo. Un texto que es capaz de rendirse así a sus propios huecos, no ofrece tierra muy segura para los pies acostumbrados a descansar en esa paz del verso final, del poema cerrado y autosuficiente. Tierra que tiembla o se agrieta bajo los pies. Nunca complaciente. Poesía que te deja a la intemperie.

"El poeta es un cultivador de grietas: fractura la realidad aparente, o espera que se agriete, para captar lo que está más allá del simulacro"
Roberto Juarroz.

Laura Giordani

Yo aprendí a desconocer a un otro acercándome mucho, tanto, lo desconocí hasta el amor. Luego aprendí –estoy aprendiendo, quizá no acabe nunca– a desconocerme a mí con la lectura, y aquí Chantal Maillard me ayudaba, me ayuda. De ella obtuve la deconstrucción del lenguaje, la puesta en tensión del lenguaje. También la deconstrucción de la mirada, la puesta en tensión de la mirada. Así que como básicamente yo soy lenguaje y mirada me desconocí: me deconstruí, me puse en tensión. En la actualidad pocos ejercicios hay más valiosos que la deconstrucción de uno mismo. Durante demasiado tiempo, desde Sócrates, nos hemos esforzado básicamente por conocernos, y eso está bien, pero su exceso ha desembocado en que tengamos demasiado centro –fosilización, aislamiento, peso, raíces. Desconocerse o deconstruirse aligera, abre. Algunos fragmentos de Chantal Maillard podían abrirme grietas.

Ana Hidalgo

"Hilos" es un libro extraordinario El testimonio de una voz desnuda de ornamentos, un corazón asombrado por los prodigios del exitir y unos ojos que han experimentado la hondura insondable del abismo. Está magistralmente escrito desde el borde mismo de la herida.

Juan Gómez Macías

"Matar a Platón", "Husos" e "Hilos" marcan una ruptura con el lenguaje lineal y suponen una apuesta arriesgada que da cuenta de estados anímicos en el límite e invitan a desalojar lastres mentales y conceptuales, franquear el umbral de la introspección forzando la palabra al vértigo, al acantilado de su propia aniquilación. Y ahí se dicen cosas que no estaban cuando escribía de manera más "convencional". De todos modos, reconozco que una de las cosas que más me seducen de ella son los saltos que da de libro en libro: los poemas amorosos de "Lógica borrosa" no te preparan para la reflexión de "Matar a Platón", y este último no anuncia el experimento de "Hilos". A mí eso me encanta, que un autor sorprenda y nunca sepas por dónde va a salir. Por el contrario, también me gusta la lenta gradación cromática que hay entre "Del ojo al hueso" y "Y todos estábamos vivos", de Olvido: una apuesta por reflejar los lentos cambios, la erosión anímica y temporal. Por eso Olvido sería un poeta-herrumbre, que avanza dando cuenta de la oxidación del tiempo y la palabra, y Chantal un poeta-crisálida, que emerge siempre distinta -y no obstante la misma- en cada uno de sus impredecibles avatares. El caso es que el lenguaje del poeta avance, ya sea por una evolución gradual o con grandes saltos al vacío y sin red. Para mí eso es un poeta vivo, que se cuestiona permanentemente, y no alguien que se limita a repetir las fórmulas que le sirvieron en el pasado.

Joaquín Uribe

Tener un padre, un antecesor artístico no es humillación ni servidumbre. Los rusos están tan orgullosos de tener un padre biológico que utilizan un patronímico. No basta con el nombre propio de cada cual sino que añaden “hijo de tal o cual”. Chantal Maillard debiera llamarse Chantal Beckettova, hija de Samuel Beckett. ¿Influencia?: responsabilidad. Chantal Maillard quiere, o parece querer, continuar, profundizar la obra del irlandés. No es poco.Desenterrarse uno mismo después de muerto y tener el valor de mirarse en un espejo no es acto que todo el mundo pueda hacer. Ahondar en la propia nada, en el sinsentido, es un riesgo grande. Y loor al héroe que es capaz de salir cuerdo y con vida de ese acto, aunque “La orina del héroe se ha secado”, como reza el último verso de este libro. [...] Porque hay que sobrevivir. A pesar de que “La angustia es esa nada/ que de pronto florece/ en la oquedad”. Florece. Una indagación desde el casi silencio. Pero el silencio, siempre que le falte el casi, será palabra, será algo que decir y Chantal tiene mucho que decir. Dinamitando, sí, pero lo dice. Incluso dinamitando el verso, no el sentido [...] Benditos sean los libros, los poemas que nos ponen un espejo delante, que nos sitúan ante el abismo diciéndonos: al final te caerás, pero de momento estás aquí.

Miguel Arnas Coronado


5 comentarios:

Ana Hidalgo dijo...

cuando me comentaste que ibas a hacer una entrada en el blog con las opiniones de varias personas sobre maillard me pareció una idea muy buena, y ahora con la entrada ya hecha confirmo la impresión. poder leer lo que sintieron diversos lectores sobre un mismo autor tiene el interés de, por un lado, observar las diferencias, lo propio que cada persona sacó de la lectura como individuo propio y diferente que cada uno es, y por otro lado comprobar las semejanzas, lo que dio el autor que todos pudieron ver, que a todos consiguió llegar.

Laura Giordani dijo...

Ha quedado genial Stalker: un mosaico de percepciones que me ayuda a recomponer y complementar la mía.

Gracias!!

Un abrazo.

Laura.

Stalker dijo...

Ésa era la idea, Ana y Laura, apreciar las diferencias y similitudes y ver cómo se recibe una obra tan singular. Seguramente más adelante lo haré con otros autores.

Besos a las dos.

Anónimo dijo...

Muy buenos comentarios, gran poeta.

Stalker dijo...

Sin duda, Elena. Sé bienvenida y comenta, si es tu gusto, lo que quieras.

 
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