lunes, 13 de octubre de 2008

Remontando el curso del tiempo

Mi talante esencialmente reaccionario. Conversando con X, me convenzo de que los dos pertenecemos a una edad antigua, que somos intrínsecamente retrógrados.
Desesperados, comenzamos a remontar el tiempo buscando una época a la que consagrar nuestros furores. Decidimos quedarnos en la Alta Edad Media, el interregno entre la disolución del imperio romano y la constitución ulterior de la sociedad feudal. Es una época sin duda fértil para el pensamiento que profesamos: un mundo de apátridas, excluido del devenir de la historia, un mundo arcádico que pretendió –y acaso logró- un hálito de eternidad y pureza. Allí floreció de nuevo el hibernado paganismo, fundido con la savia fecundante de los bárbaros, allí se instauró la derrocada belleza de la sangre y el alarido. Proliferaron las cacerías, el culto de dioses atroces, los crepúsculos que se desangraban sobre un mundo renacido, despojado de la urbe romana: una tierra que recuperaba su vastedad al haber abolido sus límites.
Como si la respiración universal hubiera sufrido un hiato o un no-soplo en su aliento. Los hombres volvieron a gozar de la impunidad de la inocencia. No quisieron progresar, sólo vivir –brutalmente.
Añorar esa época es lo que me hace reaccionario hasta el delirio.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero Atila cabalga de nuevo...el Imperio cayó hace tiempo sin que ni emperadores ni súbditos supieran de su caída...la impunidad de la inocencia vuelve a ser brutal, impura, impía...siempre habrá bárbaros en los limen porque los hemos tenido siempre en casa...

Se ve o que vd. inventa extraordinariamente o que conoce de cerca el tema...realmente, es para solicitar de vd. mayor explicitación sobre la época, porque dice cosas que suenan muy bien pero que me gustaría creer y debatir, sólo que éste no es el momento ni el lugar.

Esa frase "no quisieron progresar" es muy interesante...¿se puede aseverar lo opuesto, que a veces los hombres o las civilizaciones sí quieren progresar? Dichosa guerra de conceptos.

Me desbordas, Stalker.

Buenas noches.

Stalker dijo...

¡Ja, ja, ja! Sabía, Fackel, que esta entrada es de las que despiertan tu interés. Ni Maillard ni Barbara ni vídeos de Youtube. Ya sé qué ponerte en el anzuelo para que piques, hermano ;)

Por otra parte, no has respondido a mi provocación en otra entrada: tú te lo pierdes :)

Verás, el tema me interesa mucho a raíz de la lectura intensiva que estoy haciendo de la "Historia de la decadencia del imperio romano", de Gibbon, un libro apasionante como pocos, recomendado por el propio Borges como lectura "indispensable".

En cuanto al contenido, es cierto cuanto digo, pero como sabes bien, hay cierta idealización en toda recuperación de un "remoto" pasado histórico. También, y de forma inevitable, cierta literatura.

Lo único que sí parece evidente es que hay momentos en que las civilizaciones quieren progresar; es un instinto colectivo inconsciente que supera la volición individual, pero está ahí. El imperio romano quiso "progresar", nuestra sociedad industrial, desde la Inglaterra de fines del s. XVIII a la actual economía mundial de mercado, han intentado "progresar"; entendiendo el progreso como una ingenuidad, como la posibilidad de emerger de la oscuridad y someter la naturaleza a nuestros arbitrios.

Abrazos

Stalker dijo...

Como comentario aparte, señalar que, en efecto, me siento reaccionario en sentido alegórico; en un sentido más "pragmático" profeso un pensamiento más bien cercano a la extrema izquierda. Me quedo por el anarco-comunismo de Kropotkin. Comunismo, sí, que a nadie le suene extraña la palabra. Hablo de comunismo real, no la barrabasada que se perpetró en la Unión Soviética. El comunismo real no se ha dado aún, no como fue concebido...

...y ahora que el capitalismo salvaje se derrumba, como ya se había vaticinado, sería buen momento para intentar articular nuevas políticas económicas y resucitar unas cuantas y valiosas ideas del XIX que nunca llegaron a cuajar.

perdón, me voy por las ramas.

raúl quinto dijo...

Esa época era propicia a la leyenda, supuraba mitos de carne y hierro por cada uno de sus poros. Conceptualmente es un terreno fascinate, pero mucho más con los pies en la tierra déjame que no la eche mucho de menos.

Casi preferiría la geometría manchada de sangre de Roma. Sí, creo que me quedo con eso.

Stalker dijo...

La geometría manchada de sangre de Roma dio a Marco Aurelio y Juliano el apóstata, y en otro ámbito, a ilustres tarados como Heliogábalo. ¡No está mal, Raúl!

¡Saludos!

Ana Hidalgo dijo...

seguramente el libro de gibbon debe ser de los buenos -nueva anotación. pero soy de las poco tendentes a idealizaciones del pasado -y mira que me gustan algunos poetas románticos como hölderlin o leopardi-, no cabe duda de que el presente es horrible -qué ironía me parece a mí esas palabras de que vivimos en el mejor de los mundos posibles- pero me resisto por ello a idealizar otras épocas, aunque desde luego la descripción que haces del periodo histórico al que te diriges es muy apetecible.

y en lo que respecto a tu pensamiento prágmatico, el anarco comunismo,lo comparto y me sumo a tu propuesta de revisar esas ideas del XIX que quedaron en sólo ideas -desgraciadamente suele pasar que la idea sólo quede en idea, como si hablar fuera lo mismo que hacer.

soperos dijo...

me gusta que las ideas entren en reacción, claro, y corroboro desde este blog, que su autor, además, consigue algo impecable: que sus ideas sean corpóreas y se hagan, que entre su cuerpo en el hecho de la reacción...

me he hecho la picha un lío. lo que digo es que stalker obra su pensar...

tengo ejemplos que no citaré aquí, claro...

abrazos,
òscar.

Stalker dijo...

En realidad no idealizo tanto; es más un ejercicio de (escasa) literatura. Sí creo que otras épocas eran menos hipócritas. Brutales, pero sinceras. Ahora, el Estado del bienestar nos dice que somos alguien, que velan por nosotros, y es mentira.

Por otra parte, Ana, Leopardi es de mis favoritos, me encanta...

Stalker dijo...

Quiero entrar en reacción e ir a la contra, encarnarme las veces que haga falta.

Gracias por tu aliento y tus palabras, Òs dur de pelar, Òs-ezno.

Inma dijo...

Bueno, todos soñamos con vivir en otras épocas, entiendo ese afán de buscar la virginidad de lo nuevo, lo salvaje, un lugar donde el hombre sea hombre sin demasiados estímulos o mejor dicho imposiciones externas.
Se supone que el progreso trae libertad, por eso de que con el bienestar puede sentirse uno cobijado blablabla, con todas sus necesidades más que cubiertas e ir en busca de su espíritu.
Pero sigue habiendo hambre y creo que por más que avanzamos, las sociedades en lugar de sofisticadas y plurales se vuelven a lo arcaico, a lo excesivamente jerarquizado, aquí sólo son libres los locos.
Y efectivamente lo del progreso entendido como el dominio de la naturaleza ya se ha visto que es una falacia, ella podrá con nosotros.
Además de dejar atrás sistemas feudales o el gran cambio que supuso la revolución industrial, creo que Occidente mudó definitivamente con la Gran Guerra. Se quedó atrás la Ilustración, el Romanticismo y llegó la vanguardia, la radio, la destrucción con armas nuevas que dejó un balance de muertos nunca antes visto. Eso es para lo que sirve el hombre y su progreso, mejor estaríamos como dices en tierras sin límites, viviendo brutalmente.
Efectivamente eres un reaccionario, jaja.. palabra que adoro!
(No sé si lo que he escrito es una incongruencia, aún estoy dormida)

Stalker dijo...

¡Totalmente congruente, Condesa! Me sumo gratísimamente a tus palabras... sin embargo, algunos creen que hemos avanzado sólo porque somos esclavos rodeados, en Occidente, de cierta comodidad. Ignoramos la pobreza extrema de las tres cuartas partes del mundo y, lo que es peor, nuestra propia condición de esclavos "sofisticados", atrapados como ganado en un sistema consumista que provoca el engorde del ego y otras barbaridades.

Lo pero de todo es que el hombre está condenado a repetir todos sus errores porque cada generación, pese a la educación, empieza de cero. La humanidad civilizada del siglo XX ha ofrecido el siglo más sanguinario de la historia del hombre: poca cosa son, al lado del Holocausto, Hiroshima, etc, las dos guerras mundiales, las brutalidades perpetradas por nuestros remotos antepasados tribales... creo.

 
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