miércoles, 3 de noviembre de 2010

Metamorfosis



27 comentarios:

Arturo Borra dijo...

Mi querido Stalker, venía yo a internarme en esa filosofía de los días críticos de Chantal y me encuentro con este regalo de Nick Cave, en el que sólo da ganas de quedarse echado, escuchando, escuchando...
Mientras bajo un poco, reposo aquí.
Un fuerte abrazo,
Arturo

Arturo Borra dijo...

Por cierto, con el segundo video mi reposo se interrumpe... pero hay una disonancia que a veces necesitamos (también) para sacudirnos los letargos...

Isabel Martínez Barquero dijo...

Me estremezco de cómo somos capaces de cambiar la piel, la voz, la apariencia...
Asisto a esta metamorfosis a continuación de recrearme largamente en una entrada anterior: "Mudanza".
Ambas se mezclan en mi retina y observo que vamos de la armonía al caos. No sé si cabe el viaje contrario. No sé si es preciso construir para destruir con saña, alzarse para caer. No sé si sólo la pureza cabe en lo que es nuevo y este pensamiento me altera muchísimo.
Sé que la piel ajada esconde oasis en su interior, ríos que circulan como un bálsamo y confortables sillones de datos. Pero me aterra la impresión externa, la cruda apariencia con la que el tiempo decide castigarnos.
¿Cuántas metamorfosis caben en una sola vida? ¿Cuántas afrentas a la armonía primigenia?

soperos dijo...

nuevamente una entrada delicadísima.

diálogo entre hombre y animal. no diálogo.

me ha ayudado no tener ni papa de inglés. así he atendido.

el mensaje que he recibido es el siguiente:

primer vídeo:
un hombre dice a su animal. extrañamiento. pérdida.

segundo vídeo:
un animal actúa. entrañamiento. en los instantes de dulcificación devuelve la esperanza al hombre del primer vídeo.

ahí interarticular.

visto en su conjunto me parece un instrumento esperanzador en defensa de los animales, toda una declaración en contra del maltrato animal, una invitación a replantearnos nuestra coexistencia.

el animal que vive en nosotros, en contra de lo que parece, es el único que puede salvar al hombre.

besos,
ò.

Anónimo dijo...

Stalker, a mí Nick Cave me pone triste tanto en versión gusano, como en mariposa. Hay algo en su música que me retuerce por dentro.
Igual, la diferencia entre ambos videos es sustancial. Nada que ver el segundo, con el primero. El segundo es de los que me desgarran, el primero es de los que me deprimen por el espacio en el que se desarrolla.

Un abrazo

Ahab dijo...

En el primer video hay un movimiento acorde. Una elegancia en la composición, una pausa. Un acercarse al mundo con el corazón. Con el tacto.

En el segundo hay una extraña degradación que muchos han lamentado y entristece.

abrazo

Stalker dijo...

Querido Arturo:

te respondo ampliamente en la entrada anterior, donde tu comentario es brillante y preciso (como siempre).

Las metamorfosis de Nick Cave son extremas y no siempre se aceptan. Sin embargo, siempre he entendido que él es el mismo siempre: en la disonancia y en la armonía, es la misma energía la que se vierte. De hecho, en estos dos vídeos se trata de canciones de amor...

Es una disonancia, además, más trabajada de lo que pueda parecer. Bajo la marea de decibelios hay una estructura sólida, una arquitectónica que la convulsión representativa (la interpretación) no invalida ni logra asediar. Además, el aparente descontrol no es tal: tanto la banda como el propio Cave saben en todo momento lo que hacen, controlan el torrente aparentemente desmesurado. En otras palabras: un exorcismo controlado, una letanía diseminadora y catártica bajo la que yacen unas líneas de fuerza trazadas con precisión "quirúrgica". Un delirio que es, también, una orfebrería.

O al menos esta es mi escucha-lectura...

Los letargos, Arturo: hay tanto que hacer aún, tanto por despertar(nos). Tanto por nacer(nos) aún.

En el mundo de los simulacros, donde vivir es habitar una u otra función codificada, parece urgente una disonancia constructiva, un desasosiego fecundo, una vibración descontrolada que nos hable de otra vida: la vida que quizá está en otra parte, que ha sido codificada, cosificada, devorada por mil mediaciones y servidumbres. ¿El despertar?: quizá el grito, quizá una forma de ira desanestesiante que reinvente el "corazón" y nos queme los ojos hastiados de tanta inútil vigilia,

abrazo fuerte

Isabel Mercadé dijo...

Creo que ya lo sabes, Stalker, que pasé años escuchándolo. Aún ahora, que apenas lo hago, creo que sigo siendo incondicional.
Yo no veo contradicciones entre uno y otro. Nadie es lineal, por suerte. Y ya lo decía el Eclesiastés, ¿verdad? hay un tiempo para cada cosa.
Me ha gustado mucho la sorpresa.
Un abrazo.

Stalker dijo...

Isabel:

maravilloso y delicado comentario el tuyo. De verdad.

Apuntas a tantas cosas simultáneamente que no sabría por dónde empezar.

Las metamorfosis: tal vez sería bueno invertir una cierta forma de la mirada que nos hace entenderlas como perversas. Tal vez sería necesario no reconciliarnos con ellas sino advertir su capacidad genesíaca, su potencial de crecimiento y recreación. Cuando cambiamos, mudamos, nos mudamos de nosotros mismos a otro sí mismo, y en ese tránsito algo se vuelve a crear: surge ese oasis al que aludes, los pliegues se multiplican, las membranas se hacen porosas y aparece, quizá, un espacio para la compasión, para anular la distancia que nos separa del otro (y que tan bien nos han enseñado a cultivar y defender).

Quizá la metamorfosis no es una afrenta a la armonía primigenia. ¿Y si esa armonía no fuera tal? ¿Si estuviera mediada por una forma de ver, por una superstición que embellece el origen, que construye el origen y nos arroja a una relación unívoca, unidimensional, con nuestro propio devenir? ¿Por qué atribuir perfecciones a la juventud y degradación a la vejez? Tal vez urge una inversión de la mirada, una necesaria revisión de las "deficiencias" estructurales de la mirada (social o socializada) que torne la existencia más amable. Entiendo que la pureza se da siempre, y que no tiene que ver con lo nuevo o lo viejo, sino con cierta inocencia o curiosidad atemporal...

Por supuesto, con esto sólo planteo más preguntas, y estas palabras han de entenderse como aproximaciones, tentativas, indagaciones que se suman a este tapiz de asombro y vida que vamos tejiendo entre todos...

un abrazo y re-bienvenida

Stalker dijo...

Querido hermano búfalo:

como siempre, me maravilla y admira tu clarividencia y tu modo de expresión: partes nueces y siempre son las más ricas, y además no las tomas para ti: las dejas al cuidado de la intemperie, para que de ellas puedan alimentarse los seres del bosque.

Cómo es fruta madura la palabra cuando le partes la cáscara. No hay límite ni defensa entonces. Sólo regalo. Porque sólo el regalo cortocircuita la lógica mercantil que tanto ha prendido en las palabras.

Los vídeos de Nick Cave como restitución-recuperación-devolución del animal que somos a su condición expresiva: exorcismo que requiere un cuerpo animalizado, palabra que se animaliza hasta lo gutural, que se deforma hasta lo ininteligible y ahí, en el gruñido, halla el cauce, la catarsis, el acceso a la desidentificación y la ruina de la identidad: el animal océano del que todos emergemos y que las sobre-escrituras sociales, tecno-científicas, biopolíticas pretenden borrar, cuyos contornos pretenden difuminar y cuyo aullido quieren silenciar bajo el peso abrumador de la Cultura (= psico-tecnologías de aclimatación y domesticación de las pulsiones, aniquilación del campo de incertidumbre interior, bozal retórico, muerte de la imaginación).

Aquí se reinvindica un cuerpo animal que nos libere de tensiones y escape a todo código: oponiendo una ritualidad de la desmesura, rehabilitando la dignidad del alarido...

Me ha encantado tu visión y tu forma de contarla,

Insisto: algún día el siglo será Solsoniano

Abrazos de un animal a otro

Stalker dijo...

Ataúlfa:

comprendo bien tus palabras y ese retorcimiento del que hablas... Quizá he frecuentado tanto a Nick Cave y sus Malas Semillas que estoy inmunizado; quizá ya no existe en música nada que pueda desestructurarme y hacerme vacilar (después de Merbow, Diamanda Galas, Einstürzende Neubauten, Naked City, pero también del Xenakis más visceral o de los crepúsculos meditabundos de Morton Feldman...).

El caso es que bajo la aparente diferencia entre ambos vídeos yo percibo una misma energía, como le he dicho antes a Arturo. Incluso una actitud doble: en la serenidad del primer vídeo hay tensión contenida; en el aparente descontrol del segundo hay una mesura latente. Nick Cave ha cultivado ambas líneas con bastante coherencia y sin excesiva traición a esa doble "episteme" creativa, a ese doble vuelco estético (con excepción de los tres últimos discos, donde el sonido se normaliza y deja de explorarse cierta diferencia).

De todos modos, me apenaría inquietarte o desolarte en tu primer comentario en este blog. Permíteme que suavice a Cave con un abrazo de bienvenida...

Stalker dijo...

Ahab:

En esta ocasión no comparto tu visión y voy a tratar de explicarla. Creo que hablar de degradación en el segundo vídeo es un tanto precipitado porque supondría que hay una de-gradación, es decir, una caída, un desgaste, una oxidación o una corrosión de una gradación previa. Es decir, volvemos a la superstición del origen: hay una armonía que se degrada o se corrompe, una disolución, quizá incluso una desvinculación implícita en la caída... Ahora bien, es lícito preguntarnos si existe esa gradación o esa armonía previa, incluso si esa armonía es previa. En este caso creo que no, porque el segundo vídeo es anterior en el tiempo, y lo que se degrada viene siempre después, se degrada respecto a un supuesto anterior con el que se establece la comparación.

Pero hay algo más que la mera cronología en esa inquietud que planteo ante la "degradación". Y es que ambas líneas, la melódica, la constructiva, la que se "acerca al mundo con corazón", y la "destructiva" o "desmesurada" se dan interrelacionadas, sin prevalencia o jerarquía, se dan incluso simultáneamente en los mismos discos (como ocurre en "Henry's Dream" o "Let love in"). A veces un disco relativamente plácido, como "The good son", con orquestaciones suaves y donde el piano se impone al estallido eléctrico, es seguido por un disco visceral y especialmente violenta (como el mencionado "Henry's Dream" en algunos cortes).

Por otra parte, acercarse al mundo con el corazón y con el tacto, como tan bellamente dices, no tiene por qué estar exento de ira o rabia. La ira, lo visceral, lo calcinado, el grito, también puede ser una forma de tacto o con-tacto, una manera directa de irrumpir, desenfrenadamente, en el mundo: incluso de hacer el mundo, inquietando una génesis posible desde su raíz, proyectándose hacia la alteridad singular y excepcional de lo que viene.

Por todo eso, y no sé si me he aclarado lo suficiente, entiendo como algo precipitado hablar de degradación en el vídeo de la canción "From her to eternity". Otra cosa es que no nos guste musicalmente, incluso que lo consideremos pobre o, sin más, brutal (a este juicio estético, justificable desde cierto punto de vista, opongo la idea de una arquitectónica sólida, de una integridad estructural tal vez invisibilizada por la "pirotecnia" de la representación, pero reconocible como tal, o esa es mi opinión).

En todo caso, en esta posible disensión también hay armonía, conjunción y uní-sono,

un abrazo

Stalker dijo...

Querida Bel:

y a mí me ha gustado sorprenderte...

Me gusta que cites al Eclesiastés y estoy muy de acuerdo contigo en que no hay contradicciones entre un Nick Cave y otro. A veces el mundo tiende a construir compartimentos estancos que operan como otras tantas máquinas binarias: violencia/suavidad, oscuridad/luz, pensamiento/poesía. Quienes en su obra reconcilian los dos aspectos extremos de esa lógica dualista son a menudo incomprendidos o criticados: parece necesario vestir un traje reconocible, porque lo reconocible es controlable, digerible: consumible. Es siempre igual, en cualquier arte: quien escapa al corsé o nicho estético se enfrenta a una indeterminación, a una ausencia de nombre que lo designe. Eso es una forma de libertad no siempre premiada.

Hay un tiempo para cada cosa. Un tiempo para la ira. Un tiempo para la seda. Incluso un entretiempo en que la ira se muda en seda y la seda (hilos se seda) se entreteje enel tiempo sin tiempo de la ira.

Y así vamos siendo, a pesar de todos los personajes que los demás proyectan sobre nosotros, a veces sin darse cuenta, para leernos o vivirnos mejor,

abrazos

Anónimo dijo...

No ha sido tanta la inquietud; igual se agradece el abrazo ;)
¡Gran nivel filosófico se aprecia por estos lares!

Otro abrazo

Ahab dijo...

Creo que no me he explicado bien. De hecho me he explicado poco y, como casi siempre, mal. Intentare aclararlo.

Suscribo todo lo que has dicho. Acercarse al mundo con el grito es tan válido como acercarse con el susurro y la esencia del artista es la misma. El artista se acerca abatido y se acerca ilusionado, desgarrado, colérico... todas las actitudes pueden ser acercamiento.

Dije "degradación" refiriéndome a una degradación de ese momento musical y del momento en la interpretación; (ese momento). Una degradación que, al igual que en algunas ocasiones se produce al contrario o a medias: en una "ascensión", también según qué canción interpreten algunos artistas en una época u otra (antes o después), puede ocurrir alrevés.

Creo, desde mi punto de vista, (al menos ahora), que este es un caso de "degradación", pero "del momento"; quizá interpretando otra canción en ese mismo momento, en ese mismo periodo, hubiera visto yo una "ascensión" en comparación con el primer video. Pero en esa actuación, desde mi punto de vista no.

Nick cave es un artista que, como sabes, conecta poco con mi interior. Es una presencia solemne de un ser grande cuya sombra intuyo. Una especie de murciélago triste. Salvo algunas canciones, pocas me dicen algo relevante. Y lo mismo con las interpretaciones que he visto; en este caso, en el ritmo pausado, suave, delicado, del primer video sí encuentro reminiscencias de acercamiento, de sintonía o sincronía. Sin embargo en el segundo video, yo encuentro una degradación atemporal en su personificación, en su pulsión. La "pirotecnia" de la representación no es en exceso mesurada y eso se me acerca, responde a impulsos del alma, a un acercamiento al mundo en forma de grito, si. Pero es innecesaria desde mi punto de vista hoy. No se mueve conmigo, este artista no representa ese tipo de movimiento para mi.

Si tengo que comparar me quedo sin duda con el primer video. Aunque el segundo no está mal como rock (incluso explorando ciertas sendas tonales interesantes e inusuales con el resto de los músicos), pero no se comunica conmigo; está al borde de mi rechazo. No lo rechazo porque percibo ese halo de "realidad" en la interpretación, de sinceridad.

abrazo de ex-bazokillo

Stalker dijo...

Ataúlfa:

¡se hace lo que se puede!

Me alegra que tu inquietud no sea mucho.

Redoblado abrazo

EG dijo...

Me quedo con el primer video, me hizo entrar en trance, hermoso. Gracias Stalker, un beso

Stalker dijo...

Ahab:

Gracias por las precisiones. Entiendo ahora mejor a qué te refieres; aun así, me sigue incomodando un poco la palabra "degradación". Casi tanto como la palabra "ascenso": metáforas, ambas, de la verticalidad, metáforas de fuerza que responden a una manera de entender el mundo que, a riesgo de repetirme hasta la náusea, no deja de ser asimétrica, jerarquizada, excluyente. Buscar el "ascenso", incluso en cuestiones espirituales, nos hace ceñirnos a una tradición espiritual (incluso mística) de la que conviene desconfiar para no atravesar el discurso con palabras lastradas por una historia milenaria. Lo mismo con lo que se degrada: si algo se degrada es que ha habido una pureza que decae, aunque sea en el momento, y ya el concepto de pureza, la abstracción-pureza, debería ser cercada con una serie de interrogantes irrenunciables.

De todas formas, entiendo lo de estar al borde del rechazo (¡de hecho, me sorprende que hayas participado en esta entrada precisamente, cuando sueles guardar silencio ante propuestas infinitamente más cercanas a ti!) Tampoco ésta es la música que más me convoca hoy. Sin embargo hay ahí una forma de rabia que sí entiendo muy próxima. Y el ejericio catártico, la letanía, el exorcismo, siguen vigentes como estrategia vital, por su valor terapéutico.

salve

Stalker dijo...

Emma:

qué grata sorpresa cuando apareces,

un abrazo

Bashevis dijo...

Humanas metamorfosis, sin problema, sin contradicción. No me llega demasiado, pero ese es otro tema… qué opinas de su última etapa y de Grinderman?

Stalker dijo...

Bashevis:

es normal que no te interese, conociendo tus coordenadas musicales (muchas de las cuales comparto y otras no, porque como sabes, comulgo poco con cierto tipo de indie-pop o pop alternativo-más-o-menos descafeinado-aunque-finja-no-serlo; te digo esto con confianza, que ya nos conocemos de viejo, jeje).

Aun así, y pese a tu desinterés, yo te veo como a una Mala Semilla (y a mí también me veo así, y esto es quizá preocupante...)

Respecto a la última etapa de Nick Cave, no me interesa nada. Lo último que me gustó fue el "No more shall we part", de 2001. A partir de ahí el sonido Bad Seeds se ha normalizado: suena como la banda de Springsteen o incluso como U2. No creo que tenga ninguna calidad el "Dig Lazarus Dig", por poner un ejemplo.

Respecto a Grinderman, me suena impostado: es pretender volver a la visceralidad de Birthday Party, pero sin la frescura ni la intensidad de aquello. Parece más bien un ejercicio de furia disecada; exangüe, si me apremias: poco que ver con los exorcismos desenfrenados del pasado.

De Nick Cave rescato la obra de los ochenta y los noventa, y no todo, porque es irregular y heterogéneo, pero ahí también está la gracia: Nick Cave son muchos Nick Cave, y alguno incluso intuyo que te puede interesar. Como has de suponer, estos dos vídeos no arañan ni resumen ni encapsulan lo que es este hombre,

salute, bróder...

Bashevis dijo...

No es que no me interese, jeje, he escuchado el Cave ochentero, lo sigo escuchando de vez en cuando. El actual me da absolutamente igual, como a ti. Jaja, el Indie-pop, no creo que eso ocupe ni un 2% de mis escuchas diarias. El mismo porcentaje de veces que consumo café descafeinado o leche desnatada, jaja ;)

Maldita música que me corroe el cerebro.

Oye, muyayo, tengo una trilogía documental muy suculenta, te la pasare!

Stalker dijo...

Bashevis:

¡es cuestión de definiciones! ¡Para mí una parte importante de tu música es equiparable al indie-pop, aunque no lo sea stricto sensu! ;)

Esa trilogía documental está deseando emigrar a mi retina, hermano. Hablamos pronto,

salud

karmen blázquez dijo...

Hay en el primer video un gesto reprimido, o mejor dicho, también un quejido reprimido por Nick, un quejido que iba para "quejío" y que lamentablemente, a mi entender,se ha cercenado, no sé si por el poco adecuado ambiente u otras "consciencias". En el segundo parece que hay más desenfreno, pero como apunta Stalker, todo está controlado(por desgracia¡¡), que nadie se eche a temblar, se ha ensayado la actuación, y no pasa nada, no pasará nada,ni siquiera en el momento que podría haber sido sublime, del tacto, del tocarse con las manos de la gente, pasa nada, en fin que me parece que aunque hay un desmelenamiento evidente, a mí no me parece más allá de un aspaviento, le falta a mi entender, fluencia. Destacaría algunos momentos de la instrumentación de la banda que me han dejado maravillada, pero esperaba más de un maldito, esperaba más gruñidos, más gritos, más desesperación, más sonidos fortuitos que sonaran por sonar, que no estuvieran ensayados. Aunque claro está que a lo mejor estoy pidiendo más "jazz" ...
Abrazo
k

Stalker dijo...

Karmen:

es grato recibir tu mirada perspicaz, agudísima...

Hay, en efecto, un control en lo descontrolado: nada se sale del cauce ensayado. No hay ese fluir hacia ese otro algo... Y sin embargo me gusta ese doble movimiento escénico: incluso en ese algo que no se da, que no se termina de proyectar, hay una energía en la que uno puede, en cierta forma, reconocerse.

No obstante, el segundo vídeo es de 1993, y ya Nick Cave llevaba mucho camino recorrido. Esa total entrega al alarido y al instante, el desmoronamiento absoluto de todas las instancias que dicen yo, lo creo percibir en el grupo anterior a los Bad Seeds: "The Birthday Party", a principios de los años ochenta. Ahí sí hay un desenfreno real, algo no calculado ni medido; incluso un verdadero malditismo que estuvo a punto de acabar con la vida de este hombre (no hay que olvidar que se trata de un drogadicto rehabilitado).

Desde hace un par de décadas Nick Cave vive como un burgués adocenado y piensa como tal. Eso le lleva a escribir canciones como "There he goes, my beautiful world"; y no sólo hay reconciliación con el mundo: hay apoltronamiento y servidumbre, y algo aún peor: vender completamente el alma al mercado, tal como demuestran sus últimos discos.

Pero la resistencia y la negación del mundo, la ira, también existió. El malditismo también: primero real, luego impostado, como pose o estereotipo digerible por el gran ojo ciego, la maquinaria que normaliza las conductas más marginales y que incluso desplaza la periferia a un centro de visibilidad donde se fraguan consensos unánimes.

Una lástima,

Abrazos

raúl quinto dijo...

la vuelta a los orígenes malsemilleros de Stalker, es bueno mirarse dentro y escarvar en las raíces de lo que fuimos, nos ayuda también a re-conocernos y a avanzar. Celebro tu nostalgia como fustigo el peluquín de NIck Cave :P

Stalker dijo...

Raúl:

la verdad es que está siendo muy fecundo y curioso este viaje al corazón de la ira, que es también un viaje a las mitologías de la post-adolescencia.

Me temo que habrá más Nick Cave por aquí en lo sucesivo...

un abrazo

 
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