sábado, 21 de febrero de 2009

En el principio era el Hambre



"En el principio era el Hambre

Algunas teorías indias entienden que el universo se creó por resonancia. La gran exhalación del comienzo se prolongó en las consonantes. El ser: la energía neutra que significándose: modulándose en los signos (en las letras, en su sonoridad) se diversifica. Que algo sea significa que ha cobrado tonalidad (valga entenderse como música y como color). Vibramos en un tono: somos de alguna manera, en algún que otro modo, o tono.
En el principio (arjé) era el Verbo (logos). No sólo se aúnan en estas palabras la razón griega y la cristiana, como quiso entender Zambrano, sino también la india. Porque el Verbo (término éste, Verbum, con el que se tradujo la palabra griega logos cuando éste se identificó con el principio creador del cristianismo) es la palabra que puede ser conjugada. El logos-verbo es posibilidad de designación. Antes de las diferencias. Condensación del sonido, inaudible antes de su expansión.
En un principio fue el verbo, y el verbo se conjugó, y se propagó. Los siglos de los siglos fueron la propagación de aquel primer sonido. El primer sonido fue un acto: el de respirar. Un respirar sin nadie que respirara. Un acto sin sujeto. Un aliento sonoro.
Y el verbo se hizo carne: materia. Se hizo audible. Se “materializó”. El mundo: sonoridad vibrante. La materia: densidad del sonido: velocidad vibratoria.
En un principio fue el verbo y el verbo poetizó: la matriz del mundo es el hueco donde impacta el primer sonido y se gesta el primer poema: la primera construcción (poíesis), la primera articulación…

Sí, puede que esto sea muy bonito. Podríamos seguir por ahí. Es fácil. La metafísica tiene menos fichas de las que aparenta en un principio. Basta con saber moverlas. Pueden resultar partidas interesantes y… bonitas. Pero no nos sirve. Ya no nos sirve porque las palabras, ahora, son multitud. Los ecos están distorsionados. Los sonidos, como las emociones, se degradan imitándose unas a otras. El kitsch reina por doquier de tal modo que ya nos es difícil saber, de lo que sentimos y pensamos, qué es genuino o impostado, qué hemos aprendido y repetido, qué es emoción y qué lenguaje. Tal vez sea preciso callar. No añadir más palabras a las ya expandidas.

O, tal vez, urdir otro inicio. Decir, por ejemplo:

En el principio era el Hambre. Y el Hambre creó a los seres para poder saciarse. Y el Hambre era la muerte, para los seres. Inventaron remedios, buscaron curarse, pero el Hambre dijo odiaos y luchad unos contra otros, para poder saciarse. Y el Hambre introdujo el hambre en los seres, y los seres se mataban entre sí, por causa del hambre. Y el hambre era la muerte, para los seres.

El hambre, sin duda, se conjuga de muchas maneras. No parece que quepa, hoy en día, otra poesía que la que diga el hambre. Y el terror. La desolación y la extrañeza. Que lo diga para que nos reconozcamos en ello. En comunidad. Con las cosas. En las cosas. Cosas, también, nosotros. La identidad colgándonos del hombro como una chaqueta raída.
Luego, como un personaje de Beckett, atender al balbuceo, como mucho.
Sobre todo, atender al silencio, ese silencio: la callada inocencia recobrada, antes del logos, el no saber cargado de compasión por los seres que viven con su hambre".

Nota: el último libro de Chantal Maillard es poliédrico, tiene muchas puertas, ventanas y terrazas que ayudan a trazar el tapiz de su obra. Se vertebra en tres grupos de ensayos o "muros" con múltiples conexiones entre sí y con su obra poética y "diarística". Creo que el índice, más que cualquier descripción mía, puede dar una idea de lo que digo:

Acerca del título del libro (a modo de prólogo)

I. El muro de las contemplaciones
KITSCH Y GLOBALIZACIÓN. Las armas del Imperio
CONTRA EL ARTE
EMOCIONES ESTÉTICAS o por qué vamos al cine a llorar
PLACERES INMORALES. Sobre arte y política
EL FUEGO, LAS LLAMAS, LOS RESCOLDOS
APUNTAR AL BLANCO. El vacío y su representación


III. Muros de palabras

SOBRE EL DOLOR
EN UN PRINCIPIO ERA EL HAMBRE. Algunas consideraciones acerca del origen de la poesía y la filosofía
DESDE LA IGNORANCIA. Mística y metafísica
¿CREE USTED EN DIOS?
EL CROAR DE LA RANA. Lo que de arte tiene la ciencia
CINCO RATONES CIEGOS. La educación como violencia o acerca de la enseñanza de la filosofía en la Universidad


III. Muros de seda india

SALVAR LAS FRONTERAS
EL ESPACIO SONORO DE LA INDIA
DIOSAS Y ESCLAVAS. Función simbólica y social de la mujer en India
DESAPARECER. Estrategias de Oriente y Occidente



Llama la atención, también, una explícita apelación a la conciencia política en varios ensayos. Actitud que ya aparece en el prólogo:

"Luego, por supuesto, está la conciencia. No me refiero a la conciencia moral, sino a la capacidad de observar y de observarnos, de sentirnos, de sabernos. De sabernos en soledad y en compañía. De sabernos en los otros. Pues, en la polémica entre lo otro y lo mismo, nos olvidamos a menudo de que nos parecemos. Puede que los estímulos que nos emocionan sean diferentes, pero la capacidad de emocionarnos es la misma; puede que las teorías que construimos sean distintas, pero la capacidad de construirlas es la misma. Cada pueblo elabora estrategias para soportar el dolor y la idea de la impermanencia que todos compartimos. Nos compete, pues, sabernos diferentes en superficie, semejantes en lo esencial. Y esa constatación no puede, no debe hacerse desde otro lugar que desde una conciencia compasiva, es decir, una conciencia secundada por las categorías básicas de una sensibilidad depurada. Una conciencia que no asuma tan fácilmente, por ejemplo (es uno entre mil), que las ayudas del primer mundo tengan como destino exclusivo los países potencialmente consumidores, que un sunami en Indochina sea noticia y no lo sea una sequía en África, o que los seres humanos tengamos más derecho a seguir viviendo que los (demás) animales.
Lejos de mí la intención de convertir este escrito en un texto de autoayuda o en una lección de moral. Lo que trato de decir es que poco puede hacer, en términos reales, un individuo con la conciencia y los sentidos obturados por el kitsch. La labor de drenaje es fundamental para poder actuar. Porque, por supuesto, no basta con saber mirar y escuchar; hace falta actuar. Y, para ello, en España se ha de conquistar primero algo en lo que el resto de Europa nos lleva varios siglos de ventaja: la conciencia política. Esto es algo que en algunas regiones de la península se ha confundido con el nacionalismo, mientras en otras, dominadas aún por el lastre de un feudalismo latifundista, sus miedos atávicos y la autoestima del siervo, se sigue pensando que “eso es cosa de políticos”. Para el siervo, el político es quien manda y los demás, a obedecer. Estos nuevos esclavos complacientes son los que barren y encienden cada día las luces de los templos del Kitsch".

Y dos pequeñas frases que vertebran el discurso del libro: la primera es de Jean Rostand y encabeza el ensayo "El croar de la rana":

"Las teorías pasan, la rana permanece".

La segunda pertenece a la autora; la extraigo de su contexto porque creo que resume muy bien una manera de estar en el mundo:

"Todo es búfalo"

19 comentarios:

Luis González dijo...

Me ha incitado a la lectura de Chantal Maillard; gracias.

De acuerdo- muy de acuerdo - con eso que dice: "La metafísica tiene menos fichas de las que aparenta en un principio. Basta con saber moverlas. Pueden resultar partidas interesantes y… bonitas. Pero no nos sirve. Ya no nos sirve porque las palabras, ahora, son multitud. Los ecos están distorsionados. Los sonidos, como las emociones, se degradan imitándose unas a otras...".

Parece que para decir, pensar o sentir hoy hace falta un ejercicio de ascesis como no se conocia en los tiempos. Y somos más flojos que nunca. Nos palpamos pringosos en el Hambre y no somos conscientes, si quiera, de la misma.

Salud, fuerza y librepensamiento, hermano búfalo.

Anónimo dijo...

Sorprendente. No podía imaginar hacia dónde podía ir Maillard después de "Husos". Veo que da mucho y de forma generosa, su pensar, el dar la vuelta a lo comúnmente aceptado: filosofía en estado puro. Ya estoy impaciente, quiero curarme de lo kitsch que arrastro conmigo, ya sé que no es de autoayuda, pero yo me entiendo, pensar desde otra orilla.

Gracias, amigo Stalker.

soperos dijo...

con maillard me pasa una cosa que agradezco mucho:

cuando acabo el libro, el libro comienza (en mí). o se une a mí, como lo hizo el cabello cuando era bebé, que se asentará sobre mi cabeza...

la diferencia, claro, entre mi cabello de la cabeza y maillard es que la autora de "contra el arte" se me deposita en la boca del estómago, suavemente, como si me hubiera tragado una pequeña pluma de ave (para siempre), para ayudarme a reinterpretar mi conciencia tranquila.

así, mi pelo me abriga para con lo externo y chantal, con su pluma en mi buche, desprotege mi interior, por decirlo de alguna manera, hecho que agradezco ilimitadamente.

òscar

(¡besos, antuán!) (¡gracias, hermano búfalo!)

Stalker dijo...

Bienvenido, LUG.

Lo curioso del texto es que comienza con un planteamiento poético-metafísico y, a mitad del desarrollo, la autora lo niega: invalida su propio discurso y lo reinventa: abandona el surco y reivindica "el hambre". Me ha parecido muy curiosa esa forma de auto-negación creativa, ese inesperado golpe de timón.

Me gusta tu saludo: Salud, fuerza y librepensamiento...

Abrazos

Stalker dijo...

Antuan:

en este libro regresa a una exposición ensayística o filosófica más convencional, pero entreverada de inflexiones en la tonalidad, de meandros inesperados y muy originales.

Seguro que te ayudará a pensar desde otra orilla y a cruzar primero a ella, pagando el óbolo.


¡Abrazos, Antuan, me alegra que pases por aquí!

Stalker dijo...

Hermano búfalo:

describes maravillosamente la experiencia de esa lectura. Cierto: para resguardarnos mejos, y desde una mirada compasiva, Maillard primero nos deja a la intemperie, en la soledad o el hueco no saciado que portamos en nosotros mismos.

En definitiva, como siempre, me quedo pajarito con tu intervención.

Abrazos, búfalo, animal hermano.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Dejo huella de lectura.
Brizna, asombrada bajo
la pezuña del sol.

"Todo es búfalo"

Y "todo desaparecerá, salvo las nubes", que nos recuerdan los indios de norteamérica.

Un abrazo grande, paréntesis antes de volver a comentar más despacio esta entrada.

Vík

Stalker dijo...

Gracias, Víktor, por el delicioso poema que traes en tu comentario, y quedo a la espera de un comentario más extenso (e intenso, como siempre, compa).

No sé por qué imaginé que te interesaría este vuelco político más explícito en las reflexiones de Maillard (en kistch y globalización o en La educación como violencia, por ejemplo), habida cuenta de tu propio pensar poético-político, con todas las implicaciones que conlleva.

Abrazos

raúl quinto dijo...

yo ando hincándole el diente a Husos, y por ahora me está gustando bastante.

¿algo que ver con este?

Stalker dijo...

Querido Raúl:

este es un libro diferente, de ensayos al uso, discursivo, más convencional si quieres: un libro de artículos de temática variada. Temas como el dolor físico, la filosofía del arte, la estética india, la metafísica y la mística occidentales, la perversa enseñanza universitaria o las armas secretas (culturales) de la servidumbre, etc, están presentes en sus páginas. Claro que tratándose de Maillard encuentras siempre joyas como el fragmento que he puesto: impensables (o casi) en un ensayo de filosofía académica, por ejemplo.

De todas formas al margen del estilo que adopte, tanto si escribe ensayos, diarios o poemas, la autora declina una misma energía. Los puntos de intersección son múltiples y por eso imagino su obra como un tapiz que se teje en varias capas,y no como un hilo solo. O como una sinfonía, si quieres, donde el bajo-ensayo sostiene el armazón poético-reflexivo.

En todo caso, es un libro muy interesante.

Y celebro que leas "Husos", un libro abrumador, inclasificable, y que procura sensaciones encontradas.

Abrazos

Anónimo dijo...

Impresionante, Stalker, mas no olvides que...

"En el principio era el jaos (Hesíodo). El jaos: la boca abierta del abismo. La oscuridad inicial en que nada se distingue porquenada hay aún. El jaos, abismo preñdo de posibilidad, como la oscuridad msteriosa del taoísmo. El jaos, unidad indeferenciada, aliento que habría de condensarse en el gemen: logos, la palabra no pronuniada del inicio. En el principio era, antes del principio, el jaos."

También se trata de un comentario de Maillard en ese atractivo libro. Pero una vez más, todas estas disquisiciones indagadoras o literarias me llevan a ratificarme en lo soberbios y antropocéntricos que somos. Los humanos hablamos del universo, de la vida, de lo exterior y lo interior, de lo anterior y del presente (presuntuosamente pretendemos definir el futuro) sin tener en consideración que antes de existir como especie, y mucho menos como civilizaciones y culturas, el universo era ya hiperdimensional, riquísimo, y lo era porsí mismo.

Yo no creo que necesariamente tenga que haber principio ni fin. Son términos adecuados y reales en la pequeñez en que en cada estadio nos vemos inmersos. Así que todo esto de jaos, arjos, logos o verbo está bien para definir estadios culturales y evoluciones del desarrollo de las civilizaciones. Pero más allá de las filosofías ¡había ya vida!

Por otra parte, creo que no tardando mucho la Prehistoria nos hará meditar, o mejor, nos explicará de manera revolucionaria muchos acontecimientos y comportamientos de la especie humana que no surgen ni con las primeras culturas agrícolas del Creciente Fértil o del Indo, ni por supuesto en Grecia. Yo espero ansiosamente que los antropólogos, prehistoriadores y etólogos, además de una serie de nuevos profesionales que analizan minuciosamente la vida animal y humana, puedan aportarnos ideas revitalizadoras. Porque la explicación de nuestras vidas actales están en el origen. Mas cabe preguntarse, ¿en qué origen?

Gracias por traer a la fabulosa Chantal una vez más, "monotemático" Stalker, jaj.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Disculpa, Stalker, se me fue el dedo, pero el falso anónimo anterior soy yo, Fackel.

Stalker dijo...

Querido Fackel:

te habría reconocido por ese "jaj" tuyo, signo distintivo inalienable...

En tu reflexión estoy de acuerdo contigo, por supuesto. Claro que no tiene que haber principio ni fin en la cosmología o cosmogonía. De hecho, las tradiciones indias hablan de un universo cíclico; no existe la creación ex nihilo ni nada que se le parezca. De eso Maillard sabe bastante, aunque aquí tire del hilo de las cosmogonías occidentales y juegue poéticamente con él.

No sé si esas revelaciones de antropólogos, etc, nos aportarán mucha luz. Ojalá. Tiendo a pensar en que hay misterios que no se resolverán jamás, quizá porque no son misterios al fin y al cabo.

Y también estoy convencido de que somos los verdaderos seres primitivos, los hombres de la Antigüedad. Nada hemos avanzado desde nuestro triste pasado tribal. El mismo animal agresivo y depredador, triste y amargo, envuelto en el celofán de la tecnología.

Alguna vez hemos comentado, creo, que sólo hay un único camino. Y está en las estrellas.

Todo está en ver si no nos aniquilamos antes de llegar a ellas. Porque tengo malas noticias: el siglo XXI será tan sangriento como el XX. Se avecinan grandes grandes calamidades y nos tocará ver alguna.

Anónimo dijo...

O sea, que crees con Carlos Marx que el hombre -entiéndase bien- aún está en la prehistoria y aún no ha comenzado su verdadera historia. Yo ahí diferiría respecto a las esperanzas de Marx. Es que no hay otra historia. Como tú dices, seguimos tribales, globalizadamente tribales. El rodar de la Humanidad lleva implícita violencia, caos, imposición de unas clases y regiones del mundo sobre otras. Y si alguien piensa que exagero, y si alguien ya ha olvidado el pasado europeo no tan lejano de enfrentamientos, que se convierta siquiera con la imaginación en africano; ellos no han levantado cabeza.

¿Dónde, pues, el lógos más necesario que nunca? (En el Olimpo)

Stalker dijo...

Querido Fackel:

los africanos no han levantado cabeza, pero nosotros, en un aspecto más esencial, tampoco. Hemos fracasado en todo.

Lo de que somos hombres primitivos no es marxismo sino sentido común: el mero diagnóstico, quizá apresurado, de quien se asoma a la vorágine cotidiana de nuestro mundo.

Apostaría por el anarco-comunismo como medio posible, pero sólo funcionaría en pequeñas comunidades y sería necesaria la desintegración de las estructuras nacionales y supranacionales, algo a todas luces imposible en el mundo de hoy. Además, esas ideas tal vez vayan en contra de la naturaleza humana, que alguien comparó a la de los virus (multiplicación exponencial y agotamiento de los recursos, etc.).

Muy interesante debatir contigo estos menesteres, venerable Fackel... abrazos

Laura Giordani dijo...

Querido Stalker, definitivamente, me has empujado ( sin mi resistencia ¿eh?) una vez más, a la lectura de Chantal. Voy a buscar este libro por las librerías de Valencia.

Gracias por compartir estos tesoros.
Un abrazo,

Laura.

Stalker dijo...

Laura, sé que gustará.

Intentaré empujarte más veces, en otros acantilados.

¡Abrazos!

Arturo Borra dijo...

Hola Stalker, la otra vez iba a empezar un diálogo sobre cine con tu ambicioso y bienvenido listado, pero al final, por ese insoportable sin-tiempo en el que vivimos lo postergué (sabiendo desde luego, que todo listado amenaza con extenderse irrisoriamente).
Pero al menos dejame agradecer esta entrada, porque Ch.M. es de esas intelectuales imprescindibles para saber andar (con com-postura), evitando las imposturas de los que pretenden encarnar el monopolio del Buen Gusto o la Estética.
Gracias por la entrada.
Un abrazo,
Arturo

Stalker dijo...

Arturo, tu presencia es más que bienvenida aquí.

Me gusta cómo lo describes: com-postura que evita la im-postura. Creo que es así.

Abrazos para ti.

Y creo que Víktor prometió un comentario más extenso, que sigo aguardando como agua de mayo...

 
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