martes, 11 de octubre de 2011

Extinción en la ternura

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Hace mucho que quiero escribir algo titulado "Extinción en la ternura". No he encontrado el lenguaje para hacerlo, o el lenguaje, esa experiencia de límite o piel entre lo que creemos ser y el mundo, no me ha encontrado a mí. Pero creo haber hallado una forma indirecta (la oblicuidad, siempre: una forma de salvación) de hacerlo, seleccionando estos fotogramas de Diario de un hombre ridículo, de Alexander Petrov.

Extinción en la ternura, luz que muere en lo que el abrazo tiene de inextinguible.

El camino del pequeño gesto compasivo.

Esa morada. Esa lentitud.


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25 comentarios:

Luis González dijo...

El hombre ridículo es el que sigue el camino de la ternura de las cosas. Mirada oblicua, achinando los ojos, permitiendo que la poca luz pueda ser devorada por la umbría del árbol.

Cuestión: si hay grandeza en ese mirar, ¿por qué es apaleado? ¿por qué corre siempre el riesgo de lo cursi? ¿por qué la inteligencia sufre en ese estadio ataques lobotomizadores? ¿En qué punto se jode todo al enfrentarnos a la ternura de las cosas? ¿Es quizás porque no somos capaces de matarla? ¿Es porque no tenemos paciencia para velar su extinción?

Miro la ternura con un hilillo de baba en la comisura de mis labios. Veo que se hunde en el alma del enemigo mi amistad con las cosas. Noto la traición. No importa. Hilillo animal en los ojos adormilados de la razón deprimida.

Saludos felices

Ahab dijo...

Pequeña llama que se atenúa y agudiza la mirada. Debe haber tanto en tan poco.

La ternura que no se extingue, es rechazada. Es mancillada. Maltratada. Pero ternura es 'lo sensible', lo pequeño que titila como las alas de los insectos; como la llama de esa vela, lo vivo es tierno y eterno. "nunca triunfará lo que se endurece"; aunque a veces lo parezca, entonces es un triunfo de los héroes: falso. La ternura sobrevive mientras haya vida. Y eso se celebra con la ausencia de movimiento, en una única vibración constante,como sabernos vivos, de vez en cuando.

Preciosas imágenes, un abrazo

Portinari dijo...

No se extingue. el fuego cálido se recuesta, se aturde. Se abraza así alejándose del perímetro, de la distancia. de esto y de mí, por contraposición.
Debajo de los brazos y la cara que oculta. una expresión. Sigue, aunque vacilando, no lo vemos.

Lola Torres Bañuls dijo...

Seguramente no es el momento de que lo escribas. Pero llegará un punto en que lo escribirás y será precioso.

Las imagenes ya lo son.

Un abrazo

Darío dijo...

Hermosamente ridículos, Petrov y vos.

Mizpah dijo...

Stalker:

He venido siguiendo tu blog durante este año, primero quiero agradecerle a tus letras el consuelo, el respiro y el aire purificado que han sido en estos dias.

En este post en particular, con esas imágenes, he recordado la pintura de Rembrandt del hijo pródigo.

La extinción de la ternura, esa criatura en peligro de extinción que tal vez las próximas generaciones ya no podrán conocer.

Ese primer instante en el que germina un gesto, y lucha por alcanzar un rayito de sol, en medio de tanta rigidez y velocidad de las cosas, a veces tan violenta.

Desde México, recibe un saludo y reconocimiento a tu literalidad.

Mizpah

anamaría hurtado dijo...

la ternura se puede tocar y oler en esas imágenes, claroscuros donde se sospecha agazapada, la textura de la luz,el gesto,las pequeñas manos, el hombre abrazado a su niño, creo que escribiste el texto
la oblicuidad hace mínima a la ternura, la salva...

abrazo sin extinción
anamaría

Antuán dijo...

Del indoeuropeo 'ten', estirar, tender. Con ternura están en el mismo viaje desde hace muchos años: tenaz, mantener, tender, tendal, atender, portento, tenue...y ternilla-desternillarse.

Deseo que crezca bajo el tendal (cubierta de tela para hacer sombra) ese libro, hoja a hoja, lentamente. Lo necesito, lo necesitamos. Nos desternillaremos de nada tenue emoción.

Abrazos.

leonardo dijo...

La oblicuidad que dices que nos salva es también esta escritura tuya. Siempre he pensado que no todo puede ser expresado por el lenguaje de las palabras. Tu ternura es, quizás, una de ellas y sobrevive tanto bajo el destello de la vela como en la oscuridad del abrazo, tanto en las palabras que desgranas (que extingues) con entrañable lentitud como en la escogencia de los textos o las imágenes que nos regalas (que extingues) cada vez. Extinguirse en la ternura puede ser, todavía, una forma de pasar, peligrosa, insurrecta.
Y en esa insurrección estoy todo contigo.

Isabel Mercadé dijo...

Extinguirse en la ternura es sin duda el mejor modo de resistir.
Otro abrazo.

çç dijo...

Pero es ese momento de ternura, por el cual antes no te hablé, y esta noche en un trazo escribí "ternura" en mi "memoria de caracol"

Stalker dijo...

Querido L:

la ternura de las cosas espera ser resucitada, descubierta constantemente por el hombre ridículo

el hombre recto, el ser recto, el que mantiene intactos los ejes de visión, la continuidad entre su "yo" y el mundo, no accederá a esa ternura, que se ofrece en la fisura, en la extinción y en la multiplicidad

ninguna palabra acertará a detener el flujo de las cosas en su tránsito hacia nosotros. Por eso lo inextinguible del abrazo: para suspender el juicio, para cuidar, para acercar

abrazos felizmente lobotomizados...

Stalker dijo...

Ahab:

lo pequeño, en su extensión mínima, es también un flujo interminable, un borde que se ofrece desde la doble lengua de la intimidad-exterioridad. Seísmo entre las palabras y las cosas. Jano bifronte con el que encarar el temblor que cartografía lo indecible: entre piel y mundo, todo por inventar, todo por des-nombrar en un inextinguible fuego de ternura...

el abrazo es quizá la manera más intensa de detener los nombres, de aniquilar los nombres para que lo sin-nombre -ternura sin lenguaje, ternura que es gozo, carencia y Aquí, conminación a acercarse- advenga como promesa que no se puede decidir, fijar ni conjurar

ternura en el abrazo que es la infinita forma de decirse de la fragilidad en el ahora

cuerpo sin voz que desactiva lo mesiánico, la tentación del futuro redimible (no "El Amor vendrá" sino "el abrazo es", "la ternura fluye")

salve

Stalker dijo...

Portinari:

sigue, aunque vacilando. No lo vemos porque ya no lo sabemos nombrar. Pero está, lo podemos presentir (nombrar sin nombrar)

en esa vacilación o tenue llama, somos, o algo nos es. O mejor: algo pasa, algo tiembla y se dice

abrazo

Stalker dijo...

Lola:

en realidad ya se ha escrito

la ternura me ha escrito

ha dicho todo lo que yo puedo decir, lo inextinguible en mí

abrazo fuerte

Stalker dijo...

Joven:

hermosamente ridículos, seguimos...

un fuerte abrazo

Stalker dijo...

Mizpah:

gracias por hacerte lento en estas imágenes, por extinguirte un poco en la ternura de Alexander Petrov...

abrazos desde este lado del océano

Stalker dijo...

Antuán:

magnífico comentario de tierna y tensa filología!

qué poco te prodigas, y qué alforjas repletas muestras cuando pasas por aquí...

saludo tu genealogía frutal y tu donoso escrutinio...

Stalker dijo...

Leonardo:

"Extinguirse en la ternura puede ser, todavía, una forma de pasar, peligrosa, insurrecta".

y tu compañía, tu extinción en esta ternura, se ofrecen como un don intraducible, pequeña promesa o conjuro por venir, dádiva que construye el nos-otros desde la espera y la dulce lumbre...

un abrazo inextinguible...

Stalker dijo...

Bel:

resistimos, entonces, en la llama que no cesa. Ninguna imposición nos detendrá en esta nueva liberta que fluye y no cesa...

abrazo fuerte

Stalker dijo...

CC Rider:

la ternura es ya la memoria del caracol: se cifra en ese algoritmo vital

morada, lentitud, delicadeza

un abrazo

çç dijo...

..e fiore

alba dijo...

Aute ya lo cantaba: "No me hace falta la luna, ni tan siquiera la espuma, me bastan solamente dos
o tres segundos de ternura." Suficientes para deshacerse, para sentir que, de alguna forma, hemos cumplido un deseo. Tanto en tan poco. Es inexplicable, y por ello quiero creer que inextinguible, la ternura. Nosotros desapareceremos, pero nuestra ternura, en algún sitio se tiene que quedar, a alguna parte tiene que ir, o que quedarse. La imagino como esa canción de cuna que la abuela canta a la madre y la madre a la hija... y siempre queda, como la huella de los besos de buenas noches. Algo así, o tal vez yo me ilusione fácilemente, no lo sé.
En cualquier caso, me gustó muchísimo esta entrada. Blogger me impuso un silencio durante un tiempo no permitiéndome comentar en ningún blog. Ahora ya ha debido perdonarme, y vuelvo, y me mezo en tu espacio, y dulce, tiernamente canto.
Un abrazo.

Stalker dijo...

(*,

la ternura, en efecto, no se extingue. Somos nosotros quienes nos extinguimos, pero me gusta pensar que seguimos en ella, que es una fuerza viva que continúa a pesar de nuestra desaparición. Pequeñas antorchas de ternura, los seres, alumbrándose unas a otras a lo largo de los siglos: así me gusta imaginar la vida, a veces...

La ternura tampoco se extingue gracias a palabras tan exquisitas como las tuyas...

Palabras-ternura, inextinguibles hoy, siempre

abrazo

PÁJARO DE CHINA dijo...

verte sucede por primera vez, hoy. te toco con el ojo. al mismo tiempo, leerte tiene la belleza de lo que ya se ha experimentado. la ternura es como el recuerdo. vuelve a pasar por el corazón. (hacía tanto tiempo que no volvía a ser un pájaro de china ...).

 
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