Rozar, acariciar, descubrir, modelar, reseguir. Insinuante la del pie, veraniega, todos nos vimos el pie entrando en el agua. Me sumo a entrar en los mismos rios, somos y no somos...
"El contacto, en cuanto sensación, es una parte del mundo de la luz. Pero lo que se acaricia no se toca, hablando con propiedad. Lo que busca el otro no es la suavidad o el calor de la mano con la que se entra en contacto. La esencia de la búsqueda de la caricia consiste en el hecho de que la caricia no sabe lo que busca. Ese no saber, ese desorden fundamental, es lo esencial." E. Lévinas. Eso es lo que puse en una entrada no hace mucho. Besos.
es el deseo de acercarse, de tocar de diversas formas, encontrando lo pequeño, las mínimas fisuras de todo lo que vive y lo que la vida exhala.
Es escuchar con las manos un canto susurrado.
En esa excursión me dio por tocarlo todo, utilizando las palmas y el envés de la mano, los pies o la espalda (para tocar la corteza de los árboles la espalda es lo mejor).
El caos civilizatorio nos ha hecho construir tanta distancia que olvidamos el tacto de un líquen o la extrañeza de encontrar una piedrecita que lleva quizá siglos en el lecho de un riachuelo...
Somos y no somos, nos perdemos en los signos.
Un alfabeto táctil es quizá necesario no sólo para leer el mundo, sino para sobre todo para que el mundo nos lea.
preciosa cita de Levinas, me encanta. Una sola cosa: no comprendo bien el "mundo de la luz". Como sabes, la retórica de la luz se me hace cada vez más extraña: no sé qué territorio define, a qué apela, qué energía hay detrás de los campos semánticos fuertes (en este caso de linaje jabesiano, supongo). Creo que también se puede acariciar el mundo de la oscuridad, y que la luz y la oscuridad están, al fin y al cabo, tan interpenetradas que resulta difícil discernirlas.
Pero es cierto que la indagación, el no saber del tacto, del con-tacto, ese avanzar acariciando los pliegues, las latencias, la tectónica sutil de la vida que bulle, ese no saber de la piel indagadora, es un don preciado que los hombres deberíamos procurar rehabilitar en nuestro cotidiano.
Gracias por traer la cita y sobre todo tu presenica,
Si has visto últimamente las amapolas, habrás comprobado que no puedo estar más de acuerdo contigo :-)), pero Lévinas era judío y estudioso de sus libros sagrados y en su escritura dialoga constantemente con ellos, diálogo que por otra parte me interesa mucho.
Las manos son el vínculo, pero jamás tendrán porqué ser las manos físicas del cuerpo. La piel es una gran mano. Las manos son el vínvulo con la materialidad. En mi estancia en Canadá no pude tocar; no pude tocar con ningún milímetro de mi piel. La realidad se perdía. Yo me perdía. Los árboles, los bosques se perdían. Yo me fui transformando en árbol por necesidad. Un tronco que flotaba a la deriva. Un gran simulacro. Un gran simulacro. Siento la necesidad de hundir la piel en la tierra, respirar el ozono. Corrí por Nueva York bajo la lluvia y olía a ozono de asfalto. Hablé italiano para mí misma y comí tierra invisible. Veo tus fotos Stalker, y es como si fueran mis manos ayer, reconociendo mis muebles, que no son míos, los cuadros de mi padre, mis esquinas, El refugio, la cara y el cuerpo de los que quiero. La tierra, la tierra y la promesa, divididas por lo artificial y la muerte, el cese del movimiento, la amputación de las manos, el despellejamiento del alma. Tengo que hundir la piel en la tierra. Hoy voy a ver el mar. Seré un tronco a la deriva.
una vez más, en un comentario a un blog, en este blog, escribes un poema perfecto.
La mayor parte de tus comentarios son poemas perfectos.
Me proyectan en mil direcciones, me extravasan, me abren puntos de fuga.
Me hago abanicos al leerte...
volveré luego para acompañar tu comentario,
cuando haya acabado mi ración diaria de traducción (un texto denso: física cuántica; uno de los secretos de Stalker es que tiene ciertas nociones en esta materia)
Me gusta la piedra que has cogido porque es una piedra-negra-corazón, como el musgo-piel del árbol o de las rocas, están dentro y la mirada las reconoce. La mirada de los ojos del bosque. Aunque para ver hayas elegido las manos.O los pies para la sensación del agua fría.
La misma fascinación, la misma gratitud por mi parte.
Deseo que los simulacros se alejen de ti, que dejes de ser un tronco a la deriva y que pronto encuentres el arraigo que tanto mereces.
Mientras tanto, algunos de los que estamos por aquí te acompañaremos en la búsqueda, en el hambre y en la intemperie. En el simulacro también (nos ata a todos), hasta que éste quede aniquilado.
lo primero que necesito decir es ... ¡qué hermosas manos y pies que tenés, Stalker! están para comérselos. y para que te coman (y conste que soy una mujer comprometida, pero las manos es lo primero que le miro a un hombre ...). con una mano así cualquier chica entra en delirium tremens (perdón).
además, siento que tus manos, esas manos que fotografiaste, te definen por completo. deberías poner en el documento de identidad la foto de una de tus manos que tocan.
siento que podemos deletrear apenas el alfabeto táctil. nuestro alrededor es pródigo en texturas que lo expulsan. y es tan hostil que de esta piel que es toda una mano (como tan bien experimenta Portinari) ha hecho un escudo o el ropaje tristísimo de un autómata.
tocar es comprometerse y arriesgarse. te pueden cortar, te pueden morder. pueden rechazarte. el que toca convoca a las marcas, los estigmas y las cicatrices. tocar es entregarse, también, por completo. es como decir: "esto soy, esto que te toca, y puede ser poquito y frágil, pero es todo lo que tengo y es tuyo".
es doloroso que el tacto retroceda como llave de acceso a la sensualidad y avance para el roce impuro, como el de la mano que cuenta ávidamente los billetes.
hace poco vi a un hombre morir en mitad de la calle y me acerqué instintivamente, para tocarlo, mientras una multitud en círculo me decía "no lo toques, no lo toques" (como si, aun después de muerto, pudiera dañarme). ignoro durante cuánto tiempo se registra el tacto, pero sentí que si hubiera estado en su lugar me hubiera gustado que alguien me acariciara la cara y entrelazara sus dedos con los míos, en medio del asfalto mojado de sangre y baba (¿no es ese, acaso, el paisaje en el que nos movemos los vivos?).
el tacto es el sexo excediendo la mera genitalidad y siento que eso, también, lo hemos perdido. vivimos bajo la Dictadura del Pornógrafo, con su juguetería sustituta de aparatos de plástico.
¿y de tocar sin artificios, qué? de apartar un mechón de pelo de la cara, rozar un pómulo con el reverso de la mano, reconocer las nervaduras de una hoja con los dedos, masajearse la propia cabeza, hundirse en la bañera para que el agua te toque como líquido amniótico ...
supongo que la atrofia del tacto es un signo del individualismo egoísta de los tiempos que corren. metemos las manos en los bolsillos. y, muchas veces, para cerciorarnos de no haber sido robados. o porque estamos tan solos que necesitamos que nuestras propias manos nos amparen.
cuando te encuentre en un café voy a tocar tus manos para que me transmitan tu tibieza por ósmosis y tus mejillas aprenderán lo que es un beso-sopapa
P.S.: dejo sentado que, en este mundo, yo soy tu alumna y quiero repetir los cursos solo para verte.
en el café te dejaré las manos para que te llegue mi calor por ósmosis. ¡Acepto encantado el sopapo, por supuesto!
Y todo lo que implique compartir.
Asiento a todo lo que dices, asiento mientras leo.
La escena que cuentas es terrible, e imagino que esas personas te decían que te alejaras para que algo, un principio insospechado, anónimo y atroz, no te contaminara.
Es así: vivimos en la profilaxis emocional y espiritual.
De nuevo volvemos al miedo, al miedo a acercarse. Estoy tan cansado de todo esto, tan harto de estos miedos insensatos que carcomen nuestro tejido social, que un día subiría gustosamente a una montaña para hacer un exorcismo e inmorlarlos a todos esos miedos que nos impiden vivir y nos enclaustran piel adentro.
Ya bastante daño hemos causado: se acabó el miedo.
Claro que para eso habrá que desmantelar primero las instancias que inoculan el miedo: vehículos perfectamente blindados de transmisión de los miedos y los prejuicios de la tribu de generación en generación.
Todo esto exige ser deconstruido para intentar al menos vivir en una sociedad menos zafia, ignorante, brutal y ensimismada. Así de claro lo tengo que decir porque estoy cansado de tantas mentiras que habitamos neciamente: mentiras consensuadas que, además, aplaudimos.
El miedo a tocar y acercarse. Contra esto hay que luchar.
Tocar es improductivo. No da réditos visibles. Ya desde pequeños nos enseñan (atrozmente) a destacar en algo, a sacar buenas notas, a intentar ser "alguien" (una máscara, acaso) en un baile dantesco y fatal.
Tocar y acercarse no nos lleva en esa dirección, me temo.
No nos conduce a la altura, sino a lo pequeño, y lo pequeño no interesa.
Por eso celebro tus intervenciones, Mariel: fluye el agua siempre que escribes.
El alumno soy yo. Quien está en deuda contigo soy yo.
Gracias Stalker por esta, intuitiva y profunda mirada al misterio de las superficies,"secretos como superficies", dice Artaud, y la mano que sólo toma lo que en ella cabe,una piedra, una flor, un pedazo de pan, un grumo de arcilla,para hacerlo más grande que ella misma, más grande que el universo. La mano, la grande desnudez, la nómada y domada desnudez Una mano, un pie, así tomados de uno en uno, qué ausencia reclaman,re-presentan, qué traen de su otra-otro,qué dejan de ellos en ellos.
Antes que la luz, antes que el sonido, antes incluso de interpretar efluvios, señales en fluidos, olor en transparencias... Primordial, el tacto. Simbiosis contenida, continuidad incontestable. ¿Dónde termina el ser si el agua nos extiende, si el humus nos comparte?
El recuerdo de un tacto te puede salvar en la maquinaria de triturar personas que es esta sociedad.
Cuando hemos caminado por esas montañas con tanto respeto y atención, los bosques y los caminos que nos llevan a esos bosques aguardan a que volvamos. Nos reciben en silencio. Nos ofrecen su refugio. Nos acercamos con la dulzura y la pasión con la que tú acaricias, en estas fotos, cada vida y ser de la naturaleza.
Siento cuando estoy allí que los árboles...el musgo, la piedra, el agua...me trasmiten mi pertenencia a su mundo. Me dicen: eres una de nosotros.
De vuelta a "la máquina social" me alejo con la promesa de que volveré. Ellos estarán allí. Claro, eso,(y no puedo dejar de añadirlo con rabia) si no hay un h.de p. que le pegue fuego a ese bosque y extermine lo poco habitable que nos queda.
comparto la dulzura, la pasión y también la rabia.
Quiero que esos bosques estén siempre ahí cuando decidamos volver, y que entremos en ellos como quien entra en su inocencia. Y nos olvidemos de reconocer el rastro de migas de pan y nos extraviemos en la espesura...
26 comentarios:
Me ha recordado a Meshes of the afternoon, claro, como todo lo que son cosas que avanzan tocando.
Rozar, acariciar, descubrir, modelar, reseguir. Insinuante la del pie, veraniega, todos nos vimos el pie entrando en el agua. Me sumo a entrar en los mismos rios, somos y no somos...
las manos de k.
tocan pequeño
tocar es
de música
criii criii
(ay, qué vegüensa)
"El contacto, en cuanto sensación, es una parte del mundo de la luz. Pero lo que se acaricia no se toca, hablando con propiedad. Lo que busca el otro no es la suavidad o el calor de la mano con la que se entra en contacto. La esencia de la búsqueda de la caricia consiste en el hecho de que la caricia no sabe lo que busca. Ese no saber, ese desorden fundamental, es lo esencial." E. Lévinas.
Eso es lo que puse en una entrada no hace mucho.
Besos.
Pentente:
Meshes of the afternoon es el oráculo que me gustaría consultar siempre en horas aciagas...
siéntete como en casa,
un saludo
Ramón:
es el deseo de acercarse, de tocar de diversas formas, encontrando lo pequeño, las mínimas fisuras de todo lo que vive y lo que la vida exhala.
Es escuchar con las manos un canto susurrado.
En esa excursión me dio por tocarlo todo, utilizando las palmas y el envés de la mano, los pies o la espalda (para tocar la corteza de los árboles la espalda es lo mejor).
El caos civilizatorio nos ha hecho construir tanta distancia que olvidamos el tacto de un líquen o la extrañeza de encontrar una piedrecita que lleva quizá siglos en el lecho de un riachuelo...
Somos y no somos, nos perdemos en los signos.
Un alfabeto táctil es quizá necesario no sólo para leer el mundo, sino para sobre todo para que el mundo nos lea.
Tarea imprescindible, sin duda urgente...
un abrazo
Tobi:
tu mensaje es una pura ternura de pequeñez y música.
Y el grillito, siempre,
un abrazo fuerte
Bel M:
preciosa cita de Levinas, me encanta. Una sola cosa: no comprendo bien el "mundo de la luz". Como sabes, la retórica de la luz se me hace cada vez más extraña: no sé qué territorio define, a qué apela, qué energía hay detrás de los campos semánticos fuertes (en este caso de linaje jabesiano, supongo). Creo que también se puede acariciar el mundo de la oscuridad, y que la luz y la oscuridad están, al fin y al cabo, tan interpenetradas que resulta difícil discernirlas.
Pero es cierto que la indagación, el no saber del tacto, del con-tacto, ese avanzar acariciando los pliegues, las latencias, la tectónica sutil de la vida que bulle, ese no saber de la piel indagadora, es un don preciado que los hombres deberíamos procurar rehabilitar en nuestro cotidiano.
Gracias por traer la cita y sobre todo tu presenica,
un abrazo
Caray:
ese pie presenta una palidez preocupante...
Si has visto últimamente las amapolas, habrás comprobado que no puedo estar más de acuerdo contigo :-)), pero Lévinas era judío y estudioso de sus libros sagrados y en su escritura dialoga constantemente con ellos, diálogo que por otra parte me interesa mucho.
Tocar con la mirada.
Mi hijo dice. "Eso que es" Fotos? Fotos de manos??
Un beso Stalker mañana miro esta entrada como se merece. Tocar con la mirada, rozar, acariciar, sentir la piel del bosque con las manos.
Tocar acariciar una piedra, mantenerla en la mano apretada, sentir su vibración.
Mi hijo ¿Sabes cuál es el sofá de Patricio Estrella? Paticio tiene un sofá de arena.
P.D. Patricio es el compañero de Bob Esponja.
Escuchar, tocar con la mirada, sentir, escuchar es como tocar.
Bel M:
¡claro que sí! Estamos de acuerdo en esto y tantas cosas, y aun en el desacuerdo se pueden tocar tonos armónicos,
visito las amapolas aunque las entradas surgen con mucha lentitud.
Por eso son, también, fruta rica,
besos
Lola:
"Escuchar es como tocar"...
Recuerdo el libro "Momo" de Michael Ende que leí hace la friolera de veinte años.
En él se decía que Momo hablaba poco, pero que sabía escuchar.
Nunca olvidé aquello.
Creo que Momo al escuchar, tocaba, rozaba con suavidad el alma de la gente,
bravo por el sofá de arena,
un abrazo
Las manos son el vínculo, pero jamás tendrán porqué ser las manos físicas del cuerpo. La piel es una gran mano.
Las manos son el vínvulo con la materialidad. En mi estancia en Canadá no pude tocar; no pude tocar con ningún milímetro de mi piel. La realidad se perdía. Yo me perdía. Los árboles, los bosques se perdían.
Yo me fui transformando en árbol por necesidad. Un tronco que flotaba a la deriva.
Un gran simulacro. Un gran simulacro.
Siento la necesidad de hundir la piel en la tierra, respirar el ozono. Corrí por Nueva York bajo la lluvia y olía a ozono de asfalto. Hablé italiano para mí misma y comí tierra invisible.
Veo tus fotos Stalker, y es como si fueran mis manos ayer, reconociendo mis muebles, que no son míos, los cuadros de mi padre, mis esquinas, El refugio, la cara y el cuerpo de los que quiero.
La tierra, la tierra y la promesa, divididas por lo artificial y la muerte, el cese del movimiento, la amputación de las manos, el despellejamiento del alma.
Tengo que hundir la piel en la tierra.
Hoy voy a ver el mar. Seré un tronco a la deriva.
Abrazo fuerte.
Portinari:
una vez más, en un comentario a un blog, en este blog, escribes un poema perfecto.
La mayor parte de tus comentarios son poemas perfectos.
Me proyectan en mil direcciones, me extravasan, me abren puntos de fuga.
Me hago abanicos al leerte...
volveré luego para acompañar tu comentario,
cuando haya acabado mi ración diaria de traducción (un texto denso: física cuántica; uno de los secretos de Stalker es que tiene ciertas nociones en esta materia)
un abrazo
Me gusta la piedra que has cogido porque es una piedra-negra-corazón, como el musgo-piel del árbol o de las rocas, están dentro y la mirada las reconoce. La mirada de los ojos del bosque. Aunque para ver hayas elegido las manos.O los pies para la sensación del agua fría.
Portinari:
vuelvo a leer tu texto.
La misma fascinación, la misma gratitud por mi parte.
Deseo que los simulacros se alejen de ti, que dejes de ser un tronco a la deriva y que pronto encuentres el arraigo que tanto mereces.
Mientras tanto, algunos de los que estamos por aquí te acompañaremos en la búsqueda, en el hambre y en la intemperie. En el simulacro también (nos ata a todos), hasta que éste quede aniquilado.
Shine on, you little diamond...
un abrazo
Alfaro:
es hermoso pensar que uno puede adelgazarse lo suficiente hasta que el bosque empiece a mirar por nuestros ojos.
Ser el intermediario de una fuerza telúrica oculta, completa y única, feroz, absoluta.
En un momento de "El muro", la novela de Marlen Haushoffer, creo que ocurre algo parecido,
un abrazo
lo primero que necesito decir es ... ¡qué hermosas manos y pies que tenés, Stalker! están para comérselos. y para que te coman (y conste que soy una mujer comprometida, pero las manos es lo primero que le miro a un hombre ...). con una mano así cualquier chica entra en delirium tremens (perdón).
además, siento que tus manos, esas manos que fotografiaste, te definen por completo. deberías poner en el documento de identidad la foto de una de tus manos que tocan.
siento que podemos deletrear apenas el alfabeto táctil. nuestro alrededor es pródigo en texturas que lo expulsan. y es tan hostil que de esta piel que es toda una mano (como tan bien experimenta Portinari) ha hecho un escudo o el ropaje tristísimo de un autómata.
tocar es comprometerse y arriesgarse. te pueden cortar, te pueden morder. pueden rechazarte. el que toca convoca a las marcas, los estigmas y las cicatrices. tocar es entregarse, también, por completo. es como decir: "esto soy, esto que te toca, y puede ser poquito y frágil, pero es todo lo que tengo y es tuyo".
es doloroso que el tacto retroceda como llave de acceso a la sensualidad y avance para el roce impuro, como el de la mano que cuenta ávidamente los billetes.
hace poco vi a un hombre morir en mitad de la calle y me acerqué instintivamente, para tocarlo, mientras una multitud en círculo me decía "no lo toques, no lo toques" (como si, aun después de muerto, pudiera dañarme). ignoro durante cuánto tiempo se registra el tacto, pero sentí que si hubiera estado en su lugar me hubiera gustado que alguien me acariciara la cara y entrelazara sus dedos con los míos, en medio del asfalto mojado de sangre y baba (¿no es ese, acaso, el paisaje en el que nos movemos los vivos?).
el tacto es el sexo excediendo la mera genitalidad y siento que eso, también, lo hemos perdido. vivimos bajo la Dictadura del Pornógrafo, con su juguetería sustituta de aparatos de plástico.
¿y de tocar sin artificios, qué? de apartar un mechón de pelo de la cara, rozar un pómulo con el reverso de la mano, reconocer las nervaduras de una hoja con los dedos, masajearse la propia cabeza, hundirse en la bañera para que el agua te toque como líquido amniótico ...
supongo que la atrofia del tacto es un signo del individualismo egoísta de los tiempos que corren. metemos las manos en los bolsillos. y, muchas veces, para cerciorarnos de no haber sido robados. o porque estamos tan solos que necesitamos que nuestras propias manos nos amparen.
cuando te encuentre en un café voy a tocar tus manos para que me transmitan tu tibieza por ósmosis y tus mejillas aprenderán lo que es un beso-sopapa
P.S.: dejo sentado que, en este mundo, yo soy tu alumna y quiero repetir los cursos solo para verte.
Mariel:
en el café te dejaré las manos para que te llegue mi calor por ósmosis. ¡Acepto encantado el sopapo, por supuesto!
Y todo lo que implique compartir.
Asiento a todo lo que dices, asiento mientras leo.
La escena que cuentas es terrible, e imagino que esas personas te decían que te alejaras para que algo, un principio insospechado, anónimo y atroz, no te contaminara.
Es así: vivimos en la profilaxis emocional y espiritual.
De nuevo volvemos al miedo, al miedo a acercarse. Estoy tan cansado de todo esto, tan harto de estos miedos insensatos que carcomen nuestro tejido social, que un día subiría gustosamente a una montaña para hacer un exorcismo e inmorlarlos a todos esos miedos que nos impiden vivir y nos enclaustran piel adentro.
Ya bastante daño hemos causado: se acabó el miedo.
Claro que para eso habrá que desmantelar primero las instancias que inoculan el miedo: vehículos perfectamente blindados de transmisión de los miedos y los prejuicios de la tribu de generación en generación.
Todo esto exige ser deconstruido para intentar al menos vivir en una sociedad menos zafia, ignorante, brutal y ensimismada. Así de claro lo tengo que decir porque estoy cansado de tantas mentiras que habitamos neciamente: mentiras consensuadas que, además, aplaudimos.
El miedo a tocar y acercarse. Contra esto hay que luchar.
Tocar es improductivo. No da réditos visibles. Ya desde pequeños nos enseñan (atrozmente) a destacar en algo, a sacar buenas notas, a intentar ser "alguien" (una máscara, acaso) en un baile dantesco y fatal.
Tocar y acercarse no nos lleva en esa dirección, me temo.
No nos conduce a la altura, sino a lo pequeño, y lo pequeño no interesa.
Por eso celebro tus intervenciones, Mariel: fluye el agua siempre que escribes.
El alumno soy yo. Quien está en deuda contigo soy yo.
un abrazo muy fuerte
Gracias Stalker por esta, intuitiva y profunda mirada al misterio de las superficies,"secretos como superficies", dice Artaud, y la mano que sólo toma lo que en ella cabe,una piedra, una flor, un pedazo de pan, un grumo de arcilla,para hacerlo más grande que ella misma, más grande que el universo.
La mano, la grande desnudez, la nómada y domada desnudez
Una mano, un pie, así tomados de uno en uno, qué ausencia reclaman,re-presentan, qué traen de su otra-otro,qué dejan de ellos en ellos.
Un cordial saludo
k
Karmen:
gracias a ti por tus bellas palabras y por buscar el secreto de las superficies: el arte, supongo, del deslizamiento.
qué dejan de ellos en ellos: latido, atención, vida
un abrazo
Antes que la luz, antes que el sonido,
antes incluso de interpretar efluvios,
señales en fluidos, olor en transparencias...
Primordial, el tacto.
Simbiosis contenida,
continuidad incontestable.
¿Dónde termina el ser
si el agua nos extiende,
si el humus nos comparte?
Camino a Gaia:
muchas gracias por acercarte al tacto y compartir esa vibración y esa intimidad, y por expresarlo así...
abrazos
El recuerdo de un tacto te puede salvar en la maquinaria de triturar personas que es esta sociedad.
Cuando hemos caminado por esas montañas con tanto respeto y atención, los bosques y los caminos que nos llevan a esos bosques aguardan a que volvamos. Nos reciben en silencio. Nos ofrecen su refugio. Nos acercamos con la dulzura y la pasión con la que tú acaricias, en estas fotos, cada vida y ser de la naturaleza.
Siento cuando estoy allí que los árboles...el musgo, la piedra, el agua...me trasmiten mi pertenencia a su mundo. Me dicen: eres una de nosotros.
De vuelta a "la máquina social" me alejo con la promesa de que volveré. Ellos estarán allí.
Claro, eso,(y no puedo dejar de añadirlo con rabia) si no hay un h.de p. que le pegue fuego a ese bosque y extermine lo poco habitable que nos queda.
Las fotos traen recuerdos...y dan oxígeno.
Un fuerte abrazo
Say:
comparto la dulzura, la pasión y también la rabia.
Quiero que esos bosques estén siempre ahí cuando decidamos volver, y que entremos en ellos como quien entra en su inocencia. Y nos olvidemos de reconocer el rastro de migas de pan y nos extraviemos en la espesura...
abrazos
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