jueves, 19 de agosto de 2010

La mirada qué (III)




























































































Michel de Montaigne, Robert Musil, Maurice Blanchot, Nelly Sachs, Alice Munro, Charles Baudelaire, Nagarjuna, Jean-Luc Nancy, Nathalie Sarraute, Nathaniel Hawthorne, Niels Bohr, Nichita Stanescu, Friedrich Nietzsche, Norman Mailer, Piotr Ilych Kropotkin, Olaf Stapledon, Olga Orozco, Juan Carlos Onetti, Oscar Wilde, Otto Weininger, Giovanni Papini, Pier Paolo Pasolini, Patañjali, Paul Davies, Paul Eluard, Paul Valéry, Paul Celan, Fernando Pessoa, Peter Handke, Kurt Gödel, Marlene NourbeSe Philip, Edgar Allan Poe, Pierre-Joseph Proudhon, Fritz Zorn, Rainer Maria Rilke, Gertrud Stein, Ray Bradbury, Adrienne Rich, Robert Creely, Robert Desnos, Robert Walser, Robert Burton, Robert Heinlein, Roberto Arlt, Roberto Hinostroza, Arundhati Roy, Juan Rulfo, Bertrand Russell, marques de Sade, Carl Sagan, Antoine de Saint-Exupéry, Sarah Kane, Samuel Beckett, Sarah Koffman, Jean-Paul Sartre, Sei Shonagon, Arthur Schopenhauer, Anne Sexton, Saul Bellow, Sharon Olds, Erwin Schrödinger, Simone de Beauvoir, Hahn Sahn (junto a Shi-té), Simone Weil, Susan Sontag, Oswald Spengler, Stanislaw Lem, Robert Louis Stevenson, Sylvia Plath, Santoka Taneda, Tao Yuanming, Théophile Gautier, Thomas Bernhard, Thomas Mann, Giuseppe Ungaretti, César Vallejo, Valmiki, Vasily Rozanov, Paul Verlaine, Villiers de l'Isle-Adam, Virgilio, Wang Wei, William Burroughs, Virginia Woolf, Wyslawa Szymborska, Yoshida Kenko, Yukio Mishima, Unica Zürn.


33 comentarios:

Stalker dijo...

No he podido resistirme a hacer la tercera parte de esta entrada y así concentrar las miradas, no dispersarlas más en el tiempo.

Los que lleguéis a partir de ahora al blog sólo tenéis que bajar hasta el final del mismo e ir a "entradas anteriores" para ver la segunda parte (y la primera, si alguien no la ha visto).

La mirada-qué es un círculo mágico, un mandala, un bálsamo y un ensalmo. Un lugar de un profundo significado para mí: conjugado al unísono, en la fuerza de los muchos, el abrevadero común donde se derrama una cierta energía.

He pensado que entre todos enseñan el arte de la oblicuidad, el arte de inclinar la mirada para que no mire de frente y atienda a las rugosidades de la vida, a los pliegues que no se dan fácilmente y a los quiebros del sentido, tan ocultos por las diversas capas de la opacidad del mundo, la sobrecodificación egoica, la tensa espera y la ruina.

Gratitud, por segunda y tercera vez.

La gratitud

Madison dijo...

Me han gustado todas las miradas, todas, pero en esta tercera parte has puesto a todos y todas las que me emocionan, las que mas ternura me producen al mirarlos y al leerlos, así que te lo agradezco.

Lola Torres Bañuls dijo...

¿Has pensado que alguna vez Stalker formara parte de una antología de la mirada de otra persona, que también tendrá gratitud hacia ti?

Tus comentarios son como poemas, por lo menos a mi me lo parecen.

grillito dijo...

gustaaaa!!!

crii-criii
(......en pompa)

Stalker dijo...

Madison:

ha sido fantástico hacerlo, de veras.

Y te agradezco mucho tu tránsito en todas las fases del camino, y tu emoción,

un abrazo

Stalker dijo...

Lola:

tu generosidad de ave zancuda me conmueve.

No creo formar parte nunca de ninguna galería fotográfica que pueda ser mirada, aunque en cierto modo aquí, en la red, nos vemos unos a otros, somos una galería viva: estamos. Y eso es mucho.

un abrazo

Stalker dijo...

Un grillito pequeño siempre es algo vivo, infinitamente pequeño y vivo.

Entre las hojas, la ternura. Intensa, pequeña también.

abrazo

Lola Torres Bañuls dijo...

La verdad es que estas entradas son maravillosas y esa idea de recoger los rostros que te han abierto caminos es una genialidad de las tuyas. Agradecerlo de esta forma es muy bonito.

En mi caso solo pretendo permanecer en algún albúm familiar, pero sin barba blanca. JIJIJI.

Stalker dijo...

Lola:

agradezco mucho tu entusiasmo. En realidad no he hecho nada más que mirar yo mismo, he estado casi un mes buscando fotos, deteniéndome, preguntándome a mí y a ellos, a mí en ellos,

es un ejercicio de cariño y de adentro, una pequeña inmersión en lo que nos singulariza y nos hace ancla de sal en la indeterminada luz, y gozne de la puerta abatida

abrazo fuerte

Darío dijo...

Baudelaire, un maldito de a de veras. Rulfo, cuanta furia contenida. Y una chica muy bonita, que todavía no puedo acertar el nombre...

Stalker dijo...

Curiyú:

los nombres están abajo, sólo hay que hacer un poco el detective e ir ubicándolos.

saludos

Belnu dijo...

Muy sugerente este post de miradas poderosas, algunas tan cercanas y que conmueven por su espíritu tan cercano

Bashevis dijo...

Las fotos de Nadar son… ese Nietzsche… las barbas de los nuestros, y los ojos vivos, del amigo Kropotkin. El Pasolini más Artaudiano. Esa fotaza de Pessoa. El capullo de Bradbury, el embrujo en la mirada de Desnos, el insignificante Walser… me sorprende ver a Roy… las listas de Shonagon, Spengler parece el hermano de Crowley… Santoka es una mancha.

Hermoso, y todo eso sin comentar ni una sola mirada.

me gusta, saluz hermano!

karmen blázquez dijo...

Tengo una extraña sensación al ver rostros desconocidos para mí, de nombres que ahora adquieren nuevos reflejos. En la de ayer me impactó "el pelos" Max Planck; de Niels Bohr no me sorprende su cara de bondad,y me he conmovido nuevamente ante el desesperado y bello de Ingeborg Bachmnann. Hay muchos malditos, pero el más, más que Baudelaire, más que Ducasse, que ya es decir, está el de Otto Weininger, y no esperaba encontrarle aquí,lo que indica tu tolerancia y respeto para con quién mereció al menos, que Wittgenstein fuera uno de los dos o tres presentes en su entierro. Ese hombre sigue siendo un misterio.
Qué decir del ángel de Simone Weil, más santa que muchos santos.
Stalker te agradezco mucho esta labor que nos ofreces, ha sido un recorrido memorable.
Un abrazo
k

Stalker dijo...

Belnu:

están muy cerca, a algunos incluso podemos oírlos ahí:

cantan dentro de nuestro espíritu

besos

Stalker dijo...

Bashevis:

estas miradas te iluminarás y te requerirán alguna vez a lo largo de tu vida. Algunas te entrarán tan dentro que no podrás arrancarlas jamás, y plantarán árboles robustos en ti y te poblarán de cantos y animales.

Roy te sorprende que esté... bueno, el libro "El álgebra de la justicia infinita" me gustó. Las novelas me interesan menos, claro...

Agradezco que te hayas pasado por el desierto de la entrada anterior, y decirte que te ha faltado comentar "La mirada qué (I)": allí también hay unos cuantos hermanos tuyos esperando ser mirados y mirarte.

Es una interacción que produce desnudez y la lava en el generoso espacio del "entre" (el lugar, como sabes, más propicio a la petrificación y donde hay que hacer una mayor labor de desactivación y zapa).

saludo tu alma en ira y tu incansable ojo vigía

Stalker dijo...

Karmen:

qué bien sabes ver. Otto Weininger está aquí porque, al igual que Wittgenstein, lo considero un pensador y escritor de primer orden. Por supuesto, me horririzan sus opiniones misóginas (imagino que ya te has dado cuenta de que este blog es "filó-gino" en muchos sentidos, y combativo contra la exclusión y el androcentrismo que prevalece en la academia, las instituciones, la crítica literaria, los conventículos, etc.), pero incluso un libro como "Sexo y carácter" tiene cielos ocultos entre el barro, las falacias y los prejuicios.

Un misterio en todo caso, y una figura suicida a una edad tan temprana (23 años) que hubiera resultado imposible imaginar su futura trayectoria intelectual y en qué sentido habría fluido su escritura. Yo creo que se han perdido obras importantes, porque apenas empezaba a despuntar esa estrella inquietante y errática se extinguió, arrojando una luz crepuscular, fría e intensamente agónica sobre el mundo.

La mirada de Simone Weil... Adoro a esa mujer y su pensamiento (aunque pocas veces estoy de acuerdo con ella, amo su pasión, su fuerza, su entrega total). Pronto habrá que hablar de ella en este blog...

Un abrazo fuerte y gracias por la estancia y la mirada

Stalker dijo...

Vuelvo a repasar las fotografías y me vuelvo a detener en un mismo punto: el parecido de mi padre con Robert Heinlein es asombroso. En una foto mi padre aparece con el uniforme de la marina, y su expresión y sus rasgos son prácticamente idénticos. Es algo asombroso.

Esto, unido al parecido de mi madre con la foto anterior de Djuna Barnes, me sume en una perplejidad maravillada. No sé si querrá decir algo.

Lo pensaré

Madison dijo...

Me conmueven y emocionan todas, pero sobre todo Robert Walser al le tengo una admiración increible.

Sigue poniendo cosas así de hermosas Stalker.

Stalker dijo...

Madison:

Robert Walser es uno de mis autores favoritos.

Un autor pequeño que desafía a los "grandes", el concepto de grandeza tan en boca de quienes tienen una idea muy pobre y limitada de la belleza (se dice que tal poeta es "enorme, que se ha hecho grande, gigantesco").

Walser se ríe de todos ellos y apuesta por la pequeñez. Ahí vive y es feliz.

un abrazo

Isabel Mercadé dijo...

No es mi preferida de la lista, pero me ha hecho tanta ilusión que la compartamos, porque creía que estaba casi sola en esta querencia: Arundhati Roy. No había encontrado a nadie que la apreciara como yo.

Unknown dijo...

...pronuncia infintos lenguajes. Cada mirada, un detenerse. Cada palabra, una mirada que amortigua.

Gracias, disfrutè cada una.

Eastriver dijo...

Como soy de los que han llegado tarde he ido corriendo a ver las miradas anteriores. Son todas la misma, en su gigantesca y descomunal diversidad. ¿Sabes que he sentido una sensación extrañísima? Es justamente la mirada lo que te impacta en esas imágenes. Y puestas una debajo de la otra, en ese infinito desfilar, acentúan esa sensación de desprotección que aporta siempre la mirada. Cuando es intensa, claro. Es lo del mal de ojo, que lo entiendo tanto. Una mirada puede robarte parte de ti mismo. Puede acariciarte, transportarte, yo que sé (y lo de la mirada cálida lo entiendo también mucho, por eso de la caricia que decía). Pero si la mirada es intensa, desgarrada, violenta diría, entonces te roba algo y te da miedo o náuseas. Y naturalmente los personajes que nos traes no se caracterizan justamente por tener miradas neutras. Así que me tomo un optalidón (¿existirán todavía? ¿te acuerdas que la gente se drogaba con un optalidón y una coca-cola?) y me adentro una vez más en ese laberinto de miradas. Eres alguien tan curioso, Stalker... (Queda pendiente nuestra cita con Susana y quien quiera apuntarse...)

Madison dijo...

Y tanto Stalker, y tanto que se rie.
Oye he leido bastantes libros suyos todos me han entusiasmado, sus microgramas, esos escritos a lápiz, a veces abro el libro al azar y leo la primera frase que veo y es increible.
Pero disfruté mucho con el libro de Carl Seelig y sus Paseos con Robert Walser; hizo que lo conociera de otra forma mucho más humana.

A veces cuando comento algo sobre Walser y alguien responde que no le conoce o no ha leido nada de él me extraña mucho, y es que creo que es un autor imprescindible para las personas que nos gusta leer o que hacemos de la lectura un modo de vida

Stalker dijo...

Bel M:

maravillosa coincidencia que celebro con una sonrisa,

gracias a ti,

y un beso

Stalker dijo...

D:

me gusta tu sigilo y tu precisión. Lo considero una virtud y una delicadeza. Gracias de verdad.

(Espero que no te hayas perdido "La mirada qué (I y II)"

abrazos

Stalker dijo...

Ramón:

me gusta cómo lo defines. Lo bueno, creo, es perder el eje, sentir que esas miradas nos van a partando de esa ficción que creemos nuestro centro y nos arrastran hacia la periferia, donde nos encontraremos con su interrogación y su desnudez. A partir de ahí puede empezar una forma de vértigo no cartografiado, pero muy creativo.

No sé lo que es el optalidón, no lo conozco... quizá un excitante que ahora recibe otro nombre, en todo caso conozco poco el mundo de la noche.

Ya de niño me decían que era extraño o curioso, ¡pero de cerca verás que a fin de cuentas, no es para tanto! Stalker tiene fama de ser más bien amable y atento, eso sí.

Te dejo que organices nuestro encuentro y me avises. A ver si puede ser antes de que acabe el mes.

Celebro que estés de vuelta y en forma,

salud

Stalker dijo...

¡Ah, Madison!

¡Qué pequeño es Walser!

Dejemos la grandeza para otros, para que otros la cuelguen de los panteones como estandartes ruinosos.

Walser es único, y te entiendo perfectamente, aunque sin embargo estoy convencido de que no es un autor para todo el mundo. A algunos les tocará el centro y a otros les dejará indiferentes. Es imposible que haya consenso en torno a una figura tan líquida y difícil de definir (a su lado, Kafka parece un libro abierto o una autopista de un solo sentido; pero Walser transita senderos remotos en montes abruptos).

Esto es algo que no debe preocuparte. Es así. Quien gusta a todo el mundo no inspira a nadie. Mis autores favoritos, los que más me tocan, son así: están más bien en la periferia, son como pequeñas polillas subversivas que desmontan y no se dejan encorsetar por ninguna etiqueda en un canon reconocible. Los historiadores de la literatura, sesudos académicos etno-andro-logocéntricos (disculpa la palabra) no los pueden introducir en ningún molde y por eso los dejan a un lado.

y está bien que así sea.

Pero el arroyo siempre encuentra su cauce para el corazón dispuesto. Siempre.

Un abrazo fuerte

BOX8 dijo...

Me interesa mucho la mirada que humaniza al otro, que lo ve en toda su singularidad. La que no es una mirada de voyeur que cosifica. Gracias por este post tan POSITIVO.

Stalker dijo...

BOX8:

gracias a ti por pasarte. Si buscas en entradas antiguas hay otros dos posts de miradas que completan -y complementan- éste.

saludos

Raticulina dijo...

Me emociona reconocer todas las miradas que me han significado. Las que no reconozco quedan anotadas para ampliar-me la visión.
Echo en falta a Cortázar y Sábato, que demarcaron un tiempo lejano en mi, y a algunos poetas que vivieron conmigo en un momento dado.
Tu lista de miradas es un conjuro para no perdernos...

Gracias
Gracias
Gracias

Stalker dijo...

Raticulina:

gracias a ti por dejarte atravesar por el des-concierto, y luego volverte a concertar en esta pléyade de miradas...

abrazos

Ana C.H. dijo...

Qué bello.

 
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