IEstáis muertos, no habiendo antes vivido jamás. Quienquiera diría que, no siendo ahora, en otro tiempo fuisteis. Pero, en verdad, vosotros sois los cadáveres de una vida que nunca fue. Triste destino. El no haber sido sino muertos siempre. El ser hoja seca sin haber sido verde jamás. Orfandad de orfandades.
Y sin embargo, los muertos no son, no pueden ser cadáveres de una vida que todavía no han vivido. Ellos murieron siempre de vida.
Estáis muertos.
*
En suma, no poseo nada para expresar mi vida sino mi muerte.
César Vallejo
***
Amanecemos
A la acumulación oscura de tus muertes,
De tus multiplicadas muertes solitarias,
Y a nuestro propio desengrendramiento
Para siempre y aquí.
*
No estabas tú, estaban tus despojos.
Luego y después de tanto
Morir no estaba el cuerpo
De la muerte.
Morir
No tiene cuerpo.
Estaba
Traslúcido el lugar
Donde tu cuerpo estuvo.
La piedra había sido removida.
No estabas tú, tu cuerpo, estaba
Sobrevivida al fin la transparencia.
José Ángel Valente
***
Por su amigo Enkidú
Gilgamesh
Lloraba amargamente y erraba
Por la estepa.
“¿No moriré acaso yo también
Como Enkidú?
Me ha entrado en el vientre la ansiedad.
Aterrado por la muerte,
Vago por la estepa”.
Gilgamesh, o la angustia por la muerte (versión ed. Kairós)
***
Nadie me conoce yo hablo los muertos
Alejandra Pizarnik
***
Si te murieras tú
y se murieran ellos
y me muriera yo
y el perro
qué limpieza.
*
Uno vive
con los muertos
que están ahí
con los sufrientes vive
y con los despistados
y con los presos
vive.
Idea Vilariño
***

Aquí, a la sombra de la muerte, es difícil
pronunciar la última palabra.
Sólo diré, pues,
“sin decir”.
Nada más,
nada más.
Dokyo Etan
***
Vine al mundo con las manos vacías,
Descalzo lo dejo.
Venir, partir:
Dos sencillos sucesos
Que se entrelazaron.
Kozan Ichikyo
***
La vida es como la neblina
Que exhala la gruta de una montaña
Y la muerte,
Una luna que flota
En su curso celestial.
Si piensas demasiado
En el significado de estas cosas
Estarás atado para siempre
Como un asno a su estaca.
Mumon Gensen
***
Cuando viene, ¡eso es!
Cuando se va, ¡eso es!
Ir y venir suceden cada día…
Las palabras que ahora digo, ¡eso es!
Musho Josho
***
Hasta ahora pensaba
Que sólo se morían
Los mediocres.
Pero si también mueren los que no lo son,
¿no producirán, seguramente, un estiércol mejor?
Morikawa Kyoriku
***
Creía que viviría
Dos siglos, o tres.
Pero ya me llega la muerte,
Cuando soy un muchacho
De apenas ochenta y cinco años.
Hanabusa Ikkei
***
Durante más de treinta años
Me he esforzado por anularme.
Salto ahora al abismo de la muerte.
El suelo se deshace,
El cielo gira.
Rankei Doryu
***
Me acerco
al brasero, y ah,
la eternidad
Gazen
***
He ponderado las enseñanzas de Buda
Durante 84 largos años.
Ahora las puertas se me cierran.
Nadie ha estado nunca aquí.
¿Quién es, pues, el que va a morir?
¿Y por qué lamentarse de nada?
¡Adiós!
La noche es clara,
La luna brilla, sosegada,
El viento entre los pinos
Suena como una lira.
Sin yo y sin otro,
¿quién oye su son?
Zoso Royo
***
De una tina (nacimiento)
a otra tina (muerte),
¡cuánta palabra inútil!
Issa
***

Amás aún, amas
Un cuerpo que ya no cree en sí mismo,
Amas su decrepitud, infarto y el abismo
Entre el posible cáncer de estómago y la cirrosis de hígado, o
Sea, amas un campo de batalla, en el que tú, un enemigo
Con aspecto rosáceo, coges entre tus brazos
Con tu fragilidad una fragilidad
Y matas con una mirada
Al tiempo ante ti al tiempo detrás de ti
A la muerte que es lo uno,
La muerte que es lo otro
Para ti, al que
Será la muerte,
Y esto es
Pronto
Ingeborg Bachmann
***
Y voy hacia la muerte que no existe
Que se llama horizonte en mi pecho.
*
La vida trabaja en la muerte con una convicción admirable.
*
Nadie nos dice cómo
Voltear la cara contra la pared
Y
Morirnos sencillamente
Así como lo hicieron el gato
O el perro de la casa
O el elefante
Que caminó en pos de su agonía
Como quien va
A una impostergable ceremonia
Batiendo las orejas
Al compás
Del cadencioso resuello
De su trompa
Sólo en el reino animal
Hay ejemplos de tal comportamiento
Cambiar el paso
Acercarse
Y oler lo ya vivido
Y dar la vuelta
Sencillamente
Dar la vuelta
Blanca Varela
***
He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el exterminio
Y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos.
Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro,
Pero tú pesas en mi corazón y, como una miel oscura, yo te siento en mis labios
Al ir hacia la muerte.
*
Lame tu piel el animal del llanto, ves grandes números infecciosos y, en el extremo de la indiferencia, giras insomne, musical, delante del último dolor.
Vienen, extienden
Sobre tu corazón sábanas frías
*
Esta casa estuvo dedicada a la labranza y a la muerte
Antonio Gamoneda
***
Me aflige tanto que las década pasen tan rápidamente. Pero al menos
Estoy al otro lado del mundo.
Hasta tal extremo es duro morir.
En un momento de la vida, las cosas terminan.
Lo siento así: las cosas terminan.
Así es.
Te amaré hasta mi muerte.
Voy a tratar de no morir demasiado pronto.
Eso es todo, todo lo que tengo que hacer.
Marguerite Duras,
C’est Tout***
[…] símbolo que es realidad, realidad que se torna símbolo
Ante el rostro de la muerte.
Hermann Broch
***
La muerte se apoya sobre mi bastón
Mientras con lentitud
Me acerco a mi tumba
Dejó tras de mí
Una baba plateada.
Anise Koltz
***

La muerte es un hueso triste; contuso, se diría,
Y a pesar de todo ella me espera, año tras año,
Para reparar delicadamente una vieja herida.
*
La muerte correcta está escrita.
Colmaré la necesidad.
Mi arco está tenso.
Soy la bala y el garfio.
Estoy amartillada y dispuesta.
Anne Sexton
***
Mi centro es una herida dulce
Y su nombre es
mi muerte.
*
No llore nadie por mi muerte:
El río me lleva
como el pez lleva sus escamas.
*
Si estuvieras un día fuera de ti solamente sabrías
lo intensa que es la muerte.
*
Morir no es la cuestión. Sino hundirse
despacio
en las arenas tibias de una ciénaga.
La cuestión es el barro que se empeña en seguir
la trayectoria habitual del aire al respirar.
La cuestión es que algo, una mano, un ojo, siga
agitándose en superficie mientras el corazón
desiste
y el cuerpo se acomoda
en el fondo.
Morir no es la cuestión. Sino saber atravesar
la vida con la leve insistencia
de los insectos que andan sobre el cieno,
saber alimentarse de carroña,
abrevarse en las aguas pútridas
y ofrecer el espíritu que germina en lo sólido.
Chantal Maillard
***
De modo que, al final de nuestra existencia, podamos decir que hemos existido en nuestro propio mundo y no tengamos que ir a la muerte con la vergüenza de haber tenido que existir sólo en el mundo de nuestros padres, porque esa vergüenza es la mayor.
Thomas Bernhard (
Corrección)
***
En junio de 1872, una mañana temprano, asesiné a mi padre, acto que me impresionó vivamente en esa época.
Ambrose Bierce (
El club de los parricidas)
***
¿Y no he intentado acaso pronunciar hacia atrás todos los alfabetos de la muerte?
Olga Orozco
***
¿Dónde negociaremos sobre la vida y la muerte?
Wislawa Szymborska
***
Y mostraré que nada puede acontecer más hermoso que la muerte…
Walt Whitman
***
Morir no es nunca nada más que forzar a la conciencia propia, en el momento mismo en que queda abolida, a despedirse de algunos barrios físicos activos o soñolientos de un cuerpo que nos fue medianamente extraño, pues que su conocimiento sólo nos vino a través de recursos mezquinos o esporádicos.
René Char
***
¿Cuál es el motivo de mi desencanto?
La vida humana es de seta matutina;
Cómo aguantarla si, en unas pocas décadas,
Parientes y amigos decaen y se ultiman.
En ésta la reflexión que me entristece,
La tristeza que no puedo reprimir.
Mas ¿qué remedio tiene lo irremediable?
Dejar el cuerpo, darse a la cara umbría.
Han Shan, también conocido como “el maestro del Monte Frío”

***
Sentí un funeral en mi cerebro,
Y los afligidos deudos de acá para allá,
No cesaban de andar – de andar – hasta que pareció
Que el Sentido se habría paso –
Y cuando todos estaban sentados,
Un Oficio, como un Tambor –
Estuvo golpeando – golpeando – hasta que pensé
Que mi mente se obnubilaba –
Y entonces les oí levantar una Caja
Que crujía en mi Alma
Con las mismas botas de plomo, otra vez,
Luego el Espacio – empezó a doblar,
Como si todos los Cielso fueran una Campana,
Y el Ser, sólo un Oído,
Y Yo, y el Silencio, alguna extraña Raza
Náufraga, solitaria, aquí –
Y entonces se le quebró una Tabla a la Razón,
Y yo caía, y caía –
Y golpeé un Mundo, en cada caída,
Y acabé por conocer – entonces
*
Morir sin morir
Y vivir sin la vida
Es el más arduo milagro
Propuesto por la fe
Emily Dickinson
***
Cultivo y tejo sólo para mi uso;
Hacer más no vale la pena.
¡Vamos, vamos, que en cien años
Cuerpo y nombre se habrán esfumado!
*
En el monte Shouyang calmé mi hambre con vegetales,
Junto al río Yi calmé mi sed con el agua corriente.
No encontré a nadie que me pudiera entender,
Sólo vi sus antiguos sepulcros.
Tao Yuanming, también conocido como "maestro de los Cinco Sauces"
IIPara quien reflexiona sobre ello, la muerte natural resulta ser, al final de su cadena de pensamientos, el fracaso máximo. Uno ha vivido, ha sido en vano, puesto que un día el mundo que uno llevaba dentro de sí, todo el mundo, se desmoronará.
Jean Améry,
Levantar la mano sobre uno mismo. Discurso sobre la muerte voluntaria***
Dice Cicerón que filosofar no es sino prepararse a morir, y esto es porque el estudio y la contemplación separan algo nuestra alma de nosotros y ocúpanla aparte del cuerpo, lo que supone en cierto modo, aprendizaje y parecido con la muerte; o bien, porque toda la sabiduría y el discernimiento del mundo se reduce al fin a este punto, a enseñarnos a no temer el morir.
*
Y para privar a la muerte de mayor ventaja contra nosotros, tomemos el camino contrario al del común de la gente. Que no nos sea extraña, tratémosla, frecuentémosla, que nada tengamos tan a menudo en nuestra cabeza como la muerte. En todo instante imaginémosla con todas sus caras.
*
Quiero que obremos las tareas de la vida tanto como sea posible; y que me halle la muerte plantando coles, pero indiferente a ella y más a aún a mi imperfecto jardín.
*
Aquel que enseñe a los hombres a morir, les enseñará a vivir.
*
Michel de Montaigne, “De cómo filosofar es aprender a morir”,
Ensayos***
Morir es cambiar de género, renovarse…
*
Se necesita una inmensa humildad para morir. Lo raro es que todo el mundo la posea.
E. M. Cioran,
Ese maldito yo***
El tiempo, la vida humana, un punto; su sustancia, fluyente; su sensación, turbia; la composición del conjunto del cuerpo, fácilmente corruptible; su alma, una peonza; su fortuna, algo difícil de conjeturar; su fama, indescifrable. En pocas palabras: todo lo que pertenece al cuerpo, un río; sueño y vapor, lo que es propio del alma; la vida, guerra y estancia en tierra extraña; la fama póstuma, olvido. ¿Qué, pues, puede darnos compañía? Única y exclusivamente la filosofía. Y ésta consiste en preservar el guía interior (daimon), exento de ultrajes y de daño, dueño de placeres y penas, sin hacer nada al azar, sin valerse de la mentira ni de la hipocresía, al margen de lo que otro haga o deje de hacer; más aún, aceptando lo que acontece y se le asigna, como procediendo de aquel lugar de donde él mismo ha venido. Y sobre todo, aguardando la muerte con pensamiento favorable, en la convicción de que ésta no es otra cosa que disolución de elementos de que está compuesto cada ser vivo. Y si para los mismos elementos nada temible hay en el hecho de que cada uno se transforme de continuo en otro, ¿por qué recelar de la transformación y disolución de todas las cosas? Pues esto es conforme a la naturaleza, y nada es malo si es conforme a la naturaleza.
*
En suma, examina siempre las cosas humanas como efímeras y carentes de valor: ayer, una moquita; mañana, momia o ceniza. Por tanto, recorre este pequeñísimo lapso de tiempo obediente a la naturaleza y acaba tu vida alegremente, como la aceituna que, llegada a la sazón, caería elogiando a la tierra que la llevó a la vida y dando gracias al árbol que la produjo.
Marco Aurelio,
Meditaciones
***
Mi Dios, ¡cómo el amor impide la muerte! No sé lo que me quiero decir con eso: confío en mi incomprensión, que me ha dado vida instintiva e intuitiva, mientras que la llamada comprensión es tan limitada. Perdí amigos. No entiendo la muerte. Pero no tengo miedo de morir. Va a ser un descanso: una cuna finalmente. No la apresuraré, viviré hasta la última gota de hiel. No me gusta cuando dicen que tengo afinidad con Virginia Wolf: es que no quiero perdonar el hecho de que ella se haya suicidado. El horrible deber de ir hasta el final. Y sin contar con nadie.
Clarice Lispector, Revelación de un mundo
***
La primera tarea de una sociedad adulta, en lo que concierne a la muerte, debería ser la elaboración de unos rituales de duelo. La segunda, la observación de los miedos. La tercera, educarse en la compasión. No me refiero con ello al ejercicio de la lágrima fácil ni a la proyección en otros de los propios duelos. No se trata tampoco de la encomiable voluntad de ayudar a otros ofreciendo respuestas desde uno u otro código; para la conciencia posreligiosa no hay vuelta atrás. Me refiero a la solidaridad del individuo que se sabe compartir con otros la conciencia del dolor, del miedo y del común desamparo. Una conciencia en carne viva, una conciencia encarnada. La educación en la compasión, en el com-padecimiento (cum pathos) podría ser aquello en lo que convergiesen el Oriente budista y la conciencia desdichada de Occidente.
Yo, por mi parte, me confieso occidental y asumo mis contradicciones: aspiro a la simplicidad del haiku, pero abogo por la lucidez hiriente de la conciencia posmoderna. En la hora de mi muerte, me gustaría, como Santoka, en el presente dilatado de aquel último instante, que mi conciencia fuese: Mientras termino de morirme / la hierba / llueve…
Chantal Maillard, “Desaparecer: estrategias de Oriente y Occidente”, Contra el arte y otras imposturas.
***
El marcharse de la existencia es la ultima ratio de la persona singular. A ésta no le gusta aceptar esa marcha, raras veces lo hace por propia voluntad, aunque también eso ocurre. A regañadientes se deja convencer por su Physis de que ha llegado la hora; pero cederá. La persona singular siempre piensa en eso, pero raras veces lo comenta. La “última” hora es una hora solemne, lo es aun cuando se concentre en lo que dura un relámpago. Así como el salto en el tiempo es siempre numinoso, también la despedida es numinosa –sean cuales sean las circunstancias.
Ernst Jünger, La tijera
***
Entrada sobre Philipp Mainländer en el Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora:
“Según Mainländer, Dios existió al principio como una unidad originaria; la muerte de Dios fue el nacimiento del mundo con su pluralidad y con la ley universal del sufrimiento que domina toda existencia. Sin embargo, la unidad originaria y su voluntad persisten en medio de la diversidad y se orientan hacia la destrucción de ésta con el fin de resucitar a Dios. La conciencia individual y la conciencia comunal advierten, a través de los tráfagos de la vida, que la no existencia es mejor que la existencia; la redención del mundo, hecha posible por este conocimiento, se cumple, pues, según Mainländer, en la medida en que el hombre se niega a perpetuarse y en que tiende a autoaniquilarse mediante el suicidio. De este modo se cumple el gran ciclo de la redención del ser; la adquisición por éste de la conciencia es el camino seguro para su disolución y salvación.
Obra capital: Filosofía de la redención [No hay traducción al castellano y ni siquiera puede conseguirse en alemán, se descatalogó en los años ochenta y no se ha reeditado; busco este libro desesperadamente, sin resultados]

***
La muerte se hizo cansancio.
La muerte es el límite.
A éstos (al habla, al ojo, a la oreja, etc.) los adiestró la muerte hecha cansancio, a éstos los capturó la muerte, y después de cogerlos los paralizó. Así es como se cansa la voz, se cansa al vista, y se cansa el oído. Pero a éste, que es el soplo vital, a éste no lo capturó.
Simone Weil, Cuadernos
***
El hombre debe tener siempre presente que la muerte le acecha a cada instante. Si así lo hiciera, ¿no sería más fina la capa de impurezas que cubre su corazón?
*
En todas las cosas, la uniformidad es un defecto. Es interesante dejar algo incompleto y por terminar; así se tendrá la sensación de que mediante esa imperfección se prolonga la vida de los seres.
Yoshida Kenko, Ocurrencias de un ocioso
***
Un escritor se evade en los vocablos; algunos de ellos lo siguen en la muerte.
*
Un día escribiremos, como Dios en el cielo, el invisible libro de la muerte. Dejaremos de leer a Dios. Seremos leídos.
*
La vida no preserva más que la muerte; reserva; nos reserva y se reserva. La vida no es más que la muerte que vibra.
*
Vivos y muertos tienen, ante sí, el mismo horizonte.
Edmond Jabès, El libro de las semejanzas
***
La maldición de tener que morir debe ser transformada en una bendición: la de poder morir cuando vivir resulta insoportable.
*
Odiar la muerte de cualquiera tanto como la propia; hacer las paces con todos mas nunca con la muerte.
*
Desde hace muchos años nada me ha inquietado ni colmado tanto como el pensamiento de la muerte. El objetivo serio y concreto, la meta declarada y explícita de mi vida es conseguir la inmortalidad para los hombres.
Elias Canetti, Apuntes
***
En estos tiempos de tinieblas, uno desearía que el grito de los muertos prevaleciera sobre el palabrerío lacrimógeno que atruena para ocultar el cobarde alivio de haberse salvado, o la vergüenza de haber sobrevivido a lo insoportable.
Mantenerse aparte, hacer silencio está por encima de las posibilidades humanas. ¿Quién de nosotros no tiene algo que decir sobre el estado desastroso del mundo?
*
No mirarse envejecer en el espejo que nos ofrece la muerte, tampoco desafiarla con grandes palabras, sino aceptarla, si es posible, en silencio, como le sonríe a su madre un niño en la cuna.
*
Desde el instante en que uno ya no mide sus palabras, la búsqueda deja de procurar un entendimiento, un testimonio de presencia en el mundo.
Romper la sintaxis para entrar en una relación intransmisible con la muerte no es ceder a la resolución de callarse, es como si ya no se supiera exactamente lo que quiere decir hablar, faltando siempre que llegue la última palabra, vuelta impronunciable por la ausencia de otra perspectiva que no sea una persistente invalidez.
Louis-René des Forets, Paso a paso hasta el último
***
La mayoría, si no la totalidad, de los hombres viven una vida desdeñable, desdeñable en sus alegrías y desdeñable en casi todos sus dolores, salvo en aquellos que se fundamentan en la muerte, porque en éstos colabora el Misterio (y la misma vida se desmiente)
Fernando Pessoa, Libro del desasosiego

***
A cualquier edad uno fracasa al enfrentarse a su propio fin. Por viejo que uno sea, uno muere siempre demasiado pronto: pues en esta materia todos los finales son prematuros. El hombre se enfrenta obligatoriamente a la muerte en condiciones de improvisación y de indisposición: el impromptu de la muerte es, literalmente, extemporáneo. La urgencia que nos impondría la inminencia es por tanto una causa de enloquecimiento. Lo que fiábamos a largo plazo convertido de pronto en amenaza inminente, el quimérico futuro fijado para mañana por la mañana: no hace falta más para que sintamos vértigo.
*
La vida eterna, es decir, el hecho innegable de haber sido, es un regalo que la muerte hace a la persona viva.
*
Olvidada de todos, perdida en la lejanía del pasado, al vida de no importa quién ha sido para siempre, por los siglos de los siglos y hasta el final de los tiempos, la única posibilidad de realización de ese no importa quién. Por otra parte, esa existencia casi inexistente es más bien quasi-nihil que nihil, y más bien mínimo-ser que no-ser. Ahora bien, entre nada y casi nada hay una distancia infinita…
*
Ese casi nada que es un instante, ese casi nadie que es un Hápax inimitable e imposible de encontrar, ese casi-nunca que tiene lugar una sola y única vez en toda la eternidad, ¡están separados del Nunca y del Nada por un casi!
Vladimir Jankélévitch, La muerte

***
El vivir, como el morir, no se aprende. Tan sólo podemos esperarlo. Juntos. Intentar enseñarnos el uno al otro a vivir, en una inquietud compartida y una difícil libertad, cuando cada uno espera para sí mismo morir: tránsito fuera de la vida, salvación en la noche. De ahí la necesidad repetida de no distinguir estas dos siluetas: el espectro y el niño. No sólo, desde luego, porque quien atraviesa la prueba de la muerte se prepara para dar el paso más allá “tan desarmado como el niño que acaba de nacer”, sino también, y sobre todo, porque la tarea del superviviente, es decir, de quien sobrevive provisionalmente al otro, al amigo, consiste, en lo sucesivo, en sobrellevar la desaparición. Este se prepara para llevar (tragen) la ausencia; mejor: para llevar el duelo como se lleva a un niño.
Jacques Derrida, Aprender por fin a vivir
***
Morir de muerte al amor y al saber es una muerte más noble y tiene más valor que todas las buenas obras que la Santa Cristiandad ha hecho, desde el comienzo hasta hoy, en el amor y en el saber y que aquellas que todavía debe hacer hasta el último día. Ellas mismas sirven únicamente a la muerte, porque es en esa muerte donde surge la vida eterna.
Maestro Eckhart, Sermones y tratados
***
Si, por medio de una reducción o una disidencia preliminar, pudiéramos separar muerte y morir, habla y escritura, obtendríamos, aunque fuese muy costosa y penosamente, una especie de tranquilidad teórica, de dicha teórica, esa tranquilidad y esa dicha que atribuimos, en el fondo de su tumba dichosa, a los grandes muertos, que son también, y como por excelencia, las figuras relevantes o los soportes de la teoría.
*
Supongamos que el morir no está iluminado por lo que parece darle sentido, el estar-muerto. La muerte, el estar-muerto, nos conmocionan con toda seguridad, pero como un acontecimiento bruto o inerte (la cosa misma) o bien como la inversión del sentido, el ser de lo que no es, el penoso no-sentido que, sin embargo, siempre es retomado por el sentido, allí donde sigue dominando, a su manera penosa y tranquilizadora, el poder de ser. Después de todo, “estar-muerto” consigue hacer que la palabra muerto/muerte pase en posición atributiva, como uno de lo atributos memorables del ser, como un signo sólo desconcertante de la omnipotencia del ser que rige siempre, aún, al no-ser. Pero morir, lo mismo que no puede rematarse o cumplirse, ni siquiera en la muerte, tampoco se deja situar o afirmar en relación con la vida, aunque sea una relación declinante, una declinación de la vida. Morir no se localiza en un acontecimiento, ni dura al modo de un devenir temporal: morir no dura, no se termina y, al prolongarse en la muerte, arranca a ésta del estado de cosa en el que querría apaciguarse. Morir es lo que vuelve sospechoso al muerto e inverificable a la muerte, retirándole de antemano el beneficio del acontecimiento. Y la vida no sabe nada del morir, no dice nada de él, aunque no lo confina al silencio. De pronto y desde siempre, hay un susurro en medio del habla, el rumor de ausencia que pasa por y fuera del discurso, una parada no silenciosa que interviene, allí donde el ruido de la escritura […]. Morir: aquello que no toma apoyo en la vida; pero también es la muerte la que nos impide morir.
Maurice Blanchot, Le pas au-delà [El paso (no) más allá]
218 comentarios:
«El más antiguo ‹Más antiguo 201 – 218 de 218Desde luego, cuánto pedante hay suelto...
Nubetortuga, te doy la satisfacción de publicar tu segundo y brillante comentario. Aquí acaba el juego.
Hasta siempre.
Cuesta deglutir esta enorme entrada. Superados los tourmalets emocionales, la sensación de saber más bien poco y cierto pudor... Me atrevo.
Me reconozco como una simple "deseadora de muertes". Oh, sí, sobra tanta gente... Yo misma. Pero permanezco aferrada a este fenómeno extraño al que llamamos vida.
Mientras tanto, me preparo para el instante último del último segundo del último minuto.
Hace tiempo que descubrí que sólo sé aquello que quiero saber. Así que, como creer es gratis, creo firmemente en aquello que creo. No aprendí todavía a separar "querer" de "creer". Entonces... Sí, sé que ese último se vive conscientemente. Me veré morir, huiré de mi cuerpo con el tiempo suficiente para verlo morir. Ya está. Como se desprende la serpiente de su piel. Igual. Podré verlo, podré verme. Es como volar en avión y saber que se cae; en ese momento "ya estás muerta", lo sabes, y eso te permite convertirte en piel, y salir, y verlo todo desde el otro lado, desde el lado que nadie sabe.
Como en los suicidios. La suicida, el suicida, ya está muerto antes de su último segundo, todo lo ejecuta desde fuera.
Alzheimer, morfinas, comas, todas, todos están fuera mucho antes.
Ahora busco, intento saber, dónde estará, cuál será la ubicación espacio temporal de esa ubicación extracorpórea. Ando en ello. "Sé" que sabré. Aunque intuyo, a modo de creencia, claro, que esa lucidez la descubriré, por supuesto, en mi último segundo de mi último minuto.
Gracias a todas y a todos por esta entrada colectiva extracorpórea.
Gracias, anónima, por entregarte así. Me hace pensar que quizá podamos afilar nuestros instrumentos de percepción hasta el punto de lograr observarnos desde fuera. Es un desdoblamiento difícil, porque la muerte parece ser disolución absoluta. ¿Cómo mantener viva la llama de una conciencia observadora?
Me gusta la exterioridad del haber muerto antes del último segundo. "Todo lo ejecuta desde fuera": así ha de ser, y quizá logramos vernos como un personaje al ausentarnos de nuestra propia volición...
Es un tema extraño y fascinante.
Gracias por tus palabras.
Abrazos
Bueno mi comentario es para Marian.. por el comentario"Nos iríamos a leer los típicos tochazos best sellers....No leeríamos a Dickinson, a Bachmann, Bernhard, Kristof, Woolf, , etc, etc"..qué riqueza.. qué cultura... qué ocurre que lo que llega al pueblo no es literatura, lo que está apoyado con una buena publicidad deja de ser literatura, el que tiene “contactos” (porque todos sabemos como va esto)para que le publiquen y sus textos no se queden en la oscuridad y en el olvido no es literatura?.. en el momento que es un éxito de ventas deja de serlo? deja de ser bueno? si gusta mucho, no es bueno? yo he leído literatura "selecta" se llamaría así? Direrot, Moliêre, Renoir... y también... Stieg Larson... he tocado fondo? ya está bien.. no sé, de tanta fantasmada, de tanto elitismo, de tanta frustración.. y de que lo que sale de unos parámetros deja de ser "culto".. hay mucho copia pega.. en éso estoy de acuerdo... firma otra tarada. Cansada de “tanta camareria” falsa con la finalidad de llenar el ego de unos cuantos---
Stalker, he recordado las líneas de Vallejo todos estos días. Su índice. Su lengua desconsolada y furibunda. Y de verdad creo que nacemos muertos, que estamos muertos hasta que nos alimentan y nos dan el lenguaje (en eso creía Vallejo, en la madre que te da lo que mordés y el padre que te da lo que pronunciás) y hasta que nos construimos a nosotros mismos como seres que están vivos. Porque uno puede emitir signos vitales y hasta ser maratonista y, aun asi, estar en coma. Durar. Transcurrir. Permanecer. Ser digno de la tarea de limpieza de la que habla Vilariño y ser, cuando clínicamente ha muerto, solo un cuerpo debajo de una piedra (sin sobrevivir para nada ni para nadie, a la inversa de la supervivencia que menciona Valente).
Vivir, supongo, es estar cerca de los despistados y los presos y recordar a los que se fueron, convertirse en su boca ("hablarlos", como dice Alejandra) impidiendo que se los lleve el olvido. Sin pensar demasiado en el final (eso lo sabe Gensen, pensarlo demasiado te conduciría al suicidio o la lujuria), viajando liviano de equipaje hasta pisar, descalzo, el último umbral(sencillamente, como dice Ichikyo) y haciendo que brille, como un relámpago, el nudo que late entre la llegada y la partida entrelazadas.
Supongo que ese brillo es más fuerte cuanto más se anula uno (cuanto más se invisibiliza, según Doryu), para ser ojo que contempla y comulgar con el otro.
Me gustan mucho las líneas que elegiste de Ikkei. No me fascinan los jóvenes cadáveres bellos del malditismo y la melancolía romántica. Me seducen los que se empeñan en llegar a viejos con la frescura de los muchachos, aunque la longevidad no sea perversa y carezca de morbo literario.
Y me gustaría que morir no sea solo dar vuelta la cara contra la pared, como en el poema de Blanca Varela donde camina uno de los más bellos elefantes que he conocido, sino doblar la esquina, como alguna vez dijo Pessoa.
Es precioso todo lo que han aportado los topos, las imágenes que trajo Raúl, esta entrada que destila vida.
Las nubes y las tortugas deberían ejercitarse en el arte exquisito de cortar y pegar para aprender a elegir, para ir hasta el fondo de lo elegido y para alumbrar nuevos sentidos (generar iluminaciones profanas) poniendo en contacto mundos dispares. Todos estamos cortando y pegando, todo el tiempo. Y hacerlo así es crear, es parir algo distinto con la materia de lo existente.
Seguiré leyendo y mirando.
Besos agradecidos.
Anónimo/a:
aquí cada uno se retrata por sí solo. No hay nada que añadir. Sí te recomendaría que, por favor, las sandeces a otra parte. El resto de los mensajes que procedan de la misma fuente (sospecho que es la misma o son amigos o afines) no pasará el filtro.
Querida Mariel:
me encanta cómo lees y sientes. Ojalá vuelvas a esta entrada y en ella encuentres el agua fresca en el cuenco, ésa que calmará tu sed.
abrazones
Lamento ser tan expeditivo con las nubes, tortugas y anónimos, pero profeso una alergia más bien virulenta a las modalidades invasivas de lo energúmeno. Aquí no van a tener cuartel. Los trolls serán aplastados sin miramientos.
Veamos... en principio, me gustará rebatir pues, a este anónimo que también se hace llamar "tarado", como nube tortuga.
Te doy la razón en que con dinero se va a todas partes, sin embargo, y precisamente por eso, me fío menos de lo que más lejos llegan, pues suele estar lleno de parásitos. Discúlpame por ello si te causa ofensa, pero prefiero comprarme libros que están descatalogados y sólo existen de segunda mano que "crepúsculo", "millenium" o "los pilares de la tierra". Si me quiero entretener me paro en esto, me río y disipo la "pollution" que arroja el mundo, así de simpático, pero si me quiero llenar busco entre lo que la sociedad llama fango, para mí la Verdad, y Verdaderamente leo.
Detesto los poetas que emergen de entre la nada porque tienen sus contactos. Creo en una oportunidad para todas las palabras, incluso las menos bellas; hoy se vende la belleza, la felicidad fácil, falsa, y yo detesto este código. Busco la "verità", y si no hablas la lengua de Dante busca la Idea, pues incluso tú la tienes dentro.
Y sin emabrgo te digo, hay cosas muy bien apoyadas publicitariamente que realmente gozan de calidad. No por tener más apoyo va a ser peor, no digo eso, pero sí es cierto que cuanto más apoyo peor resulta ser... Mezquino y barato; no conciben ideas alternas, vidas "extraterrestres", si lo prefieres (ya que por lo de fantasmada, muy paranormal, viene al caso). Hoy en día, la mentalidad suprema de la mano invisible (no la del mercado, aunque menudo negocio se hacen todas por debajo del mantel...) negocia con el artefacto "bruto" (de nuevo la lengua de Dante me sacia el Hambre), y yo busco buena literatura, no hombres-de-re-nombre.
Leo best-sellers, pues para criticar hay que saber de lo que se habla. Me han gustado mucho algunos, y cito la sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón para que veas el elitismo que se gasta este ser INDIVIDUAL, que también lee Yukio Mishima en sus ratos libres.
Disruto leyendo cualquier cosa que me guste, of course, independientemente de su publicidad; pero repito, cuanto más se publicita una cosa más mezquina suele ser -quizás me equivoque, pero demuestrame lo contrario-. Me quedo con el infierno de Dante, con las llamas al rojo vivo de Blake, con la pintura retorcida de algunos rusos que no conoce ya ni su padre, con el cincel ovidado de un genio que no reconocen por ser un pobre. Con los cuadros de mi padre sobretodo, que, habrán de disculparme, me dan más miedo que algunos cuentos de Poe (saben algunos que me encanta Poe...así serán los cuadros).
Quiero decirte, como resumen, que, independientemente de mi subjetividad, siempre contra todo este artefacto de manipulación que hace resaltar más a unos que a otros (me perderé grandes cosas, I know), que yo a ti no te juzgo por leer "Millenium", no me juzgues tú a mí por disfrutar a Kahlil Gibran con 18 años.
Probaré mi vida a enseñar a la gente lo bueno que está oculto, y a no dejarse llevar por el mundo fenoménico que arrasa con la idea. Todo junto va mejor, y así se aprende a llevar la vida como uno quiere, sin presiones externas bastardas del aparato mundial.
Portinari dixit.
(Stalker, si no lo ves apropiado ni lo publiques, yo lo entiendo. Un saludo y "coraggio" ;) )
Arturo, antes de nada, gracias por lo que dices.
"Sein-zum-tode" lleva la idea de ser "en", y no como puede pensarse "por". Cambia las cosas la pequeña preposición, pues, pienso, ¿somos en la muerte o ella es en nosotros? ¿somos seres hechos de muerte, o hechos para ella?
Ser-en-la-muerte implica una doble ejecución que elimina todo rastro de duda, pues si se es en algo, ese algo está perteneciéndonos de manera que también es parte nuestra. Funciona a la manera de un círculo vital en el que las existencias abstractas se enredan.
La muerte premtura, qué escalofrío. ¿Hay un momento concreto para morir?
y no sé qué contestar.
"Morir habitado", me gusta tanto esta idea... yo que pensaba en la muerte como único acto clandestino y último de los exisentes marcados por lo perecedero. Morir con alguien dentro, que no sea la muerte. Morir en alguien. Morir por alguien. Siempre la compañía. pero en el acto de desvanecerse no hay manos que se extiendan para hacerte el camino más amable.
La eternidad, quizás sea eso de "cargar con los muertos". Ellos están aquí, de una u otra manera, impregnados en la materia que nos rodea (a la manera más física). Al morir se hace uno eterno, de una manera extraña, latente, invisible, desconocida.
La muerte es evaporamiento.
Y como dice Rubén, muchas, casi todas, las citas que has puesto en la entrada, Stalker, hablan de la muerte como algo axiomático, que ocurrirá, sobre lo que se pueden hacer juicios que la hacen ser "la extranjera que parace que no llegará pero se la espera". Son muchas tranquilas, casi juiciosas, como bisturí de médico. Frías y disantes de algo que está en nosotros.
Otras son poderosas, como las pulsaciones de un corazón que envía sangre al alma.
Prueba, todo ello, de que no hay manera de comprender, y que algunos prueban a citar, a decir desde lejos, a señalar(se) pues son como los cuadros surrealistas, donde se burla la perspectiva y uno al enseñar a otro con el dedo acaba señalándose a sí mismo.
Otros prueban a acercarse, a mirar el pozo oscuro, a perderse en u lejanía, a jugar al "sein-zum-tode" hasta realmente, pasar el umbral, y dejar de ser en la muerte, para ser en el Eros. Los demás. La eternidad.
Supogo, divago, no sé nada de nada.
Conversaciones sobre la muerte en bicicleta:
Mi hijo y yo de paseo en bicicleta:
N - ¿Mama esto que es?
L - El cementerio.
N - Ba, a mi me gustaría saber como es la vida al otro lado. ¿Es divertida?
L - Pues no sé, no he ido.
N - Pues yo tengo ilusión de ir.
L - NO no pienses en eso.
N - Bueno quería decir que tengo ilusión de ir a ver como es cuando pasen 80 años. Primero quiero disfrutar de la vida.
L - Eso es, tú disfruta de la vida que luego nunca se sabe.
Hablando de vida y muerte lo dejo aqui.
Sócrates hablando por última vez a los atenienses que le habían condenado a muerte:
-¿Sabéis por ventura qué es morir? Con seguridad, una de estas dos cosas: o un caer en la nada, o trasmigrar a otra parte. En la primera hipótesis, creedme, la muerte podría ser una gran ventaja, no más dolores, no más sufrimientos; en el segundo caso, en cambio, tendría la suerte de encontrarme con muchísimos personajes excepcionales. ¿Cuánto pagaría cada uno de vosotros por hablar cara a cara con Orfeo, con Museo, con Homero o con Hesíodo? ¿O con Palamedes y con Ayax de Telamón que murieron ambos por haber sido tratados de manera injusta? Pero ha llegado la hora de partir, yo a morir y vosotros a vivir. Quién de nosotros ha tenido mejor destino es oscuro para todos, menos para los dioses.
LO INSUPERABLE DE LA SABIDURIA FRENTE A CUALQUIER CIRCUNSTANCIA
Cuentan que la noche previa su muerte, Sócrates se empeñó en aprender una complicada melodía para tocar con la flauta. Sus amigos se lo recriminaban y le decían que para qué iba a perder su última noche de vida en algo tan complicado. Sócrates muy serio les contestó:
¿Para que va a ser? Para aprenderla antes de morir.
Es precioso que en Marienbad puedan convivir y darse la mano, con idéntica estatura jerárquica, las reflexiones en voz alta de Portinari silenciando nubes y tortugas, los adorables griegos de Blanca y el hijo en bicicleta de Lola. Flores de Marienbad.
Impresionante esta entrada sobre la muerte, tan buena selección, me alegra mucho haber entrado en este blog, que me atrajo por el nombre, y hoy me ha recomendado un crítico. Me gustaría añadir (humildemente) uno de los poemas de vejez y muerte de Li Qingzhao, del siglo XI (traducido por Pilar González España)
"Primavera en Wuling"
viento detenido
polvo
perfume
de las flores últimas
se hace tarde en la noche
estoy tan cansada
que no quiero ni cepillarme el pelo
las cosas permanecen
los hombres no
todo en su final se acaba
quisiera hablar pero mis lágrimas se precipitan
dicen que en Shuangxi
la primavera es aún hermosa
podría navegar allí
en una barca ligera
pero quizá ésta sea tan pequeña
tan frágil
que no pueda soportar el peso
de toda mi tristeza
Gracias, Portinari, Blanca, Mariel por vuestras aportaciones.
Bienvenido, Zbelnu, el poema que traes es excelente, gracias por el regalo. La poesía china clásica sorprende siempre con fulgores de esta naturaleza. ¿Un crítico te ha recomendado este blog? Estoy asombrado, y siento curiosidad por saber quién es, si puede decirse en público.
abrazos
Gracias, Stalker! El crítico es Alberto Hernando y no se equivocaba.
No había visto tu respuesta ni mi comentario, no sabía que había que pedir que saliera el último mensaje, acabo de descubrirlo!
Mi firma zbelnu viene de mi nombre Bel o isabel Núñez
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