martes, 20 de septiembre de 2011

El tigre que ama

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Para Dulce Ramírez, que con ternura traspasa especies

El ecologismo, a pesar de sus buenas intenciones, no es el mejor camino. Se puede hacer, con respecto a él, la misma reflexión crítica que el filósofo japonés Kitarô Nishida hacía con respecto a la ética de los derechos humanos: tal tipo de ética, decía, es incapaz de resolver definitivamente los problemas del mundo porque pertenece a una forma dicotómica de entendimiento y los problemas entre los seres humanos han de resolverse a partir de la vacuidad, que permite comprender al otro desde lo mismo.

Proteger a la naturaleza, a los niños, a los animales, es la expresión del paternalismo propio de una tradición de control y dominio del medio que se ha desarrollado a partir de la idea bíblica de que la tierra está al servicio del hombre, ese ser que se autoproclama superior a todo lo que él mismo define como inferior. Del Génesis a la Tecnología hay una línea directa. […]

Hace falta una ecosofía en vez de una ecología. En vez de dominar y proteger, volver a sentir, a oír, a oler incluso, a comprender oliendo, a saber sintiendo. En vez de la pancarta "no tocar" en los "espacios protegidos", la invitación a la hierba, la educación del sentir, la religiosa invitación a saberse hierba y a pisarla como se pisa un templo en Oriente: con los pies descalzos. "No tocar" es la señal de alarma que aparta a los niños de su origen en vez de recordárselo, que nos hace peregrinar por nuestro mundo en un vehículo diáfano como aquellos autobuses en los que los turistas cruzan, como peces en un acuario, los parajes volcánicos de algunas islas. Turistas del mundo de fuera y del interior, nos vamos convirtiendo en depredadores que han olvidado la máxima de sus antepasados los viajeros: ir de lo propio a lo otro para ser lo que eres.

Lo propio: lo más común, el oikos . Oiko-sophía: saber de lo más propio, del hábitat, lo que nos pertenece no como posesión sino como propiedad, es decir, aquello a lo que ontológicamente pertenecemos. Sophia en vez de logos: saber en vez de conocimiento, integración en vez de discurso. Saber de la intimidad que lleva incluido el amor, pues, como escribe R. Panikkar, "conocer sin amor no es el verdadero conocimiento". Amor que es compasión (karuna para el budista, piedad para el cristiano), un término que, como el de caridad, entendido por vía paternalista ha ido engrosando el diccionario terminológico del poder. Amor o com-pasión que es íntima comprensión del sentir del otro, de lo otro comprendido a partir de lo mismo. Conocimiento sintiente, no entendimiento, desde las húmedas entrañas, no desde la aridez de la mente. Desde las aguas, no desde el fuego. Porque en las aguas, siempre maternas, tiene el fuego (Agni) su morada, como dice el Veda, y las entrañas, el lugar de la compasión, es también el centro de unión en el que los dos polos se reconcilian.[…]



Las guerras, las técnicas de espiritualidad, las teologías se nos revelan, pues, como sendas estrategias para la consecución del descanso por medio de la unificación. Todas ellas procuran eliminar la tensión a su modo, las guerras llevándola a su máximo, las místicas reduciendo al mínimo las vibraciones perturbadoras, y las teologías procediendo por abstracción y realizando síntesis progresivas hasta lograr situarse mentalmente en el Uno Lógico.

Hay otro modo, sin embargo, de conseguir el descanso que el estado de unidad parece procurar, un modo al alcance de todos, utilizado también por los místicos aunque no necesitado del concurso de ningún tipo de corpus teórico, metafísico o imaginal y cuyo gozo no resulta del esfuerzo por lograr lo otro prescindiendo de lo propio (místicas), ni del uso del procedimiento de la abstracción (religiones, metafísicas), ni de la violencia como provocación (contiendas), sino de un íntimo conocimiento que es resultado de la contemplación.

La con-templación es una "pasiva actividad" que hace del lugar común templo, lugar en el que el ánimo se templa con el del otro como si de instrumentos se tratara. Templar las cuerdas del ánimo: armonizarlas al tiempo que se homogeneiza la temperatura -la fuerza y el ímpetu. Templarse: alcanzar desde los extremos el "medio", esa ecuanimidad que el espíritu chino entendía como la capacidad de saborear la "insipidez", aquel sabor que no siendo ninguno en particular es la posibilidad de serlos todos. […]

En el plano estético, es decir, aquel en el que se sitúa el individuo que adopta la actitud del espectador, esta ecuanimidad es denominada, en la terminología propia de los filósofos de Cachemira, santarasa, el estado emocional que corresponde, en la contemplación estética, al estado de calma o serenidad. También santarasa es el lugar emocional en el que todas las emociones están contenidas en potencia, del que todas surgen y al que todas vuelven. En esa calma, desde esa calma, la com-pasión es posible porque quien contempla está vacío de sí mismo y ese vacío lleno de posibilidades es el suelo común, propiamente común, de lo humano.

Pero trascendiendo el nivel psicológico de las categorías en las que la Estética se mueve, la contemplación abarca todo lo existente. No se trata, entonces, de la inmersión en este o en otro estado de ánimo, ni siquiera con el fondo común de todos los estados posibles, sino del encuentro con algo mucho más complejo que integra todo el organismo en la misma comprensión. Contemplar un lirio o un amanecer, respirar el olor húmedo del humus en un bosque o sentir la brisa del mar acariciándonos la piel o el tacto del pelo duro o suave de un animal y, bajo los dedos, la leve reacción de aquellas extremidades de ser estremecidas, su límite inverosímil, ese no-límite de repente evidente, con una evidencia que no nos llega por vía racional sino que es producto de esa inteligencia del cuerpo más ancestral, más inmediata, más olvidada también, todo ello es templarse-con, armonizarse, sentir conjuntamente y saberse en otro, en lo mismo, en uno. Porque no existe "el Uno" sino uno-mismo cuando las barreras de las diferencias se han anulado en esa evidencia "natural". Para estar-con, para salir del "sí mismo", del otro que somos individualmente, sólo hace falta salvar la distancia que se abre con el juicio, aquella que nos convierte en sujeto-que-observa-un-objeto. Juzgar es establecer la distancia.



Pero el animal no juzga, la planta no juzga, la montaña y la roca no juzgan, el mar no juzga. ¿De allí nuestra superioridad sobre ellos? No, de allí nuestra soledad, nuestra condena. Si fuésemos capaces de contemplar sabríamos, como aquel pintor chino -a Shih t'ao me refiero-, que las montañas son el mar y el mar las montañas y que el mar y las montañas saben que lo sabemos.

Si fuésemos capaces de mirarnos como mira un animal tal vez fuésemos capaces de com-pasión, ésa que acompaña al amor. Porque el juicio es incapaz de dar cuenta del amor. Y ¿qué es eso? "Amor" es la palabra que empleamos para decir la ininterrupción de la corriente de energía que hace ser. Amor es la palabra que convierte un continuo en concepto para la mente, de la misma manera en que la teoría musical india entiende que la nota es el signo mental del intervalo que es el sonido mismo. Un signo es un repliegue, una re-flexión de la conciencia; el concepto da cuenta de lo que ocurre y lo establece, previniendo. El concepto previene las modificaciones. Por lo mismo, el concepto se convierte, apenas formulado, en obstáculo para la vida en el mundo primero -el de los sucesos- del que pretende dar cuenta. Es fácil, entonces, que optemos por mudarnos al mundo segundo, donde la comodidad de los conceptos apacigua la mente por medio de la repetición, la alivia un poco de tanta decisión, de tanta necesaria libertad. Sentir, vivir sintiendo es aparentemente más fatigoso, requiere una atención constante, un estado de alerta, un estar abierto sobre la cuerda tensa. Contemplar no es pasivo, es una apertura, un tensor que apunta hacia dentro y hacia fuera al mismo tiempo, trazando puentes, recuperándolos, un estar en el borde siempre, en el filo que nos separa de nosotros mismos estando, sin embargo, en nuestro propio centro.

Si fuésemos capaces de mirar como mira un animal sabríamos mirar desde el centro en el mismo filo de la individualidad. El amor dice la ininterrupción del flujo, y es éste el estado natural; es amando como salta el tigre sobre su presa, como la ballena o el lince se suicidan o el oso husmea en el viento.

Si fuésemos capaces de mirar como mira un animal o como mira la tierra tal vez seríamos capaces de amarnos. De amarnos antes de la palabra amor, antes de que cualquier palabra asentara los "sentimientos" troceando el continuo, haciendo de la vida fragmentos, similitudes, repeticiones.

Chantal Maillard, El árbol de la vida

Ilustración: Shi t'ao

26 comentarios:

anamaría hurtado dijo...

Quedo en el filo al escuchar las palabras de Chantal.
Recordé a un autor alemán que habla también de que la idea de proteger a la naturaleza está enraizada precisamente en el sentimiento de separación, por ello nos hacemos sus amos protectores,pero al erigirnos en amos, la otra cara de la protección es la utilización y destrucción, ver a la tierra como dadora de recursos, eso nos lleva a sentirnos profundamente alienados, extrañados, de que somos esencialmente naturaleza, entonces el recurso de la ecología termina, en aparente paradoja, por ser más un recurso lingüístico dentro de la dinámica discursiva del poder. La expulsión del edén ya venía anticipada al ser el humano designado como protector del jardín, ya los humanos habíamos sido expulsados cuando un "dios infame les ofrecía su sangre de manzana" y los ponía a cargo.La invitación de Maillard al sentir amoroso, com-pasivo y con-templativo es realmente una entrada al edén que siempre ha estado ahí,aquí, y los ángeles que están a sus puertas son aquellos que pueden ver con los ojos del animal.
Hace poco le dije a alguien que el Amor era una forma de conocimiento, es el mismo árbol del conocimiento que mece sus hojas en la pupila animal, ojalá pudiéramos retornar a ese temblor, a la ínfima sombra de esas hojas

gracias por ese texto magnífico
abrazo con templo
anamaría

Isabel Mercadé dijo...

Hay algo en este hermoso fragmento de Chantal Maillard que nos traes (gracias!), aunque aparentemente no tengan relación, pero debe de haberla, en algún lugar en lo profundo, que me ha recordado una frase de Simone Weil que intento tener siempre presente: "El mar no es menos bello a nuestros ojos porque sepamos que a veces los barcos zozobran."
Y, también, aunque no se parezcan nada (pero del mismo modo debe de estar el parecido en algún lugar allá abajo) algo en la belleza de CH.M. en esta foto me ha recordado a la belleza de S.W. en la foto que, justo citando esa frase, puse de ella en las Amapolas: http://amapolasenoctubre.blogspot.com/2008/04/belleza-conocimiento-y-naufragios.html

EG dijo...

http://youtu.be/R6eZYgCVj1s

Stalker dijo...

Anamaría:

gracias por comprenderlo y por seguir acompañando en estos últimos meses

yo creo que nunca has abandonado la ínfima sombra de esas hojas,

abrazos templados, arraigados, silenciosos

Stalker dijo...

Querida Bel:

las afinidades subterráneas, imperceptibles, hacen que la vida tenga sentido. Yo también las percibo: percibo esos puntos de unión, esas rimas asonantes que señalas tan bellamente. También con Lispector: puentes más allá de las palabras,

abrazo fuerte

Stalker dijo...

Querida Emma:

gracias por el vídeo, aunque no termino de ver bien la conexión con este texto (sin duda la tiene)...

me gustará saber qué líneas has trazado,

un abrazo

òscar dijo...

es fantástico lo que me ocurre con la escritura de chantal, últimamente...

veo sus textos. no, no convierto en imágenes, no se trata de eso.

simplemente veo los textos como un golpe devisión, como un conjunto matérico entero sin lenguaje ni cualquier otra regla de escritura-lectura.

como nos pasa cuando observamos un árbol, que no leemos "árbol" sino que vemos su conjunto, la minuciosidad del todo y cada una de sus partes (incluso lo que no vemos -raíz, sustrato, nudo, etc-)

por eso, creo, ya no necesito interpretar a chantal maillard ni leerla, basta con ver la materia de una nueva propuesta textuada, un nuevo brindis de negro sobre blanco. todo eso.

y le doy las gracias. es la primera vez que me pasa. con ningún otro escritor. ni con ella, antes, cuando trataba de leer.

por eso, querido hermano búfalo, también te estoy agradecido. de tu generosidad he aprendido a llevar a cabo un ejercicio tan primario y tan estimado por mí. gracias a todos.

besos,
òscar.

çç dijo...

Stalker; empezaré por el final. “El sacrificio del mí” decía Chantal en otro texto… y sí, reconozco las piedras del pensamiento, cuando imponemos el yo o el tú, las emociones a los sentimientos. No soy una persona que haya estudiado gran cosa, incluso la gente que me llega a conocer, rápido se adjudica la impresión de alguien con sentido del humor y nervioso pero para nada alguien habituado a hablar de problemas filosóficos y menos a relacionarlos con la actualidad. Bueno, usted sabe que también soy amante de los films de Tarkovski. Volviendo al final “mirar como mira un animal”… “sacrificarse” …recuerdo hace bastantes años una conferencia de A. Escohotado en la que, un padre al final y en la ronda de preguntas, quiso saber qué hacer ante la drogopendencia de su hijo. Antonio le respondió sin inmutarse, pues usted lo que debería hacer es inyectarse caballo con su hijo. Ni decir tiene que el padre salió furibundo de la sala. Entiendo que el conferenciante quiso decir algo similar, deja el primer mundo en el que ya sabes tú hijo hace algo malo e intenta sentir su problema para que te observe, que pueda amarte quizás. Obsérvalo y no lo juzgues.

Contemplé el video de Emma, miré, me sentí allí sabiéndome efímero. Sabiendo de la facilidad con que la vena artística puede sacar provecho de ciertas perturbaciones de la sensibilidad. Así es que miré el video y no pienso que sea para contradecir a Chanatal cuyos textos simplemente trazan y no pretenden traspasar el umbral de la escritura, o bien sí para derribarla y hacer aparecer todas las discontinuidades que nos atraviesan. Perdóname por extenderme y romper mi tradición de breves comentarios.

Un abrazo.

Bashevis dijo...

desde que pones puntos arriba y abajo te veo mejor. te voy a poner un punto en la cocorota y otro en la punta del pie.

mejor hubiera sido no decir nada, un puntito

.

Anónimo dijo...

"las montañas son el mar y el mar las montañas y el mar y las montañas saben que lo sabemos"

ahí está todo dicho.

abrazo

Ahab dijo...

"las montañas son el mar y el mar las montañas y el mar y las montañas saben que lo sabemos"

ahí está todo dicho.

abrazo

leonardo dijo...

posesión / propiedad
conocimiento / saber
siempre me sorprende cómo CM entra en lo propio de las palabras para abrirnos hacia algo diferente. El deseo de poseer es quizás el peor de los males humanos, como el de conocer. Ellos nos han llevado a donde estamos y el hombre no parece dispuesto a renunciar a ellos. Seguimos buscando las respuestas desde allí, peor aún cuando consideramos que tenemos las técnicas más avanzadas. No creo que el hombre pueda volver a su animalidad, nuestra historia es una espiral que continúa alejándose de lo que somos y ya no queremos saber que lo somos. Fragmentados. desconocidos. solos. Hemos perdido para siempre el ojo del tigre.
Un abrazo templado (me ha encantado esto)

Anónimo dijo...

Tres autores sobre la percepción, la contemplación, los opuestos, los puntos de vista:

" Veo y me olvido,
escucho y me acuerdo,
hago y entiendo "

Proverbio Chino

“La percepción no es coincidencia con las cosas, sino interpretación. Todo hombre camina en un universo sensorial vinculado a lo que su historia personal hizo con su educación.
Al recorrer un mismo bosque, individuos diferentes no son sensibles a los mismos datos. Está el bosque del buscador de hongos, del paseante, del fugitivo, el del indígena, el bosque del cazador,del guardamonte o del cazador furtivo, el de los enamorados, el de los que se han extraviado en él, el de los ornitólogos, también está el bosque de los animales o de los árboles, el bosque durante el día y durante la noche. Mil bosques en uno solo, mil verdades de un mismo misterio que se escabulle y que sólo se entrega fragmentariamente.
No existe verdad del bosque, sino una multitud de percepciones sobre el mismo, según los ángulos de enfoque, las pertenencias sociales y culturales.” David Le Breton “ El sabor del mundo Una antropología de los sentidos”

Este último me despierta interrogantes, en el sentido de ser víctimas y victimarios:
Llamadme por mis verdaderos nombres

No digáis que partiré mañana,
pues aún estoy llegando.

Mirad profundamente; estoy llegando a cada instante,
para ser brote de primavera en una rama,
para ser pajarillo de alas aún frágiles,
que aprendo a cantar en mi nuevo nido,
para ser mariposa en el corazón de una flor,
para ser joya oculta en una piedra.

Aún estoy llegando para reír y para llorar,
para temer y para esperar.
El ritmo de mi corazón en el nacimiento y la muerte
de todo lo que vive.

Soy un insecto que se metamorfosea
en la superficie del río.
Y soy el pájaro que se precipita para tragarlo.

Soy una rana que nada feliz
en las aguas claras del estanque.
Y soy la serpiente acuática
que sigilosamente se alimenta de la rana.

Soy el niño de Uganda, todo piel y huesos,
mis piernas son tan delgadas como cañas de bambú.
Y soy el comerciante de armas
que vende armas letales a Uganda.

Soy la niña de doce años,
refugiada en una pequeña embarcación,
que se arroja al océano
tras haber sido violada por un pirata.
Y soy el pirata,
cuyo corazón es aún incapaz
de ver y de amar.

Soy un miembro del Politburó
con todo el poder en mis manos.
Y soy el hombre que ha pagado
su "deuda de sangre" a mi pueblo
muriendo lentamente en un campo de concentración.

Mi alegría es como la primavera, tan cálida
que hace florecer las flores de la tierra entera.
Mi dolor es como un río de lágrimas,
tan vasto que llena los cuatro océanos.

Llamadme por mis verdaderos nombres, os lo ruego,
para poder despertar
y que la puerta de mi corazón
pueda quedar abierta,
la puerta de la compasión.

Thich Nhat Han

Lola Torres Bañuls dijo...

"Un ave migratoria cruza el cielo...
Poco a poco, como tú,
me voy haciendo pequeño"
Haiku de Ueda Gosengoku.

Me adentro en las palabras de C.M. para unirme al sentir, no al sentimiento, a llegar a ser un puntito o un acento como lo haría en plena naturaleza. Sientiendo la hierba fresca entre mis dedos.

Maillard siempre me deja sin palabras.

Un abrazo y gracias.

anamaría hurtado dijo...

¿cómo adentrarse en el video que trae Emma y en las palabras de Chantal? ¿hacerlo con sophia y no con logos?
"Si fuésemos capaces de mirar como mira un animal o como mira la tierra tal vez seríamos capaces de amarnos. De amarnos antes de la palabra amor.."
BUSCAR EL HILO.
tal vez una aproximación. adentrarse en los ojos de la muerte con los ojos de la vida que hierve o pulula alrededor de las imágenes. mirarse desde el barro, cara abajo, boca en tierra, polvo somos. mirarse tambaleando, temblando ante el erguirse.en la erosión, erosionarse. mirarse en la humanidad-humus.humus sin logos, sin sapiens,antes del logos, amarse antes de la palabra Amor
despojarnos hasta no esperar nada, nada de nuestra humanidad,tal vez allí, amaríamos sin ese obstáculo, (sin esa polio)

abrazos sin palabras

Stalker dijo...

querido hermano búfalo:

me alegra tu experiencia de intuición sensible, impulso holístico que te lleva más allá de las diferencias, hacia el texto como animal o planta,

gracias a ti,

un abrazo

Stalker dijo...

CC Rider:

sea bienvenido tu largo y generoso comentario...

en el vídeo que ha traído Emma nos sentimos, en efecto, efímeros

Da qué pensar la anécdota de Escohotado,

gracias por estar y un abrazo

Stalker dijo...

Bashevis:

y punto. claro. ;)

.

Stalker dijo...

Ahab:

en esa pequeñez, toda la inmensidad contenida

salve

Stalker dijo...

Leonardo:

cuando nos templas con tu escritura-presencia aprendemos a dormirnos en el ojo del tigre,

un abrazo

Stalker dijo...

Anónimo:

estupendos textos que te agradezco de veras...

inquietante el poema de Thich Nhat Hanh: creo que habla de algo que nuestra conciencia pr rechaza profundamente, porque el "mal" siempre se exporta, se exorciza en el Otro. Lo difícil es reconocerlo como propio, asumir la condición de nuestro violento pasado, nuestro violento presente.

Nuestro arraigado etnocentrismo nunca ha dejado de construir una conciencia profiláctica...

saludos

Stalker dijo...

Querida ave zancuda:

sin palabras te acompaño en este vuelo...

abrazo

Stalker dijo...

Anamaría!

cada vez que escribes, escribes poema,

no sólo poema intersticial: el centro mismo, la materia viva que te respira ya se hace poema, toma cuerpo de poema al ritmo de tu respiración,

es bellísimo con-templarlo

abrazos y más

leonardo dijo...

Me ha gustado mucho el poema, terrible, de Thich Nhat Han, y como bien lo dices gran dificultad tenemos para aceptar esa doblez que somos, algo que no entiendo realmente, ha de ser la "conciencia profiláctica" que tú dices. Otra fragmentación, por si faltara alguna. Igual que nos ocurre con la muerte, la hemos escatimado (ya se ha hablado aquí de todo esto) y la obsesión de las ciencias sigue siendo nuestra inmortalidad de una u otra manera. Mirar la muerte con los ojos de la vida, dice Anamaría, nunca deberíamos abandonar los ojos de la vida, o de la vida-muerte, el animal es eso, vida en cada instante, la eternidad de Rilke. ¡Qué lejos estamos!

Y tengo una pregunta que hace mucho me atormenta y que, quizás, sea un poco tonta. ¿Cómo llegar a ser búfalo, cuando se tiene tanta conciencia de las cosas, cuando hemos interrogado tanto y tanto nuestra naturaleza? ¿Podríamos alcanzar ese estado de pacer inmutables? ¿llegar más allá del pensamiento?
templemos nuestro abrazo

antonio dijo...

salud comunidad
he llegado a vosotros a traves de la webislam. yo he leido otras cosas de chantal (sus ultimos poemas sobre india y el antiguo ensayo con pujol) pero esto me ha des-hecho. de verdad me alegro de conoceros/te, querido pastor de hormigas). aprovecho para abrirme y dejarte mi blog sobre nuevos mundos y viejas palabras. salam walaycum

http://medievaltraveler.blogspot.com/

Stalker dijo...

Saludos, Antonio,

este texto es sólo un ejemplo de la forma de pensar de Maillard. Te recomiendo sus diarios o ensayos como "Contra el arte y otras imposturas", llenos de textos penetrantes como éste que acabo de subir,

bienvenido, walaycum salam!

 
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