martes, 5 de julio de 2011

La extraña ternura



¿Qué es el mundo si se oscurece de este modo?

El espíritu puro en fragmentos, una canción hecha añicos

Tobruk ha caído. Sus defensores han peleado como leones. ¿Por qué lucho contra estos hombres? Les respeto, les admiro.
A medida que el tiempo me desgasta, más absurda me parece esta guerra, más absurdo me voy siendo. En el ahora, apenas me reconozco. Esta escritura cuyos pedazos ya no puedo unir.
Sintaxis: inclemencia


El discernimiento perfecto (la otra orilla) requiere la más extrema delicadeza. Para ello: polvo en los pies, silencio en el cielo, temblor en esa fragilidad que a falta de un nombre más precavido llamaremos “alma”.

No es ociosa esta inquisición.

Me obstino en hallar una forma de concebir-me, un aprehender el no-yo que se me cuela como la arena del desierto bajo las gafas y obstruye cada poro, cada pensamiento. Inútil tentación, la del mundo, cuando se ha instalado el vacío entre lo presentido y lo sentido. No hay lugar a donde ir ni palabras para el trayecto:
aniquilado lo sublime, demolido el Rostro Enigmático, sólo la realidad de la guerra es, sólo el desierto me prolonga.

Un solo deseo: la destrucción de la luz.

-arrasar, primero, la arquitectura metafórica del logos. Si es que es posible pensar(nos) sin metáfora, sin matriz, sin ruina.

[Nota al margen: no hay nada que separe lo suprasensible (noeton) de lo sensible (aistheton). Esa escisión fue producto de una contradicción lógica, tal vez de una mentira política. ¿Reconciliar ambos extremos? No. Sería urdir otra tram(p)a. Mejor abandonar la discusión: abolir, desmembrar. Esta noche me despertaron los chacales; rondaban a uno de nuestros caballos enfermos. Matar al caballo (¿la luz en él?) por compasión al animal. También para que coman los chacales. Por compasión a ellos.]

[Segunda nota al margen: ¿puedo suponerle una economía moral a un acto “trascendente”? No acto, quizá: sólo tacto. Y el tacto sólo se ofrece en su materialidad. ¿La piel del alma? Otra forma de decirnos. Lo más profundo que tenemos (si la profundidad no fuera, también, una impostura).]



Las líneas de suministros cada vez son más diluidas, más inalcanzables. El Afrika Korps es una sinfonía cuyas notas se estiran hasta rozar un silencio de roca viva. ¿Somos atonales? El desierto: lugar de las indefiniciones pautadas, el caos sometido a un ritmo. Me gustaría que fuéramos ratones, pero no: somos una serpiente desdibujada, hambrienta, contaminada de no-ser.

Esto es un desastre: en su estricta etimología, una lluvia de estrellas sobre el hombre. destrucción como música

He pensado en la rosa de Jericó como símbolo.
Una flor vagabunda en el desierto.
Hiberna en la arena durante décadas esperando su diminuta redención en forma de gota de agua.
La rosa de Jericó mira al cielo, al alto cielo infinito, con una rabia incontenible.
Es arrastrada por el viento, que la talla y la pule como si de una piedra se tratara.
Una planta sin raíces: ¿habrá mejor imagen para quien aspira a destruir su mente?
Íntima rosa nómada,
desmiémbrame
no me entregues al simulacro
no te alejes de mi convulsión.

(estas palabras no me llevan a ninguna parte

pero sé que al final se me ofrecerá la flor del Vacío)

Ha llegado el ascenso. Mariscal de campo. Preferiría que me enviaran otra división y él se guardara las condecoraciones para quienes aspiran a ser enterrados en mármol, al son de las ridículas fanfarrias militares. ¿Para qué negarlo? Ese hombre está loco: no sabe que no se puede hacer la guerra sin hombres, sin combustible, sin víveres, hostigados por la superioridad aérea aliada. Puedo asegurar que si nuestros Pánzer hubieran tenido combustible, ahora estaríamos haciendo turismo en El Cairo, cerca de las pirámides. No importa que los "tommies" nos doblen en número y sus unidades blindadas tripliquen las nuestras: son demasiado lentos. Piensan y se mueven lentamente. Creen que la guerra es vegetal, pero no: es profunda, vorazmente animal. Con combustible, el Afrika Korps defendería ahora el Canal de Suez.

Se ha apostado el destino de un pueblo en el frente del Este, y esa batalla no se puede ganar militarmente. Cuando el gran oso ruso despierte nos aplastará a todos y arrancará el enloquecido corazón de Alemania de un zarpazo. Y esto es más que una profecía autocumplida: es una tristeza que no puedo arrancarme, como el viento no acierta a borrar de mis facciones el leve temblor humano que aún las sostiene.


procura que la realidad te pronuncie incorrectamente
sin corazón
límite - de qué

en diversos "estaba escrito"
aboliremos el concepto de Libro



Éste es el Reino de la Mosca
que apuntala el Temblor – arquitectura de la fe
no hay devastación más gozosa que la lengua muda
pero hemos venido al desierto a escribir en los cuerpos
a borrarles la letra con todos los adverbios
–la metralla hará el resto

pensamiento – arena – pensamiento
arena que piensa – cuando erosiona el rostro
arena –para descomponer –un mundo –
El rostro cae – dejamos de definir
arena – para desestructurar
es pobre en lenguaje nuestra casa
–impermanencia

soy asimétrico – mi discurso se extenúa
mientras – la tentación de un Afuera nombrable

El coronel Claus Von Staufenberg me ha contado cosas inquietantes. La podredumbre es aún mayor de lo que sospechaba. Una carcoma se instala en mi interior: me roe las palabras, la raíz que aún creo ser, a pesar de todo. “Quien quema libros, más tarde quemará hombres”, se ha dicho.¿Qué balbuceo podrá dar cuenta de esta atrocidad? Algo se mueve en la Wehrmacht: los conjurados cada vez son más, pero aún no ha llegado el momento.

El mundo se ha ido: de lo extraño a lo extraño, no hay arcilla para modelar este acontecimiento
trazar el marco: no
arrasar: no
tan sólo: simplificar mi espectro



Recordé las palabras de Dogen: “Preguntad a los árboles y a las piedras, atravesad arrozales y aldeas, interrogad al pilar solitario, estudiad tejas y muros. En la más lejana antigüedad, Tentaishaku preguntó a un zorro salvaje, le mostró sus respetos y lo convirtió en su maestro”.

He encontrado al zorro en el desierto.

[Nota al margen: en el desierto no hay madre. No hay materia-memoria. La multiplicidad engendra la multiplicidad en una regresión infinita. No cabe la superstición del origen. No hay lugar para el Rostro primero. Tan sólo el viento cortante, abrasador, que nos conduce al pulso des-originario, a lo cíclico vital. Otros lo llaman el animal.
Vinculante: es notorio dos, tres veces.]

El encuentro en sí no puede contarse: misterios de Eleusis + demolición interior (¿la sombra y la llama?) + la tergiversación que opera, inevitablemente, una conciencia alerta + ¿ficción animista? + campo de incertidumbre (“la Brecha”)

(no se puede narrar el abismo)

el ojo, aún: a herirse.
donde raíz
desvertebra
el hambre

-donde se forma el vacío compasivo



en la noche he visto un color verde. una tonalidad del verde.
creo que ese verde bastaría para aniquilar el azul, el alto cielo infinito, la Voz, lo pobre que el Absoluto es cuando se prueba a sí mismo
me gustaría, a herida, a palabras, traer del sueño ese verde mortal


Si sucumbiera, si abdicara, el centro, empezaría el reino del animal totémico. signo dónde decantado. el antes sin sabor. don de la pureza ilegible

¿qué fe marca el gesto en ara?



El zorro: ¿Una cosa espiritual transferida, deportada?
¿Cómo asombra el zorro al desierto?
¿Qué intraducibilidad deviene animal aquí?
¿Qué se (nos) desertiza?

El animal carece de mundo, está privado de mundo, se ha dicho.
Ahora puedo afirmar que esto es una falacia.

El zorro: algo que fluye, tan solo. Pura contingencia que ningún vocablo logra atrapar. Descomposición del tejido del mundo.

Lo animal me indica el camino tenue. Algo se va borrando. Me va borrando. El aliento, tal vez.

Apartarse, entonces. apartarse

Sin centro, el mundo cede.

(Para respirar un poco, ¿acaso la ex-centricidad no es de rigor?)



Cuando el sol cae y observo el horizonte, acaricio la idea de morir aquí y que el lento sol ardiente calcine mis huesos. Una muerte anónima y despiadada. A fin de cuentas, no hay gran Ojo que nos observe: lo hemos arrancado de los libros sagrados. Ahora el desasosiego se escribe en la arena. Con lengua muda.

Dentro, algo insiste en vivir aún, algo vive.

Es extraña esta ternura




Erwin Johannes Rommel, Diario secreto (trad. Stalker)

27 comentarios:

Stalker dijo...

tomado de wikipedia:

Erwin Johannes Eugen Rommel (15 de noviembre de 1891 – 14 de octubre de 1944) fue uno de los más célebres militares, y el más famoso mariscal de campo alemán (en alemán Generalfeldmarschall), durante la Segunda Guerra Mundial. Recibió el apodo de Zorro del Desierto (Wüstenfuchs) a raíz de su habilidad como comandante del Deutsches Afrika Korps durante las campañas militares de dicho cuerpo en África del Norte, entre 1941 y 1943. Posteriormente, recibió el mando de las unidades alemanas estacionadas en Francia para contener la previsible invasión aliada, que acabó materializándose en Normandía.

Se le conoce como uno de los principales teóricos y artífices de la Guerra Relámpago. Al mando de la Séptima División Pánzer (la "División Fantasma", apodada así por su rapidez de movimientos, hasta el punto de que el propio Alto Mando del Estado Mayor alemán ignoraba dónde se encontraba) jugó un papel fundamental en la derrota del ejército francés y la Fuerza Expedicionaria Británica en 1940.

Rommel es recordado frecuentemente no sólo por sus señaladas proezas militares, sino por su caballerosidad con sus adversarios (fue uno de los mandos alemanes que se negó a obedecer la Kommandobefehl). Tras el atentado del 20 de julio de 1944 contra Adolf Hitler, fue acusado de haber participado en el mismo y obligado a suicidarse para evitar represalias contra su familia y los oficiales de su Estado Mayor.

Los conjurados de la Operación Valkyria pidieron a Rommel que, una vez eliminado Hitler, presidiera un gobierno de transición para poner fin a los campos, firmar la rendición con los aliados y evitar la destrucción total de Alemania.

Darío dijo...

Es increíble encontrar en la misma persona, a tan frío analista de las tácticas guerreras y a la vez, a un ser tan sensible a las desgracias de la guerra.
A veces, no llego a comprender como puede existir la figura del "desertor". Cómo puede un ser humano ser obligado a matar a otro o a colaborar en la destrucción del mundo.
En fin...un abrazo.

Stalker dijo...

Curiyú:

gracias por pasar por esta entrada que imagino habrá resultado extraña y problemática a algunos ojos: no podía ser menos tratándose de textos de un militar de la Alemania nazi (aunque Rommel nunca fue nazi, aunque Rommel abominó siempre de los nazis), en un blog cuyo titular se declara antimilitarista y anarquista...

y sin embargo, la figura de Rommel, como la de Patton por el lado aliado (por otras razones) me resultan muy singulares, me acerco a ellas con mucha curiosidad y encuentro cosas insólitas, una manera muy peculiar de comprender no sólo la guerra sino el mundo. Hombres con una filosofía particular, con una ética firme (un inquebrantable código de honor en Rommel, que le llevó a desobedecer en muchas ocasiones órdenes directas de Hitler, cosa que muy pocos se atrevieron a hacer). En fin, leer el diario secreto del Zorro del desierto me está resultando muy instructivo. ¿Un místico inverso? ¿Un teólogo-filósofo del vacío? ¿Un deconstruccionista avant la lettre? Imposible saberlo, pero sigo leyendo y traduciendo esos fragmentos extraños, inconexos, me apego a su lengua y descubro que abre grietas en la mía, po(e)sibles grietas con las que inquietar mejor, con las que indagar mejor en la fascinación que nos rodea: la vida, el mundo

rodeado de muerte, la vida aún, la extraña ternura, latiendo, viva, siempre

todo eso me acerca al hombre por más que deplore los inmensos sufrimientos infligidos por la guerra,

un abrazo

Laia dijo...

No hay otro modo de leer este texto punzant si no es a trozos, a retazos. Como propones: pausa, nota al margen, discernimiento-error. Errancia.

Por eso me detengo en un primer lugar como siempre pues no sé de qué otro modo se lee, si no es atrapando algo como quien atrapa una bocanada de aire y la suelta con su boca precaria:

LA SEPARACIÓN. Cómo hacemos para "romperla", para re-plantearla.
Quién habló ahí. Y por qué el cuerpo que siente la ruina en sí y en los otros (la metáfora tal vez no sea otra cosa que la ruina del cuerpo que siente y entonces ha de hablar, de decir: su pobreza)no se aparta y sin embargo insiste, como el Rommel que traduces, en el acto aprendido, en lo trillado,

"Y sin embargo la escritura, ese refugio, ese lugar quirúrgico donde los otros pueden re-unirme, a mí que me separé, en el lenguaje, y ni siquiera en él, pues yo lo quiebro cuando hablo, pero ellos (algún "ellos", tal vez) me verán" (Rommel-moral).

Todo esto para decir que si esa escisión no existe, qué es este lugar donde proponemos palabras, y si lo metafórico no, qué entonces.

Sigo leyendo. Vuelvo...

karmen blázquez dijo...

Gracias Stalker,por esta joya, desconocía completamente la existencia de estos Diarios, que ya fascinada, intentaré leer,(ja,ich lerne auch Deutsch). La guerra, es para mí uno de los mayores misterios de la naturaleza humana, incomprensible pero cuya existencia es tan contundente, tan fundadora, aunque nos pese, de la historia. El desierto, la muerte, los hombres, el poder, el amor, la nobleza, las preguntas, las dudas, aquí no hay trampa ni cartón, ni jurados ni concursos, hay un hombre y un cuaderno donde escribe estas cosas que nos has mostrado, en las que veo porqué nuestro León Felipe, bélico también a su manera, y lúcido en su largo poema La insignia, dice:"Abajo quedas tú, Inglaterra,
vieja raposa avarienta,
que tienes parada la Historia de Occidente hace más de tres siglos
y encadenado a Don Quijote.
Cuando acabe tu vida
y vengas ante la Historia grande
donde te aguardo yo,
¿qué vas a decir?
¿Qué astucia nueva vas a inventar entonces para engañar a Dios?
¡Raposa!
¡Hija de raposos!
Italia es más noble que tú.
Y Alemania también.
En sus rapiñas y en sus crímenes
hay un turbio hálito nietzscheano de heroísmo en el que no pueden respirar los mercaderes,
un gesto impetuoso y confuso de jugárselo todo a la última carta, que no pueden
comprender los hombres pragmáticos.
Si abriesen sus puertas a los vientos del mundo,
si las abriesen de par en par,
y pasasen por ellas la Justicia
y la Democracia Heroica del hombre,
yo pactaría con las dos para echar sobre tu cara de vieja raposa sin dignidad y sin amor
toda la saliva y todo el excremento del mundo."

De verdad, Stalker, no podía imaginar jamás que un militar pudiera escribir estas cosas, "sólo el desierto me prolonga", y otras muchas que has tenido la gentileza de traducirnos.
Es lamentable que no estén disponibles en castellano, por prejuicios supongo,no lo sé. Reitero mi rendido agradecimiento por tu noble trabajo

k

Stalker dijo...

Laia:

penetrante, estricta re-flexión sobre el lenguaje y el mundo. Cosas así justifican seguir con este blog: maravillas así, entrañas así. Gracias.

No tengo respuesta para tus maravillosas dudas. O más bien tengo demasiadas respuestas, una polifonía de voces que se agavillan y me sobrepasan. Lentamente, se activa una tectónica de placas entre nuestra piel (mundo) y la palabra (mundo). Entre un estremecimiento y otro, ¿qué vuelco, qué errancia? ¿Cómo pensar sin metáfora, extirpando la metáfora-metralla del cuerpo, dejando el cuerpo privado de sintaxis, sin el eje de la univocidad de las designaciones, descoyuntado de palabras, a la intemperie de la (pura) in-significancia? ¿Qué cerca, qué inscribe esa escisión? ¿Quién habla ahí, en qué pobreza, desde qué carencia, cuando el cuerpo ha sido vaciado, despoblado, cuando nos des-habita el quiebro, la lengua que balbucea y nos des-dice mejor al entrañar la pérdida? ¿En qué lengua canta el margen?

Me gusta mucho -me fluye, dentro; me inquieta, dentro- la cita que has entrecomillado, ¿de quién es?

Y dos peticiones: ¿me dirás que te pareció el librito de Ana Hidalgo cuando lo leas? ¿Y qué tal "Bélgica"?

Te esperé, también, en la entrada anterior, tal vez porque leo en ti el extraño decir, la entraña escritura, lo que se entre-dice y tiembla. ¡De hecho, al aprobar tu comentario, pensé que habías escrito en la entrada anterior!

Un abrazo fuerte

Stalker dijo...

Karmen:

¡feliz de verte por aquí de nuevo!

Como te ocurre a ti, a mí la guerra me lleva a hacerme muchas preguntas, me "interesa", como parte esencial que define al ser humano. He llegado a pensar si no hacemos la guerra por carecer de depredadores naturales (en cuyo caso el hombre se depredaría a sí mismo, en un gesto atrozmente re-flexivo, en un nihilismo que sin embargo, y de forma extraña, procuraría un cierto equilibrio demográfico y social, una drástica resolución de conflictos; ésta es una idea atroz y me gustaría que no fuese cierta).

Creo que Rommel es una figura trágica: un hombre de honor (con todo lo que eso significa, con unos valores, un patriotismo, quizá "decimonónicos" y difíciles de compartir, pero que comprendo perfectamente) en un mundo sin honor. Se dice que la guerra en el Norte de África revistió cierta "caballerosidad" e incluso "humanidad", no hubo torturas, ejecuciones sumarias, no se masacró a la población civil autóctona (en duro contraste con el frente ruso, donde se perpetraron todas las atrocidades imaginables, por ambos bandos). Rommel no sólo no odiaba a sus adversarios: reconocía su destreza y habilidad, visitaba personalmente los campos de prisioneros para procurar que no les faltara nada. Por el otro bando, es muy conocido que Montgomery tenía un retrato de Rommel en su cuartel de campaña, y que las tropas británicas temían y admiraban al general enemigo, rodeado por un aura de invencibilidad por las sucesivas victorias en inferioridad de condiciones (no sólo numéricas y de abastecimientos; el propio Rommel se pasó casi toda la campaña enfermo).

En fin, seguiré demorándome al hilo del encuentro de Rommel con el desierto...

un abrazo

Isabel Martínez Barquero dijo...

Me he quedado impresionada con "la extraña ternura" de Rommel, con su preocupación por el logos, con su filosofar errático y, posiblemente, sufriente.
No imaginaba estos cauces interiores en el famoso mariscal de campo. Navegar por ellos no hace más que afirmarme en la idea de que todo ser es un mundo ignoto que encierra en sí la historia de todas las emociones humanas. Plurales y universales, después decidimos con qué cara aparecer ante los demás.

Gracias, Stalker, por este texto que desconocía y que me hará cambiar la óptica hacia su autor.

Stalker dijo...

Isabel:

es cierto, dentro tenemos lenguas plurales, múltiples, nos vamos diseminando en modos de hablar y pensar. A menudo proyectamos sólo un rostro, un armazón quizá construido, quizá acorde a lo que se espera de nosotros. Pero hay sorpresas, dentro, aguas profundas que fluyen y nos hacen y deshacen constantemente.

Como digo, Rommel es una figura trágica, al repasar su biografía se advierte que sufrió indeciblemente. A los graves padecimientos físicos, compartidos por otros muchos (además de la enfermedad, fue herido seis veces), se añade el dolor moral, la decisión de rebelarse contra el tirano al que en un principio siguió.

Como dato curioso, Rommel se negó siempre a ingresar en el partido nazi. Se definía como un patriota alemán pero los nazis le parecían una pandilla de maleantes.

La realidad es compleja y la intimidad está llena de grutas, cavernas, abismos...

abrazo fuerte

anamaría hurtado dijo...

Leo y re-leo estos fragmentos, asombrada me interrogo sobre esta figura: ¡un militar! sin duda una figura trágica en la cual confluye la contundencia de lugares "humanos, demasiado humanos": La guerra, la soledad, el desierto, la muerte...y la construcción en minúsculas de una filosofía, de una ética.
Me ha dejado impactada. Gracias por la traducción y el compartir.
"Sin centro, el mundo cede": después de esto ¿qué más se puede decir?
abrazos
anamaría

Stalker dijo...

anamaría:

ya tu paso por esta casita virtual se ha hecho indispensable. Se te echaba de menos.

¿qué decir, en efecto, después de esas palabras?

tal vez callar, aguardar, cultivar bambú en el pecho, atender al lento murmullo de todo lo que vive y crece (a pesar del pensamiento: el arma corrosiva con la que nos defendemos del mundo),

un abrazo fuerte

anamaría hurtado dijo...

muchas gracias, Stalker! también para mí, tú y tu casa me son imprescindibles...

tus palabras siempre invitan a que crezca el bambú en el pecho

abrazo muy fuerte
anamaría

Stalker dijo...

Anamaría!

así nos vamos a ir haciendo deliciosamente vegetales!

otro abrazo para ti

Portinari dijo...

Paso a escondidas maravillándome. Sigo la conversación entre tú y Laia. Espero alcanzaros en el camino. Mientras, me dejo impresionar por el desierto y el punto rojo que lo suspende con la palabra.

Stalker dijo...

Portinari:

lo bueno es que este camino ya lo has recorrido tú. Nos has dejado atrás, o más bien no hay camino sino retorno, volvemos siempre al origen, que es el lugar de la diferencia, pues siempre llegamos a ser otro en lo que se repite; bajo el punto rojo, la suspensión del juicio, la suspensión del desierto. La inquisición, el tacto, es amable en todo caso...

abrazo osezno

Stalker dijo...

Queridas amigas y amigos:

unas pocas palabras para deciros que soy el autor de esta entrada. El diario secreto de Rommel no existe.

Creía que sería evidente que se trataba de un recurso literario (diario apócrifo y ficticio...), pero ante el hecho de que no ha sido así, y apenado ante la posibilidad de que alguien busque en vano ese diario secreto, prefiero revelar el pequeño artificio, el ínfimo secreto (que nunca sentí como tal) presente en el corazón de esta entrada.

Al margen de esto, los datos biográficos y la actitud de Rommel en la guerra pertenecen a fuentes contrastadas y son rigurosamente ciertos.

abrazos a todos

anamaría hurtado dijo...

AYYYY Stalker, me has quitado un peso de encima, tratar de repensar la imagen que tenía de los militares...

ya la frase de "sin centro, el mundo cede" hacía sospechar...

puedes usar a Zorro del desierto como heterónimo.
abrazos con una extraña ternura
anamaría

adolfo dijo...

hermano mio! que sorpresa!vaya entradon!ay ganicas de saber de ti

yo conocí a un hombre parecido alzorro.ese hombre no era otro que mi abuelo materno. militar si, pero pocos tan integros como el.
gran entrada hno.


ps.stalker escribeme y me cuentas o llama. besos.adolfo

leonardo dijo...

Borro de un trazo mi comentario construído a través de los otros comentarios en el que no me sorprendía de que un soldado a la antigua como Rommel fuera capaz de una reflexión profunda y sensible. Sin embargo, he de confesar (aunque ya sé que es demasiado tarde y fácil) que lo que más me interpeló fue la deconstrucción de las palabras, y ciertos vocablos que me hacían pensar en... Stalker! Bueno, también pienso que debemos aprender a leer los textos sin conocer el autor, sin a-prioris.
Texto de arena fina!!! flor de jericó, de esos textos para darle y darle vueltas a la clepsidra.
"El mundo se ha ido: de lo extraño a lo extraño, no hay arcilla para modelar este acontecimiento
trazar el marco: no
arrasar: no
tan sólo: simplificar mi espectro"
Tus textos siempre son arena, Stalker, y entre granito y granito sabes aún deslizar una explosión de sentidos, son textos para volver a la inquietud, sirshasana, ver de otro modo, abrirse entre granito y granito.
Te abrazo con cariño

Stalker dijo...

Ana:

gracias por absolverme del "pecado" de heteronimia,

y gracias, sobre todo, por la extraña ternura: una materia prima poco común en el mundo humano, tan poco generoso, tan poco atento,

abrazo fuerte

Stalker dijo...

Adolfo:

entiendo lo que dices perfectamente. Yo tengo un tío que fue instructor de combate cuerpo a cuerpo en las fuerzas especiales (me enseñó más de un truco siendo niño, pero la primera enseñanza fue ésta: jamás utilizarás lo que te enseñe en beneficio personal, sólo como último recurso, como defensa personal o para proteger a otros, aplicando siempre la mínima fuerza). Es un hombre increíblemente pacífico y bondadoso, la rectitud personificada.

A mí el ejército no me gusta nada, evidentemente, pero en su seno hay personas y éstas siempre nos reservan su pequeño abismo humano, su humana bondad, si estamos abiertos a ella,

un abrazo fuerte

Stalker dijo...

Querido Leonardo:

felicidad de verte por aquí (ya te extrañe, o te entrañé, en la entrada anterior).

Lo cierto es que componer esta entrada ha sido una singular felicidad, y podría haber seguido: hay mucho que ahondar o destejer al hilo de esa mirada, en ese diario apócrifo o ficticio. Me alegra que hayas visto arena fina, que te hayas detenido un poco en ella: tu presencia atenta es el don que el desierto aguarda siempre para prolongarse y hacer brotar, aquí y allá, un verde inesperado,

un abrazo fuerte

leonardo dijo...

felicidad que tu escritura transforma en gozo y cobijo para el lector.
Con afecto

Lola Torres Bañuls dijo...

Me viene a la mente la palabra:
compasión.
Una extraña ternura me producen estas palabras. Tal en vez la humanidad que aflora en lo escrito.

En aquel tiempo nauseabundo nunca tuvo que ocurrir lo que ocurrió.

Stalki un abrazo muy grande , también para los topos.

Stalker dijo...

querida ave zancuda:

nunca tuvo que ocurrir lo que ocurrió,

y esperemos que nunca vuelva a suceder...

abrazo fuerte para ti (y para los topos, maravillosos topos)

Laia dijo...

Estoy viajando por el desierto.
Luces verdes saturadas. Signos hechos de tierra. Huellas. Calor. Ausencia de sombra.
No hablo de un paisaje interior. Mis paisajes interiores están llenos de imágenes, de golpes, de lluvia. Tienen ruido. Metralla. Briznas. Música arrogante e inconclusa.
Estoy hablando del desierto. Fuera de mí. El desierto real. No lo metafórico. No lo auspiciado, como un nudo inextricable, en el sueño del lenguaje.
Estoy huyendo en el desierto. No hay fuego, no hay barcos surcando la arena, arrastrando la cola de las alimañas.
No parezco un pájaro de plumaje seco. No parezco la voz incendiaria de un hombre que camina.
Esoy viajando por el desierto. Cuando digo esta frase, hay algo que se rompe.
Porque nadie me ve caminando por el desierto ahora.
Me ven sentada ante la pantalla, escribiendo.
No ven al cuerpo desplazarse, buscar con su rodaje la textura efímera de las dunas.
--------

stalker,soy muy lenta. tengo que confesarte que tu ficción me engañó.aún creía que fuera posible que rommel hubiera escrito precisamente eso. ¿qué ingenuidad?. zorro del desierto. demasiado hermoso, en el fondo, y a pesar de.

(tal vez deberías escribir una novela sobre esto. con estos fragmentos.)


pd:el fragmento entrecomillado por el que me preguntabas no tiene autor, yo lo escribí como si fuera rommel quien escribía pensando en su escritura o como si fuera yo. porque eso es lo que creo de la escritura algunas veces.aunque creer es un verbo que ya no nos es dado, o escasamente.

recibí hace poquito el libro de ana hidalgo. creo que es excelente,me pierde en el ritmo, y en esa pérdida hay encuentros como quien tropieza con algo valiosísimo. y sigo leyendo aún muy despacio esa intensidad pura que es bélgica.

abrazo de animal desperezado.

Laia

Stalker dijo...

Querida Laia:

¿qué decir ante un comentario tan generoso y entrañado?

Infinitas gracias por acompañar estos textos así...

me tienta la idea de seguir pensando como Rommel y escribir algo más largo. Tal vez más adelante... También me tienta la idea de dejarlo así, como hilos sueltos, breves fragmentos de un mundo posible...

Tus lecturas actuales también a mí me hicieron vibrar,

¡abrazos!

 
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