martes, 28 de julio de 2009
4.48 Psicosis. Sarah Kane
Cuerpo y alma no pueden casarse
Tengo que transformarme en quien ya soy y voy a vociferar eternamente ante esta incongruencia que me ha entregado al infierno
La insoluble esperanza no me puede sostener
Me voy a ahogar en disforia
en el pantano gélido y negro de mi yo
el foso de mi mente sin materia
¿Cómo puedo volver a la forma
ahora que todo pensamiento formal se ha ido?
No es vida que pueda aprobar.
Me amarán por aquello que me destruye
la espada en mis sueños
el polvo en mis pensamientos
la enfermedad que se incuba en los pliegues
de mi mente
Cada cumplido se lleva un pedazo de mi alma
Jamelgo expresionista
retenido entre dos tontos
ellos no saben nada -
Siempre hice lo que quise
La última de una larga lista de cleptómanos literarios
(una tradición consagrada)
El robo es el acto sagrado
en un retorcido camino a la expresión
Un exceso de signos de exlamación conjura una
inminente crisis nerviosa
Nada más que una palabra en una página y ahí está
el drama
Escribo para los muertos
los no nacidos
Después de las 4.48 no voy a hablar más
Llegué al final de este relato terrible y repugnante contando por un sentido aprisionado en un cadáver ajeno y abultado por el espíritu maligno de una mayoría moral
Ya hace mucho tiempo que estoy muerta
De vuelta a mis raíces
Canto sin esperanza en el borde
***
abstracción al punto de
insoportable
inaceptable
inmotivador
impenetrable
irrelevante
irreverente
irreligioso
irrepentino
disgustar
dislocar
descorporizar
deconstruir
no me imagino
(claramente)
que una sola alma
pueda
pudiera
debiera
o vaya a
y si yo hiciera
no creo
(claramente)
que otra alma
un alma como la mía
pueda
pudiera
debiera
o vaya a
independientemente
sé lo que hago
demasiado bien
Ningún hablante nativo
irracional
irreductible
irredimible
irreconocible
descarrilado
desorbitado
deforme
libre forme
oscuro al punto de
Verdadero Exacto Correcto
Cualquiera o cualquiera persona
Cada uno todos todo
ahogándose en un mar de lógica
este monstruoso estado de parálisis
todavía enferma
Sarah Kane (4.48 Psicosis, trad. Rafael Spregelburd)
miércoles, 15 de julio de 2009
Infancia y mirada, álbum de fotos
Stalker y Stalkerilla (mi hermana) en 1981.
Desvelar la mirada de la infancia y cómo nos ha hecho ser como somos. La vida como traducción imposible de ese mirar de niño que se aleja de nosotros pero nunca hemos dejado de ser.
La idea es construir, entre todos, un álbum de fotos de la infancia de los topos. Se pueden subir aquí: http://imageshack.us/ (una vez subidas hay enlaces que se pueden copiar y pegar y que me permitirán subir la foto al cuerpo de la entrada). Igualmente me las podéis hacer llegar por cualquier otro camino.
Un álbum comentado comentado en red, como os podéis imaginar. La idea es incluir alguna reflexión o apunte sobre la infancia y el mirar de la infancia. Total libertad: puede ser propio o ajeno, puede ser un cuadro, una canción, un vídeo. Puede ser, también, la foto desnuda de todo ornamento.
Esta es la primera parte de una entrada que pretenderá abordar el problema del paso del tiempo y del envejecimiento. Se me ha ocurrido al ver esta foto donde aparezco con mi hermana, porque tengo otra, hecha veinticinco o veintiséis años después, y en la que aparecemos en la misma posición pero siendo otros, sin dejar de ser, paradójicamente, los mismos.
Recuerdo muy bien aquella instantánea de 1981. Fue el primer encuentro con esa alteridad extraña que procura la visión de uno mismo. Me explicaron lo que era una fotografía y yo entendí que era mirarse a un espejo de piedra: uno se veía a sí mismo pero en piedra, inmóvil, y así para siempre. La idea de inmovilidad era pavorosa y fascinante. Por eso el mirar al objetivo con esa curiosidad insaciable que me provocaba el mundo: mirar sin que mediara pensamiento, sin que la idea cercenara, delimitara, ecualizara la pura aprehensión del instante.
Veintiocho años me separan de aquella fotografía y aún no se ha agotado el inagotable caudal de fascinación de lo real. Aún pienso en el espejo de piedra, pero también en cierta movilidad aparente pero, en el fondo, petrificada. Tal vez somos algo inmutable bajo la ilusoria impermanencia que desborda, incontenible, lo que imaginamos nuestros límites. Tal vez el alma sea la piedra en nosotros, y ésa no cambia, no la herrumbran ni las edades, ni las servidumbres, ni las claudicaciones, ni las sombras que nos transforman en un otro físicamente irreconocible pero idéntico, en el mirar, a aquel niño sobrecogido y fascinado que fuimos.
Bashevis
Laura Giordani
Como participación en esa entrada tan tierna, te envío una foto en la que tendría unos 4 años. Me la tomaron en el jardín de infancia en Argentina y como no tenía el babero del colegio, la seño me dejó el de otra niña cuyo nombre estaba bordado en el bolsillo delantero. Por eso estoy cubriendo con mis manos y un poco de pudor ese detalle delatador. Mis padres por aquel entonces militantes y viviendo casi en la clandestinidad, no podían ofrecer siempre los cuidados de otras casas más "asentadas" o normales. Luego de esta foto vinieron años duros para nosotros y el país, pero rescato esa mirada limpia, todavía ajena al horror y lo que vendría.
Junto a este poema mío de "Sudestada" que lleva una cita de J. Saer.
"La infancia es esa lluvia primera,
de la que nunca enteramente nos secamos"
José Saer
El beso de los caracoles
subiendo por los pies
después de la lluvia
no pueden apagar
la cruz del sur
yerra celeste quemando
aún la frente el paso austral
de la noche el clamor
de las cigarras
reverberando en el cráneo
como voces de niños
en una ciudad abandonada
aunque los caracoles
hoy avancen sobre cristales rotos
no pueden
apagarlo.
Arturo Borra
Querido Stalker, después de varios días ausente, encuentro esa otra invitación tuya que hacés en el blog. Me sumo con una foto de infancia mía, que no es luminosa, pero que describe una dimensión íntima de lo vivido en esa patria de juegos. No sé siquiera cuándo fue; en mi antigua casa, esperando algo. Conozco esa mirada de espera de lo desconocido, en el momento previo a entregarme a los ensueños que me acompañaron tantas horas, en los juegos solos. (Podía pasarme tardes enteras inventando mundos). A pesar de una cierta sombra que se asoma, temprana, en la fotografía, recuerdo con ternura esos momentos en los que tampoco estuvieron ausentes otros costados más risueños.
Con un fuerte abrazo,
Arturo
A esa foto la asociaría con este poema de J.M. Rilke
PROGRESO
De nuevo murmura, más fuerte, mi profunda vida,
como rodando sobre un ensanchado cauce.
Cada vez me parece más cercano todo
y más claras las imágenes.
Y me siento más cerca de lo inefable.
Mis sentidos como pájaros en torno a una encina,
se pierden el cielo agitado por el viento,
o, incitados por los peces, se hunden
en la luz rota de los estanques.
Fackel
Stalker, la amistad y solicitud con que me honras se merece mi foto más antigua. La primera de mi tierna infancia, preservada seguramente porque era una fotografía de un carné de la familia.
Ya no sé si a estas alturas uno mantiene siquiera una pizca de la inocencia real que ilumina al niño en esa fotografía. Aunque ya entonces empezaba a vislumbrarse también el lado oculto y sombreado que, quien o más menos, todos llevamos dentro. En este caso, el ser díscolo todavía no se había manifestado en plenitud, obviamente. Pero el renegón ya ibría abriéndose camino, supongo. Lo que más me choca es que tenía uno entonces esa tendencia a los ojos tristes que con la edad se agudiza. Me sorprendo también -esta idea tuya a la que cedo con gusto propicia la autorreflexión- de la imagen calma del niño, yo diría que hasta serena. Expectante por la labor del fotógrafo, no se dejó afectar por la artificialidad de la pose. Creo que desde entonces la quietud no aparece en ninguna de las fotografías posteriores del indiividuo crecido. El flequillo y el pelo muy corto era una de las señas obligadas de identidad en mi infancia española. Siempre me he preguntado de dónde vendría esta moda, supongo que de alguna de las "brillantes" ideas de orden al uso en la recalcitrante y timorata sociedad de aquel tiempo. Por supuesto, ese corte nos hacía a quien más o quien menos unas orejas más acusadas de las que en realidad teníamos.
Y para rematar, se me ocurren estas líneas a propósito de la distancia oculta...
No hubo pérdida
los ojos siguen
la sonrisa muda y sugerente
sigue
la expectación sigue
incólume y curiosa
eso sí
la sangre se acentuó hasta límites
en cuya resistencia se nutre
eso sí
la sed se prolongó
infinitamente
sin conseguir saciarse
y en cada palabra
suya
el trueno sigue retumbando
hasta conmover su abismo
poco o mucho es lo que hay
entre sus manos
pero nada ha perdido
todavía
Salud e imaginación, hermano Stalker.
Òscar Solsona
querido hermano búfalo,
ahí estoy yo, con mi hermano (soy el peque), en el terrado del poble sec (barcelona), haciendo el ganso...
ahí debería tener unos once años...
he disfrutado viéndoos, leyendo vuestras vidas...
añadir, solamente, que no pocas veces recurro a uno de los òscares de atrás para solventar asuntos del presente. le pregunto a aquellos cómo hacer y entonces las cosas se resuelven en un periquete...
si bien desde el ahora vivimos los acontecimientos muy pegados a lo siendo, siendo lo que somos, es útil echar mano al hueco y traerse al yo que toque del antaño, que reactive la vida, si es posible, desde la impecabilidad... así el camino se puede continuar tan tranquilos...
besos,
òscar.
Mariel
Te envío dos fotografías sobre los ojos de la infancia. En la primera tengo 3 años y pretendo tocar el inmenso y majestuoso piano de mi madre. Claramente le estoy faltando el respeto.
Los tiempos que vendrían podrían resumirse en una lucha incesante entre la risa y la melancolía. Elegí enviarte esta foto con risa de teclado de piano porque, más de treinta años después, aprendí que la melancolía es una enfermedad y la risa me salvó de ser un joven cadáver. Además, todavía me gusta usar camisetas a rayas y botas de caña alta, aun en verano.
La foto duerme dentro de una edición de 1977 del libro de poemas "Estravagario", de Neruda, junto a una flor marchita (no recuerdo su origen) entre las páginas 94 y 95, que marcan el final del poema "Amor" y el comienzo del poema "Sueño de gatos". Sí recuerdo cómo el libro llegó a mí. Arrastré a mi padre, como cada año, a la Feria del Libro en Buenos Aires y le pedí por favor ese libro cuyo título me parecía bello e inalcanzable, para ir completando mi modestísima colección de libros de Neruda editada por Losada. Amaba este libro y evidentemente debo de haberme rendido en el '77 ante la declaración de amor y los sueños felinos para dedicarles en un gesto romántico una flor que los recordara. Pero los olvidé.
Nunca más volví a leer a Neruda, hasta el año pasado, cuando viajé a Valparaíso y dejé una de mis piedras de amatista enterrada en la playa frente a su casa en Isla Negra.
Mientras fotografiaba esta foto para enviártela, miré a mi costado y lo encontré a Felipe, así, como lo ves en la segunda fotografía que no pude resistir tomar. Porque Felipe (que todo lo sabe) repite cotidianadamente un gesto que define perfectamente lo que solemos hacer algunos con nuestra infancia: aferrarnos a ella y no querer soltarla por nada del mundo. Es evidente que su moisés circular de cachorro le queda exageradamente chico a sus 6 años. Pero a Felipe no le importan estas menudencias y se acomoda plácidamente y sin reparos en los lugares que lo hicieron feliz. Es más: rechaza cualquier tipo de manta o trapo que se adapte a las longitudes actuales de su cuerpo.
Crecí en un país en dictadura y es posible que eso reforzara de algún modo la creación de un mundo estrictamente privado, hecho de libros y películas. La escena que marcó para siempre mi infancia es ésta que te enlazo (http://www.youtube.com/watch?v=Zlq0l7kuxtQ), sobre la cual lo único que puedo decir es esto que escribí hace un tiempo, en un cuaderno escolar idéntico a aquellos en los dibujaba cuando me moría de risa frente al piano de mi mamá. El Rex sigue siendo aun hoy, para mí, tan inalcanzable y bello como lo fue un librito de poemas llamado "Estravagario".
Vi pasar el Rex
Nada fue como te lo imaginaste. Nada.
Pero eso no importa, si viste pasar el Rex.
No importa que fuera el orgullo de la Italia fascista,
que lo alcanzaran 123 misiles de las tropas aliadas
y cayera recostándose mansamente en la costa adriática,
incendiándose de punta a punta.
Que los pilotos de los Beaufighters sintieran,
mientras lo bombardeaban durante tres días,
que era demasiado bello para hundirlo.
Y continuaran, durante tres días, bombardeándolo,
aunque no hubiera nacido para la pólvora
sino para el placer.
Ya había cruzado el Atlántico y llegado a Nueva York.
Por su cubierta se paseaban
elegantes señoritas con sombrilla,
que enviaban postales desde un Rex
dibujado en colores,
imágenes de un álbum infantil
con matasellos de encanto.
Si te sentaste a esperarlo sobre un mar de plástico
agitado por los ventiladores de tu Cinecittà,
en un modesto botecito de madera bajo una falsa noche
en la que las estrellas brillaban como broches de plata.
Si esperaste y lo viste pasar,
majestuoso e inalcanzable y colosal,
iluminado como una legendaria y silenciosa catedral
a la que ofrendarle tus sencillas y entrañables plegarias.
Si te estremeciste ante su silencio glacial
que sin embargo recogía, como modestas monedas,
tus palabras.
No importa que el Rex fuera una maqueta.
Que súbitamente apareciera y te ignorara.
¿Qué le dijiste al Rex? ¿Qué le pediste?
Que la alegría no te abandonara,
volver al punto donde te perdiste,
que se esfume esa sombra que insiste
en asilarse dentro de tu cabeza,
no más alcohol sobre la herida que no sana.
El paso del Rex acaba donde la vida empieza
y empieza para que se suspenda la metralla.
Yo también vi pasar el Rex.
El acordeonista ciego preguntaba “¿cómo es?”
y no supe decirle nada.
Era tan bello que dolía
y los Beaufighters lo perseguirían
porque el milagro no puede durar.
Ana Hidalgo
Aparte de los silencios de mi padre, quizá también las piedras me influyeron mucho, las piedras y el hecho de que yo me sintiera bien con ellas.
Y hacer castillos de piedra y no de arena.
Esther
¿Se puede?
Llevo días acercándome. Días sin atreverme, pero deseando hacerlo. Les miraba tras la cortina y se me antojó entrar. Espero no molestar. Prometo entrar y salir sin hacer ruido. Supongo que sería mucho más entretenido que ustedes me conocieran para que cupieran comentarios de sorpresa :-), el caso es que aparecí cuando ya todos se conocían. Y yo callada. Mirando.
http://img43.imageshack.us/img43/700/estherrevoltosa.th.jpg
Esa niña debo ser yo en el año 74. Viéndome tan pequeña sólo se me ocurre pensar en todas las imágenes que guardo de aquel entonces. Algo así:
Mi ayer es un patio de lilas.
Una polilla
en un bote de cristal.
Una sandía
verde y blanca.
Mi ayer
es un cobertizo enmohecido.
Una bolsa de plástico cuajada de sioux.
Un plato de arroz con leche y canela.
Una vela.
Mi ayer
es un sol que nunca se pone.
Una imagen perenne.
Naftalina en el baño.
Una tele.
Y un cómic.
Y un siempre.
Esa niña debo ser yo entonces, o se parece mucho a mí.
Ya salgo.
Gio
La primera, la "yo", es una mia con unos tres años, muy disgustada como ves por ir vestida de esa manera...jajajaja...Desgraciadamente esa ha sido la realidad de mi vida, hacer a disgusto lo que otros creian oportuno...pero no te preocupes...dije..... ¡basta!.
Luna
Mira cómo me trataban de pequeñísima. Me lo habéis recordado.
Un abrazo.
Pepe Maiques
junto a la playa de las arenas en valencia transcurrían sin horas los meses del verano alargándose extraños a las marcas del tiempo, pues como ahora sabemos, entonces no existía. sólo había señales de sal, lagartijas y dientes de león que crecían en la arena con flores rojo sangre. tranvía, infinidad de luz, tranvía y sueño constituían el recorrido diario, sólo interrumpido por alguna excursión a un pueblo cercano a la ciudad. posando sin convicción, en la mirada asoma el temor ante los elementos. me refiero a los humanos, a los obligatorios del futuro inminente.
Ella
En esta foto tendría yo unos 3 ó 4 años... supongo, no recuerdo por qué motivo fue tomada aunque sí recuerdo el baby que llevo puesto y el colegio y la profesora de parvulario. Y me han contado que yo empecé un año antes el parvulario ya que mi hermana mayor y yo que nos llevamos 13 meses fuimos juntas a la guardaría hasta que a ella la pasaron a 1º de parvularioa y yo lloré tanto, tanto, pero tantooo que me cambiaron todo ese curso a 1º de parvulario, curso que al año siguiente tuve que repetir. la verdad sea dicha teníamos un poco de enchufe en ese cole ya que mi abuela era la cocinera desde hace mucho tiempo y era muy querida por las monjas. Y bueno también fue porque según mi madre mis berrinches eran *insoportables* vamos que debía tener unos pulmones de armas tomar ;)
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Infancia
viernes, 10 de julio de 2009
Orígenes de la sublimación. Rodolfo Hinostroza
Belleza = Añoranza
of the lost paradise
el viente en que estuviste en perfecto silencio
sólo el rumor de líquidos tibios y babosos
rumor de astros/paz y alimento
parte de algo
no soledad del cuerpo
la mística armonía
la exacta ubicación del vidente frente al universo
lost
forever
II
Y el pájaro campana dice:
"En el ascenso hacia la perfecta conjunción
se sigue así:
a) La Opacidad:
cosa con forma o sin ella
no irradiación
rostros en el Metropolitan Art Nouveau
indefinición de la materia
no deja que los cuerpos la atraviesen / no presenta
evidencia
b) La Definición:
lo que se llama bello o feo
con/sin caracter
un perro podrido & bellos dientes blancos,
donde ambos coexisten y uno se explica por otro
el bárbaro verdugo, la
Cover Girl
el grito / la muerte
c) La Ambigüedad:
síntesis negativa
cosas que anulan a otras y he aquí un brillo inesperado
delicado matiz
inmerso en el Grand Guignol
dentro & fuera
materia suspendida que no obstante
va y viene
y d) La Gracia:
inalcanzable por la voluntad
iluminación sin elección
imagen que detiene la fluencia del Tiempo
un rayo de luz golpea en plena frente
evidencia evidencia!"
& esto dijo el pájaro campana
desde un punto del aire
donde todo el laberinto se ve y se explica.
III
L'Utopie aussi
un paraíso perdido propone
un nuevo paraíso
así Belleza = Mediación
entre el mundo visible y el mundo posible
/ anámnesis del mundo uterino /
y así el vidente
no se anquilosa
media
no reifica no pierde el absoluto
media
he stands here
cf. los bodhisattvas p. ex.
transparente en la mediación
& la quieta humildad ante el conjunto
con tus ojos lo verás con tus manos lo tocarás
tomará materia
el amor hace visible lo invisible
y hace invisible lo visible
cf. Ariosto
la fuente de juventud
que no envejece.
sábado, 4 de julio de 2009
miércoles, 1 de julio de 2009
La flor del Buda
Preguntado por las ultimidades, por el sentido final de cuanto existe, el Buda arrancó una pensativa flor del suelo y la contempló, sonriendo. Dicen que sólo un criado loco comprendió este gesto –el más bello de la historia.
Qué son las elucubraciones de nuestros filósofos al lado de un acto tan grande –arrogancias, sofismas, retóricas de alcantarilla.
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