Para PortinariBosque oscuroEn el bosque melancólico
vive un dios enfermo.
En el bosque oscuro las flores son muy pálidas,
las aves muy hoscas.
¿Por qué está lleno el viento de advertencias susurradas,
el oscuro camino de sombríos presagios?
El dios enfermo yace en la sombra,
sus ensueños son malignos.
La condiciónSi acción
no puedo vivir,
aherrojada a mi lira
moriría.
Mi lira es para mí lo más alto del mundo
y siempre le sería fiel
si no fuese yo un alma encendida.
El que, con uñas ensangrentadas,
no abre una brecha en el muro de lo cotidiano
-aunque al salir por él perezca-
no merece contemplar el sol.
EsperanzaComo quiero ser libre
me río de las nobles elegancias,
me remango la blusa,
La pasta de la poesía fermenta...
Qué tristeza
no poder cocer catedrales...
La altura de las formas:
diana de mis esfuerzos.
Hija de tu tiempo:
¿No tiene tu espíritu su propia corteza?
Antes de morir he de cocer
una catedral.
A ErosEros, dios crudelísimo
¿por qué me condujiste a la tierra oscura?
Cuando las niñas crecen
se sienten en el ejido de la luz,
arrojadas a una oscura estancia.
¿No se mecía mi alma como estrella gozosa
antes de caer en tu círculo rojo?
Mírame: atada de pies y manos.
Siénteme: aherrojada a todos mis pensamientos.
Eros, dios crudelísimo:
ni huyo ni espero,
solamente sufro, como una alimaña.
CautiverioCautiva, cautiva, quiero cortar mis cadenas.
Con labios dolientes y airados voy por la vida.
Abismos míos, qué quiero saber yo de vosotros,
no merecéis tener nombre.
El bronce se funde con el bronce, y deviene persona,
y la persona va con hierro en su corazón.
Pero ¿tiene acaso el bronce sobre la frente ese aterrador
relucir del dios de los rayos?
Arrojo mi corazón al camino, repártanselo los buitres:
la luna llena me parirá otro.
(trad. Jesús Pardo)