lunes, 14 de marzo de 2011

Mi lengua ajena



-Imagínalo, figúrate alguien que cultivara el francés.
Lo que se llama el francés.
Y al que el francés cultivara.
Y quien, ciudadano francés por añadidura, fuera por lo tanto un sujeto, como suele decirse, de cultura francesa.
Ahora bien, supón que un día ese sujeto de cultura francesa viniera a decirte, por ejemplo, en buen francés:
"No tengo más que una lengua, no es la mía."
Y aun, o además:
"Soy monolingüe." Mi monolingüismo mora en mí y lo llamo mi morada; lo siento como tal, permanezco en él y lo habito. Me habita. El monolingüismo en el que respiro, incluso, es para mí el elemento. No un elemento natural, no la transparencia de un éter, sino un medio absoluto. Insuperable, indiscutible: no puedo recusarlo más que al atestiguar su omnipresencia en mí. Me habrá precedido desde siempre. Soy yo. Ese monolingüismo, para mí, soy yo. Eso no quiere decir, sobre todo no quiere decir -no vayas a creerlo-, que soy una figura alegórica de este animal o esta verdad, el monolingüismo. Pero fuera de él yo no sería yo mismo. Me constituye, me dicta hasta la ipseidad de todo, me prescribe, también, una soledad monacal, como si estuviera comprometido por unos votos anteriores incluso a que aprendiese a hablar. Ese solipsismo inagotable soy yo antes que yo. Permanentemente.
Ahora bien, nunca esta lengua, la única que estoy condenado a hablar, en tanto me sea posible hablar, en la vida, en la muerte, esta única lengua, ves, nunca será la mía. Nunca lo fue, en verdad.
Adviertes de golpe el origen de mis sufrimientos, porque esta lengua los atraviesa de lado a lado, y el lugar de mis pasiones, mis deseos, mis plegarias, la vocación de mis esperanzas. Pero hago mal, hago mal al hablar de atravesamiento y lugar. Puesto que es en el borde del francés, únicamente, ni en él ni fuera de él, sobre la línea inhallable de su ribera, donde, desde siempre, permanentemente, me pregunto si se puede amar, gozar, orar, reventar de dolor o reventar a secas en otra lengua o sin decir nada de ello a nadie, sin siquiera hablar.
Pero ante todo y por añadidura, he aquí el doble filo de una hoja aguda que quería confiarte casi sin decir palabra, sufro y gozo con esto que te digo en nuestra lengua llamada común:
"Sí, no tengo más que una lengua; ahora bien, no es la mía."

Jacques Derrida, El monolingüismo del otro

20 comentarios:

Darío dijo...

Es un poco desesperante, es pero no es. Yo prefiero pensar que la lengua es mi casa.
No leí tanto a Derrida, pero sus ideas parecen casi cálidas. Recuerdo aquello de que la escritura es la huella de "alguien que estuvo ahí". Y esa imagen nunca se me borra. Un abrazo.

Ahab dijo...

Me gustó el texto. He aquí mi interpretación, filtrada por una serie de pensamientos que ando rumiando últimamente.

- Todas las lenguas "no son la mía".

Las lenguas habladas y escritas están sólo en nuestro "mi" -el que nos eclipsa sólo despiertos-, construidas y transmitidas por éste. El lenguaje, por mucho que lo amemos, es también otra herramienta más, y muy poderosa en cierto sentido, que sirve para huir de algo (nombrar = enterrar, descuartizar, aplastar, matar) huir de lo que realmente ‘es’ nosotros, lo que quiera que sea. Si lo supiéramos quizá no lo soportaríamos. La psique humana verdaderamente se ha esforzado para dirigir la inteligencia y la apreciación sensitiva hacia un destino práctico. El arte puede haber aparecido por “error”. Lo curioso es que, es a través del lenguaje (musical, literario, gestual, pictórico... artístico en definitiva) que podemos partir en busca del re-encuentro, en busca de lo que fuimos, de lo que hemos sido. Porque hay una certeza latente que todos intuimos: lo que fuimos fue mejor. Por eso amamos tanto la poesía, la amamos porque nos conduce a lo que fuimos, nos conduce al animal entusiasmado y prendido de curiosidad que fuimos en la infancia y/o antes; por eso amamos la música y las demás artes, porque están fabricadas con la sustancia de la voluntad pura. Todas nos acercan a lo que fuimos antes de ser "instruidos", antes de tener las herramientas “modernas”, como el idioma; las palabras o los números.

Lo que hablo lo dice “el otro”, el que escribe ahora; en su lengua, que es “suya”, no mía.
Quizá no podamos saber lo que “es nuestro”, pero sí me parece que podemos intuir lo que no lo es.

Saludos

Precesión del perihelio dijo...

Me parece que en el texto de Derrida se tratan algunas ideas lacanianas de forma un tanto oblicua. El lenguaje no es un instrumento que utilicemos para pensar sino que, desde la cuna, él nos piensa a nosotros en su exterioridad. Nos construye como sujetos en el orden simbólico. No es que el sujeto huya de lo real, resulta que el propio sujeto (siempre simbólico) es una representación mediadora de lo Real: aquello a lo que los animales simbólicos -no sabemos de la vivencia propia de otros tipos animales- jamás pueden acceder sin mediación (las aguas profundas de la existencia). Por eso se puede decir, en un sentido muy amplio -semiológico-, que el lenguaje es el elemento propio del hombre; su apertura y también su clausura. Recordemos el "nudo borromeo" que utilizó Lacan para esquematizar los registros del psiquismo humano.

:D

Say dijo...

Estos días en que el gobierno de Artur Mas ha aprobado una política de mano dura contra los inmigrantes en situación irregular que necesiten renovar sus permisos de residencia, donde dice que serán expulsados, si no acreditan saber hablar en catalán, tu entrada adquiere para mí otro sentido real y rabioso.

El Gobierno de Artur Mas se erige, con fascismo absoluto, en juez inmisericorde, para conceder expedientes de arraigo, reagrupación familiar y renovación del permiso de residencia. Francesc Homs critica al gobierno anterior por ejercer una política "buenista" en asuntos de inmigración y por su supuesta inacción para afrontar los problemas relacionados con el fenómeno migratorio. Lo tienen muy claro, expulsarán a los inmigrantes si no saben hablar catalán. Se creen dueños de un pais, de un territorio, de una tierra. Sólo deseo que alguna vez ellos estén en la misma situación de exilio y precariedad. Y que les impongan como en la peor dictadura, una forma de vida, una lengua, unas costumbres, un pensamiento único.

Antes de ser lenguaje, somos otra cosa. Y esa otra cosa habita en verbos que moran en nosotros. Verbos que no pueden ser cercenados ni aplastados por estos dictadores tan democráticos. Hablamos 50 lenguas, 3.000, 4.ooo o las 5.000 que existan.

Precesión del perihelio dijo...

Es lógico indignarse con este tipo de ejercicios de poder, estos signos tan claros de insensibilidad despótica, pero ¿qué es el Poder?. Un fragmento sobre ello:

...

G. D.: Si se considera la situación actual. el poder tiene por fuerza una visión total o global. Quiero decir que todas las formas de represión actuales, que son múltiples, se totalizan fácilmente desde el punto de vista del poder: la represión racista contra los inmigrados, la represión en las fábricas, la represión en la enseñanza, La represión contra los jóvenes en general. No es preciso buscar solamente la unidad de todas estas formas en una reacción de Mayo del 68, sino mucho más en una preparación y en una organización concertadas de nuestro próximo futuro. El capitalismo francés necesita de un «volante» de paro, y abandona la máscara liberal y paternal del pleno empleo. Es desde este punto de vista como encuentran su unidad: la limitación de la inmigración, una vez dicho que se confiaba a los emigrados los trabajos más duros e ingratos, la represión en las fábricas, ya que se trata de devolverle al francés el «gusto» por un trabajo cada vez más duro. La lucha contra los jóvenes y la represión en la enseñanza, ya que la represión de la policía es tanto más viva cuanto menos necesidad de jóvenes hay en el mercado de trabajo. Todas las clases de categorías profesionales van a ser convidadas a ejercer funciones policiales cada vez más precisas: profesores, psiquiatras. educadores en general, etc. Hay aquí algo que usted anuncia desde hace tiempo y que se pensaba que no se produciría: el refuerzo de todas las estructuras de encierro. Entonces, frente a esta política global del poder se hacen respuestas locales, cortafuegos, defensas activas y a veces preventivas. Nosotros no tenernos que totalizar lo que es totalizado por parte del poder, y que no podríamos totalizar de nuestro lado mas que restaurando formas representativas de centralismo y de jerarquía. En contrapartida, lo que nosotros podemos hacer es llegar a instaurar conexiones laterales, todo un sistema de redes, de base popular. Y es esto lo que es difícil. En todo caso, la realidad para nosotros no pasa en absoluto por la política en sentido tradicional de competición y de distribución de poder de instancias llamadas representativas a lo PC o a lo CGT. La realidad es lo que pasa efectivamente hoy en una fábrica, en una escuela, en un cuartel, en una prisión, en una comisaría. Si bien la acción comporta un tipo de información de naturaleza muy diferente a las informaciones de los periódicos (así el tipo de información de L'Agence de Presse Libération).

M. F.: Esta dificultad, nuestra dificultad para encontrar las formas de lucha adecuadas, ¿no proviene de que ignoramos todavía en qué consiste el poder?

...

[http://www.laciudadletrada.com/Entrevistas/Deleuze%20entrevista%20a%20Foucault.htm]

Belnu dijo...

Esa lengua que acoge... temporalmente. Dijo Hélène Cixous cuando estuvo en barcelona, que Derrida y ella se habían encontrado en París refugiados sous le ventre de la langue française. A mí me las reflexiones de Derrida sobre la lengua, sobre la traducción y sobre la hospitalidad me consuelan. Incluso la expresión de su cara, que tengo ahí repetida en las estanterías, me hace sentir menos huérfana, más acogida

Isabel Mercadé dijo...

Muchas gracias, Stalker, por esta estupenda y siempre sugerente reflexión de Derrida. Y estoy completamente de acuerdo con esas confluencias respecto al lenguaje entre Derrida y Lacan que menciona Precesión del perihelio.
Abrazos.

Stalker dijo...

Curiyú:

precisamente ése es un tema caro a Derrida: lo que estuvo y se borra, se tacha, pero sin embargo queda:

hay ahí ceniza

un abrazo

Stalker dijo...

Ahab:

tu comentario es tan rico y tiene tantas aristas, tantos frentes, que me resulta imposible abordarlo aquí haciéndole justicia, es poliédrico y entrañado, necesitaría varias páginas sólo para formular las preguntas adecuadas...

La idea del idioma como una herramienta "moderna" me interesa mucho. La lengua y la escritura han atravesado diversas fases históricas y se han configurado como centros de poder. Derrida hablaba de "logocentrismo" como uno de los tótems intocables, aún no demolido pese a sus intentos...

Continuaremos -o más bien iniciaremos- esta conversación pronto,

un abrazo

Stalker dijo...

Precesión del perihelio:

aunque no comparto las tesis de Lacan y no encuentro en absoluto la herencia lacaniana en el texto de Derrida (que leyó a Lacan tarde y de forma más bien aleatoria, porque nunca formó parte de sus intereses), aprecio de veras tu comentario, en especial la referencia a que el lenguaje nos piensa (lo de la exterioridad me parece un poco más complejo, no sé cuáles puedan ser las fronteras entre exterioridad e interioridad, qué pactos podemos fraguar para conceder visibilidad a algo tan difuso o inaprehensible), la apertura y la clausura, y las aguas profundas de la existencia. El sujeto como mediador de lo Real ya plantea una serie de interrogantes difíciles y muy interesantes: para empezar si existe el sujeto y qué lo configura en el orden simbólico, etc.

Un abrazo

Stalker dijo...

Say:

comprendo y comparto tu indignación. La operación de convertir la cultura en ideología es rentable políticamente, pero cercena, reduce, limita, empobrece. El nacionalismo me resulta algo extraño y lejano. Pero también el apego a una lengua, a una lengua una. Por mí podríamos hablar todas las lenguas, una Babel de lenguas, y con un poco de calor nos entenderíamos.

Derrida definió la deconstrucción en términos muy hermosos, con una fórmula concisa: "más de una lengua". Más de una lengua, más de un pensamiento, más de cuerpo, muchas formas de sentir y vivir, porque hasta el pliegue más escondido vibra a varios ritmos, porque el color más uniforme, si lo acercamos, es poliédrico...

Por mucho que nos quieran encapsular en lenguas y naciones, muchos seguiremos viviendo en varios mundos...

tal vez haya llegado el momento de reivindicar el estatuto de "apátrida", figura cuya fortuna en el derecho internacional actual ignoro por completo...

abrazo fuerte

Lola Torres Bañuls dijo...

y si tuvieramos una lengua universal, un idioma común que pudieramos utilizar en donde la palabra odio y sus derivados no existieran. Eliminar todas las palabras-barrera sería imposible??

Yo no sé lo que es el idioma. Pero al pronunciar cualquier palabra. la resonancia que despide puede producir tanto dolor, o al revés. Mejor utilizar el idioma con respeto y sabiendo que puede ser un arma arojadiza. Un arma utilizable también para deribar muros tal vez.
O el idioma no sirve para nada.
Igual he dicho muchas tonterías.

"Por doquier fluye el Tao./Y aunque nada crea, todo nade de él.

Un abrazo grand Stalker.

Camino a Gaia dijo...

Somos parte de una lengua, de un idioma que vive mas que nosotros y en el que dejamos nuestra impronta.

Stalker dijo...

Precesión:

gracias por el jugoso texto. Continuamos indagando...

Stalker dijo...

Belnu:

a mí también me consuelan, y además siento uno esa acogida, una especie de amistad y calor muy particular en relación con este pensador,

abrazos

Stalker dijo...

Bel M:

seguimos sumando,

abrazo

Stalker dijo...

Lola:

pienso en un lenguaje-ave-zancuda, que extrajera de las cosas la vida que llevan dentro,

un abrazo fuerte

Stalker dijo...

Camino:

lengua y hombre, dos declinaciones de la arcilla. Tal vez la misma arcilla,

un abrazo

Laia dijo...

en los años infaustos de la universidad, siempre temimos a Derrida.
Derrida era el silencio, la lengua imposible, la retórica-afluente inagotable. el cese. un corte, una voz que dice "différance", "falogocentrismo", las cartas no enviadas...
y, sin embargo ahora, al leerlo, y al releer a tantos otros,advierto (yo) esa pequeña filtración del pensamiento que se esfuerza por acontecer en la escritura, ese mismo impulso paralelo.

la lengua que me dice y a la vez me expropia.
porque la lengua (el lenguaje) habla (o parece hablar) a través de mí.

cuando digo, ¿digo yo algo? ¿existe ese yo que pronuncia, o es pronunciado en la lengua?

me lo pregunto también en el caso del bilingüismo y, especialmente, en el aprendizaje de una lengua extraña.
la sensación elemental es que hemos de ir a la caza de un lenguaje, de una expresión que nos permita decirnos, y en ello, más allá de la aprehensión, la intuición de la estructura, de los elementos, del léxico foráneo (intución es como siempre he aprendido yo un idioma...).
es una apropiación, y a la vez una expropiación.
porque estamos hablando otra forma, regurgitando otras aguas, y en ese habla otro yo acontece también. otro yo es hablado...

Stalker dijo...

Laia:

siento las cosas como tú: como un doble movimiento, centrífugo y centrípeto, abierto y cerrado, de apertura y clausura: vaivén en la eternidad de la lengua que nos hace y deshace, que nos hace al deshacernos y se apropia vertiginosamente del pulso del mundo a la vez que nos expropia nuestra víscera-mundo, nuestra alteridad en combustrión con el "alma" paralela que se insinúa en los intersticios entre el órgano fonador y el mundo.

"Otro yo es hablado"

La lengua nos pronuncia. A ti te pronuncia maravillosamente. No dejes de pronunciarte en ella, en ese mundo de tus palabras que tanto dan y acercan...

un abrazo

 
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