Pilares de la creación (nebulosa del Águila)
Nekkar, Ladda. Sismógrafa estelar y poeta zoógrafa en lengua tengu, crono-arquitecta y navegante psíquica Amnios IV, vigesimoquinto Oráculo Fuego de la Cofradía, nacida en la ciudad libre de Eklariss (Venus) en 7187 y transfigurada en el Vórtex Liminae de Sa-ang Tewattar (Ganímedes) en 7535.
La vida de Ladda Nekkar está profundamente influida por su infancia en las inmensas llanuras del Venus meridional. El deslizamiento de los lentos barcos volantes sobre la arena azul, las termas de geometrías imposibles, los eternos crepúsculos de jade rojo, los ávidos fuegos fatuos, los pozos oraculares, el sinuoso trazado de las plantas caminantes configuran un paisaje mental, un mapa de percepciones, una red de afectos que se reflejará en sus decisiones vitales posteriores. Su abuela le transmite el sabor de los cuentos-raíz y le enseña a preparar las distintas variedades de cristal tiempo, entre ellas la sal Eros, que induce un trance mediúmnico colectivo, y la sal prohibida, alimento de poetas desde los lejanos tiempos de la terraformación de Venus, que según las crónicas duró mil años. La ciudad libre de Eklariss, con sus esbeltas torres vigías, sus dodecaedros arcoíris, sus jardines colgantes de Nabucodonosor, goza de un estatuto privilegiado en la Confederación de Planetas Unidos: conserva el "fuego vestal ensimismado", testimonio del sacrificio de los primeros colonos y símbolo de la creación en todas sus facetas. La joven Nekkar recordará siempre la danza de la arena azul levitando sobre el fuego invisible y trazando figuras en el aire: arabescos antediluvianos, delicados animales, geometrías extrañamente parecidas a los sueños de quien observa esa belleza silenciosa.
El destino de Ladda se juega a partir de una serie de "fracasos" enlazados. Su solicitud para formar parte del arca expedicionaria Espacio Profundo V, en dirección a Epsilon Aurigae, ni siquiera es admitida a trámite. No logra superar las pruebas de acceso al cuerpo de funcionarios de BBB (Biblioteca Borges Babel, nombrada así en honor a un prestigioso escritor de la primera Antigüedad), situada en la ciudad subterránea de Aletheia, muy cerca del núcleo del planeta Mercurio. No es admitida en la Academia de Escultura de Luz de Agathon Prima (Ío). Su intento de ingreso en la Escuela de Bio-terraformación planetaria de Axis Sunya (Plutón) es desestimado por motivos raciales: Ladda Nekkar es humana subtipo felino II, es decir, posee ADN de gato común en su genotipo (imprescindible para la aclimatación psíquica al entorno venusiano), cuando tradicionalmente los terraformadores proceden de las lunas de Neptuno y Urano (humanos subtipo topo o castor). Por último es admitida en la recién creada Universidad de Sismografía Estelar de la luna Europa. Esta ciencia pretende estudiar la vibración de las estrellas y sus recíprocas interacciones musicales: se considera que ese temblor y la correlación de movimientos orquestados por cientos de miles de millones de estrellas en el plano de la galaxia constituye un proto-lenguaje, inaccesible a la comprensión humana pero susceptible de aportar revelaciones fundamentales acerca de la naturaleza del universo. Ladda Nekkar estudia las variables cefeidas, el espectro lumínico de púlsares remotos, la variedad cromática de las supernovas atípicas, y se especializa en el "canto sísmico" de las estrellas de neutrones, en cuyo temblor cree reconocer la clave para comprender la danza cósmica y la hasta ahora incomprensible conciencia de las estrellas.
Desencantada por lo que considera una visión conservadora de la sismografía estelar, que se postula como una descripción meramente teórica sin ninguna proyección práctica (Ladda cree que hay que intentar entrar en contacto con las estrellas, reproduciendo artificialmente la danza cósmica una vez descodificados los núcleos significativos primordiales de la coreografía estelar), abandona la universidad y cursa estudios de crono-arquitectura y navegación psíquica en Rinappa (Titán). La crono-arquitectura es el arte-ciencia de modificar acontecimientos morfológicamene relevantes del pasado (vértices cronosémicos) para evitar catástrofes sociopolíticas como guerras, tiranías, desigualdades económicas severas, persecuciones ideológicas, etc. Surge después de la Segunda Guerra Términus, que enfrenta a los mundos interiores (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte) con los mundos exteriores (Júpiter, Saturno, Neptuno, Urano, Plutón, Eris, Sedna, Quaoar, Varuna) y se salda con la victoria de estos últimos y la destrucción completa de la biosfera del planeta madre Tierra, la Luna y los satélites marcianos. En el año 6245 los crono-arquitectos y navegantes psíquicos fundan la Cofradía, organización encargada de supervisar el tejido del tiempo, escrutar el pasado y detectar los vértices cronosémicos susceptibles de desencadenar, siglos o milenios después, holocaustos imprevisibles que pongan en peligro la supervivencia de los diversos linajes humanos. Cuando se detecta uno de los vértices, los navegantes proyectan su mente en el tiempo para deshacerlo: al alterar, mediante desviaciones mínimas significativas, los patrones de conducta, los pliegues más recónditos de la voluntad, las intenciones inconscientes de los habitantes del pasado, se mantiene el equilibrio eco-social y tecnocientífico en un umbral psíquico sostenible y sin riesgos para la continuidad de la civilización. Idealmente, impedir que se pronuncie determinada palabra en determinada circunstancia o que un primitivo habitante de la antigua ciudad de Nueva York tuerza una esquina es suficiente para evitar una devastadora guerra futura; en la práctica, cada cambio temporal es sopesado escrupulosamente mediante el análisis cruzado de una infinidad de variables supeditadas a las leyes inexorables de la matemática psico-causal.
Crono-arquitectos y navegantes desarrollan lo que se conoce como atención-vida: una hipersensibilidad a la interrelación de todos los fenómenos de la existencia, la apertura del campo de visión profunda que permite simultanear todos los estratos emocionales y mentales de los seres humanos en relación a todos los posibles vínculos causa-efecto a fin de resolverlos en sensamientos holísticos (sensación + pensamiento global), que brotan como flores-impulso en la conciencia de los navegantes, mostrándoles el perfume exacto que permitirá elegir entre las diversas posibilidades cronosémicas. Muy pronto la Cofradía vive una violenta escisión entre quienes creen que es correcto y legítimo manipular el tiempo y los que consideran un sacrilegio alterar el libre albedrío humano de los indefensos habitantes de las épocas antiguas y pre-modernas. Surge así el Vértice, organización antagonista que intentará sabotear todas las actividades de alteración cronosémica de la Cofradía y devolver a los seres humanos su libre capacidad de decisión y, en su caso, su barbarie innata, autodestructiva. Para ello, además de contrarrestar la ruptura de vértices cronosémicos con la creación de otros vértices de signo opuesto, envían configuraciones psíquicas completas al pasado, implantándolas en individuos cuidadosamente seleccionados que desempeñarán funciones clave en momentos cruciales de la historia: envían a Moisés, Platón, Jesucristo, Hegel y Winston Churchill a sus respectivas épocas. La Cofradía contraataca y envía a su vez al Buddha, Lao-tsé, Heliogábalo, Jacques Derrida y Charles Chaplin. Estas guerras temporales, en las que a cada acción corresponde una reacción de signo contrario, suceden desde hace un milenio cuando Ladda Nekkar ingresa en la Cofradía en 7231. Su ascenso en la jerarquía de la organización será meteórico gracias al extraordinario desarrollo de su atención-vida: de supervisora de modelos matemáticos psico-causales a navegante psíquica Amnios IV (el grado más alto de penetración en las mentes del pasado), y de ahí a oráculo (técnicos que deshacen los vértices) y Oráculo Fuego (dirección conjunta de operaciones temporales) en apenas diez años. Una vez en la cima de la organización, Ladda Nekkar intentará negociar una tregua y llegar a algún tipo de acuerdo con el Vértice, infructuosamente. Afinará las desviaciones mínimas significativas para influir en la menor medida posible en el libre albedrío humano (su obra maestra, consignada en toda la bibliografía de crono-arquitectura posterior, consiste en evitar una Tercera Guerra Términus en 8547 logrando que un ciudadano londinense olvidara enviar una carta a su amada el 21 de junio de 1856, acto que, de producirse, desencadenaría una oleada de efectos crono-insostenibles en los siguientes milenios). Ladda Nekkar aplicará a la crono-arquitectura la delicadeza y la portentosa atención-vida de su corazón frondosamente felino. En 7283, y ante la imposibilidad de lograr una reconciliación entre las dos facciones enfrentadas, renuncia a su cargo como Oráculo Fuego y abandona definitivamente la crono-arquitectura. Seguirá aplicando, no obstante, la navegación psíquica temporal de manera creativa.
Ladda Nekkar es la creadora y principal exponente de la poesía zoógrafa, que consiste en moldear el linga sarira o cuerpo sutil de los seres vivos, una especie de biocampo energético escalar que puede alterarse musicalmente aplicando técnicas de poíesis subcuántica. Se trata de escribir en la vida, armonizando la vibración del cuerpo sutil con el entorno y otros seres vivos. Esta escritura musical, esta escultura del "tiempo del espíritu", tendrá su correlato en escritura holográfica tradicional: a cada modificación vital del linga sarira corresponde un poema táctil esculpido en éter cuneiforme. Ladda Nekkar elige la olvidada lengua tengu, una reliquia arqueológica hablada por su abuela y por unos pocos ancianos de la ciudad libre de Eklariss, para "escribujar" (escribir-dibujar) su propia vida y armonizarla con los prodigiosos animales de las selvas septentrionales de Venus, con la existencia eremítica de los colonos del cinturón de asteriodes, con los Videntes que habitan en los cometas de órbitas más excéntricas de la nube de Oort. La poesía zoógrafa pretende superar la dicotomía entre lo inteligible y lo sensible borrando toda posible frontera entre el cuerpo y el pensamiento, entre la percepción y las sensaciones, entre el yo y el otro, haciendo saltar los diques defensivos, las estrategias mentales profilácticas, los umbrales afectivos transitados por el miedo o la incertidumbre. Cada poema así escrito se abre en inflorescencias insospechadas, en geometrías fractales, en estalactitas sensoriales vertiginosamente renovadas al ritmo de la atención-vida. Ningún preciosismo hermenéutico, ninguna aprehensión intelectual puede acotar el cauce que derrama esta cascada de formas, toda vez que la poesía zoógrafa, al ser escritura en la vida y desde la vida, se reescribe constantemente a sí misma, como un organismo que regenera sus tejidos y recombina creativamente su estructura molecular. Así, el poema zoógrafo interactúa con su creador, modificando y ampliando el campo de su percepción. Ladda Nekkar es reescrita infinidad de veces por sus creaciones, hasta el punto de que su yo llega a ser una suerte de palimpsesto caleidoscópico, una archiescritura de huellas nómadas, una gozosa impermanencia que sólo tiene como sustento y continuidad la atención-vida: apertura que es nido para los seres, salvaje delicadeza de un grito que es caricia. Por lo tanto, resulta apropiado afirmar que la obra maestra de la poesía zoógrafa es la propia Ladda Nekkar, su existencia infinitamente reinventada, acariciada, entrañada, reescrita inagotablemente en la arcilla viva de su personalidad poliforma. "Resumida en unas pocas palabras lapidarias, sólo puedo decir que la poesía zoógrafa es alegría, alegría ante la afirmación de la vida y las infinitas posibilidades de la existencia", escribujará en sus memorias.
Tras explorar las diversas posibilidades de esta forma de expresión, Ladda Nekkar decide realizar un experimento artístico inédito en el sistema solar: un poema holístico y zoógrafo escri-vivido con poetas del pasado, desde la sacerdotisa sumeria Enheduanna (tercer milenio a. C.) hasta la solitaria poeta y Vidente Sa-ang Sardaukar (sexto milenio d. C.), residente en uno de los cometas de órbita más amplia en torno al Sol. Para ello, rastrea las mentes creativas de otros tiempos buscando afinidades, resonancias mórficas, intimidad vital compartida: la posibilidad de un entendimiento que trascienda las diferencias impuestas por la cultura mental de cada época. Su relación trans-temporal más dilatada será con Aishwara Najri, Niña Perenne del siglo XXII en cuya existencia influyó como navegante psíquica de la Cofradía. Contacta con las poetas del pasado y despierta en ellas la flor-impulso, las impregna de sensaciones inéditas para su tiempo y espacio, adaptadas a la comprensión de la época de cada cual, y ellas le responden con generosidad, conscientes de ser afluentes de una sinfonía cuyos vagos contornos apenas perciben intuitivamente. Enheduanna, Safo, Nagarjuna (filósofa poeta de la escuela budista madhyamaka, que la tradición misógina quiso hacer pasar por hombre), Sarashina, Emily Dickinson, Ingeborg Bachmann, Chantal Maillard, Esther Ramón, María del Águila, Aizhan Mazhilis, Nasstasia Bolodinova, Aishwara Najri, Omaima Oubadi, Nuraainee Chitayam, Okrur Sephir, Arune Thawin, Sa-ang Sardaukar van añadiendo versos al poema zoógrafo definitivo, arraigado en la conciencia abierta de Ladda Nekkar. Desde sus respectivos pasados, alimentan ese poema común. Desde su propia vida, transmiten un mismo gesto arrebatado en muchas voces que se resuelven en una sola voz. Una vez concluido el poema mosaico tejido de vida y de tiempo, Ladda lo deja crecer en su fuego interior y por último le concede plena autonomía extirpándolo de su conciencia y sembrándolo en el cristal-punto de Varuna, lejano planeta más allá de la órbita de Plutón. Allí el poema zoógrafo vive y se reescribe en metamorfosis incesante, y aguarda quizá su momento para emigrar a las estrellas.
Corre el año 7532, Ladda Nekkar ha cumplido 345 años y considera cumplido su ciclo vital. Las técnicas de regeneración orgánica, la ingeniería psíquica (que permite la cirugía de la conciencia y las prótesis heteronímicas) y el arte trans-sensorial han alargado indefinidamente la vida del ser humano, hasta el punto de que es él mismo quien elige cuándo cesar. La poeta zoógrafa decide que aún le queda algo por hacer: buscar a la legendaria Yanmei Shiau-Liu, que según se dice ha vivido durante cinco milenios en algún lugar oculto del sistema solar. Después de una intensa búsqueda psíquica que dura dos años, la encuentra en un pequeño planeta rocoso más allá de los mundos transplutonianos, un mundo que misteriosamente ha escapado incluso al minucioso escrutinio de los Videntes. Yanmei es un ser simbiótico, en parte humano, en parte mineral y en parte plasmático. Su hosca ternura y su curiosidad universal siguen intactas cinco mil años después de su aventura marciana. La poeta epidérmica y la poeta zoógrafa se reconocen hermanas y se cuentan, emocionadas, sus respectivas historias. Ladda Nekkar no es capaz de sondear todos los tesoros psíquicos que Yanmei le ofrece desde el fondo atemporal de su ser: la poeta epidérmina ha vivido experiencias que no pueden traducirse a la comprensión humana. Ladda siente el vértigo, la fascinación absoluta de mundos inverosímiles y experiencias estéticas incomparables que apenas puede rozar con su cuerpo sutil. Deciden escribujarse, escri-vivirse mutuamente: el resultado de ese cauce poemático abierto trasciende hasta tal punto lo humano que nada puede decirse de él. La popia Ladda calla al respecto y sólo menciona un misterioso comentario de Yanmei: "No debes preocuparte, esto está aquí, ahora, pero estará sobre todo allí, fuera del tiempo sucesivo de la existencia en la que somos transeúntes, hebras frágiles; pero las estrellas, las estrellas comprenderán".
En 7535 la poeta zoógrafa visita su Venus natal y, de paso, aterriza en la Tierra devastada por las guerras de otros siglos. En lo que antaño fuera la gélida Antártida y ahora es sólo un árido páramo carbonizado, descubre casualmente una frágil plantita que se alza como un milagro en la desolación reinante. Conmovida, se arrodilla y le habla largas horas. Le pide a la vida que regrese. Le promete una escritura infinita, sin límites, sin guerras, sin conflictos: la pura alegría de ser hasta el fondo de sí misma. Alza las manos al cielo en un intento de que la planta crezca, y ésta parece estremecerse en su fino tallo, apenas un mínimo espasmo vertical, apenas la distancia que separa una vida de otra vida, un átomo de amor impronunciable, y ahí, justo ahí, algo sucede, algo goza. Ladda derrama sobre la planta la sal Eros que conserva en una diminuta cajita de zafiro negro que cuelga de su cuello: la primera sal que le regaló su abuela. Con una sonrisa abandona el páramo que es ahora la madre Tierra. Sabe que la vida volverá, y que su escritura será incesante.
Parte rumbo al Vórtex Liminae de Sa-ang Tewattar, en Ganímedes. Los Vórtex Liminae son reminiscencias de La Brecha, una singularidad que aconteció hace milenios y que ha quedado borrada de la memoria humana. No se sabe qué sucedió, si se alteraron algunas leyes físicas, si alguna conciencia externa (tal vez los desaparecidos Xtro, o los Animales Totémicos que ingresan en las mentes desde un futuro hiper-remoto) borró a propósito la memoria humana por alguna razón ignorada: La Brecha sólo pervive como un color desconocido y hambriento en el sueño de algunos hombres. En el mundo sólo quedan los Vórtex Liminae: puertas a través de las que, según se dice, puede atravesarse el espacio-tiempo y llegar a algún mundo inconcebible. Se dice que quien las cruza queda transfigurado. En qué pueda consistir esa transfiguración, nadie lo sabe. Nadie ha regresado de su viaje a un Vórtex.
El inmenso Júpiter sale sobre el horizonte de Ganímedes. Hay un silencio increíblemente frondoso en los altos riscos formados por hielo y silicatos. Los colores del Vórtex se apaciguan; junto a su entrada, aún brillan las huellas menudas de una mujer felina de más de tres siglos de edad y que sin embargo ha conservado sus rasgos infantiles hasta ese final que es, quizá, un principio, otro principio. Desde una colina cercana, los ojos escrutadores de Yanmei Shiau Liu se posan suavemente sobre las marcas dejadas por esos pies pequeños. Sonríe. Sonríe. Está sonriendo.
Fuente: Diccionario-vida del Sistema Solar, auto-escrito zoógrafo, éter cuneiforme visión profunda VII, 7894.
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