miércoles, 31 de agosto de 2011

Los ojos de Nobuo





Nobuo mira al agua. Los círculos concéntricos. Ondas que irradian de un centro extinto.

El agua mira a Nobuo. Los círculos concéntricos lo acarician en su expansión. ¿Qué siente el agua al crecer hacia la mirada del niño?

convergencias. contrapunto. escucha

pequeño satori o vibración cordial: Nobuo se hace lento, su curiosidad se empoza en un mirar de aguas que fluyen y dan cuenta, apenas, de una vida que aún no ha formado sus huellas

no hay reconocimiento sino quietud: suave inquisición en la mirada

en el límite: vuelco, ojos-aquí, dos animales (uno de agua, otro de tiempo) que se buscan sin palabras, en un margen sin origen donde brota la ternura en espigas finas

la espera fue también una manera de quebrarse y dar, de caer al otro lado

ahí, abajo, eso se imanta -en el límite, donde el corazón, o el latido incipiente, tal vez

(no termina de germinar el relato:

río de sueño, apenas: memoria en lento alud)

después de todo, vivir ha sido acercarse a los ojos de Nobuo, crecer en los ojos de Nobuo

dejarse mirar por el agua-animal que quiere bebernos la sombra

aquietarse en la dulce, dulce densidad sonora

aquietarse




fotogramas: Doro no Kawa ("Agua turbia"), Kohei Oguri, 1981


briznas (31)




una lágrima sobre la pared

dice: gracias



martes, 30 de agosto de 2011

briznas (30)




Hoy Lost in Marienbad cumple tres años (un blog-niño, blog infancia al fin). Han pasado muchas cosas en ese tiempo. Pensé en escribir algo más largo, pero es mejor ser breve: espero que este lugar, en el que nos hemos perdido (lost) sirva para encontrarnos. En el cuenco han caído muchas hojas, las más maravillosas que uno podría imaginar. Sigue dispuesto, receptivo, atento, listo para acoger poemas, risas, llanto, demoliciones: todo eso ha pasado aquí y es imborrable: hojas de vida que vamos siendo, aun marchitas y arrastradas por el viento.

Nada de lo sucedido aquí, y han sucedido cosas muy especiales (cosas que no he visto nunca en otros blogs), es mérito mío: el corazón se ha hecho entre todos.

Es todo. Es mucho. Todas las semillas están aquí



lunes, 29 de agosto de 2011

briznas (29)




En Las estrellas frías, de Guido Piovene, una niña asombrosamente taciturna, obsesionada por la idea de que sólo ella se mueve y los demás –el Universo- están eternamente parados. Ninguna estrategia psiquiátrica, ninguna compulsiva lógica cinética bastan para convencer de lo contrario a esta santa que condena la quietud, esta santa al revés.









domingo, 28 de agosto de 2011

briznas (28)





recogen sarmientos

los dedos ateridos

cada ramita reza

y en el frío palpo la fragilidad




sábado, 27 de agosto de 2011

briznas (27)



"¿Por qué cuando un ser muestra alguna o mucha necesidad de otro, éste se aleja? Gravedad"

(Simone Weil)

Hace muchos años leí esa frase -una concisa descripción de un mecanismo atroz- y en ese instante le declaré la guerra. Prometí luchar contra ella con todas mis fuerzas.

Formas de luchar:

buscar el agua muda entre los seres

tejer nidos de hambre a hambre

hacerse pequeño, cada vez más, hasta adentrarse en las mínimas grietas de lo real
para quebrantar, desde ahí, las estructuras que cercan, dividen, someten

Armas: atención y generosidad

No he obtenido gran cosa, pero la lucha continúa: el propio combate fue la vida



viernes, 26 de agosto de 2011

briznas (26)


estos días han estado en esta ciudad dos seres excepcionales y habitantes de Marienbad: Anamaría y Leonardo

sería difícil describir los encuentros, las palabras, el infinito cariño, la deliciosa conversación, los "ahorita" que llegan desde el corazón de Colombia (via París), la suave inflexión venezolana, la nervadura viva del decir y el vivir

y sobre todo, la espontaneidad en los gestos y palabras, el contagioso cariño de estos "dulces bárbaros" que redimen el infierno con ternura (tan alejada del formalismo y la rigidez, la sobrecodificación, la falta de generosidad tan común en la forma en que nos relacionamos en el viejo continente; al lado de esta fluidez y delicadeza estamos, me temo, medio disecados: hemos olvidado la sal en la piel, el temblor, la intimidad que hace saltar todos los cercos)

Dulces bárbaros, sí, entrañables bárbaros que fluyen y no cesan y que no puedo describir porque estas palabras no son lo bastante pequeñas y adentro, no son lo bastante Aún para declinar una existencia tan adverbial, tan "oblicua", tan atenta a la porosidad de lo que vive

baste decir que hemos dejado a un lado la "iluminación" para centrarnos en el "despertar", y que eso ha sido objeto de infinitas bromas cíclicas

baste decir que hay niños de 52 años que irradian una bondad que ninguna medida humana podría tasar, que hay miradas y complicidades, encuentros que caen, gozosamente, del otro lado, aquel en el que las palabras sobran porque el cuerpo se ha hecho texto, texto de gozo, infinito texto que de pura felicidad se hizo ilegible

baste decir que hay formas de estar en el mundo que le hacen a uno habitar en el lado no amputado de lo real, en el lado sin máscara ni erial, donde algo puro se va declinando sin tiempo, en un espacio que se trama entre todos, con lentitud y tacto, con pulso arrítmico que descoyunta la mirada recta, porque no es recto el mirar de quienes hacen el corazón con las manos y lo ofrecen como pan de niño

algunas frases célebres que salieron de su tallo:

"Anoche salió de mí la armada invencible"

"Y que sepas que voy a seguir dejando hojitas en tu cuenco"

"Tú tienes un coeficiente intelectual de al menos 400" (¡Una de las más simpáticas barbaridades que se han dicho sobre Stalker!)

"Ahora que ya no nos iluminamos más, nos toca despertar."

me emocionó conocerlos. Me emocionó su emoción ante el encuentro. Y el inmenso cariño que he recibido, impensable, inesperado, lo guardo para la travesía del desierto

para cuando el animal interior inicie su andadura



jueves, 25 de agosto de 2011

briznas (25)



calor

silencio

quietud

otra quietud

la "virtud" de detenerse y cesar (el ruido interno)

morar en un instante

asumir la lengua intersticial

miércoles, 24 de agosto de 2011

briznas (24)



"Aunque nuestra pureza fuese tan vasta
como un diluvio otoñal que anegase los cielos
¿cómo podría compararse al halo
de una noche de primavera?
Hay muchas personas obsesionadas con la pureza
pero, por más que se pasen la vida barriendo,
jamás llegan a vaciar su mente".

Keizan Zenji, Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz), siglo XIII

Pienso en el posible sentido de vaciar la mente. Si no hay mente, ¿qué podría vaciarse?

Me gusta la idea de barrer: pensamientos, voliciones, sensaciones que se suceden en un vértigo ininterrupido y que son barridas con gesto imperturbable. La ira: hojas secas; el temor: hojas secas; todas las formas del eros y el thanatos, el pathos sentimental, todas las formas de la confusión y el apego: hojas secas, tal vez, irremediablemente. Aunque cierta esquina se rebele contra ello.

Bajo la ceguera, la compasión, dolerse en el dolor del mundo. "J'ai mal aux autres": Barbara, Jacques Brel.

No barrer: asumir la tierra impura.

Lo que nos vamos siendo, por debajo -o al margen- de nosotros mismos.

(lejos, dentro, la sal prohibida)




martes, 23 de agosto de 2011

briznas (23)



hoy, escrito en una cuartilla, sin pensar:

"Hasta el origen frutal

del vértigo

- desandar"

Más tarde, una imagen terrible en plena calle: cubos de basura junto a un supermercado. Un grupo de personas se aferra a los cubos: forcejean, luchan por apoderarse de los restos de comida. Algunos caen al suelo. Se levantan y vuelven a la carga. Hay empujones, hay pedazos de pan duro arrancados de manos ansiosas. Los más fuertes se llevan el botín más grande: una caja de galletas caducadas, algunos yogures pasados, fruta semipodrida.

He visto recoger comida de contenedores muchas veces. Nunca he visto esta violencia. Esta extremada necesidad. Los ojos ciegos, las manos desesperadas. Uno llevaba un destornillador y ha amenazado a otro con él para mantenerlo a distancia.

Esto es real: ocurre muy cerca del centro de una ciudad cosmopolita. Me he quedado petrificado, incapaz de articular respuesta. Mudo. No hay nada que decir, no sé decir.

Pienso que entre las líneas apresuradamente trazadas en la cuartilla y este acontecimiento en plena calle hay una íntima correspondencia que apenas entreveo.

Pienso que hay mucho por desandar, y mucha jauría por venir.

Y uno mismo, de estar en esa situación, ¿empujaría al otro para quitarle el pedazo de pan duro?

La respuesta a esta pregunta da un poco de miedo.

Antes de ver esa escena he estado leyendo poemas, he estado leyendo el Denkoroku de Kenzai y repasando los ensayos de Spengler. He pensado en las conexiones entre Kiarostami y Semih Kaplanoglu (cineastas de la infancia) y en que tengo que escuchar el último disco que he encontrado del Kronos Quartet (composiciones de Peteris Vasks). Mientras tanto, el mundo se muere. Manos ansiosas le quitan el pan a manos ansiosas.

Siento vergüenza de mí mismo, de mi ocio, las lecturas, las películas.

E ignoro dónde estará el origen frutal, definitivo, en que desvanecerme.


lunes, 22 de agosto de 2011

domingo, 21 de agosto de 2011

briznas (21)



Conservo algunas notas de cuando tenía 18 años.

Una de ellas dice:

"Los sistemas filosóficos –pretensión de bacterias.
Las constataciones científicas –certezas de insecto".

Sería elegante decir que ahora matizaría ese tipo de afirmaciones, pero las mantengo.

Hacerse mayor ha sido radicalizarse.

Y recordar aquello que decía Michaux y aplicármelo: soy un imbécil. No entiendo nada. Tengo que pensar todo lo que me dicen desde el principio. Desconfiando. Descubrirlo por mí mismo. Desmontarlo por mí mismo.

Todo lo que hemos heredado es inútil. No dar nada por supuesto. Derribar todas las certezas del pensamiento y habitar, si es necesario, en la gozosa, gozosa vacuidad...


sábado, 20 de agosto de 2011

briznas (20)



En uno de los Jatakas (historias sobre anteriores encarnaciones del Buddha histórico), se cuenta que el Despierto se reencarnó en un perro para salvar a los perros vagabundos que estaban siendo exterminados por un rey indio.

Un gesto muy osado, porque en la India el perro es un animal impuro. Si uno de ellos traspasa el umbral de un hogar hay que limpiarlo todo a fondo, hay que purificar el hogar "mancillado".

El Buddha-perro está a punto de morir varias veces, ha de hacerse invisible para evitar las piedras, y por último convence al rey para que deponga su cruel actitud.

Este gesto compasivo me conmueve. No importa que sea una leyenda. Ahí está la esencia del budismo.

No imagino al Dios de los Desiertos, a la Voz del Libro, haciendo algo así

(el Buddha -literalmente, "el Despierto"- no es un dios, claro; es un hombre, y también es perro, buey, ave...)



viernes, 19 de agosto de 2011

briznas (19)



A veces uno siente que vive en un mundo extraño, extrañísimo. A veces uno se siente muy lejos de todo.

"El hombre es un extraño animal", decía Blanca Varela, y uno no puede menos que estar de acuerdo al contemplar la irracionalidad, el esperpento, la aberración masiva de los festejos con que se celebra al Sumo Hipócrita en la capital del "reino".

Al venerable anciano habría que preguntarle: ¿por qué no celebras la reunión de la juventud cristiana en Somalia? Ten valor, buen hombre. Hacerlo en los países ricos no tiene mucho mérito...

Ve a África y da la cara, diles que sigan muriendo por decenas de miles, que procreen hijos cuyas vidas serán segadas en gran medida gracias a tu prédica (lucha contra la anticoncepción, entre otras cosas).

Ten al menos ese valor, no seas tan cobarde, venerable, Sumo Hipócrita.

Pero no: en Madrid, todos los títeres juntos. Y todos esos jóvenes rindiendo pleitesía, coreando canciones ingenuas que hablan de fraternidad, amor universal, envenenados aleluyas: kitsch espiritual; devociones en masa, programadamente digestivas; confesiones en el Retiro, como si fuera una cadena de (des)montaje de la escasa interioridad que nos queda...

en la homilía edificante, el venerable se muestra preocupado por la persecución de que es objeto el cristianismo, y por la falta de valores que ha conducido, en gran medida, a la crisis actual (en sintonía con nuestros prelados más insignes, que dicen que el problema de España no es la crisis sino la falta de devoción; claro...)

El hombre es un extraño animal, y a una irracionalidad... sucede otra... anoche, la pasión futbolera, otra vez, desatando su furia "apostólica" en un concierto de alaridos estentóreos, en una desenfrenada orgía de sinsentido (pequeña descarga de fascismo tribal, asumido y aun alentado)

Una sociedad está muy enferma cuando necesita esos exorcismos colectivos, cuando no ha sido capaz de idear otra forma de canalizar la tensión: o bien la dirige hacia Dios y su principal mercenario en la tierra, o bien la encauza hacia la satisfacción de apetitos rastreros como la adhesión a los colores de un equipo de fútbol. Energía que sube y energía que baja: idéntica podredumbre, Jano bifronte de una misma ceguera.

Entre el Sumo Hipócrita y el delirio balompédico, ¿queda espacio para la vida? ¿Hay lugar para un poco de sosiego?

Observo a un gato dormir. Relamarse. Acicalarse. Y ahí está la vida. Tan cerca.

Los seres humanos la han sustituido por una cadena de simulacros, por una sucesión de irracionalidades.

Mientras tanto, el mundo se muere y nuestro ocio es sostenido por el trabajo de esclavos remotos y anónimos, en su mayor parte niños. Incluso bajo la contemplación estética más íntima, en un museo, hay un niño que llora y sufre, que es obligado a trabajar en condiciones infrahumanas para sostener nuestro ocio, nuestros paseos por los parques temáticos culturales de Occidente (museos, conciertos, librerías). Nuestras vacaciones las paga la sangre, el sudor y las lágrimas de otros. Eso cambiará cuando Occidente se derrumbe o avance en su lento crepúsculo, pero aún continúa siendo así. La mayoría prefiere ignorar este hecho, y lo entiendo, es más fácil vivir así. Otros aprendemos a soportar esa sorda impotencia, ese dolor, esperando a que llegue el momento oportuno para hacer saltar todo el podrido andamiaje por los aires.

Despertaremos de este sueño obsceno después de las barbaridades que nos aguardan en este siglo XXI.

(es muy triste hacer una entrada así; no habrá más "briznas apocalípticas")




jueves, 18 de agosto de 2011

briznas (18)



(Lengua-intersticio)

difícil erguir
un tallo
una sonrisa
un concepto
difícil caminar
cuando el eje gime
bajo el peso
¿penetrar?
por la mugre tan sólo
qué hacer
con lo detenido
entonces
si fijación
si esclerosis

tomará materia la parte del temblor


miércoles, 17 de agosto de 2011

briznas (17)

La obsolescencia de la imagen: hace no tanto tiempo las imágenes o fotografías que uno tomaba ayudaban a construir la propia historia. Con ellas nos contábamos, nos relatábamos, encajábamos las piezas de lo que somos, buscábamos la armonía con el mundo. Las fotografías formaban parte de la memoria familiar e ingresaban en el dispositivo de la herencia: eran un patrimonio que conservar, nos unían a nuestros antepasados inmediatos.

Con la multiplicación estratosférica de las fotografías en los sistemas digitales, ¿qué es lo que va a quedar? ¿Qué va a quedar de las miles, las decenas de miles de fotografías con las que fragmentamos la experiencia y fagocitamos el mundo? En la época de la reproducción hipermasiva, la fotografía ha dejado de ser un acontecimiento y se ha convertido en un ejercicio de banalidad. No re-crea el mundo; lo trivializa. No añade; sustrae. Nos quita a nosotros la intensidad de la experiencia, empobreciéndola al "obligarnos" a vivirla a través del objetivo. Le quita al mundo la posibilidad de renovación, al someterlo a una retórica despiadada, a un código de visibilidad (la mirada construye el código y lo proyecta: así hacemos el mundo), a un empobrecimiento de los signos legibles, que acaban extenuados, sobredeterminados, anulados.

El ojo mecanizado, lastrado por la necesidad compulsiva de reproducción instantánea, ya no podrá traducir el mundo como experiencia de goce. La traducción, el espectro, la imago serializada, será apenas un placebo para un texto, el mundo, que sólo se dejará leer como experiencia de la ansiedad.

Es la obsolescencia de la mirada, la pérdida de cierta inmediatez "edénica" en nuestra relación más epitelial con el mundo. Más estrictamente: la desaparición de la piel en nuestra relación con el mundo, en beneficio de una relación distanciada, profiláctica, carcomida por la ansiedad de la reproducción iconográfica.

Saturamos facebook y demás psicotecnologías del tedio masivo con imágenes que ilustran lo felices que son nuestras vacaciones. Necesitamos que nuestros "amigos" (los de facebook) refrenden nuestra experiencia con un "me gusta". Es una forma muy triste de inocular un contenido al pobre fantasma descarnado que vamos siendo: ser sin atributos, vaciado, desenraizado, habitado ya no por deseos, sino por "tendencias".

Lo que va a quedar de toda esa inflación de imágenes es, estrictamente:

NADA

al igual que la arquitectura contemporánea es efímera, compuesta por materiales innobles, masiva y frágil, y por lo tanto apenas habrá restos arqueológicos de nuestra civilización dentro de 2000 años, la arqui-lectura iconográfica de nuestro tiempo será muy confusa: un magma de retazos inconclusos; una vertiginosa voracidad de la que se ha excluido la posibilidad de un relato coherente; un monstruoso Gólem ilegible. Los perplejos hombres del futuro encontrarán difícil hacerse una idea de cuál era nuestra mentalidad y forma de vida, cuáles nuestros anhelos, pues no habremos construido epopeyas, narraciones, ni siquiera un linaje de imágenes que pueda universalizarse para la posteridad. Desde su remota estructura mental, no serán capaces de comprender la nuestra. Nuestra obsesión por la duplicación de la realidad, por la espectralización de lo real y la experiencia, les parecerá quizá incomprensible, grotesca o absurda.

Es innecesario decir que todo esto es igualmente aplicable al vídeo.

Obsolescencia de la mirada. Obsolescencia de la memoria... Cuando los jóvenes de hoy sean ancianos y pretendan recontruir su pasado, ¿cómo seleccionar, cómo hilvanar, cómo relatar a partir de esas decenas de miles de fotografías? La memoria y la historia personal será necesariamente descentralizada, aún más fragmentaria, y podrá ser fácilmente controlada por intereses externos (políticos, económicos, etc.). La saturación de imágenes privará a los hombres de su propio pasado y les arrebatará el instante, la intensidad del instante.

Obsolescencia, entonces, de la mirada, de la memoria, del pasado, de la experiencia, de la sensación, de la intensidad, del hombre mismo. Obsolescencia de lo que aún podemos llamar, no sin cierta nostalgia de absoluto, el "alma" del hombre: ese residuo lacerado, esa banalidad trascendente, esa excrecencia de otros tiempos.

Este texto no debe hacer pensar que soy rehén de cierta iconoclasia furibunda; de hecho, me gusta bastante la fotografía...

en todo caso, visto el rumbo suicida que ha adoptado el mundo, con varias catástrofes masivas prácticamente ineludibles en lo que queda de siglo, la destrucción del "aura" y la imposibilidad del reconocimiento en los linajes de lo "humano" debería ser la menor de nuestras exasperaciones...

martes, 16 de agosto de 2011

briznas (16)

En uno de sus ensayos, Borges decía que los nazis querían ser derrotados. Que incluso el propio Hitler, secretamente, anhelaba la derrota, pues hasta él era consciente de la monstruosidad que había desencadenado y en su fuero interno, en un pliegue no confesado de su ser, deseaba el fracaso del nacionalsocialismo.

Otro tanto parece que ocurre con el capitalismo. Sólo así se explica el suicidio pactado que significan los programas de austeridad, restricciones crediticias, etc. No hace falta ser economista para saber que los recortes lastran el crecimiento y retrasan la creación de empleo. Para saber que el capitalismo se basa en el consumo, y que si restringimos éste, bajando sueldos, limitando prestaciones, la maquinaria del capital se paraliza.

¿Acaso en algún lugar no corrupto de su interior todos estos especuladores, grandes financieros y políticos ansían el colapso del capitalismo, el Gólem que han construido y a cuyo desmoronamiento se están aplicando con abnegación?

Sería extraño que Borges tuviera razón, y aun así...

Mientras tanto, millares de jóvenes ingenuos se disponen a agasajar en Madrid a uno de los mayores criminales de nuestro tiempo.

lunes, 15 de agosto de 2011

briznas (15)

Por debajo de cierta distancia crítica conocida como longitud de Planck, el espacio-tiempo adquiere una estructura caótica, como la espuma. El espacio se retuerce, gira, traza violentos arabescos, crea túneles e infinidad de burbujas: hierve. La longitud de Planck es infinitesimal: una milmillonésima-billonésima-billonésima de un centímetro. A escalas mucho mayores, la espuma del espacio-tiempo no es visible, igual que la desigual superficie de un océano no es visible desde un avión.

El espacio-tiempo visible, en el que habitamos, es euclidiano y homogéneo, "liso". Pero más allá de la minúscula distancia de Planck, deja de serlo: la realidad hierve, vibra, se destruye y reconstruye vertiginosamente. No son sólidos los fundamentos de la realidad, no hay un código legible que constituya el "ladrillo último" del universo.

En lugar de eso: la pura contingencia, el azar desnudo, el vértigo que probablemente permanecerá ilegible para siempre.

Esas chispas constantemente renovadas bien podrían ser los dharmas del budismo. El universo es vibración, decía la cosmología Samkhya, si mal no recuerdo... los modernos aceledores de partículas y las últimas teorías y ecuaciones de la física cuántica llegan a la misma conclusión...

Y si el universo es una fluctuación cuántica del vacío...

Pero esto nos llevaría demasiado lejos. Y ahora toca descansar.

(buenas noches)

domingo, 14 de agosto de 2011

briznas (14)

No he podido localizar la cita, pero recuerdo que hace mucho leí en un antiguo texto indio (posiblemente una Upanishad) algo así como (cito de memoria):

"Esa pregunta última por el sentido de todo cuanto existe sólo el Principio Supremo o Conciencia Cósmica lo sabe.
O tal vez... tal vez tampoco lo sepa"

Esa posible ignorancia, tan distinta a la omnisciencia del dios judeocristiano.

Me pregunto si Occidente habría sido menos conquistador si la duda habitara así su íntima raíz teológico-metafísica...

sábado, 13 de agosto de 2011

briznas (13)

Ssshhhhhh... estamos en el corazón del verano...

todo enmudece

es bella esta intensa quietud

viernes, 12 de agosto de 2011

briznas (12)

En Presencias reales, George Steiner se extraña de que no haya más mujeres escritoras, artistas, creadoras. En su opinión, todos los que han hecho algo "grande" son hombres (en efecto, Steiner es uno de esos tristes pensadores obsesionados con la grandeza, con la altura de las obras artísticas: mide su valor por su "tamaño"). Después de pensarlo un poco, y con la habitual lucidez que le caracteriza, propone la hipótesis de que la mujer se siente tan realizada y colmada por el hecho de ser madre que no necesita engendrar obras artísticas: ella misma crea arte en su matriz. Artista de la vida; dotada, por lo tanto, de una infinita potencia genesíaca que no necesita condescender a una encarnación que no sea la de los linajes de la sangre.

Un argumento tan insólito no necesita ser refutado. Tampoco lo merece. Se desploma sobre nuestras cabezas como una bendición divina.

Creo que el machismo, la desigualdad de los géneros, sigue siendo la piedra angular de nuestra sociedad y que en realidad no se ha avanzado nada más allá de algunas operaciones cosméticas. Se trata algo muy arraigado y poderoso, precisamente porque es en gran medida invisible. El machismo atraviesa todo nuestro lenguaje, y no me refiero sólo a las vulgares expresiones denotativas y connotativas, a los signos más legibles y execrables: apunto a las estructuras profundas, que han sido moldeadas de acuerdo a patrones androcéntricos que presuponen la inferioridad de la mujer y trabajan para su sumisión. Y no sólo el lenguaje: nuestra estructura mental y emocional (inseparable del lenguaje) también está configurada así. Incluso cuando menos lo sospechamos: al ontologizar el amor, por ejemplo, y hablar de Amor, Deseo, Pasión, ¿somos conscientes de cuánto debe eso a la mirada masculina? Incluso en la pasión más sincera, que consideramos innata, propia y "auténtica" se dan esos pliegues fatalmente androcéntricos. El lenguaje de la luz, el romanticismo, el platonismo judeocristiano, no es más que uno de los vértices más visibles que sostienen esa desigualdad que anida en la estructura profunda de nuestra mente y nuestra forma de vivir.

(En El libro de la hermana, Claire Lejeune denuncia, con inteligente virulencia, la lengua del Padre, la lengua del Poder. Y sin embargo, en la corriente subterránea de su por otra parte brillante lenguaje incurre en un androcentrismo inconsciente: aquello que pretende denunciar está adherido al pulso vivo de su escritura. Una ceguera que despertó en mí una intensa sensación de ternura)

No hace falta decir que a la sumisión y marginación de la mujer sigue la marginación del otro: el recién llegado, el inmigrante, el extranjero... O el pensador oriental, del que hablábamos en una entrada anterior.

Mientras no se exhumen esas capas profundas y se las piense y descomponga, nada cambiará. Tampoco hay que engañarse: es más cómodo vivir en el romanticismo trasnochado, en el Amor con mayúscula, en la vana retórica de la luz. De esa ficción colectiva son afluentes tanto hombres como mujeres. La mayoría de los seres no querrán despertar del sueño de sus emociones kitsch, no querrán renunciar a lo que creen que les define y comprender que la intimidad es en gran medida un conjunto de protocolos serializados, construidos culturalmente de acuerdo a intereses de todo tipo (incluyendo los mercantiles) y ensamblados, aderezados y transmitidos desde la infancia. Pequeños robots programados para amar y depredar de la misma forma: así es como se envasa el producto-ser humano, con su caducidad prevista, su obsolescencia programada (también en lo anímico y sentimental).

No es agradable, pero alguien lo tiene que decir.

Otros lo han dicho ya con mayor propiedad y precisión.

No han sido oídos, claro.

jueves, 11 de agosto de 2011

briznas (11)

intensa emoción ante la estatua de piedra de un Buddha niño:

http://www.flickr.com/photos/mistdog/2303408703/

difícil explicar la sensación de reconocimiento, la extraña ternura ante las estatuas de los Buddhas dormidos o en postura de meditación

no me voy a hacer budista, pero ahí hay algo que me provoca un sosiego inmediato

desprendimiento. carencia. cercanía

***

En Chile, Reino Unido, Grecia: altercados. Los gobiernos, la prensa, la opinión pública dicen: son unos vándalos, unos criminales, unos enfermos. Se pide mano dura, represión. No hay voluntad ni interés en comprender, en indagar las razones: el inmenso sufrimiento aletargado y al fin despierto que moviliza a toda esa gente. No son fanáticos. Su anarquismo es hermoso. Su "violencia" es creativa. Han aguantado demasiado. Les ha sido robada la misma vida. "El País", cada día más a la derecha, pedía ayer en su editorial mano dura contra los indeseables para salvaguardar el Estado de Derecho. En ese mismo editorial no se decía que ese Estado de Derecho había asesinado a balazos a un joven negro, y que eso ha sido el detonante inmediato de los disturbios en Gran Bretaña. ¿Para qué? El gran Moloch necesita inmolar de vez en cuanto alguna víctima, computada como daño colateral. Si es inmigrante y pobre, mejor.

Mientras tanto, aquí seguimos anestesiados, atrapados en la mentalidad escolarizada, en la obediencia pactada, intocable, profiláctica. Los disturbios son violencia inasumible, la "violencia" es tabú. Otros pueden asesinar, dejar a la gente sin hogar, especular para intentar derribar países enteros, privatizar lo que sea privatizable. Otros someten a una muerte lenta a cientos de miles de ciudadanos. Pero manifestarse cerca del Ministerio del Interior es violencia, ¡cuidado! Manifestarse cerca del Santo Padre sería violencia: ¡imperdonable!

Pienso en Artaud y en cómo dedicaba sus libros a la guerra y a la anarquía en este mundo, y en cómo habría sido el primero en cargar contra la policía y entrar, magullado, medio muerto, en las "lecheras".

Artaud se reiría de nuestra revolución de diseño (a la que me adhiero, pese a su notable tibieza). Se reiría a carcajadas, con sus dientes podridos, con su alma de niño.

Sueño con el perro Kanellos, con el perro Lakónikos, con los valientes de la plaza Syntagma.

Mientras tanto, en Siria masacran a la gente y Occidente calla, vergonzosamente. Qué rápido se bombardeó Libia y qué extraño silencio ahora. Sonrojante hipocresía.

Exasperante lengua bífida.


miércoles, 10 de agosto de 2011

briznas (10)


en tres obras aparentemente disímiles descubro un gesto estructuralmente idéntico: la película "The Hole", de Tsai Ming-liang; la canción "Le mal de vivre", de Barbara; el libro "Husos", de Chantal Maillard.

La estructura común es la siguiente: diagnosis de una condición límite. Grito. Entraña. Dolor de existir. Luto. Lucha por la supervivencia. Y al final, cuando las fuerzas menguan, un mismo gesto vertido en tres lenguajes, en tres cuerpos de sentido: una mano que salva, que aferra; la alegría de vivir que emerge del mal de existir; el gozo, el insuperable gozo que nace después de atravesar la dolorosa introspección de la conciencia, después de arrasada la vida.

Por eso me resultan tres momentos tan conmovedores e imprescindibles: cada uno construye un mundo, el mismo mundo. Y el gesto no se plantea como exorcismo, no se formula como catarsis: es un pequeño movimiento compasivo, después de la demolición implacable de todos los signos, de todos los pactos, de todas las cegueras; después de la audaz denuncia de la deplorable condición de la existencia en nuestras sociedades enfermas; después de haber recorrido, con los ojos quemados, el yermo de la interioridad, sin anhelar la salvación.

En los tres casos, el gesto brota de dentro. No tiene su morada en una exterioridad consensuada ni se apoya en una ficción colectiva de orden profiláctico, moral o sacerdotal. Brota de las entrañas. Brota de lo que duele. Crece de la ceniza de los gritos que han quedado enterrados, en el fondo.

Es hermoso ver eso. Cuando se lo comprende y se lo deja entrar, uno lo tiene para siempre. No importa que otros no puedan o no sepan apreciarlo. Ya está dentro de uno. Ya es uno.

martes, 9 de agosto de 2011

briznas (9)



(un cuento fallido)


Un mes después,
el alumno se inclinó ante el maestro:
-Ya tengo la solución: la mente es la lengua del espejo.
-Nada tienes: si el espejo se quiebra, la mente permanece.
Busca el fuego que no quema y el agua que arde.

Un mes más tarde,
el alumno se inclinó ante el maestro:
-Lo tengo: no hay huella que no haya sido escrita.
La mente es la huella y el cuerpo, la pisada. La vida es el camino.
-Nada tienes: si la huella hubiera sido escrita, ¿cómo leerla?
Sólo leemos lo ilegible, con ojos ciegos. No hay huella, porque no hay mente.

Un mes más tarde,
el alumno se inclinó ante el maestro:
-Lo tengo: no hay mente, no hay cuerpo, no hay espejo, no hay huella, no hay vida, no hay camino.
-Esto me complace, pero aún nada tienes: “no hay” ya es un cuerpo que otorgas a las cosas. Debes ir más allá del “hay”, del “no hay”, del “es” y del “no es”.

Un mes más tarde,
el alumno se inclinó ante el maestro:
-Nada tengo, maestro: no hay pregunta ni respuesta. Sólo me queda buscar la música callada del mundo, sin cuerpo y sin luz. Lo sin palabra, raíz.
-Eso está mejor, pero aún falta algo: saber que tú no eres el alumno, ni yo el maestro, y que no hay nada que enseñar. Acércate.

El monje parpadeó, extrañado. Durante aquellos ocho años, nunca había visto el rostro del maestro, siempre iluminado a contraluz.

Se acercó con timidez, procurando no hacer ruido en el tatami.

Vio el rostro mudo de un mono de piedra.

lunes, 8 de agosto de 2011

briznas (8)

hoy, nada

absoluto silencio mental

domingo, 7 de agosto de 2011

briznas (7)

en un marcapáginas en el libro "La decadencia del Occidente", de Oswald Spengler, escribo:

"tocar la entraña viva

la bella obra inútil: el rostro del vacío

ahí donde el yo

menguar"

Unos versos pésimos. Atravesados por tantas mediaciones, tantas corrosiones, tanto lenguaje lastrado...

el otro día lo hablaba con Ana Hidalgo: lo difícil que es escribir algo completamente libre de los sedimentos asfixiados que atraviesan el lenguaje y lo real. Escribir una brizna "pura", siquiera una vez (con todo el cuidado y la precaución, con todas las sospechas que la "pureza" pueda despertar en una conciencia atenta)

dos posibles caminos de insurrección:

*hacer temblar a las palabras en sus núcleos de sentido (semánticos, morfológicos)

*hacer temblar la sintaxis indagando en el ritmo, trabajando ritmos subversivos que dejen ingresar la arritmia como tejido po(e)sible, punto de fuga, respiración de lo otro

ambas estrategias incomodarán a los celosos guardianes de la ortodoxia poética (los hay tanto en la "experiencia" como en el "silencio", por utilizar la artificial oposición aún vigente)

ambas estrategias harán que el lenguaje poético avance más allá de las estructuras fosilizadas, en busca de su propio límite, que tal vez no puede alcanzarse ni superarse (¿cómo trascender, a fin de cuentas, el lenguaje, sin caer en el misticismo? La trascendencia: una falacia lingüística, tal vez; un juego de lenguaje más)

al menos: inquietar el límite

buscar el punto de inflexión donde la lengua balbucea y engendra una vida que deja de ser un simulacro

sábado, 6 de agosto de 2011

briznas (6)

ayer, asamblea del 15-M, plaza de Catalunya. Pequeña manifestación improvisada en apoyo a Sol, en respuesta a la brutalidad policial del otro día en Madrid.

Pequeña felicidad de disolverse entre los muchos, de abandonar el yo por unos instantes y fluir en la masa en movimiento y su forma, sinuosa, anárquica, vital, de ir encontrando el camino, como un ser vivo en cierto modo autónomo respecto a las conciencias individuales que lo integran.

en un momento determinado, ya en las Ramblas, los chicos y chicas alzan los brazos, los hacen vibrar. Todo se hace al unísono: coreografía improvisada que encauza un fuego vivo, un grito.

entonces brota en mí una reflexión incómoda, que me incomoda: esa misma energía que anima a los manifestantes, si se encauzara de otro modo, daría lugar a un desfile fascista. La misma energía, modulada por otro lenguaje, vertida en el cuerpo de otro lenguaje, hábilmente dirigida hacia otro lugar, impulsaría
otras manos en alto, otros lemas coreados por la masa.

Esto puede ser sólo una reflexión incómoda, sin fundamento, incluso trivial. O puede ser algo más.

Tal vez sea cierto que ningún movimiento de masas es "inocente". Y que, a fin de cuentas, en toda coreografía están latentes, aguardando su momento, las semillas del fascismo.

en todo caso, integrarse en el flujo de aquella manifestación espontánea ha sido una pequeña experiencia de felicidad

satori colectivo

calma entre los muchos

***

Fackel, en la antorcha de Kraus, se siente incómodo porque un gato lo mira. Recuerdo la incomodidad de Derrida ante la mirada de un gato, cómo el filósofo no soportaba que el gato mirara su desnudez.

Y a pesar de mi sorpresa inicial, el gesto y el comentario de Fackel me enternecen. Le escribo esto:

"querido Fackel:

no te tomes a mal mis palabras, compañero, pero se nota que no has estado cerca de animales, que los conoces mal

tu comparación con los humanos es de una ingenuidad sorprendente, al menos eres consciente de ella, pero no logras desprenderte, cosa que me asombra en alguien con tal "alto" grado de discernimiento,

lo diré sin más rodeos: lo inquietante en el gato lo pone el ojo humano, el prejuicio humano. En un animal en sí mismo no hay nada inquietante. Pero hemos alzado el animal a abstracción, lo hemos emponzoñado de mitología, hemos perdido la interacción inmediata, sin mediaciones mentales, con el animal. Un síntoma más de la pobreza de nuestra forma de acercarnos al mundo. De nuestra obsesión por limar, encorsetar, extirpar el vértigo a cuanto acontece.

por otra parte, el animal no nos molesta, no interfiere: somos nosotros los que nos defendemos, los que tenemos la conciencia, la desdicha (en otros casos dicha, si se quiere) de la re-flexión, de la flexión de lo propio en el ojo atento, expectante, sin juicio, del animal,

me sorprende y enternece tu malestar ante el gato y los prejuicios no del todo resueltos que respiran en tu texto,

un abrazo con maullido"

Y es que me gusta el modo en que Fackel analiza los pliegues más insumisos de su interioridad, los más duros, los más reacios a desplegarse. Es capaz de examinar sus prejuicios sin flagelarse, con ecuanimidad: reconociéndolos, acariciándolos, dejándolos estar. Esto es señal de una mente libre.

Aquí, en la Antorcha, la entrada sobre el gato (y el gato, precioso)

PD: bochornoso el editorial de El País sobre el 15M: culpabiliza a los indignados (dice que no cumplen las leyes, aunque no especifica cuáles vulnera). Ni una palabra sobre las cargas policiales. Queda demostrada cuál es su línea política, algo que a estas alturas no resulta una sorpresa.

viernes, 5 de agosto de 2011

briznas (5)

ayer, caminando por la ciudad. la extraña, extraña sensación de ser el último observador de una humanidad extinguida, de una humanidad pasada. la extraña, extrañísima sensación de que todos esos transeúntes, toda esa vida, pertenecía a un pasado remoto. que todos eran sombras danzantes, animadas por mi ojo tierno, inquisitivo. ojo de oso que se pretende hombre. ojo animal que indaga y encuentra la íntima flor en cada rostro. el pliegue mínimo. el grito, dentro.

todos eran muertos y yo era sólo visión, un punto de vista procedente de un siglo futuro

sensación de que todo esto ha ocurrido hace mucho, y que sólo el consenso, la ceguera, la precipitación, nos hace considerarlo actual

cuando el ojo se adelgaza, brota la inextinguible impermanencia

y el coro de sombras inicia otra vez su danza, triste danza, frenética en su anhelo, sombras que enlazan sombras en la irrealidad sucesiva, ya extinguida, que llamamos mundo

sensación de habitar un presente póstumo

***

de vuelta a la irrealidad, aceptando la irrealidad, las noticias: Occidente vendido a los especuladores, gobiernos cobardes y sumisos que no plantan cara a los mercados, los chicos de Sol apaleados por las porras de siempre, por los fascistas de siempre, por las intimidaciones de siempre

Occidente cuesta abajo, siguiendo punto por punto la crónica de una muerte anunciada

y la rabia
entonces
sólo entonces
me hace cuerpo
me hace ser, otra vez, real

dolorosamente

jueves, 4 de agosto de 2011

briznas (4)

Si toda la humanidad caminara, en un éxodo que durara milenios, en el sentido contrario a la rotación de la tierra, acabaríamos deteniendo el movimiento del planeta.

El poder sumado de todos los hombres: pensar qué ocurriría si todos los hombres del mundo dieran cada día un abrazo a un desconocido, en la calle.

Cómo repercutiría ese acto en el mundo si cada día lo practicaran todos sus habitantes.

qué exorcizaríamos

qué movimiento detendríamos

miércoles, 3 de agosto de 2011

briznas (3)

Este último mes he leído mucho. Autores occidentales: Heiddeger, Blanchot, Levinas, Spinoza. Autores orientales: "Fundamentos de la vía media" (Nagarjuna), "Prosopoema del arte de la escritura" (Lu ji), "Tratado de la flor de oro del uno supremo" (anónimo chino), "diarios de viaje" (Basho), sutras del Majjhima Nikaya (diálogos con el Buddha).

Una vez más, la rigidez conceptual de los pensadores occidentales (en el caso de Spinoza, las increíbles trampas dialécticas, los sofismas, los irreductibles prejuicios de quien pretende pensar sin poner en duda el parti pris fundamental: Dios) frente a la flexibilidad, precisión, delicadeza de los orientales. Por nada del mundo cambiaría todo Heidegger por el "sermón del fuego" del Majjhima Nikaya, el primer intento conocido de acabar con la especulación metafísica, abandonar la discusión y dedicarse a lo que le duele al hombre, a lo que somos más acá de las estériles abstracciones y trascendencias que nos obstinamos en construir a costa de la extremada fluidez de todo lo viviente.

Por supuesto, nuestras universidades y pensadores actuales seguirán siendo reacios a detenerse en las filosofías orientales, que rápidamente encorsetan como religiones o esoterismos. ¿Para qué examinarlas más de cerca, cuando estamos tan tranquilos, inmóviles en nuestros propios centros de sentido? Podríamos encontrar argumentos para desmontar el etnocentrismo en que apoyamos nuestra forma de vida, nuestra visión del mundo, el ego con el que vamos engordando cada uno de nuestros gestos. Algo que no interesa.

Preferimos la gelatina de palabras, la inflación conceptual, a la oblicuidad, a la delicadeza. Preferimos lo lleno a la vacuidad, el progreso lineal a la teoría de los ciclos. El dualismo y la opinión, la guerra de contrarios en lugar de la superación de las diferencias.

Con todas esas herramientas mentales arrasamos el mundo. Nada es inocente, claro. Ni siquiera en una facultad de filosofía. Especialmente en una facultad de filosofía. Hegel y el idealismo alemán han contribuido a escribir una historia sangrienta. El Espíritu Absoluto marca a fuego la depredación de Occidente, señala el camino hacia el apocalipsis ecológico y la ruina absoluta de un mundo, de muchos mundos. El Dios Uno es inevitablemente conquistador. Y sólo sabe gritar, intimidar.

***

Hoy Laia ha escrito este mensaje asombroso en una entrada anterior, titulada "La extraña ternura". Lo copio aquí, con su permiso, porque quiero compartirlo con los pocos que pasáis y leéis en estos calurosos días. ¿Qué decir ante algo así? Sólo agradecer, callar, aprender:

"Estoy viajando por el desierto.
Luces verdes saturadas. Signos hechos de tierra. Huellas. Calor. Ausencia de sombra.
No hablo de un paisaje interior. Mis paisajes interiores están llenos de imágenes, de golpes, de lluvia. Tienen ruido. Metralla. Briznas. Música arrogante e inconclusa.
Estoy hablando del desierto. Fuera de mí. El desierto real. No lo metafórico. No lo auspiciado, como un nudo inextricable, en el sueño del lenguaje.
Estoy huyendo en el desierto. No hay fuego, no hay barcos surcando la arena, arrastrando la cola de las alimañas.
No parezco un pájaro de plumaje seco. No parezco la voz incendiaria de un hombre que camina.
Esoy viajando por el desierto. Cuando digo esta frase, hay algo que se rompe.
Porque nadie me ve caminando por el desierto ahora.
Me ven sentada ante la pantalla, escribiendo.
No ven al cuerpo desplazarse, buscar con su rodaje la textura efímera de las dunas.
--------

stalker,soy muy lenta. tengo que confesarte que tu ficción me engañó.aún creía que fuera posible que rommel hubiera escrito precisamente eso. ¿qué ingenuidad?. zorro del desierto. demasiado hermoso, en el fondo, y a pesar de.

(tal vez deberías escribir una novela sobre esto. con estos fragmentos.)


pd:el fragmento entrecomillado por el que me preguntabas no tiene autor, yo lo escribí como si fuera rommel quien escribía pensando en su escritura o como si fuera yo. porque eso es lo que creo de la escritura algunas veces.aunque creer es un verbo que ya no nos es dado, o escasamente.

recibí hace poquito el libro de ana hidalgo. creo que es excelente,me pierde en el ritmo, y en esa pérdida hay encuentros como quien tropieza con algo valiosísimo. y sigo leyendo aún muy despacio esa intensidad pura que es "Bélgica".

abrazo de animal desperezado.

Laia"

martes, 2 de agosto de 2011

briznas (2)

Como nadie ignora, el silencio es una cebolla de silencios. Está estratificado, jerarquizado; hay silencios sutiles y silencios larvados, hay silencios emboscados u ocultos en otros. Más allá está el silencio retraído, silencio-insecto que yace en escondrijos.

Para que exista tendremos que orarle. Inaugurar lo callado. Vaciarnos.

***

Franz Kafka ha escrito: “Leopardos irrumpen en el templo y se beben y vacían los jarros de los sacrificios; esto se repite siempre; finalmente, se puede prever y se convertirá en parte de la ceremonia”

O cómo la contingencia ingresa en el ritual. Así la vida

lunes, 1 de agosto de 2011

briznas (1)

No creo que nunca sepamos qué es el universo. Su escala es inmensa, no podemos ver, ni adivinar su verdadera forma y dimensión, cosa que por otra parte no nos serviría de mucho. Que el hombre entienda qué es el universo es como pedirle a un glóbulo blanco que comprenda qué es un cuerpo humano. Creo que excede nuestra comprensión: sólo podemos aspirar a formular algunas torpes reglas relativas a la formación de los astros, la gravedad... Las incompatabilidades entre la teoría de la relatividad (macrocosmos) y la física cuántica (microcosmos) señalan que una de las dos es falsa, que nuestra visión del cosmos es fundamentalmente ortopédica o errónea.

algunas hipótesis:

éste es sólo uno de muchos universos que fluyen arrastrados, como pompas de jabón, en la marea del tiempo

el universo tiene la forma de un ser gigantesco (Swedenborg)

el universo es un animal inconmensurable que sueña, y nosotros somos su sueño (mi hipótesis favorita)

cada galaxia es una estructura atómica o celular de un cuerpo mayor (en el universo observable las galaxias se agrupan en cúmulos y supercúmulos que a su vez se agrupan en filamentos y conjuntos, es decir, trazan figuras cuyo sentido no acertamos a comprender)

en todo caso, siempre me ha fascinado el lugar en el que estamos. Su vastedad, su extrañeza, la increíble variedad de formas de vida, tan ajenas sin duda a todo cuanto podemos imaginar, que sin duda alberga (Giordano Bruno: "Pensar que estamos sólo en el universo es tan absurdo como creer que en un vasto campo sembrado de trigo sólo va a germinar una espiga"). Ese desasosiego y ese vértigo quizá son vestigios calcinados, huellas de romanticismo que aún perviven en esta fragilidad que compartimos, pero cómo no asombrarse ante el abismo pavoroso...

Y luego, la conciencia, ese otro vértigo...

Todo esto son trivialidades, claro, pero el universo lo hace a uno intensamente trivial; tal vez eso sea, también, la infancia.

***

leo en Babelia un artículo sobre la actriz Hedy Lamarr:

"Aunque ella, que era judía, lo odió con todas sus fuerzas, siempre recordó que Hitler fue el hombre que con mayor delicadeza le besó la punta de los dedos."

***

escrito por Stalker, ayer, en La Antorcha de Kraus:

"Quizá el principio antrópico nos hace ser fatalmente tolemaicos en la ética de las designaciones, en nuestra compulsión a nombrar el mundo de acuerdo a nuestros parámetros estrechos, que operan y se formalizan siempre de acuerdo a una lógica binaria: lo humano es bueno; lo animal, lo bestial, lo "bruto" es malo, salvaje... Parece imposible escapar a esa universalización de la doxa, tan introyectada ya desde los primeros años por el sistema educativo.

Subvertir la mirada me parece la única forma de superar esas oposiciones absurdas y contemplarnos como lo que realmente somos: un animal depredador atento sólo a su satisfacción inmediata (y la de su rebaño-tribu) y cuyas expectativas sólo puede proyectar a corto plazo (le importa poco el futuro de las generaciones venideras con tal de saciar su presente)

trabajar, entonces, para deshumanizarnos. Porque es lo humano lo que nos hace ser como somos. Acercarnos al animal, al bruto, que al menos no destruye el frágil equilibrio del mundo

dejar de hablar, de embadurnar el mundo con palabras hueras, otras tantas trampas a la altura de nuestra sed, de nuestra perplejidad y miseria

vivir más sencillamente, con pocas palabras, todo el tiempo y el alto cielo sobre nuestras cabezas (un cielo real, no la abstracción que nombramos como Cielo)

mientras tanto, asumir la escisión de la conciencia, el desgarro, la orfandad, como condición ineludible

es imperativo un salto, existencial, vital, "ontológico". Más allá de las prefabricadas estructuras mentales de lo humano.

Si es que queremos que haya mundo

un abrazo fuerte"

(Gracias, Fackel, por tus debates)

Matizaría que la tristeza por lo humano tiene que ver con nuestros movimientos colectivos. Siempre lo he dicho: uno a uno, los seres humanos se "salvan", incluso al peor de los hombres podemos encontrarle algo bueno. Como colectivo, como cultura, como civilización, somos de una ceguera pasmosa: estamos transformando un mundo, el único que tenemos, en un erial donde no será posible vivir. Y junto al ecosistema y la deforestación, el imperdonable genocidio de los animales para nuestro ¿progreso?

Mientras no aprendamos la felicidad de la renuncia, y lo que significa, por ejemplo, el poder político de caminar (en detrimento del transporte contaminante), tal como pedía Ivan Illich, el ser humano seguirá devastando el único mundo que habita y generando un sufrimiento intolerable que se volverá, que se está volviendo ya, contra quien lo provoca.

***

hoy un perro me ha sonreído

su sonrisa me ha vaciado

libre de lastre, al fin, libre de juicio, he encontrado morada

en los ojos de un perro

pequeño

llega el verano y los blogs se despueblan. la mente se deshabita. eso que nos sostiene (algunos lo llamarán alma, espíritu, soplo) languidece y nos vamos borrando, poco a poco, quizá hasta una próxima encarnación en escrituras venideras, en improbables cuerpos futuros que también habrá que destejer

el caso es que el tiempo se estanca en agosto, y por eso se me ha ocurrido introducir un pequeño dispositivo estructural para subvertir el esquema del blog. es muy simple: escribir cada día una entrada: un apunte, una brevedad, una brizna

ese nuevo ritmo pautado se postula como una arritmia: es una forma de desestructurar las expectativas, las esperas, las líneas de fuerza, lo telúrico-visceral que vamos siendo, entre todos, en estas liturgias calladas, cotidianas, intraducibles que definen el tiempo del acontecer en la blogosfera

no teselas: retales

restos con los que no se pueda engendrar un Gólem ni urdir un nuevo principio

(sobre todo no urdir: mantener la ruina, premeditadamente)

el tema es lo de menos: cualquier cosa puede aflorar y hacerse cuerpo en el trazo mínimo

sólo me impongo dos límites: no introducir elementos gráficos, cinematográficos, musicales

sólo palabras. pocas. depauperadas. quizá in-significantes

empiezo hoy mismo: más tarde

el blog recuperará su curso habitual el 1 de septiembre

/abrazos/