Si toda la humanidad caminara, en un éxodo que durara milenios, en el sentido contrario a la rotación de la tierra, acabaríamos deteniendo el movimiento del planeta.
El poder sumado de todos los hombres: pensar qué ocurriría si todos los hombres del mundo dieran cada día un abrazo a un desconocido, en la calle.
Cómo repercutiría ese acto en el mundo si cada día lo practicaran todos sus habitantes.
qué exorcizaríamos
qué movimiento detendríamos
Se me ocurre que el movimiento que detendríamos es aquel que nos separa. El que siembra precipicios entre cada dos hombres, y entre estos dos y los demás (el mundo me parece ahora un océano de precipicios. Sólo una colcha agujereada) Aquel que hace que cada día nos cueste más llamarnos hermanos. Aquel que hace que siempre veamos al otro desde el lado de las hombres. Se me ocurre, quizás...
ResponderEliminarUn abrazo, Stalker
Aquel que hace que siempre veamos al otro desde el lado de las sombras. Quería decir....
ResponderEliminarOtro abrazo
¿Sabes? Tengo por costumbre abrazarme a un árbol. Mi padre, que trabaja el reiki, me lo recomendó una vez y yo busqué un árbol, "mi" árbol, lo llamé Midori y entonces lo abracé. De esto hace ya algunos año. Pero ahí sigo. Yo no sé nada de energías, pero sé que los árboles, como los hombres, la tenemos por dentro y fluye. Cuando yo abrazo a Midori siento "eso" que en ella fluye, "eso" que en mí repercute siempre, siempre tan positivimamente. Si todos nos abrazáramos a un árbol, si todos nos abrazáramos entre todos, si echáramos a andar en una misma dirección, no me cabe duda que acabaríamos recperándonos a nosotros mismos, cada una de nuestras briznas.
ResponderEliminarAsí que un abrazo, Stalker. :)
Un abrazo encadenado a otro abrazo a otro abrazo a otro abrazo a otro abrazo a otro abrazo a otro abrazo a otro abrazo a otro abrazo a otro abrazo.
ResponderEliminarVisualmente queda muy bien.
Creo que sería el primer paso de un gran cambio. Sería maravilloso. Creo que el mundo necesita eso.
Un abrazo muy grande de avez zancuda.
Además de los abrazos, por supuesto. Si todos dijeramos ahora, al mismo tiempo, no, quizás no tardaríamos decenios en cambiar lo que en decenios se ha tramado construir (para destruir (nos)). Un simple gesto, tan poca cosa, tan arduo esfuerzo...
ResponderEliminarqué tres mujeres entrañables preceden este comentario.
ResponderEliminarquien tuviera el coraje espontáneo de Kanellos y la lucidez animal de alimentarse solo de tus briznas.
si todos los pobres caminaran al mismo tiempo hacia los palacios de gobierno ... (tendría que volver a leer a Gramsci, se me ocurre, le debo a tus palabras recordarlo, entre tantas otras cosas) ....
si camináramos en sentido contrario al de la rotación terrestre, podríamos, tal vez, ver la aurora del otro lado del ocaso,y en lugar del sol levantarse, caería humildemente hacia los cielos. Eso nos cambiaría definitivamente la perspectiva: el oriente sería occidente y viceversa, interesante cambio,por dar sólo un ejemplo: los somalíes serían héroes, y piratas los valientes navíos occidentales... El abrazo colectivo sería la consecuencia de la mirada que devuelve a la tierra su camino de regreso, la des-rotación haría caer las máscaras y nos encontraríamos el rostro en todo lo que existe,tanto en los árboles como en los somalíes.
ResponderEliminarun gran abrazo tejido con tus briznas
anamaría
Vera:
ResponderEliminares exactamente como dices...
por otra parte, tu involuntaria confusión: los hombres, las sombras, es muy reveladora,
anulemos los precipicios,
abrazo
(*
ResponderEliminarconmovedores trazos, dulces briznas en tus palabras,
que el árbol sea femenino, me encantó
también tu identificación con el árbol: "Yo no sé nada de energías, pero sé que los árboles, como los hombres, la tenemos por dentro y fluye"
el Buddha alcanza la iluminación bajo un árbol, y escoge morir entre dos árboles
ser un árbol: asumir las fuerzas telúricas del mundo, echar raíces que, en una paradoja sin paradoja, en un límite resistente al lenguaje, nos exilien de toda raíz (lengua, nación, sistema discursivo) para enseñarnos lo puramente nómada y renovado: errancia de hojas secas, murmullo de bosque, temblor de nervadura,
en algunas ocasiones he deseado intensamente ser árbol
a veces, en un bosque de hayas o pinos intento acercarme a esa vibración, pero rápidamente desisto porque mi ritmo humano, mamífero, es demasiado rápido y tal vez perturbe al árbol. Las vibraciones mentales tal vez lo puedan perturbar. Y con ese escrúpulo rozo apenas su corteza y sigo camino
"Si me preguntan quién soy respondo:
vibro a mayor velocidad que un árbol" Chantal Maillard
tu delicado comentario hace crecer las briznas, las alimenta, desde abajo, con su don pequeño y brillante,
abrazos!
Querida ave zancuda:
ResponderEliminarel mundo necesita un gran cambio tejido de pequeños cambios. La pregunta es: ¿a cuántos estamos dispuestos a renunciar?
El cambio sólo será posible si renunciamos a muchas cosas (quizá a quedarnos sin vacaciones, a no comprar libros, a no tener coche, a no utilizar aviones, a tener sólo la ropa imprescindible; ¿estamos dipuestos a eso?)
El cambio sólo será posible con cercanía y generosidad
poner el cuerpo, dar el abrazo, cuidar a cualquiera que nos crucemos,
porque cuidar a nuestra familia, pareja, amigos, no tiene ningún mérito. Lo siento pero no tiene ningún mérito: es más, forma parte del egoísmo humano cultiva sólo aquello que nos interesa: nuestro círculo próximo, y quedarnos solo ahí, indiferentes si el vecino revienta a nuestro lado
los seres humanos somos poco generosos
Renuncia, generosidad: es la única posibilidad que queda si queremos evitar un siglo XXI increíblmente sangriento (ya afilan los cuchillos) y terriblemente devastado
abrazos!
Ataúlfa:
ResponderEliminardecir "no", claro. Ya sabes lo que pienso: no basta con flores y manos alzadas. No basta la no-violencia. Habrá que asumir cierta violencia para provocar el cambio y echar a la camarilla de los especuladores, los títeres chupatintas y demás basura que gobierna el mundo,
es decir: revolución
no se me ocurre otra manera, e incluso es posible que toda revolución esté condenada al fracaso (al instaurar un nuevo aparato de control), pero aceptar esto... es tan intolerable...
abrazos
Querido pájaro:
ResponderEliminarfeliz de que picotees el grano menudo entre las espigas...
¡todos los pobres hacia los palacios! ¡Todos los pobres a ocupar los parlamentos y bailar desnudos donde se ejerce la soberanía popular! ¡Llevar al pueblo al lugar donde se refugian los hipócritas, con sus constituciones, sus mentiras, su guardia pretoriana, su dinero!
Podría hacerse. ¿Quién podría parar a mil, a diez mil personas que quisieran hacerlo?
Primero habrá que desanestesiarlas, claro
Sospecho que Kanellos y tú sois un mismo ser
abrazo fuerte!
anamaría:
ResponderEliminarbrindo por tus palabras:
"la des-rotación haría caer las máscaras y nos encontraríamos el rostro en todo lo que existe"
un giro copernicano, la transmutación absoluta de todos los valores, la dislocación de los ejes rectos de la mirada, la eliminación de los lastres que nos hacen pensar todos a una (de acuerdo a reglas impuestas que creemos propias, "auténticas").
extirpar al hombre viejo
inventar una nueva danza
abrazos!
Ése que me traes es de mis poemas preferidos de Chantal. ;)
ResponderEliminarTambién coincido, a veces, en esa imposibilidad de acercarse, en esa "lucha" de ritmos distintos entre el corazón del árbol y nuestro corazón, siempre el nuestro más acelerado, siempre más desorientado... Sin embargo, tal vez egoístamente, nunca he pensado en perturbar su fluir con el mío obturado. No entiendo el abrazo como un intercambio de energías, sino como una mezcla de la que acaba surgiendo algo nuevo. Nada me da más paz, y muy especialmente en estos días de irrealidades, como bien explicas en tu otra brizna, que abrazarme a Midori o adentrarme una y otra vez en la cuerda sol de mi violonchelo, en la profundidad de su voz. Midori sigue creciendo año tras año. Sé que no le estoy haciendo daño.
(*
ResponderEliminarjamás podrías hacerle daño a Midori (delicioso nombre, delicioso que el árbol sea "ella"),
la delicadeza, la ternura que hay en tus palabras sólo puede provocar sinergia, vibración cordial, rumor amigo...
en mi caso temo acercarme mucho al árbol porque quizá intuyo que mi mente es demasiado inquieta y veloz; tal vez eso podría perturbar esa quietud,
cuando me haga lo suficientemente lento, buscaré un árbol pequeñito al que abrazar,
abrazos para ti!