En
Las estrellas frías, de Guido Piovene, una niña asombrosamente taciturna, obsesionada por la idea de que sólo ella se mueve y los demás –el Universo- están eternamente parados. Ninguna estrategia psiquiátrica, ninguna compulsiva lógica cinética bastan para convencer de lo contrario a esta santa que condena la quietud, esta santa al revés.
Si todo está parado, es que todo está muerto. El movimiento es la vida.
ResponderEliminarUna brizna para pensar
el viento mueve
las hojas de la higuera
Un abrazo
"Esta santa al revés".
ResponderEliminarMe encanta :)
es una lúcida, esa pequeña.
ResponderEliminarAve!
Lola:
ResponderEliminartu haiku refresca este final de agosto...
abrazo oriental
Tera:
ResponderEliminarel libro existe pero quizá la santidad al revés la he puesto yo.
Siempre reconozco más allá de lo que veo.
Soy el perro de Ulises :)
Ata:
ResponderEliminarmuy lúcida, única...
¡Ave!
Ser al revés, ver al revés, ver el revés, cosas todas que voy aprendiendo aquí. Movimiento y quietud, haz y envés de una misma hoja.
ResponderEliminarAbrazos
Leonardo:
ResponderEliminartodo en lo mismo, pequeña revolución de las sensaciones y la percepción...
abrazo