"¿Por qué cuando un ser muestra alguna o mucha necesidad de otro, éste se aleja? Gravedad"
(Simone Weil)
Hace muchos años leí esa frase -una concisa descripción de un mecanismo atroz- y en ese instante le declaré la guerra. Prometí luchar contra ella con todas mis fuerzas.
Formas de luchar:
buscar el agua muda entre los seres
tejer nidos de hambre a hambre
hacerse pequeño, cada vez más, hasta adentrarse en las mínimas grietas de lo real
para quebrantar, desde ahí, las estructuras que cercan, dividen, someten
Armas: atención y generosidad
No he obtenido gran cosa, pero la lucha continúa: el propio combate fue la vida
"...buscar el agua muda entre los seres
ResponderEliminartejer nidos de hambre a hambre..."
con estas frases has hecho un poema que quebranta las estructuras de gravedad, sometimiento, división
buscar, tejer
mudo abrazo
anamaría
¿No has obtenido gran cosa? No te creo. Y sí, como dice Ana, qué bien hallados esos buscar, tejer, que se convierten más que nunca en sinónimos de un empeño. Un abrazo.
ResponderEliminarpor eso eres (a pesar de.. y de...) mi único amigo al que podría tildar de "maestro".
ResponderEliminarun abrazo perpetuo
(... a pesar de: que mi (aún por conocer) capacidad de abordar mi propio “eso que pasa y está”, nos distancie, o eso parezca, alguna vez (no muchas); a pesar de que tu inteligencia -ágil en vibrar tanto en la lógica o lo calculable como en el sonido, el temblor, el poema o el grito-ahora, grito-aquí- pueda habitar dimensiones que la mía alcanza sólo a soñar-intuir. A pesar de saber que no hay alumno ni maestro).
ResponderEliminarHe aquí un fricracko que, tras leerte, siente vibrar en letargos fugaces aquello-esto inexplicable vamos siendo.
Los que bajan los párpados cuando vienen a Marienbad, leen al único poeta (¿poeta?) que he conocido.
Hay un poema de Dorothy Parker que describe burlona, esquemática, esa danza que yo siempre he intentado explicar a G, aunque ella lo atribuya a las mujeres ("On Being a Woman"); yo la inscribo en lo que me gusta llamar "coreografías del deseo". Y por otra parte, ah, Simone Weil!!!! Yo descubrí tanto de ella en mí, y me di cuenta de que cuando, de adolescente, leí Le bleu du ciel de Bataille, aquel personaje que arrastraba sin querer las sillas al entrar en los cafés y que parecía ser yo, era también ella! Sin embargo hay otra parte de ella que me queda lejísimos
ResponderEliminarclaro, stalky, has obtenido cosas, no me jodas. abre las piernas, flexiona y toma una patada en la huevera!
ResponderEliminarhabrás obtenido minucias, ya sabes, briznas nuevas. fruslerías del corazón, nada, mierda fresca. así que no jodas, bicharraco.
espero visitarte en septiembre (quizás octubre), entonces me devuelves las patadicas en las criadilla.
nada más que añadir.
mi único amigo al que podría tildar de "maestro".
ResponderEliminarsubscribo exactamente lo que tan bien dice Ahab
Stalker, barquero, tejedor de nidos, gladiador contra la impostura, contra las estructuras, contra las fronteras, quebrantador de rigideces, baquiano de grietas e intersticios, rompedor de cercas, tus espadas: atención y generosidad nunca mellan, estoy seguro, ahora más que antes que ya estaba seguro.
ResponderEliminarTenemos demasiado miedo de los otros, hemos olvidado que ser uno y otro es lo mismo.
Hay cosas por las que no obtenemos nada, pero por eso mismo valen la pena. Pero podría también contarte todo lo que yo he obtenido gracias a este cuenco y a ese stalker que eres.
Abrazos beligerantes
Si, si. Claro ¿No has obtenido gran cosa??? No jodas.
ResponderEliminarA mi me has dejado migas de pan para que el ave zancuda se pueda aliimentar de muchas vitaminas de cariño y esas cosas. Que el ave tiene un agujero profundo ya en el corazón y bebe del cuenco de tus manos para saciar la sed.
Un abrazo muy grande.
(
anamaría:
ResponderEliminarbusquemos, tejamos...
abrazo mudamente sonoro
Ramón:
ResponderEliminarno creo, en efecto, haber obtenido gran cosa. Quizá cosas pequeñas, tan leves como la caricia de un gato en la oscuridad,
el mundo está tejido de esos pequeños gestos, a fin de cuentas
pero la ley enunciada por Simone Weil, ese poderoso imperativo psicofísico, sigue siendo inexorable,
un abrazo
Ahab:
ResponderEliminaragradezco increíblemente tus palabras, que dicen más de tu generosidad que de mis virtudes...
no sólo alcanzas a intuir-soñar todo eso incognoscible; has dado saltos increíbles últimamente, y hay un lenguaje nuevo que apunta ya, que estaba larvado y que aguardaba la detonación; la búsqueda continúa...
por fortuna, no existen alumnos ni maestros. Quien crea lo contrario se equivoca. Fíjate que incluso en clase, ante muchos ojos expectantes, no he sido nunca "maestro", y por eso he logrado (creo) tocar una fibra viva, atacar la nervadura más sensible alguna una vez. Pero se trata de acompasar, no de transmitir "conocimientos" a través de una estructura jerárquica. Lo importante se hace siempre entre todos, se descubre en común. Crecer es eso: reconocer en el otro la propia sed, abrevarse en un gesto de asombro común, de fraternidad ante la desolación edulcorada que llamamos mundo...
por otra parte, no existe riesgo alguno de convertirme en "poeta"... esa tarea queda para otros. Aquí se aprende a ser búfalo, a lo sumo ;)
un abrazo fuerte
Belnu:
ResponderEliminarSimone Weil es aquella que queda a la vez muy lejos y muy cerca. La hermana más remota, algo tan íntimo como el propio pulso y tan alejado como un quásar; así orbita a nuestro alrededor y nos interpela insumisamente, sin tregua;
importa poco no compartir sus creencias, su fe, su en ocasiones irrenunciable dogmatismo: leer sólo para estar de acuerdo, para reafirmar nuestra propia visión de las cosas, es una experiencia muy pobre. Y hay lenguajes que te rompen por dentro y desactivan la tentación de arrojar un anatema a aquello hacia lo que no fluimos...
un abrazo
Bashevis:
ResponderEliminarcon todo el placer del mundo te devolveré el patadón y la herradura!
briznas nuevas, sí, excrementeo fresco....
"Donde huele a mierda huele a ser", decía el pequeño, el diminuto, el infinitésimo Artaud,
un abrazo!
Anamaría:
ResponderEliminaros habéis propuesto sonrojarme! ;)
las briznas te acogen, vacas remotas mugen el cielo con ternura
abrazos +
querido Leonardo:
ResponderEliminares cierto que ser uno y otro es lo mismo,
como sabes, una de las cosas que han hecho que el filo de la espada esté impoluto, siempre dispuesto al combate, es esa voluntad de luchar contra el miedo que atenaza este mundo y que nos hace vivir cercados, anestesiados, ignorantes del dolor ajeno...
para ti, la dulce beligerancia
con un abrazo
Ave zancuda:
ResponderEliminarun agujero profundo en el corazón, miguitas de pan...
me conmovió tu palabra, siempre acariciadora,
un abrazo fuerte
"Imposible la plena comunicación humana. (...) También solemos tener días en los que nos permiten comunicarnos y días en que nos amurallan. Estos últimos coinciden con los días en que más necesidad de contacto humano tenemos. Seguramente nos rechazan por ese aspecto de mendigos repelentes que proporcionan la angustia y la soledad."
ResponderEliminarA. Pizarnik.
Por cierto —soy el anónimo de antes—, soy incapaz de encontrar la procedencia de la frase de Simone Weil...
ResponderEliminarMiedo. Miedo y gravedad, miedo y gravedad. a caer, que puede ser lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo de brizna de aire.
la gravedad.
ResponderEliminary de qué modo pesa esa palabra, de qué modo esa palabra nos forma y nos agujerea.
y cómo saber. eso mismo. esa necesidad.
cuando aprendamos que no somos otros respecto del otro, cuando sepamos que somos el mismo y a la vez otra cosa, cuando este lenguaje nos abandone y entremos.
Anónimo:
ResponderEliminargracias por la cita de Pizarnik,
lamentablemente no sabría indicarte la pertenencia exacta de la cita. Yo la encontré en "La gravedad y la gracia", pero esto no es un libro concebido por Weil sino más bien una recopilación temática de extractos de toda su obra,
saludos
Portinari:
ResponderEliminarvencer la gravedad podría ser vencer por fin al miedo,
en ello estamos...
abrazo escrito en el aire
Laia:
ResponderEliminarcuando este lenguaje nos abandone y entremos... habrá que volver a declinarlo todo: los cuerpos, lo vivo, el cielo dentro; una nueva sintaxis para palabras de barro que informen el sucesivo vértigo de cada existencia; o el balbuceo, ahí donde el límite nos exaspera y conmina a la detención,
será entonces el momento de la calma, el sueño o la demolición,
abrazo ingrávido