jueves, 30 de diciembre de 2010

Gólem-Fragilidad: (otra) lógica del pensar des-prender(se)



obrar como si lengua y ojo fueran pasto de una escritura-visión abrasiva, que no condesciende a los límites impuestos por ningún marco y se desborda constantemente, y al desbordarse rompe los cercos, transgrede y reinventa el encuadre

avanzar a tientas, desde la corrosión, como buscándose: la visión como ácido que decolora y de-limita (pone límites al marco, acerca una intimidad convulsa)

quemavida

lengua salvada

quemasintaxis en

caída sin

ni

(doble gesto que se entraña y extraña)

el margen crece, y la diseminación propone más una convergencia que un espaciamiento

una llamada a ese vórtice que querrá anonadarnos de perturbación, descoyuntarnos el eje recto

una forma

insumisa

de aprender por fin a vivir



Quien nombra, desnombra –el gran denominador oficia junto al cadalso,
en el momento en que eso cae.

Quién nombra
Quién pide
Quién asola
cerca-
limita-
desmatriushkiza-
Quién


-



Parce que les choses –et les personnes- ne peuvent pas être définies : finies, limitées, déterminées par les termes. Les mots sont nos limites quand ils sont utilisés pour nous définir. Je préfère les mots qui éliminent les frontières. Les mots qui nous conduisent à la vision du territoire que nous partageons tous : la fragilité, la perte, et la compassion aussi.

S'approcher avec-sans (mots)
S'approcher

Écrire pour ne pas se perdre.
Comme point d’appui.
Relater pour contrôler ?
Pour ne pas perdre.
Pour ne pas se perdre.
Pas autant.
Répéter dans l’écrit les gestes,
les dires,
se dire.
Pour en faire état.

Pour en faire éclat.

Pour récuperer.

Recuperar aquí una experiencia recurrente: al hundirme en el sueño, en ese borde indefinible que marca la transición entre la vigilia y el sueño, a veces cae sobre mí, de repente, con toda su fuerza de avalancha, sin dique de contención, una verdad absoluta: todas las personas que conoces y has conocido, todos los que has des-conocido y te desconocen, van a morir. Sin excepción. Inapelablemente. Es entonces, en esa frontera de la conciencia difusa, sin las defensas que la razón yergue en la vigilia, cuando ese dardo se adentra más profundamente y se revela inextirpable, irreductible a todo consuelo, invulnerable a toda resistencia, inexpugnable ante el asedio no previsto. Es una sensación de desolación infinita, incurable, la que me invade-horada entonces. Luego, en el despertar, la descompresión: ahí se urden estrategias, se fraguan pactos, eso se silencia y uno se abandona al fluir de lo cotidiano trivial que preserva nuestros actos.
En el umbral entre la vigilia y el sueño, dos experiencias de intensidad: oír música y la desolación sin nombre de nuestro destino común.


Es hora de crear nuevos símbolos.
Es hora, también, de largos silencios, de interiorización, de prudencia.
Estar atento y formular la pregunta.

¿Los viejos símbolos esperan a ser destruidos? ¿No se defenderán?¿No nos han inmunizado, no nos han introyectado cautelas, prevenciones, miedos?

Qué símbolos para la fragilidad y la inclemencia.

Kali, tal vez.

Kali es deconstrucción.




Voy a hablar de lo que se llama la experiencia. Es la experiencia de pedir socorro y de que el socorro nos sea dado. Tal vez valga la pena haber nacido para implorar un día calladamente y calladamente recibir. Yo pedí socorro y no me fue negado. Me sentí entonces como si fuese un tigre con una flecha mortal clavada en la carne que estuviese rondando lentamente a las personas temerosas para descubrir quién tendría el valor de acercarse y quitarle el dolor. Y entonces hay alguien que sabe que un tigre herido es tan peligroso como un niño. Y acercándose a la fiera, sin miedo de tocarla, arranca la flecha clavada.


Ich stehe im Wald

Der Traum kommt nicht

Aber der Weg

Das Augenlicht

Das Immer

innerhalb


Compasión por toda criatura, porque está lejos del Bien. Infinitamente lejos. Abandonada.
Dios abandona todo nuestro ser -carne, sangre, sensibilidad, inteligencia, amor...- a la necesidad despiadada de la materia y a la crueldad del demonio, salvo la parte eterna y sobrenatural del alma.
La creación es abandono. Al crear lo que no es Él, Dios lo ha abandonado necesariamente.
Sólo conserva bajo su guarda lo que en la creación es Él -la parte increada de toda criatura-.

(…)

cosas. que siguen.desnortadas.suspendidas

Y no hay corazón, no hay bastante ahí para acogerlas.




hilos vibran tiemblan
hilos
es verde estoy muriendo
es muro es mero muro es mudo mira muere

hay todavía que –hablar
y hablar es menos hay todavía que

por encima del discurso: imantación
por debajo: insurrección
al margen: intensificación

errancia sedienta

/todo eso se dice de lo incurable/

/y aún así…




Me preguntas por la vida después de la vida, por la eternidad y el tiempo, por la inmortalidad del alma y las condiciones que gobiernan nuestra percepción mortal. Ahora bien, esas preguntas metafísicas son análogas a las que formula aquel que, habiendo sido herido por una flecha, no pide ayuda y se entretiene en preguntar quién la ha lanzado, dónde se esconde quien la ha lanzado y qué propósito ha motivado su acto, e incluso pregunta por la naturaleza de la flecha. Esa persona morirá antes de conocer todas esas respuestas que, además, no han de servirle para nada.
¿Qué es lo que yo, a quien insistes en llamar el Buddha, el Iluminado, he enseñado todos estos años?
Yo enseño a arrancar la flecha.
Por eso he explicado el dolor, la causa del dolor, la destrucción del dolor y el sendero que lleva a la destrucción del dolor. Porque esto es útil, esto se refiere al principio de la vida, esto conduce al desapego, a la cesación, a la tranquilidad, a la facultad sobrenatural, al conocimiento perfecto, al nirvana, y por eso lo he explicado.


¿Cómo hallar el hilo para suturar los fragmentos de este Gólem llamado Fragilidad?

¿Basta un cuenco para acoger (suturar) el cuerpo sin nombre?

¿Hay suficiente caída desde la visión a lo profundo del regazo?

Que la letra cante y teja

No detener el curso



En otra ocasión, al ser preguntado por las ultimidades, por el sentido final de cuanto existe, el Buddha arrancó una pensativa flor del suelo y la contempló, sonriendo.

Dicen que sólo un monje retraído comprendió ese gesto (quizá el más bello de la historia, quizá el gesto que invalida la propia idea de historia).



I’d be
When the spirit aches
When the form disappears
Degree zero
Intolerance to consciousness
The livelist of all objects
Wanes unregarded
Driving force in sculpting
The phoning skull
Relief
Of
me




No hay que ser yo, pero menos aún hay que ser nosotros.
La ciudad brinda la sensación de hallarse en casa.
Tener en el exilio la sensación de hallarse en casa.
Arraigarse en la ausencia de lugar.
Desarraigarse social y vegetativamente.
Exiliarse de toda patria terrestre.
Hacerle todo eso a otro, desde fuera, es un sucedáneo de la descreación. Es producir irrealidad.
Con el desarraigo se busca más realidad.


la sintaxis de la fragilidad es la grieta

como el pan ofrecido por un niño: resquicios:

sin mediaciones y ahí

cada vez se borran algunas huellas

[pero surgen otras: una lógica de la espectralidad vela-re-vela sus líneas de fuerza, que son también los movimientos telúricos de un cuerpo y la extrañeza de estar vivos]

el resquicio no se borra: permanece

Imagino que en él crece un pájaro, una palabra, un niño, un pan de niño, un pan de palabra, que el pájaro come palabra y el niño echa a volar

ese resquicio es el fin del miedo




y una melodía para esa pequeña resurrección después del miedo, aquí.

Esta entrada es para los osos pequeños (ellos saben quiénes son)

Nota: en la confección de este Gólem me he servido de fragmentos –amputados, desplazados, intervenidos- de Jacques Derrida, Chantal Maillard, Clarice Lispector, Simone Weil, Alejandra Pizarnik y el Buddha Sakyamuni, maestros de fragilidad, maestros en la fragilidad (maestros que ignoran y no dictan: acompasan el gesto a lo que fluye, va fluyendo en los márgenes del discurso, todo ese deslenguaje a medias convulso, a medias arruinado, que sacude los cimientos de nuestra estructura racional, fragilizándola).

Sus palabras están en letra redonda.
Las mías hormiguean en cursiva.

Cada vez son menos las cosas que me interesan, me importan o con-mueven. La fragilidad es una de ellas.

Cuidémosla un poco: es su brasa la que calienta lo que nos late dentro.

Aún



Pinturas: Anselm Kiefer, Henri Michaux, Max Ernst, Zao Wu-ki

Música: Athena revived, BSO Saint Seya

35 comentarios:

Luis González dijo...

Un Golem en el fin de año...abrasar la sintaxis, la experiencia, romper textos y descontextualizar. Deformar en lo oscuro - la negra escritura kali - para obtener un destello de ruina, la silueta de un antiguo templo. Tirar del hilo de la fragilidad (no: dejarse estirar por él/por ellos como la marioneta del menesteroso o del hueco deformado de sus ojos)

¿Es Golem soberbia (¿ante quién?)? ¿No es soberbia toda la escritura-abrasión, dramaturgia como de profeta que llega de un desierto - o de un bosque selvático- anunciando en el ágora la supremacía de los de su raza, imponiendo su teocracia?

Hermosa intervención, Stalker. Place encontrar pasajes y oír en sus sombras la historia de que alguien nos atendió cuando éramos tigres heridos. Miro tus palabras intervenidas y palpo objetos. Objetos encontrados. Artesanía de la mano-escritura para la lengua-ojo que dicta morfinas o heroismos en la fragilidad.

Gracias y felicidad en el año.

Que Kali, protectora en su negritud, oriente el descanso y la marcha.

Abrazos...

N.B. ¿Cómo arrancar la flecha sin atender al arquero, al diseño de sus venenos y aristas? ¿Basta negar la punzada y el asaetamiento para dejar de ser un sansebastián mártir? ¡Cuánto cuesta comprender la más simple de las ideas!(¿De qué es signo semejante impotencia del alma ante las ideas? Si hay tanta dificultad, ¿qué significa todo el trasiego de palabras y signos, la babélica locura del consumidor cultural moderno?).

Fackel dijo...

Pero no olvides, amigo, que la maestría (es decir, la experiencia, la asunción del conocimiento que se adquiere en el acontecer) de la fragilidad sólo es posible tras medir la intensidad de lo denso. Solo los hijos del agobio pueden alcanzar la conciencia de lo frágil. La fragilidad libera, pero no implica renuncia a la conciencia de lo pesado. Mientras esta permanece en la mente del individuo, soterrada o bajo control, es posible deslizarse por los territorios de la fragilidad, incluso a veces de la evanescencia. Como forma de pensamiento y de expresión, la fragilidad denota fortaleza. Lo que no tengo claro es hasta qué punto la fragilidad podrá permitir vivir más allá de la expresión verbal y hasta qué punto puede ser actitud de supervivencia o incluso praxis.

He recordado al leer ciertas partes de estos textos alguno de los sermones de Zaratustra, pero ya te contaré.

Por otra parte, Stalker, me gusta tu combinación de textos ajenos y comentarios de tu cosecha. Creo que ahí vamos siendo paralelos en nuestros ejercicios. Si me permites la sugerencia, particularmente preferiría que las entradas fueran más breves, en el sentido de reducir cada una a un solo texto o dos como máximo. Pero respeto tu enfoque, que tú eres el habitante principal de Marienbad.

Un abrazo.

Darío dijo...

Leo otra vez en Murakami: "con la compasión no limpias la mierda".
Que la escritura desborde los límites de su muralla, que no sólo "enuncie" la compasión, que la plasme, con una caricia, con un abrazo, con una espada.
Te abrazo, y feliz año nuevo (y viejo).

Unknown dijo...

Hoy tuve unas ganas inmensas, una fragilidad incontenible de dejar de ser gato y poder saberme oso pequeño.Aunque sea por hoy.

Stalker dijo...

Querido LUG:

nada más lejos de la intención del Gólem que proponer una teocracia o la supremacía de una raza; al contrario, al ser un ser híbrido, mezcla de lenguas, mezcla de sangres, propone la abolición de toda diferencia: la fragilidad como una forma de reconocimiento

El Gólem clásico llevaba inscrita la palabra "Verdad" en la frente. Pero este Gólem, el Gólem-Fragilidad, descree profundamente de esa mayúscula: sólo conoce la sintaxis arruinada y la voz de la orfandad...

Respecto a tu nota, no se trata de negar la punzada ni la flecha. Se trata de reconocerla y concentrarse en arrancarla. Eso, y dejar a un lado las cuestiones metafísicas (para el budismo irresolubles o cuestión de lenguaje, cuestión aporía o sin-sentido), ocuparse de lo que nos duele -el cuerpo-mente que nos duele-, bajar al aquí después de haber renunciado al universo concentracionario de las abstracciones... me sigue pareciendo un gesto bellísimo e increíblemente conmovedor.

¡Por supuesto no me voy a hacer budista! Pero estas palabras, no importa que sean un mito apócrifo, me acercan.

No sé qué pueda significar la babélica locura del consumidor cultural moderno. Una forma, quizá, de atemperar la angustia. Buscamos respuestas, cierto alivio o pharmakón en libros, películas, poemas... teorías. ¿Un reflejo degradado del impulso de religazón primigenio?

O una forma de arraigo, porque aunque sigamos siendo sedentarios, hay algo nómada irrenunciablemente instalado en el centro de esa orfandad que llamamos "corazón",

abrazo, LUG, y gracias por tus dudas y tu compañía

Stalker dijo...

Querido Fackel:

puede que tengas razón, sin duda la tienes, pero permíteme que considere la posibilidad de pensar que la fragilidad no es la antítesis de la densidad, de la pesadez. Lo contrario de la densidad es la ligereza, lo liviano. Lo contrario de la gravedad es la gracia.

La fragilidad estaría en otro lugar, se pensaría como otra categoría, habitaría otro margen. Difícil de definir, y quizá sin contrario. La fortaleza no es lo otro de la fragilidad (lo sería la debilidad). Tampoco la entereza.

Me gusta imaginar la fragilidad como algo que carece de contrario, de reflejo o astro oscuro. Un concepto, o una ley, o una piel, que no se deja reducir por ninguna secuencia lógica binaria: magma o estado infome, fluctuación, universo astillado que da cuenta del hambre de lo humano.

Es muy obvio cómo la fragilidad puede ser actitud de supervivencia e incluso práxis. Está en la escritura de muchos de tus autores favoritos, Fackel. Piensa en ello y lo verás.

Tienes razón en que Marienbad es excesivo: entradas demasiado largas, largos comentarios, largas disertaciones... Tengo una tendencia a la multipicación de voces, a la polifonía de escrituras, una especie de diseminación que pone en jaque cualquier intento de contención o barrera... quizá es un barroquismo o una esterilidad, un Grand Guignol abracadabrante que se consume en su propio fuego fatuo...

es difícil decirlo... en todo caso, ante entradas así, hay que dar el tiempo, cultivar el sentido de la espera que tanto han insistido en extirparnos...

Mencionas a Nietzsche y no había pensado en él. Aunque ahora que lo pienso, ese latido está detrás de algunos de los autores que he traído a este coro de voces; su presencia es fácilmente reconocible ahí, en los tonos más bajos...

un abrazo fuerte

Stalker dijo...

Curiyú:

te agradezco la frase de Murakami, aunque me siento muy lejos de ella. Precisamente estos autores de la fragilidad van más allá del enunciado. Si algo los define es no quedarse en un marco teórico.

El budismo se propone como una práxis, como una intervención (arrancar la flecha); no es una religión, y quizá ni siquiera un camino espiritual (aunque también lo sea): tal como yo lo veo, es un materialismo terapéutico, volcado en la inmediatez de la acción. Algo muy concreto en el Theravada primitivo, en la escuela de la Vía Media, por mucho que la incorporación posterior de ritos y cultos mistéricos lo hayan transformado en una religión codificada.

Me gusta lo de plasmar la idea con un abrazo o una espada. Ambas cosas pueden ser sinónimas.

Abrazos para ti en este umbral que estamos a punto de cruzar y que nos empieza al desdibujarnos...

Stalker dijo...

D:

no te quepa duda de que eres un oso pequeño bajo la piel felina, bajo los ojos de todos los animales que has sido en cada impredecible avatar,

todos los animales, todas las voces, llegan a ser oso pequeño al cultivar la lentidud y la escucha,

abrazos y abrazos

Say dijo...

Ich stehe im Wald…errancia sedienta…lo incurable…y a pesar de ello lanzarse a pedir socorro o lanzarse a arrancar la flecha… pero nos enredamos en las metafísicas y las flechas siguen entrando…la fragilidad es estar perdidos en ese dolor…

“el Buddha arrancó una pensativa flor”

En esa flor está el significado de nuestra existencia. Somos vida, tan frágiles como un pétalo, tan cautivos como esa flor inmovilizada en el suelo, tan vulnerables e indefensos que podemos ser arrancados en cualquier momento, como es arrancada la flor de la tierra …después… somos humus.

El desarraigo es consustancial a los que están perdidos en la errancia…en las búsquedas… Intuyen , ven un resquicio…piden que en esa grieta mínima…esté el consuelo…y el fin del miedo.

Que en esa grieta, se pueda vivir de otra manera.

Las pinturas de Kiefer, Michaux, Max Ernst…por las que caminamos volatilizados o como osos buscando alimento…

Un abrazo, Stalker y feliz año para todos

Madison dijo...

Solo vengo a felicitarte el año Stalker.
Bueno y por la entrada tan magnífica también, pero eso lo hago casi cada dia

karmen blázquez dijo...

La Naturaleza no tiene contradicción; y es más frágil un diamante por cuanto su dureza es la mayor; cuanto más dificultad ofrece un cuerpo a ser rayado, a dejarse penetrar por otro, más fragilidad tiene. Así en la tierra como en el cielo, por los siglos de los siglos amén,
Un abrazo, querido Stalker en el primero de enero de este año que empieza, no obstante, como cualquier día,
k

Stalker dijo...

Say:

en esa grieta aprendemos la lentitud y caminamos, en el borde, descubriendo el límite del misterio, abismándonos a cada paso que reinventa el suelo y la huella venidera

la flor pensativa... añadí el adjetivo pensativa a la flor para establecer un contraste con la sonrisa no pensativa del Buddha. Un gesto de sencillez y de infinita compasión (no de piedad) hacia el desarraigo de todo cuanto existe. Ese gesto y el silencio: no respondo a preguntas absurdas, sólo observo la flor...

Los osos que buscan comida inventan las lindes del bosque,

el cubil es mamífero y está calentito,

un abrazo y te deseo un maravilloso año nuevo

Stalker dijo...

Madison,

y yo te deseo también un felicísimo año nuevo y te envío todos los abrazos y todas las mañanas del mundo,

agradezco tu presencia, tan discreta, tan atenta

más abrazos

Stalker dijo...

Karmen:

tus palabras son las primeras en caer al cuenco en este año que empieza. Es como cualquier otro día, claro, en este rinconcillo del universo,

podemos seguir diciendo que la fragilidad es nuestra morada y que define nuestro mundo que se piensa fuerte,

un abrazo y feliz año

Isabel Mercadé dijo...

Este Golem no es de los que dan miedo. Precioso. Gracias, Stalker.
Un abrazo, con mis mejores deseos para ti y las personas a las que quieres en este 2011 y siempre.
(Por cierto, no olvido que había de mandarte algo, algo que yo misma pedí, es que estoy otra vez en la fase caracol esperando las lluvias... pero mil gracias por la oferta de escucha).

Stalker dijo...

Bel M:

este Gólem no puede dar miedo, , porque las manos que lo han tejido trabajan, precisamente, para desalojar esa emoción dañina de nuestra estructura psíquica y "espiritual",

espero eso que me prometiste, lo escucharé como se escucha el pan recién hecho...

un abrazo fuerte

mjromero dijo...

Estoy totalmente de acuerdo, las palabras no pueden definirnos, solo nos proyectamos sobre ellas. las palabras nos cercan.y debemos ser insumisos en el sentido de expandirnos, de sobrepasar el significado limitado que tienen, por eso en el silencio las sensaciones se expanden, nos sobrepasan. y nos expresa mejor un color que una frase, o un sonido-ruido tan unido a veces al color, hablo de color sin forma definida, un color no figurativo, solo color.Es tanto lo que perdemos, lo inexpresable, las percepciones infímas que son la base del estruendo que me imagino allá afuera, y aquí blabla,blablá como si fueramos el dios sol y con las palabras pudiésemos 'dominar'el mundo, nuestro pequeño mundo. No hay palabras que eliminen fronteras, la palabra en sí es una frontera, un límite. solo el silencio rompe fronteras, no me refiero a fronteras físicas, si no a nuestros propios límites, los interiores, el resto, las palabras son excusas, disculpas, símbolos disfraz, la careta que nos da forma ante los otros.
Ningún símbolo es válido. Ningún gurú. Absolutamnente ninguno. solo cada uno en sí mismo y desde sí mismo.Siempre estamos solos, individualmente, por mucha parafernalia que nos rodee.
Y hay corazón, vaya que si hay corazón.rayándose y limitando con las percepciones ínfimas de las que hablaba antes. No el corazón órgano musculoso en forma de pera, corazón cerebro, es el único corazón, es un corazón piedra, del mismo núcleo terráqueo.
¿Y cómo ver el interior de la grieta? solo vemos lo que se desliza por sus bordes.De la grieta solo nos llega un sonido lejano.
y después de tanta plabrería, espero que te llegue mi abrazo.

leonardo dijo...

No sé si sea yo un oso pequeño pero sí sé que habito un bosque oscuro con muchísimos miedos y cada día más incertidumbres. Si pudiera oír a los árboles musitar algunos de estos fragmentos, sin duda sentiría la posibilidad de la luz.
Un abrazo para otra vuelta de tuerca
gracias

Arturo Borra dijo...

Querido Stalker, hermosa con-fusión, esta fragilidad de las voces que se entrelazan, desnudando lo que siempre está ahí, la dimensión citacional de todo texto, la fragilidad del “sí mismo”, que no sólo “es otro”, sino que se constituye por esos mismos otros.

Y ahí, en esta recontextualización, has reescrito quizás todos esos textos, reinventando los encuadres, transgrediendo la lógica del funcionamiento autónomo de los discursos, mostrando un desbordamiento, una diseminación que es la tuya también, en forma curva, en la insumisión de un aprendizaje vital que se hunde en el sueño, en el borde donde no hay nada claro ya, salvo la certeza absoluta de la muerte (¿de la desaparición?).

Y después uno pacta (lo que no significa sin más claudicación), quizás para sobrevivir, para sobrellevar esa certeza que horada las grandezas forjadas del yo a fuerza de desconocer esas otras dimensiones micrológicas del sí mismo. Entonces: inventar otros lenguajes, sin esperar el respaldo; devolver las respuestas a su paréntesis –como quizás diría Jabés-, volver a lanzar una interrogación radical, que de-construya una cultura de la soberanía del sujeto, la misma que dificulta la experiencia del pedido, la imploración, vaya a saber uno en nombre de qué orgullo falocrático.

Tal vez también seamos tigres heridos, peligrosos, ávidos de amor. Aunque no haya corazón que nos contenga, aunque no haya más que hilos temblorosos,
hilos de una voz ya afónica, que necesita a pesar de todo hablar, como posibilidad también de una “errancia sedienta”, que no cesará de preguntar por la trascendencia que le está negada, esa herida que alguien promete arrancar, a fuerza del desapego, de un exilio en el que sabemos que la falta de hogar es nuestra condición humana más primigenia.

Entretanto, “sintaxis de la fragilidad”, abrir grietas en el lenguaje y seguir respirando, tal vez para que el fin del miedo llegue al fin, o sobrellevándolo, como ese topo que a veces también somos, o esos osos que hibernan soñando una miel que se posterga.

Un abrazo fuerte,
Arturo

rosso dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Stalker dijo...

Queridos amigos:

estoy de viaje y por eso tardaré un poco más de lo habitual en responder a los últimos comentarios.

Como sabéis, me gusta encontrar la lentitud y la temperatura necesaria para responderos como os merecéis.

Vuestras palabras son para mí un regalo de intensidad que os agradezco infinitamente.

En esta entrada no me he guardado nada: he puesto todo lo que soy, la carencia que me define. El menos, la sustracción, eso que mengüa:

la lengua de fragilidad al fin,

gracias

rosso dijo...

Stalker,
gracias por habitar-nos ese
-no lugar-
(guarida de osos), donde el lenguaje(palabra) se desactiva ante lo indecible,
se sustituye-restituye,
(porque ni siquiera estamos en el acto de pensar),se hace ofrenda de lo incontenible en el decir, son imágenes y soplos, huellas de no haber sido, espera sin memoria,
(fragilidad, des-aparición),
solo resonancia.
¡Salud y buen regreso.!

Lola Torres Bañuls dijo...

Has bordado esta entrada magnificamente. Es admirable tu capacidad. La he leído con atención y mucho cariño.
A mi me gusta la lentitud y la simplicidad.

Prefiero no decir nada.

Un abrazo.

Camino a Gaia dijo...

Todos vamos a morir. La gran verdad es inapelable. Solo permanece de nosotros aquello que dejamos. No podemos llevarnos tan siquiera un ritual
Después de todo resulta: La trascendencia sí es de este mundo. Y es sencillo, muy sencillo. Tan sencillo que resulta difícil entender tanta ignorancia. Todo signo de belleza necesita un sacrificio. Por eso la vida duele. Y a pesar de ello la muerte nos asusta. La vida trasciende a la propia vida. Estábamos equivocados. La vida no es un sustantivo. La vida es un verbo. Y se conjuga con la muerte.
Estábamos equivocados. Pensamos que solo los sabios mas eminentes podían darnos la respuesta al sentido de la vida. Malgastamos credos y teorías. La trascendencia sí es de este mundo. Lo sobrenatural es natural. La vida sigue mas allá de nosotros.
Nuestra fragilidad ha llegado al fin del miedo. Arrojados al abismo, hemos abierto nuestros brazos en busca de ayuda. Y hemos descubierto nuestras alas.

Stalker dijo...

Alfaro:

tus palabras son un poema. Comentarios así son los que hace que mantenga el blog, que el blog sobreviva un tiempo aún: esa fruta de palabras llena las cestas y alimenta a los tigres pequeños.

Apuntas a tantas cosas que no sabría por dónde abordarlas. Quizá haría un pequeño apunte: los nuevos símbolos pueden ser útiles, necesarios, incluso imprescindibles, si apuntan a la descreencia, a la deconstrucción de los esquemas aprendidos. Por eso apunto a Kali, el símbolo de la destrucción, la muerte, pero también la danza y el juego, que Chantal Maillard invoca en sus diarios y en un poema demoledor. Sería el único símbolo que aún podría significar, en su movimiento de abrasión, antes de disolverse en su propia furia, en su propia danza,

abrazos y más

Stalker dijo...

Leonardo:

más que oso pequeño, yo te veo como un mapache

oído fino, pezuña leve

huella imperecedera

/abrazos

Stalker dijo...

Querido Arturo:

el tuyo es un comentario increíble y que atraviesa muchos estratos mentales, espirituales, sentimentales... no lo estropearé con una glosa o una nota al margen redundante o esquemática, que no haría justicia al poder de síntesis y de evocación de tus palabras, por no hablar de su complicidad, de su generosidad desbordada y del temblor, el siempre temblor compartido en el aún, el casi, los adverbios y huecos de esa lengua intersticial que vamos fraguando desde esa fragilidad aún por nombrar...

Esta entrada responde a un sueño muy antiguo y que siempre he acariciado: poner a dialogar voces amigas y que me significan, y escribir entre ellas la improbable sutura, el cortocircuito, el abismo de sintaxis-alma que separa ritmos disímiles. La idea es irse afinando o desafinando en esa entre-escritura, que es también una arqui-lectura: lectura arquitectónica, telúrica y nómada, en el sentido de que nos mueve algo dentro -y es difícil concebir ya una escritura que nos importe y no ejerza algún tipo de desplazamiento, abrupto, delicado o ambas cosas- y en ese exilio mudanza, en ese itinerario del desarraigo, algo se da, se nos clava, nos alivia o nos reúne

para ello pienso que hay que aniquilar toda tentación de hablar la lengua de la tribu, sumergirse en una cacofonía de voces que nos acerquen a la lengua-sin, lengua hueso deshabitada de carne semántica o espejo comunitario

por esas huellas nos perdemos y en el encuentro intercambiamos el pan del camino

abrazos

Stalker dijo...

Rosso:

gracias a ti por hacer habitable estos páramos, por la generosidad y la atención siempre despierta

sé que eres un oso pequeño que asoma el hocico trémulo en la mañana fría

seguiremos buscando la fragilidad, la resonancia y la huella de no haber sido

abrazos

Stalker dijo...

Lola:

aprendo la lentitud y la simplicidad del ave zancuda,

gracias por pasar por esta charca,

abrazos y un feliz año nuevo

Stalker dijo...

Camino a Gaia:

es un bello comentario que quiero dejar crecer entre las piedras

hemos descubierto nuestras alas

pero para volar hay que alcanzar lo más difícil: el fin del miedo

tal vez la fragilidad alcanza, o un verbo deconstruido, tembloroso, perpetuamente fugado, donde no sea necesario que cada signo se postule como sacrificio sino como ofrenda: vestigio calcinado, levedad bajo cuyo estandarte podremos cruzar, alegres, indemnes, sin peso, el último umbral

Un abrazo

Anónimo dijo...

hola hno, aqui regreso soy adolfo aque hijo prodigo que pasa por aqui menos de lo que debiera, aque que no ha mucho tiempo observo un cuenco vacio y quiso beber cual gorrion.
todas estas entradas ultimas hermano debordan mi pensamiento e invaden mi alma como un soplo.

perdon una y mil veces antonio, nunca abandonare este paramo coneste golem impresionante.hno a ver si hablamos llamame y te cuento te quiere adolfobelmonte!besos

Stalker dijo...

Querido Adolfo:

cómo me gusta tu regreso, se te echó de menos...

esta entrada ha resultado curiosa, porque ha habido participaciones inesperadas (y muy gratas) y sin embargo otras voces, cuya presencia esperaba, no han aparecido.

Es lo bueno de los blogs: siempre defraudan toda expectativa, toda proyección.

Agradezco tu entusiasmo y aquí tienes el cuenco para tu descanso y solaz...

abrazos

dones llobes dijo...

Querido Stalker,

Querido Stalker,

He escrito una entrada en el blog de les llobes en respuesta, en resonancia más bien, a tu penúltima entrada sobre tu Golem-Fragilidad... Te invito a acercar tus pisadas a este territorio lobuno, como yo acerco las mías aún silenciosas, al tuyo, con tanto fruición...

Mi cuenco abierto al tuyo...

Un abrazo en hermandad,

Muriel

Stalker dijo...

Querida Loba:

es un regalo precioso que te agradezco de veras y dejo crecer ya, como una segunda piel, en esa lentitud a que hoy me invitan tus palabras,

inifinitas gracias y abrazos

Portinari dijo...

Rotura.
Sólo este descuartizamiento podía implicar una unidad como la de un gólem.

Una masa fantasmal de transformación.

No hay palabras. Sólo atecharse aquí, en silencio.

 
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