.
Un hombre que atravesaba un bosque se topó con un tigre. Huyó, pero el tigre le persiguió. Un precipicio escasamente visible interrumpió su carrera; estuvo a punto de caer, pero, en el último momento, pudo agarrarse a la raíz de una viña silvestre y se quedó balanceándose sobre el vacío. El tigre estaba arriba, olfateando. Temblando, el hombre miró hacia abajo, y vio otro tigre que esperaba su caída para devorarle. Sólo la viña le sostenía. Entonces, dos ratones, uno blanco y otro negro, se pusieron a mordisquear la raíz de la planta.
El hombre vio entonces una fresa apetecible cerca de él. Agarrándose a la viña con una mano, cogió la fresa con la otra. ¡Qué buena estaba!
Cincuenta cuentos Zen (trad. María Tabuyo y Agustín López Tobajas)
.
martes, 6 de diciembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
cricriiiii
ñami
zzzzzz
cricriiiii
ñam ñam
zzzzzzz
(cosquillita)
no hay mejor fresa...
Desde luego, la mejor (y única) elección.
Anamaría:
todo el sabor, en ese instante detenido entre dos demoliciones...
abrazo
Bel M:
la única dulzura posible ante dos abismos...
un abrazo
Publicar un comentario