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lunes, 16 de agosto de 2010
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31 comentarios:
La gratitud, por tantas cosas...
en especial por la mirada, por una forma de mirar, que es la principal enseñanza que me ha transmitido esta pléyade de voces heterogéneas, insumisas, generosamente indagadoras de los pliegues del mundo y del alma humana.
Una forma de mirar
eso es.
(En un principio quise hacer una entrada mastodóntica con unas 250 fotografías, pero blogger no me ha permitido esa extensión. Lo haré en tres partes a lo largo del mes).
saludos
La de Felisberto es tan inquietante! Y la de Alejandra tan sensual!
Me ha hecho ilusión ver a Derrida, Céline, la Collobert, la pizarnik, Clarice Lispector, Tsviétáieva, Gombrowicz y tantos otros y otras con miradas de las que me gustaría rodearme. Son los espíritus a los que debo encomendarme!
Eres increible Stalker, me encantan estas entradas. Tengo que detenerme en cada una de estas miradas y en los ecos que profundizan en mi.
Un beso.
Una mirada que no tiene nada que ver con mis preferencias literarias, los he mirado, a todos, intentando olvidar quiénes eran, sólo la mirada, qué me dice sobre quién mira, sobre eso que, exista o no, llamamos alma, esa mirada es para mí la de Gramsci, definitivamente.
Gracias, Stalker, por darnos esta ocasión de mirar.
Personajes que mayormente me interesan y me significan, incluso me simpatizan. La forma de mirar...supongo que te refieres a sus obras. Porque las miradas oculares, ¿cuánto tienen de pose, cuanto de autenticidad, cuánto de ocultamiento, cuánto de abandono, cuánto de despiste, cuánto de verdad...? Tal vez sus obras tengan miradas semejantes.
Miradas graves, engreídas, naturales, petulantes, esquivas, huidizas, firmes, risueñas, amargadas, desafiantes, seguras (aunque el suicidio próximo cuanda entre las venas de su pensamiento), etc. ¿Tú crees que se podría hacer un tratado del personaje a partir de las miradas/ pose de una fotografía?
Ah, la mirada; verdad o traición de las miradas. Acaso como las literaturas.
(Por otra parte, qué fascinantes poses casi todas ellas, qué impacto causan sobre nuestras almas cándidas de fieles vivientes)
Ah, me apetece escoger dos miradas. Una de mujer: la dulzura con rictus triste de Marina Tsvetáieva; otra, de hombre: la mirada interplanetaria y destrozadora de Wittgenstein. Y ay de la mirada de Lispector...
Toda una iconografía de las miradas. Curioso ejercicio el tuyo con las miradas (¿o pseudomiradas?)
Salud y mirada profunda, hermano.
Soberbias, magistrales; me he dedicado a comprobar si sabiá el nombre de todos.
Que bien que sigas poniendo más, espero con ilusión la mirada de Sebald.Porque no está ¿verdad? igual me he despistado.
Curiyú:
sin duda es así como dices. En mi caso no sé si sensualidad es una palabra que uniría a Pizarnik, al menos no en su acepción convencional. Pero explorando en los márgenes del sentido de la sensualidad sí que veo a lo que apuntas, y es hermoso...
un abrazo
Belnu:
yo me encomiendo a muchos de ellos de vez en cuando.
Me ha gustado rodearme de estas miradas y seleccionarlas, ha sido un proceso más lento de lo que parece...
abrazos
Lola:
es justo lo que yo mismo voy a hacer después de responderos a todos.
Mirar las fotos una a una, lentamente. Saborearlas. Estar con ellas.
Juntas son para mí una especie de mandala, me ayudan a concentrarme en cierto modo, me transmiten una poderosa existencia comunitaria que no sé explicar.
El sonido del uní-sono, tal vez...
abrazo fuerte
Bel M:
sé que no compartimos preferencias literarias, ¡¡¡pero se me hace extraño que digas eso si está Lispector!!!
Ya esa sola coincidencia es más feliz que cualquier desencuentro, ¿no crees?
Lo demás, tener ideas diametralmente opuestas de lo que es un buen libro de poesía, por ejemplo, tampoco está mal. Ahí está la gracia, de hecho...
Yo me considero un lector exigente, severo, intransigente. Pondría la mano en el fuego por todos los autores que figuran aquí: creo de verdad que todos son extraodinarios, que tienen un estilo único y han aportado una voz, y una mirada, muy valiosas a la historia del pensamiento y la literatura universal. La calidad e innovación de todos ellos me parece indiscutible más allá de las filias de cada uno.
También me apresuro a decir que no he pretendido establecer un canon personal sino una pequeña historia de la mirada, de mi mirada en ellos y de la forma en que ellos, sus textos, en cierto modo me han mirado a mí: mirado, construido (y de-construido): segregado.
La breve historia de cómo unos signos se acumulan y resucitan un alma, re-creándola desde su tallo más escueto, declinándola hacia una temperatura particular. La historia de cómo un haz de miradas me traducen y me hacen ser quien soy.
En el fondo es un pequeño exorcismo: un acto egoico compartido, pero que pretende irradiarse en ondas concéntricas.
Si tuviera que hacer un canon, algunas de estas figuras no estarían, porque poblaron mi adolescencia y momentos muy concretos. Entre los relatos de Chesterton y las enseñanzas del Buddha median abismos (aunque quizá no sean tan grandes, ni tan insalvables).
Aún así , esta semana habrá dos entradas más con muchas fotografías, y ahí reconocerás seguro alguno de tus linajes y filiaciones. A fin de cuentas, los afluentes fluyen y con-fluyen en muchos lugares y todos se remontan a un mismo origen (quizá).
Mientras tanto, un fuerte abrazo para ti
Fackel:
apuntas en muchas direcciones, y todas me apelan y me significan...
Sí creo que se podría hacer una fenomenología de la mirada que es a un tiempo voz, gesto y escritura. Una interrelación entre el vuelco interior y la apariencia externa. Sin duda en los gestos más íntimos, por construidos que sean, está lo que somos, y eso se tiene que verter en la escritura.
Por otra parte, no estoy del todo seguro de que las fotos sean poses, aunque lo sean. Me explico: no son fotografías naturales, están tomadas por profesionales con pretensiones artísticas, y aquí el escritor fotografiado o retratado es trabajado como materia viva. Si viéramos las fotos "naturales" o privadas, con amigos, etc., de estos autores, cambiarían sin duda muchas cosas (en algunos casos, no tanto). Por eso matizaría lo de miradas engreídas, retadoras, abismadas, etc. Para mí son miradas construidas: incluso la de Wittgenstein y Lispector que señalas. Son miradas construidas meticulosamente por la interacción el sujeto retratado y el fotógrafo (y en este sentido sí habría pose, e incluso la supuesta naturalidad de algunas instantáneas sería "artificiosa").
En fin, no creo haberme explicado, pero sé que el portador de la antorcha comprende, aun por debajo de la comprensión.
Fíjate que yo soy incapaz de escoger entre estas miradas porque todas aportan algo. Todas tienen una luz y una oscuridad interior que se alían, se contradicen, se refuerzan, insistentemente se niegan. Si nos tomamos el tiempo, encontramos algo en todas estas fotos, algo único y muy valioso, en mi opinión.
Te deseo, también, mirada profunda, oblicuidad y afuera...
salve
Madison:
Sebald no está en esta tanda, pero quizá aparecerá en las siguientes, la lista aún no está cerrada...
Me alegra de veras que te gusten,
un abrazo
Pensé que ya desde el primer mensaje todos comentaríais la deliciosa foto de Albert Einstein.
No digáis que no es una maravilla
Interesante lo que dices Fackel sobre el posado. En ciertos casos creo que tienes razón, pero en algunos rostros no se puede obviar por mucha pose el sufrimiento, no solo es el gesto a veces las arrugas delatan el paso del tiempo y las grietas.
Stalker mi hijo se está aficionando a mirar tus propuestas. Ha observado todas las caras con atención, y se ha sonreído en la foto del niño (por complicidad claro, jajaja).
Espléndido, Lola...
un saludo para el pequeño aprendiz de ave zancuda
Muy muy fertilizante este mirador de Miradores; los hay que sólo miran para que les miren,como Anäis Nin, Derrida, Cioran, como dice Fackel, posan; en otros no me parece eso tan patente. Pero hay dos que me han hecho pensar, B.Trotzig y Bataille, bien es cierto que admiro a ambos.La joven Birgitta ya mira lejos, traspasando a quien la contempla con contundente serenidad,firmes facciones en equilibrio pero su trenza añade una orla de interrogación perpetua que la acompaña hasta su vejez cuando se esparce sobre sus hombros en largos cabellos, pero su rostro mira de la misma manera, si bien sabe que la pregunta no tiene más respuesta que la libertad; esclavos, ni los cabellos.
Y el viejo Bataille,con sus cejas elevadas por el asombro, tan distinta su expresión a reconcentrada y dura casi cerril horizontalidad que las controla en su juventud. Bataille también se ha hecho elástico, se ha dejado llevar por lo oscuro y no pregunta,no contesta, se asombra.
Un abrazo
k
Ah, no, no era eso Stalker, sí que coincidimos en la mayoría de ellos, lo que decía era que había elegido una mirada dejando de lado mis preferencias literarias (como explico allí, intentando no pensar en quiénes eran ni en lo que habían hecho, como si fueran rostros desconocidos)y la mirada elegida por todo lo que sólo la mirada me decía y no lo que sé del personaje era la de Gramsci.
Un beso.
Karmen:
Trotzig y Bataille, sin duda miradas, y acercamientos, de excepción...
También me fijé en la interrogación de la trenza de Trotzig y en cómo forma parte de su mirada, de su suave inquisición al mundo...
abrazos
Bel:
¡leí mal entonces!
La mirada de Gramsci también me gusta especialmente. Hay tozudez, insumisión. No en vano murió en prisión por sus ideas. Una personalidad increíble.
abrazos
Pues yo me quedo con el tandem Céline-McCullers.
Pentente:
buen tándem, sí...
salud
Stalker, al mirar, asomándome a ver como quien se inclina ante el agua de un lago, tu Olimpo profano y personal, recordé esa soga que le dan a los niños en las excursiones escolares, para que todos la tomen con una mano y marchen sin perderse.
Si enhebráramos todas estas miradas no nos perderíamos, ¿no?
Lo hago. Siento que recorro el arco del día estando a salvo, que las aguas pueden ponerse turbulentas, que puedo no hacer pie, que puede esfumarse la línea de la costa y la niebla envolver el haz de luz del faro, pero será momentáneo mientras yo me sujete de esta cuerda de ojos.
No hay otra palabras para ellos que la que elegiste: gratitud.
Recorrimos tu álbum con Hernán y a los dos nos interpeló, como a Bel M., la mirada impenitente de Gramsci.
Siempre amé a las mujers que llevan sombrero, pañuelos, flores o lo que sea en la cabeza. ¿Cómo no rendirme ante esa aparentemente frágil Anaïs que no sabía lo que era el freno, ante esa Djuna Barnes imponente y adorable? En mi vida ha sido más importante el turbante de Simone de Beauvoir que mi supuesta instrucción universitaria completa.
Y Chantal ... es como una niña de cuento. Será que amanecí tonta, pero me recordó Mujercitas y la vi como una mezcla de Jo y Beth.
Pocas cosas más bellas en este mundo que la nariz de Ajmátova.
Hay ojos de ficción, también, que no ceso de ver, ojos literarios que he imaginado tantas veces, tantas miradas que me ha dado el cine.
Y ojos incendiados, como volados, que me sacuden todavía, como los de Horacio Quiroga exiliado en la selva misionera.
Amo ese delineador implacable de Cixous, ese pelo cortado a contra-corriente.
De todo eso estan hechos, también, los ojos, no pueden escindirse de los rasgos que orbitan a su alrededor. Los ojos de Ajmátova incluyen su nariz.
Incluyamos todos estos ojos en una valijita como las que armaba Duchamp, porque dudo de que exista mejor equipaje.
Ojos como redes, como arneses, como manos.
Sé que en tu equipaje también está el ojo animal. Como el del mono saki, tan deslumbrado observando algo que jamás podremos ver, tan concentrado en la contemplación de lo que ni siquiera sabemos mirar.
Beso tus párpados bajo los que viven mundos.
galería brutal. ¿amigotes chungos versión 2.0?
Querida Mariel:
algún día haré una antología de tus comentarios, y será un poemario y una lección de vida, todo en uno.
No sabes cómo te agradezco tu compañía, tu atención, tus palabras vivas, vivas, vivas. Me admira cómo sabes ver y sentir los pliegues más recónditos y como te te deslizas patinando por lugares inhóspitos pero maravillosos que la mayoría ni siquiera saben que existen.
Me da felicidad leerte otra vez y siempre.
Yo creo que es la gratitud lo que se impone. Gratitud a todos y cada uno de ellos y al conjunto que forman. Me han hecho ser quien soy y no es exagerado decir que sin ellos (sin el magisterio directo, intenso y entrañado de un puñado de ellos) no existiría Marienbad, ni mi forma de entender el mundo, ni mi respiración siquiera.
Infinita gratitud y deuda, es todo lo que tengo para ellos, y una ternura sin nombre, telúrica, insomne, que me recorre la piel al verlos a todos reunidos y activando ese centro secreto: mandala o árbol Yggdrasil: axis mundi: equilibrio móvil en la eternidad de mi estar siendo.
Todos ellos me han hecho legible el mundo, cierto mundo, y han iluminado la oscuridad de mis balbuceos, mi hambre y mi despiadada conciencia transeúnte, que me inclina hacia la grieta, el temblor y la imposibilidad del decir.
También me han enseñado la subversión. Aunque hay algunos que fueron de derechas (Céline, aunque él también practicó la subversión, a su manera), son miradas lúcidas, anarquistas, revolucionarias, inquietas y que han destinado su vida a demoler, deconstruir y volver a montar, desde sus cimientos, el mundo que hemos aprendido. Y eso para hacerlo mejor, para que vivir, volver a vivir, sea posible.
Adoro la fotografía de Cisoux, que me parece una mujer, y una presencia, y una mirada, y una escritura, extraordinarias.
Te voy a contar un pequeño secreto que he descubierto hoy mismo: y es el parecido extraordinario de Djuna Barnes con mi madre. Los mismos ojos, labios, pómulos, la forma del rostro. Estoy impresionado. (Y lo curioso es que en las próximas entradas de la mirada-qué hay un hombre que también tiene un extraordinario parecido con mi padre en su juventud: como si fueran, como mínimo, hermanos.)
Incluso ahora la presencia de Chantal tiene algo de atemporal e infantil. Su madurez es la de una niña que mira e indaga. En algún rincón de internet alguien la definió como una niña de cincuenta años, de una mirada intensamente abierta y azul. Estoy de acuerdo. En esta foto me recuerda a Tess, la campesina de Polanski, aunque quizá lo de Mujercitas es más acertado...
La nariz de Ajmátova es algo inolvidable, un prodigio de arquitectura y belleza facial. Igualada, eso sí, por la nariz aguileña y desafiante del perfil de Barbara.
Si enhebramos todas estas miradas no nos perderemos en ningún bosque, porque ellas son el bosque, y el camino, y el deseo de internarnos en esa sombra que apenas acierta a decirnos.
Los mundos bajo mis párpados te acogen y te abrazan,
besos
Raúl:
es una galería en efecto brutal.
Podemos entender que en cierto modo son los amigotes chungos 2.0, aunque me decantaría más bien por un 0.0, un grado cero de la inercia: mirada y escritura a punto de estallarnos en los ojos,
salve
Mariel:
la mirada de Simone de Beauvoir no faltará en esta colección... mañana subiré la segunda entrega de rostros, y el viernes la tercera.
Así tendremos una especie de "semana de la mirada"...
abrazos
Whitman no puede ocultar en su mirada lo que no dice su boca oculta, en Tsvetâieva todavía se enciende la esperanza, Wittgenstein sería diícil imaginarla de otro modo, la tristeza de Idea Vilariño me impresiona mucho, desde dónde y hacia dónde mira?, no conocía a Agota Krystof cuya literatura me intimida, Una Alejandra Pizarnik menos etérea que en muchas otras fotos... una mirada real, no conozco a Anne Carson pero hay una falta totall de artificio en su mirada muy bella, Bataille parece dirigir dos miradas a la vez, al cielo y al infierno, supongo; hermosa Brigitta Trotzig por ese mirar hacia nulle part y el ceño fruncido, la mirada de Camus revela al hombre jovial y pícaro que llevaba un escritor trágico por dentro, Céline ya está más allá de la humanidad a la que mira desde lejos, qué severo René Char, es un poeta que no imagino riéndose. Mc Cullers invita a hundirse asumiendo los riesgos, Chesterton puede seguir riéndose, y Chuang Tzú soñando mariposas (logradísimo), Ionesco acaba de quitarse su nariz de payaso pero sigue contemplándonos mientras Cioran mira hacia adentro, Clarice Lispector tiene ojos para morirse en ellos, y Chantal Maillard, tan joven y escuchando ya ¿qué voces?, Dostoyevski está redactando alguna cosa, cummings sin mayúsculas, soy un fan de Edgar Lee Masters y no lo conocía a su derecha quedaba el cementerio?
y gracias por el hilo
Leonardo:
maravilloso recorrido has trenzado por las miradas,
me alegra enormemente tenerte de vuelta y quiero que sepas que tu mirada, y tu detención en las cosas, es muy importante en este blog.
Un abrazo fuerte
woow buenísima galería
comenzaré a seguirle
gratitud
Son extraordinarios, sí.
un saludo, Torpor...
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