martes, 5 de enero de 2010
Deshielo. Un poema de Esther Ramón
Deshielo
No tengas miedo
de mirar por mis ojos.
Me dijo la serpiente.
Fluye, fluye como la muerte,
mira cómo mi piel se desprende
contra la corteza,
ven, deja que te coma,
arrastra mis escamas,
entra.
Asómate y cae, olvida tus brazos,
en el agua eres una piedra
que fluye, fluye como la muerte.
Ven. Expulsa el aire y la tierra
del cuerpo y derrámate
en el camino sin piernas,
las hojas se pegan a tu piel
viscosa: ahora eres una
rama que se desliza.
Paseas por el bosque envenenado.
No tengas miedo.
Parirás un insecto afilado y seco,
un saltamontes sin forma
que atraviesa, sin rozarlo, el sendero,
que sobrevuela las ramas tiernas,
que se posa en los troncos
tocados por el rayo.
No tengas miedo
de mirar por mis ojos.
Me dijo la serpiente.
Tus manos, tus pies son
una bandada de cigarras que
asolarán el lago embarrado
antes de desaparecer entre
el humo de los enjambres.
Entonces nos arrastraremos.
Baja la cortina y mira
la ventana oscurecida,
ya no hay árboles sino
sombras que podrían ser
cuerpos en la pradera que
se enfría.
Baja los párpados: los cuerpos
son letras que atrapas
con tu lengua precisa,
con mi lengua, y al tragarlas
nos duplican y hacen pesado
el camino.
Las escupimos en cada matojo,
en cada madriguera.
El bosque se llena con las voces de los muertos.
Escucha. Escúchalos.
La canción sin gargantas penetra
nuestros poros congelados lejos
de las últimas cabañas derramo
la marea quebradiza de tus pasos
reptando en círculo sobre las ortigas.
Ven. No tengas miedo
de mirar por mis ojos.
Me dijo la serpiente.
Fluye como la muerte.
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39 comentarios:
Este poema me gusta mucho. Después de Hainuwele y sus transformaciones mujer-animal-vegetal-mineral, he aquí una nueva y demorada metamorfosis múltiple. Aquí es el animal el que invita a entrar, mientras que en Hainuwele el proceso parece obedecer a la lógica incontrolable, ajena a la voluntad humana, de un mundo-umbral que discurre entre vigilia y sueño, entre piel y musgo. Poesía donde olemos la piedra y el cieno, en todo caso. Donde la identidad de disuelve y todo centro queda abolido.
magníficas imágenes como siempre, a lo que nos tiene acostumbrados E.R., que rozan la mitología,la metamorfosis
un abrazo
Así es, Nuria.
abrazos
enorme poema el de esther. imágenes preciosas para desprenderse. no quisiera parecer grosero, pero ahora que me voy a la ducha, cuando me saco los calzoncillos y sobre la mochila del retrete aguarda una nueva muda con olor a suavizante, a árbol, digamos, del mediterráneo, mercadotecnias aparte, me pareco (nos parecemos ahí, en lo interno de un baño, cuando queda poco de intelectuales en nosotros) a todo lo que nos cuenta magistralmente esther.
acaso se trate de eso, acercar la mitología o como se diga lo que nos provoca esther ramón, al quehacer cotidiano. a la ducha, a lavarse la lengua, a mirarse la lengua en el espejo sin decir ni mú.
siempre agradecido a esther
y a ti querido hermano búfalo
y a todos los bichos que aquí dejan rastro...
besos,
ò.
Querido hermano búfalo:
agradezco la forma en que sabes ver. Siempre, en tu manera de ponerte ante estos poemas, eres infalible e intersticial. Uno de los mejores lectores de poesía que conozco. De la poesía de letra y de la poesía mundo.
abrazos
No me gusta todo lo que hace Esther Ramon de la misma manera que no me gusta todo (ni mucho menos) de lo que hacen los post post novísimos. Sería largo de argumentar. La poesía intelectualizada no debe arrepentirse de serlo: en sí misma está la grandeza necesaria. Cuando a algún joven practicante de esta poesía del acero le noto, de repente, como un arrepentimiento repentino y una nota emotiva, para mí se carga el poema. Es como un arrepentimiento de última hora, o como querer contentar, sin pretenderlo, todos los frentes. Y luego está eso que hacen casi todos: incorporar la narratividad pero destilada, no a lo bruto como hacían sus bisabuelos. No me gusta la narratividad destilada, me parece fruto de un retoque en corporación dermoestética. Prefiero la realidad a lo bestia o la realidad poetizada, que es lo que hacía Góngora de forma impecable.
Este poema de E.R. es otra cosa. Adolece de todo lo que no me gusta pero al menos se percibe una intención. No tengo claro que se trate de una intención poética pero ya es algo.
Un gran abrazo.
Lo que me seduce es poder mirar por los ojos de la serpiente. Me intriga eso.
Sin duda, el mundo no estaría así (y perdón por este absurdo moralismo) si pudiésemos o al menos hiciéramos el intento de mirar con los ojos del otro.
El poema me parece muy bello, aunque no la conozco. Un abrazo.
Eastriver:
agradezco tu sinceridad y tu aportación. Te respondo con una sinceridad análoga: no entiendo qué es la intención poética. ¿Existe una receta? ¿Quién dictamina lo que es o no es poesía? ¿Quién dice qué es o no es intención poética?
Lo digo porque está muy de moda denostar las estéticas que no se comparten aduciendo que no son poesía. Es un argumento falaz porque ¿quién posee esas esencias nouménicas? ¿Desde qué ortodoxia se defienden? ¿Quizá desde la apolillada, ignorante y embrutecida casta académica que pule el canon a base de testosterona y amiguismo? ¿Quizá dicen qué es la intención poética quienes a la hora de compilar una antología de poesía contemporánea se basan en el número de búsquedas que Google ofrece para cada nombre?
Es un tema complejo y me voy por las ramas. Pero sí me gustaría dejar clara mi postura como lector. Este blog pretende dar cuerpo o presencia, y debatir sobre ellas, a aquellas voces que, como ya he señalado, suponen una quiebra o fisura en el discurso institucionalizado, aquel que, partiendo de Cernuda y vía Brines, Ángel González y Gil de Biedma, desemboca en esa farsa grotesca que es la poesía de la experiencia. Contra esas mafias y sus maestros, tan literariamente raquíticos, sólo cabe la guerra de guerrillas: el enfrentamiento dialéctico y la deconstrucción.
A partir de ahí hay múltiples vías o enfoques, y todos ellos me parecen interesantes. Algunos son más "intelectualizados" o "experimentales" que otros: son obvias las diferencia formales entre un Canteli y una Esther Ramón, por ejemplo. Pero ambos buscan sendas diferentes de expresión: trabajan en una voz propia, no en la repetición de credos serviles, a cuya musicalidad nos han acostumbrado los oídos desde la escuela y desde la adoración acrítica a esa construcción de nacionalismo irrespirable y caspa hispánica conocida como Generación del 27... Sí, mucho habría que hablar de esa operación de márketing que alzó al empíreo a tanto espíritu mediocre y ha dejado a tantas generaciones de lectores absolutamente castrados para acercarse y entender otro tipo de poesía...
En cuanto a la narratividad destilada, la detecto más claramente en buena parte de la poesía norteamericana, pero en Esther Ramón creo que hay mucho más que eso. Hay una manera de erizarse a las palabras, de darse, de entrar y salir a la emoción, una manera de contenerse y fluir que me parece singulariza el presunto decurso narrativo con una "latencia extradiegética": una vibración, un aliento indefinible, la pulsión metamórfica de las palabras en las que se está a punto, casi, de dejar de creer.
Querido Ramón, espero que no te moleste mi belicosidad. Sea bienvenida tu sinceridad, y recibe la mía como un tributo de amistad. Son muchas más cosas las que nos unen que las que nos separan.
Va con un fuerte abrazo...
Pulgarcito soñador:
bienvenido tu moralismo. Lo comparto y quizá hay ciertos momentos en los que hay que regresar a él, al moralismo, para pertrecharnos contra las maquinarias, visibles e invisibles, que trabajan para "el mal". Celebro tu posición valiente.
Salud
Stalker, como habrás adivinado, me encanta discutir contigo. Es cierto, porque intuyo que en el fondo del fondo es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Y porque me caes bien. Tú ahora me dirás... ¿y qué significa exactamente lo de caer bien? ¿Qué entiendes por ello? ¿A qué paradigma te adscribes para afirmarlo? Y yo te diré, que me caes bien, coño. Un poco como Tejero, que se sienten, coño. Que es lo que decimos todos cuando las palabras no nos apetecen demasiado o cuando, más allá de la hermenéutica, está la impresión (si tú quieres, imprecisísima). De todas maneras no te pienses que con cuatro palabras y con cuatro gracias me ventilo el comentario que te debo. No. Sólo que ahora no me alcanza el tiempo. Será durante esta semana. De momento te he querido mandar un abrazo y decirte que no sólo no me molesta tu belicosidad sino que la espero, me motiva y hasta diría que, en el buen sentido, me pone. Un abrazo.
Me ha sorprendido este poema, el primero que leo de Esther Ramón si no recuerdo mal, me sorprende verlo aquí por su longitud, ya que Marienbad nos acostumbra más a poemas breves y afilados. En algunos momentos se prolonga demasiado, pero aún así el efecto de la metamorfosis, el devenir-animal, se desliza por las palabras y nos desliza, así que hay poema, y hay sorpresa e inteligencia. Por eso también me sorprende y me gusta.
Suena ahora una canción de Swans, del disco Soundtracks for the blind -el legado musical de Swans y Jarboe está siendo mi primer (re)descubrimiento impactante de 2010- que me trasmite unas sensaciones semejantes, aunque lo que se canta aquí no es la internación de la otredad de la naturaleza, sino más bien la internación de la alienación sexual, también a través de lo que repta y se introduce:
Can I steal your mind?
And can I crawl down inside?
And when I am your child,
Can I feed in your eye?
And can I drink the air,
Down in your cold black lung?
And can I breath the sweet,
Sick and lonesome blood?
Can I cut out the core,
And steal the food in your head,
And curl my body inside,
Down where it's dark and it's wet?
I love you more than your life.
I love your body and mind.
I love you more than your life.
No, we will never escape.
un abrazo!
Querido stalker:
Qué bueno que traigas a tu cueva este Deshielo de Esther Ramón. Me gusta mucho su poesía a la que he podido ingresar a través de Tundra y luego Reses. La experiencia que compartimos en Valencia escuchando los poemas desgranándose de su voz, de su presencia humilde y serena, fue maravillosa para mí. Cuando encuentro en un poeta esa coherencia entre su obra y su irradiación, la celebro. Es lo más alejado de la impostura o de cualquier ínfula que pudiesen hacer pensar en algún tipo de contorsionismo verbal.
Te dejo un abrazo muy fuerte y mis mejores deseos para esta cueva-cobijo en este año que comenzamos.
"El bosque se llena con las voces de los muertos"
Este verso me ha llevado a ese excelente largometraje de Lanzmann, Shoah y a los bosques de Treblinka con sus árboles testigos del horror y la nieve cubriendo con su blancura un secreto funesto.
Laura.
Me ocurre con la poesía
ultimamente que me urga
y entonces me urge o me
decepciona inmediatamente
y entonces no vuelvo. A
veces me urga desde lo
irrazonable y otras desde
lo evidente, a veces por
extrañeza y otras por complicidad,
quizá sin entender, hay veces
que un poema invita a la relectura
como otras sintiendolo fallido
se abandona sin ganas
de volver a él.
Deshielo, desde mis relecturas,
es un poema que nos engulle. Y
desde dentro, pide silencio,
atención, estar alerta.
El miedo no mide sus palabras,
tampoco es generoso en explicarse:
sucede, te antecede o sucede
y te asfixia o te recuelve,
nunca deja indiferente, interfiere
en la vida, íntima o pública,
con una significación tan grave
que es quizá el principal biografo
de nuestra existencia.
Y con ser tan importante,
comprenderlo es tan difícil
como tratar de explicar un poema
con lenguaje conversacional
o con un academicismo dogmático.
La serpiente, la mujer, el miedo,
la culpa, la libertad, el error,
el horror, la complicidad, el habla, los desaparecidos, la voz de los muertos, la memoria de Lilith, el canto contra la desesperanza o el olvido, la poesía como deshielo...
"Fluye como la muerte" no es una consigna para saber morir, sino para vivir bien, aprovechando la consciencia, abriendo ojos, manos y boca, ante el apetitoso y efímero tiempo en este mundo, con este cuerpo. Fluir es un principio antitético hoy, en el que la supremacía de la rentabilidad en todo anima a imponerse a todo obstaculo a nuestros deseos. Fluir convierte el deseo en atención y cooperación con esa casa y sus habitantes que llamamos planeta Tierra.
Y más, pero estoy destrozando injustamente este poema, que por si solo, dice bien y tanto de nuestras posibilidades y riesgos en el logro vital de ser persona más allá del ego y más acá de la inexistencia.
Un abrazo grande,
Víktor
P.D.: Importan los otros, los nos+otros y los "el(los)" que muertos o desaparecidos suman en lo real y cuentan en lo suficiente.
Eastriver:
bienvenida, pues, esa fecunda disidencia. Estaré atento a tus argumentos,
abrazos
Rubén:
me alegra que te guste, y gracias por ese otro internarse, por esa lentra de canción...
abrazos
Laura:
así lo percibo también: coherencia entre la madera tallada y el gesto que la esculpe, ausencia total de velo en la transmisión: negación de la impostura.
El documental de Lanzmann es demoledor y queda como memoria viva de lo que el ser humano es capaz de perpetrar. Estaría bien que surgiera un Lanzmann armenio que diera cuenta de esa otra atrocidad (entre dos y tres millones de muertos), silenciada porque en este genocidio contó con la aprobación y el silencio cómplice de Occidente...
abrazos
Viktor:
gracias mil por tu dilatada exégesis poética. Te prodigas poco, pero cuando lo haces inundas, colmas el texto de "bendiciones"...
abrazos
Querido Stalker, después de varios días ausente, otra vez retorno a esta ventana. Y está el deshielo de Esther, esa delicadeza de su voz, pero también la contundencia de esa serpiente que muta hasta la muerte y niega el principio de identidad, esa metafísica de las esencias que arruina el devenir. No sólo la piel es afectada por la metamorfosis que nos hace transitar por todos los reinos: en su trayecto somos otros y el otro nos ayuda a mirar. También lo engendrado sufrirá el deshielo, y los bosques –¿como los de Groenelaand?- llenarán de resonancias espectrales –los que quedaron, los que vienen- y nosotros a veces escuchamos. También a la serpiente, su reptar dañado, su invitación por momentos ambivalente, y mirar las ondulaciones del viaje y mirarnos en ellas, hasta la muerte.
Un abrazo fuerte,
Arturo
Sigo por aquí... aprendiendo, leyendo, escuchando y llenándome de vuestra sabiduría poética.
Metamorfosis que debo llevar a cabo cuanto antes sino quiero acabar conmigo misma.
Besos Stalker, siempre un placer pasar por aquí.
hermanisimo feliz año nuevo! es ub poema triste pero sorprendente!!sigue siendo igual de grande hno! te quiere adolfo
Hola:
He leído este poema varias veces. Y en este momento lo he leído a estrofas separadas y desordenadas. Tiene muchos aciertos, (me parece a mi, porque no soy quién para juzgar, solo digo lo que me parece). Decía que en una primera lectura te abisma, es como si me fuera adentrando en el vertigo. Luego al leer las estrofas separadas y desordenadas me parecen varios poemas enlazados con la estrofa que se repite.
No he leído casi nada de E.R. Aunque en Valencia pude escucharla recitar poemas de Reses. No puedo decir nada hasta que no lea más de ella. Pero me parece una buena propuesta.
Un abrazo a los topos y a ti. He leído vuestros comentarios por encima. como siempre interesantes conversaciones.
Un abrazo Stalker
Dec´´ia mi padre que, de chiquillo, una serpiente lo habia hipnotizado con la mirada. Nunca una serpiente me miro a los ojos, pero creo que haria desaparecer el mundo, como el poema. Y creo que lo haria, no para comerme, sino para alcanzar a cerrar de veras los ojos:
"Baja los párpados: los cuerpos
son letras que atrapas
con tu lengua precisa,
con mi lengua, y al tragarlas
nos duplican y hacen pesado
el camino."
Cerrar los ojos, desaparecer el mundo y, sobre todo, olvidar las palabras y hacer liviano el camino. Oir las voces de los bosques, las de los muertos, ya vacias de palabras.
Creo que hubiera querido ser hipnotizada un dia, y aprender a no estar desde los ojos de la serpiente. Me enveneno el poema...
Besos.
Es la tercera vez que me paso por tu casa para leer el poema y si no hubiera sido por los numerosos y exegéticos comentarios que me han dado algunas lucecillas, pues no hbiera sabido qué decir. Como Lola, me pareció un poco descoyunturado al principio, no entendía muy bien la dirección que toman las últimas estrofas que me desorientaron por completo. Pero ahora, aunque mantengo algunas reservas en cuanto a la coherencia global, veo un poco más claro. Lo más interesante como alguien lo señala es el punto de vista de la serpiente, los tres primeros versos ya son un poema, el poema. El resto es como una didactización (sic) con una multiplicación de metamorfosis, como tú lo señalas (y es lo que me ha desarzonado) hasta la aparición de los muertos, a ras de tierra, el mismo que sugerían los primeros versos, contundentes, para mí. En efecto, no sólo no deberíamos tener miedo de mirar como las serpientes, sino que deberíamos aprender a mirar por sus ojos.
Gracias a ti y a la comunidad de exégetas y contradictores que todos nos guían.
Gracias también por el envío.
Abrazos
Leonardo
Querido amigo, te debía una explicación y te la voy a pagar... No vamos a meternos con definiciones, mejor no. No es ni siquiera necesario. Dependiendo de lo que uno perciba como poesía (no digo entienda por poesía, digo perciba como) la intención tendrá mucho que ver. No pienses tampoco que me sitúo en la línea de la poesía humanísima y pagajosísima. Procuro no buscarle recetas ni dogmas ni definiciones: percibo, eso sí. Otra cosa es desde donde perciba uno. Puede percibirse desde un, digamos, analfabetismo absoluto. Es lícito pero ahí se adolece de demasiadas carencias. No creo que sea mi caso, pero bueno, tampoco me las doy de nada. Puede percibirse desde una implicación ideológica (todos percibimos desde ahí, pero procuramos no hacerlo sólo desde ahí). Puede percibirse desde la emoción de la pureza poética, que tampoco voy a definir pero tú sabes qué quiero decir. Es decir, existen modos que tienen que ver con nuestra propia experiencia, o si lo prefieres, desde nuestra propia educación sentimental. Y eso sí que me parece fundamental.
A la poesía rabiosamente contemporánea (perdona que generalice pero comprende que tengo que resumir) le huelo la postura, el gesto, el ay que pongo los ojos en blanco y me embalo. Y eso me molesta. Me pasa con todo el arte.
Procuro deshacerme de criterios preconcebidos. Me gustan muchos tipos de poesía: prefiero no encerrarme en ninguna escuela. La desnudez extrema me parece altamente poética. Pero depende de lo que me transmita cada poeta (suele ir por poetas más que por poemas, tú sabes...). También algunas voces con una poesía digamos más humana han llegado a transmitirme mucho.En cambio algunas voces me dejan completamente indiferente, y grandes voces incluso. Quiero decir, en esto la moda y el academicismo me influyen cero. Pero cero. Citas unos nombres: a ellos y sólo a ellos voy a referirme. Verás. No soporto a Angel González. Muchísimo menos a Brines. Cernuda me parece uno de los enormes, ya desde Perito, que a nadie le gusta. Diría incluso que Perito es un gran libro pero ahí ya me da miedo que me asesines y todo. Gil de Biedma es irregular: tiene alguna cosa floja pero algún poema extraordinario. Y tú sabes que ahora se le está cuestionando mucho a Biedma, pero mucho. Luego, por generación, deja que rescate a José Agustín, siempre tapado y olvidado, que me parece impresionante, aunque es de los que seguramente no te gustan nada. Y desde luego no me refiero a las Palabras sino a los Salmos y los libros iniciales incluso. Cuando lleguemos a don Pere/Pedro a mí me da un soponcio y me callo. De ese grupo, de los auténticos, no de los que se añadieron, salvaría a dos como muchísimo. Y los salvaría un poco, no mucho. En fin... Y luego, en esta marabunta, han venido cosas muy buenas y cosas que son tres tazas del mismo caldo.
Tampoco coincido contigo por lo que respecta a tu nefasta valoración de la generación del 27. No puedo estar de acuerdo. Ahora bien, que no me quedo con la nómina de los diez ni me gustan todos los diez. ¿Conoces a Moreno Villa? ¿al gran Villalón, el de los toros? ¿Larrea? Ojalá cada tanto tuviéramos una generación como ésta como esa para poder continuar deformándonos a gusto. O un Valle, que tiene una poesía muy rara pero muy válida.
No pienses que no me gusta nada de lo que pones. Para nada, me enganché a tu blog porque dabas algún nombre que no tenía localizado y que me sorprendía. Pero luego hay cosas que honestamente no me gustan nada. Me parecen muy tramposillas. Pero claro, es tan subjetivo (percíbase una entonación irónica...). Haremos una cosa: comentaré sólo aquello que más me guste.
No he tenido voluntad alguna de polemizar contigo. Todo lo contrario. Considero tu blog fundamental en algunas cosas. Que si no no entraría, que no soy masoquista. Pero claro, la divergencia es creativa. Y el diálogo muy sano.
A veces siento, siento profundamente que quiero ser un perro. Deshacerme lentamente y aparecer perro, sin recordar mi existencia anterior, para probar otro modo de estar en el mundo que está mucho más cerca del suelo y también del cielo, porque ha prescindido del lenguaje.
El poema me ha hecho transitar ese arco, desde la invitación irresistible de la serpiente a fluir hasta el esfumarse absoluto de mis huesos después de deslizarme por su garganta y mutar, mutar en otro ojos que fluyen habiendo escupido las palabras.
Las palabras pesan. Las palabras atascan. Las palabras son como piedras que toman gradualmente posesión de nuestros órganos, invadiéndonos como si fueran agua en ascenso que nos quita el oxígeno.
Pero estas palabras, no. Estas despejan, aligeran, alivian, aunque sean tensas y afiladas (como el insecto que prometen parir).
Deshacerse como el hielo. Ser un deshielo. Disolverse para mezclarse con todo lo que hay, todo mezclado. Morirse es, supongo. Eso también debería ser vivir y ya no tendríamos miedo.
Te abrazo muy fuerte.
Querido Arturo:
tu deliciosa glosa me inspira agradecimiento en este inicio de domingo. Gracias por tu lectura y tu atención siempre al acecho...
Dama:
sea tuyo el placer de las metamorfosis que convocan un estado otro donde poder respirar, donde poder movernos en otro elemento. Y vivir sí, siquiera sea calladamente.
abrazos
Adolfo:
feliz año nuevo también para ti, y que el tiempo no herrumbre tus entusiasmos,
abrazos
Querida Lola:
seguramente se trata de un poema construido en varios bloques unidos por ese verso que funciona como argamasa, como fórmula de encantamiento o mantra poemático. Da la impresión de que uno quiere salir pero, extrañamente, ese verso te vuelve a colocar en una un surco, te hace vibrar en un tono de estremecimiento. Esa repetición, ese "volver al tono" tras los sucesivos desplazamientos tonales hacia el afuera me provoca una sensación muy singular: volver al adentro después de la desterritorialización, después de la pérdida.
abrazos
Susana:
quizá el poema es la serpiente que nos hace sucumbir a un influjo muy antiguo, una despersonalización o abdicación radical de todas las instancias que conforman nuestro estar en el mundo. El haz de sensaciones difusas se traduce en objetos concretos, afilados, minerales, y de ahí al vuelco sólo hay una demora, un latido o un guiño.
Para ti, otras hipnosis,
abrazos
Leonardo:
se me ocurre que el poema niega, desde el principio, la necesidad de la coherencia global. Hemos crecido uncidos a la necesidad del relato: un universo perfectamente cerrado, articulado, con una urdimbre reconocible y un devenir pautado. Nuestra orfandad exige la estructuración del relato, en el que volcamos el miedo y nos "desarzonamos" (hermosa palabra). Frente a ese relato coherente, quizá, se alza otra posibilidad: el poema digresivo que avanza como una profusión de líquenes, poema-herrumbre que no se deja encorsetar por la razón discursiva y está atento a las microfisuras de la percepción, a las elipsis y breves sacudidas de la conciencia (de esto sería paradigmático el magisterio de la poesía de Olvido García Valdés).
Pero qué bueno dejarse estar a un lado, no entrar siempre.
Me gusta lo de "contradictores", también.
abrazos
Querido Eastriver:
estoy perfectamente de acuerdo: percibimos desde una posición dada, que también es una construcción, ideológica, sentimental. Desde ahí la poesía, cierta poesía, nos convoca, y otra no. También hay poesía, o pensamiento, que atenta contra esos constructos ideológicos, mentales, senti-mentales, contra los presupuestos metafísicos y existenciales que nos anonadan y que hemos tomado prestados del caldo de cultivo psíquico y social en que ha forjado nuestro aparato de reconocimiento del mundo. Pero me desvío, como siempre (sólo sé pensar desde la digresión, o mejor, desde la fluctuación).
Dices que a la poesía rabiosamente contemporánea se le huele el gesto, la im-postura. Puede ser, pero esto significaría considerar que esa poesía es un todo homogéneo, y sin embargo creo que entre los contemporáneos, entre los más ferozmente contemporáneos (al margen de lo que esto signifique) hay voces muy distintas, gestos muy diversos y aun contradictorios. Algunos pueden condescender a ese arrobamiento programadamente digetivo que sugieres, pero en otros sí veo un arrojarse de cuerpo entero, un colocarse frente al muro y aceptar, con lucidez implacable, la balacera que derribará los últimos estigmas, la última ceguera.
Citas a Larrea, y ahí estoy muy de acuerdo. Un poeta que no se deja encorsetar tan fácilmente, y por eso no se estudia en la escuela. Los académicos blindan el canon contra la intrusión de voces que desestabilizan. Le pasó a Larrea y le pasará a otros muchos. Es lo que requiere el sistema educativo: la repetición de credos serviles. A quien se subleva contra esa normalidad codificada por las represivas instancias culturales se le deniega el acceso. Me parece bien salvo por una cosa: luego a los chicos no les gusta la poesía. Normal: a mí no me gustaba porque me enseñaron sólo caspa, caspa adobada, unánimemente ensalzada, recamada, pulimentada: tergiversada hasta el punto de que se la acepta como una noble verdad, como un valor eminente e intocable. No nos engañemos: bajo los oropeles sólo hay caspa, ignominiosa vulgaridad. Poco más. Los poetas que luego me gustaron hubo que buscarlos, años después, por cuenta propia, y luego entendí por qué no estaban en aquellos irrespirables libros de texto.
Bienvenido sea tu disentimiento. Hablas de cosas que te parecen tramposillas y aquí se introduce una cuestión muy interesante que atraviesa todo el arte contemporáneo: ¿cuál es el estatuto de verdad y de impostura? ¿Dónde está el velo, donde la sinceridad sin estigma ni doblez? ¿Es tramposo un poema por apostar por la innnovación formal, por construir un andamiaje lingüístico aparentemente frío, por someter la lengua a una determinada tensión y negarse a aceptar el lenguaje normalizado (el que triunfa, mal que nos pese, en las antologías y, de nuevo, en los libros de texto). Me interesa mucho esta cuestión y me gustaría conocer algo más concreto sobre tu percepción de lo "tramposillo". ¿Podrías indicarme algún poema o autor que haya aparecido por aquí y que te parezca tramposo y por qué? No es por polemizar sino para comprender mejor tu postura. Me interesa.
La divergencia siempre es creativa, eso es muy cierto.
Abrazos
Querida Mariel:
tengo una buena noticia que darte: creo que serás perro y experimentarás esas sensaciones, ese absoluto alejamiento del lastre del lenguaje... Vivirás en un mundo sometido a innumerables fluctuaciones azarosas, donde los encadenamientos causales serán pocos y necesarios, donde sólo habrá hocicos, comida, juego. Es más: creo que ya has sido perro anteriormente. Quizá infinitas veces. Tu propia escritura lo delata: ese jugar, ese brincar y buscar el calor.
Pesan las palabras y nos pesan más las ideas, las asociaciones, los ecos de sentido que las lastran y que heredamos y proyectamos. Urge la deconstrucción y la pérdida, urge la lentitud (las prisas acumulan, provocan una sedimentación abrumadora, anonadante).
El deshielo es eso que propones: llegar a esa carencia de miedo. Fluir hacia esa lentitud.
Me alegra indeciblemente ver asomar tu hocico en ristre...
abrazos
Stalker, no había leído el intercambio tuyo con Eastriver. La primera parte de tu defensa me ha encantado y la segunda me ha casi asustado. Y es que yo, que aterrizo siempre sin saber nada, con mis lecturas desordenadas y caprichosas, puedo decir que me gusta mucha poesía contemporánea, alguna he visto que comparto contigo, pero eso no me ha hecho abjurar de algunos de esos poetas antiguos que tú desdeñas con gran fiereza, y ahora pienso en La realidad y el deseo de Cernuda o en mi viejo Lorca o sí, sí, Jaime Gil de Biedma, que para mí no son culpables de que algunos les oficializaran, imitaran y convirtieran absurdamente en dogmas o modelos lo que había sido simplemente la poética de cada uno.
Me imagino que mi opinión no es valiosa, puesto que no sé nada de poesía, repito, sólo veo lo que me resuena, me inquieta, me acosa (me harcele)me hace volver una y otra vez, como algunas músicas. Y es que al final la subjetividad nos condiciona, igual que para Nabokov era terrible Thomas Mann o creía que toda música era ruido, dentro de una cierta calidad, todos tenemos nuestras Strong Opinions, aunque unos tengáis la argumentación necesaria y otros sólo tengamos nuestra caótica, caprichosa, subjetiva lectura.
Belnu:
no creo tener la argumentación necesaria y sí, como tú misma dices, una constelación de lecturas azarosas, desordenadas. En cuanto a las strong opinions, no deben darte miedo, son sólo opiniones, sin más.
Respecto a la poesía y la literatura en general, hace tiempo que abandoné el lenguaje políticamente correcto, prefiero decir lo que pienso, sin afeites. Como una opinión más, falible como todas. Citas a una serie de poetas y encuentro diferencias: no me gusta Cernuda, pero sin duda es un gran poeta; tampoco siento ninguna devoción especial por Lorca, autor de algún o algunos libros extraordinarios. Gil de Biedma se me hace más cuesta arriba: cada vez que intento su lectura se me cae de las manos. Me parece de una trivialidad casi obscena, nunca subiría aquí un poema suyo porque, honestamente, no le encuentro la calidad suficiente, me parece malo hasta decir basta.
¿Elitismo? Sea. Dejo para otros las glosas políticamente correctas y me arriesgo a la fealdad, al apresurado gesto condenatorio. Abandero, pues, la impertinencia, el juicio totalitario y sumarísimo. Y lo hago porque no tengo tiempo que perder. Hay demasiada belleza que hiere, demasiado espasmo, como para perder tiempo con el mármol quejumbroso, las ortodoxias del discurso normalizado y la caspa subvencionada de los mafiosos de turno. Ésos están ya en el panteón de las antologías, en el mausoleo de la academia: allí donde, en opinión de un reputado crítico, se destilan las esencias patrias, la viril "hidalguía" de la poesía española contemporánea.
Beligerancia que nace del desengaño y la tristeza. De una balbuciente esperanza, también.
Abrazos y más abrazos para ti,
Ah, yo siempre respeto las strong opinions, sólo que enseguida me siento yo la intrusa y eso es lo que me asusta, aunque yo también pueda ser fiera cuando algo me molesta o me suena impostado o estereotípico. Lo entiendo. Sólo puedo decir que me gustan los que me hablan a mí. (Como Robert Walser, a quien acabas de traer aquí, y que es uno de mis favoritos, con quien casi me siento posesiva y preferiría que nadie lo mencionara, aunque sé que es absurdo. Pero siempre que ando en esa hora en que se difuminan los contornos de las cosas y respiro con la agitación de una pendiente y me vienen pensamientos como mariposas, me convierto en él y casi escribo en letra apretujada e ininteligible y pienso en su desposesión, justamente, de todo, lo que cuenta Sebald)...
Belnu:
aquí nunca serás una intrusa.
¡Abrazos!
Y qué pequeño era Walser...
Escuché a Ester Ramón leer este poema en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, acompañada de su editora y común amiga Rosa Lentini. Aunque Esther leía demasiado deprisa, todos, absolutamente todos, nos quedamos con la boca abierta, pero de inquietud. Era su primer libro. Recuerdo que Esther, esbelta como un junco de río, no se explicaba el impacto producido en los lectores. No era falso pudor, sino la mucha inocencia de la juventud. El poema es inquietante, como esas músicas que sabemos desconocidas pero que, al escucharlas, sentimos como algo enormemente familiar. Recuerdo que le adverti a Rosa de la joya que acababa de encontrar, una joya inexplicablemente cargada de resplandores celanescos y cuya mera existencia reconfortaba a quienes, como editores o escritores, trabajamos por ensanchar el aire de los hijos de la resistencia frente a los aspiradores de los hijos de la realidad y de la experiencia. En fin, un saludo desde la complicidad.
Carlos
El toro de Barro
Saludos, Toro de Barro, desde la complicidad. Gracias por tu crónica.
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