domingo, 28 de junio de 2009

Un soplo de vida. Clarice Lispector



Esto no es una lamentación, es el grito de un ave de rapiña. Irisada e inquieta. Un beso en la cara muerta.
Escribo como si fuese a salvar la vida de alguien. Probablemente mi propia vida. Vivir es una especie de locura que la muerte comete. Porque en ellos vivimos, vivan los muertos.
De repente las cosas no tienen por qué tener sentido. Me satisfago en ser. ¿Tú eres? Estoy seguro de que sí. El sinsentido de las cosas me provoca una sonrisa de complacencia. Todo, sin duda, debe de estar siendo lo que es.
Hoy es un día de nada. Hoy es hora cero. ¿Existe por casualidad un número que no sea nada? ¿Qué es menos que cero? ¿Qué comienza en lo que nunca ha comenzado porque siempre era?, y ¿era antes de siempre? Me adhiero a esta ausencia vital y rejuvenezco por entero, al mismo tiempo contenido y total. Redondo sin principio ni fin, soy el punto antes del cero y del punto final. Pero al mismo tiempo todo es tan fugaz. Siempre fui e inmediatamente dejaba de ser. El día transcurre a su aire y hay abismos de silencio en mí. La sombra de mi alma es el cuerpo. El cuerpo es la sombra de mi alma. Este libro es la sombra de mí. Pido la venia para pasar. Me siento culpable cuando no os obedezco. Soy feliz a deshora. Infeliz cuando todos bailan. Me dijeron que los lisiados se regocijan y también me dijeron que los ciegos se alegran.
Nunca la vida ha sido tan actual como hoy; por un tris no es el futuro. El tiempo para mí significa disgregación de la materia. La putrefacción de lo orgánico, como si el tiempo fuese un gusano dentro de un fruto y le robase al fruto toda su pulpa. El tiempo no existe. Lo que llamamos tiempo es el movimiento de evolución de las cosas, pero el tiempo en sí no existe. O existe inmutable y en él nos trasladamos. El tiempo pasa demasiado deprisa y la vida es tan corta. Entonces cultivo una especie de tedio. Saboreo así cada detestable minuto. Quiero multiplicarme para poder abarcar incluso las áreas desérticas que dan idea de inmovilidad eterna. En la eternidad no existe el tiempo. Noche y día son contrarios porque son el tiempo y el tiempo no se divide. De ahora en adelante el tiempo será siempre actual. Hoy es hoy. Me sorprendo y al mismo tiempo desconfío de tanto que me es dado. Y mañana tendré de nuevo un hoy. Hay algo doloroso y tajante en vivir el hoy. El paroxismo de la nota más fina y alta de un violín insistente. Pero está el hábito y el hábito anestesia. El aguijón de la abeja del día floreciente de hoy. Gracias a Dios, tengo qué comer. El pan nuestro de cada día.
Querría escribir un libro. Pero ¿dónde están las palabras? Se agotaron los significados. Nos comunicamos como sordomudos con las manos. Querría que me diesen permiso para escribir a un son arpado y agreste la escoria de la palabra. Y prescindir de ser discursivo. Así: polución.


Un soplo de vida, Clarice Lispector

viernes, 26 de junio de 2009

Del mirar esclavo



"Se puede decir, sin exagerar, que lo audiovisual sirve para no mirar o, mejor dicho, para no ver. El mirar acarrea hoy una intencionalidad demasiado esclava, acorde con la pulsión consumista dominante. Genera, desde la infancia, una dependencia mecánica, paradójicamente exenta de atención. Por eso, este mundo de mirones creados por el audiovisual produce la anestesia de la imagen. Consecuencia: nuestro ojo cada vez percibe menos la entraña del mundo, su latido invisible, su misterio, su alteridad constitutiva"

Víctor Erice

lunes, 22 de junio de 2009

Filtraciones, poemas de Hugo Gola




Aquello que no se puede
aquello que no es posible
aquello que nadie puede
precisamente
aquello
que ya no puedo
ni tú puedes
ni él
aquello
precisamente
que no puede nadie
ni hoy
ni nunca
precisamente aquello
aquello es
precisamente
precisamente

***

Del mirar vacío. Del andar
vacío. Sin palabras. ¿A quién?
¿Al polvo? ¿Al viento? ¿Al río?
¿A las tumbas?
Retirado. Recogido. Pertrechado.
Aguarda. Para que nada hiciera
mella. Pero todo lo hacía.
Los pasos. Recorrer. El polvo
un día. Otro día. Y el calor.
Mientras. Mientras. Todo era
mientras. Lo supo. Lo quiso.
El río, las tumbas, el camino.
Nunca nadie. Nada allí pudo.
Ser. ¿Para qué, ya? Se cierra
el círculo cuando
la noche
cae.

***

Oigo un salmo
un rezo
una plegaria
enardecida

Oigo gruñir al viento
que forcejea
y pasa
veo el sol
soleando
la mano
prisionera

Todo lo que tocas
gime
y la palabra lenta
dice
no hay piedad para nadie.

***

El naufragio
es lo real

buscas
a tientas
otra
aureola

inútil

sin
vibración
se estrechan
pasos
y miras

la fatiga
impera

viernes, 19 de junio de 2009

¿A qué cuadro te irías a vivir?



Os propongo un juego, o mejor dicho un gesto. ¿A qué cuadro os iríais a vivir? ¿Qué cuadro habitaríais? ¿Os llevaríais algo a él?

Esta entrada será actualizada con vuestros cuadros y lo que os queráis llevar a ellos. Basta con que colguéis el enlace de la imagen y las palabras, y así nos vamos todos a ese otro mundo.

No hace falta decir que será más divertido si comentamos los cuadros de los demás y cómo nos cuadran-descuadran con la personalidad del nuevo inquilino que pernocta en ellos.

En mi caso, me iría a vivir a este cuadro de Hokusai. No ha sido fácil decidirme porque hay una pléyade de pintores que me convocan de modo diferente, pero al final me voy a contemplar el monte Fuji y tocar la flauta.

Me llevo dos poemas breves:

Estar tan vivo…
¡Qué cosa tan misteriosa...!
A la sombra de los cerezos.

Issa

El perplejo

"Lleva el alma de regeso a casa", aconseja
el sabio tibetano

y si el alma extravía los pasos en el camino
y si no hay camino
y si no hay casa
y si no hay alma que llevar de regreso a casa

Rómulo Bustos

Y esta pieza de sakuhachi.



Ana Hidalgo





Habitaría este cuadro de Zao Wou-Ki. Y me llevaría mi cuerpo, otro cuerpo que estuviera junto a mi cuerpo, la sinfonía 3 de Gorecki y el Jérémiades de Wim Mertens.

Martha




Puesto que el Chagall ya lo eligió en su época otra niña de provincias, yo elegiría esta "Condición humana" de R. Magritte, aún a riesgo de crear un bucle mimético-espacial sin salida: ¿cómo salir del cuadro dentro del cuadro, que a su vez...? :)

Me llevaría "El Testamento" de François Villon, la foto de André Gide con capa y sombrero, las palabras hermosas que alguien me escribió una vez.

Ella


Me gustan los trenes, me encanta el paisaje en movimiento. El vértigo. La rapidez de los avances de los siglos XIX y XX, que no nos dejan pensar ni vivir. Quiero estar en ese cuadro sólo para parar un momento.



Raúl Quinto



Me iría esta noche a este cuadro de Brueghel el viejo. Mañana seguramente a otro.

Me llevaría un cuaderno y un bolígrafo para tomar notas en las esquinas. Tararearía la música que ellos tocaran, recitaría sus poemas. Sería uno más en la fiesta de los locos.

Mariel

Muchas tardes, me siento en el piso del museo en una sala solitaria y se detiene el tiempo y poco a poco entro en este cuadro de Mark Rothko. Hace años que lo hago. No me quedaría a vivir en él porque lo necesito. Necesito que me ilumine, me serene, me subleve, me interpele y me asista. Para eso tengo que mirarlo. No llevo nada, más de lo que puedo juntar de mí misma. Regreso a casa con los pedazos de mí misma transformados.

Búfalo Solsona



sean scully, saba.

me gusta porque para mí es la reconciliación entre la cebra y la mosca, siendo yo la mosca.

me gusta porque reinterpretar este cuadro me lleva a un mundo verdaderamente animal.

cuando consigo interpretarlo desnudo de idea, somos mi gata y yo. nada más.

(...)

Lola Torres Bañuls



Me llevaría una melodía de flauta.

Y como el día sería muy largo, me llevaría ALtazor de Huidobro para volverlo a leer en voz alta.

He recogido este fragmento un poco al azar.


Hay palabras que tienen sombra de árbol/
Otras que tienen atmósfera de astros/

Hay vocablos que tienen fuego de rayos/
Y que incendian donde caen/
Otros que se congelan en la lengua y se rompen/
( al salir
Como esos cristales alados y fatídicos/
Hay palabras con imanes que atraen los tesoros/
( del abismo
Otras que se descargan como vagones sobre el
( alma
Altazor desconfía de las palabras/
Desconfía del ardid ceremonioso
Y de la poesía/
Trampas/
Trampas de luz y cascadas lujosas/
Trampas de perla y de lámpara acuática/
Anda como los ciegos con sus ojos de piedra/
Presindendo el abismo a todo paso/

Y nada más. No me llevaría nada más. Pero eso si, tendría que regresar en un día.



LUG



La elección de un cuadro: Edward Hooper: Mediodía (High Noon, 1949).

Necesito de los espacios cerrados y las casas con puertas. Las ventanas no sólo se hicieron para que entrara el aire. Son espacios de cierre. Yo vivo en la casa y puedo ser ella, la mujer de la puerta. No (me) llevo al cuadro nada más que esa bata. Y mis dedos. Alguien más vive dentro. Pero están cerrados en sus habitaciones. Oigo sus voces como en una reunión-blog. Escribo con mis dedos en las paredes. Pinto con algún color (Más Zao Wou-Ki que Rotkho). Y en la hora del mediodía me asomo a la puerta o a la ventana. Todos nos asomamos, respiramos el sol. A veces rendimos pleitesía al encuentro en el patio con una botella de vino sabiendo que debemos volver a la felicidad de nuestro encierro.



Jesús G.

Creo que mi rincón para perderme sería el Night-Hawks de Edward Hopper. Y leería eternamente en un rincón del bar, Aullido de Allen Ginsberg. Siempre aleatoriamente, abriendo las páginas al azar.





Portinari

Creo que viviría aquí, al menos durante una temporada; me costó decidirme, porque creo que todos esos cuadros que voy guardándome son igual de habitables, pero la mer c'est la mer.
De llevarme creo que no me llevaría nada más. Allí tengo el silencio, el mar, tengo música y compañía, la mía. Lo que sí pediría antes de irme al cuadro sería saber todos los secretos del mundo, y tener una memoria que me permita vivir las cosas a flor de piel y no perderlas nunca. La atemporalidad ya me la trae el mar a la arena.




Jerry

Me voy unos días a vivir en el cuadro “Christina’s World” de Andrews Wyeth.Para ver si es cierto que cada brizna se corresponde con una pincelada, como Durero y su Liebre.Para hablar con Christina acerca de su lucha por llegar a casa arrastrándose y de sus porqués.Para comprobar quién sería yo sin haber leído, escuchado música, visto películas y sin amigos ni familia. En otra vida, y quizás quedarme, no lo sé. A lo peor me doy cuenta de que en mí hay bien poca cosa real y primigenia, y regreso.Vivo en la caseta de la derecha.



Susana



Por mi parte, y como no conocí a aquella niña, me iría a vivir a la mayoría de los cuadros de Chagall. Me atrae mucho "the poet with birds", pero finalmente me he quedado con "The rest". Allí, hoy, sin ir más lejos, me llevaría la música de Silvia Pérez Cruz con Ravid, todo Haendel (sobre todo el Son nata a lacrimar y el Xerxès) y alguno de aquellos libros que en cada relectura ofrecen nuevas visiones y por ello no se acaban nunca; probablemente optaría por Rayuela, de Cortázar). Ah! Y, claro, me llevaría un ordenador, para no perderos de vista!

Bashevis



Podría enterrarme en la arena con el perro de Goya… pero sinceramente ahora no esquivo, no me evado, no me hundo. Me quedo con los pies en la tierra… hundidos en la tierra. Y un garrote en la mano. Matando a golpes a la condición humana… ¿y música? La música la ponen los garrotazos, respiraciones entrecortadas, sollozos y esfuerzos. Esputos sangrantes y lejos, muy lejos, los gritos de un perro que se hunde en silencio.

Gio



YO QUIERO SER LA CHICA DEL BESO DE KLIMT...QUIERO VIVIR ESE MOMENTO SIEMPRE...RESPIRAR ESE AMOR COMO ELLA LO RESPIRA...ACARICIAR LA MANO COMO ELLA LA ACARICIA...RODEAR EL HOMBRO COMO ELLA LO RODEA...SENTIR ESA PAZ, ESA CALMA QUE ELLA SIENTE...

Òscar Solsona



"paisaje de navarra", de Òscar Solsona (1998).

adjunto una obra que me acompaña desde que la hiciera en 1998. para abrir la siguiente reflexión sobre las obras, menores o no, de nuestras casas:

efectivamente, la pintura ha de vivir en uno y viceversa. eso lo consiguen las obras que conviven con nosotros, que hemos mirado al detalle una y mil veces.

y de su importancia nos damos cuenta en la muda, cuando mudamos. que, imposible a la vista, quedan impregnadas en nuestra recámara estas obras (originales o no, a veces, el dibujo de uno de nuestros hijos cuando eran chiquitos)...

a fin de cuentas, nuestro pasar, no deja de ser un museo de pequeñas emociones que nos empujan y convocan...

Rubén Martín



"Perfil azul" de Redon. A otros les puede sugerir ascetismo, pero a mí ese tono dorado me dice muchas cosas: riqueza espiritual, sí, pero también la riqueza de los sentidos, el destello del interior del cuerpo y del placer. Me iría dentro de este cuadro, con el "Cántico espiritual" y acaso las "Elegías de Duino" en bilingüe para aprender alemán. Quien quisiera visitarme sólo tendría que cerrar los ojos y ahondar en su propio cuerpo.

Pepe Maiques



"Paisaje", García Ferrando

ahí está siempre. desde que tengo recuerdo de casa de mis padres. ha viajado conmigo en sucesivos traslados a diferentes casas. ahora lo veo enfrente de mí, con su cambiante luz, según alumbre el día. es la ventana que da a un paisaje que conozco bien y que no he visto nunca. aunque no es verdad, es cierto. sé que esa casa y esa montaña están en castellón. las he visto desde el tren de valencia a barcelona varias veces. reconozco que ahora, en verano, al caer la tarde es cuando tiene la mejor vibración de las cosas vivas.

Adolfo



hay muchos pero ya vendran vease con el poema de unamuno. o angel gonzalez ahi queda
su antitesis ya sabeis.... a pensar

martes, 16 de junio de 2009

Entre los muros blancos, sin lágrima. Poemas de Danielle Collobert



añade sin cesar
construye
tenacidad del aliento
acumula
persigue
ávido
sin cesar
del aliento a la palabra
el mismo camino
el regreso aún
la repetición evidente
frágil
incierta
alargar la traza – prolongar
en alguna parte
en otro lugar
no borrar – borrarse
palabras además
la sangre – aún acuñar
palabras aún
trazar
para retrasar el acercamiento
fuera del alcance del silencio
blanco infinito
lucha – con la palabra – necesaria
única necesidad
lucha vana
agotamiento
sin salida

***

Siempre movimiento
De lo violento a lo imperceptible –lo inmóvil – lo inmóvil
Nunca – fingiendo fijeza, a lo sumo – fricción
Invisible en todo su cuerpo
Invisible – para no ver
Nunca visto desde donde él ve
No visto – el temblor
Sin presa – liso – sin derrame
Sin lágrima – ni sudor – estallido – ni estremecimiento – el
Frío
Inanimado – no – en algún lugar el nervio del dolor –
En algún lugar la respiración.

***

entre los muros blancos – la misma angustia cien veces encontrada – bloqueada en el instante – el tiempo denso –fugitivo – tras el que hay que caer de nuevo – cada vez –en la confusión – el magma – el trayecto perdido de un pensamiento al otro – en todos los sentidos – lo cotidiano real – el ensamblaje incierto del mundo – en la mente o al fondo-
en algún lugar

en alguna parte – ese lugar buscado desde hace tanto – tantos intentos – viajes al interior – la mayoría de las veces con ideas de agresión – tomar por asalto ese lugar - aplastarlo destruirlo de una vez por todas – que sólo quede una superficie lisa – aflorando a la mirada – a los labios – dócil a la voz aplacada – dormida – nada que pueda interrumpir el sueño – atascada – o el entumecimiento – esta vez las manos podrán transcribir con dulzura las palabras – sin crispación repentina – sin desgarramiento imprevisto

domingo, 14 de junio de 2009

El silencio y el grito



El silencio: "La solitude", 1968



El grito: "Tire pas", 1987

Y de nuevo aquí, y de forma más descarnada, en la misma canción:



El silencio: "Göttingen", 1965



El grito: "Göttingen", 1990

Quien quiera saber lo que significa Barbara, de una vez y para siempre, que pruebe a escuchar estas dos versiones de "Göttingen". Ahí está todo. Yo, como siempre, guardo silencio. Ante esta mujer nunca he sido capaz de enhebrar dos palabras juntas. Siempre he sentido que ella está más allá de las categorías que nos empeñamos en forjar para definir, categorizar, defendernos. Ante esto no hay definición, no hay defensa posible. Se acepta el salto o no. Está más allá de mi lenguaje y de mi forma de mirar. O mejor dicho: tengo una forma de mirar sólo para ella y no sé comunicarla.

sábado, 13 de junio de 2009

En lo profundo del bosque (Paul Klee). Nido de ramitas sueltas. Reunión de topos




La luz no basta

para encolerizarme

cualquier pájaro.

para vivir sintiéndome vivido:

ese cosquilleo

de letargia expectante,

respirar

desapercibimientos

bajo del agua,

la indiferencia hacia el mundo

imprudente insomnio voluntario

la desconstancia,

las de cada uno en su interior.

Mi abuela resucitaba con las manos a las plantas moribundas

y parió once hijos en su cama:

ser-estando

no importa qué pero entero

dar a luz muchos árboles

entre estos dos ojos

la compasión o

la ansiedad que no sólo pone huevos

sino que se preocupa por que de ellos nazca

la vida, la sensibilidad, el temblor:

pequeñas cosas en las que penetro

ahora mismo, ajena,

sentirme niña: la vocación de tejedora,

el cachito de pan que se cayó a alguien y del que comerán

hormigas y pájaros.

una piedra, cualquiera, que ofreciera protección al tacto.

un extraño en mí mismo,

el enemigo de la verdad.

estando vivo, con todas las letras

mirar

la lejanía

obsesión autoflagelante

viendo a mis perros anudados a mis pies.

el miedo.

no tener miedo

si una lágrima reconstruye el mundo,

como la víbora negra

perder la memoria

en un rascacielos,

No creo en las reformas

aborrezco

la historia.

Me hubiera gustado ser nadie

y poder contarlo,

contemplar misterios,

barcos, galeones hundidos,

un fallo en el discurso

el silencio: ir en contra de

(no me refiero a no-amputado).

Morir con el corazón limpio

y las manos embarradas.


Gracias a los autores de esta improvisada obra comunitaria: Luna, Rubén Martín, Ella, Òscar Solsona, Laura Giordani, Bashevis, Ana Hidalgo, Raúl Quinto, Portinari, Ana Gorría, La Princesa Inca, LUG, Mariel Manrique, Sorel, Tera, Adolfo, Lola Torres Bañuls, Yaiza Martínez y Víktor Gómez.

Tal como algunos habéis pedido, lo subo en una entrada independiente. Disfrutadlo. El nido es vuestro. El alma-nido, también.

Gracias

viernes, 12 de junio de 2009

Tallar la herida. Poemas de Idea Vilariño



El que come noche

Hombre tu boca
canta
bebes estrellas hombre
te devoras la noche
mientras cantas
desdeñado el cielo de dios de la sonrisa.
Bebes
tu boca canta
en la más pura ley número blanco
hondo número blanco y entegado
a la mano de piedra
a la mano del resplandor inerte
a la del canto y cantas
y he aquí que la vida
he aquí que la muerte
su tijera cansada.
Oh nume número número blanco y piedra
tigre florido almendra
de amargura.
Qué canta así qué busca
qué busca así qué salta
de la boca del verde controlado
de la boca de ver de la del verde
de la de verde canto y paz y blanca piedra
qué busca así qué canta
qué canta así qué acento.

Oh nume número blanco y pieda
tarea sin grandeza
amarga obra escuela
de silencio.

***

Esto

Esto que va que viene
que llevamos traemos
de un lado a otro
huesitos ganglios médulas
la voz el tacto dulce
el cristalino
el pubis
esto que cada noche
guardamos
frágil cosa
todo esto
qué es esto
sangre
aliento
piel
nada.

***

En el centro del mundo

En el centro del mundo
el centro de la noche
bajo el cielo sin fin
sobre mí desplegado
inmóvil entre el caldo
tibio espeso del aire.
Áspero olor a pinos
la voz clara lejana
de un pájaro
una niña
un relámpago blanco
y silencioso
y yo
que me quedé sin nombre
y sin mí y sin sentido
nadie
alguien
en cero.
Fue un momento
un momento
en el centro del mundo.

***

Ni con delicadeza
ni con cuidado.
Acaso
tiene delicadeza
vivir
romperse el alma.

***

Es mentira.
Sin duda.
Pero qué
pero cómo
pero de qué otro modo
con qué cara
seguir vivo
seguir.

***

Tuve que ir
sin dudas
sin reproches
sin asco
y entregada
sin nombre
ya sin mí
ya sin nada
poner de buena gana
la cabeza en el tajo.

***

Qué asco
qué vergüenza
este animal ansioso
apegado a la vida.

***

Alguno de estos días
se acabarán las bromas
y todo eso
esa farsa
esa juguetería
las marionetas sucias
los payasos
habrán sido la vida.

***

Si te murieras tú
y se murieran ellos
y me muriera yo
y el perro
qué limpieza.

***

Y te diré que estoy triste
qué otra cosa decir
nada más
que estoy triste.
Estoy triste.
Eso es todo.

***

No sé quién soy.
Mi nombre
ya no me dice nada,
No sé qué estoy haciendo.
Nada tiene que ver ya más
con nada.
Tampoco yo
tengo que ver con nada.
Digo yo
por decirlo de algún modo.

***

Yo quiero
yo no quiero
yo aguanto
yo me olvido
yo digo no
yo niego
yo digo será inútil
yo dejo
yo desisto
yo quisiera morirme
yo yo yo
yo.
Qué es eso.

***

Me cortan las dos manos
los dos brazos
las dos piernas
me cortan la cabeza.
Que me encuentren.

***

Cómo aceptar la falta
de savia
de perfume
de agua
de aire.
Cómo.

***

Uno vive
con los muertos
que están ahí
con los sufrientes vive
y con los despistados
y con los presos
vive.

***

Alzar los ojos
al misterio abismal de las estrellas
que será a no dudarlo
algo tan sucio
tan mezquino y sucio
como todo esto.

***

Inútil decir más.
Nombrar alcanca.

jueves, 11 de junio de 2009

Ideogramas en China. Henri Michaux



Trazos en todas direcciones. En todos los sentidos comas, bucles, ganchos, acentos, al parecer, a cualquier altura, a cualquier nivel; desconcertantes matorrales de acentos.

Arañazos, quiebras, inicios que parecen haber sido detenidos de repente.

Sin cuerpos, sin formas, sin rostros, sin contornos, sin simetría, sin un centro, sin recordar nada conocido.
Sin regla aparente de simplificación, de unificación, de generalización.
Ni sobrios, ni depurados, ni despojados.
Cada cual como diseminado,
así es el primer acceso[1].

Ideogramas sin evocación.

Caracteres variados interminables.
La página que los contiene: un vacío lacerado.
Lacerado por múltiples vidas indefinidas.

Hubo, sin embargo, una época en la que los signos aún hablaban, o casi, alusivos ya, señalando más que cosas, cuerpos o materias, señalando grupos, conjuntos, exponiendo situaciones.

Hubo una época. Hubo otras. Sin tratar de simplificar ni abreviar, cada una empeñada en la tarea de despistar por su cuenta, se puso, borrando las pistas, a manipular los caracteres de tal modo que los alejaba una vez más de manera distinta de la legibilidad primitiva.

Tránsito.

El gusto por ocultar ha vencido. La reserva, la prudencia ha vencido, la discreción natural, la instintiva tendencia china a borrar sus huellas, a evitar estar al descubierto.

El placer de mantener oculto ha vencido. Así, lo escrito de ahora en adelante cobijado, secreto; secreto entre iniciados.

Secreto difícil, largo, costoso de compartir, secreto para formar parte de una sociedad dentro de una sociedad. Círculo que, durante siglos y siglos, se mantendrá en el poder. Oligarquía de los sutiles.

El placer de abstraer ha vencido.
El pincel permitió dar el paso, el papel facilitó el tránsito.

De lo real original, lo concreto y los signos que le eran próximos, podía uno a partir de entonces cómodamente abstraerse, abstraer, ir rápido, rápido por medio de bruscos trazos que se deslizan sin resistencia sobre el papel, permitiendo otra manera de ser chino.



Abstraerse había vencido.
Ser mandarín[2] había vencido.

Desaparecidos, los arcaicos caracteres que conmovían el corazón. Desaparecidos, los signos sensibles que colmaban a sus inventores, que maravillaron a sus primeros lectores.

Desaparecida la veneración, la ingenuidad, la poesía primera, la ternura en la sorpresa del original "encuentro", desaparecido el trazado aún "piadoso", el calmado fluir. (Intelectuales ausentes y sus trazados veloces, aún por venir, sus trazados de intelectuales... de escribas.)

Cortados los puentes con el origen...
Primero, modificados con prudencia, en la naciente irreverencia y la alegría de ver que "aquello funcionaba", que uno seguía enterándose...

Arrebatados por la irresistible impudicia de la búsqueda, los inventores -los de un segundo tiempo- aprendieron a separar el signo de su modelo (a tientas deformándolo, sin todavía atreverse a cortar resueltamente lo que liga la forma con el ser, el cordón umbilical del parecido) y así se separaron de sí mismos, habiendo desechado lo sagrado de la primera relación "escrito-objeto".

La religión en la escritura retrocedía. La irreligión de la escritura comenzaba.

Desaparecidos, los caracteres "sentidos", asomados a la realidad; desaparecidos del uso, de la lengua; no desaparecidos de la piedra de las antiguas tumbas ni de los vasos de bronce de antiguas dinastías, no desaparecidos de los huesos adivinatorios.

Más tarde, buscados en todos los lugares del Imperio del Medio, los caracteres de antaño, cuidadosamente reunidos, copiados, fueron interpretados por los letrados. Un inventario, un diccionario de los signos originales vió la luz.

¡Recuperados!
y se recuperaba al mismo tiempo la emoción de las calmadas y serenas y tiernas primeras grafías.

Los caracteres resucitados en su intención primera revivían.


Bajo esta luz, cualquier página escrita, cualquier superficie cubierta de caracteres se volvía hormigueante y rebosante... llena de cosas, de vidas, de todo lo que hay en el mundo... en el mundo de China



llena de lunas, llena de corazones, llena de puertas
llena de hombres que se inclinan
que se retiran, que se guardan rencor, que hacen las paces
llena de obstáculos
llena de manos derecha, de manos izquierda
de manos que se aprietan, que se responden, que se enlazan para siempre
llena de manos frente a frente,
de manos en guardia, de manos ocupadas
llena de mañanas
llena de puertas
llena de agua cayendo gota a gota de las nubes
llena de barcazas que atraviesan de una orilla a otra
llena de alzamientos de tierra
llena de crisoles
y de arcos y de fugitivos
y llena de calamidades
y llena de ladrones llevándose bajo el brazo los objetos robados
y llena de codicias
y llena de mallas
y llena también de palabras sinceras
y llena de reuniones
y llena de niños nacidos de pie
y llenos de agujeros en la tierra
y de ombligos en el cuerpo
y llena de cráneos
y llena de fosas
y llena de aves de paso,
y llena de recién nacidos -¡cuántos recién nacidos!-
y llena de metales en las profundidades del suelo
y llena de tierras vírgenes
y de vapores que suben de los herbazales y de los pantanos
y llena de dragones
llena de demonios vagando por los campos
y llena de todo lo que existe en el universo
tal cual o diferentemente ensamblado
elegido a propósito por el inventor de signos para estar juntos
escenas para dar qué pensar
escenas de todo tipo
escenas para ofrecer un sentido, para ofrecer varios,
para proponérselos a la mente
para dejarles emanar
grupos para que resulten ideas
o para que se resuelvan en poesía.



Una parte de tesoro primero seguía perdida. Quedan, sin embargo, suficientes etimologías fiables como para que en numerosos casos un letrado consumado reconozca de paso los orígenes y reciba, en el momento de trazar los caracteres en su forma actual, una inspiración venida de lejos.

Por muy alejada que esté del antiguo, el nuevo carácter puede reanimar el objeto por medio de la palabra.

Está movido a ello. Su grafismo intenta.

Sin ningún otro saber, ése bastaría -gracias a sus sutiles trazos matizados.

El chino, lengua hecha para la caligrafía[3]. La que induce, que provoca el trazo inspirado.

El signo presenta, sin forzar, una ocasión de volver a la cosa, al ser que no tiene más que deslizarse dentro, de paso, expresión realmente expresante.

Durante mucho tiempo, los chinos habían, como en otros ámbitos, sucumbido bajo el encanto del parecido: primero del próximo, luego del lejano parecido, después, de la composición con elementos parecidos.

Barrera también. Fue necesario saltarla.

Incluso la del parecido más lejano. Carrera sin retorno. Parecido definitivamente atrás.



Los Chinos estaban destinados a otra cosa.

Abstraer es liberarse, desatascarse.
El destino de los chinos en la escritura era la absoluta ingravidez.

Los caracteres evolucionados convenían más que los caracteres arcaicos a la velocidad, a la agilidad, a la viva gestualidad. Una determinada pintura china de paisaje requiere velocidad, no puede hacerse sino con la misma relajación súbita que la pata del tigre que se abalanza. (Para ello hace falta primero haber estado contenido, concentrado, sin tensión no obstante[4].)

Asimismo el calígrafo debe recogerse primero, cargarse de energía para liberarse de ella después, descargarse de ella. De un golpe[5].

El saber, los "cuatro tesoros" de la cámara de literatura (el pincel, el papel, la tinta, el tintero) es considerable y complejo. Pero luego...

La mano ha de estar vacía a fin de no estorbar el influjo que le será comunicado. Debe estar lista para recibir el impulso más nimio tanto como el más violento. Soporte de efluvios, de influjos.

... En cierto modo semejante al agua, a lo de tiene de más fuerte y de más ligero, de menos perceptible, como lo son sus arrugas[6], que siempre fueron tema de estudio en China.

Imagen del desapego: el agua que no se apega, lista siempre para volver a irse al instante, agua que, antes de la llegada del budismo incluso, le hablaba al corazón del Chino. Agua, vacío de forma.


Yi Tin, Yi Yang, che wei Tao
Un tiempo Yin, un tiempo Yang,
He aquí la vía, he aquí el tao.



Vía de la escritura.
Ser calígrafo como se es paisajista. Mejorándolo. Es el calígrafo, en China, la sal de la tierra.



En esta caligrafía -arte del tiempo, expresión del trayecto, de la carrera- lo que suscita la admiración (aparte de la armonía, de la vivacidad, y dominándolas) es la espontaneidad, la cual puede llegar incluso al estallido.
Dejar de imitar la naturaleza. Significarla. Por medio de trazos, de impulsos.
Ascesis de lo inmediato, del relámpago.

Tales como son actualmente, alejados de su mimetismo de antaño, los signos chinos tienen la gracia de la impaciencia, la ligereza de la naturaleza, su diversidad, su manera inigualable de saber inclinarse, rebotar, volverse a erguir.

Al igual que la naturaleza, la lengua, en China, propone a la vista y no decide.

Su poca sintaxis que deja adivinar, recrear, que deja sitio a la poesía. De lo múltiple sale la idea.

Caracteres abiertos en varias direcciones.

Equilibrio.

Cualquier lengua es universo paralelo. Ninguna con mayor belleza que la china.

La caligrafía la exalta. Perfecciona la poesía; ella es la expresión que hace válido el poema, que avala al poeta.

Exacta balanza de los contrarios, el arte del calígrafo, curso y decurso, es mostrarse al mundo. -Cual un actor chino que saliendo a escena, dice su nombre, su lugar de origen, lo que le ha pasado y lo que ha venido a hacer- es rodearse de razones de ser, justificarse. La caligrafía: hacer patente, por la manera de tratar los signos, que se es digno del saber que se posee, que se es realmente un letrado. A partir de ahí le justificarán... o no.

La caligrafía, su papel mediador, y de comunión, y de suspenso.

Una lengua, en Occidente, que habría tenido solamente una parcela de las posibilidades caligráficas de la lengua china, ¿qué habría pasado con ella? Las épocas barrocas que le habrían sucedido, y los hallazgos de los individualistas, las rarezas y extravagancias, excentricidades y originalidades de todo tipo...

La lengua china era capaz de ello. En todos los ámbitos da pie a la originalidad. Cada carácter suministra una tentación.

Si de diversos autores se saca, destacándolo del texto y de su contexto, un carácter, fácilmente reconocible, naturalmente bello y lleno de sentido, la palabra corazón por ejemplo, a pesar de lo alejados que estén sus rasgos constitutivos de cualquier cosa que recuerde el corazón, éste, por su trazado, volverá a vivir, en todo escriptor, una vida particular. Puede observársele, en uno, en otro, en cada uno él mismo y en todas partes diferente. Corazón generoso o valiente, o corazón que quiere embaucar, o corazón cerca del cual se está bien, corazón lleno de una paz profunda, o corazón benevolente y cálido, o corazón que no se problematiza con nada, que sale siempre de apuros, o corazón ligero que no se fijará, o temeroso, o corazón sometido, o bien corazón que con nada despega, o corazón toca-lo-todo, o corazón en espera, corazón que busca la aventura, o corazón seco, o plácido, o al contrario al que nada detiene, o corazón decididamente alerta, perfecto que, incluso sobre una fibrosa hoja de papel de arroz, podrá seguir viviendo durante siglos todavía y dejarse admirar.



A cualquier calígrafo se le ofrece la propiedad del corazón, la vida del corazón. Pero no para la originalidad, a no ser filtrada, y a quien tan sólo le está permitido transparecer.

Está mal visto, es bajo y vulgar exhibirse.

Sólo importa la "justa proporción", el "justo lugar".

Y la página perfecta es aquella que "parece haber sido trazada de un sólo trazo".

La China virtuosa, empeñada en la armonía, no habría apreciado lo chusco.

La escritura debe tener una virtud tonificante. Es una conducta.

Mostrar un bello equilibrio, uno que sea ejemplar. Hasta los apasionados a quienes llamaron "locos por la caligrafía", y que perdían en su empeño las ganas de beber y de comer y el sueño y el equilibrio de una vida, cuando volvían a coger el pincel, trazaban caracteres exentos de desequilibrio, llenos, por el contrario, de un soberbio y nuevo equilibrio.
El orden superior es dinámico.

Así la escritura china, salvada a un tiempo del barroco[7] y de la rigidez, trampas de las caligrafías.

China, país en el que se meditaba en los trazados de un calígrafo de la misma manera que en otro país se medita en un mantra, en la substancia, el principio, o en la Esencia.

Caligrafía cerca de la cual, sencillamente, se está como cerca de un árbol, de una roca, de una fuente.



[1]Aquello que, pareciendo garrapatos, fue comparado con trayectos de insectos, con inconsistentes huellas de patas de pájaros en la arena, sigue sirviendo de soporte a la incambiada, siempre legible, comprensible, eficaz lengua china, la más vieja de las lenguas vivas del mundo.
[2] Con lo reducidos, lo deformes que son, estos caracteres ilegibles para cientos de millones de Chinos no eran, sin embargo, para ellos, letra muerta. Mantenidos fuera del círculo de los letrados, los campesinos, ciertamente, los miraban sin comprenderlos, pero no sin sentir que les pertenecían a pesar de todo, estos signos ligeros, parientes de los techos curvos, de los dragones y los personajes de teatro; de los dibujos y las nubes también, y generalemnte de los paisajes con ramas florecidas y hojas de bambú a los que habían visto en imágenes y que apreciaban.
[3] Más que caligrafía, arte de la escritura. En las demás lenguas, exceptuando el árabe, la caligrafía, cuando existe, no es sino la expresión o bien de un tipo sicológico, o bien , en las grandes épocas, la expresión de unos modales ideales a menudo religiosos. Hay rigidez, compostura rígida, uniformemente rígida, que hace líneas, no palabras, corsé uniforme de nobleza, de liturgia, de gravedad puritana.
[4] La meditación, el recogimiento ante el paisaje puede durar veinte horas y la pintura sólo unos diez minutos. Pintura que le deja sitio al espacio.
[5] La relajación del tigre, incluso en materia de religión. En el Ch'an, en el Zen, lo que llama la atención es la instantaneidad de la iluminación.
[6] Arrugas profundas, arrugas finas, arrugas del agua que corre o que cae en cascada y que vuelve a salir gorgoteando a la superficie. Algunos pintores se han hecho célebres por sus arrugas de agua, y el mismo admirable Wang Wei lo es por haber hallado la arruga "de la lluvia y de la nieve".
[7] Caligrafía salvaje.
En el Japón se han tomado últimamente muchas libertades y han hallado nuevos placeres de desmesura en la caligrafía. Esas libertades podrían -¿quién sabe? emigrar cualquier día al Asia china.

Ideogramas en china. Henri Michaux (Escritos sobre pintura, trad. y ed. de Chantal Maillard.)

viernes, 5 de junio de 2009

Cuestionario Marcel Proust II



Hace varios meses propuse que hiciéramos el comentario Marcel Proust (aquel hombre que inventó cosas tan útiles como la magdalena y la memoria) y lo comentáramos entre todos, recíprocamente. Se me ha ocurrido intentar una segunda ronda, ya que esta temporada esta llena de interesantes fichajes. La idea es hacer el propio cuestionario y comentar el de los demás. Sin esto último la cosa no es tanColor del texto divertida. Abro fuego repitiendo el mío, en el que he cambiado alguna cosita.
En la anterior ocasión hicieron su cuestionario Òscar Búfalo, Ana, Víktor Gómez y Sorel (si queréis compartirlos los podéis volver a subir en los comentarios, o los pongo yo mismo).

¿Cuál es para ti la mayor desgracia? La falta de compasión y empatía hacia el otro. De ahí derivan casi todos los males.
¿Dónde te gustaría vivir? Todos los lugares suponen un idéntico exilio.
¿Cuál es para ti la alegría terrenal más perfecta?. La más obvia y la más difícil: ser amado.
¿Qué fallo perdonas más fácilmente?. Todos, salvo la deslealtad. Deslealtad entendida así: se puede ser un traidor en la superficie y mantener intacta la lealtad en un sentido profundo.
Tu héroe de ficción preferido. El Stalker, de la película homónima de Tarkovski (evidente).
Tu personaje histórico favorito. Marco Aurelio, por su humildad y sabiduría siendo el emperador de Roma (un imperio muy vasto cuando había que recorrerlo a caballo).
Tu heroína real preferida. Simone Weil, Anna Ajmatova, Monique-Andrea Serf (aka Barbara).
Tu heroína preferida de la literatura. La heroína anónima de la novela "El muro".
El lector entiende que es un trasunto de la autora, Marlen Haushoffer.
Tu pintor favorito. Lo ignoro todo sobre pintura, pero nombraré a Hammershoi.
Tu compositor preferido. En clásica y contemporánea, Bach, Bartók, Xenakis, Feldman. En popular, Cohen, Conte, Barbara. Lamento que mi politeísmo recalcitrante me impida una respuesta única.
¿Qué cualidad aprecias más en un hombre? La bondad
¿Qué cualidad aprecias más en una mujer? También la bondad, no veo por qué habría que apreciar una virtud en el hombre y otra distinta en la mujer. Me molesta esta pregunta, sr Proust.
Tu virtud preferida. Está relacionada directamente con las dos anteriores e indirectamente con otras. No hace falta responderla: es un fallo lógico en la concepción de la encuesta.
Tu actividad preferida. La indiferencia hacia el mundo.
¿Quien o qué te hubiera gustado ser? Marco Aurelio mientras redactaba sus "Meditaciones"; si no, una sequoya, o una de esas tortugas centenarias que cruzan los mares, solitarias.
La característica principal de tu carácter. La curiosidad.
¿Qué aprecias más de tus amigos? La lealtad, una vez más.
Tu mayor fallo. Mi falta de inteligencia, la propensión a la apatía y la melancolía. La ira ante la injusticia propia o ajena. Este último fallo no me disgusta: hay que conservar, intacta, la cólera, ante las servidumbres impuestas y la continua erosión expoliadora a que nos someten los poderes visibles e invisibles.
Tu sueño de felicidad. Que la humanidad venza sus odios tribales.
¿Qué te gustaría ser? Vagabundo ilustrado, fosa abisal, pastor de hormigas (ah, pero esto último ya lo soy, jur jur).
Tu color favorito. Azul .
Tu flor favorita. La margarita, ea (esta pregunta sólo se le podía ocurrir a un esteta).
Tu pájaro favorito. El canario, pobrecillo, lo pongo porque nadie se acordará de él.
Tu escritor favorito. Imposible decidirlo. Politeísmo exacerbado.
Tu poeta favorito. Más imposible aún. Mis favoritos son todos los poetas cuyos poemas aparecen aquí. En realidad, depende del día; o más aún, de la vibración específica de la “grieta” de ese día…
Tus héroes en la actualidad. ¿Pero hay héroes hoy? Creí que sólo eran mitos o excusas para aniversarios.
Tus heroínas de la historia. Juana de Arco, evidente. De cuando existían los milagros; hoy día el milagro está patrocinado por las instituciones.
Tu nombre favorito. Vaya pregunta más tonta, sr Proust. Arriesgaré un nombre y un apellido: me gusta mucho cómo suena Santoka Taneda.
¿Qué aborreces por encima de todo? La intolerancia de cualquier tipo, el fundamentalismo político o religioso. Y la violencia en cualquiera de sus manifestaciones.
¿Qué figuras históricas aborreces más? A quienes utilizaron hipócritamente las religiones para aumentar su poder, y en general a los tiranos y caudillos de toda ralea, incluidos los que visten el traje del emperador de la “democracia”. En general, desprecio sin contemplaciones a quien oprime y humilla en cualquier lugar.
¿Qué méritos militares aprecias más? Una pregunta típicamente decimonónica, de cuando los militares eran progresistas y promovían Constituciones, y la profesión se consideraba noble.
¿Qué reforma admiras más? Todas las que aumenten el bienestar de la humanidad, y especialmente aquellas que nos hagan salir un poco de la barbarie circundante. Vana empresa, por otra parte.
¿Qué don natural te gustaría poseer? Inmodestamente, conocer el "secreto del mundo".
¿Cómo te gustaría morir? Repentinamente, ahora mismo.
Tu actual estado de ánimo. Letargia expectante.
Tu lema. Las últimas palabras de Garibaldi: "Con las tripas del último Papa ahorcaremos al último rey.

martes, 2 de junio de 2009

Ingeborg Bachmann I. El muro cortafuegos



A la central de telecomunicaciones de Berlín

Me alegro de que ayer fuera más duro
que lo es hoy. Entrada prohibida.
Siguen poniendo en la puerta y nadie
viene, también llueve mucho, vuelve
a ser invierno como ayer, es decir, como hace un año.
Entonces fue duro, en la vecindad
nadie. Es que nadie viene.

Ayer, me asfixié,
no podía gritar más,
hoy sí que podría gritar,
pero es mejor hoy.
arriba juegan a los bolos, abajo
trabajan la madera y asierran
estos bricoleros inocuos.

En la grieta del muro, en un
segundo de susto, un bicho negro
que se hacía el muerto. Hecho el muerto.
Y aprendo de él,
me hago la muerta,
sin hijo, sin amante,
sin radio, sin teléfono,
en esta grieta, perdida
en este planeta, en
este Berlín.

mirada por nadie más que
un muro cortafuegos.
en un segundo de susto,
me siento mirada por
la locura. Sé que
me miro a mí misma.
Un muro cortafuegos al otro.
Sin cara.
De un incendio en extinción.
Un incendio no extinguible.

Trad. Jan Pohl (No sé de ningún mundo mejor, Hiperión)