miércoles, 2 de diciembre de 2009
Edith Södergran. Una brecha en el muro de lo cotidiano.
Para Portinari
Bosque oscuro
En el bosque melancólico
vive un dios enfermo.
En el bosque oscuro las flores son muy pálidas,
las aves muy hoscas.
¿Por qué está lleno el viento de advertencias susurradas,
el oscuro camino de sombríos presagios?
El dios enfermo yace en la sombra,
sus ensueños son malignos.
La condición
Si acción
no puedo vivir,
aherrojada a mi lira
moriría.
Mi lira es para mí lo más alto del mundo
y siempre le sería fiel
si no fuese yo un alma encendida.
El que, con uñas ensangrentadas,
no abre una brecha en el muro de lo cotidiano
-aunque al salir por él perezca-
no merece contemplar el sol.
Esperanza
Como quiero ser libre
me río de las nobles elegancias,
me remango la blusa,
La pasta de la poesía fermenta...
Qué tristeza
no poder cocer catedrales...
La altura de las formas:
diana de mis esfuerzos.
Hija de tu tiempo:
¿No tiene tu espíritu su propia corteza?
Antes de morir he de cocer
una catedral.
A Eros
Eros, dios crudelísimo
¿por qué me condujiste a la tierra oscura?
Cuando las niñas crecen
se sienten en el ejido de la luz,
arrojadas a una oscura estancia.
¿No se mecía mi alma como estrella gozosa
antes de caer en tu círculo rojo?
Mírame: atada de pies y manos.
Siénteme: aherrojada a todos mis pensamientos.
Eros, dios crudelísimo:
ni huyo ni espero,
solamente sufro, como una alimaña.
Cautiverio
Cautiva, cautiva, quiero cortar mis cadenas.
Con labios dolientes y airados voy por la vida.
Abismos míos, qué quiero saber yo de vosotros,
no merecéis tener nombre.
El bronce se funde con el bronce, y deviene persona,
y la persona va con hierro en su corazón.
Pero ¿tiene acaso el bronce sobre la frente ese aterrador
relucir del dios de los rayos?
Arrojo mi corazón al camino, repártanselo los buitres:
la luna llena me parirá otro.
(trad. Jesús Pardo)
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24 comentarios:
Querido Stalker, otra vez, apenas conozco a Portinari y eso se lo debo a su blog y a sus versos. Aún así, sospecho que estos poemas de Edit Södergran algo dirán de ella: melancolía del bosque, “viento de advertencias susurradas”, un dios enfermo, y la invitación a vivir, en la música del cuerpo, para abrir brechas, para respirar un resquicio de libertad, siempre ligado al erotismo, esa tierra oscura que nos hace sufrir y nos ata, pero ¿qué es ser libre si no elegir la propia atadura?
Palabras delicadas para alguien que se presiente así…
Un abrazo para ambos,
Arturo
Arturo:
creo que sí dicen algo de ella. No puedo racionalizarlo pero volví a acariciar el libro y se me insinuó el nombre de Portinari. Sin más...
Abrazos
Los he leído tres veces pero el asombro no me deja decir más.
Stalker tienes una sensibilidad especial para la poesía y además para dedicar poemas así tienes que conocer muy bien a la persona que hay detrás del nombre. Es genial.
Es admirable tu generosidad. Es un regalo que los dioses del universo me brindaron también. Si ahora dirás o pensarás esta ave zancuda esta como una cabra. Y luego comentaras no ave zancuda te has pasado.
Un abrazo
Qué sorpresa tan bonita Stalker.
Estos poemas me recuerdan a los nenúfares, que se abren poco a poco y en un momento preciso, peculiar.
Parece que las palabras son pétalos, y que no ocultan ningún secreto si no es lo más evidente, eso ante lo que se queda primero uno ciego.
En el primer poema, toda la atmósfera me dirige hacia la última voz: maligno. Hacia dónde se dirije ese adjetivo? es maligno para mí, que recorro el bosque? es maligno para el dios? es maligno para el bosque?
La condición. Salir, una oquedad. Abrir la sangre, sacar las alas del bolsillo. Ascender hacia la luz.
Cocer catedrales como quien cuece una palabra, la amolda, la desintegra y la vuelve a integrar dentro de su cuerpo.
Bailar con una catedral, uno mismo es la catedral, su piel son las palabras. La misma corteza.
Eros. El círculo rojo del alma. Aprietan las llamas, aprietan adentro. Ella siente su cuerpo fuera de una luz, dentro de una oscuridad, y sin embargo, quizás el círculo la proteja, y quien sabe si acaso fuera su propia prisión.
Cautivero. ¿Era su cuerpo? ¿era el mío? un abismo, sus abismos, los míos, en cada palabra, cada poro de tu piel un abismo, un labio, una palabra. Una arruga del labio es una frase, en cada frase un poro, un beso; luego, encerrarse en las palabras. Tomarlas como un paracaídas. Caer en el abismo de la palabra: espiral.
Un hierro dejado caer en el abismo.
La luz pariendo más luz.
La luna, oscura, pariendo un nombre. Otro abismo.
Quizás en este último poema siento más vértigo. La luz, más luz, y espiral, todas las espirales con una profundidad abismal.
Gracias Stalker, por la brecha, aunque cueste la sangre, como dice Edith.
Me has hecho sentir un abismo en el que puedo ver colores.
:)
Querido Stalker:
Acabé de ver La-bàs, la vi en tres días, tres días entre persianas. Quiero escribirte sobre ella. Reservo el resto para este fin de semana. Quiero escribirte sobre todo.
Ahora pienso en Eros, en la brecha y en mis uñas mordidas.
Ahora pienso en tu generosidad.
Un abrazo fuerte.
maravilloso descubrimiento
gracias
un beso grande
Querida Lola:
gracias por tus palabras y tu entusiasmo. No, no voy a decirte que estás como una cabra. Estás como una ardilla, y buscas los piñones más ricos. Me alegra que te gusten y que consideres esto un regalo. Para mí tu disfrute al leer estos piñones que caen por aquí es una recompensa que no tiene precio.
Abrazos
Portinari,
es así como lo describes, en esa brecha...
me alegra que te guste...
abrazos
Tera:
será magnífico conocer esas impresiones sobre Là-bas, película-faro hacia la entraña desgarradas, capaz de iluminarnos en la más profunda desorientación...
abrazos
Princesa Inca:
qué bueno verte por aquí,
otro beso para ti...
increible descubrimiento hiriente como cuchillo pero bellom y fuerte.gracias stalker adolfo
Son unos bellos versos de final de camino. Viven en una antítesis constante: la muerte que acecha y la vida que se impone (ni que sea alrededor). Son acerados, nocturnos. La luna, el bosque, el susurro, las cadenas, el hierro, todo ello se amalgama. No son poemas de madera, como los de los románticos. Son de hierro, de óxido. Gracias por los casi haikús de medianoche.
Gracias a ti, Adolfo,
abrazos
Eastriver;
me gusta cómo te acercas a la poesía. De hierro, de óxido. Sí, hay sin duda algo que herrumbra el ánimo y la propia mirada lectora.
Abrazos
Conocía solo unos pocos poemas de Södergran a través de María Salvador, ahora esta entrada viene a saciar ese hueco. Me ha encantado el verbo "aherrojar". También me quedo con esto:
"El que, con uñas ensangrentadas,
no abre una brecha en el muro de lo cotidiano
-aunque al salir por él perezca-
no merece contemplar el sol."
Me gustan las mujeres que se muerden las uñas, será casualidad, frivolidad, o no, pero me gustan.
un abrazo
Stalker: me gusta mucho el poema del bosque y felicitaría también al traductor! Me lo copio para releerlo, y qué bonito el retrato de Edith S!
Gracias por ponerlo todo aquí...
sabía que por tu parafilia con la poesía femenina y potente la buena de Edith acabaría apareciendo por Marienbad, lo celebro. También veo que no has colgado su (mi) poema favorito, cosa que haré el día menos pensado en mi pequeño sótano...
Es bonito, aparte, como vas tejiendo los poemas a tus amigos lectores, preciosos regalos para portinari, ana... como un rey mago, amigo invisible de los versos.
pues eso, muchos versos.
Portinari es un bosque donde la melancolía cuelga de los árboles. Es de noche en el bosque. El bosque anochece aunque sea de día.
El viento sopla en clave sus presagios y Portinari descifra su mensaje, como quien puede traducir el vuelo de las aves.
Sí, yo creo que Portinari recorre el borde del mundo con una lira (que es la summa de sus múltiples instrumentos musicales), prohija catedrales de cristal próximas al naufragio, continuamente próximas, y rasga alucinada la superficie de las cosas, aunque esa superficie le coma los dedos.
La niña que piensa e imagina y arde dentro de un círculo rojo. La que se arranca el corazón sin dudar porque no duda del poder de la luna para parirle otro y colocárselo, con mano delicada, en el centro de las tormentas de su pecho.
Y, tantas veces lo he dicho, Portinari es atemporal como esa mujer en la fotografía. Y lleva un sombrero así, como un jardín de enigmas sobre su cabeza que es pura pregunta.
La has intuido bien, Stalker. A Portinari solo puede intuírsela.
Te abrazo fuerte.
Comparto con Rubén este fragmento:
"El que, con uñas ensangrentadas,
no abre una brecha en el muro de lo cotidiano
-aunque al salir por él perezca-
no merece contemplar el sol".
Lo que podría ser también la poesía.
¡Tantas cosas por descubrir!
Gracias
Gracias a todos por vuestras respuestas. Disculpad que no responda individualmente, se me impone cierto enmudecimiento.
Quedo agradecido,
abrazos
tras varios días dándole vueltas, ahora puedo escribir:
te ayudaré a cocer una catedral e intentaré limpiar el bosque de sombras pares. sin intervenir en ti. siendo perfecta la distancia casi infinita que nos separa. subiré a mi montículo y la garganta sabrá qué hacer. mis manos permanecerán abiertas a más no poder.
portinari, stalker y todos los comentaristas estarán contentos. sólo así.
muchas gracias,
besos,
ò.
Desde que leí por primera vez estos poemas pensé que esta autora era un redescubrimiento. Sentir que era un redescubrimiento no significa que ya la conociera antes -nunca había escuchado su nombre antes de ti, antes de aquí, nunca había leído un poema suyo antes de ti, antes de aquí-. Sentir que Södergran es un redescubrimiento significa otro regreso a un lenguaje que ya conocía pero que quizá nunca había amado lo suficiente, nunca había conocido lo suficiente. En fin, Stalker, ¿cómo puedes conocer a tantos autores que cuando me los muestras me significan tanto?
También ha sido especial que este redescubrimiento y Portinari fueran juntos.
Un abrazo.
Ana:
no sé si hay una única respuesta a tu pregunta, pero me alegra mucho esa sintonía de sensibilidades poéticas. Cada vez soy menos capaz de expresar por qué me gusta una poesía y no otra. Explicar un poema o dar razones de por qué él y no otro se me antoja cada vez más imposible. Pero se imponen como evidencias al animal interior, esa fuerza oscura y vibrante que nos habita y que detecta, al instante, la impostura, la creación del mero artefacto lingüístico, desprovisto de esa convulsión de intimidad, de ese anonadamiento fatal y último en la entraña. Se activa la tectónica de placas de la senti-mentalidad (por utilizar una imagen que me gusta mucho aplicada a lo poético) y ahí es imparable: germinamos, nos desplazamos por sacudidas que se traducen en temblores, estremecimientos que nos abren simas y desencadenan aludes. En realidad lo poético opera como lo geológico, pero abriendo fisuras en el "alma": erosionando, agradecidamente, esa construcción.
abrazos
Querido búfalo:
tus manos permanecen abiertas, sí. Siempre del lado "dar" de la vida. Y nos faltarán vidas para agradecértelo...
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