lunes, 13 de abril de 2009
El salto. Un poema de Laura Giordani
Porque el agua se me fuga
y yo -pura sed-
soy un zahorí que remata sus varas.
Porque las palabras regresan de un viejo abuso
y ya no tienen fuerzas para escalar los labios.
Tendré que invocar una caída
en el umbral mismo del verbo
con la fe de todas las manzanas.
Saltar muy dentro, libre
al fondo de las cosas,
deshabitar la memoria,
su ciudadela adoquinada, su lacre,
los arquetipos rotos en las esquinas
ofreciéndome su cuerpo.
Dejar de buscar advientos en el pan de ayer,
las migas que con que solía despilfarrar el hambre,
sacudir las cortezas que ya ni pueden recordar
su savia.
Porque no bastará con la poesía;
habrá que tener -además-
los huesos livianos de los pájaros.
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15 comentarios:
no me canso de leerla
"Porque no bastará con la poesía;
habrá que tener -además-
los huesos livianos de los pájaros."
(no puedo decir nada, sólo repetir los últimos versos)
¡es lo de los huevos!
besos,
òscar.
Querido Stalker, cuánto me alegra encontrar estos versos por aquí. Por su valor poético en primer orden y también por la crítica subyacente a una “política del nombre” que tanto impera en el campo literario, a pesar de la evidencia de los relevos y de la irrupción de voces tan potentes y valiosas como apartadas por no ajustarse al canon hegemónico, mezcla de realismo sucio y malditismo de salón.
Pero más allá del estado del campo, lo que cuenta para mí es el temblor que este rumor subterráneo del agua provoca, la sed de quien la persigue, una sed de esas que se intensifican en el recuerdo del daño inmemorial.
Poema de la entrega, del fluir nocturno que desmonta las panoplias que alzamos diariamente, estas trazas son también resistencia a ser celebración de las pérdidas o resguardo de la intemperie. Sobre esos olvidos la poesía misma adquiere gravidez y sobran ocasiones donde se convierte en simulacro de profundidad. Por eso, quizás, esa magistral estrofa final, que reclama una vida (y una poesía) que no esté al ras del suelo, que sea capaz de respirar un sueño de altura.
Discurso de la herida que nos acerca a lo inefable, como dijo Rilke alguna vez. Con este poema de alto vuelo así me siento. Gracias a ambos entonces por la belleza.
Un fuerte abrazo,
Arturo
Enhorabuena por el blog! He llegado buscando info sobre Xenakis y veo que tenéis entradas excelentes.
Exquisita la lectura de esta poeta que no conocía. ¿Es española?
Saludos.
Miguel
Así es Nuria.
Abrazos
Es un final muy poderoso, Ana. Comprendo tu enmudecimiento.
Eso mismo, Òscar!!
Querido Arturo:
coincido plenamente con tus reflexiones. Ojalá Laura encuentre pronto el lugar que merece en esta marabunta de fuegos fatuos.
Echo en falta a Víktor. Sé que no ha entrado porque de haberlo hecho habría dejado uno de sus jugosos comentarios. Sois tremendos.
abrazos
Bienvenido, Miguel:
Laura nació en Córdoba (Argentina). Ignoro si tiene la nacionalidad española, aunque no es algo que importe porque las patrias y fronteras son un absurdo monumental e incomprensible para quien esto escribe.
Siéntete libre de pasear por aquí y comentar lo que gustes...
Gracias stalker por dar alojo a estas trazas en tu casita virtual. Casita que -me consta- mimas y compartes a corazón abierto. Un gusto estar aquí.
Un abrazo,
Laura.
Nuria, Ana, Oscar, Arturo, Miguel:
Gracias por sus lecturas y ese aliento invisible.
De corazón,
Laura.
Miguel: tengo doble nacionalidad, con países como Argentina, se da esa posibilidad. Y actualmente vivo en España; aunque como señala stalker poco importaría una procedencia u otra... Saludos!
Gracias a ti, Laura. ¡Besos!
Es una de las mejores poetas que escriben ahora poesía en la península.
Laura Giordani va ganando lectores
en cada recital, desde cada primera
lectura de sus textos.
Sabe su poesía conectar, besar,
mirar, caer para restituir lo caído.
Y más. Pena que no llegue con mis torpes palabras a lo que de manera suficiente su palabra dada nos posibilita.
Un abrazo
Víktor
Gracias, Víktor, certero como siempre.
abrazos
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