–¿A quién le servirán mis conocimientos? –se lamentó el filósofo–. Empeñé mi vida en un inmenso esfuerzo de lógica, imperioso y solitario. Se averiguó inútil para la resolución de las cuestiones metafísicas, pero imprescindible para conocer los límites del conocimiento y valioso, sobremanera, para dilucidar cuestiones inmediatas. ¿Qué continuidad habrá, ahora, para tan largo empeño? Inútil es el saber que no se entrega. Soy como un panadero que, encerrado en su sótano, siguiese amasando pan a diario, lo cociera y lo colocara en los estantes a los que nunca nadie tendría acceso; cuando, al sentarse una tarde, a solas, contemplase las baldas repletas de panes cubiertos de verdín y comprendiese lo inútil de su empresa, ¿qué haría entonces el panadero?
–¡Basta de lamentaciones! –exclamó el poeta–. El ejemplo no es adecuado. Comer pan es una necesidad; pensar, en cambio, es un esfuerzo cuyos logros a menudo son amargos; ¿a quiénes iba a interesar? Mejor únete a mí, canta tu dolor, tu gozo si lo hallaras, todos se reconocerán en tus palabras, las cantarán contigo, las seguirán cantando después de ti y hallarán en ellas consuelo.
El filósofo levantó los ojos; había en ellos ternura y compasión.
–Si comiesen mi pan –le dijo al poeta dulcemente–, no necesitarían hallar consuelo. Lamentándose se amparan entre todos y eso les hace fuertes, lo sé, pero, ¿para qué utilizarán su fuerza? Si comiesen mi pan sabrían de la inutilidad de todas las guerras. El pan que amaso en secreto equilibra el universo.
El poeta lloró. Luego dejó de llorar.
–Enséñame -le dijo.
Y de lo que hablaron fue de los límites del lenguaje, de las definiciones correctas, de la lógica que rige el pensar.
Después de mucho tiempo, el filósofo le preguntó al poeta:
–¿Qué has aprendido?
–A no llorar –contestó el poeta. Y le señaló un pez de aletas doradas cuya cola guiaba como una quilla su cuerpo irisado bajo el agua. El filósofo se sentó a su lado.
Y de lo que hablaron fue de los días, de las nubes que pasan, de los ojos de los peces, del latir bajo el pelambre cálido de los mamíferos.
Chantal Maillard, Bélgica
Imagen: la pequeña Chantal en el mar del Norte, años cincuenta (fotografía incluida en Bélgica). Ya asoma la figura del observador, y la curiosidad toma la forma de arena entre los dedos.
Y aquí, un maravilloso artículo sobre este libro, con unas analogías cinéfilas muy sugerentes y, en mi opinión, exactas:
La memoria sonora
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domingo, 6 de noviembre de 2011
Retrato de niña con fondo de poeta y filósofo
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31 comentarios:
Qué impresionante final... Hablaron sobre el tiempo, sobre la mirada y sobre los afectos. Poco más hay...
"...Y de lo que hablaron fue de los límites del lenguaje, de las definiciones correctas, de la lógica que rige el pensar..."
"...Y de lo que hablaron fue de los días, de las nubes que pasan, de los ojos de los peces, del latir bajo el pelambre cálido de los mamíferos..."
Realmente ¿existe ese puente que vincule ambas conversaciones? Debería. Más allá de la metáfora, no lo veo en la vida cotidiana y todos sus reflejos multicolor. Aunque hay días que me acuesto pensando que el mero hecho de vivir es la metáfora por excelencia, sin escape y no sé si con esperanzas. Por eso me levanto contento si he soñado con ríos, caminos, arboledas o corazones cálidos.
Gracias, Stalker.
Querido Stalker. Las casualidades ni me emocionan la flema ni me intimidan. Pero esta tarde releí este estrato-capítulo de Maillard por la razón que su escritura-en-tiempo-real exigen un agradecido esfuerzo de lectura y retomo el dictado.
Abro tu espacio, leo, accedo a la crítica de Lola Nieto. Con mi corta experiencia en autores, tal vez por suerte, disiento de ciertos juicios que me parece quedan en un vago intento. Lamer el polvo de un retrato debería ser la humildad de decir; construyo un nuevo tiempo, un tiempo que valora los márgenes, los intervalos, los escritos eficaces en sus viajes. Viví durante mucho tiempo en el lugar que forjé mi infancia, será por esa “ineficacia” que mantengo vívida mi imaginación. Las referencias fílmicas de las que nada más puedo opinar que “Nostalghia” Un film de honduras hegelianas. (Volver al pasado es un estado próximo al poemático. Es preciso desocuparse. Convertirse en diana. Dejarse alcanzar) dice Maillard, diana sí. Domenico y demás personajes de Nostalgia elijen un momento preciso, alcanzan a la soledad de Gorchakov que transforma su situación, exterioriza en naturaleza, y riza lo absoluto.
La puesta en escena, el lenguaje fílmico del último plano, tal vez de la mejor película de la historia. Maillard escribe la estela de su memoria. Desempolva sí al poeta y al filósofo de su hondura. El plano último presenta todos los elementos de la dialéctica, desde lo particular hasta lo universal y también unívoco, prodigiosamente desde un rigor de ritmos, llevados de la mano del corazón. Al final alude a la madre de Tarkovski, no al padre obviamente. Decide Nostalgia salvar a la humanidad, con una sencilla vela. Cito del mismo estrato-capítulo de Ch. (El ámbito de la memoria es inamovible; pertenece al tiempo sucesivo, el de los hechos. El ámbito de la voluntad, en cambio, es lábil)…. La voluntad sí se descompone, sí se convierte en polvo. Se desforman. Imagino el relato del hombre que sabe que es el último día de su vida, y también sabe que el cielo está nublado. Tal vez ese relato recorrería la distancia de un suicida, dejándolo de nuevo, salvaguardado del fuego.
Me parece loable el trabajo de Lola Nieto aunque en el fondo, en el fárrago de mis ideas existe una injustificada y romántica visión sobre Maillard.
Creo que me encerré en un monólogo semejante al de tu texto. Inquiriendo límites, lógicas. Ingiriendo la cera de una vela que no pertenece a una época concreta. Me nació en el azul. Una luz en tiempo real. Del detrito de mi comentario no quiero realzar nada. Quiero enviarte un abrazo simplemente.
...y yo también me alegro si he soñado con ríos, caminos, arboledas o corazones cálidos.
Ramón:
poco más hay
tal vez...
un abrazo
Fackel:
el puente existe, el vínculo existe. Es muy claro.
Y otra cosa: los ríos, los corazones y la pelambre cálida de los animales, no son un sueño. Están muy cerca. Se trata de algo muy concreto y que a veces olvidamos...
un abrazo
Gran texto poético y filosófico
¡Y el artículo "La memoria sonora", sencillamente genial! ¡Me encantó!
Thanks
C C Rider:
gracias por el mensaje caleidoscópico y lleno de aristas o caminos por los que entrar.
Me confieso sorprendido ante la afirmación de que el contenido del enlace que incluyo en la entrada queda en un "vano intento". De hecho, lo he añadido porque lo considero un extraordinario ejemplo de crítica literaria: precisa, inteligente y creativa. La reflexión sobre los márgenes, sobre la lógica de la diferencia y la repetición en la obra de Maillard, las correspondencias estructurales con obras cinéfilas, la concepción "sin origen" (textual) del tapiz que configuran todas las obras, me parecen reflexiones exquisitas, muy bien urdidas y que apuntan al núcleo central (o a la diseminación de márgenes) que proponen los sucesivos libros. No me parece bien despachar un trabajo tan bien hecho con una palabra apresurada y sin el más mínimo análisis.
En cuanto a "Nostalgia" y su prodigiosos planos finales, he pensado mucho en ello. Hay ahí una forma de salvación, un regreso, la redención a partir de un único símbolo que abraza (telúricamente) el mundo entero. Es de una intensidad sobrecogedora. El camino del pequeño gesto compasivo, que traza en una genealogía cinéfila más bien marginal y excéntrica, pero muy visible para quien está atento.
Un abrazo
Pablo:
gracias a ti,
saludos
Es fragmento me había llamado mucho la atención cuando leí el libro. Lo tengo subrayado porque es genial. Y es tan lucido que hay que releer muchas veces estre fragmento para no olvidarse.
Un abrazo gracias por recordarmelo.
La palabra que tengo que poner para verificar es "besis"
Lo siento, tienes razón, se trata de una recensión para nada desdeñable. La ontología de la diferencia, supongo no es una cuestión para despachar friamente. Pero ya le digo, tal vez tenga ciertas sustancias románticas que rodean mi modo de entender a Maillard, briznas unívocas que me rebasan y problematizan, y a ráfagas estilizan mi existencia. De todos modos, esta mujer ha estudiado a Maillard supongo detenidamente, yo apenas la he rozado.
Un saludo, y lo siento si en algún momento parecí deseñar, aunque sí diferir, a L. Nieto.
Querida ave zancuda:
siempre es una alegría tenerte por aquí,
un abrazo grande
C C Rider:
no creo que ambas visiones sean excluyentes: una lectura "romántica" y otra más analítica, deconstructiva, pueden simultanearse e incluso establecer un diálogo fecundo...
en mi caso, mi mente es analítica, pero sé que por debajo de la misma, en las cavernas de la estructura mental, sigue fluyendo esa energía del posromanticismo, que al fin y al cabo es la que vive en la conciencia colectiva, a pesar de las vanguardias, la posmodernidad, etc. No hemos superado "lo sublime", la "trascendencia" (ya la idea "superar" está teñida de romanticismo). Aunque es saludable intentar desmontar las grandes verdades metafísicas, que no son sino otros tantos avatares de la razón patriarcal...
En fin, disculpa si he parecido brusco. No lo soy, pero a veces en este blog expreso mi opinión con cierta contundencia.
Aparte de los aciertos que he señalado antes, creo que el artículo contextualiza muy bien "Bélgica" dentro del conjunto de los diarios, marcando una trayectoria que desemboca, nada menos, que en la propia disolución (en la infancia, en el poema) de esa conciencia indagadora después de un largo recorrido.
La diferencia y la repetición tiene que ver con mecanismos de travase de los diarios a los poemarios, entre otras cosas. Para entenderlo bien habría que comparar textos de "Husos" e "Hilos", por ejemplo, y ver qué ocurre con el lenguaje, cómo se desmonta el sujeto, en el paso de la prosa de los diarios al poema. Cómo vive el lenguaje en esa arritmia...
Un abrazo
Le han dado el Premio Pablo Neruda de poesía joven de Chile a Julio Esponisa Guerra.
Un abrazo.
El filósofo le enseña al poeta a no llorar y éste le enseña a aquél el celaje dorado de los peces, el paso de las nubes, el latir...pasar de la estructura y de la dialéctica de un lenguaje de conceptos y equilibrios, a la des-estructura del silencio conmovido, al desmontaje, al desequilibrio, al temblor mamífero.
La poesía parece deslizarse desde el decir puramente estético o filosófico, a la orfandad de la contemplación, quizá sea ese el lugar mismo de la infancia( ...el puente está quebrado...) donde la voz, como decía Lorca, no la quiere el niño para hablar...y acá surge iluminador el excelente artículo al que haces referencia. La voz y la consciencia en viaje de Chantal hacia el no recuerdo, hacia la memoria, paradoja sublime.No recordar, para que la memoria fluya hacia el origen, para hallarnos de nuevo aquí siendo arena entre los dedos...
abrazos
anamaría
Una maravilla. Me ha llegado hondo. ¡Gracias!
Ave zancuda:
es una espléndida noticia,
abrazos!
Anamaría:
te adentras en meandros con tanta delicadeza, hilas tantas cosas con una inteligencia poética y una sensibilidad tan a flor de vida, que se hace difícil responder a tus comentarios. Uno podría acompañarlos en silencio, al calor del fuego. Acariciarlos como quien acaricia a un animal.
Realmente es un regalo (una ternura inextinguible) tenerte aquí escurriéndote como arena entre dedos asombrados. La arena cae al regazo del filósofo, que enseña a no llorar.
Gracias por habitar el artículo también, y ser furusato en él, de-morar en él (morada y lentitud)
un abrazo!
Elvira:
el texto, arena una vez más. Gracias por acogerlo...
un abrazo!
Este texto es una maravilla. Uno de los que más me gustan de toda la obra de Chantal. En esa pequeña fábula hay algo que viviendo se desdobla y se acerca hasta alcanzar la emoción más viva. Hay momentos en este texto de Maillard que me erizan el bello, se me pone mirada de perro y se me humedecen los ojos, siempre.
Abrazos
Saludos.
Vuelvo a la tinaja que amamanta el tallo. El sencillo hecho que pretendamos habitar aquí los silencios merece una reivindicación, frente los fueros hueros de la modernidad y la vanguardia. Me gusta la idea de abolir ciertas metafísicas en pro de una singularidad y una coherencia abierta. Resulta que llevo unas semanas estudiando aves, y encuentro que su lenguaje, su sonoridad, su plumaje, su canto indescifrable y su mística.
Si cortamos el árbol de nuestra vida veremos los círculos, los viajes, las personas que nos hacen ser tal como somos. La posibilidad de unir el puente de nuestras palabras y nuestras acciones. Escucharemos los círculos, los trinos de la memoria. Releyendo el artículo de Lola Nieto imagino hoy, ahora, que se refiere a Bélgica como una corteza “en tiempo real”. Una madre invitándonos a un teatro de máscaras. Palabras. En cambio el lenguaje está en continua ebullición. Es constante el camino de vuelta. Los pájaros cantan hasta advenir al silencio, una noche desmigajada en el silencio. En el bosque oscuro de las palabras existe un vacío que no es otro que el espacio entre los rostros y las máscaras. Un enlace frecuente para que departamos entre las apariencias y la realidad. En la realidad sé de la quietud, del azul que puede embriagar mis ansias por la melodía. Más allá de las palabras y más allá de cualquier naturaleza. El azar.
Mi mente nunca será del todo analítica y adoleceré en momentos de tener un poder sincrético. Pero miro el mundo y sonrío. Cosciente de su limitación.
Te deseo felices azares.
Texto maillardiano, hermoso y siempre apuntando al blanco. He de confesarte, querido Stalker, mi dificultad para leer a los poetas-filósofos, cosa que me ocurrió al comienzo con Maillard en algunas de sus aventuras más audaces; ahora, creo, he logrado "aprivoiser" su lectura (gracias, entre otras, a la ayuda de un cierto stalker). La cuerda floja en la que se mueve su escritura no deja de producirme vértigo ora por su penetración racional, ora por su densidad poética pero siempre me ha parecido que esta segunda (¿o primera?) inclinación es la que deja más huella en mis partes muelles. Destaco aquí, como los comentaristas precedentes la enseñanza del poeta, que me parece ser el lugar al que cada vez llega la escritura poética de CHM (el pálpito bajo el pelambre cálido de los mamíferos -y no me olvido de que también lo soy). También me parece curioso que el poeta aprenda a dejar de llorar cuando los logros de la razón "a menudo son amargos" (y esto es algo que siento profundamente exacto), aunque pretenda equilibrar el universo con su pan. ¿La filosofía puede darnos compasión? ¿qué lugar ocupa en ella la ternura? Si uno considera a CHM por su filosofía vemos que desemboca en una conciencia bastante desolada acerca del mundo y del ser humano. Si la consideramos por su poesía, llegamos también al dolor, pero asimismo al cobijo, al temblor, a la entraña, a la empatía. Y su palabra entonces nos da respiro; el aire que muchos parecen incapaces de captar.
Bueno, vaya un abrazo ya sabes con cuánto calor para ti
Me han gustado mucho las dos cosas. Como sabes que últimamente ando parca en palabras, te dejo este haiku que la crítica me ha recordado:
Anciana incapaz de morir.
Coge su melena para peinarse.
¡Oh, las luciérnagas!
Shinenu kami te ni suki amaru hotaru kana
Suzuki Masajo
Un abrazo.
Ahab:
como tú, creo que este es un texto para mirar con ojos de perro...
un abrazo
C C Rider:
más allá del lenguaje, y también entre las palabras y las cosas, vive el azul, que también es un pájaro enmudecido. Es lo que entiendo como lengua del temblor, lengua intersticial que ejerce un poderoso influjo de unión, un vínculo en el desfiladero abierto entre los significados.
Observas pájaros, y recuerdo que en una entrevista Maillard decía que en el piar de los pájaros estaba todo, que ella leía el trino de los pájaros y los sonidos de la naturaleza, y que eso era todo: ¿qué otra cosa habría que leer o incluso que escribir? Y es cierto: el pulso de la vida no admite quizá traducción en palabras, es por definición lo intraducible. Por eso, poner conceptos y abstracciones al vertiginoso caudal de lo real es resignarse a un trasnochado platonismo. Por eso el haiku es el atentado definitivo contra la ciencia del simulacro, contra el imperio de la virtualidad de la conciencia: un crimen que deja huellas visibles, pequeñas briznas, retazos en lo sensible: una hoja con una gota a agua, la baba de un caracol. Intensamente. Aquí. Sin la mediación de un lenguaje atravesado por tantos lastres, cuya potencia expresiva queda diluida por su sometimiento a los prejuicios de cada época, a las cegueras que constituyen nuestra estructura mental (tan pobre, tan menesterosa para lo que de verdad importa)
en fin, esto no deja de ser una digresión que regresa al lenguaje y a una forma "central" de pensar, después de indagar en una periferia presuntamente emancipatoria. Quizá el lenguaje y el pensamiento son circulares, o espirales, y nos vedan para siempre el acceso a la herida, a lo Real (fuera de su hermeneusis simbólica). Por eso el regreso a la infancia, el balbuceo, la búsqueda de la inocencia: estrategias de salvación en las que entregamos, desarmados, toda nuestra fragilidad
un abrazo
Querido Leonardo:
agradecido estoy por tu lectura y tu demorarte... y sin embargo en esta ocasión no estoy de acuerdo, y voy a darte mi parecer, mi opinión (una opinión posible entre otras, evidentemente)
no concibo que haya dos discursos, uno filofósico o reflexivo, y otro poético en Chantal Maillard. Se trata de una lógica dual reduccionista. Los poemas piensan (se piensan, nos piensan), los ensayos se "poeman" (como muy bien señaló Ahab en alguna ocasión). En realidad creo que no hay poemas ni ensayos, o diarios, en sentido estricto (salvo en el aspecto formal, pero esto es algo puramente superficial): todo forma parte de un tejido, de un tapiz, todo vibra al unísono por debajo de los diversos estilos, aparentemente divergentes.
Por eso creo que no se puede decir que estamos ante poesía o filosofía en sentido estricto, como unidades separadas: los libros se inscriben más bien dentro de un continuum de escritura. También creo que todo lo que proyectemos sobre esta escritura, sobre la autora, "rebota", y sólo alcanzamos a ver nuestro propio reflejo. La realidad es bastante poco encorsetable, esencialmente indefinible en el caso de esta autora. Por eso los libros de diarios son simultáneamente poemarios, libros de filosofía, libros de viajes, biografías, lugares que propician el encuentro de muchas lenguas, y a la vez no son nada de eso sino otra cosa, lo radicalmente Otro, lo indecidible. "Entre-escritura", quizá, que en su tensión interna va adhiriendo sucesivos lenguajes como la ostra para proteger la perla (o el grito, intacto, sólo postergado)
Tampoco creo que se pueda etiquetar de "pesimista" o "desolada" (una etiqueta fácil y muy común para referirse a esta autora). Ésta me parece una lectura apresurada y desde un código "estático". Mi impresión es que no se puede incluir esta forma de pensar y escribir en el eje pesimismo-optimismo, sencillamente porque la escritura no se sitúa ahí. Está en otro lugar, excede todo reduccionismo hermenéutico, desmonta las categorías con las que pretendemos allanar el mundo (no otra cosa es el acontecimiento: la deconstrucción de esas categorías epistemológicas, ontológicas, psicológicas...). Eso no significa que en la indagación permanente, en el despliegue minucioso del "artefacto" mental que también somos, no surja el dolor, la fragilidad que dice toda vida. En mi opinión es una escritura del descondicionamiento, que no se piensa a sí misma, que no reflexiona desde un eje moral (que es lo que está siempre bajo los juicios de pesimismo u optimismo), y menos aún desde el dualismo de la conciencia. Precisamente la diseminación de la escritura en una red textual es una estragegia para desintegrar lo que Deleuze llamaría "máquinas duales" del pensamiento.
Por lo demás, creo que tú mismo ofreces una (maravillosa) respuesta: el pensamiento volcado en la empatía es ya ternura del pensar, alteridad que no sólo nombra al otro sino que aspira a tocarlo: a hacer de ese íntimo con-tacto el refugio último, impronunciable, de la carne trémula que somos, que vamos siendo...
eso es, en esencia, para mí, Chantal Maillard
un abrazo más que fuerte
Bel M!
No hace falta hablar, las palabras no son necesarias, y menos aún cuando nos traes este animalito haiku, agazapado y expresivo
¡Muchas gracias!
Y un abrazo!
La lectura de "Bélgica" me resultó sobrecogedora. Todo con la misma cadencia de aquello que se presenta en sigilo y nos averigua. Igualmente, el artículo de Lola Nieto me parece excelente. Además de sus acertadas referencias, creo que añade algo muy necesario a la crítica literaria - algo de lo que la crítica de hoy carece, bajo mi punto de vista-: el aceptar la huella del texto que queda en nosotros, la capacidad de esa huella para convertirnos en arcilla y cambiarnos, cambiar la morfología de nuestro propio pensamiento, de nuestra percepción.Aceptar que podemos convertirnos en el texto, aunque sea de manera diferida, me parece necesario.
Hermoso post.
Un abrazo
Este blog es potente , nos gusta ;
tan solo habria que trabajarlo un poco mas , completarlo en sus vértices ...
La Literatura es CUANTICA ...
All the best folks ! :
Respondednos a : "das.augenlicht@gmail.com ;
e id escuchando la Sirena de MANDRAGORE & su Arpa Celta : http://mandragora.ouvaton.org ;
www.myspace.com/mandragoreharpiste ... que aproveche & lo gozéis Amig@s apasionad@s !
Inés:
estupenda reflexión: dejar que el texto nos difiera, nos dif-hiera y deje en nosotros esas huellas legibles que marcarán la pauta de una futura recreación,
coincido contigo en que se trata de un excelente artículo, con diferencia lo mejor que he leído sobre "Bélgica" hasta la fecha,
un abrazo!
Ya sabes, querido Stalker, mi torpeza y mi tardanza por este recorrido del deshacer, de la deconstrucción; de gruesos barrotes son las celdas de facilidad que mi pensamiento encierra aún, y ni qué decir de las que encierran mi corazón! Entiendo lo que dices y te agradezco la clarificación. Sin duda, lo que veo es el reflejo de mi propia restricción dual, la misma que me intimida tanto a la hora de incursionar por tu entrañable bitácora en la cual se me escapan tantas cosas. Es verdad que CHM rompe las palizadas. El poeta y el filósofo se sientan al final juntos (ya no hay tensión, cuerda floja), puede que haya aún cuatro ojos pero existe sólo una misma mirada...
He pasado toda la noche echándole cabeza a todo esto y creo comprender (aunque no estoy seguro de que sirva para salir de mis cárceles) un poco más aquello que CHM llama hambre, la carencia como condición (lo que yo entendía antes por desolación quizás pero que, en efecto, no lo es) y el abrigo que su escritura convoca como respuesta.
Digamos que mi lectura de CHM se hace desde una ignorancia total de la filosofía y de una visión tradicionalista de lo poético, y que todavía me impacta su observación, la penetración de su mirar y de su escritura que de cualquier modo me derriban; lo que siento es que la conmoción que, a menudo, resulta de su lectura, toca algunas veces cuerdas tan íntimas que, como ya he tenido la ocasión de decirlo aquí mismo, tengo la sensación de que CHM se ha metido dentro de mi, cuando otra veces afecta, de manera igualmente radical, es verdad, mi visión de las cosas de este mundo. Claro, me dirás, y con razón, esa visión forma también parte de lo íntimo... ah mis perniciosas y empedernidas y estáticas dicotomías!!!
un abrazo y gracias
Mi querido Leonardo:
conmovedor comentario en el que aparecen tus celdas como baba de caracol que cristaliza ante la mirada atenta. Las celdas del corazón abrirán sus barrotes cuando la luna entre en tu mente. Es así de sencillo. Las intelectuales cederán a poco que halles dentro de ti la lentitud y la escucha. Yo no percibo esas celdas, esos barrotes: sí algunos miedos, algunas prevenciones, pero todo eso es poco o nada comparado al inmenso corazón que convoca tantas cosas en su llamada. Con corazón-niño, corazón-atento, no hay nada que temer, y en esas riquezas es rico tu pecho: no hay desierto que no puedas cruzar si despiertas el agua lenta, la aniquilación del desierto, el géiser de vida al fin
un abrazo!
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