viernes, 25 de junio de 2010
La intimidad
Fotograma de "Là-bas" (Chantal Akerman, 2006)
Hace poco escribí:
"Un pequeño apunte "deshinibidor": creo que conviene distinguir entre privacidad e intimidad. Este es un cuestionario sobre la intimidad, que es algo que en mi opinión preexiste a la privacidad: un fondo común donde todos vibramos cerca unos de otros y donde podemos trazar itinerarios afectivos, huellas reconocibles, resonancias. Ahí todos nos parecemos por encima de nuestras diferencias, ahí todos podemos reconocernoss. La privacidad es lo que nos construye accidentalmente: está formada por sucesos, por núcleos de significación visibilizada; esos accidentes se suman y conforman nuestra biografía, pero por debajo fluye el relato no narrable, la arquitectura sumergida de nuestro ser: la intimidad. Es eso lo que quiero que compartamos, lo que me gustaría que acercáramos".
Y ahora me doy cuenta de que la intimidad no requiere palabras, que es indefinible. Su intensidad, su presencia, se cifra en un gesto, en una canción. Estas tres canciones me han enseñado la verdadera naturaleza de la intimidad. Son la intimidad. Y eso es algo que, como todo lo que verdaderamente importa, no puede expresarse con palabras, queda en los márgenes del sentido, en el gesto que se hace vibración, canto y vida.
Joao y Bebel Gilberto son padre e hija. En la canción se están diciendo a sí mismos. Inolvidable intimidad de un momento que les pertenece y sin embargo nos regalan. Bebel mira a su padre con una ternura indescriptible.
Emoción.
Barbara sola, en una mecedora. En su canción, los amantes se enroscan uno en el otro, como animalitos que persiguen el cobijo, buscan el hueco del otro y en él proyectan la ternura, su voz a medio hacer, la oscuridad de la piel que se ofrece, y luego ven amanecer. Pero lo que más me impresiona es la voz de Barbara y cómo ella se mueve en la mecedora: sus deslizamientos son suaves, sutiles, como su voz que acaricia lo que dice, porque es una voz que toca los cuerpos y las emociones, las toca desde su grieta y su temblor.
Después, en "Seule", ingresa en la falla tectónica. Se arraiga en lo profundo. Dice el desgarro. Recorre todo el espectro del estremecimiento en la nervadura de su ser. Vuelve a la superficie. Vive.
Y Elis Regina. Elis Regina... De este vídeo no diré nada, porque "de lo que no se puede hablar, mejor es callar". Conmoción. Conmoción.
Me gusta mucho el fotograma de Là-bas de Chantal Ackerman, me interesa también esa distinción entre la privacidad, fortuita, ocurrida, y la intimidad, que no puede explicarse o trasladarse fuera, o traducirse, pero que para mí es una condición necesaria para seguir viviendo, para no enloquecer de sobre-exposición, aunque alguna gente crea que los que escribimos en primera persona no nos estamos enmascarando aún más para preservar justamente lo íntimo. Me gustan las tres canciones (Bebel! Gilberto...), no conocía a Ellis Regina y es bonito verla tapándose os meus olhos, sudando, con esa sensación de que todo puede deshacerse
ResponderEliminarBelnu:
ResponderEliminardesde esa ventana, desde esa posición desde la que Chantal Akerman mira, todos hemos mirado alguna vez. El mismo miedo, el mismo vértigo. Con el tiempo, sin embargo, la intimidad se extravasa, nos ofrece la posibilidad de darnos, y entonces salimos afuera, estallamos, el mundo vuelve a ser legible y luminoso...
Elis fue una cantante y una mujer apasionada, me impresiona mucho su entrega, su visceralidad, su potencia escénica.
De Barbara me gusta que es la única cantante que conozco capaz de fundir en una sola presencia, en un solo gesto, la fuerza, la potencia, la pasión, por un lado, y la delicadeza, la levedad por otro, de forma que ambas cosas forman un todo indisoluble que atraviesa todos los estratos sentimentales del espectador hasta desfondarlo, hasta la nervadura más honda. Lo que Barbara hace (o lo que me hace a mí) aún no lo he encontrado en ningún otro intérprete, masculino o femenino, en ningún estilo musical. Si algún día soy capaz me gustaría escribir sobre esa singularidad, pero hacerlo a fondo y sin caer en el lugar común. Aún me falta tiempo para ello...
En el vídeo de Bebel y Joao es fascinante cuando interviene él. Ella canta muy bien, muy afinada, es precioso, pero en la breve intervención de él, en su fraseo suave, delicado, tan próximo al silencio, hay unos quiebros mínimos, micro-fisuras vocálicas, casi imperceptibles modulaciones tonales: una riqueza y una sutileza insólitas en alguien que, para muchos, "no tiene voz". Y quizá es cierto que no tiene voz, pero cómo la usa...
Besos
Sí, yo diría que en los tres vídeos la voz se usa de un modo sutil, Barbara con más potencia, pero igualmente, hay algo en esos timbres, en esos a veces murmullos o susurros cantados, en esa sensación de cantar al oído (que se da en otros brasileños también) que habla precisamente de intimidad. Sigo buscando Là-bas, pero aún no está el dvd!
ResponderEliminarRecuerdo perfectamente, Stalker, ese apunte en "cuestionario Stalker". Y entonces me pareció exacta esa diferencia entre intimidad y privacidad. También me parece exacta esta otra, la indefinible.
ResponderEliminarComo a veces soy desobediente, he visto/escuchado primero a Ellis Regina. Y, es cierto, me he quedado sin palabras. Pero, como dijo el otro, "lo que no se puede hablar, no hay que callarlo, sino escribirlo", me alegro de que tú también hayas sido desobediente, con los dos, pues has callado y has escrito... esta hermosa entrada que atrapa y deja prendida. Gracias.
¿Sabes que justamente tenía para las amapolas un retrato de una madre con su hijo para aludir a la intimidad? pero voy a esperar, prefiero continuar con este prendimiento y, de regreso, la alegría.
Un gran abrazo.
Después de haber leído a Pardo, no puedo compartir tu definición de la intimidad. Porque según lo entiendo, y a mí misma me parece, la intimidad se construye, se forja, se cultiva, nace día a día con el roce, con el tiempo, con el tiempo compartido con aquellos con quienes puede acabar emergiendo esa intimidad. Y las resonancias son las que a los íntimos les resuenan precisamente por ese tiempo vivido en mutua compañía, por esa complicidad y ese conocimiento que requiere del dilatarse de las horas juntos, de la familiaridad, del lento trabajo en el desplazarse de las agujas del reloj en presencia del otro.
ResponderEliminarY poco importa si lo íntimo puede ser común y de todos, es decir, si la intimidad no nos es ajena a ninguno y constituye por tanto un elemento universal en la vida de todo ser humano. Yo sentiré el desplegarse de la intimidad no con todos, sino con aquellos con quienes me basta una simple mirada para entenderme, con quienes percibo en sus bocas el resonar de palabras que para mí también evocan sentidos más allá de sus significados, con quienes comparto esa dimensión incomunicable que excede el plano del significado comunicable por haber surgido de la presencia directa capaz de percibir y acostumbrarse al paladearse de los sonidos en la boca del otro, a la audición del tono con que las pronuncia, al guiño cómplice que se esconde en ese tono.
Me siento expectadora de la intimidad entre Joao y Bebel, pero en absoluto partícipe de esa intimidad. Si ellos me miraran a los ojos, sólo verían en mí unos ojos extraños. Como yo en los suyos si dejan de mirarse el uno al otro y dirigieran hacia mí sus pupilas.
Perdona esta impertinencia, diré para compensarla que ha sido un placer escuchar esas canciones que nos propones.
Un abrazo
Belnu:
ResponderEliminar"Là-bas" puede descargarse desde la web Surrealmoviez. Sólo tienes que registrarte -lleva un minuto- y utilizar el buscador. Es descarga directa, así que puedes tener la película en una hora quizá.
abrazos
Bel:
ResponderEliminarme alegra que nos prendamos así... en este unísono,
besos
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ResponderEliminarAntígona:
ResponderEliminarbienvenida tu impertinencia. Estoy de acuerdo con todo lo que dices, porque creo que es tu vivencia.
Cada cual vive la intimidad a su manera, y supongo que mi definición tiene que ver con mi experiencia. Por nada del mundo querría impugnar a Pardo, a quien admiro profundamente, pero su libro me sirvió de poco, en mi búsqueda personal, en lo que yo necesito. Él transita otro cauce, juega, vibra: al final aplica la intimididad a todo (especialmente brillante cuando la aplica al lenguaje). Pero yo creo estar más cerca de cierta conciencia holística, más oriental, y Pardo es un adalid del pensamiento occidental -esto no es una crítica, es una hecho-; Oriente no ha entrado en él por ninguna fisura y esto es lo que a mi juicio (falible, humano, impertinente) empobrece la estructura profunda de las tesis que por otra parte sostiene admirablemente.
Mi experiencia personal es ésta: que puedo tocar la intimidad de todos los que estáis aquí. Siento, veo, percibo, estoy. No necesito esa complicidad forjada en lo cotidiano, cuando anticipamos los gestos del otro y reconocemos sus mínimos pliegues, sus desinencias más ocultas, su forma de vibrar, que una mirada atenta ha hecho explícita y plenamente legible. Yo no necesito esto para estar ahí, para habitar el corazón-ahí, el que se hace entre todos. Por eso no soy ni puedo ser un espectador, sino partícipe absoluto del cauce del que todos somos afluentes. En el cuestionario Stalker esto ha sido una vivencia de gran intensidad para mí, pero lo es siempre. También ahora.
Desde el más absoluto respeto a tu visión, creo que hay otras formas de verlo, y nuestras diferencias serán siempre motivo de alegría
un abrazo
Cómo me gusta tu apunte "desinhibido(r)" y cómo prefiero también esa arquitectura sumergida. El primer vídeo, extraordinario. Verdad. Por tanto no hay nada que decir. Los otros dos también me han gustado, especialmente el de Barbara. Tampoco nada qué decir. Pero ese cierto punto exhibicionista a mí me supera. Contenido en el caso de Bárbara, afortundamente. Pero veo la arquitectura íntima sobre todo en Gilberto mucho más. Un gran abrazo y gracias por estos momentos largos que siempre paso en tu casa.
ResponderEliminarRamón:
ResponderEliminarqué bueno es compartir algunas canciones y pasar largos ratos juntos aquí...
En cuanto al exhibicionismo, en realidad Elis es bastante contenida también. Apasionada, pero contenida. Aquí, sin embargo, algo le tocó fibra, y ocurrió ese desbordamiento: se anega entera, sucumbe, no se guarda nada. Es hermoso ver algo así.
A mí me gusta la entraña, esa desnudez que es una forma de la generosidad y la apertura al otro. No guardarse nada.
Barbara lo dijo mejor que nadie, precisamente:
"Et tout donner, avec ivresse, avec tendresse"
abrazos
Gracias por la visita y la información! Voy a ponerme a ello, a ver si logro...
ResponderEliminarMe gusta esa distinción que sitúa la intimidad en algo que va por debajo, un otro itinerario ajeno a las palabras, fluido, sin ser dicho,
ResponderEliminartambién me gusta la paradoja de la intimidad que apunta a algo interior pero que sin embargo requiere de un paso por otro, con aquel con el que se teje lo íntimo,
y que sea a través del gesto y de una canción que puedas traerlo aquí
Muy bonita la entrada. El viernes estuve escuchando las canciones. No sé que decir.
ResponderEliminarLa intimidad parece ser el lugar donde uno se cobija para no escuchar sonidos que nos perturban.
Un abrazo
El objeto a:
ResponderEliminargracias a ti por ver y por acompasarte, lentamente, a este gesto que nos dice,
abrazos
Lola:
ResponderEliminarel silencio, tu silencio, es muy significativo. También él nos cobija.
besos
Los papeles son privados. En los papeles se escriben palabras. El lenguaje es objeto de propiedad privada sujeta a cláusulas de confidencialidad: "yo dije ésto y no quiero que nadie lo sepa". Escrituras, testamentos, contratos, partidas de nacimiento y defunción, documentos de identidad, formularios, historias clínicas y resúmenes bancarios.
ResponderEliminarLa privacidad inherente al lenguaje volcado en un papel se conjuga en singular: ésto es mío, mío, mío. "Quémenlo después de mi muerte". "Ábranlo y léanlo cuando ya no esté".
Porque lo privado puede difundirse. Puede circular e ir de boca en boca. La privadad se vincula, estrictamente, al movimiento de la boca que debe callar y al de la boca irrespetuosa o traidora que violó el pacto de confidencialidad para divulgar el secreto. Lo privado pertence al orden del secreto personal. "Ni reveles mi edad". "No digas que estoy enfermo".
Lo íntimo no puede difundirse, porque ni siquiera puede traducirse en palabras. Es ajeno e impermeable al lenguaje. Sería absurdo sujetarlo al secreto, porque es pura experiencia sensorial. No es la boca la que rige su reino, sino los otros cuatro sentidos y sus órganos. La intimidad es básicamente una temperatura.
Si lo privado reside en el papel, la sede de lo íntimo es el cuerpo, los recintos y las cosas. Lo íntimo no habla. Atraviesa y disuelve el "yo".
Y el gatillo que dispara la experiencia íntima dependerá de la vibración y la memoria corporal de cada uno.
Puede ser la imagen solitaria de La-bas o la música de estos tres bellísimos videos.
Para mí lo íntimo suele vincularse radicalmente a las fases sagradas donde mi cuerpo roza lo animal y el pensamiento ha sido abolido. Me gusta renunciar a la Ilustración y entrar en trance, por ejemplo, cuando Cássia Eller vampiriza sin red Smells like teen spirit, así:
http://www.youtube.com/watch?v=GynK7wEbG8A
En tu escritura puedo tocarte, Stalker. Solo cierta escritura anula lo privado y es pura intimidad.
Abrazo con los pies descalzos y la garganta deshaciendo las palabras, convirtiéndolas, casi, en benditos sonidos guturales.
Querida Mariel:
ResponderEliminares increíble. ¿Qué puedo decir?
Has escrito la intimidad, y de paso una pequeña obra maestra, intensa, radiante.
¿Quién, desde el otro lado del mundo, es capaz de ser tan atento y darse por entero, de darlo todo, y con esa escritura que irradia vida y genera, por sí misma, el espacio compartido?
La generosidad es el pájaro de China. Tenemos tanto que aprender de ti, Mariel, aquí en la vieja Europa, tan atrapados en nuestros cercos y salvaguardando nuestras posiciones (no se sabe frente a qué invasión o peligro... somos ridículos, ciertamente, y la confusión entre ambos términos, que tan bien explicitas, y la defensa a ultranza del coto vedado individual, dan la medida de nuestra ridiculez, de lo poco que hemos aprendido y de cómo estamos perpetuando un mundo inhabitable).
Gracias, passarinho.
Un abrazo con emoción, sin red también.
Queda difícil escribir después del Pájaro de China.
ResponderEliminarHermosas canciones. Por eso decía en tu cuestionario que me hubiera gustado ser músico. La música pulsa con gran facilidad nuestras fibras más secretas, no sólo para quien la produce sino para quien la escucha. Darse como se da Bárbara en sus canciones, o Elis Regina aquí (interpretando una muy bella y desgarradora canción de Chico Buarque), es poco común, pero es a lo que aspira todo artista, o lograr esa sensación que provoca el dúo de los Gilberto. Pueden ser imágenes de la intimidad, es verdad. En lo de la intimidad creo que para tocar la de los otros, el otro debe abrirse, no creo que a esa casa se entre sin autorización. Y, de cualquier modo, como ya se ha dicho aquí, se traduce en silencio.
Abrazos a todos
Leonardo:
ResponderEliminares así como dices maravillosamente,
abrazos
queridos todos,
ResponderEliminaros he leído atentamente, haz y envés de esta entrada,
hasta el momento sonreí al percatarme de las dos muescas íntimas "comentario suprimido. el autor ha eliminado esta entrada" consecutivas
y novelar
hubiera sido magnífico leer lo que no se publicó
tanto la parte delantera como la trasera de esta bitácora es un lugar íntimo como cuando nos bajamos los pantalones y las calzas de espaldas al wc, solos, con las ganas a punto de hacer así...
cagar es sagrado y no lo sagrado
mariel,
en tiempo de mundiales (una exhibición de dinero fijada en un solo punto, jubali o jumbali o como se llame la pelotita de esta vez) aquí nos tienes, en la grada íntima, haciéndote la ola a ti y a tus sagradas escrituras que sí lo son
experiencia íntima, sí, y sin embargo plural (dificilísimo de conseguir, tan sencillo)
o lo que es lo mismo: te queremos...
también vine a decir alegremente que estoy perdiendo a mucha velocidad el lenguaje de la escritura o la palabra, su puntería quiero decir
el lenguaje entero
y ahora mi palabra está devaluada afuera de los círculos de la diana
las flechitas quedan en el suelo con vocación desapercibida y eso también me parece, afuera de foco, una forma acertada de llegar a lo íntimo del otro
cuando el otro o la otra, en un paseo, señale lo que apunta una de las flechitas perdidas:
un brote, un amarillo o una piedra por besar.
la puta madre me fui a la mierda os dije y muchas gracias,
besos,
ò.
Querido hermano búfalo:
ResponderEliminarcómo agradezco que en tus vacaciones del mundo virtual encuentres el hueco para pasar por aquí.
Sigue devaluando tu lenguaje, no des en la diana. Que todas las flechas fallen y pasen desapercibidas.
Ya ni siquiera necesitas apuntarte a ti mismo, ni que haya blanco, ni flecha, ni lenguaje. No hay nada a lo que apuntar ni designar cuando se está involucrado en ese proceso de animalización, de acercamiento progesivo a esa quietud amable de la piedra por besar.
Otra lección que nos das, y otro silencio que compartimos, en esta generosa intimidad de la palabra que no acierta a decir, pero que está llena de brasas, de corazón-brasa, y nos calienta por dentro,
abrazos
hno como la vida misma aqui sigo y paso de de la alegria a la tristeza. pero aqui sigo.
ResponderEliminarme abres el alma siempre, hno hoy me has pillado pensando y algo de bajon,se murio el padro de un amigo y anduve de funeral, pero aqui seguimos
la gilberto genial
babrbara una señora y regina de escalofrio!
hno a ver si hablamos te quiero! adolfo
ps llamame cuando
quieras
hare el test me encanta
Adolfo:
ResponderEliminarlamento lo del padre de tu amigo, de verdad.
Es cierto que transitamos de la alegría a la tristeza, y a veces somos moradores de las franjas intermedias...
En cuanto a muerte y enfermedad, éste está siendo un año con sustos, también para mí. Algunos bastante grandes.
"I don't like what happened to my sister", cantaba Leonard Cohen.
Y cada vez que escucho ese verso me atraviesa algo como una finísima aguja infalible. De parte a parte.
Así que te doy un abrazo fuerte y ánimos.
Te invito a que hagas el test y por supuesto hablaremos.
abrazos
Stalker, acaba de borrarse lo que te acababa de escribir, que era algo así como decirte que sólo ahora atino a ensayar algo, un pobre algo, sobre el rostro de Amery mirándonos desde tu entrada anterior.
ResponderEliminarEse rostro puede ser el resultado de la profanación de la intimidad y de la resistencia de la intimidad a ser violentada.
El ultraje de la intimidad talló la cara de Amery como un escultor cruel. Pero esa cara también nos dice que esa intimidad se resistió, aulló, golpeó sus huesos contra la pared y se mordió los labios. Es la cara de un ultrajado y un resistente.
¿Cómo sobrevivir la destrucción del derecho a la esperanza, observando en el piso los escombros de tu intimidad?
Primero, porque hay criaturas que te devuelven el ejercicio de ese derecho y uno les debe, se debe, la maravilla de contemplarlas, como un chico extendiendo la mano ante una aparición de fábula (si todo estuviera perdido, no existirían seres como oscar).
También, porque presiento que uno vira a negro en circunstancias que prohíjan el horror. Recuedo ese libro extremo de Todorov, "Frente al límite", en el que describe el descenso a la inmoralidad de las propias víctimas como resultado directo de la experiencia concentracionaria, que azuza y espolea la aparición gradual de los venenos (aunque algunos seres brillan tanto - los Amery, las Milena Jesenska - que ni los órdenes más insoportables logran criar y despertar un monstruo interior).
Y porque en cada espacio donde hubo algo amado y perdido, algo que de algún modo nos constituía, convertido luego en un espacio arrasado por la catástrofe, queda un vacío doliente que reclama la reconstrucción. Es como cuando te quitan un órgano. Hay que regar ahí, aunque la pérdida duela como un miembro fantasma y uno se imagine su órgano arrojado a un cubo de basura.
Reconstruir como se reconstruyen las ciudades bombardeadas. Intentando que en la nueva Varsovia persista la memoria del ghetto.
El tiempo se cobra sus libras de carne, corroe y reduce el cuerpo a su núcleo duro, hasta que se lo lleva. El rostro, como una ciudad, sería la evidencia de lo que hemos hecho con el tiempo que nos fue concedido, la medida de la densidad de nuestras intimidades.
Por eso son tan bellos ciertos rostros maduros, rostros como mapas o libros, con sus accidentes geográficos, sus paisajes serenos, sus sismos, sus instrumentos de trabajo, sus subrayados y sus notas al margen.
Es aterrador cómo se tiende a tapar o borrar el rostro, dejando debajo de la máscara un precipicio, un vacío amnésico. Antes, cuando escribíamos a mano, lo hacíamos más lentamente porque borrar era trabajoso. Ahora basta con apretar "suprimir". Así de rápido y de fácil se moldean algunos rostros y palabras, que pedalean sobre ese vacío.
Es paradójico que Blogger borrara súbitamente este comentario y yo esté ahora reconstruyéndolo desde la memoria. Y piense en guardarlo, para evitar que Blogger me lo arranque otra vez.
Será porque Marienbad exige entrar con lentitud y a cara descubierta. Y exponerse. Acá, donde todas tus entradas se anudan espléndidamente, estamos todos en pelotas y con ánimo de atesorar para confrontar la pérdida.
Nuestra desnudez es directamente proporcional a la altura de tu listón. O, conforme la lógica stalkeriana, a la inmersión de tu listón tan abajo, tan adentro.
Stalker yo también creo que la intimidad es algo distinto a lo que, a veces, se denomina intimidad.
ResponderEliminarLa privacidad sí es aquello que se forja en lo cotidiano. La intimidad no. La intimidad mora secretamente en un estrato especial de nuestro ser. En un campo "escondido", es decir "protegido", que personas cercanas y con las que convivimos: familia, amigos, compañeros, incluso alguna pareja, etc, no conocen. Nuestra intimidad la abrimos sin temor a los que sentimos "compañeros", con esa "complicidad" y ese entendimiento "de fondo" que sólo nosotros conocemos.
Lo que dices de Bárbara es verdad. Esa pasión y fuerza desgarrada es la imagen desesperada de la vulnerabilidad,delicadeza y fragilidad de su alma. Y su forma de mostrarse honda y sincera se agradece.
Un abrazo
Say:
ResponderEliminarme alegran mucho tus palabras, con las que coincido plenamente.
Se puede tener una intimidad increíble con alguien a quien no hemos visto jamás. Aquí mismo, en los blogs, por ejemplo. Y todo ello sin que se conozca nuestra forma de mirar y adentrarnos, de estar y aquietarnos...
Estamos aquí, en esta vibración, un espacio compartido que se dilata o se encoge en función de dónde colocamos el foco.
Lo que dices sobre Barbara es exacto y lo comparto. No puedo explicar con palabras todo lo que esa mujer admirable me ha enseñado, tantas cosas por las que ha sido minuciosamente amada con una ternura y una cercanía ilimitadas por mi parte. Esa relación, también, en la que ponemos el cuerpo en las canciones, es de una intimidad poderosa, delicada y devastadora a un tiempo: cómo un ser nos irradia y su morada, su corazón, hace metástasis en nuestro interior, nos invade, nos anega, y acogemos a un ser que se inserta no sólo en el "alma", sino incluso en nuestra respiración, como neuma incorporado a nuestra physis vital.
Algún día tendré que hablar de y sobre Barbara, pero aún no estoy preparado. Hay que dejar espacio, y ha de hacerse frondoso el árbol que crece en ese espacio germinativo de la interioridad. Ese lento crecimiento, dentro.
abrazos
Mariel:
ResponderEliminareres increíble. Qué magnífico y bello comentario.
Me siento desnudo y agradecido ante él. Ya no hay intemperie, ¿ves? Tus palabras cauterizan todo, amansan todo, acallan el coro de voces sublevadas...
Apuntas a tantas cosas, todas tan valiosas...
El rostro como la medida de la intensidad de nuestras intimidades... Maravilloso.
Comparto contigo el placer de contemplar rostros maduros, surcado, recorridos, rostros-ciudad o rostros-puerto, erosionados por la marea de las experiencias, por la corrosión del viento-tiempo, rostros tallados por la dulzura del canto o por la furia de una letanía exorcizadora. Rostros-dolor donde acudimos, en manada, a abrevarnos...
Cada vez estoy más persuadido de que nuestro verdadero rostro lo merecemos con el tiempo. Llegamos a él quizá a los cincuenta años (por poner una edad que me parece muy interesante). Antes, hemos transitado los sucesivos rostros de la juventud progresivamente declinada, hemos ido incorporando ritmos, canciones, surcos en nuestra piel. El rostro de la juventud me parece cada vez más intercambiable e impenetrable: todos los jóvenes se parecen, no hay decantación. No pueden leerse los rostros clónicos que vehiculan los mismos gestos, inoculados en virtud de "agenciamientos maquínicos", desinencias culturales-mercantiles, arraigos-desarraigos, el infinito servilismo que se tributa a la superstición fundamental de nuestra época: la juventud. Y terrible y falsa ecuación: juventud = belleza. Qué poco saben de la belleza quienes sólo pueden leer el rostro sin pliegues de la juventud, ese rostro aún sin escribir, donde no despunta aún el temblor propio, la urdimbre que nos define.
En fin, Mariel, digresiones...
Cada mensaje tuyo es un regalo y si los reuniera todos e inflara un globo con ellos, tendría combustible para llegar a Buenos Aires. Así de nutritivas y flamígeras son tus palabras. Con ellas, algún día, haremos una revolución. Verás.
Abrazos
La vi finalmente, me gustó mucho, se me ha quedado envuelta con otras cosas, ese filtro de persianas, lo he escrito un poco en mi blog, en medio de otras cosas, como siempre, lo impuro
ResponderEliminarBelnu:
ResponderEliminaren lo impuro está la salvación, en esa cotidianidad que nos herrumbra,
me alegro que la disfrutaras,
abrazos