lunes, 20 de abril de 2009
El cuenco de mendigar. Haikus de Taneda Santôka
Como cabía esperar:
estoy solo, estoy bien...
Hierbajos silvestres
Oye, grillo:
sólo tengo arroz
para mañana.
Eso
era mi cara
El espejo cada vez más frío
No tengo dinero, no tengo cosas,
no tengo dientes...
Estoy completamente solo.
...Y a veces,
dejo de mendigar
y miro las montañas.
Un manotazo a una mosca
otro a un mosquito
y otro a mí mismo.
Ha envejecido
hasta el sonido
de las gotas de lluvia.
Parece que voy a morir
con el alma tranquila
sobre la hierba que brota.
Sin pensar en nada,
rompiendo ramitas secas.
No hay forma de evitarlo:
camino.
¡Qué calida temperatura
la del piojo que he atrapado!
Con eso tengo más que suficiente:
barrer las hojas caídas.
¿Qué pretendo encontrar
internándome en el viento?
Me siento en la belleza
de la hierba que va a marchitarse.
Asumiéndolo con calma
parece que hay que morir
La hierba arde.
Mientras termino de morirme,
la hierba.
Llueve.
Trads. de Vicente Haya, Hiroko Tsuji, Akiko Yamada.
Con toda probabilidad, Taneda Santôka es mi poeta preferido. No puedo explicar lo que estas brevedades, a veces lapidarias, siempre iluminadoras, arrojan sobre mí: sombras, texturas, olores, presencias remotas y nostalgias que no acierto a explicar. Pocas cosas me conmueven o me han conmovido tanto como estos versos. La musicalidad indescriptible y maravillosa del original se pierde, pero el estremecimiento ante el instante, ante la lectura a quemarropa del mundo, permanece y traza surcos en zonas secretas de la propia balbuciente arquitectura, en la imposibilidad del decir.
ResponderEliminarSe ha dicho hermosamente que el haiku es una nada infinitamente significativa. Yo lo lo entiendo como una piedrita que cae dentro de uno y le hace cosquillas a la extraña sombra que somos.
Conocía a los clásicos (Issa, Basho, Shiki...) pero no a Santôka.
ResponderEliminarMe ha emocionado. La búsqueda del verso perfecto cargado de emoción formal y descarnada se corresponde con mi sentir Saturno conjunción Luna.
Un descubrimiento, gracias.
Hermano, ¿donde encuentro una digna recopilación de este y otros Haijins (¿se les llama asi?)?
ResponderEliminar¿Me recomienda usted alguna?
En mayo pasare unos dias en la ciudad condal y podria adquirirla, ya que llevo tiempo pensandolo...
Salud!
Yo llegué a los haikus por Benedetti, aunque no le guste a usted ;). La mayoría de los haikus que conozco son de traducciones de Octavio Paz
ResponderEliminarMe quedo con éste de Basho
Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo
Una nada infinitamente significativa. Nunca una nada fue tanto todo.
Abrazos
Igual que un mal haiku es algo difícilmente tolerable (no diré nombres de algunos pretendidos "libros de haikus"), uno bueno es un puro átomo de sensación. Aquí hay que agradecer a Stalker este ramillete. No conocía a Taneda Santoka, ni sé a qué época perteneció.
ResponderEliminarUno debe evitar la tentación, en este caso, de dejarse atontar por lo anecdótico biográfico de la mendicidad. El poema del piojo, por ejemplo, me ha dejado pasmado por ese átomo de calor frente a todo el frío imaginable.
Los leeré con más detenimiento, y si me recomiendas una edición mejor. Gracias, Stalker.
Raticulina: celebro y comparto tu emoción.
ResponderEliminarBienvenida/o a esta pequeña morada...
Bash:
ResponderEliminardichosos los ojos que te ven... De Santoka Taneda te recomiedo "El monje desnudo" y "Saborear el agua", pero ya lo hablaremos en uno de nuestros paseos culturales y chocolateros.
Salud
Ella:
ResponderEliminarBasho es el pilar central del haiku. Santôka vino después y cultivó formas más contemporáneas.
Me alegra que te gusten estos poemas.
Abrazos
... y ponte las pilas que no veo material nuevo de Barbara por ahí... ;)
Rubén:
ResponderEliminaryo sí citaré ejemplos de haikus pésimos, intolerables: los de Andrés Neuman, sin ir más lejos. Hay quien cree que por escribir ocurrencias breves ya tenemos un haiku: craso error y terrible falta de respeto a una disciplina mental (y poética) que requiere un gran adiestramiento en la observación del mundo circundante y de los propios procesos mentales, además de un gran dominio técnico del que los hacedores de haikus en Occidente carecen. También hay que decir que la traducción no agota el sentido del haiku, que normalmente puede traducirse de muchas maneras posibles: es un obrita poliédrica, un palimpsesto de significados pintado a breves trazos impresionistas y que se abre como una rosa de los vientos a la interpretación del lector. Lo que quiero decir es que los traductores optan por una traducción posible hasta cierto punto niega la red de sentido que el original propone. Pero no se puede hacer otra cosa, claro.
Taneda Santôka nació en 1882 y murió en 1940. Fue de los primeros en escribir "haiku libre", es decir, sin someterse a las normas métricas vigentes y rompiendo la homogeneidad temática.
Te recomiendo dos ediciones, cada una con cien haikus traducidos por el especialista Vicente Haya: "Saborear el agua", en Hiperión, y "El monje desnudo", en Miraguano. Esta última edición, además de los cien haikus traducidos, tiene la ventaja de que el traductor los comenta, los interpreta, dejando pistas a veces muy jugosas. También lleva un prólogo de Chantal Maillard y una biografía de Santôka.
Ambos incluyen el original y la transcripción fonética; aunque casi casi no hace falta porque Santôka apenas usa kanjis, recurre al hiragana puro y duro y es un alfabeto muy fácil de leer (al menos para los que estudiamos un año de japonés...).
Lo disfrutarás, Rubén.
Abrazos
Rubén:
ResponderEliminarme ha gustado mucho que te quedes con el del piojo. Eres un buen observador.
Es un haiku especialmente conmovedor en su planteamiento y alcance: adelgazar la sensibilidad para percibir el calor del piojo, qué maravilla...
Lost in Marienbad. Me acerco a su blog por la casualidad de los vínculos de internet. Creo en que es posible traer el haiku a nuestra cultura y adaptarnos a él. O hacer que cante para nosotros.
ResponderEliminarTambién en Occidente somos hijos del asombro y de la improvisación. Nuestros ojos están turbios, pero no menos lo estaban en el país donde nace el Sol.
Gracias por dar a conocer los haikus y estimular y abrir nuestro pensamiento y nuestra no-acción. Aunque la no-acción implica siempre la acción de otra manera.
Haijin:
ResponderEliminarasí me gustaría que fuese, pero abrigo ciertas dudas. Hay cosas para las que uno ha de nacer: para cantar rebético, flamenco, fado, para tocar el sakuhachi como los antiguos maestros... se pueden aprender la técnica, pero hay algo esencial que se nos escapa... Con el haiku siento que es así, que el occidental imita la superficie, la letra: incluso puede conseguir un haiku literariamente logrado.
El problema es que el haiku no es literatura, es más bien un modo de vida, una experiencia previa que se destila en versos; los versos son apenas su reflejo y percibo esa experiencia como algo ajeno a nuestra cultura.
El camino inverso se retrata conmovedoramente en "La leyenda del tiempo": una japonesa llega a Cádiz con la intención de aprender a cantar flamenco. Es el itinerario de un fracaso anunciado, aunque las cosas se juegan en otro plano, claro...
En fin, ojalá tengas razón. Bienvenido.
Hola:
ResponderEliminarGracias por tu comenterio en mi blog....gracias por darte cuenta de mi existencia,(aunque sea por un rastro evanencente).
Llegue a ti por casualidad, y no hay dia que no me descubras algo nuevo,incluso un sentimiento nuevo.
Si no ves reflejado tu comentario no te molestes, no los dejo, manias.
Gracias tambien por hacerme descubris a traves de tus ojos y de las palabras de tus autores favoritos, una manera nueva de sentir.
Mi recien descubrimiento de taneda me encanta.
Besos
Gracias a ti, Gio. Ésta es una pequeña casa también para ti.
ResponderEliminarAbrazos
me has alegrado la mañana con esas píldoras de magia. Es verdad que cuando un haiku da en la diana no hay nada más poderoso. El poema más brutal sería aquel que con una sola palabra nos pudiera desnudar los sentidos y hacernos suyos. En ese sentido la concentración del haiku tiene muchas lecciones que dar aún.
ResponderEliminarbuena entrada.
Caray, Raúl: me alegra que te alegre.
ResponderEliminarIdealmente, incluso, el mejor poema sería una radical ausencia de designación. Sin palabras, sin fisicidad, como apuntar con arco sin disparar una flecha. Y dar simultáneamente en todos los blancos, porque uno se apunta a sí mismo.
Me he liado con un poco de seudo misticismo oriental pero creo que tú entiendes lo que quiero decir.
abrazos, compañero
no conozco a taneda. es mi padre.
ResponderEliminaral escribir el nombre del poeta se ilumina el rayo. al decir padre, cae el trueno.
gracias.
òscar.
sobre si podemos los occidentales hacer o no haikus. creo que cuando el escritor occidental se acerca un poco al espíritu del haiku lo hace precisamente cuando él mismo no sabe que está haciendo un haiku. por ejemplo, para mí algunos poemas breves de rafael cadenas están más cerca de la instantaneidad, el presente y la recepción que supone el haiku, y eso que él en ningún momento dice estar haciendo haikus, que esos escritores que se ufanan de escribir haiku porque han usado x número de versos con cierto tipo de metáfora, vocabulario y organización.
ResponderEliminarFlorecemos
en un abismo.
Intensidad.
Muerte y contestación
a la muerte.
Vida,
redúceme a ser
sólo una crudeza frente a ti.
(Rafael Cadenas)
Espero que no se encuentre influido por Ada Salas.;-)
ResponderEliminarUno de mis preferidos, favoritos es Issa.Me gustó descubrir que también lo era de Ortega.
Búfalo hermano, me alegra verte.
ResponderEliminarQuerida Ana:
ResponderEliminarel poema de Rafael Cadenas se acerca al haiku por la condensación y despojamiento. Pero es que no es la economía expresiva la característica más importante del haiku, creo: eso sólo el revestimento formal. El haiku pretende atrapar un instante, decir el ahora, un ahora vaciado de conceptos, sin el lastre del pensamiento causal discursivo. En el magnífico poema de Cadenas creo apreciar ese lastre de conceptos, esa inflación de ideas de Occidente: se sitúa en una cadena, y si tiramos del hilo llegamos al existencialismo, la fenomenología, etc. En cambio el haiku debería recrear una "experiencia sonora u óptica pura", una pura sensación, una nada sin pensamiento...
Tal vez me equivoque, claro...
Ana dos:
ResponderEliminarEl influjo de Ada Salas en Taneda Santoka es más que evidente. Lamento sinceramente que no puedas verlo.
Issa me gusta mucho también. Me gustan todos ellos. Pero Santôka me golpea de un modo especial, percute y la resonancia no muere...
Tan precioso...que bailan las palabras en la mente.
ResponderEliminarGracias por esta hermosa aportación.
Estoy conociendo poco a poco a Taneda.
Bailan, cantan y acaban siendo palabras-gato y palabras-abejorro...
ResponderEliminarMe alegro que lo disfrutes, Portinari...
abrazos
¡Wow! No había leído antes a Taneda y me ha dejado muy impresionada.
ResponderEliminarUn saludo!
Creo que ese ¡Wow! es algo común en quien se acerca a Santôka con el corazón receptivo...
ResponderEliminarAbrazos
Querido Stalker, aunque ya me pasaré por tu reciente entrada, no quería dejar pasar más antes de decirte que estos haikus me han parecido tan bellos como profundos. Gracias por compartirlos. Aunque asumo la calidad del conjunto, me quedo con éstos:
ResponderEliminarHa envejecido
hasta el sonido
de las gotas de lluvia.
¿Qué pretendo encontrar
internándome en el viento?
Me siento en la belleza
de la hierba que va a marchitarse.
Asumiéndolo con calma
parece que hay que morir
La hierba arde.
Gracias y un abrazo,
Arturo
Querido Arturo:
ResponderEliminarrecorrer las huellas y las palabras de Santôka es siempre revelador de nuestra presencia efímera y del vértigo con que nos asombra el mundo.
abrazos
Ha sido un placer descubrir a Santôka, pero lo cierto es que he disfrutado por lo menos lo mismo siguiendo las apasionadas explicaciones de Stalker.
ResponderEliminarGracias por ambas cosas.
Un saludo
Susana:
ResponderEliminargracias a ti por tus acogedoras palabras, aunque créeme, el mérito es de Santôka; yo apenas intento ser un catalizador, un filtro que dé a conocer algunas cosas que me han tocado fondo.
Sé bienvenida.
abrazos
Gracias por superar esa vergüenza. Por mí, puedes remitirme a entradas anteriores cuantas veces quieras, aunque a lo mejor cuando lo hagas ya las habré recorrido yo solita.
ResponderEliminarY gracias por mostrármelo. Todos son una maravilla, pero hay uno que ha hecho mucho más que cosquillas, e incluso más que surcos. Poderoso, ha llegado más allá de la zona secreta y ha vuelto vacilante, tal vez no podía con todo lo que ha arrastrado:
Con eso tengo más que suficiente:
barrer las hojas caídas.
Me alegra que te guste, Bel...
ResponderEliminarBesos
"...Y a veces,
ResponderEliminardejo de mendigar
y miro las montañas."
abril
la hierba
las montañas
diecinueve
veinte
abril
eso
era mi cara
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTu rostro, Tera...
ResponderEliminar"He errado mucho tiempo, y al fin he llegado aquí"
ResponderEliminar"No hay reglas formales"
:)