El sol negro
Para nunca jamás
hablaros ya de la lluvia
nunca ya del cielo pesado
nunca de las mañanas grises
he salido de las brumas
y me fui huyendo
bajo cielos más ligeros
país de paraísos
Oh, cuánto me hubiese gustado
traeros esta noche
mares furiosos
músicas bárbaras
cantos felices, risas
de resonancias extrañas
que les harían el ruido
de un feliz estruendo,
conchas blancas
y piedras saladas
que ruedan bajo las olas
mil veces devueltas,
soles que estallan
soles estallados
cuyo fuego ardería
en eternos estíos.
Pero lo he intentado todo
he fingido que me lo creía
y vuelvo de lejos
y mi sol está negro
lo he intentado todo
y, podéis creerme,
vuelvo cansada
y es la desesperación.
Ligera, tan ligera
iba con vestido corto
me las apañaba
con el primero de turno
y era el descanso
la hora de la indolencia
aprendí a tocar el banjo
con canciones para guitarra
me entraron temblores en la espalda
olvidé a Mozart,
dichosa, al fin, iba
a poder volver a vosotros
con el ojo lánguido
vago de recuerdos,
y yo era el tornado
y la rabia de vivir,
he amado, he ardido,
recuperé mi retraso
qué hermosa era la vida
y qué loca mi historia...
Pero la tierra se abrió
allá, en alguna parte,
pero la tierra se abrió
y el sol está negro,
hay hombres emparedados
allá en alguna parte,
hay hombres emparedados
y es la desesperación.
He conjurado el destino
he vuelto a buscar el olvido
he rechazado la muerte
he desechado el tedio
y he apretado los puños
para ordenarme creer
que la vida era hermosa,
fascinante el azar
que me traía aquí,
allá o a otra parte
donde la flor era roja
donde la arena era blanca
donde el ruido del mar
era una canción...
Pero un niño ha muerto
allá, en alguna parte,
pero un niño ha muerto
y el sol está negro,
oigo tocar a duelo
y es la desesperación.
No traigo nada,
estoy descuartizada,
vuelvo a vosotros esta noche
con el corazón arañado
pues por mirarlos
por escucharlos vivir
he padecido con ellos
con ellos iba ebria,
no traigo nada
vuelvo solitaria
del fin de ese viaje
más allá de las fronteras.
¿Habrá acaso algún lugar en esta tierra
donde nada se desgarre?
Y ¿qué habrá que hacer, pues?
¿Podéis acaso decírmelo?
Si hace falta ir más lejos,
para borrar vuestras lágrimas,
y si pudiese yo sola
hacer que callen las armas
juro que mañana
vuelvo al camino
para que acabar para siempre
con este desgarramiento.
No me importa intentarlo
y no me importa creérmelo
pero estoy cansada
y el sol está negro,
perdón por decíroslo,
pero es que esta noche vuelvo
con el corazón magullado
y es la desesperación,
con el corazón magullado
y es la desesperación.
Para nunca jamás
hablaros ya de la lluvia
nunca ya del cielo pesado
nunca de las mañanas grises
he salido de las brumas
y me fui huyendo
bajo cielos más ligeros
país de paraísos
Oh, cuánto me hubiese gustado
traeros esta noche
mares furiosos
músicas bárbaras
cantos felices, risas
de resonancias extrañas
que les harían el ruido
de un feliz estruendo,
conchas blancas
y piedras saladas
que ruedan bajo las olas
mil veces devueltas,
soles que estallan
soles estallados
cuyo fuego ardería
en eternos estíos.
Pero lo he intentado todo
he fingido que me lo creía
y vuelvo de lejos
y mi sol está negro
lo he intentado todo
y, podéis creerme,
vuelvo cansada
y es la desesperación.
Ligera, tan ligera
iba con vestido corto
me las apañaba
con el primero de turno
y era el descanso
la hora de la indolencia
aprendí a tocar el banjo
con canciones para guitarra
me entraron temblores en la espalda
olvidé a Mozart,
dichosa, al fin, iba
a poder volver a vosotros
con el ojo lánguido
vago de recuerdos,
y yo era el tornado
y la rabia de vivir,
he amado, he ardido,
recuperé mi retraso
qué hermosa era la vida
y qué loca mi historia...
Pero la tierra se abrió
allá, en alguna parte,
pero la tierra se abrió
y el sol está negro,
hay hombres emparedados
allá en alguna parte,
hay hombres emparedados
y es la desesperación.
He conjurado el destino
he vuelto a buscar el olvido
he rechazado la muerte
he desechado el tedio
y he apretado los puños
para ordenarme creer
que la vida era hermosa,
fascinante el azar
que me traía aquí,
allá o a otra parte
donde la flor era roja
donde la arena era blanca
donde el ruido del mar
era una canción...
Pero un niño ha muerto
allá, en alguna parte,
pero un niño ha muerto
y el sol está negro,
oigo tocar a duelo
y es la desesperación.
No traigo nada,
estoy descuartizada,
vuelvo a vosotros esta noche
con el corazón arañado
pues por mirarlos
por escucharlos vivir
he padecido con ellos
con ellos iba ebria,
no traigo nada
vuelvo solitaria
del fin de ese viaje
más allá de las fronteras.
¿Habrá acaso algún lugar en esta tierra
donde nada se desgarre?
Y ¿qué habrá que hacer, pues?
¿Podéis acaso decírmelo?
Si hace falta ir más lejos,
para borrar vuestras lágrimas,
y si pudiese yo sola
hacer que callen las armas
juro que mañana
vuelvo al camino
para que acabar para siempre
con este desgarramiento.
No me importa intentarlo
y no me importa creérmelo
pero estoy cansada
y el sol está negro,
perdón por decíroslo,
pero es que esta noche vuelvo
con el corazón magullado
y es la desesperación,
con el corazón magullado
y es la desesperación.
"El bosque del luto" me lleva a "El sol negro" de Barbara, y a la traducción que aquí os propongo, y de repente pienso en lo extraño que resulta que Barbara no tocara nunca en España, lugar donde no tenía público, y en cambio fuera regularmente a Japón, donde tenía un público reducido pero extremadamente fiel (hasta el punto de que hay webs sobre Barbara en japonés). Tal vez el bosque el luto y el sol negro se toquen en un estrato subterráneo; tal vez el estilo "barbariano", minimalista y sobrio hasta el hueso, encuentre algún eco en aquellas lejanas tierras. El caso es que una cosa me ha llevado a la otra con total naturalidad. Agradezco, también, este espontáneo fluir...
Y aquí la canción en una apasionante versión en directo de 1990, del disco Gauguin. El final de la canción es brutal, apoteósico, increíble: una mujer que echa las tripas, que da todo lo que tiene y aun más, que no se guarda nada para sí. Impresionante.
Boomp3.com
7 comentarios:
Subrayo lo de "echa las tripas". Al final de la canción se puede comprobar...
No hace falta que hagas incapié, el desgarro con el que canta esta canción está presente en cada palabra, late en cada una de las sílabas.
Maravillosa y desoladora la letra, de la persona que agoniza y se ofrece sin embargo a volver a sangrar en el camino si alguien le asegurase que yendo aún más lejos podrían acallarse las armas, o borrar las lágrimas.
Ofrece amorosamente su corazón descuartizado como una ofrenda imposible, vuelve del frente hecha trizas y aún así canta y canta para quejarse y escupir a ese maldito sol ennegrecido.
Que dolorosa la canción pero qué delicia ha sido descubrirla, gracias Stalker!
Ja, ja, hago hincapié para que pulséis la tecla y escuchéis la canción... soy así de pesado, perdonadme... es que creo de verdad que merece la pena escuchar algo así (al margen, incluso, de que guste o no, para saber que existe...)
Espero que pronto habrá un vídeo en Youtube con la interpretación en vivo, cortesía de la gran Aerotoaroaes, barbarófila insomne e incansable predicadora en desiertos ;)
Acaban de poner "L'aigle noir" en Radio 3 (discópolis), y han reseñado muy brevemente su biografía.
También han comentado lo poco que se conoce en nuestro país la canción francesa en general, y como muy bien dices amigo Stalker, lo poco que se conoce a Barbara.
Nuestra amiga Aotearoaes creo que tiene un problema "tésnico", de esos con nombre de ventana, pero esperemos que pronto se ponga las pilas. Su labor es admirable, porque es como sembrar semillitas barbarófilas en internet. Así, algunas caeràn sobre la piedra, otras quedaràn en el camino, pero algunas seguro seguro que caen en tierra buena :)
Saludos
Sorel, cuánta razón tienes...
Siempre me ha admirado que Barbara no haya salido de las estrictas fronteras de la francofonía. Si tuviera una obra "discreta, normalita o del montón", lo entendería. Lo entendería de haberle pasado lo que a Gribouille, que murió muy joven, o a Christine Sèvres, eclipsada por su marido (Jean Ferrat) y que, por ende, sólo era intérprete.
Estamos hablando del algo muy distinto, una compositora que podemos poner en el nivel de Leonard Cohen, Bob Dylan, Jacques Bel, Ferré, Brassens, Paolo Conte. Tiene ese nievl, como mínimo, y en algunos aspectos fue mucho más allá que todos ellos juntos. Por eso es tan extraño ese silencio en torno a su figura. Tiendo a pensar que obedece a varios factores, y el principal de ellos creo que es un estilo que escapa a toda clasificación, que se aleja del pop (un Gainsbourg o incluso un Brel están más cerca de esa sensibilidad popular)y se acerca más a armonías más clásicas, menos "radiables". Por otra parte, aunque quisieron reducirla a un estereotipo (águila negra, femme fatale, etc.), creo que su personalidad es irreductible a ninguna fórmula comercial exportable.
El hecho de cantar en francés y ser mujer compositora (la única de relevancia en la chanson) acentúa la extrañeza de su figura y no lo ponen más fácil.
Aerotororaroaes (me encanta tirar de su nombre como de un chicle) hace una labor encomiable, nunca me he cansado de repetirlo. ¡Brindo por ella!
¿Te cuento cómo conocí a Barbara?
Fue gracias a una versión de "J'ai tué l'amour" que Dominique A hacía en los bonus tracks de uno de sus CDs (desgraciadamente, creo que ya no se edita con esos temas).
Cuando vi que era una versión, sólo tuve que seguir el camino de baldosas amarillas :)
¡Qué bueno, Sorel!
Yo la conocí así: hace diez años, en mi etapa de estudiante universitario, tenía una novia que escuchaba mucho la radio. Un día me habló de unas melodías maravillosas cantadas en francés. No recordaba quién las cantaba (¿Marie Paul Belle?) pero sí el nombre de la autora de las canciones: una tal Barbara, a secas.
Empecé a buscar y no encontré discos, pero fíjate que sorpresa: en una tienda de segunda mano, en Málaga, encontré una edición muy arañada, casi destruida, del "Gauguin". La primera canción que escuché de Barbara fue esa versión de "Perlimpinpin"...
a partir de ahí no seguí el camino de baldosas amarillas, pero me tomé la pastilla roja y desperté en un mundo nuevo. :)
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