Y ese ha de ser a la vez nuestro mayor dolor y nuestra mayor delicia. La conciencia de nuestra intransferible individualidad, de los límites plausibles de viajar hacia "lo otro", "el otro", y a la vez nuestro anhelo de emprender ese viaje tan lleno de hallazgos y de pérdidas. Un abrazo, Stalker
no sé qué impulso me ha llevado a relacionarlo con esa escena de ternura de "El bosque del luto". Tal vez porque la delicia y el dolor se aúnan en ella, cuando los personajes se abrazan a la tierra para descansar; es entonces cuando sanan, después de haber sido cauce abierto el uno para el otro...
Sin embargo al verlas juntas, uno piensa que no podría de ser de otra manera, y a su modo, ya son inseparables. Y es que a veces se me ocurre que una de las mayores concesiones que se le puede hacer a alguien es dormir a su lado. Porque en ese momento no hay baluarte ni defensa. Uno junto al otro son baluarte, piel contra piel es amor, y todo el odio se quedo afuera....
Precioso verso, preciosa imagen, llegan el dolor y la delicia de ser lo que se es y el dolor y la delicia del hallazgo y ese encuentro con el otro, abrazarse a la tierra puede ser el preciso poema que fluye entre palabra e imagen, la tierra donde somos, de lo que estamos hechos, permanente regazo, dolor y delicia, asirse a su falda, hallarla dispuesta y abierta tiene que ser sanador de todas las heridas. Dormir con otro, como apunta Vera, es la entrega de la verdadera intemperie que cada uno sabe... La imagen que escogiste es potente en su ternura
Y ese ha de ser a la vez nuestro mayor dolor y nuestra mayor delicia. La conciencia de nuestra intransferible individualidad, de los límites plausibles de viajar hacia "lo otro", "el otro", y a la vez nuestro anhelo de emprender ese viaje tan lleno de hallazgos y de pérdidas.
ResponderEliminarUn abrazo, Stalker
Querida Vera:
ResponderEliminares así como dices
no sé qué impulso me ha llevado a relacionarlo con esa escena de ternura de "El bosque del luto". Tal vez porque la delicia y el dolor se aúnan en ella, cuando los personajes se abrazan a la tierra para descansar; es entonces cuando sanan, después de haber sido cauce abierto el uno para el otro...
un abrazo
Sin embargo al verlas juntas, uno piensa que no podría de ser de otra manera, y a su modo, ya son inseparables. Y es que a veces se me ocurre que una de las mayores concesiones que se le puede hacer a alguien es dormir a su lado. Porque en ese momento no hay baluarte ni defensa. Uno junto al otro son baluarte, piel contra piel es amor, y todo el odio se quedo afuera....
ResponderEliminarPrecioso verso, preciosa imagen, llegan el dolor y la delicia de ser lo que se es y el dolor y la delicia del hallazgo y ese encuentro con el otro, abrazarse a la tierra puede ser el preciso poema que fluye entre palabra e imagen, la tierra donde somos, de lo que estamos hechos, permanente regazo, dolor y delicia, asirse a su falda, hallarla dispuesta y abierta tiene que ser sanador de todas las heridas.
ResponderEliminarDormir con otro, como apunta Vera, es la entrega de la verdadera intemperie que cada uno sabe...
La imagen que escogiste es potente en su ternura
abrazo a la intemperie
Vera:
ResponderEliminarel odio se quedó fuera. Inmensa verdad de la intimidad que nos protege de la intemperie...
un abrazo
Anamaría:
ResponderEliminarte recomiendo la película a la que pertenece el fotograma...
tus palabras, tan delicadas siempre, parecen dormir al lado de los personajes. Así cuidan su sueño beatífico...
un abrazo fuerte