después de la entrada anterior, donde se ha escrito un diario ficticio, os propongo un juego: observar la infancia, la mirada de estos (futuros) escritores e intentar adivinar quiénes son. No es difícil, sólo hay que estar atento: ya el gesto de niños revela lo que, más tarde, será su escritura. Está todo ahí, en esa infancia, en esa vida.
esta entrada quedará abierta un tiempo y los nombres que no hayáis adivinado se añadirán en unas semanas
así pues, sin más demora, os invito a entrar en la danza
¿Sabes? No tengo por costumbe ponerles un rostro real a los escritores que leo. A no ser que alguien me los muestre, lo cierto es que nunca he tenido esa curiosidad (y no sé si esto es bueno o malo) y, al final, acabo imaginándomelos a mi antojo. Sus libros, de alguna manera, me ayudan que conforme sus rostros. Por eso, me siento incapaz ahora de ponerle nombre a alguno de esos chiquillos de mirada ya curiosa. Sin embargo, esta entrada promete (y no menos que la anterior, en la que me quedé tan abrumada tras descubrir tu juego de diario ficticio que no supe ni qué decir). Estaré atenta a los demás. Pero ya que no participo, o al menos de momento, no me voy a ir sin decirte que, a saber por qué, el detenerme en estas fotografías me ha traído a la memoria unos versos de Blanca Varela que dicen:
"los mondos los frágiles huesecillos del amor ese fracaso ese hambre esa tristeza futura como el cielo de una jaula la tierra gira la carne permanece cambia el paisaje las horas se deshojan es el mismo río que se aleja o se acerca tedioso espejo con la misma gastada luna de yeso que se esponja hasta llenar el horizonte con su roñosa palidez"
El primero me hizo pensar en Wittgenstein, la cuarta en Chantal y me he sentido identificada con casi todos ellos. En el último año he tenido mucho contacto con los niños a través de lecturas que he realizado con ellos. Desde entonces tengo más claro la proximidad que hay entre la escritura y el juego, el juego del lenguaje, el juego del estar, de entretejer, salirse, nombrar, el juego y el lenguaje del humor. Ya te hablé una vez de los niños de cuatro años que tras leerle un cuento sobre un cocodrilo se convirtieron en cocodrilos que reptaban por el suelo y enseñaban los dientes.
perdón, la niña que me recordó a Chantal es la quinta, no la cuarta, aunque la niña quinta es más adulta que Chantal y Chantal es más niña que esa niña. Sí, Chantal juega.
me gusta mucho tu comentario: imaginar que quien eso escribe no tiene rostro, o bien un rostro líquido, metamórfico, perpetuamente fugado de sí. quizá nuestro propio rostro, quizá nuestra propia voz (pues el rostro, a fin de cuentas, no es independiente de una cierta textura sonora, no se deja aprehender si no es enraizado en una voz)...
en mi caso, siempre me fascinó indagar el rostro-voz de los autores que más me gustan. en especial el rostro de la infancia, o la infancia escondida en el rostro adulto, me hablan de una forma esencial, delicadamente oblicua, de lo que se urde bajo la mente. como si el rostro estuviera bajo la mente, se hiciera (y se pronunciara) bajo la mente (espero no ser muy hermético con esa frase, para mí muy nítida y cristalina...)
gracias por el poema de Blanca Varela (¿sera ella una de estas niñas?...), y también por ese silencio abrumado, delicado, ante la entrada anterior, que recibo como un regalo,
entrar, salir, nombrar, jugar entre el lenguaje y la vida: espacio reticular, red de resonancias, tapiz en el que algo va sucediendo(nos), corazón al unísono, voz de la que todos somos afluentes y que nos va tejiendo y destejiendo al hilo de un ritmo, el propio en el de todos, la vida diluida en cada aliento: vertida, interminable, generosa...
no hace falta decir que me gustaría mucho ser uno de esos cocodrilos, que me cocodrilizo ya, a la espera de que un día me cuentes ese cuento
¿habrá una salvación más pequeña y gozosa que reptar por el suelo, volcándose en aquello que la palabra nombra? ¿habrá alguna manera más certera de destruir los espectros inherentes al lenguaje y hacer que éste sea cuerpo, insuperable gozo?
¡No me ha quedado claro a qué niña te refieres! ¿Podrías indicármelo por el número de foto, empezando a contar desde arriba e incluyendo a niños y niñas? Quiero decir, no sé si con la quinta niña te refieres a la quinta fotografía (un niño en realidad, aunque podría ser una niña), o bien a la quinta de las niñas, que corresponde a la fotografía número 10 (en la que aparece un gatito negro)...
Chantal juega, en efecto. Pocos saben verlo, ver eso que tú ves: la descomposición del lenguaje como juego y lentitud. Hay juego e infancia, e incluso un sentido del humor muy intenso, lúcido y feroz, en libros como "Hilos" o "Bélgica",
Ese punto de fuga hacia donde huye la mirada de la niña, el centro de atención fuera de encuadre.ella separada de las otras por su mirada. la niña muy tímida que parece ocultar su mano o lo que sostiene en ella detrás del vestido.La única que no mira a la cámara.No es una niña 'fuerte'y sin embargo, es la única que escapa de la cámara y de la orden de mirar hacia el objetivo. Y las dos niñas cogidas del brazo, las dos niñas que tienen algo en sus manos y rompen la continuidad de cogerse de la mano como sus compañeras y forman otro grupo, pero ellas son valientes y dóciles, obedientes, miran hacia el fotógrafo, no buscan la escena que las saque de escena. Un abrazo.
todos tienen una mirada oblicua, permanentemente resbalando hacia otro sitio,es impresionante ese lugar al que ya miran, ese descubrimiento en la pupila da escalofrío. Mis respuestas se me resbalan también: La segunda parece ser Laura Giordani el séptimo de Georgie Borges (seguro) la quinta es impresionante, pudiera ser Chantall por esa belleza extrema
deliciosa la búsqueda en la infancia, gracias por esos rostros
has acertado con Laura Giordani y Jorge Luis Borges!
La quinta fotografía pertenece a un niño. Bien es verdad que su encuadre y textura, y la tierna y extrañada mirada, puede hacer pensar en una niña. También es cierto que el color de los ojos podría hacer pensar en Chantal, pero no es ella. Aniuska ha pensado lo mismo que tú, lo que no me parece casual... Es un futuro escritor. ¡Misterios de la fotografía y la mirada!
un abrazo fuerte, chiquito, en este tallo breve, infancia
esa niñita mirando por fuera del encuadre, en la esquina derecha, bien pudiera ser Alejandra, pareciera irse resbalando para huir del grupo de niñas igualitas -foto ocho- a ver Stalker si la pego
Por la expresión de la cara y por la ropa la 7 me parece Marina Tsvetáieva. Pero estoy mirando las caras de las poetas que hay en el lateral y haciendo comparaciones. A ver si acierto. Mira que si el ave zanucada se lleva un premio por adivinar el rostro de la infancia.
te agradezco infinito que participes en esta pequeña ternura (que no juego),
abrazo fuerte
PD: con gran alegría he recibido tu mensaje y tu propuesta, pero no encuentro tu mail, no aparece en tu perfil. Escríbelo aquí (no lo publicaré, obviamente). Más abrazos
no hace falta decir que la entrada sigue abierta a todos los que queráis interrogar(os), interrogar vuestra propia infancia en estos niños que luego se dirán en letra menuda, niños menudos que seguirán volando siempre hacia cierto crepúsculo: esa tierra oscura, duermevela de nuestra infancia...
aparte de que me hace feliz verte aparecer por aquí, estoy impresionado por tu interés y tus aciertos: ¡¡nada menos que ocho aciertos de doce!!
Para darle emoción a la cosa, por ahora sólo diré que el 11 no es Mariel. Se trata de un niño, pero me despierta una invencible ternura que hayas pensado en Mariel ante esa instantánea. Tal vez también es ella, después de todo,
Infancia y juego serio. Rostros eternos y metamóficos. Rostros en los que el silencio ya presente deja eclosionar las palabras futuras...
Mi agradecimiento por tu blog ínfimo e infinito en el que el constante hormigueo de tus senderos abre territorios tan imprescindibles para la continuidad de la ternura...
Aquí me abrevo, silenciosa, como una loba tránsfuga...
¿Sabes? No tengo por costumbe ponerles un rostro real a los escritores que leo. A no ser que alguien me los muestre, lo cierto es que nunca he tenido esa curiosidad (y no sé si esto es bueno o malo) y, al final, acabo imaginándomelos a mi antojo. Sus libros, de alguna manera, me ayudan que conforme sus rostros. Por eso, me siento incapaz ahora de ponerle nombre a alguno de esos chiquillos de mirada ya curiosa. Sin embargo, esta entrada promete (y no menos que la anterior, en la que me quedé tan abrumada tras descubrir tu juego de diario ficticio que no supe ni qué decir). Estaré atenta a los demás. Pero ya que no participo, o al menos de momento, no me voy a ir sin decirte que, a saber por qué, el detenerme en estas fotografías me ha traído a la memoria unos versos de Blanca Varela que dicen:
ResponderEliminar"los mondos los frágiles huesecillos del amor
ese fracaso ese hambre
esa tristeza futura
como el cielo de una jaula
la tierra gira
la carne permanece
cambia el paisaje
las horas se deshojan
es el mismo río que se aleja o se acerca
tedioso espejo con la misma gastada luna de yeso
que se esponja hasta llenar el horizonte
con su roñosa palidez"
Un abrazo.
El primero me hizo pensar en Wittgenstein, la cuarta en Chantal y me he sentido identificada con casi todos ellos.
ResponderEliminarEn el último año he tenido mucho contacto con los niños a través de lecturas que he realizado con ellos. Desde entonces tengo más claro la proximidad que hay entre la escritura y el juego, el juego del lenguaje, el juego del estar, de entretejer, salirse, nombrar, el juego y el lenguaje del humor. Ya te hablé una vez de los niños de cuatro años que tras leerle un cuento sobre un cocodrilo se convirtieron en cocodrilos que reptaban por el suelo y enseñaban los dientes.
Un abrazo juguetón.
perdón, la niña que me recordó a Chantal es la quinta, no la cuarta, aunque la niña quinta es más adulta que Chantal y Chantal es más niña que esa niña. Sí, Chantal juega.
ResponderEliminar(*,
ResponderEliminarme gusta mucho tu comentario: imaginar que quien eso escribe no tiene rostro, o bien un rostro líquido, metamórfico, perpetuamente fugado de sí. quizá nuestro propio rostro, quizá nuestra propia voz (pues el rostro, a fin de cuentas, no es independiente de una cierta textura sonora, no se deja aprehender si no es enraizado en una voz)...
en mi caso, siempre me fascinó indagar el rostro-voz de los autores que más me gustan. en especial el rostro de la infancia, o la infancia escondida en el rostro adulto, me hablan de una forma esencial, delicadamente oblicua, de lo que se urde bajo la mente. como si el rostro estuviera bajo la mente, se hiciera (y se pronunciara) bajo la mente (espero no ser muy hermético con esa frase, para mí muy nítida y cristalina...)
gracias por el poema de Blanca Varela (¿sera ella una de estas niñas?...), y también por ese silencio abrumado, delicado, ante la entrada anterior, que recibo como un regalo,
un abrazo fuerte
aniuska:
ResponderEliminar(alegría, siempre, de verte por aquí)
entrar, salir, nombrar, jugar entre el lenguaje y la vida: espacio reticular, red de resonancias, tapiz en el que algo va sucediendo(nos), corazón al unísono, voz de la que todos somos afluentes y que nos va tejiendo y destejiendo al hilo de un ritmo, el propio en el de todos, la vida diluida en cada aliento: vertida, interminable, generosa...
no hace falta decir que me gustaría mucho ser uno de esos cocodrilos, que me cocodrilizo ya, a la espera de que un día me cuentes ese cuento
¿habrá una salvación más pequeña y gozosa que reptar por el suelo, volcándose en aquello que la palabra nombra? ¿habrá alguna manera más certera de destruir los espectros inherentes al lenguaje y hacer que éste sea cuerpo, insuperable gozo?
¡No me ha quedado claro a qué niña te refieres! ¿Podrías indicármelo por el número de foto, empezando a contar desde arriba e incluyendo a niños y niñas? Quiero decir, no sé si con la quinta niña te refieres a la quinta fotografía (un niño en realidad, aunque podría ser una niña), o bien a la quinta de las niñas, que corresponde a la fotografía número 10 (en la que aparece un gatito negro)...
Chantal juega, en efecto. Pocos saben verlo, ver eso que tú ves: la descomposición del lenguaje como juego y lentitud. Hay juego e infancia, e incluso un sentido del humor muy intenso, lúcido y feroz, en libros como "Hilos" o "Bélgica",
un abrazo,
más que juguetón: osezno
Ese punto de fuga hacia donde huye la mirada de la niña, el centro de atención fuera de encuadre.ella separada de las otras por su mirada. la niña muy tímida que parece ocultar su mano o lo que sostiene en ella detrás del vestido.La única que no mira a la cámara.No es una niña 'fuerte'y sin embargo, es la única que escapa de la cámara y de la orden de mirar hacia el objetivo.
ResponderEliminarY las dos niñas cogidas del brazo, las dos niñas que tienen algo en sus manos y rompen la continuidad de cogerse de la mano como sus compañeras y forman otro grupo, pero ellas son valientes y dóciles, obedientes, miran hacia el fotógrafo, no buscan la escena que las saque de escena.
Un abrazo.
todos tienen una mirada oblicua, permanentemente resbalando hacia otro sitio,es impresionante ese lugar al que ya miran, ese descubrimiento en la pupila da escalofrío.
ResponderEliminarMis respuestas se me resbalan también:
La segunda parece ser Laura Giordani
el séptimo de Georgie Borges (seguro)
la quinta es impresionante, pudiera ser Chantall por esa belleza extrema
deliciosa la búsqueda en la infancia, gracias por esos rostros
abrazos chiquitos
anamaría
Buenos días.
ResponderEliminarLa quinta empezando por arriba incluyendo tanto a niñas como niños.
mjromero:
ResponderEliminares en efecto, la niña que mira fuera del encuadre en la que adivinamos la escritora, la escritura: ahí se cifra algo, en ese mirar fuera de cámara...
excelente habitar una fotografía!
un abrazo
anamaría!
ResponderEliminarhas acertado con Laura Giordani y Jorge Luis Borges!
La quinta fotografía pertenece a un niño. Bien es verdad que su encuadre y textura, y la tierna y extrañada mirada, puede hacer pensar en una niña. También es cierto que el color de los ojos podría hacer pensar en Chantal, pero no es ella. Aniuska ha pensado lo mismo que tú, lo que no me parece casual... Es un futuro escritor. ¡Misterios de la fotografía y la mirada!
un abrazo fuerte, chiquito, en este tallo breve, infancia
aniuska!
ResponderEliminarla quinta fotografía pertenece a un niño, aunque, como le digo a Anamaría, bien pudiera ser una niña, bien pudiera ser Chantal Maillard a esa edad...
es una fotografía que impresiona bastante...
por lo demás, el primero no es Wittgenstein, aunque también podría serlo. No es Wittgenstein, pero es alguien muy especial...
Ya tenemos dos, Laura Giordani y Borges!
un abrazo
Walky Stalky, la que mira fuera de cuadro; ¿Alejandra Pizarnik?
ResponderEliminaruna abracada
Soy nefasto, sólo descubro a Cortázar y creo que a Chantal de tanto escucharte hablarnos de ella. Encanto de entrada.
ResponderEliminaresa niñita mirando por fuera del encuadre, en la esquina derecha, bien pudiera ser Alejandra, pareciera irse resbalando para huir del grupo de niñas igualitas -foto ocho-
ResponderEliminara ver Stalker si la pego
abrazo de infancia resbalada
Ana, Bashevis:
ResponderEliminaracertásteis, la niña que mira fuera es, en efecto, Alejandra Pizarnik...
ya practicaba cierta oblicuidad (tan bien descrita por jmromero),
abrazos a ambos
El joven llamado Cuervo (me costará acostumbrarme a tu nuevo nombre, Curiyú!):
ResponderEliminares posible que tengas razón, es posible que no,
todo está abierto,
un abrazo desde este hemisferio
Con esto que dice el Cuervo, ¿SERÁ QUE ESE NIÑO DE MARAVILLA ES CORTÁZAR? el de la foto 5!!!
ResponderEliminaresos ojos ya son unas Puertas del Cielo
Ana:
ResponderEliminares él, en efecto!
el cielo abierto, y lo tenía dentro de sí...
abrazos!
Creo que la última foto es de Chantal Maillard y la 5 Cortazar.Voy a seguir mirando...
ResponderEliminarUn beso
Por la expresión de la cara y por la ropa la 7 me parece Marina Tsvetáieva.
ResponderEliminarPero estoy mirando las caras de las poetas que hay en el lateral y haciendo comparaciones. A ver si acierto. Mira que si el ave zanucada se lleva un premio por adivinar el rostro de la infancia.
.Sigo...
Querida ave zancuda:
ResponderEliminarno son ellos los que dices, pero ciertamente podrían serlo...
pienso que tal vez la infancia hermana a los escritores, los hace uno, una...
no hace falta decir que para mí tienes todos los premios,
un abrazo
El ave zancuda se ha equivocado.
ResponderEliminarVoy a seguir mirando los rostros. Un beso
Laura GIordani si que la he reconodio. Es más cercana. Mucho más cercana.
Lola!
ResponderEliminares mucho más cercana, en efecto: vive dentro...
gracias por buscar la vida en estos rostros,
un abrazo
Zurn apoyada contra un arbol? En la nº 6?
ResponderEliminarUn abrazo ;)
la última ¿podría ser Olga Orozco?
ResponderEliminarBashevis!
ResponderEliminar¡acertaste! debo decir que en una de las fotos más difíciles, además...
¡Ya queda menos!
gracias por participar,
un abrazo!
Anamaría:
ResponderEliminarpodría ser Olga Orozco aunque no es ella,
me gusta que hayas pensado en Olga,
te agradezco infinito que participes en esta pequeña ternura (que no juego),
abrazo fuerte
PD: con gran alegría he recibido tu mensaje y tu propuesta, pero no encuentro tu mail, no aparece en tu perfil. Escríbelo aquí (no lo publicaré, obviamente). Más abrazos
no hace falta decir que la entrada sigue abierta a todos los que queráis interrogar(os), interrogar vuestra propia infancia en estos niños que luego se dirán en letra menuda, niños menudos que seguirán volando siempre hacia cierto crepúsculo: esa tierra oscura, duermevela de nuestra infancia...
ResponderEliminarSólo descubrí a Julio Cortázar!!!
ResponderEliminaremma!
ResponderEliminarno es poco,
un beso!
1º...Camus?
ResponderEliminar2ºLaura Giordano
3º...Annemarie Schwarzenbach o Klaus Mann?
4ºSylvia Plath
5ºCortázar
6ºZürn
7ºBorgues
8ºPizarnik
9º Wittgenstein
10ºChantal Maillard
11ºMariel Manrique
12ºMartine Broda
:)
Say:
ResponderEliminaraparte de que me hace feliz verte aparecer por aquí, estoy impresionado por tu interés y tus aciertos: ¡¡nada menos que ocho aciertos de doce!!
Para darle emoción a la cosa, por ahora sólo diré que el 11 no es Mariel. Se trata de un niño, pero me despierta una invencible ternura que hayas pensado en Mariel ante esa instantánea. Tal vez también es ella, después de todo,
un abrazo fuerte
Puede haber un Kafka en la tercera foto?
ResponderEliminarPortinari:
ResponderEliminarpodría haberlo, aunque no lo hay...
todos somos Kafka, claro...
La tercera será mi querido Arthur Rimbaud?
ResponderEliminarInfancia y juego serio.
Rostros eternos y metamóficos.
Rostros en los que el silencio ya presente deja eclosionar las palabras futuras...
Mi agradecimiento por tu blog ínfimo e infinito en el que el constante hormigueo de tus senderos abre territorios tan imprescindibles para la continuidad de la ternura...
Aquí me abrevo, silenciosa, como una loba tránsfuga...
Muriel
Muriel:
ResponderEliminaracertaste!
gracias por abrevarte, y por tu presencia siempre metamórfica,
abrazos!