viernes, 3 de junio de 2011
Y antes, el mundo velado
Madre e hijo
Todos somos soñadores; no sabemos quiénes somos.
Alguna máquina nos hizo; máquina del mundo, la
familia opresora.
Más tarde, regreso al mundo, pulidos por látigos suaves.
Soñamos; no recordamos.
Máquina de la familia; pelaje oscuro, bosques del
cuerpo de la madre.
Máquina de la madre: blanca ciudad en su interior.
Y antes de eso: tierra y agua.
Musgo entre rocas, apenas hojas y hierba.
Y antes, células en una gran oscuridad.
Y antes de eso, el mundo velado.
Por eso naciste: para silenciarme.
Células de mi madre y mi padre, os toca
ser el eje: la obra maestra.
Improvisé; nunca recordé.
Te toca ser encauzado;
eres quien pide saber:
¿Por qué sufro? ¿Por qué soy ignorante?
Células en una gran oscuridad. Alguna máquina nos hizo;
te toca acercarte, volver a preguntarle:
¿para qué existo? ¿para qué existo?
Louise Glück, poema "Madre e hijo", en The Seven Ages
(trad: Stalker)
Madre e hijo, Alexander Sokurov
una pregunta que no deja de sonar en nuestros oídos interiores, generación tras generación...la gran pregunta de la humanidad, tan obscura y real.
ResponderEliminarHacía tiempo que no leía un poema que me llegara tanto como este, acompañado además de una de las películas que más me emocionó -película de la belleza de la ruina y el tiempo, y la naturaleza es la ruina y el tiempo, la madre es la ruina y el tiempo-.
ResponderEliminarNo había leído nada de Gluck,¿me recomiendas el libro de pre-textos?
Un abrazo fuerte.
De cómo los poemas pueden indagar tan profundo, llegar hondo como los cuchillos.
ResponderEliminarEmma:
ResponderEliminaruna pregunta en lo oscuro y en lo real, en la entraña viva del mundo. Irresoluble, por lo tanto. Como todo lo que importa,
un abrazo
Aniuska:
ResponderEliminarqué bueno leerte por aquí después de tanto tiempo...
en Pre-Textos hay publicados tres libros de Louise Glück: "El iris salvaje", "Ararat" y "Las siete edades". Este poema que he traducido proviene del último libro, y lo he traducido porque no me gustaban las decisiones de la traductora (que por otra parte hace un trabajo muy notable, pero en estas cosas sigo mi propio gusto y mi criterio).
Te recomiendo los tres, por supuesto, pero tengo que avisarte que no todos los poemas son como este "Madre e hijo". En Louise Glück hay hallazgos maravillosos, gemas, pero se dan entre la hojarasca, entreveradas en la anécdota trivial, en un lenguaje a veces excesivamente "normalizado" (la lengua del poder, dirías tú). Sería un equivalente a nuestra poesía de la experiencia, versión norteamericana: una lengua que no siempre explora el temblor ni se repliega sobre sí misma (la poesía que creo es la que más te interesa). Creo que Glück no compone sus libros como unidades significativas globales; son más bien conjuntos de poemas heterogéneos (la unidad sería meramente estilística). Pero de vez en cuando surgen espigas de trigo, y la fragilidad se entraña entonce en lo más profundo que tenemos: eso que ocurre en la piel sin saberse nombrar.
Te trascribo un ejemplo de esos otros poemas que me gustan menos para que veas lo que quiero decir:
"Igual que un hombre y una mujer
construyen entre ambos un jardín
como un lecho de estrellas,
se demoran ellos en la tarde de estío,
aquí, y la llenan de frío
con su terror: todo
podría terminar pues todo tiende
a la devastación. Todo, todo
puede perderse, a través del aire perfumado
donde inútiles columnas se levantan
y más allá se agita un mar
de amapolas.
Calla, amor mío. No me importa
cuántos veranos tenga que vivir para volver;
este verano hemos entrado en la eternidad.
Siento tus dos manos
enterrarme para liberar su esplendor."
En cuanto a Sokurov, mi adhesión tampoco es incondicional, en especial en lo que atañe a sus fuentes demasiado visibles: en "Madre e hijo" el director está demasiado atrapado en los códigos de sus antecesores en todo lo que tiene que ver con la puesta en escena, el tempo narrativo, la iconografía, etc. Es demasiado deudor de Tarkovski, Paradjanov o Dovzhenko, y no tanto por una impregnación creativa como por una imitación a veces flagrante (no hace falta señalar ejemplos sonrojantes, son muy visibles... y audibles). Quiero decir que en sus obras de ficción Sokurov no siempre alcanza una voz madura y personal, cosa que sí consigue en el ciclo de las "Elegías" y en su faceta documental ("Voces espirituales" sería mi obra favorita, aquí sí, con voz propia y entrañada).
Todo esto no significa que "Madre e hijo" no sea una película de gran delicadeza, y que, como hermosamente dices, "la naturaleza es la ruina y el tiempo, la madre es la ruina y el tiempo". Es una obra sin tiempo, donde el cine desborda toda posible taxonomía y deviene poema,
una obra que se concede la ruina como don y el misterio de la voz que se apaga como espacio para la reconciliación y la escucha,
esa lentitud, ese sordo crecimiento de líquenes, el óxido que avanza, el fotograma pintado, recrean un tiempo de la espera, un aura espectral que me es muy querida, y donde el mimbre de los pequeños gestos se trenza y dice mejor que el discurso más afilado...
un abrazo
Curiyú:
ResponderEliminar... a una profundidad que puede ser tan honda (tan superficial) como la piel: ahí donde el temblor, donde la espera...
abrazo
Gracias por esas escenas de Sokurov y por traducir aquí ese poema-pensamiento donde me encuentro. "Todos somos soñadores; no sabemos quiénes somos". Y qué elegante retrato el de la poeta
ResponderEliminarEl poema de Glück y las imágenes de Sokurov son una respuesta a aquella petición: regálanos cada día la maternidad, el asombro, la orfandad.
ResponderEliminarLa malla del milagro...
Abrazo descentrado
anamaría
Leo tus entradas y me quedo muda. Las vuelvo a leer y otra vez la mudez. Ese silencio me viene bien.
ResponderEliminarHe leído los coemntarios y la respuesta a Aniuska y aprendo.-
Escuchar es mejor que decir porque aprendo más.
La madre cuando lleva un hijo dentro es un cuenco lleno de vida. Un ser se mueve dentro y es una sensación tan delicada y bella que siempre queda en el recuerdo.
Aunque a veces me he preguntado que porque nacen niños en este mundo tan inhumano.
El silencio del bosque es precioso en la pleícula.
Un abrazo Stalker.
EL ave zancuda te saludo desde las nubes.
DUELE.
ResponderEliminarestos versos duelen.
la pregunta y su entonación, el mundo velado, lo incognoscible.
quizá existimos para emanciparnos del mandato tatuado en nuestras células y para que esa emancipación nos lleve menos tiempo que la vida.
ResponderEliminarse percibe, como un destello, tu mano exquisita en la traducción.
sokurov me serena en esta película, me remite a las pinturas de Friedrich. quizá existimos para alcanzar ese grado de serenidad.
te abrazo fuerte.
Belnu:
ResponderEliminarelegancia en el cuerpo-bambú, en el poema-bambú: esa flexibilidad, esa cercanía...
un abrazo
Anamaría:
ResponderEliminarla maternidad, el asombro, la orfandad, todo conjugado en una fina red, tejido de delicadeza que nos toca lo más vivo...
un abrazo
Querida ave zancuda:
ResponderEliminarcómo me gusta verte pasar por aquí, planeando, interrogándote siempre, dejándote acariciar y recorrer por las cositas que aquí voy a acercando. Es muy bello, también, tu silencio, que es sonoro y cachorro, y donde cabe un mundo entero,
abrazos
Laia:
ResponderEliminarduele, pero como todo lo que duele, también cauteriza la herida, ésa a la que apunta todo poema entrañado...
sé que tú estas en eso que duele y cura (y no el "alma del mundo" y esas tonterías),
un abrazo
Passarinho:
ResponderEliminartu presencia aquí serena y alimenta al animalito-blog, que se quiere llegar a tu regazo con su lengua cachorro, su lengua-aquí,
esa emancipación, sí, es imperativa: romper los designios del código genético y perdernos en el bosque sin signos que marquen el camino. Quemar el vaticano. Cuidar de un animal enfermo. Ir cerrando las brechas entre el mundo y el grito. Cauterizar. Sembrar. Romper toda estructura posible para que el surco, y esa siembra, sean posibles,
abrazo y abrazo
llevo días queriendo que me salga otra cosa. algo más suave. pero no. así que me doy por vencida.
ResponderEliminarLouise Glück lleva razón.la familia opresora.
de la familia nadie sale indemne.
si no te destruye el padre, lo hará la madre, y si no entre los dos ya se encargarán.
creen que dan todo por el bienestar de los hijos y eso les sirve como justificación. en realidad vuelcan en ellos todas sus ocultas frustraciones, y la rueda sigue y sigue. no quieren pensar que han traído más carne para alimentar este engranaje del que sólo se sale destrozado., han colaborado para que la máquina trituradora siga funcionando.
traer hijos es un acto de egoismo puro y duro. qué sentido tiene traerlos a un mundo que ya sabemos de sobra cómo es. sacrificio, dolor, trabajo esclavizante y si tenemos suerte, un poco de amor con momentos fugaces de placer. nada más.
parejas que obedecen una mentalidad que lleva imperando desde hace más de dos mil años: hay que procrear. como ordenan los curas. así los poderosos, tendrán siempre mano de obra que pague sus palacetes y los sustenten en el poder, per secula seculurum.
la procreación NO es un acto consustancial al amor. al contrario.
se traen hijos al mundo por una cuestión práctica. por egocentrismo, para que los narcisos-genes perduren, ay! sus desgraciados descendientes...otros por presión social, otros por no sentirse solos en una pareja donde ya se perdió la pasión, o para tener quien les cuide de mayores, etc, etc
antes de que un bebé sea bebé, era NADA. después, ese bebé será un adulto que destruirá o será destruido. que pertenecerá a los perseguidores o a los perseguidos. a los explotadores o a los explotados. hay pocas opciones en esta vida. las dos opciones son igual de ignominiosas.
por eso yo también me pregunto ¿para qué existimos?. para qué tanto trasiego.
de Sokurov he visto “Dolorosa indiferencia” . hace tiempo y no la recuerdo. sólo la sensación de que era una extravagante puesta en escena...
Say:
ResponderEliminarno sabes como aprecio tu sinceridad, el torrente que das: para mí un soplo de vida increíble...
me asombra nuestra sintonía en muchos aspectos. Éste es uno de ellos, y me alegra que lo expongas así, con esa lucidez que desenmascara esa impostura fatal, inscrita en nuestros genes y reforzada por el irrespirable egoísmo humano...
tus palabras, como sabes, no son políticamente correctas. Mucha gente se ofendería si en una conversación nos expresamos en estos términos sobre este tema. Es una cuestión delicada, y este punto de vista genera rechazo y condena, a veces por los defensores de cierto vitalismo ingenuo, ciego, y que encierra más de una mezquindad, más de un sofisma. Lo observo constantemente a mi alrededor,
y yo celebro tu incorrección política (en este y en tantos temas) y tu forma de ser, libre y apasionada hasta la fiereza,
y te abrazo fuerte
preguntar y volver a preguntar.
ResponderEliminarabrazo
Yo soy uno de esos seres 'abominables' que ha traído dos seres a este mundo (por lo que sé muy bien que las razones de traer hijos son siempre muy malas razones)y cada día me interrogo acerca de ello y me lo reprocho. Sin embargo son dos seres que amo y aunque no sé si algún día serán buenas o malas personas, aunque sé que he cometido todos los errores que cometemos los padres siendo (lo peor) muy conciente de ello, aunque sé que las he condenado a vivir en nuestro mundo, aunque sé que la familia (y la mía igual que las otras) es algo 'espantoso' por legarles toda una serie de taras y anda tú a saber cuántas otras cosas, todavía me cuesta trabajo aceptar que la vida sea sólo, exclusivamente, ese "valle -ignominioso- de lágrimas" que tan bien describe Say. Si es así, si la vida es sólo eso, me parece que no es suficiente interrogarse, ni rechazar definitivamente toda procreación (que ha sido una de las formas -hermosas y poéticas- del suicidio de las especies), la solución sería suprimirse entonces. Yo me digo, quizás estúpidamente, que cuando vengo a Lost in Marienbad, pese a toda la reflexión que se desarrolla, es un momento privilegiado de placer, y agradezco a los padres de Stalker por haber traído al mundo a este muchacho! Mi vida no es fuente de felicidad porque arrastra muchísimas frustraciones, pero cada día tengo ocasiones para gozármela, minúsculas, secretas, prohibidas, egoístas, y aunque no le encuentre sentido, todavía prefiero vivirla. Pero volviendo al tema central, entiendo perfectamente este discurso políticamente incorrecto.
ResponderEliminarAbrazos
Existir para todo esto. El mero dulce de esta asfixia breve y tierna.
ResponderEliminarRodearse. Desaprender el camino. Introducirnos a las huellas.
Y ya y tan breve, agarrarse a esto.
Querido Leonardo:
ResponderEliminarconmovedor comentario, como pocas cosas pueden conmover...
No veo contradicción entre seguir viviendo, entre apostar por la vida, y decidir no perpetuarla en los hijos. Los que estamos aquí podemos vivir, el impulso de vida de Say, por ejemplo, es incontenible: una avalancha vital, y sin embargo rechaza la procreación. Como muchos otros. Creo que son niveles distintos, una cosa no lleva a la otra salvo por un sesgo lógico.
Por supuesto, la vida me parece bellísima, a pesar de sus contradicciones y del inmenso sufrimiento que nos rodea. Pero también creo que para proteger la vida, para que la vida de la especie humana sea posible, hay que practicar cierta renuncia, incluso cierto sacrificio. Renunciar a los hijos. Para no ofrecerles un infierno, para que no hereden el infierno que se avecina, quizá ya de forma irremediable.
un abrazo fuerte, Leonardo
Portinari:
ResponderEliminaraferrarse a esa fragilidad, asumir la orfandad y la contingencia...
Crecer, tal vez, en ella...
un abrazo
Aferrarse sí, eso es.
ResponderEliminarSiempre me ha costado un poco Cioran, aunque no sea yo un ejemplo de optimismo o de esperanza.
A ratos me digo, pero si los otros, ellos, los de enfrente, ellos nunca dejarán de hacer hijos que perpetúen su legado, por qué sólo los nuestros deberían hacer ese sacrificio!
Pero comprendo perfectamente la posición.
Abrazo aferrado
Leonardo!
ResponderEliminarsin la generosidad de los "mejores", no existirán ni los "mejores" ni los peores. Sencillamente, no habrá mundo.
Te aferro con fuerza, y no tengo palabras para agradecerte la inmensa vida que traes siempre a esta casa virtual...
un abrazo fuerte