viernes, 22 de octubre de 2010
Nacimiento
Yo soy un agujero, un hambre, un deseo, una voluntad, eros proyectado hacia el vacío. Conquisto mi libertad tan sólo para poderla rendir a quien colme la ausencia y me dé nombre. No he nacido; no he nacido aún. Consulto los augurios: no hay constelación para mi nacimiento.
Chantal Maillard
Antes de la aparición del espejo las personas no conocían su propio rostro más que reflejado en las aguas de un lago. Después de un cierto tiempo cada uno es responsable de su cara. Voy a mirar ahora la mía. Es un rostro desnudo. Y cuando pienso que no existe otro igual al mío en el mundo siento un susto alegre. Y nunca lo habrá. Nunca es lo imposible. Me gusta nunca. También me gusta siempre. ¿Qué hay entre nunca y siempre que los une tan indirectamente e íntimamente?
En el fondo de todo está el aleluya.
Este instante es. Tú que me lees eres.
Me cuesta creer que moriré. Estoy burbujeante en una frescura helada. Mi vida será larguísima porque cada instante es. La impresión es que estoy a punto de nacer y no lo consigo.
Soy un corazón latiendo en el mundo.
Tú que me lees ayúdame a nacer.
Espera, está oscureciendo. Más.
Más oscuro.
El instante es de una oscuridad total.
Continua.
Espera, empiezo a vislumbrar algo. Una forma luminiscente. ¿Una barriga lechosa con ombligo? Espera, porque saldré de esta oscuridad donde tengo miedo, oscuridad y éxtasis. Soy el corazón de las tinieblas.
El problema es que en la ventana de mi cuarto hay un desperfecto en la cortina. No corre y por lo tanto no se cierra. Entonces la luna llena entra del todo y viene a fosforecer de silencios el cuarto; es horrible.
Ahora las tinieblas se van disipando.
He nacido.
Pausa.
Maravilloso escándalo: nazco.
Clarice Lispector, Agua viva
Fouillis d'arcs-en-ciel, pour l'Ange qui annonce la fin du Temps, Olivier Messiaen
El maravilloso rostro eslavo de Clarice me recuerda a su escritura: esa inclinación, esa oblicuidad y extrañeza (tan familiar, sin embargo, esa extrañeza, tan cercana).
Ver las cosas de través, en escorzo, en punto de fuga: escribir, de puntillas, el revés de la trama: deslenguar el pensamiento: despensar la lengua: engendrar una multiplicidad diseminadora: cultivar la verdad de lo otro, de lo heterogéneo, de lo disimétrico: echar raíces en una piel plural que muda, de-muda, enmudece: cuidar de los animales enfermos dentro del lenguaje:
salvarse
¿sentís, como yo, que las palabras caen de nuestras bocas como restos de pan, en el suelo no asfaltado?
ResponderEliminarque luego un pájaro vendrá.
¿que no son signos. que son comida desplazada. que son para ellos?
palabras-restos-rastros-inmortales-mutables-en-la-digestión-del-buche-del-pájaro
y luego excremento puro que reinicia el ciclo que acierta en un punto exacto del terreno
tras la espera
brota
de nuevo
algo que no será de nuestros pasos, que será otra cosa sumada, exenta de carga anterior, desnuda de yo
algún pequeño animal habitará en eso. lo dirá en su traza. algo será el nuevo destinatario y mensajero. y así sucesivamente se creó el mundo. que sigue y nos sobrevivirá.
no, las palabras no deberían tener autor, las palabras son de los no-escritores.
miro el cielo
abro la boca
cae pan
[ajeno al aumento]
besos,
ò.
Tanto la cita de Maillard, como el texto de Clarice, de verdad, llegan hasta el hueso. Es lo más próximo a dios que he leído, a lo inasible. El lenguaje, es insuficiente, ya lo sabemos. Pero son prácticas que devienen apoteosis. >Como Wittgenstein.
ResponderEliminar¡Justamente ahora estaba leyendo un texto muy interesante sobre el espejo y la escritura de C. Lispector! ¿Telepatía? Y también es interesante el vídeo de esa artista brasileña.
ResponderEliminarAquí te lo dejo:
http://interartive.org/index.php/2010/10/vertigem-travassos/
Y gracias mil por el precioso regalo, como siempre.
Un abrazo.
Como siempre también, mi admiración por el solsonísimo texto.
Otro abrazo.
¡Se me olvidaba! La introducción con el texto de Ch. Maillard no podía ser más pertinente, no podía maridar mejor que con el de Lispector.
ResponderEliminarHermano búfalo:
ResponderEliminaralgún día voy a recopilar todos tus comentarios en esta casa y hacer algo con ellos. Juntos configuran un itinerario poético, de esas "palabras-restos-rastros" que caen de la boca.
En las trazas de tu decir hay una vida de alimaña cálida y un poema infinitamente por hacer.
Más aún: te acercas a ese pensar descoyuntado, a esa oblicuidad que será condición irreductible de la lengua otra, la lengua más allá de los cercos de la verdad consensuada y los apenas rescoldos de entraña que dispersa la apatía.
Lo bueno es que no hay violencia en ese acercamiento: procedes con la cautelosa delicadeza de quien aborda un acontecimiento en que se dará todo entero, sin necesidad de zanjar, prevalecer o dar-cuenta-de, sin la urgencia de contar o historiar para luego demoler y habitar la ruina.
Lo que haces es calor mamífero. Como Lispector en sus textos, tú haces vacas profundas. Vas de una orilla a otra orilla sin desarraigar los pies del suelo. Cultivas bambú en el pecho.
Te has abierto la carne en surcos y los pájaros beben en ella un agua de antídoto contra el endurecimiento de las verdades heredadas, contra la detención del concepto y el miedo.
El misterio es que no hay pájaro, no hay ala que lo sostenga, ni hay aumento, ni pérdida, ni fin, ni causa, ni mediación: sólo boca abierta, desprendida anticipación de una fecundidad venidera, vuelco en la danza viva.
Algún día el siglo será Solsoniano...
(te doy una coz y te acaricio el lomo, animalhermano)
Curiyú:
ResponderEliminarahora me enternece imaginarte como el hombre más próximo a dios. A un dios pequeño y que hace palabras con barro: hace vasijas de palabras y las da a los hombres para que en ellas tallen la sintaxis de su rostro, su desconocimiento, el hambre, la infinita necesidad.
"Prácticas que devienen apoteosis." Qué gran definición de la lengua que se alza y dice, aun en la imposibilidad de decir, sus propios límites, y se resuelve en una especie de éxtasis que excede toda carga onto-semántica, desarticula las armas ocultas en las palabras y nos invita a entrar en la consunción del fuego, para quemarnos los pies y gritar lo calcinado venidero: lengua proliferada, extasiada, astillada, ungida de ceniza y dulcedumbre; metástasis de lengua venidera que se calcina en el vértigo de infinitas metamorfosis, y en el calor, el calor de intimidad que deviene, que va naciendo grieta viva,
abrazos
Bel M:
ResponderEliminarTelepatía, confluencia, o como propone la artista brasileña en el delicioso vídeo cuyo enlace has pasado: vertigem-trasvassos
Ahora mismo estoy en plena relectura (lo que en este caso equivale a reinvención) de Clarice Lispector: "La manzana en la oscuridad", "Agua viva" ya me han quebrantado, y ahora estoy con "La pasión según G. H" y a la espera de adentrarme en "Un soplo de vida". También me acompaña la delicia miscelánea "Descubrimientos", aparecida hace poco.
Recupero las mismas intensidades, multiplicadas, reforzadas por la ausencia de mediación: la letra se hace cauce vivo y entra en alud, desatasca, desaloja y conmueve
Entre "Filosofía en los días críticos" de Maillard y "Agua viva" he encontrado confluencias: dudas, huellas, paradojas: el nacimiento mismo, el ser que (nos) nace y el gozo, el invencible gozo que ha recorrido previamente todo el espectro -toda la lógica crepuscular- del sufrimiento. También, incluso, la idea de que la plenitud sustrae y es necesario amenguarse en ella para que el ser sea reconocible y no se extinga en el puro gozo.
Confluencias desde caminos disímiles: un espíritu analítico-poético en el caso del primer libro; intuitivo-poético en el segundo.
Daría, quizá, para un rastreo (y escucha) atentos a los pliegues más sutiles emboscados en ambas escrituras
La deuda de gratitud es a ti por todo lo que nos enseñas sobre Clarice,
abrazos
Oh, Stalker, me encantaría leer más sobre lo que te sugiere, cómo reverbera en ti Clarice Lispector, no sólo un texto de ella seleccionado por ti, no sólo tus comentarios aquí, que saben a poco. Sería, seguro, ese alimento del que habláis tu hermano búfalo y tú.
ResponderEliminarP.S. Eres exactamente el lector que ella merece, tanto como lectores como tú la merecen a ella.
Bel M:
ResponderEliminaragradezco infinitamente la confianza... A Lispector la dejo crecer dentro de mí, ella va auscultando las fisuras en orden al sentir. Me gustaría en el futuro poder decir algo más, decir cómo me atraviesa y vive, y vibra, se injerta y se modula en lo que uno es (en el simulacro o en el haz de sensaciones que uno es).
A veces, sin embargo, es difícil hablar de lo que más nos toca: se impone cierto pudor no porque creamos que no somos "dignos" o no "estamos a la altura", sino porque aún no disponemos del lenguaje necesario. Por eso las cosas que más me gusta las vivo en márgenes, las dejo fluir y apenas las acompaño: no es mío aún el temblor de palabras para decirlas, el temblor-aún, esa pequeña insurrección que nos revela otro mundo en el lenguaje,
entretanto, cuidemos de esa música callada cultivando la fragilidad y la delgadez del trazo...
abrazos y abrazos
Nacer abriendo las manos para recibir la vida. Morir abriendo las manos para intentar sobrevivir y finalmente cerrar las manos para no aferrarse a la vida.
ResponderEliminarSi es una tremenda idea esa de recopilar las poesía-comentarios de Oscar. Pues a mi también me parecen poemas todas sus intervenciones. Y más que poemas un poemario con continuidad. Sus intervenciones son geniales. Es un animal.
Un abrazo.
Esa voluntad (alucinada) de ser las une. Soberbio. De piel de gallina. Porque yo me he sentido muchas veces así, cuando se rompió la cortina de mi cuarto y otras veces en que algo se rompía. Un abrazo.
ResponderEliminarAcaso las palabras como salvavidas. Para mantenerse a flote por un tiempo. Hasta que ellas mismas hagan agua también. Y entonces nos hundamos. Las palabras nunca sustituirán nuestra decadencia. Ni frenarán nuestro fin. ¿Permanecerán junto a la sangre que echemos en el asfalto? ¿Refrescarán el sudor del estertor en nuestra almohada? ¿Taponarán la vena que en algún lugar recóndito de nosotros salte en pedazos? Tal vez en ese instante feroz y voraz no recordemos siquiera la belleza inexacta de las palabras que alguna vez escuchamos. Pero alguna, huída del instante, fluirá onírica, refleja. Acaso una sola.
ResponderEliminarEn efecto, su rostro eslavo, su mirada al sesgo (Shakespeare dixit), su manera deconstructiva de adentrarse en la escritura, una celebración.
ResponderEliminarClarice cada vez me deja más boquiabierta, dejando escapar de mi boca los pedacitos de pan de los que habla Óscar.
ResponderEliminarSólo tengo pedacitos de pan ahora para recogerme.
Escucho Messiaen y me absorbo.
Abrazos, Stalker.
Y vuelvo a latir con esta entrada. Otra vez Maillard, Lispector y Tú.
ResponderEliminar"de lo disimétrico: echar raíces en una piel plural que muda, de-muda, enmudece: cuidar de los animales enfermos dentro del lenguaje:
salvarse."
Esta parte...
es como..es como.../mmm/como... saberse al borde de algo inmenso, como sentirse desbordando y saber al cúmulo de palabras atiborrando cada esquina, cada centro, cada afuera y adentro de lo que soy leyéndo-te.
Gracias.
Lola:
ResponderEliminaren ese movimiento de apertura se cifra, quizá, una existencia.
Lo del hermano búfalo es algo estratosférico y que con ciertas prevenciones definiría como "sobrenatural".
Su largo poema continuo nunca tendrá fin. Casi constituye un ciclo épico que podría titularse "Marienbaladas".
Es una alimaña intensa y lenta, el búfalo,
abrazos para ti
Ramón:
ResponderEliminarla voluntad de ser, llevada a un grado de esclarecimiento y visión, sin duda nos ciega los ojos y quema todo cuanto hemos visto, pensado o imaginado. Después de que todo ha sido arrasado, dentro, podremos nacer: empezar a tejer o a construir...
un abrazo
Fackel:
ResponderEliminarrecordarás sin duda aquellos versos:
"Volver a las palabras.
Creer en ellas. Poco. Sólo
un poco. Lo bastante
como para salir a flote y coger aire
y así poder aguantar, luego,
en el fondo.
Volver a las palabras. Con
voluntad de sentido.
Boqueando. Pez en la orilla
común de los creyentes".
Sin duda una palabra, una sola, podrá fugarse cuando salten todos los diques. ¿Qué palabra será ésa? ¿Cuál será su color, su saber, su sabor, la levadura que la hará crecer y la boca que habrá de pronunciarla? ¿Quién será merecedor de pronuniciar la palabra sola que denunciará todas las imposturas y creará un mundo después de las ruinas?
Quizá todos llevan, incrustada en los huesos, esa palabra que no se da, que no habrá de darse salvo como hambre o salvoconducto, para que vivir sea posible, después de la demolición.
Me resulta siempre grato ver cómo tus dudas murmuran su hiedra aquí,
abrazos
Belnu:
ResponderEliminarClarice es una celebración que nunca acaba.
Y la celebramos cuerpo adentro,
abrazos
Portinari:
ResponderEliminarte absorbes en Messiaen (gracias por fijarte en esa pieza, que es también, a su modo, un nacimiento, un forcejeo y una afirmación de la vida) y ahí moras, esbozando las forma de la pregunta que formularás al universo cuando nazcas.
Esa pregunta aflorará en ti y entonces tú también serás un maravilloso escándalo...
abrazos
D.:
ResponderEliminartus palabras entran y vibran en este unísono, esta espera, esta extraña ternura y esta forma silenciosa (de-mudada) de advenir o crecer, de invocar y conjurar, hacerse poroso y estar(se) creciendo.
Así las acojo: como un regalo que se ahondará en raicillas en este instante, e iluminará otros, después, cuando las palabras nos desborden en tumulto y todo adentro y todo afuera queden ocluidos, tapiados, vencidos por el alud semántico y haya que inventar unos huecos (letras) de orfandad que habitar, por un tiempo, mientras reinventamos un mundo o una fuga:
nos haremos música en la intemperie,
y la espera se nos alzará en regazo
abrazo
Uno entra en un texto ajeno para ser más el otro. Pero con gente así, como la que citas aquí, sale siendo más el uno.
ResponderEliminarNán:
ResponderEliminartienes razón: nos ayudan a encontrarnos,
gracias por tu perspicacia,
un abrazo
Si he sido, leyendo el texto, aunque sea tan sólo un poco, salve! Gracias a CL.
ResponderEliminar¡Qué difícil es nacer! ¡y hay que intentarlo tantas y tantas veces! Es lo que siempre me ha removido en CL, ella intenta una y otra vez, cada frase es una búsqueda, una pregunta, un anzuelo, una carnada para no sabemos muy bien qué, una migaja de no sabemos qué camino. Un borde, como dice "d". Un salto en el vacío cada texto y cada lectura. Pero ¡qué difícil es caer, de a de veras, caer!
abrazos
Leonardo:
ResponderEliminarcaigamos.
Nunca es tarde, si ponemos empeño.
Me gusta cómo describes a Clarice. Ella es así, tan adentro, tan quemadura
abrazo