domingo, 24 de octubre de 2010

Le sommeil


































Para el cachorro Panchito, que vive con el Pájaro de China: sueños felinos que velen su sueño

57 comentarios:

  1. Qué maravilla. Soy de perros, pero me considero gato (incluso escribí unpoema titulado "Mi vida como gato!. Y desde hoy, ¡mucho más!

    Le voy a decir a una amiga que publica muchas fotos, que te robe cortesmente y con preaviso unas cuantas.

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  2. NáN me ha recomendado que venga a ver estas fotos, ¡geniales! Y además me gusta muchísimo Barbara. Yo solía cantar esta canción de ella (en otra versión que no he encontrado):

    Attendez que ma joie revienne

    Saludos (creo que voy a hacer una siesta)

    PD: El palabro de hoy es "gatio", jaja!

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  3. Estas fotografías o este post, como se quiera, bien podría incitar a leer "Soy un gato", de Natsume Soseki. Acaso descubramos que somos más gatos de lo que nos parece o ellos más humanos de lo que nos pensamos.

    Un abrazo, felino Stalker.

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  4. Nán:

    toma lo que quieras, porque yo lo encontré todo por la red...

    La expresión "Soy de perros" me parece deliciosa...

    Imagino que en mi caso soy más bien de perros y de gatos, y si es juntos, aún mejor: pocas cosas tan deliciosas como ver jugar (o dormir) juntos a un perro y a un gato, y cómo sus respectivas velocidades y creatividades se armonizan.

    Un poema titulado "Mi vida como gato". ¡Intersante, Nán! A ver si te animas a compartirlo en alguna ocasión,

    abrazo

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  5. mi adoración es con los perros, de toda la vida! pero no puedo dejar de admirar la ternura que inspiran estas fotos gatunas, me preocupa un poco el que está acostado sobre la rueda del auto!!! hermosas todas...y Panchito...qué decir! dan ganas de morfarlo! Abrazos Stalker!!!

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  6. Elvira:

    un gato dormido es uno de los espectáculos más entrañables que se me ocurren...

    Esa canción de Barbara, precisamente, fue objeto de una entrada el mes pasado:

    http://lostinmarienbad.blogspot.com/2010/09/la-espera.html

    Celebro tu siesta (yo también ando maullando la tarde)

    y sé bienvenida...

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  7. Fackel:

    esa novela la tengo en reserva, a la espera de ser leída. Tiene delante unos quince o veinte libros, pero ya le llegará el turno...

    ¿Recuerdas los poemas con gato de una entrada ya lejana?:

    http://lostinmarienbad.blogspot.com/2009/02/poema-con-gato.html

    ¡Por eso sabía que aparecierías por aquí sin falta, portador de la antorcha!

    Sustituir la oración por el maullido me parece algo muy urgente y delicado. Aceleremos esa necesaria reforma...

    salve

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  8. Emmagunst:

    fíjate que hemos pensado lo mismo: en ese gato dormido en la rueda.

    Idéntica preocupación: pero creo, estoy seguro de que se despertó o que lo sacaron antes de que el automóvil se pusiera en marcha...

    Gracias por estar atenta al sueño de ese gatito en concreto,

    un abrazo

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  9. Todas invitan al sosiego, todas, menos la del gato metido en el bol
    de leche con los ojos como platos.Ésa me ha dejado la sensación de estar molestando, de no dejarle tranquilo con su descanso.
    Música y fotos perfectas.

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  10. Ah, me encantan, son entrañables! Ya abrí una carpeta en mi ordenador cuando tus animales raros, y creo que abriré otra de gatos.
    Cuando voy con mi cámara lo que más me entusiasma es encontrarme animales. Como voy por el campo lo que más abunda son insectos, pero me entusiasmo igual.
    Siempre he creido que una vida dedicada a los animales sería una buena vida, en mi caso.

    Felices sueños a todos en esta tarde de domingo.

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  11. Soy lo que soy, pero soy de ellos.

    Ellos nos sueñan y yo los sueño.

    a callar, hermano, desde lo no humano :)

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  12. Tú lo has pedido (es antiguo yle he limado un poco las garras)


    Mi vida como gato

    Ah, yo lo sabía.
    Con mis pantaloncitos cortos de los seis años.
    Yo lo sabía, aunque solo después
    supe ponerle nombre: opio,
    derivado de; aún sin saber entonces de derivas.
    Yo lo sabía, que había dolor. Mucho.
    Y era lejos la mejor de las distancias
    y silencio el más seguro de los modos.
    Lo sabía, como lo saben todo, los niños
    de las casas donde comparten
    el amor que aparece sorprendente, libre como los gatos.

    Sé de qué me hablo.
    Aunque hablar, cantaros, de aquel tiempo
    que ahora entiendo y viví entonces
    como algo natural, ¡era la vida!,
    me ponga sentimental.
    Desaprendemos los viejos las mejores lecciones.

    Yo lo sabía, con mis pantaloncitos cortos incluso en invierno.
    Si tomaba la pastilla, lo sabía.
    que me podía sentar cerca (sin contacto),
    que la almendra oscura de sus ojos
    titilaba en verde,
    que la mirada verde me decía
    no te quise lo sabes no te quise
    cuando te llevé dentro.
    Ni en los siguientes meses.
    No era verdad, ¿sabes?, era el miedo,
    el miedo a morirme por tu culpa,
    que sobreviniste por sorpresa
    cuando no debías.
    Nunca el miedo. Nunca temas
    y desbarates lo que amas.
    Su mirada verde me decía
    que me quería ya de más.

    Tranquilo de amor, le pedía permiso
    para irme.
    Amar e irme es un destino.
    Me iba seguro de mí mismo,
    como un gato que se limpia los bigotes,
    a buscar a los amigos de la calle.

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  13. José Antonio:

    apuntas algo que me resulta muy valioso: la sensación de estar molestando.

    En los últimos tiempos me cuesta fotografiar a un animal. Hay como una violencia que se ejerce ahí.

    Pero no sólo fotografiar: caminar por un bosque, invadir el terreno que ha sido recorrido por tanta vida secreta (tantas veces invisible) se me antoja lo más próximo a vulnerar un santuario, a cometer sacrilegio o quebrantar un tipo de "ley" no escrita, tanto más fuerte cuanto no hay constancia ni registro de ella misma.

    Dejar-vivir, dejar las cosas en su lenta combustión de vida: ésa es la consigna.

    No interferir con nuestro paso destructor y con nuestra mirada, que siempre desequilibra porque juzga, pre-juzga, distorsiona, desenfoca: abstrae.

    Uno desearía ser muy leve, apenas un espectro, para no perturbar toda esa vida maravillosa y que nos es -no es ya- tan ajena e inconmensurable como las estrellas.

    El sueño de un animal sólo puede ser perfecto. O más bien: ahí. Es ahí y es ahora, y eso puede entenderse como una forma de "perfección" que nos ha sido velada.

    La canción de Barbara es una maravilla de precisión y delicadeza, pero de eso no puedo hablar (aún)

    abrazo

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  14. Verdaderamente un gato es capaz de dormir en cualquier sitio, disfruta sensualmente del sueño, como de todos sus otros placeres. A veces busca los sitios especiales para sus amos, los que le roban la atención que él merece: su mesa de trabajo, el periódico que está leyendo, su teclado de ordenador… Pero su sitio favorito es su amo, sobretodo en invierno, es una cama mullida y caliente. Y así los adoradores de gatos nos quedamos vigilando ese sueño, llenos de paciencia, sin atrevernos a respirar muy fuerte sobre esos bigotes que tiemblan persiguiendo ratones soñados. Por si fuera poco le endulzamos el sueño con caricias. Alguien dirá que nos tienen esclavizados, pero será alguien que no conoce la felicidad de acunar un gato dormido.

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  15. Muy bonitas y divertidas las fotos.

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  16. Raticulina:

    celebro tus paseos por el campo...

    Una vida dedicada a los animales, sueño con ella.

    Para cuidarnos y protegerlos de nosotros,

    un abrazo

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  17. Nán:

    gracias por el regalo, te veo y te siento ahora felinamente, con esa entraña de recuerdo-piel que nos traes,

    espléndido,

    un abrazo fuerte

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  18. Hiniare:

    cuánta razón tienes. Con catorce años una gata siamesa vivía conmigo. Tenía su casa en el patio, mis padres no querían que durmiera conmigo, pero a hurtadillas la introducía en mi cama y ella dormía allí, bajo las mantas, ovillada encima de mía, encima de la tripa o del pecho.

    Era increíble despertar de noche y sentir aquel calor irradiando, y es que el sueño de un gato contagia de vida lenta cualquier entorno, nos hace acomodarnos a lo mullido, nos enseña una tibieza y un tacto muy especiales.

    También sorprende cómo con esas garras y colmillos, tan afilados, sean tan blanditos y cálidos. Delicioso contraste del depredador mamífero.

    Ver dormir a un gato y despertarlo, acercándose a él con la cabeza, y restregar ambas cabezas, es algo para lo que no existen, creo, palabras,

    un abrazo

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  19. Francis Black:

    así lo creo...

    bienvenido

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  20. Antonio, recientemente publicaban esto en surrealmoviez:

    http://www.surrealmoviez.info/readarticle.php?article_id=34023

    Description: An In depth five part documentary series about cats their history and toleration of humans.

    :)

    PD: No hace falta que admitas el comentario. Vivan los gatos!

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  21. Basheviño:

    siempre al quite, ¡gracias!

    He subido tu comentario por si alguien se anima a descargarlo, yo ya lo estoy haciendo,

    salute

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  22. Esperaba ansiosa esta entrada y coincidió con otra:

    http://colectivoculturaanimalia.blogspot.com/

    Gracias.

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  23. D:

    gracias a ti, D., por cuidar así esos animales maravillosos y por el lema:

    "Traspasa especies",

    abrazo fuerte

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  24. Estan geniales las fotos. Me gustaría imitarlos pero no es posible. Ellos son gatos una especie de raza superior que sabe dormir en cualquier parte.

    Y luego Barbara...

    Un saludo gatuno esta vez de un ave zancuda.

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  25. Difícil decir algo ante esa placidez increíble, sí.. increíble forma de acurrucarse, estirarse, ovillarse. Entrega al sueño, la rendición. Magistral esa etiqueta de "lo calentito", querido stalker, magistral. Ya Mariel me regaló en alguna ocasión imágenes de sus perros amontonados, soñando al unísono, mezclando pelambre y respiraciones. Entonces se me antojó una cuerda salvífica, tres perros durmiendo trenzaditos tejían una soga para cruzar la noche, El sueño animal despierta no sé qué regiones necrosadas de ternura, de relajación que rebasa nuestra obsesión de sociedad insomne por un descanso perfecto mediante la ingeniería de los colchones, yogas de relajación, tranquimacines y tisanas, Al ver estas fotos sospecho el secreto, sí, ellos tienen la clave: confianza, no tener ese terror tan humano a la disolución de la conciencia propia, chiquitita, ofertorio de lo blando, visceras y cosmos latiendo juntos, sin estridencias.
    La foto de ese gato abrazando el patito es inenarrable, una asana estupenda para dormir.
    Gracias por esta sonrisa.
    Un abrazo fuerte,

    Laura.

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  26. Lola:

    es difícil imitarlos, pero no imposible... Claro que no tenemos esa flexibilidad, esa capacidad de enroscarnos en torno a un eje real o imaginario.

    Barbara cuida el sueño de los animales, he visto muchas fotos de ella con sus gatos y sus perros,

    abrazos

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  27. Laura:

    alegría recibirte por aquí...

    Tu escritura deviene poema al explicarte, y piensa desde ahí:

    "El sueño animal despierta no sé qué regiones necrosadas de ternura, de relajación que rebasa nuestra obsesión de sociedad insomne por un descanso perfecto mediante la ingeniería de los colchones, yogas de relajación, tranquimacines y tisanas."

    Es magnífico, Laura. Creo que la vida animal denuncia nuestra forma de vida y muestra un fallo esencial: la conciencia dispersa, nuestra tendencia a vivir a varios ritmos y velocidades que, al interpenetrarse, provocan una especie de "arritmia existencial". Está la cuestión de la confianza, de esa entrega a la que tan preciosamente aludes, y también la cuestión de la existencia en el ahí y el ahora. El animalito está en su cuerpo, está en sí, y está en lo que hace: por eso su vuelco completo en la tarea, en lo que quiere y lo requiere. Nosotros, en cambio, nos dispersamos en mil direcciones mentales, y gran parte del día el cuerpo -y todos los imperativos biológicos, somáticos, epiteliales vinculados a él- nos resultan lejanos y los atendemos con desidia automática. Vivimos en un perpetuo exilio mental, alejados de "lo calentito" (pienso que habría que reivindicar esta expresión y otras parecidas, y con ellas fraguar ¿quién sabe? el lema de cierta insurrección: ¿cómo sería una revolución que reinsertara "lo calentito" en nuestras vidas robotizadas?). Aquí el budismo tendría mucho que decir: la estética Zen, la aprehensión del instante, el vaciado de la mente previo a la irrupción de la realidad, a nuestra inscripción y advenimiento (quizá por vez primera) a lo insonsable real y su vértigo.

    Pocas cosas tan bellas de contemplar como un animal durmiendo. Quizá sólo ese mismo animal corriendo, jugando, dejando que el mundo entre por sus poros y sus sentidos.

    Abrazo fuerte

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  28. Una belleza. Y la canción de Bárbara que vos nos enseñaste. Para soñar, felinamente.

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  29. Curiyú:

    el sueño de los gatos canta y Barbara ronronea, nos adormece...

    abrazo

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  30. A parte de un gato o un perro dormir, mirar y sentir como duerme un niño es todo un acontecimiento para el latido y la felicidad.

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  31. Lola:

    velar también ese sueño.

    Sé que tú lo haces.

    Abrazo

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  32. ¿Qué decirte, qué decirle al corazón que late en tu cabeza y la cabeza que rodea tu corazón? Siento, sé, que no podrás intuir lo que tu existencia, y las maravillas terrenales y táctiles que irradia, significa para mí.

    Quererte es poco.

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  33. Y Panchito dice: yo quiero a Stalker, y quererlo es poco, porque es de los mejores de mi reino.

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  34. posar la mano sobre la barriga de un gato no es hacerlo ante los libros sagrados de las religiones sino hacerlo sobre uno de los ejes del mundo.

    querido hermano búfalo, te doy las gracias por esta entrada de especial significado para mí.

    gracias a todos.

    besos,
    ò.

    *tomo nota del libro que citas, fackel.
    *querido bash, entro en la página.

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  35. Cuánta ternura de animalito... Ese coexistir en el calor, esa búsqueda impostergable cuando hace tanto frío (existencial) por todas partes...
    Esos animalitos sonríen dentro mío; me conducen a esos otros que habitaron mi vida y que los "buenos vecinos" mataron con veneno o un disparo; a los que sobrevivieron tuertos o magullados y que, a pesar de todo, seguían confiando en algunos de nosotros.
    Recuerdo un gatito mío que tenía predilección por dormir sobre el televisor. Cada tanto, tenía que moverlo porque me tapaba la pantalla, hasta que se cansaba de estar ahí y se venía sobre mi falta en busca de caricias, ronroneando. Y cuando tampoco le bastaba eso, se recostaba sobre mis apuntes de estudio, haciéndose ineludible. Entonces me dejaba vencer por esa indefensión, ese pedido desnudo, y lo acariciaba un buen rato. Después se iba (a veces por días enteros), hasta que un día ya no regresó.
    En fin, toda esa ternura vuelve ahora, con esta entrada, Stalker. Gracias por esa sonrisa cálida.
    Un abrazo,
    Arturo

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  36. Me encanta la canción de Barbara y la idea del sueño y los gatos. me recuerda a aquella descripción de un gato que escribió Saki y que ya cité traduciéndola en mi espacio:
    "Está siempre echado, ronroneando y soñando, cambiando de postura de vez en cuando, en un éxtasis de confort y almohadones. Parece la encarnación de todo lo suave, sedoso y aterciopelado, sin una sola arista aguda en su composición, un soñador cuya filosofía es 'duerme y deja dormir'; y luego, cuando cae el atardecer, sale al jardín con un fulgor rojo en los ojos y asesina a un adormilado gorrión."

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  37. A mi hijo le han encantado las fotos. Sobre todo la del patito amarillo. Se nota que se ha visto identificado porque también duerme con peluches.

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  38. Mariel:

    Panchito y el pájaro de China hicieron su nido en los huesos de esta casa.

    Habitan la piel del alma,

    siempre estarán en lo calentito,

    abrazo sin fin

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  39. Querido hermano búfalo:

    un eje del mundo: eso es la barriga de un gato.

    Qué grato saber que lo has enunciado así, con esa economía de palabras, desde esa intensidad que sabe y calla

    abrazoanimal

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  40. Arturo:

    veo a ese gatitio ineludible en tu regazo.

    Es increíble cómo los gatos adensan su existencia en los objetos cotidianos que nos rodean. Se echan a dormir en cualquier parte, invalidan el uso que el consenso vierte en los objetos y los convierten en nidos, en refugios para eso calentito que nuestro común desamparo mamífero nos reclama ante ese frío, ahora real y siempre existencial, ante ese frío de existencia que atravesamos en esta errancia de lo desconocido a lo desconocido.

    Los gatos sonríen al dormir, y es cálido ese estar, ese ronroneo que se ovilla, se estira, y que pone en jaque al tiempo y nuestro modo de vivirlo,

    abrazos

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  41. Belnu:

    gracias por la espléndida cita, en la que estremece esa falta de transición entre el dormir sin aristas y el "asesinato" (lo pongo entre comillas, por todas las prevenciones que esta palabra me despierta, aplicada a un gato) de un gorrión. Algo está quieto, ovillado, y de repente es una máquina tensa y concentrada en el zarpazo. Nada tan rápido y tan lento como un gato. ¿Cómo conciliarán ambos extremos?

    Deliciosa vida y compostura que nos enseña siempre, más de lo que estamos dispuestos y podemos aprender,

    abrazos

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  42. Lola:

    la foto del patito amarillo es inefable, como decía Laura. Es de una ternura increíble, imposible de describir con palabras.

    Hasta yo tengo algún peluche cerca cuando duermo, no creas, y eso que ya voy entrando, creo, en esa ficción que llaman "el mundo adulto" (siempre muy retrasado y sin comprender qué esconde ese sintagma)

    abrazo fuerte

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  43. No no entres en el mundo aldulto del todo. A mi también me pasa que no me desprendo de la inocencia. JAJAJA.
    La verdad es que parece que quiera estirar el tiempo para que mi hijo no crezca.

    Laura es una persona muy sensible y bella.

    un abrazo de ave zancuda.

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  44. ¡Qué gozada..! y sorpresa, ver tanto gato en Marienbad. Maravillosos.
    Gracias por este calido y cariñoso regalo. Tengo uno que se llama "Rasputín" identico al primero, el que está sobre el teclado (tambien es pequeñito).
    Son animales y hermanos muy cercanos (desde su distancia y muy dignos precisamente)
    Besos hermano GATO

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  45. Lola:

    disfruta, disfruta de cada segundo: apúralo

    Estamos plenamente de acuerdo respecto a Laura

    abrazos felinos

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  46. Rosso:

    imagina qué sorpresa: ¡gatos en Marienbad!

    Pues sí, lo cierto es que me gustan mucho los gatos, los perros, y todos animales.

    No tengo tan claro que los gatos sean distantes, yo los veo muy cariñosos, pero dosifican su cariño y lo dan a su tiempo, de acuerdo a sus propias coordenadas afectivas (no necesariamente las nuestras, y desde luego un gato se cuida mucho de ejercer el monopolio de los afectos, al que es tan proclive el homínido "superior"). ¡Tampoco creo que sean muy dignos, los gatos! Afortunadamente la dignidad, como la nobleza, es una característica humana. No proyectemos en ellos las categorías de nuestra razón y nuestra vanidad. Sé que entiendes, y compartes, esta cautela.

    Por otra parte, me alegra mucho verte aparecer por aquí. Lo digo en serio. Ésta es tu casa, suelta alforjas y encuentra un rincón para hacerte un ovillo,
    hermano gato

    zarpas y zarpas

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  47. Rosso:

    "Rasputín" es un nombre increíble para un gato...

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  48. Esto relaja más que Wittgenstein! Y tan sabio y tan profundo!

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  49. Leonardo:

    ¡es que te quiero relajado, y te quiero bien!

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  50. Sí, los gatos son también cazadores y es terrible cuando una mañana te traen una lagartija o un pájaro como trofeo para compartir

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  51. Se me olvidó. Como dijo mi veterinario: "Cada gato lleva un tigre dentro"

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  52. Belnu:

    "Tigre chiquitito,

    caza moscas y piojitos..."

    He ahí al gato...

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  53. Mi amigo Francis Black (http://borraelhumodetufrente.blogspot.com/) me recomendó que me pasara por aquí, señal de que me conoce bien, porque me ha encantado tu blog, que desde ya voy a linkar al mío. Volveré.

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  54. Flavia,

    bienvenida, ojalá encuentres cosas de tu gusto en esta casa.

    Visitaré la tuya,

    un abrazo

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