martes, 3 de noviembre de 2009
La belgitude IV: Henri Michaux o la escritura como pintura
Payaso
Un día.
Un día, pronto tal vez.
Un día arrancaré el ancla que mantiene mi navío lejos de los mares.
Con el tipo de valor que hace falta para ser nada y nada más que nada, soltaré aquello que me parecía serme indisolublemente próximo.
Lo cercenaré, lo volcaré, lo romperé, lo haré caer
De un golpe vomitaré mi miserable pudor, mis miserables combinaciones y encadenamientos asociativos.
Vaciado del absceso de ser alguien, beberé nuevamente el espacio nutricio.
Al golpe de ridículos, de decadencias (¿Qué es la decadencia?), por estallido, por vaciamiento, por una total disipación-escarnio-purgación, expulsaré de mí la forma que creíamos tan vinculada, tan bien compuesta, coordinada, haciendo juego con mi entorno y con mis semejantes, tan dignos, tan dignos, mis semejantes.
Reducido a una humildad de catástrofe, a una allanamiento perfecto como después de un intenso canguelo.
Devuelto por debajo de toda medida a mi rango real, al rango ínfimo del que no sé qué idea-ambición me había hecho desertar.
Anonadado en cuanto a la altura, en cuanto a la estima
Perdido en un lugar lejano (o ni siquiera eso), sin nombre, sin identidad.
Payaso, derribando en el hazmerreír, en lo grotesco, en la carcajada el sentido que contra toda luz me había construido de mi importancia
Saltaré.
Sin recursos al infinito espíritu subyacente, abierto a todos
abierto yo mismo a un nuevo e increíble rocío a fuerza de ser nulo
y raso...
y risible...
(trad. Chantal Maillard, Escritos sobre pintura)
Pintura de Henri Michaux
Estoy segura. Para ser algo importante para nosotros mismos, para llegar a nuestro yo más feliz, tenemos que dejar de tomarnos en serio y volver a la infancia, cuando aparentemente no éramos nadie ni teníamos nada.
ResponderEliminarme encanta este Michaux, qué puedo decir, no sé si por belga o por poeta incluso cuando respira su droga.
ResponderEliminarSalud,
ResponderEliminarsaludo y celebro.
Ut pictura poiesis:
el ojo-mano habla
sin desplazarse apenas
salvo en las trazas
de lo suficiente
la lengua-ojo
hace temblar el agua
de color manzana.
micha va de acierto en acierto en este fragmento seleccionado.
ResponderEliminarmicha nos invita a ser nosotros mismos.
micha se revela cuando va de la palabra al trazo.
micha ve palabras y casi podríamos decir que se revuelca en el lodo de su significado, emergiendo un ser al principio extraño -ser interno, ser intacto-, después, con la mácula a favor, se nos muestra una persona siempre atenta al juego de la desintegración (...)
llega hasta el final
pulverizado
dibuja
ya no se distingue, entonces, palabra de dibujo, pintura de ser, fortuna carísima de honestidad frente al monstruo.
micha
no dicta
arrasa todo lo que es, volcado, vertido
no manso
pareciera
micha se dispara y te atraviesa
magia, muerto, grito vida
micha borraría este comentario y se cagaría en mi puta madre.
me invitaría a café.
besos,
òscar.
Cada línea, cada verso, cada frase es más intensa que la anterior.
ResponderEliminar"Devuelto por debajo de toda medida a mi rango real, al rango ínfimo del que no sé qué idea-ambición me había hecho desertar."
Rescato esto, pero en realidad todo el texto es necesario. No le sobran palabras para ahondar en nuestra materia y deshacerse de ella.
Me encanta Michaux. El cuadro parace un rostro desvanecido donde solo queda el alma, una masa informe que es en realidad lo que somos.
Na impresionante.
Un abrazo.
Ahora me voy caminando, me voy caminando sin más.
Querido stalker:
ResponderEliminarQué buena está quedando esta serie de La Belgitude... y este fragmento de escritos sobre pintura es de lo que más me gusta del libro. Una invitación a bajarse, a desmontarse de ese constructo egoico en el que nos hemos atrincherado. Y que nos sofoca, nos nubla en el afán de ser “alguien” enajenándonos de los otros y finalmente, de nosotros mismos. Caerse de esa máscara, aún a fuerza de ridículo, desmitiendo el sentido de importancia individual. Desmintiéndonos para volver a beber del espacio nutricio. Arrasarse como método.
Saltaré.
Sin recursos al infinito espíritu subyacente, abierto a todos
abierto yo mismo a un nuevo e increíble rocío a fuerza de ser nulo
y raso...
y risible...
Ese salto necesario y sin redes...No hay otro camino pero ¿quién se atreve?
Un abrazo fuerte,
Laura.
¿Sabes, Stalker? Quería comentarte el texto, que parece tanto o más de C. Maillard, que se ha puesto entera, tal vez sin siquiera saberlo del todo, en la reinterpretación que es toda traducción, quería decirte que en su momento H. Michaux me fascinó, pero que al final el libro del que guardo mayor recuerdo es "Un bárbaro en Asia", y muchas otras cosas, pero lo importante es que, inducida por esta entrada he abierto, después de mucho tiempo, "Las grandes pruebas del espíritu", y que ahí estaban, ahí, en ese párrafo, las palabras que han iluminado un cosa que estaba escribiendo y que había quedado ahí, atascada.
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
Un abrazp enorme.
Michaux comprendía la pintura -hablo realmente de comprender, es decir, de ser, hemos dicho ser cuando había que decir comprender- y por eso escribió este texto y por eso este libro creo que encaja con mi donde yo estoy,porque yo me detengo ante la pintura e intento y Michaux comprende. Buscaré el libro, quiero leerlo, "quiero" con toda su filtración.
ResponderEliminarPor cierto, la serie de la belgitud me ha hecho pensar en el determinismo. ¿Tú crees que la nación está en nosotros de forma inconsciente, incluso cuando no estamos viviendo allí? Lo digo por Chantal Maillard, o también por Clarice Lispector, de origen ucraniano pero desde que apenas tenía un par de años vivió en Brasil. Aunque es verdad el ejemplo no es bueno porque no creo que ninguna de las dos se desvinculara completamente de su lugar de origen, por ejemplo Chantal se quedó con el conocimiento de la lengua francesa, y supongo que habrá estado muchas veces en Bélgica, así que tampoco se puede hablar de algo biológico y subconsciente, no de algo intuitivo sino con dominio, consciencia y memoria.
Un abrazo y buenos días.
En efecto, Maria Jesús:
ResponderEliminarperseverar ahí, en ese desconocimiento. Desaprenderlo todo...
abrazos
Cuando respira su droga se enmichona todavía más, y ve las hileras enmudecidas de dioses...
ResponderEliminarVíktor:
ResponderEliminarcada intervención, un poemita. Yo te celebro a ti y me como la manzana que generosamente ofreces. Gracias.
y abrazos
Querido hermano búfalo:
ResponderEliminartienes razón en todo. En todo, incluso en que se cagaría en tus antepasados. Michaux era un tipo exigente, huraño, difícil, pero no inabordable. Sé cómo era por cómo lo describe su amigo Cioran... Siempre a la contra, con esa susceptibilidad herida y un infinito descreimiento en la humanidad. Es también, uno de los pocos poetas que rechazan ser etiquetados como poetas. ¿Te suena, no? ;)
Él quizá te mandaría a la mierda y no te invitaría a ese café. Pero ya te invito yo.
Abrazos
Lola:
ResponderEliminarahí está tu exquisitez y tu discreción. Te marchas caminando sin más.
Yo procuro acompañarte, hecho trasgo...
abrazos
Laura:
ResponderEliminarhay que atreverse, y el salto es poca cosa si tras la caída nos recibe uno de tus nidos...
abrazos
Querida Bel:
ResponderEliminarqué alegría ser el responsable indirecto de que una oclusión se deshaga y fluyas a través de ella...
También guardo un buen recuerdo de "Un bárbaro en Asia", libro del que me gustó especialmente la parte más descarnada, cómo Michaux expone sin pudor sus muchos prejuicios e ignorancias (en especial son muy duras e injustos los juicios dedicados a los japoneses, mientras que todo lo chino le parece embriagador) en una dialéctica maniquea y juvenil que me pareció muy estimulante.
Y no creo que haya mejor "intérprete" de Michaux en nuestra lengua que la propia Maillard, que tan bien conoce al autor con quien tantas cosas comparte, en lo biográfico y en la escritura.
abrazos
Ana:
ResponderEliminarya te aseguro que, tal como tú sabes mirar, el libro está destinado a ser muy importante para ti. Te gustará y le pondrás todos los ojos, la mente, el cuerpo todo, a esa forma de mirar de Michaux. Viene acompañado de litografías y de un delicioso estudio introductorio de la propia Maillard.
En cuanto al determinismo del que hablas, es un tema fascinante y no tengo respuestas. Se me ocurre que uno pertenece, no tanto a un pueblo, pero sí a una lengua. Y esa lengua es la lengua materna, la lengua en la que uno aprendió a hablar, en la que cuenta y en la que sueña. No importa que uno escriba en otra lengua, si al contar utilizas tu lengua materna, ésta sigue siendo la que más profundamente te define (Chantal, por ejemplo, cuenta en francés)...
El caso de Clarice es diferente porque ella creció en la lengua portuguesa porque llegó a Brasil siendo un bebé (antes de empezar a hablar, según la biografía que he consultado), y además en su casa nunca le hablaron en ruso, porque sus padres aprendieron enseguida la nueva lengua. Es una diferencia capital, y aunque Lispector siempre fue la "extraña", la "extranjera", nunca fue extraña a la lengua portuguesa. Incluso le achacaron un acento raro por su procedencia ucraniana, pero ella lo desmintió: es que no se había operado de frenillo y le costaba articular algunos sonidos.
En el caso de Maillard, aprendió el castellano avanzada la adolescencia y siempre ha conservado un acento muy particular, además de un seseo casi absoluto.
Pero sí, es una pregunta que me fascina: ¿qué relación guarda un escritor que escribe en una lengua-otra con su lengua materna? ¿Qué escisión provoca eso? Quizá ser verdaderamente extraños no sea sino eso: expresar nuestra víscera en una lengua que nos vino impuesta por el azar o la necesidad, y a la que nunca acabamos de pertenecer.
abrazos
Estoy totalmente enamorado de Michaux. Todo lo que un hombre heterosexual puede amar a otro hombre... O vaya usté a saber. En fin, muy buen blog, me pasaré mas a menudo. Si le apetece pasese por el mío, mucho más humilde y chiquitito.
ResponderEliminarTambién estoy enamorado de bélgica, claro (y de las belgas).
ResponderEliminarla lengua forma el pensamiento y por extensión hasta el sentimiento. Más si hablamos de literatura esa determinación es absoluta, aunque no definitiva. Nuestro idioma nos condiciona, sí, pero es lo que tan bien ha expresado stalker: el idioma en que soñamos, ese es el que nos define. No creo, y eso sí, que ha sido refutado una y mil veces en los determinismos geográficos o étnicos (tan propios del XIX)y que en el fondo esconden una concepción racista de la sociología y otras cosas.
ResponderEliminarPero lo del idioma tiene mucho sentido, creo.
Tengo un poco la sensación de que los grandes nombres se diluyen fatalmente. H.M. era muy bueno, era muy intenso, porque era muy verdad (alucinado a veces, pero verdad). Pero no puedo con esas propuestas epatantes que detrás de mucho sonajero esconden la vacuidad en persona. Se puede pensar que siempre ha sido así: que pululando alrededor de uno grande hay montones de planetas diminutos. Cierto. Pero no hablo de eso. Los planetas diminutos pueden a su manera ser muy grandes. No hablo de grande/pequeño. Hablo de verdad frente a puesta en escena. Esta es, me temo, la época del afeite y las tetas de silicona. Un abrazo.
ResponderEliminarTan importante, dejarse al mar y olvidar anclas, semejantes, espejos, unicidad y demás conceptos. Lastre.
ResponderEliminar"[...]beberé nuevamente el espacio nutricio."
Expulsar incluso el jugo que es el aire y nos impide hundirnos y descubrir y tocar la verdadera tierra; ser el verdadero agua. Olvidar el aire. No soñar más alas.
"expulsaré de mí la forma que creíamos tan vinculada, tan bien compuesta, coordinada, haciendo juego con mi entorno y con mis semejantes, tan dignos, tan dignos, mis semejantes."
La deformidad, la aformidad, la pintura que es calavera: los ojos huecos, la nariz hueca, el lastre vacío. Sin concepto, sin idea. Un casco viejo, el yelmo de nadie.
La sangre recuerda el cuerpo, la forma, el amoldamiento al otro. El daño de la forma. El daño de la forma. El daño de formarse.
"Reducido a una humildad de catástrofe, a una allanamiento perfecto como después de un intenso canguelo.
Devuelto por debajo de toda medida a mi rango real, al rango ínfimo del que no sé qué idea-ambición me había hecho desertar.
Anonadado en cuanto a la altura, en cuanto a la estima
Perdido en un lugar lejano (o ni siquiera eso), sin nombre, sin identidad.
Payaso, derribando en el hazmerreír, en lo grotesco, en la carcajada el sentido que contra toda luz me había construido de mi importancia
Saltaré.
Sin recursos al infinito espíritu subyacente, abierto a todos
abierto yo mismo a un nuevo e increíble rocío a fuerza de ser nulo
y raso...
y risible..."
Después de todos los despueses reducirse a la llanura interna. Al no ver nada, porque no hay nada después de los despueses. Sólo eso que hay y es nada. Sin identificar, porque tenemos huecos por ojos, y sólo la sangre lo recuerda. El daño a la forma. El agua primigenia.
Saltar del tren, ir más allá de todos los "después". Saltar por impulso de un viento raso, como el aire. Risible, como la sangre.
Genial la belgitude. Me recuerda a "lentitud", a un caracol que camina, y palpa tranquilo sus hojillas de lechuga, sus sabias arrugas...
"Vaciado del absceso de ser alguien, beberé nuevamente el espacio nutricio."
ResponderEliminarMichaux como escritor es una de mis muchas lagunas, y una de las más clamorosas, por lo que leo aquí. Tengo que conseguir también ese libro, pronto.
Gracias por esta serie de la belgitude, la he disfrutado mucho y veo que no soy el único. Ya sólo falta que incluyas a Wim Mertens para satisfacer a Ana y a Vómito Negro (dúo belga de electronic body music) para satisfacerme a mí ;P
un abrazo
Si tu estuvieras en mi huerto, puedes creerlo, serías un fruto muy amado. Y absolutamente maduro y tierno. gracias.
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarRubén no te pierdas Retrato de los Mediossens de Michaux. Con prefacio de Chantal Maillard también. Y si miras en Addisson hay una crítica del mismo y unos comentarios excelentes de algunos asiduos a ese blog que vale la pena escuchar.
Tengo los escritos sobre pintura aguardando a su descubrimiento. Hace tiempo que lo tengo pero aún no he podido leerlo.
Saludos. Ultimamente no tengo tiempo ni de ... mirar hormigas.
Me voy caminando como ave zancuda despacio y picoteando alguna palabra.
Pero no os pierdo de vista.
El mentiroso:
ResponderEliminarcelebro su amor por Bélgica y Michaux. Yo también lo amo desde mi heterosexualidad y mi extraterritorialidad, y él se deja querer (más en unos libros que en otros)
Bienvenido, visitaré su patria virtual...
Raúl:
ResponderEliminarcelebro que estemos de acuerdo. Los determinismos son peligrosos, llevados a un extremo condujeron a las exacerbaciones identitarias y los fascismos.
Además, a veces es casi imposible atribuir características propias a los miembros de estados tan heterogéneos. ¿Qué será, por ejemplo, eso de ser español? Las diferencias entre un canario, un gallego, un vasco, un andaluz, un catalán y un castellano a veces son insalvables, sólo parecen hermanarse por la lingua franca, reducto de servidumbre impuesto por el estado centralista. Yo mismo soy andaluz y prácticamente no tengo acento (comparado con el acento marcadísimo de mis amigos malagueños o granadinos). No sé, es extraño, pero quizá nos definen otras cosas. Sí la lengua en que uno sueña, en que uno cuenta, por ejemplo.
Salud
Eastriver:
ResponderEliminarasumo tus perplejidades como propias y hago mía tu desconfianza. Hace tiempo dejé crecer dentro de mí una planta malévola pero muy útil: la descubridora impostoribus. Es capaz de crecer en la más mínima grieta del personaje y atravesar cualquier fachada. Sondear, luego, al fondo, la pulsion, auscultar, tomarle las medidas al aliento. Es una planta invisible que se alimenta de gestos, y, en especial, de la vibración de la voz. Nada escapa a un oído entrenado en rastrear esa forma de iniquidad que es la pose, el engolamiento, la zalamería o la grandilocuencia. Quien es así puede ser un buen escritor, técnicamente, pero lo que haga no será más que juntar palabras que carecerán de vida y de fuerza.
En fin, comparto tus puntos de vista y me alegra compartirlos.
abrazos
Portinari:
ResponderEliminarmenuda glosa maravillosa. Continúas a Michaux, lo prolongas, lo haces vivir y le abres nuevos cauces, y qué agua mana por ellos...
El viejo cascarrabias Michaux y yo te hacemos una reverencia... Gracias
y abrazos
Ay, Rubén, podríamos seguir con la serie, pero desgraciadamente acaba aquí. No porque no haya otros belgas ilustres y maravillosos, sino porque en estos cuatro encuentro concomitancias, túneles secretos de uno a otro. Son hebras de un tejido mayor y están interconectados de mil maneras insospechadas. Además, el instrumento con el que perciben el mundo, su lenguaje, su ritmo vital, es similar. Tienen esa fuerza y delicadeza de trazo, y a la vez esa feroz lucidez e inteligencia. Para mí son maestros, de una inteligencia pavorosa. Maestros no en saber sino en hacerte despertar, en atreverse. En volcarse. En hendir. Maestros en descondicionar.
ResponderEliminarAbrazos
Maria Jesús:
ResponderEliminarexijo convertirme en una calabaza de tu huerto. En un próximo avatar o ahora mismo.
O en otra cosa que brote de la tierra, pero que sea tubérculo o zanahoria, para no dejar árbol detrás de mí y ser arrancado de cuajo. Sin dejar traza. O dejando ese hueco que cubrirá la lluvia y será espacio nutrico para una germinación venidera.
Es un gran destino.
Gracias por tu generosidad.
abrazos
Querida Lola:
ResponderEliminarel libro que citas es decisivo para comprender a Michaux. También incluye reproduccion de las ilustraciones del original. Un libro refrescante, lúdico y doliente a la vez. Un regalo, transfigurado desde el umbral del sufrimiento personal (la pérdida de su esposa en circunstancias especialmente atroces).
En cuanto a las hormigas... ya te están echando de menos. No se puede estar un día sin dejar de mirar a las hormigas. Además, son unos animales fascinantes. Te recomiendo en ensayo de Maeterlinck, "Vida de las hormigas" (también los igualmente deliciosos "Vida de las abejas", y otro más: "Vida de las termitas"). Quizá es una sociedad perfectamente comunista, ajena a toda individualidad. Cuerpo masa, quizá conciencia masa. Cada individuo, una célula. Imposible saber qué "piensa" la entidad hormiguero, si tendrá subconsciente, qué tipo de rica vida interior (o exterior) puede tener ese bullir cotidiano de decenas de miles de individuos.
Pues eso, las hormigas esperan al ave zancuda, también ellas quieren observarte y les extraña el hecho insólito de que seas una y no parezcas demasiado conectada a ninguna entidad gregaria. Si las hormigas pudieran pensarnos sin duda les pareceríamos seres muy pobres y desorientados. Y profundamente egoístas: no olvidemos que una hormiga es capaz de quedarse sin comer ofreciendo todo su alimento, que guarda en su estómago por si se tercia, a una compañera desfallecida. Y luego hablan de la "crueldad de los insectos", ja...
abrazos
Querido Stalker:
ResponderEliminarEl libro de Michaux tiene que ser así como tú dices para aprender y entender a Michaux.
Curiosamente mi abuela materna murió en idénticas circunstancias que la mujer de Michaux. Tenía 27 años por lo tanto en ciscunstancias similares y además por la misma epoca. Insólito verdad??
Tomo nota del libro de las homigas. Es verdad tengo que irme a observar hormigas.
Que bonitas palabras me escribes:
"les extraña el hecho insólito de que seas una y no parezcas demasiado conectada a ninguna entidad gregaria.". Un poco es verdad, realmente desde siempre me he movido un poco a mi aire. Tengo un compañero que dice "Lola es que tu eres muy estraña". Rara, soy un poco bicho raro, o sea ave zancuda.
Me resulta comodo.
Stalker me encanta Michaux. Mu gsta muchissímo.
Mi querido Stalker ... eres especial. Tu blog es un lugar cálido. te quiero un montón.
Stalker, volví a leer los capítulos de "la belgitude" y todos sus comentarios. Es un "libro" precioso (por lo bello y por lo raro), delicado y visceral, cuyo final me llevó al principio. Un micro-mundo donde el mundo está tallado.
ResponderEliminarEn un principio, fue y debe ser el hambre, como dice Maillard. El hambre te congrega y también te subleva, desde la necesidad y la compasión. La compasión entendida como empatía con el acontecimiento, como vibración simultánea con el otro. Como si el dolor del otro fuera tu propio dolor y la flecha que atraviesa la carne del animal atravesara tu propia carne. Solo entonces el grito estalla como un poema. La herida es insoportable y el poema es su expresión política. El poema es un gesto. Político. Un acto de resistencia contra el estado de las cosas, contra la flecha del cazador clavándose en la garza a la orilla del río.
Para que ese gesto no sea una impostura, un panfleto vaciado de sentido, hay que vaciarse a sí mismo, primero. Hay que "vaciarse del absceso de ser alguien", como afirma Michaux. Expulsar, escupir, vomitar nuestras mugres, nuestros prejuicios, nuestras taras. "Arrasarnos como método", dijo Laura. Reparar el daño que nos han causado las formas, dijo Portinari. "El daño de la formación". Desaprender, exhumarse y reducirse. A lo ínfimo, que es el "rango real". A la "humildad de la catástrofe". Ser una calabaza cultivada por María Jesús.
Hay que operarse y resecar las mímesis impuras, los prejuicios y las podredumbres. Refundarse. Para refundarse no hay otra alternativa que no sea liquidar nuestra civilidad anterior. Como una civilización sucede y reemplaza a otra. No fuimos educados para el amor sino para la guerra. No nos prepararon para lamer y curar. Nos entrenaron para matar garzas.
Nos disciplinaron para salir a competir y ganar en un mundo en guerra, el Tel Aviv de Ackerman. Cuando nos damos cuenta, cuando nos enteramos y gritamos como Valkimi, intuyo que nuestra primera reacción es atrincherarnos, aterrorizados, detrás de la ventana. Afuera están los cazadores y reina el espanto. Y ese espanto nos corroe, "la-bas".
Pero hay que saltar por la ventana, hay que soltar las cosas. Hay que soltar el ancla y dejar que el buque se interne en ese mar hostil.
Nos verán ridículos, nos verán decadentes. Se reirán. Sí, tal como dice Michaux. Y nosotros seremos, después de esa radical cirugía íntima que reivindica Maillard y ese tránsito por el terror del que habla Ackerman, corazones-afuera, débiles y tiernos como los corazones que canta Brel.
(sigo)
¿Cómo saltar como garzas investidas del don de ese corazón-cordero, sin que nos despedacen los lobos? ¿Cómo atreverse y no ser destrozado en el intento, por "no pertenecer al canon", es más, por desafiar y disparar contra el canon desde la ternura?
ResponderEliminarLa ternura deberá ser una guerrera inflexible. Deberá ser nuestra flecha.
Si tiene la forma de la poesía, sospecho que se declina mejor en nuestra lengua. La lengua extranjera es un amante, al que uno se pasa la vida asediando para su conquista.
Pero es en la lengua materna de donde salen las balas. Balas que hablen de lo concreto y apunten contra lo concreto.
En esa especificidad yo sí creo en la pertenencia a una memoria histórica y un inconsciente colectivo. No solo hablo en español. Nací y vivo en Argentina. Tengo los milagros y los horrores de un país inscriptos en el cuerpo. Hay una "argentinidad", así como hay una "belgitude".
No es el nacionalismo ni los símbolos patrios. Es una forma de articular el deseo y recoger el legado del que tantas veces habló Benjamin.
En la poesía de Laura o Arturo, por ejemplo, yo respiro el perfume de la cruz del sur. Podría ignorar sus nacionalidades, pueden no nombrar (de hecho, no lo hacen) explícitamente lo que sufren y lo que persiguen, pero los leo y sé, siento, de dónde vienen y por qué están marcados.
Gracias por este recorrido necesario, Stalker. Siempre con tu entrañable aguja de suturar, anudando las orillas del mar donde nos extraviamos y señalando los faros constantes y coherentes cuya luz debemos seguir. En Marienbad se aprende, se aprehende, el mundo.
Te abrazo.
Querido Stalker, un día de éstos vendrá uno a preguntar por los navíos en la costa. Son tantos… ¿Somos? Quizás no, pero habrá que seguir arrancándose las anclas, habrá que sacar valor para ser nada, un payaso triste, capaz de saberse ridículo. La existencia tragicómica de cada uno, afanado habitualmente en conquistar las estrellas, como si en ello no hubiera algo ilusorio.
ResponderEliminarNo es que no haya yo: pero su “rango ínfimo” previene de toda inflación, de toda centralización.
Habrá que saltar, si somos capaces.
Excelente prosa, como las imágenes que la acompañan.
Va un abrazo,
Arturo
Querida Lola:
ResponderEliminartú sí eres cálida y pones todo tu cariño en cada palabra. Cargas cada palabra como si fuera una pipa. O como un mate, lo cebás...
Gracias a ti, y más que abrazos
Querida Mariel:
ResponderEliminarte abrazo igualmente, sin más... El recorrido que trazas es extraordinario. Has cosido y descosido todas las entradas... eres tú quien verdaderamente sutura lo escindido y ataja toda carencia. La aleación de ternura y penetración que acompaña tus palabras basta para abismarnos en ellos y en ti, pour nous enfoncer dans le trou, mais un trou de tendresse...
"La tendresse pour toute richesse", cantaba Barbara, expatriada también ella, rusa, como Lispector, y nacida en un hogar más o menos trilingüe (francés, ruso, yiddish).
Me pierdo, pierdo el cauce y me aparto de la fuente, pero es para internarme mejor en la espesura -que también es una planicie dilatada, sin sombras- que nos propones...
Abrazones, fermiones, bosones y otras partículas afectivo-elementales...
Arturo:
ResponderEliminarprevengámonos, pues, de esa inflación o sedimentación del yo. Y no dejemos de reivindicar, también, el derecho al grito...
Agradezco tu presencia cómplice...
abrazos
Yo no sé si es que le dais mil vueltas a las cosas o si es que las cosas os dan mil vueltas a vosotros..., pero, en cualquier caso sois rasos y risibles como cualquiera y como dice Michaux.
ResponderEliminarAdolfo:
ResponderEliminarpor respeto a que has firmado con tu nombre, te dejo pasar el mensaje, pero para decir gilipolleces búscate otro sitio. Si se trata de una broma, no me ha hecho ninguna gracia.
Aquí hay gente que cree en lo que dice y se la juega, y le pone el cuerpo. No espero que comprendas lo que eso significa.
Espero haber sido lo suficientemente explícito y queda zanjada la cuestión.
salud.
Hola Stalker; ¡que buen post sobre
ResponderEliminarMicheaux te has marcado.! no solo
por el tremendo texto de este
"maravilloso disidente" sino
tambien por la buena salsa y el interes de los comentarios que se hacen (auténtico foro blogero).
Además estos dias estaba precisamente leyendo "Retrato de
meidosems" al que se refiere Lola
Torres Bañuls, también traduccido por Chantal Maillard. Un libro como sabrás, espectacular con las litografías del autor ¡que joya!
En fin, que parece que hay ondas de afinidades interesantes. Eso me
gusta.
Un abrazo Stalker y gracias por tu oxígeno.
Yo también dejé crecer esa planta que, como un radar vegetal, controla el índice de verdad que hay en las cosas. Lo sondea, al menos. Porque uno siempre puede equivocarse. Estaría muy bien tener un esqueje de esa "descubridora impostoribus" para acercarme, por la multiplicidad de métodos utilizados, a la perfección en el rastreo de las propuestas de la oquedad. Abrazos.
ResponderEliminarVerbos todos de vaciamiento; la estrategia de desaprender; huir de en lo que pareciera haberse convertido uno. Huir, por supuesto, de los simulacros, hasta en el propio vaciamiento.
ResponderEliminarLeo tu selección (y los comentarios, también, allá arriba...) con las tripas: no es un buen momento para lanzarse a contar porque se obró una desconexión con las neuronas. Pero cada capa intestina quedó abrasada. A mí se me escapan los cordeles de hacer cestos, pero mi estómago se hizo trizas y creo que teje... Vaciarse o llenarse sólo de carnes de cabalaza en Paradela. Cuando hay tanta patata por el mundo (mis semejantes, tan dignos) y tan pocos aprendices de calabazas... Vaciarse, in-dignificarse, in-dignarse incluso cuando es preciso. Dicen mis tripas que sólo es posible ese camino sin fastos. Rango ínfimo sin que se pueda ya desertar.
Un abrazo de entrañas, las que movilizas siempre.
Por cierto, supongo que ya lo sabrás. Si no hay cambios, creo que este jueves que viene Maillard presenta su libro en Barcelona, en La Central.
ResponderEliminarBesos.
Rosso:
ResponderEliminarqué bueno verte de nuevo por aquí. Sí que hay afinidades, sí. Imaginé que Michaux sería un gran reclamo para ti. Aparecerá a menudo por este lugar porque hay mil maneras de hacer entradas con la abundante escritura que nos legó, y además no está todo traducido, es una obra más bien extensa, en lo escrito y en lo pictórico. La edición de los Meidosems es una maravilla, estoy de acuerdo.
abrazos
Eastriver:
ResponderEliminaresa planta la llevas incorporada, Ramón, no creo posible que alguien pueda "engañarte" durante demasiado tiempo. El buen observador y auscultador que hay en ti delataría enseguida la artimaña...
abrazos
Susana:
ResponderEliminarte entraño entera, y gracias por estar ahí y tu visión siempre aguda. Te cuelas en los intersticios del sentido y exploras ahí. Dinamitas ahí. Descondicionas. Es un ejercicio que te has propuesto y en el que eres maestra, pronto no te quedará un umbral que cruzar o un prejuicio que demoler. La plantita, también, eres tú.
abrazos
PD: Sabía de esa presentación, pero gracias por la información!
Precioso,stalkercillo.
ResponderEliminarAna:
ResponderEliminargracias sean dadas a Michaux. Precioso, sí. Por suerte compenso con grandes dosis de fealdad e ininteligibilidad...
abrazos
Difícil añadir comentarios después de todas estas interesantes glosas. Michaux es uno de los grandes del Siglo pasado, cayendo y deshaciéndose en el fondo de sí mismo, y su pintura que es rastro de escritura es todo un viaje. Excelente rehabilitación de la belgitud (ese país donde los escritores terminan fagocitados por Francia).
ResponderEliminarA propósito de las lenguas, Kristeva que adoptó el francés definitivamente, dice que sólo recurre al búlgaro cuando debe hacer cuentas y está cansada y cuando, hablando ruso por ejemplo, busca alguna palabra, entonces acude no al francés sino al búlgaro. El americano Michel Halliday definió algunas constantes de lo que es la lengua de cada quien, aquella en la que aprendemos de memoria, en la que podemos hablar para no decir nada, en la que captamos de inmediato un giro nuevo, una palabra nueva, en la que podemos decir lo mismo de diferentes maneras. Siempre he admirado aquellos capaces de adoptar otro idioma como Nabokov por ejemplo. O como Michaux cuya pintura parece venir cuando la palabra se agota. La lengua 'materna' es, para mí (que vivo en otro idioma), una geografía fundamental.
Gracias y bravo una vez más por este repaso de la 'belgitud'
Amistades
Así es, Leonardo. Me parece admirable esa capacidad para escribir y hacer buena literatura en una lengua otra, en una lengua que no es materna. No sólo Nabokov, Beckett y Cioran también son grandes ejemplos de ellos. En estos lares, otro tanto le ocurre a Maillard.
ResponderEliminarTengo curiosidad por preguntarte cuál es tu lengua materna, entonces.
Amistades y abrazos
hno antes de nada otro sorpresa, hete aqui la negacion de si, un acabamiento, pero tambien la necesidad de vaciarse para volver a ser!debiste haber puesto de fondo el ridi pagliacci de payasos de leoncavallo habria cuadrado perfectamente!eres genial hno! adolfo
ResponderEliminarAdolfo:
ResponderEliminareso debí haber hecho, tú sí eres genial...
abrazos