A estas alturas, no creo necesario reivindicar la ciencia ficción como género. Aporta y ha aportado grandes obras maestras en todas sus variantes, y en particular, iluminó los años de la adolescencia de este servidor. Primero Heinlein, Larry Niven, Philip K. Dick, Clifford Simak, Stanley Weimbaum, más tarde Asimov, Arthur Clark, Ray Bradbury, Henry Kuttner. Luego descubrí una serie de autores que suponen una vuelta de tuerca y que emparentan la ciencia ficción con un discurso filosófico más explícito y robusto: Olaf Stapledon, Edwin Abbot y... Stanislaw Lem... Vacío perfecto es un libro muy curioso: una colección de prólogos a libros inexistentes. Parte de ciertos experimentos borgianos y rabelesianos para ofrecernos una imagen lúcida, sarcástica y penetrante de una posible a-literatura o anti-literatura del siglo XXI. Aquí Lem se aleja de las exploraciones a otros mundos como en "Edén" o "El invencible", de la fábula filosófica de "Solaris" y de los ejercicios de recreación burlesca como "La ciberíada" y nos ofrece un libro donde el juego meta-literario riza el rizo en un delicioso bucle: el libro empieza con un prólogo de prólogos, cuyo firmante insinúa la posibilidad de ser el propio Lem gastándonos una broma.
Nuevo libro del imprescindible, poliédrico, indescrifrable Michaux. Los meidosems son seres imaginarios que viven en un extraño mundo donde no rigen las leyes que operan en el nuestro. Un mundo distante y sin embargo extrañamente familiar. Michaux escribió esta obra como un exorcismo en un momento de intenso dolor personal ante la pérdida de un ser amado. Conforman el libro estancias o piezas que describen, con rigor "naturalista", los usos y costumbres de esos seres que viven en los márgenes de la conciencia... La edición incluye las litografías del propio Michaux, recuperadas de la edición original. Chantal Maillard (también belga, también poeta) firma la traducción, y quien esté al tanto de estas lides sabrá lo difícil que es traducir a Michaux, cuyo lenguaje poético y creativo escapa a todo trasvase y sólo puede recrearse. He aquí un fragmento del epílogo de Maillard:
"Lejos de ser una “etnografía imaginaria”, Retrato de los meidosems es la expresión de un mundo, el nuestro, despojado de sus apariencias. Los meidosems somos nosotros, contemplados debajo de la piel, reducidos a estados, a nudos, a elasticidad, con impulsos que son trayectorias y estados que son núcleos. (...) En el meidosem se pierden las distinciones. Lo sólido es fluido; lo fluido, gaseoso; lo gaseoso, energético, animal. Michaux acostumbra a mirar dentro de las envolturas, más allá de ellas. El mundo que describe traspasa las diferencias que nuestro lenguaje legitima para el común acuerdo de las percepciones. El universo meidosem no es un universo paralelo, ni posible ni imposible, tampoco es una simple metáfora; es este mundo nuestro contemplado a través de una mirada que sabe liberarse de los prejuicios con los que el entendimiento repite y reproduce anticipando la realidad, que sabe no recordar antes de ver, y que posee el don de saberlo expresar".
Chantal Maillard
No sé si Olvido llega a la anorexia expresiva frente a la acumulación. A mí me parece que aúna ambas tendencias: en ella hay una extraña acumulación, como un lento torrente o glacial que avanza y lo con-mueve todo a su paso. Apreciar las huellas de esa herida en la roca es un placer insospechado y un muy recomendable ejercicio de espeleología.
Me gusta, también, la "frialdad" de las emociones que transmite. Me explico: hay en su mirada una disección gélida, un punto de distanciamiento y análisis que la acercan a Gottfried Benn o Vladimir Holan. No hallaremos aquí vértigos o abismos insondables, sino el escalpelo del cirujano o del taxidermista. Las emociones quedan embalsamadas, disecadas, prendidas a un alfiler y contempladas con parsimonia. No hay grito porque no hace falta, porque la herrumbre no grita sino que nos tienta el hueso por dentro, nos desaloja con una lenta oxidación de carcoma...
En sus poemas siempre me ha parecido ver el a veces remoto y otras evidente influjo de una serie de poetas: a los mencionados Benn y Holan añadiría César Vallejo, Ajmátova, Dickinson, Ponge, Juan L. Ortiz, Celan, etc. Y se hace eco de escrituras que, siendo prosa, son secretamente poéticas: algunos de esos nombres los da ella misma, Virginia Woolf, Robert Walser, Bruno Schulz (estos dos últimos autores, por cierto, muy recomendables para quien no los conozca).También pesan, creo, sus lecturas filosóficas: Derrida, Foucault, Levinas, Deleuze, parecen estar en ella. Quiero decir con esto que Olvido es una intelectual con una formación humanista completa y que no descuida ninguna fuente. Cosa muy rara en nuestros vates, que con frecuencia sólo leen poesía y de un solo tipo.
Aspecto aparte es el trasvase entre los diversos estratos de realidad. Para Olvido la realidad fluctúa y es permeable, no hay una realidad sino varias formas de declinarla, por eso las fronteras entre el sueño, el recuerdo y la vigilia son porosas y se retroalimentan, hasta el punto de que el lector ya no sabe dónde se encuentra, y en esa indeterminación, en ese naufragio del propio centro, surge una modalidad de la percepción des-centrada y muy interesante.
¡Al fin empecé el tercer tomo de Gibbon! Otras setecientas páginas de felicidad. Un libro de historia que, como decía Borges, se lee como una prodigiosa novela en la que los protagonistas son pueblos, siglos, lenguas, costumbres. Apasionante es un adjetivo muy pobre para describir todo lo que da este libro admirable.
Ay, se me acumula el trabajo, yo apenas he vislumbrado a Michaux en una recopilación algo heterogénea y me quedé con ganas de profundizar más. A Olvido no la conocía, así que la pongo en la lista de deberes pendientes, ya que me fío de tus apreciaciones.
ResponderEliminarSaludos (y gracias por abrir las puertas de tu mundo, es fantástico leer tus recomendaciones y husmear para ahondar en ellas)
El de Michaux te gustará, es una apuesta segura...
ResponderEliminarA Olvido prueba a hojearla mejor en alguna librería antes de adquirir el volumen de las completas. Es muy buena, pero avanza lentamente, es un tipo de poesía intimista, silenciosa, no del gusto de todos. Hojéala primero, no te arriesgues sin haberla "catado" antes.
Y sí: mis intervenciones me parecen siempre pobres, salvo cuando hablo de las cosas que me gustan, jeje...
Abrazos
veo que llevas buena dieta. también estoy enredado con Olvido en estos momentos. El de Lem es una pasada, sí. Y ya me he apuntado en mi debe el de Michaux, ¡q no lo conocía!y pinta muy muy bien
ResponderEliminary la verdad es que estaban locos esos romanos...
Sin duda, una dieta omnívora es lo que mejor sienta, Raúl, ¿ves cómo coincidimos en más cosas de las que creías?
ResponderEliminarY los romanos estaban locos. Los de ahora y los de hoy. Con la diferencia de que los de hoy no han aprendido las lecciones que da la historia y se resisten a perder su hegemonía.
No sé cuándo se van a dar cuenta de que ya lo han perdido, entre otras cosas porque la doctrina neocon ha puesto en entredicho la supuesta y falsa supremacía militar y las debilidades estructurales de una economía ferozmente desregulada... También a los acérrimos defensores de la piel de toro les costó entender que la grandeza de este país se había (felizmente) volatilizado. ¿Se dará en Estados Unidos el equivalente a la generación del 98 dentro de treinta o cuarenta años?
A los romanos esos le ahce falta algún palo militar más fuerte para darse por enterados, lo malo es que cuando China se lo de nos va a doler a todos...
ResponderEliminarNi siquiera hace falta que sea China, Raúl. Ahora mismo se sabe que Estados Unidos perdería una guerra contra Irán, si intentara invadirlo. No digamos con Corea del Norte.
ResponderEliminarHan basado su hegemonía en la fuerza y han demostrado que han perdido prácticamente todos los conflictos bélicos que han afrontado en solitario: perdieron en Vietnam, han perdido en Irak, tablas en Corea...
Ya se están trazando las alianzas para las guerras del siglo XXI. Y no quiero ser agorero, pero va ser otro siglo muy duro.
stalker, cuánta envidia me dan tus lecturas y tu dominio de ellas :)
ResponderEliminarQuerida Ana:
ResponderEliminartodo es ponerse. Trabajo seis días a la semana y tengo poco tiempo, pero voy arañando por aquí y por allá...
Y no creas que domino las lecturas, más bien tengo claro que ellas me dominan a mí.
Abrazos
Leo S. Lem con pasión. Ha sabido pensar parte de lo porvenir, con sus variantes tecnológicas y lo que sabe hacer: ucronías, incluso distopías, que permiten conocernos más.
ResponderEliminarEn cualquier caso, me alegra por este medio enterarme de esta otra incursión de Lem con prólogos inexistentes.
Un saludo,
ARturo
Arturo, este libro hará tus delicias si ya eres un apasionado de Lem, ya verás.
ResponderEliminarabrazos
he empezado a leer esta tarde el libro de Michaux y va bien bien, qué bueno el tío...
ResponderEliminarbuenísimo, Raúl, y ya verás lo que hay detrás de los meidosems... próximo episodio en el epílogo...
ResponderEliminarHace unos días compré "Esa polilla...", tu comentario sobre la poética de Olvido es muy bueno y didáctico por las alusiones a otros autores. Gracias.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado. El de Olvido es un libro extraodinario que no paro de recomendar. En realidad doy la tabarra con una serie de autores que me son muy queridos, soy pesado y repetitivo, de veras creo que merecen mucho la pena...
ResponderEliminarabrazos