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Hace poco más de un año, un amigo empezó a llamarme, medio en broma medio en serio, "doctor Baltar". A mi sorprendida pregunta por ese inesperado apodo, respondió que yo me parecía mucho a un personaje de una serie de televisión que estaba viendo: Battlestar Galactica. Me dio a entender que el parecido no sólo era físico sino también de carácter, después de lo cual insistió en que viera la serie. Busqué alguna información y vi algún trailer y no quedé muy convencido, pero su insistencia hizo que decidiera ver unos pocos capítulos para averiguar de qué iba todo aquello...
Battlestar Galactica resultó ser una absoluta sorpresa y se convirtió en mi serie favorita, incluso por encima de las míticas Twin Peaks y Expediente X. Y ello porque, más allá de la trama, es un ensayo cinematográfico sobre la condición humana: lo que somos, lo que nos duele, lo que nos hace felices o desesperados, aparece en la serie con una crudeza, una desnudez (y una mirada compasiva) que nunca antes había visto en una serie de televisión... una experiencia quizá comparable, aunque en otros términos, al maravilloso film La condición humana, de Masaki Kobayashi...
No quiero desvelar la trama, pero es inevitable señalar el punto de partida: los seres humanos crearon a los Cylon, máquinas pensantes que al cabo de varias generaciones iniciaron una guerra de independencia y, una vez firmado el tratado de paz, desaparecieron. Han pasado cincuenta años desde las guerras Cylon, y estos seres regresan y exterminan a la humanidad en un apocalipsis de fuego y sangre. Sólo unas pocas naves espaciales sobreviven, y un total de unas 50.000 personas de los doce mundos o colonias de Kobol. La humanidad conoce la leyenda de un planeta remoto conocido como Tierra, al que supuestamente emigró la decimotercera colonia en tiempos mitológicos. Ese será el destino anhelado por los supervivientes: un lejano paraíso inalcanzable...
Los Cylons han evolucionado y son iguales a los seres humanos. Muchos han sido programados para creer que son humanos y han sido infiltrados entre los supervivientes como agentes durmientes a la espera de "despertar". La serie muestra cómo estas dos especies luchan despiadadamente, y el desesperado éxodo de la humanidad acosada de un sistema estelar a otro... Al cabo del tiempo, ocurre lo inevitable: algunos Cylon y humanos se enamoran, hay Cylons que defienden la causa humana y humanos que colaboran secretamente con los Cylon.
El argumento, expresado así, es poca cosa y no da idea de los admirables meandros de la trama, de la increíble sutileza psicológica de los personajes, de la insólita riqueza de la serie desde un punto de vista filosófico y existencial. Incluso hay un interesante trasfondo místico (que no revelaré) y una guerra de religiones: la humanidad es politeísta, adora a los dioses de Kobol, y los Cylon creen en un Dios-Uno, un Dios de Amor (que paradójicamente ampara su devastadora cruzada).
Una obra sinfónica y poliédrica sobre la condición humana: en el retrato aparecemos como seres violentos, egoístas, depredadores, taimados, pero también capaces de la mayor delicadeza, de la más sincera ternura y compasión. La condición humana.
Es también, hasta donde conozco, una de las pocas obras cinematográficas donde la mujer no es instrumentalizada por el hombre, que es siempre quien detenta el poder y la esclaviza simbólicamente (convirtiéndola en mero objeto de deseo); aquí las mujeres son tanto o más poderosas que los hombres, y sus decisiones y pasiones no obedecen a la voluntad de ninguna mirada androcéntrica: la presidencia de las Doce Colonias recae en una mujer; la almirante suprema de la flota es mujer, así como los mejores pilotos de combate (Kara Thrace o Kat...); en la casi perfecta democracia Cylon, son las mujeres las que detentan el verdadero poder, lo que deja sospechar que constituyen una especie de matriarcado flexible...
Por otra parte, algunas de las interpretaciones, como el comandante Adama o la teniente Kara Thrace, se cuentan entre lo mejor que he visto nunca en cine... se me han saltado las lágrimas muchas veces.
No exagero al decir que ésta es una de las experiencias estéticas más intensas y demoledoras de mi vida.
Quien se anime a verla lo comprobará (imprescindible la versión original; el doblaje es increíblemente nefasto)
Bill Adama, comandante del crucero de combate Battlestar Galactica
Laura Roslin, presidenta de las Doce Colonias
Samuel Anders, uno de los líderes de la resistencia en la Cáprica ocupada por los Cylon; Lee Adama, jefe del grupo aéreo; Kara Thrace, la mejor piloto de la flota
especialista Cally Henderson; jefe de mantenimiento Galen Tyrol
coronel Saul Tigh y D'Anna Byers
reverendo Cavill, sacerdote y agitador cultural
teniente Sharon Valerii, especialista en operaciones de alto riesgo
Kara Thrace y el "pianista fantasma"
La Cylon Cáprica 6 ocupa una posición destacada en la jerarquía de mando Cylon. Gaius Baltar es científico y supervisor de los protocolos del sistema de defensa de las Doce Colonias. Una de las historias de amor más singulares que uno pueda imaginar...
almirante Helena Cain, comandante suprema de la flota de las Doce Colonias
Tory Foster, jefe de gabinete de la Presidencia
Tom Zarek, para algunos, un terrorista; para otros, un luchador por la libertad
El puente de mando del Battlestar Galactica. De izquierda a derecha empezando por la fila de atrás: comandante William Adama; teniente Karl Agathon; coronel Saul Tigh; teniente Félix Gaeta; oficial de comunicaciones Anastasia Dualla
Y por último, un tráiler de la serie... Aviso de que en estos breves minutos no se aprecia el trasfondo filosófico ni la densidad psicológica de los personajes: tan sólo es un ensamblado de escenas de acción, pero al menos puede dar una idea de la textura visual.
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A mí me pasó lo mismo. Excelente serie. Quizá la mejor. Recuerdo vivamente algunos personajes y situaciones que me estremecieron como nunca me ha pasado con un programa de tv. Tigh, Kara, Adama o Sharon me absorvieron, hasta el punto que no pude dejar de ver capítulo tras otro devorando la serie completa en pocas semanas. Excelente retrato de la condición humana. Realmente sorprende de una aparente serie "más" de ciencia ficción, encontrarse con algo que consigue ir tan lejos, alejarse con creces de cualquier otra serie de tv y penetrar en los entresijos de la condición del ser humano, explorando todas las desventuras, lorros y alegrías de la vida. La serie permite la indagación filosófica y en ocasiones, por qué no, la experiencia poética.
ResponderEliminarAhab:
ResponderEliminaresperaba tu intervención en esta entrada, que seguramente sólo contará con tu presencia porque sospecho que pocos han visto la serie y a otros muchos sin duda no les interesará el planteamiento...
ya conoces mi nivel de exigencia cinéfilo y en todas las artes: el más alto, el más riguroso. Por eso me gusta que subrayes la indagación filosófica y la experiencia poética tan especiales que significan una apuesta como la esta serie de televisión...
sorprende, en efecto, cómo un producto de masas puede indagar así en los pliegues más recónditos de lo que somos, y hacerlo con una factura estética casi impecable...
a la hora de invitar a ver una obra así, hay que desactivar primero un prejuicio automático e inevitable: no se trata de una obra de ciencia ficción con batallas interestelares. Esto es un telón de fondo sobre el que construir ese fresco sobre la psicología, el deseo, la traición, la frustración, la ira, el amor humanos, expresados desde una lucidez desnuda: sin concesiones ni miramientos. Se trata de una perspectiva insólita y descarnada, pero a mi juicio también compasiva...
Algo difícil de explicar y entiendo que esta entrada es muy imperfecta y deslavazada como para proponerse otra cosa que una invitación a la inmersión en ese universo.
un abrazo
No he visto la serie, pero es interesante vernos reflejados de esa manera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me habían hablado de ella. Ahora tengo otra buena razón para verla.
ResponderEliminarGracias
Ave zancuda:
ResponderEliminarlo es, y doblmente cuando se hace desde esa lucidez sin concesiones...
un abrazo!
Mercedes:
ResponderEliminarseguro que la disfrutarás...
Abrazo-hormiga!
apunto.
ResponderEliminarde primeras, como tu bien dices, yo tampoco me habría acercado muy convencido a esta serie... ni el nombre, ni el cartel, ni el tono en general me harían sospechar un diamante en bruto, jaja.
pero me fio plenamente de tu olfato, me la apunto!!!
Bash:
ResponderEliminaren mi caso, conocía la existencia de la serie pero nunca me acerqué a ella, no me despertaba la más mínima curiosidad...
pero he encontrado algo bastante insólito
puede gustarte el asunto...
un abrazo, mapache!