el caso es que ayer, leyendo a Simone Weil, encontré la frase que entresaco de ella y me quedé cavilando. La puse a resonar con la frase de Walser, que me parecía su perfecta antítesis... y al cabo de un rato ya no me parecían del todo irreconciliables
pero sigo rumiando esa paradoja: percibo que en la intersección de las dos citas hay un misterio
aún no lo he descifrado o sentido: pienso y pienso...
Simone Weil siempre me entresaca el intelecto y me lo convierte en pasto, es una gran labor que hace conmigo. Coincido contigo que existe un íntimo guiño entre la fealdad y la moral. Me fascina la imagen de Simone, esos ojos, demasiado ojos, y el gesto del labio conteniendo el deseo
Siempre me gustará esa frase de Walser, gracias por recordarla.
ResponderEliminarAbrazos, Stalker
Tera:
ResponderEliminares una frase impresionante
el caso es que ayer, leyendo a Simone Weil, encontré la frase que entresaco de ella y me quedé cavilando. La puse a resonar con la frase de Walser, que me parecía su perfecta antítesis... y al cabo de un rato ya no me parecían del todo irreconciliables
pero sigo rumiando esa paradoja: percibo que en la intersección de las dos citas hay un misterio
aún no lo he descifrado o sentido: pienso y pienso...
un abrazo!
Simone Weil siempre me entresaca el intelecto y me lo convierte en pasto, es una gran labor que hace conmigo. Coincido contigo que existe un íntimo guiño entre la fealdad y la moral.
ResponderEliminarMe fascina la imagen de Simone, esos ojos, demasiado ojos, y el gesto del labio conteniendo el deseo
qué delicadeza la tuya de tejedor
Anamaría:
ResponderEliminarojos demasiado ojos... me fascina esa mirada y admiro profundamente a la mujer y su escritura
Simone Weil forma parte de la estrecha nómina de autores, o de ríos, en que continuamente me sumerjo.
Un abrazo!