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Septiembre acaba con un maravilloso regalo: un cofre que contiene la que quizá es mi película favorita de los últimos diez años: Là-bas (Allá) de Chantal Akerman.
Una autora con un lenguaje cinematográfico afilado, a contracorriente, sin concesiones. Hermana de esos lúcidos cineastas que han insuflado nueva savia al cine mundial en los últimos años: Tsai Ming-liang, Naomi Kawase, Pedro Costa, Apichatpong Weerasethakul, Béla Tarr, Lisandro Alonso, Jia Zhang-ke, Joao César Monteiro, Paz Encina, Gus Van Sant, Nobuhiro Suwa...
La crítica de cine es fuertemente androcéntrica (cuando no veladamente misógina), y le cuesta reconocer los logros de algunas cineastas excepcionales como la propia Akerman, Naomi Kawase, Paz Encina o Claire Denis, que han firmado algunas de las obras más interesantes, arriesgadas, demoledoras de los últimos años.
En una votación que pretendía destacar lo mejor de la primera década del siglo XXI, ni uno de los 28 críticos de la revista Cahiers du Cinéma España votó por Là-bas (eran votaciones en las que cada cual elegía 10 películas). Ni uno solo. Un hecho que sólo puede definirse como escandaloso si tenemos en cuenta que en esa revista están los críticos más abiertos a las cinematografías de la "diferencia" (los demás no han de tenerse en cuenta: ni siquiera considerarían que Chantal Akerman hace cine).
Casualmente, esa otra maravilla de los últimos años, "La hamaca paraguaya" de Paz Encina (donde el cine se hace poema y silencio con vertiginosa lentitud), tampoco obtuvo ningún voto.
No hay que olvidar el país donde vivimos. La vulgaridad reinante en las escleróticas estructuras culturales, la mediocridad de los medios y la crítica. No hay que olvidarlo.
Por eso tiene aún más mérito que al fin se editen estas obras.
Esto no es una entrada. Es sólo el deseo que tengo de mostrar "mis" tesoros, los que he encontrado en la playa y he desenterrado con todo el asombro y toda la carencia, toda la mirada de niño que aún me pronuncia, más allá de mí
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imagino tu cara al ver este hermoso cofre, eres un heretico kinetiko encantador, que se pudran las retinas de la ignorancia.
ResponderEliminarNo me extraña nada. Son tan misóginos y tan previsibles por estos lares... no sólo los críticos de cine, también los literarios, etc. Dejarían pasar cualquier joya para premiar lo de siempre
ResponderEliminarTengo un recuerdo espléndido de esas dos películas, gracias a ti.
Bashevis:
ResponderEliminarhay que seguir con nuestra herejía cinéfila anarquizante
¿qué nos queda si no?
apostemos por estos dulces bárbaros que asedian el centro desde la periferia ferozmente creativa...
salud!
Belnu:
ResponderEliminarpor supuesto, los críticos literarios son iguales o peores. Es todo un stablishment crítico y académico lo que está corrompido, lo que hay que demoler,
tú misma lo has explicado muy bien en muchas ocasiones
lo más triste es que las cosas calan hasta tal punto en la psique colectiva que lo que tendría que resultar escandaloso se acepta como si fuera normal
un abrazo desde la frontera que Akerman nos ha enseñado a amar
Qué bello que nombres a Hamaca Paraguaya, un film que me toca, tan delicado como esos susurros en guaraní. Qué bello, eso pasó del otro lado del mundo tuyo y llegó hasta vos. Ahora, voy a seguir la línea de Lá bas, porque tu escalofrío no puede fallar. Un abrazo.
ResponderEliminarJoven llamado Cuervo:
ResponderEliminar"Hamaca paraguaya" es uno de los más intensos, delicados y bellos poemas visuales (incluyendo la visión-tacto, la dulce lumbre interior del idioma guaraní) que he visto nunca.
Nadie debería perdérsela, nadie que sepa apreciar un buen verso, nadie que guste de la lentitud y de esa mezcla de ternura y desamparo que nos trae la lengua viva del otro
aquí la película pasó desapercibida, y lo cierto es que en cuestiones cinéfilas ya me he cansado de predicar en el desierto (desierto en gran medida construido por la apisonadora hollywoodiense)
pero tu entusiasmo me devuelve cierta "fe": y sí, lo digo con total claridad: quien vea Hamaca paraguaya y Là-bas con los ojos abiertos, quien sepa vibrar a esa velocidad y a esa temperatura, saldrá tocado, colmado, enriquecido: algo se le habrá desplazado para siempre
un abrazo
Me siento refrendado en tu último comentario Stalker. Hamaca paraguaya es una de las películas (si es que es eso, simplemente eso) más bellas que he visto jamás. Maravillosa. Conmovedora. No hay palabras para siquiera dejar un atisbo de lo-que-se-es mientras se vé ni de lo que se es tras verla.
ResponderEliminarUn abrazo de animal agradecido
Ahab:
ResponderEliminaren efecto, uno enmudece ante algo así, y entiende esa falta de palabras, esa definitiva quietud, como un regalo difícil de explicar...
salve
Yo no he llegado a ver esa película de Chantal Akerman, pero estoy segura de que debe de ser maravillosa y me alegro de tu alegría y me entristezco ante esa noticia (la indiferencia, la invisibilidad) que no es novedad.
ResponderEliminarAbrazo.
querido stalker,
ResponderEliminarsiempre abres camino con tu lucidez en esta selva espesa, ante ti se alejan la misoginia , los fanatismos y otros ismos; no hay mejor antídoto contra la banalidad y la escasez de espíritu que tu corazón zurdo y tu mirada oblícua
un abrazo desde esta región transparente
solo he visto una película de Chantal Akerman, una relativamente "reciente",creo que se titulaba La captive. Me gustó mucho y a pesar de que en el festival de cine de dones sé que suelen proyectar películas suyas, de Naomi Kawase o de Ulrike Ottinger, nunca he coincidido con ninguna otra.
ResponderEliminarel cofre es precioso, y seguro que esa película que nombras también lo es.
no sabes cuánto puedo agradecerte que desentierres tesoros que compartes aquí, no sé cómo agradecerte tanta luz que has hecho entrar en mis cegueras.
ResponderEliminarun abrazo
Bel M, Anamaría, Laia, Leonardo:
ResponderEliminarun abrazo a los cuatro y gracias por dejar aquí vuestras miguitas,
estas obras de Chantal Akerman son imprescindibles. Necesitan una mente abierta, cierta predisposición, pero forman parte del pequeño cofre de tesoros que uno guarda y abra de vez en cuando...
abrazos