miércoles, 15 de diciembre de 2010
La violencia de la luz
La memoria nos abre luminosos
corredores de sombra.
Bajamos lentos por su lenta luz
hasta la entraña de la noche.
El rayo de tiniebla.
Descendí hasta su centro,
puse mi planta en un lugar donde
penetrar no se puede
si se quiere retorno.
Se oye tan sólo una infinita escucha.
Bajé desde mí mismo
hasta tu centro, dios, hasta tu rostro
que nadie puede ver y sólo
en esta cegadora, en esta oscura
explosión de luz se manifiesta.
***
Como un gran pájaro que se abatiera hacia el ocaso
para beber en él
la última gota de su propia luz,
el aire
hecho forma en las nubes.
Alas como de oscura transparencia,
cuerpo no material de una materia
que sólo hubiese sido
fuego o respiración en el rastro solar,
las nubes,
leve espesor casi animal del aire.
Como un pájaro roto en muchas alas
que se precipitasen en la noche
ebrias sólo de luz,
las nubes.
***
Como desde su propia oscura luz baja el deseo
al no mortal destino de la carne,
como el ala del ángel
abriéndose en el seno de la sombra
o el súbito encuentro
del ave con su vuelo,
así entran las aguas
que nos hacen nacer y nos anegan
en el recinto sellado de este sueño.
***
Toda la noche me alumbres
redonda en el silencio.
Toda la noche, luna,
alúmbresme en el cielo.
Toda la noche me alumbres,
escudo de mi pecho,
escudo de verdad
firme en el cielo negro.
Toda la noche me alumbres
desnudo contra el sueño:
con la luz que reluces
hazme más verdadero.
Con la luz que reluces
toda la noche me alumbres.
***
Se daban
las condiciones perfectas para morir.
De lo más próximo nacía
lacerante la ausencia.
Tendida estaba entre los dos la muerte
como animal tardío de ojos grandes
y anegadas ternuras, madre,
ciega madre inmortal.
Mi rostro era su máscara,
mi voz su voz.
No hay llanto en las perdidas alamedas.
Postreros pájaros borrados
en la declinación oscura de la luz.
***
Tu súbita presencia.
Toda la luz irrumpe duradera, dura
como la piedra.
Vienes
tan inmóvil, tan adentro de ti.
Lo hondo.
En tu sola existencia,
tu sola luz, estás
ardiendo para siempre.
***
La luz caía vertical sobre la piedra.
En la losa desnuda pusimos siemprevivas:
también son leves y te representan,
a ti, tan duradero entre nosotros.
Subimos al lugar en donde yaces
dos amigos ingleses y un hombre de tu tierra,
amigos ciertos que te aman
de dos países que al cabo desamaste.
Tal fue tu sino, engendrar el amor
en el difícil reino de lo siempre contrario
unido por el fuego.
Señor de la distancia y lo imposible.
Luis Cernuda, poeta, reza
la piedra, y los lugares y las fechas
que acotaron tu paso entre los vivos.
Entre ellos soñaste un poeta futuro
y al final lo engendraste
y hoy puede así el futuro hablar contigo.
Otros han desaparecido entre las sombras.
Tú no. Tu luz escueta permanece,
lo mismo que estas flores, para siempre.
(A Luis Cernuda, con unas siemprevivas)
“En medio de los lenguajes tecnológicos que nos remiten al criterio de rendimiento, de eficacia, de utilización, la poesía vuelve a cargarse de una enorme importancia, de un significado necesario, porque es el lenguaje que nos sigue aportando los principios de belleza, de verdad y, en definitiva, de rectitud.”
“La palabra, la materia, el cuerpo del amor, son una y misma cosa. La poesía estaría en este ciclo regida por el primado absoluto de la infinitud del Eros. Los trovadores entendían por amor el fundamento de la palabra poética. La mujer es igual en el mundo trovadoresco al acontecer de la palabra, al acontecimiento del lenguaje. La mujer es la razón del trovar y así se unifican cuerpo, palabra y mundo.”
Poemas y textos: José Ángel Valente
Hay, pues, un soliloquio de la razón y una soledad de la luz. Incapaces de responder a lo otro en su ser y en su sentido, fenomenología y ontología serían, pues, filosofías de la violencia. A través de ellas, toda la tradición filosófica en su sentido profundo estaría ligada a la opresión y el totalitarismo de lo mismo. Vieja amistad oculta entre la luz y el poder, vieja complicidad entre la objetividad teórica y la posesión tecno-política. “Si se pudiese poseer, captar y conocer lo otro, no sería lo otro. Poseer, conocer, captar son sinónimos del poder.” Ver y saber, tener y poder, sólo se despliegan en la identidad opresiva y luminosa de lo mismo, y siguen siendo, a ojos de Levinas, las categorías fundamentales de la fenomenología y la ontología. Todo lo que me está dado en la luz parece estarme dado a mí mismo por mí mismo. Desde ese momento, la metáfora heliológica simplemente aparta nuestra vista y proporciona una excusa a la violencia histórica de la luz: desplazamiento de la opresión tecno-política hacia la falsa inocencia del discurso filosófico. Pues se ha creído siempre que las metáforas quitaban gravedad a las cosas y a los actos, los hacían inocentes. Si no hay historia más que por el lenguaje, y si el lenguaje (salvo cuando nombra el ser mismo o la nada: casi nunca) es elementalmente metafórico, Borges tiene razón: “Quizás la historia universal no es más que la historia de algunas metáforas”. De esas pocas metáforas fundamentales, la luz no es más que un ejemplo, pero ¡qué ejemplo! ¿Quién podrá dominarla, quién dirá su sentido sin dejarse primero decir por éste? ¿Qué lenguaje escapará jamás de ella? ¿Cómo se liberará de ella, por ejemplo, la metafísica del rostro como epifanía del otro? La luz no tiene quizás contrario; no lo es, sobre todo, la noche. Si todos los lenguajes se debaten en ella, simplemente modificando la misma metáfora y escogiendo la mejor luz, Borges, unas páginas más adelante, vuelve a tener razón: “Quizás la historia universal no es más que la historia de las diversas entonaciones de algunas metáforas”.
Jacques Derrida, “Violencia y metafísica” (en La escritura y la diferencia)
Texto vívido, exacto, totalizador de Valente:
ResponderEliminar“La palabra, la materia, el cuerpo del amor, son una y misma cosa. La poesía estaría en este ciclo regida por el primado absoluto de la infinitud del Eros"
¿Cómo entender, si no, el sacramento poético?
Multifacético el blog.
Compleja es siempre la poesía de Valente, sólo asequible para inocentes de espíritu o espíritus dados a la poesía pura, a lo aparentemente homogéneo de la piedra, su siempre amada piedra.
ResponderEliminarInteresantes siempre las palabras de Derridà, que en mi eclecticismo heterodoxo me hacen unirlas a las de Gilbert Durand, pues es la luz que irradia sobre todas las cosas sinónimo ínclito del imaginario diurno, el cual llevado a extremos produce indudablemente totalitarismos y exaltación ultrajante de poder.
Y Borges, tan atento siempre a los múltiples sentidos de cualquier cosa, a la indefinición por excelencia.
Y tú, Stalker, tan capaz de asir destejiendo los distintos lenguajes, las otredades diversas, las identidades fracasadas.
Todos poetas, todos filósofos, todos humanos tentados a infringir la ley de la luz, de los destellos fulgurantes que enceguecen a los que pretenden aprehenderla en lugar de dejarse rozar tan sólo por ella.
Un soplo, cálido.
el poema me espanta. sospecho que lo estás haciendo a propósito. me espanta el exceso de luz, el uso y abuso de la luz. me espanta como a los insomnes, los murciélagos y los vampiros. huyo hacia el bosque, con la garganta brutalmente empalagada, sin mirar atrás. busco agua sucia.
ResponderEliminarsospecho que tu gesto es deliberado. un asesinato exquisito. liquidar a Valente con la bala bífida de Borges y Derrida.
te abrazo y celebro tus espléndidas tijeras homicidas.
P.S.: no resisto leerlo ni con gafas de sol.
ResponderEliminary ese texto monolítico, fascista ... "la Belleza ... la Verdad ... la Rectitud ..." (de ahí al "Arbeit Macht Frei" ... un paso).
y si, en tanto mujer, soy "la razón del trovar" (¡trovar!), y unifico (¡unificar!) "cuerpo, palabra y mundo" (acontecimientos que encuentro en mí totalmente fracturados, desplazados, inasibles y en lucha), ya mismo me declaro hombre. o mejor, travesti.
te quiero aun más, si cabe, cuando te ponés así, malísimo. ah, sí, la etiqueta de la entrada es fantástica. pensé que era "demoliciones".
pero es:
...
(todavía mejor).
Borges, la síntesis,la certera sencillez,sin rimbonbancias, en una frase condensa lo que otros desarrollan en libros y libros; es un imprescindible para mí.
ResponderEliminarOigo tantos ecos en Valente... a Juan de Yepes, a Böhme, a Zambrano,ay, que malamente se portó con ella, cómo la traicionó en su vejez, cómo la ninguneó y sin embargo, me parecen hermosos algunos versos,paráfrasis de un pensamiento expresado por el genial Brancusi: "No quiero esculpir un pájaro, sino su vuelo"
"o el súbito encuentro
del ave con su vuelo,"
definitivamente, Stalker, ninguna luz es suave...
abrazo
k
Loba:
ResponderEliminarbienvenida y gracias por tu comentario.
El problema es precisamente ese: ese afán totalizador, la búsqueda del "sacramento poético". Algunos pensamos que urge la desacralización de ciertos gestos impostados, de cierto lenguaje que amoneda, aspira o erige un campo trascendente, de cierta poesía auto-cercada en su torre de marfil,
esto sin dejar de reconocer la habilidad o la calidad poética,
un abrazo
Querida Ataúlfa:
ResponderEliminargracias por tu bello, eclécito y heterodoxo comentario.
Tengo algunos problemas con la definición de "poesía pura". Ignoro exactamente a qué puede referirse, si a una pureza del logos, a un vuelco o aspiración trascendente... No lo sé, pero admitamos que Valente hace "poesía pura".
Creo posible trazar una arqueología de la luz, incluso una arquitectónica de la luz (en sus movimientos visibles e invisibles, sus apropiaciones, desviaciones, perversiones) desde los antiguos griegos hasta el misticismo neoplatónico y de ahí al romanticismo y a los fascismos europeos: una misma violencia declinada en fases diversas. Una metáfora peligrosa, un arma de destrucción masiva. Creo que la noche, las tinieblas y los poderes "luciferinos" han sido, proporcionalmente, más benévolos, o menos sangrientos. Esta arqueología-tectónica de la luz es una empresa que supera con creces mis capacidades pero me parece urgente para desmontar los sofismas, las mentiras, los ocultamientos de que han sido cómplices la metafísica occidental y este tipo de poesía que niega la inmanencia al inscribirse en el (espinoso) linaje neoplatónico judeocristiano sin interrogarlo en lo más mínimo.
Me gusta lo de dejar que nos roce la luz. No dejar que nos invada, que nos penetre: dejar que la violencia de la visión, de la visibilidad, apenas roce el cuerpo, la materia oscura y el grito que nos conforma, dentro,
un abrazo fuerte
Querida Mariel:
ResponderEliminarnada puede escapar a tu delicadeza inquisitiva.
Tienes razón: ésta es una entrada "contra". No suelo hacerlas porque aquí sólo hablo de lo que me gusta, de lo que me mueve o con-mueve.
Por eso es atípica una entrada dedicada a un "enemigo". Por enemigo entiendo a quien reproduce -sin agredirla, sin desplazarla, sin fracturarla- una tradición ya aquejada por perversiones, extenuaciones y herrumbres internas que convenía y conviene desactivar cuanto antes.
Pretendo ser justo: Valente es quizá el mejor poeta español de la segunda mitad del siglo XX. Lo he leído minuciosamente, incluso apasionadamente. Pero a cada relectura el principio de sospecha se iba a ahondando y en la última de ellas ha estallado en la forma de rebelión frontal.
No es sólo la luz, la saturación de luz que nos impide, precisamente, "ver" cualquier cosa. No es sólo que los poemas estén atravesados por una retórica archirrepetida, desprovista de "temblor", vaciada de todo contenido por una tradición que no entiende el menos, la carencia, la fragilidad sino como síntomas del nihilismo, la destrucción y la ruina (y cuánta vida hay entre las ruinas y en lenguaje arruinado, eso lo ignorarán siempre los repetidores de fórmulas luminosas).
No es sólo eso. Lo peor es la teoría que sustenta esa construcción retórica. Asumir la tríada platónica (belleza=verdad=rectitud) no sólo es intelectualmente decepcionante, poco edificante y carente de estímulo: es envilecedor, nos humilla y nos esclaviza a las mismas ideas de siempre. Nos hace rehenes de un mundo empobrecido, atrapado en sus propias ficciones y frustraciones. Esta poesía es cómplice de ciertos reduccionismos intelectuales, de ciertas correspondencias ontológicas ilegítimas, que en su fase más cruda desembocaron en los fascismos, que pretendían ser el régimen de visibilidad absoluta: la luz regente, inviolable, presidiría el panóptico perfecto.
Por eso la luz es una violencia histórica, por eso la denuncia de la fraternidad entre totalitarismo y visibilidad.
La deconstrucción de la tradición de la luz, y por lo tanto de las figuras que la han sostenido intelectual y poéticamente a lo largo del siglo XX, es una tarea urgente. Una forma de gritar non serviam, romper las cadenas y volver a la inmanencia, al cuerpo, al deslizamiento, al juego.
Lo de "la mujer es la razón del trovar" y todo ese párrafo... es un atentado imperdonable. Yo al menos no lo pienso perdonar ni olvidar, porque pocas justificaciones tan alevosas del machismo y la cosificación de la mujer he visto en mi vida.
Me encantó lo de convertirte en hombre o en travesti, y eso me hace pensar en dos textos maravillosos escritos por mujeres que dudan de su condición y aspiran a la hibridación, el desplazamiento sexual, la indeterminación genérica, como espacio de transgresión o re-pliegue, incluso de ritualización de la intimidad,
gracias por traer tu oscuridad, tu hambre y tu carencia a esta entrada en la que me he permitido transgredir cierto pacto de silencio y cierta ceguera,
besos y abrazos
A mi me resulta demasiada contraposición entre luz y sombra.Demasiada trasparencia en estos poemas. La luz cegadora explosiva. Pero mi lectura en estos momentos no dice nada. Debo leerlo más a Valente. He leído una vez solo y no puedo dar mi parecer porque no sería correcto por mi parte.
ResponderEliminarEl primer haiku de mi hijo:
Cielo azul
la noche es negra
sol amarillo.
Un abrazo a todos
Ninguno de estos poetas valentenianos conoce las almas carbonizadas de los saturnos que deambulan y viven en la noche.
ResponderEliminarEn sus torres de marfil todo se ve luminoso.
Están inspirados por la misma VERDAD.
Si obedeces, tendrás la luz; si desobedeces, el fuego. Parecen advertirnos siempre en sus excelencias "poéticas" con ese tufillo cristiano-platónico.
Lo de "la mujer es la razón del trovar" daría risa, si no fuese porque es un mensaje destructivo, dañino y cruel contra la mujer. Lo tenerlas como objetos les encantaba.
Yo, como Mariel, ya mismo me declaro travesti. Lo explicas Stalker: “mujeres que aspiran a la hibridación, el desplazamiento sexual, la indeterminación genérica, como espacio de transgresión o re-pliegue, incluso de ritualización de la intimidad”.
Un abrazo desde los espacios oscuros que no necesitan luz.
Yo pregunté a una mujer udrí de la que temía que la pasión que la dominaba la matara: ¿por qué, entre las tribus árabes, vosotros, gente de Udra, sois los únicos que morís de amor? Ella respondió: porque hay entre nosotros belleza y castidad. La belleza nos incita a la castidad; la castidad inspira la ternura de los corazones, y la pasión nos acerca a la muerte. Nosotros vemos lo que vosotros no veis.” (Ibn al-Jawziyya)
ResponderEliminarQuería hablar sobre la vigencia de esa luz que resiste desde el poeta udrí, crea a Laura y a Juan de Yepes, y llega, por ejemplo, hasta Valente. Sobre la imposibilidad de una poesía justa que habite generosa en la oquedad. Sobre la Belle dame sans merci. Sobre el primer animal visible de lo invisible. Sobre la absoluta necesidad de esas formas de tiranía.
Al final, desisto de articular un discurso. Sólo agradecerte el magnífico y especulativo detonante.
Saludos
No sé si te equivocarás con Valente en tu análisis, pero sí sé que te equivocas en tu manera de abordarlo. Al analizar la poesía se va siempre a lo que hay alrededor de ella: la métrica, la ideas, el lenguaje, el esto, lo otro, pero no se va al meollo, ¡no se va a la poesía en sí!
ResponderEliminarNo se puede estar o no de acuerdo con una poesía u otra. Una poesía gusta o no gusta o gusta más o gusta menos (hablo de gusto, porque el verso se saborea), pero no se está de acuerdo con ella o en contra... ¡que es una poesía, no una opinión!. Partiendo de ahí y liberando la cabezona de sobreinformación intelectual, tal vez disfrutes de la poesía, Stalker, de esta o de otra que te guste más. Eso también va por rachas. Puede que estés cansado ahora de Valente -de la que no te cansas nunca parece ser que es de Maillard- y dentro de tres años no paras de leerlo durante cuatro meses. Aparte de eso, quien sobresaturas de luz eres tú mismo con la elección de unos poemas muy concretos de Valente, al que yo sigo considerando, por mucho que digan que en su obra juega un papel importantísimo la luz, como un poeta oscuro. No es un poeta claro y abierto a los seres, sino un gran poeta oscuro de inclinación interna.
¡Y bueno! ¿Qué me dices de la luz de la ruina, pequeño búfalo? ¿La conoces más allá de los libros? Yo cuando digo "luz" es la luz a la que me refiero (perdón por las autocitas: "en esta ruinosa oficina de la lírica..", "vivo sobre esta piedra/mortal fragmento de aire/oro en la nieve de mi lengua"..."Hemos visto la luz/más allá del futuro..") La luz de la ruina no es una luz física que hace daño a los ojos. No me dirás que es violenta..
En fin, veo que con esta entrada quien se cerca en su torre, de marfil o de prejuicios, eres tú mismo. Y has de saber que te lo digo con todo el cariño. Si te tuviera cerca, te daría un tirón de orejas. No te creas que yo me corto.
Hay que destruir los prejuicios. Y así se hace un bien a la humanidad y se lee positivamente, no negativamente, que es lo que empeora a cualquier poema, incluso los de un poeta como Valente, que no es santo de mi devoción, por mucha calidad que tenga, porque yo no soy devoto de nadie y mucho menos de un poeta.
Lo que más espantoso me parece, aunque no me espanta en absoluto, es que vuestro espanto, el que aquí nombráis Mariel y tú, es hacia unos textos... ¿Cómo os pueden espantar cosas así? Mucho rollo con la filosofía, mucho cuento con la lectura, pero no habéis visto nada de nada..
Un abrazo.
Adolfo:
ResponderEliminaral hacer una entrada de este calibre, esperaba, y aún espero, voces disonantes, pero que aporten argumentos y no la descalificación del contrario.
Hace tiempo insultaste en el blog a todos los presentes a propósito de una entrada de Michaux. También te sobrepasaste en un blog muy querido.
No te he tenido esto en cuenta cuando has vuelto a participar: he hecho borrón y cuenta nueva.
Pero no habrá una tercera oportunidad:
mi paciencia acaba aquí.
Karmen:
ResponderEliminar"Oigo tantos ecos en Valente... a Juan de Yepes, a Böhme, a Zambrano,ay, que malamente se portó con ella, cómo la traicionó en su vejez, cómo la ninguneó y sin embargo, me parecen hermosos algunos versos"
Valente era un hombre duro, reputado por sus juicios despiadados y por su dogmatismo intransigente. Estuvo a punto de quebrar más de una vocación literaria. Sé de su rechazo último a Zambrano, y es muy triste. También se enemistó con Ullán a causa de ella. Uno de sus hagiógrafos más militantes, José Luis Pardo, llega a decir en un libro: "Tal vez Valente debería haber sido un poco más amable", y es un admirador incondicional quien habla...
En todo caso el hombre no me interesa. Me interesa el poeta, y fue un excelente poeta pese a la suspicacia lectora con la que he pretendido interrogar la tradición en que se inscribe,
un abrazo
Lola:
ResponderEliminar¿ya escribe haikus el tierno infante?
¿Qué desayuna? ¿Espinacas?
Admirable,
un abrazo para "entrambos" :)
Say:
ResponderEliminarestar inspirados por la Verdad, por la Mayúscula o por lo Inefable nos ciega, pese a la iluminación, a otras muchas cosas: al dolor del otro, a la soledad y el desamparo del otro. Si la poesía no sirve para cuidar esa orfandad, para mí no sirve para nada; siento en Valente una total falta de compasión (cosa que no tiene nada que ver con el hecho literario, pero apela a un orden de cosas que sí me interesa, el único que aún me convoca).
Por otra parte, siempre se habla del poeta encerrado en su torre de marfil y esa figura parece una entelequia. ¿Qué poeta será ése? Descubrí que era Valente al leer sus ensayos y entrevistas, y sobre todo una lectura comentada por él mismo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Ahí descubrí a un hombre pagado de sí mismo, autocomplaciente con su obra, orgulloso de su Verdad y, sobre todo, alguien que nunca duda, completamente seguro de todas las afirmaciones tomadas de una tradición férrea, androcéntrica: Valente habla de poesía como si se tratara de la ley mosaica. Dogmatismo sin fisuras de quien ha recibido o ha sido iluminado por la palabra revelada.
Decepcionante.
Un abrazo desde el abajo y el barro
Durandarte:
ResponderEliminarme encanta tu comentario: guante de hierro revestido de seda. Es espléndido de veras.
Me alegra que consideres esto un detonante; en todo caso es un punto de vista, creo que justificado a la "luz" de las oscuras palabras de Derrida. La violencia histórica de la luz sigue vigente, pero habría que preguntar quién decreta esa vigencia, quiénes son sus valedores y hermenéutas, quién paga el óbolo, quien ha sido sobornado. Habría que interrogar qué es esa poesía "justa", desde qué concepto de justicia -o justeza- incorpora sus mecanismos de decantación, su vigilancia, sus delaciones. Convendría indagar sobre los desplazamientos, tergiversaciones y extenuaciones a que ha sido sometido el animal visible de Lezama, que ha originado tan fecunda estirpe literaria. E inquirir, por supuesto, por qué son necesarias las formas de tiranía estética -y existencial-, a qué intereses obedecen, qué adocenamiento proponen, a qué pereza apelan.
Entiendo que pueda resultar más cómodo, y más fácil, vivir dentro de unas coordenadas estéticas estrictamente delimitadas por las metáforas de la visibilidad, la altura, la expansión, etc. (esa prisión para la mente); el mundo se hace sencillo y más fácilmente transitable. Reconozco que a algunos nos gusta complicarlo todo: somos quizá demasiado desconfiados, demasiado inquietos, y tampoco sabemos vivir ya en un mundo tan simple, trazado en régimen de visibilidad carcelaria con cuatro conceptos desgastados y cuya raíz exhumamos, de tiempo en tiempo, por el gusto de aprender de nuevo el mundo y nombrar al fin, después de haber desbautizado los nombres y el Nombre mismo. Es una forma de rechazo a una imposición, porque el poder, como recuerda Derrida, se alía con ciertas metáforas para ejercer su metástasis infalible. Frente a los muros construidos, el po(e)sible intersticio, la caída en el cuerpo, la invención de una nueva realidad.
Celebro tu palabra y tu presencia,
un abrazo
Poco puedo agregar a tus palabras, Stalker, que trazan un arco del totalitarismo desde el misticismo neoplatónico (el rey-filósofo) a los fascismos europeos del S. XX y rechazan la reificación de la mujer bajo el manto patriarcal y cínico de "Eros".
ResponderEliminarAdolfo, ratifico mi espanto. Yo creía que Valente era, supuestamente, un poeta y no una marca de helados. Digo, por lo de "me gusta" o "no me gusta". Si el asunto es tan fácil, no entiendo por qué no decís directamente: "Muchachos, a mí me gusta Valente. Saludos" y listo.
Tampoco entiendo por qué, si un texto es como sorber un conito, te embarcás autocontradictoriamente en una justificación del sorbo.
En cuanto a la "sobreinformación intelectual", existen disciplinas como la sociología de la cultura y, más específicamente, de la literatura que nos explican bastante bien que un texto es una opinión, es decir, una intervención política. Luckács da cátedra al respecto. El que escribe milita, quiera o no quiera.
Por eso existen los intelectuales "orgánicos" y los "textos" serviles y funcionales al poder de turno o, lisa y llanamente, al poder, poesía incluida.
No subestimes el impacto de la poesía (aunque si, según decís, es asunto de que "te guste" o "no te guste", escribís como podrías hacer aeromodelismo o andar en patines).
Como Borges solía decir: perdón por mi ignorancia, ¿pero qué es el "meollo"? ¿el centro, el núcleo de verdad, la sede del sentido? Será que no tengo GPS; ando medio desorientada y no lo encuentro.
¿Y la luz de las "ruinas"? Si te hacés un tour por las favelas, las villas miserias, las chabolas, las cárceles o los hospitales (donde están las ruinas por excelencia) la única luz que vas a encontrarte es la de la navaja que te ponen (con razón) al cuello o la del quirófano. Y que dios te ilumine. Porque a veces no salís vivo.
En penúltimo lugar, no cambio de autores como de calzones. Y uso el mismo tipo de calzón (con toda una gradación de matices) desde que era chica. Aviso, por tu mención un tanto veleta a cambiar de autor cada cuatro meses. Es posible que estés pensando que soy una dogmática que se pierde muchos descubrimientos. Yo siento que tengo faros y a que a ciertos autores no los toco ni con un palo, o porque no les creo una sola palabra o porque ... me espantan.
Si fuera hermafrodita o me fuera a la cama con una oveja, ¿Valente no trovaría para mí?. No. ¡Qué suerte!. Si me trovara, ¿lo haría con esa impostación papal que adopta cuando recita? ¿o recordándome que la palabra es Dios, conforme el Evangelio según San Juan - me remito a su pomposo discursete de recepción del 7º Premio Reina Sofía? primero me vienen arcadas (por el nombre del premio) y al escuchar SU VOZ me duerrrrrrmo (así, con todas las "r") al toque.
Por último, para "tirarle con cariño de las orejas" a Stalker (expresión que denota cierta soberbia, al menos en mi barrio, donde preferimos los sopapos lisos y llanos) hay que treparse a una escalera. Es altísimo, como los chicos de la NBA.
mi oveja está en celo y me está llamando.
abrazos.
P.S.: ¡y mi oveja sólo se la presto a Say!
ResponderEliminarMariel:
ResponderEliminarme declaro fan de tu oveja ahora mismo. Sin condiciones,
un abrazo
Comento para saludar a mi hermanito Stalker, que lo demás no lo entendí, que estaba haciendo unos garbanzos con espinacas y cus-cus. Vengo a darle un abrazo a este burraco, que hace un tiempo que no le daba señales de vida, y bien me quiere, como yo a él. También mando un beso a Mariel, claro ;)
ResponderEliminarEstoy en la sombra, muyayo, hibernando. Y no me apetece salir, se está caliente en silencio. Pero es un silencio elocuente. Los dogmatismos de Mariel son mis dogmatismos también, aunque no los conozca, ni falta me hace. Ya me comí el cus-cus.
Un abrazo insignificante en un día frio de cojones, stalker. Que te arda el gaznate con algún alimento celestial, que te apiporres a moras y sonrías descontrolado.
uy, paso bailando una hojita frente a mi ventana, cri-crii-criii
No conocía a Valente. :(
ResponderEliminarQuedé atrapada desde un centro que al mismo tiempo es un borde.
Gracias.
Bashevis:
ResponderEliminarlo tuyo es verdadera sabiduría: hibernar un poquito, retirarte y no "entender" (aunque yo sé que entiendes, vaya si entiendes).
Tu corazón sigue siendo izquierdo y zurdo, no estás ya para que te enderecen. Me alegra eso.
Asoma el hocico un día, siquiera sea para intercambiar cromos.
El canto del grillito te ha quedado muy bien,
un abrazo
Querida D.:
ResponderEliminaryo ahora mismo intento des-conocerlo: de ahí la inquietud o la duda,
me alegra siempre situarte en el borde,
no hay caída
Abrazos
Estoy en desacuerdo y sorprendida con lo que me dices en tu respuesta, querido Stalker, "En todo caso el hombre no me interesa. Me interesa el poeta, y fue un excelente poeta pese a la suspicacia lectora con la que he pretendido interrogar la tradición en que se inscribe,"
ResponderEliminarNo, no y no,no era un poeta, yo no le puedo leer como tal,(sí como ensayista, incluso como traductor) porque era un hipócrita, me resulta insoportable leer lo que dice sabiendo lo que hizo. Prefiero leer las fuentes en las que bebió hasta cuasi plagiarlas, "intertextualizó" demasiado, es decir a Juan de Yepes, etc. etc.
Te dejo enlace de entrevista a tu admirado Tarkovski,con el cual estoy completamente de acuerdo, y de la que extraigo lo que me parece fundamental:
"–¿Cuál es la responsabilidad del artista?
–Un artista debe expresarse a sí mismo en su vida real de la misma forma que expresa su trabajo. No debe hacer una cosa con una mano y otra con la otra. Hoy en día parece que sea de buen tono que cuando te consideras a ti mismo como un artista lleves una doble vida. Una persona habla y trata de presentar su propia visión de la vida en su trabajo, pero luego se comporta de una forma contradictoria a lo que ha defendido. Lo que este artista está diciendo en su obra es hipócrita. Tengo la impresión de que éste es el caso con la mayoría de los modernos. Eso hace que su trabajo sea poco claro e incluso peligroso. Hay gente que trabaja como un parásito en la sociedad."
A.Tarkovski, lo dice aquí: http://laderivadelasombra.blogspot.com/2008/12/tarkovsky-75-aniversario.html
abrazo
k
"Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública."Platón, República.
ResponderEliminarLa poesía no es luz. Es casi la oscilación de la llama, casi su movimiento inasible.
La luz no se enseñorea del mundo. La luz dibuja, hace emerger, casi empuja formas.
Todos los poetas hablan de la luz, porque la luz es para ellos intemperie. Porque también la luz les ha sido negada.
Los poetas como Valente en este caso tratan de resarcirse de la expulsión platónica sin pensar a Platón. En esa sucia alianza por la cual el peligroso embuste que Platón atribuía a la palabra poética se sustituye por la visión, el acceso puro a la luz-pasto fuera de la caverna. Curiosa operación que quiere congraciar a la poesía con la verdad sin replantear el propio camino, si es que éste todavía existe en cuanto tal.
(Todo lo anterior podría ir entre interrogantes, son preguntas que me hago y que este post ha hecho re-surgir.)
Estupendo el fragmento de Derrida que has elegido.
Qué "lúcido" (una pequeña broma, me permites, ¿verdad?), como siempre, el texto de Derrida y su referencia a Lévinas, el otro "lúcido" buscador de lo otro, de lo no-mismo. Y acabas de darme una de las razones por las que nunca acabó de convencerme Valente. No sabía por qué, pero seguramente él, el inconsciente, acechante entre las sombras, sí lo sabía.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Karmen:
ResponderEliminarme apresuro a decir que no he querido escandalizarte afirmando que Valente sea un poeta.
Se me ocurre que estamos utilizando la palabra poeta de forma distinta: da la impresión de que para ti tiene un valor esencializado, trascendental, riguroso (aplicable, por tanto, a muy pocos) y que además está atravesado por una visión moral, por una ética que ha de atravesar todos los aspectos del ser humano para que éste reciba el nombre de poeta. Si utilizamos esta definición, poetas habría muy pocos: te sorprendería saber que ni siquiera Celan, conocido por su mal genio, su hipersensibilidad enfermiza y su suspicacia, merecería ser llamado poeta.
En mi caso utilizo la expresión como algo más vulgar y más común,e insisto en considerar poeta (y bueno) a Valente, por mucho que pueda dudar de su retórica (sobreexplotada, redundante, vaciada de contenido, tomada en préstamo de una tradición cuyos afluentes tú misma señalas acertadamente, una tradición a la que no se ha sometido a ningún tipo de tensión ni en el lenguaje ni en los conceptos), por mucho que la tradición a la que pertenece despierte mi recelo o mi sospecha.
Respecto a Tarkovski, lo conozco muy bien, lo he trabajado mucho por razones que no vienen al caso. Separo al pensador del cineasta. El cineasta es admirable, único, insuperable; el pensador... no siempre. Da la impresión de que en su forma de pensar Tarkovski es presa de ciertos reduccionismos y pliegues pertenecientes al romanticismo (la idea de genio, la idea de belleza, la idea de verdad, y -otra vez aquí la tríada platónica, el invencible lastre de la culpa judeocristiana- la rectitud). Ahora bien, pensar el arte desde estos parámetros me resulta complicado y asfixiante: lo concibo como un orden estrecho, dogmático y moralista (¿y quién define quién se comporta "rectamente" en su vida privada? ¿Desde qué código moral se instituye esa vigilancia?). Aplicando sus rígidos parámetros, Tarkovski apenas rescataba a cuatro o cinco figuras de artistas-cineastas en la historia del cine. Yo creo que ha habido alguno más...
(...sigue...)
Haciendo una simplificación un tanto aberrante: da la impresión de que Tarkovski piensa y crea como un hombre moderno (su cine es clásico, nada vanguardista aunque una mirada apresurada pueda afirmar lo contrario), ignorando que ha vivido en un mundo hasta cierto punto gobernado por las "reglas" o "fracturas" de una época posmoderna. Si comparamos su trayectoria con la de Jean-Luc Godard esto último resulta evidente.
ResponderEliminarAún más, voy a poner un ejemplo de que las lecturas morales de la vida privada de los sujetos artísticos están sometidas a muchos problemas. Cuando Tarkovski se refugió en Italia, recibió ayuda económica de grupos católicos de extrema derecha. ¿Es por ello el cine de Tarkovski reaccionario? ¿Es él un hipócrita por haber cometido lo que, desde cierta mirada moral, puede considerarse una "bajeza", mientras que su cine está exento de este tipo de "caídas"? No respondo a estas preguntas: me limito a dejarlas en suspenso para mostrar la dificultad de la elucidación de cuestiones tan delicadas (y cuento esto con el corazón un poco encogido, sí, porque el afecto, la adhesión que siento por el hombre y su obra es incondicional, y ese mínimo gesto -hasta cierto punto imperdonable desde mis ideas políticas- me duele como una herida propia).
Sin embargo, y sin que esto sea contradictorio, también creo en cierto modo en lo que afirmas: debería haber coherencia, podemos pedirla a aquellos en quienes creemos. El arte que más me gusta está marcado, creo, por una profunda coherencia de sus autores para consigo mismos y el mundo. Incluso un Derrida, que no te gusta, fue muy coherente, siempre: llevó su "duda metódica" y destejió hasta el final. Incluso la inquietante y hermética Chantal Maillard es coherente. Procuro afiliar mis exasperaciones a esa moneda que siempre da, paradójicamente, una misma cara: no hay Janos bifrontes en el panteón de Marienbad, en la nómina de los grandes muertos (y los pequeños vivos) inscriptos en el frontis que preside esta morada...
Pero intento ser justo (según mi concepto de justicia) y reitero mi respeto al Valente poeta, por mucho que no me gustaran muchos de los actos y palabras que tuvo en vida.
Espero no haberte escandalizado aún más. Aunque, por otra parte, escandalizarte un poco, desde el intenso cariño que te tengo, tampoco está mal, ¿no?
Un abrazo fuerte
Laia:
ResponderEliminarimpresionante comentario que se adentra y me hace adentrarme en esta cuestiones, con aún más precauciones y vigilancias, gracias a la delicadeza y precisión de tus afirmaciones-preguntas (o debería decir mejor fluctuaciones, pálpitos, alientos que se resuelven en una sacudida, de un solo trazo).
Me gusta el "casi" de tu frase: "Es casi la oscilación de la llama, casi su movimiento inasible". Todo se juega en el casi, en el borde del sentido o falla tectónica que abrimos entre el mundo y los conceptos.
"La salvación está en los adverbios", dijo (admirablemente) Ana Hidalgo aquí mismo, hace un tiempo.
Creo que todo poeta que se precie se enfrenta a su orfandad, la suya propia -la impotencia de la palabra que se quiere poética y fuerza un mundo hasta el balbuceo o fractura- y la de todos. El poeta intenta hacer inteligible la intemperie. Para ello puede anclarse en la cadena metafórica de la visibilidad (a la que se le une la altura, la expansión, la profundidad, la extensión, la grandeza, la mayúscula -metáforas todas de la potencia viril o el pensamiento "erguido": falogocentrismo, diría Derrida) o auscultar el abajo, ahondar en la herida del adentro, donde moran la carencia, la sed, lo pequeño, lo indecible calcinado, la clausura. Lo primero (y ya estamos instaurando un dualismo fatal, que una analítica existencial rigurosa debería desactivar) nos hace afrontar la orfandad con la mirada recta o correcta. Lo segundo nos permitiría abordar la intemperie desde una cierta inclinación del gesto, desde una mirada o corazón oblicuo que renunciara a la "rectitud" de la mirada ("No es posible pensar cor-recta-mente: con la mente en línea recta. Pensar siempre es una indisciplina. Cuando se piensa de verdad, se abre una brecha en el discurso que ya había. Se piensa con un quiebro. Y en ese quiebro, quien piensa padece el quiebro al mismo tiempo. Es él quien se quiebra, y el sentir le aporta los instrumentos para el cambio. Su mesa de operaciones está dispuesta: vivir no es suficiente", Ch. Maillard). Creo que sólo es posible acercarse, dejar entrar, acceder a la inmediatez y cultivar la hospitalidad incondiconal de lo que viene a partir de esa oblicuidad del gesto y del pensamiento. Entonces es posible la sutura, la reunión o comunión que la luz, en su potencia omnicomprensiva, en su racionalidad teológica, en su milenaria servidumbre autoimpuesta, niega o coarta.
Todo esto sería una perífrasis un tanto tosca para decir que un perro nos acerca ahí donde tanto dualismo trascendental nos alejó o terminó de desarraigarnos.
En todo caso, renuncio a la luz-pasto y rumio tus palabras, las hago sabor y fruta.
Ha sido un comentario y un detenimiento que te agradezco especialmente.
un abrazo y otro
Bel M:
ResponderEliminar¡todas tus bromas son siempre bienvenidas!
Como sabes, Lévinas y Derrida vibraban en el mismo tono, o en uno muy parecido: es una historia de amistad y afecto en lo personal y en lo filosófico (que acaba haciéndose cuerpo, deviniendo intimidad al fin).
El inconsciente parece ese gatito que siempre adivina nuestros movimientos y lanza su zarpa para arañarnos, juguetonamente aunque haya sangre, cuando menos lo esperamos.
Me alegra verte por aquí,
abrazos
Qué magnífico ese texto de Derrida; me ha producido un deseo irresistible de releerlo! Y esa frase de Borges de que tal vez la historia universal no sea más que la historia de algunas metáforas... y la luz como metáfora... Después de cierta revolución interna y noctábula, y de la mezcla de cansancio y perplejidad y nostalgia que queda al día siguiente, me ha encantado venir a posarme aquí un momento, como un pájaro pensativo. Derrida siempre me restaura
ResponderEliminarNada tiene que ver con esta entrada o posiblemente sí. Pero cuando vi este video, de inmediato pensé en compartilo.
ResponderEliminarGracias.
http://fun.mivzakon.co.il/video/General/2344/2344.html
se ha muerto captain beefheart.
ResponderEliminarensagrentado, te beso en la frente, hermano bufalo, te salpico, tu sabes com-partirme.
Otra vez sigo asombrada, mucho más asombrada, y algo triste pues yo abrigaba la idea de que los animales, en este caso el elefante del video que nos pone "d",tuvieran otro esquema del mundo, mirasen de otra manera, que no tuvieran una representación de este mundo tan... "humana, demasiado humana"...
ResponderEliminarabrazo
k
"La salvación está en los adverbios"... no puedo estar más de acuerdo...
ResponderEliminar¿De qué lado se escora el habla poética? Esto es lo que el poeta que "investiga" ("ensaya") el lenguaje y su relación con la "realidad" ha de "sacar a la luz" (en un sentido opuesto al de la direccionalidad vertical de la luz a la que se refieren estos poemas, en un sentido, casi, de parir o alumbrar, desde el adentro del que hablas)con su dicción, con su palabra.
Por otro lado, creo que hay excelentes poetas cuya posición en este aspecto nos puede parecer totalmente ajena. Que, hablando claro, no nos apelan, no nos interesan. A mí esto me ocurre con Valente, también con muchos otros.
Gracias y un abrazo grande,
Laia
Stalker, lo conseguiste! llegué a hastiarme de tanta luz, de tanta luz como esta, así.
ResponderEliminarHe de reconocer que estoy confusa conmigo misma. A mí Valente me gusta, pero también me llegué a aburrir al final de la lectura de esos poemas.
De Valente admiro el rodear la idea -me niego a ponerla en mayúsculas, pero entiéndase como un todo- con las palabras.
Echo en falta, y me parece muy necesario, la desesperación por encontrarla.
No me gusta el amor cortés porque en realidad tampoco busca nada, y si busca algo, es una idealización canónica y falsa de una idea -y entiéndase esta idea como chiquitita y hermitaña. Sobretodo, un cuerpo-.
Bueno, las ideas son también, y a su manera, cuerpos.
Bucear en un cuerpo sin llenarse de mierda no es posible. Adentro tenemos todas las vísceras, todas las realidades. El amante no es más que eso, no es más que un cuerpo, y por ahí empezó a construirse.
Si me hablara con pasión de dios, podría entenderlo. Habría desesperación, porque nunca hay un encuentro del rostro (y volvemos al cuerpo).
Aquí hay un mármol griego. Pero sin cara.
No me gustan nada estos poemas de Valente.
Me agarraré a la mano y a la ceniza eternamente porque es lo único que no nos deplora en este alcance.
Si Valente se hubiera destripado, visceralizado, para escribir estos poemas que nos traes, olerían a mierda: de cuerpo y realidad.
Por otro lado, eres un tramposo... (;))nos has traído los poemas menos movidos, menos alcanzados. Serán todo lo buenos que diga la crítica, pero que nos queden adentro restos de cenizas y desierto. Yo reivindico ese Valente.
Y el fragmento del "trovar" no sé cómo tomármelo. Lo voy a dejar ahí, como dice Mariel, lo de tocarlo ni con un palo...
Abrazos...
(Después de esta entrada pido una de otra luz. Luz toda o fragmentada, pero aquí.)
(Cómo se echa en falta a Ana...)
Stalker, espero que mi comentario haya entrado bien en tu buzón, pero creo que blogger se lo ha comido...
ResponderEliminar:(
No es la luz lo que violenta sino su modulación (Celan lo dice pero referido a la materia).
ResponderEliminarHay una cosa fantástica en tu página,
Stalker y es que siempre genera, ideas, debate, vida, chispa..y esta entrada no podía ser una excepción.
Reconozco no haber leído a Valente,
cada vez que he tenido en mis manos
(en librerías)un obra suya ( por razones presupuestarias)la he cambiado por algún otro autor, para mí en esos momentos con más imán.
Lo que me ha interesado muchísimo en esta ocasión son los comentarios
relacionados con la luz (metáfora) y su violencia, la luminosidad como acepción de verdad,pureza, belleza.. en el pensamiento (y lenguaje) de ciertas ideologías como el fascismo, religión, etc(lo luminoso como imagen de lo verdadero, de lucidez....etc).
Quisiera aportar mi reflexión desde la imagen, manejando otro concepto mas físico o espectral de la luz que tal vez pueda tener cierta validez en ese otro más conceptual que nos ocupa. En el "cuarto oscuro" ByN trabajando sobre -negativos- se valora la luminosidad de una imagen en terminos de negros y decenas de medios tonos de grises(oscuridades).
Otra vez los opuestos,más es menos, yin-yang,luz-sombra(claroscuro).
La imagen fotografíca pertenece a aquella clase de objetos (laminares)en los que no podemos separar elementos de esa dualidad sin destuirla.
Quizás pueda ocurrir otro tanto en esa otra acepción (de oscuridad-luz)que nos ocupa (la existencial)
Hay dualidades que podemos concebir,pero no percibir, ignorando que de esa obstinación por un referente (el estar ahí) puede surgir la esencia que buscamos).
Un gran abrazo Stalker y gracias por estos ratos.
Belnu:
ResponderEliminarDerrida siempre restaura a los pájaros pensativos, y yo me alegro de que su escritura haya cuidado un poco tu huella noctámbula,
abrazos
D.:
ResponderEliminarel vídeo me ha dejado boquiabierto.
Muchas gracias.
Ahora me pregunto de si el elefante es consciente (o hasta qué punto es consciente) de que se ha dibujado a sí mismo. Imagino que ha sido entrenado para dibujar a un elefante, pero ¿hasta qué punto su conciencia le permite el desdoblamiento especular?
Increíble, en todo caso...
un abrazo fuerte
Bashevis:
ResponderEliminaruna muy mala noticia. El "Trout mask replica" o "Safe as milk" fueron discos que me avinagraron (creativamente) el fin de la adolescencia: me enseñaron a ser un poco más zurdo, un poco más descreído.
Hoy habría que brindar por él, si mi "ascetismo abstemio" me lo permitiera.
Sin duda, un pequeño del rock. Uno de los más pequeños e insignificantes.
Ínfimo, diría.
Te devoro las entrañas de ave rapaz en las cumbres, arrojo tus despojos a los chacales (ahí renacerás, aún más furioso),
abrazo
Karmen:
ResponderEliminarfíjate que yo creo que la visión del mundo que refleja el elefante no es del elefante. Estoy convencido de que lo han amaestrado e instruido minuciosamente.
Ahora bien, no sé hasta qué punto se reconoce en lo que dibuja, hasta qué punto su conciencia se desdobla y re-flexiona lo que él es.
Sería interesante saber algo más al respecto.
Pero sigue siendo humano el mero hecho de dibujar, no creo que responda a un impulso propio del elefante (pero quién sabe...).
A mí me ha conmocionado el vídeo, es extraño e impactante, también algo inquietante en su tensión y expectativa. Emoción y una sombra de inquietud, tal vez,
abrazo
Laia:
ResponderEliminarcreo que es así: se puede trabajar la luz, llegar hasta ella, desde cierta oscuridad matricial o genesíaca, desde el barro, el abajo, la sangre, la entraña. No es exactamente un "pensamiento femenino" a lo que aludo, pero sí un pensamiento mestizo, híbrido en su decantación sexual, que se oponga frontalmente a esta metaforización de la luz que, he de decirlo con toda franqueza, es abusivamente androcéntrica, machista y brutal, y relega a los márgenes todo lo que no cae dentro del régimen de visibilidad (o legibilidad) pactada.
Hay otras maneras de expresarse y palpar el adentro de las palabras, cómo nos resuenan las palabras cuerpo adentro, que no pasan por estas sendas trilladas y que, en efecto, no nos apelan, o lo hacen cada vez menos,
gracias a ti y un abrazo más que fuerte
Interesantísima confrontación, que ya conocía desde aquel divertido diálogo al mediodía por teléfono... ;)
ResponderEliminarComo buen titiritero has deshilvanado muy bien los puntos débiles de Valente. Es cierto que en otros poemas -pienso en las "Lecciones de tinieblas" por ejemplo- sí se hunde en ese fango de vísceras y mierda que dice Portinari, al menos eso creo. Su último libro me parece el menos interesante de su segunda etapa, no es de extrañar que lo premiaran fastuosamente y que Vicente Gallego por ejemplo dijera entre dientes que le parecía una gran obra.
El debate sobre la unidad o dualidad persona/artista es compleja. En mi caso me atraen por igual autores que si hubiera conocido en persona quizá me parecerían deleznables -Sartre, Eurípides, Nietzsche, Baudelaire incluso- como otros que tienen esa "coherencia para consigo mismos y con el mundo". El problema lo veo cuando esa mala sangre infecta la obra o parte de ella, como me da la impresión que le sucede a Cernuda, o a parte del propio Valente. Esto se ve más en sus declaraciones; como te dije esa perorata neoplatónica -totalmente trasnochada: coincidimos- puede ser en gran medida una respuesta a otras poéticas que se jacta(ba)n de banales o antiheroicas, de forma superficial. Lo cual tampoco lo justifica, pero sí hace que sea más comprensible.
También debo defenderle respecto a la frase de "la mujer es la razón del trovar": tendría que leer todo el texto, pero parece que está más parafraseando las ideas de los trovadores que expresando las suyas, por más que se trasluzcan cuando identifica "cuerpo, palabra y mundo". La idea de una unidad posible entre esos tres conceptos me puede parecer trasnochada también, pero en sus buenos poemas -que son muchos- creo que no hay una fe ciega en ello -estilo JRJ- sino una búsqueda ciega o a fogonazos en la que se palpa la ruptura, la fractura u el tacto de esa fractura, rugoso, impotente.
un abrazo
Portinari:
ResponderEliminarse agradece el tiempo que te tomas en leer y paladear y luego en construir tus impresiones.
Aquí hay mármol griego, en efecto.
No sé si Valente rodea las ideas con palabras. A mí me parece que talla mármol: que solo sabe ir hacia la Idea, que sólo entiende la mayúscula y que, salvo excepciones (las hay, por fortuna, en una obra tan dilatada) no habla de la "mierda", de la víscera o del cuerpo adentro. En su poesía todo es limpio y cristalino, "transparente" (otra palabra fetiche que utiliza constantemente y que está muy relacionada con la "luz"): no hay amputación, corte o herida, o si la hay está suturada, precisamente, por esos arquetipos platónicos amonedados en retórica trascendente: y esa gasa no cura, porque lo que necesitamos son abrazos, hilo de coser y vendas, y no abstracciones.
Quizá he sido tramposo, pero no en el sentido que imaginas.
Para empezar, toda selección, toda operación de montaje, "falsea" una imagen global. Pero esto se hace extensivo no sólo a Valente sino a cualquier selección o breve antología poética, diarística o incluso ensayística. En esto te doy la razón: hay que leer mucho, incluso la obra completa, para aprehender a Valente como un todo. Por supuesto, estos pocos poemas no bastan, es una selección muy breve.
Si han sido seleccionados es porque tratan el motivo de la luz, un motivo muy recurrente en él y que me podría haber llevado a elegir otros poemas. Y han sido seleccionados porque ejemplifican esa "violencia de la luz" de la que habla Derrida.
Igualmente podría haber seleccionado cinco o seis poemas cuyo motivo fuera la "transparencia" o el "dios" y verías que la retórica y el andamiaje formal es muy similar a los que aquí presento. Por lo tanto, creo que estos poemas no definen todo lo que ha hecho Valente (eso sería absurdo) pero sí son más que representativos de su modus operandi, revelan el andamiaje estructural de buena parte de su itineario como escritor (desde mi punto de vista, quizá refutable, no hay grandes saltos evolutivos en cuanto al estilo; tal vez sí una lenta modulación, una dilatada decantación-imantación de los conceptos y el sesgo retórico ya inscritos en su primer poemario).
El poema al que aludes, el de la ceniza, me parece bellísimo. Un momento de auténtica desnudez.
Pero esos momentos no abundan en un poeta tan retórico (retórica esencialista, depurada, "trascendental", pero retórica al fin).
Así es al menos como lo veo yo. Otros harán otras lecturas.
Tienes razón en que se echa en falta a Ana. Ella le pone el cuerpo a las cosas, se deja manchar por ellas, no le importan las vísceras. Su escritura no es, afortunadamente, una escritura de la luz.
Mucho me temo que está hibernada y calentita y que no la veremos en mucho tiempo,
un abrazo fuerte
Rosso:
ResponderEliminargracias por tu generosidad.
Aprecio mucho tu punto de vista, siempre zurdo, siempre esquinado y oblicuo.
En esta urdimbre extraña que tejemos entre todos, no pones palabra que no signifique (que no alimente, que no caliente en el páramo de sinsentido que nos asola).
Me ha gustado mucho tu reflexión sobre la fotografía, el revelado, el claroscuro, etc.
Se me ocurre que no es fácil trasladar esa re-flexión, esa lógica de la espectralidad, a la luz conceptual por una razón muy sencilla: la fotografía trabaja con gradaciones, con lenguajes que se interpenetran: la luz entra en la sombra y la amortigua, le da cuerpo; la sombra aminora la velocidad de la luz, le otorga lentitud, intensidad, presencia... todo se juega en la imposibilidad de la división entre conceptos, es decir: el dualismo no gobierna las operaciones del espectro luminoso realizadas en fotografía.
Pero sí lo hace en el reino de los conceptos, que funciona (recurramos a Deleuze) a partir de máquinas binarias: se trata de pares contrapuestos que se excluyen visceralmente. De la luz natural pasamos a la Luz conceptual, la ontologizamos, la blindamos de omnipotencia, le otorgamos los atributos de la visión, el conocimiento, la verdad, otras tantas abstracciones que se opondrían a la inmanencia de la luz y sus delicadas transiciones en un laboratorio de revelado.
Incluso cuando habla de "oscura luz", no deja de ser la Luz una mayúscula, y esto nos ciega, inevitablemente, a cierta materialidad o inmediatez.
Ojalá algún día fuera posible trasladar la luz de la fotografía a la luz de este pensamiento conceptual. Sería quizá invalidar la historia de la filosofía occidental y reinventar otra forma de pensar, una hibridez de cuerpo y espíritu y no la escisión, la dualidad, lo irreconciliable a que nos fuerza el platonismo que tantos se empeñan en defender (Valente en este caso) como si no hubiera otra forma de relacionarnos con el mundo y el pensamiento.
He disfrutado mucho leyendo tus palabras, Rosso,
un abrazo fuerte
Rubenóvich:
ResponderEliminarnuestros diálogos siempre son divertidos, creo ;)
Hace poco escuché cómo un catedrático de literatura de Barcelona decía algo que a muchos puede parecer herético y que siempre he pensado: vino a decir que muy probablemente entre la así llamada "poesía del silencio" y la "poesía de la experiencia" tal vez no había tanta distancia como ingenuamente suponemos. Quizá el problema del discurso neoplatónico es que acaba en cierto modo equiparándose a las poéticas de la "banalidad" en el sentido de que ambas acaban construyendo un lenguaje normalizado, sin fisuras, desprovisto de temblor. Se incurre en la normalización no del lado de lo cotidiano sino de lo trascendente. Acabamos en una llanura lingüística.
Tienes razón en que es difícil separar la persona del artista; el hecho de que Céline, Hamsun o Ezra Pound fueran nazis, ¿debería inducirnos a no leerlos? Y por otra parte, ¿cómo leerlos haciendo abstracción absoluta de ese "detalle" biográfico?
Son cuestiones muy complejas y difíciles de dilucidar con claridad, o eso me parece.
De Valente me sorprendió aquel poema que me señalaste y que fue escrito contra Gil de Biedma a propósito de su muerte (creo recordar que está en "No amanece el cantor"). A mí no me gusta Gil de Biedma, pero un gesto así, por parte de Valente, me parece muy poco elegante.
Tampoco creo que un creador deba enzarzarse en denigrar poéticas que le parecen inconsistentes, ya sea de la experiencia u otras. Esto debería quedar del lado de la crítica o de los lectores, y no de los poetas, que siempre tenderán (éste es el caso) a beneficiar a los miembros de su clan (como queda claro en los nombres incluidos en la antología "Las ínsulas extrañas"). También en esto Valente fue fiel a "las palabras de la tribu".
En lo que respecta a la frase objeto de tu defensa, mucho me temo que el contexto del librito (una lectura publicada por las ediciones del Círculo de Bellas Artes de Madrid) no avala la idea de la paráfrasis: Valente no somete a duda nada de lo que propone. Recurre a ejemplos para refrendar sus propias ideas. Cree. Se limita a creer.
Por otra parte, la equiparación del "cuerpo del amor" (la mujer) y el lenguaje queda meridianamente clara.
Copio el inicio de la lectura-conferencia, como ejemplo de lo que significa creer en una tradición a la que jamás se somete a ningún tipo de duda o tensión creativa:
"Quisiera remitirme, una vez más, a la sustancial, no renunciable introducción del Evangelio según Juan cuyo seminal inicio es de todos conocido: en arché en ho logos. En el principio era el logos, es decir, el verbo, es decir, la palabra. Y la palabra estaba cerca de Dios, y Dios era la palabra. Por medio de ella todo fue creado, y nada fue creado sin ella."
Como puedes comprobar, no salimos de la línea perfectamente trazada.
Un abrazo fuerte
Stalker, Rubén, habrá que seguir relyendo mil veces a Valente; a todos los poetas, y escritores.
ResponderEliminarMe sigue llamando mucho la atención lo de unificar cuerpo, palabra y mundo.
Voy a ver si busco el poema ese que decís que escribió Valente a la muerte de Biedma.
Y sí, Rubén, Valente también saca la sutura de las heridas,y confieso que es cuando más me gusta y con el Valente que me quedo. Poemas como estos que trae aquí Stalker suenan vacíos, y serán un mármol hermoso, pero sólo mármol. Seguiré reivindicando la ceniza, que, como dice Stalker, es desnudez.
(Stalker, en qué modo fuiste tramposo entonces? :)
Abrazos.