El mono saki vive en las selvas del sur de Colombia y en las de Brasil.
Tiene esa delicadeza que el tosco animal humano no tiene y no comprende.
Esa falta de delicadeza hará que destruya toda forma de vida animal, aniquile todos los ecosistemas y, por último, ponga fin a su propia civilización (entre 2050 y 2100 las consecuencias del cambio climático ya en marcha serán devastadoras para la vida vegetal, animal y para el propio y ciego ser humano que está preparando un infierno en la tierra para todos los seres vivos e, inconcebiblemente, para sus propios descendientes inmediatos).
Lo que más duele es que el mono saki en unas décadas no tendrá selva para su vida y su delicadeza.
deberíamos invertir la ecuación y que fuera una bienvenida.
Para ello haría falta hacer grandes sacrificios. Sacrificar, ni más ni menos, parte de nuestro estilo de vida (con todas esas comodidades tan contaminantes) y desmontar el régimen económico enloquecido que nos ha llevado a esta situación difícil.
No recuerdo un tiempo de mi vida en la cual los hombres hayan derrochado "delicadeza". Hasta el Quijote extrañaba esos tiempos de Oro, en los cuales los Caballeros eran delicados. Así que me pregunto si alguna vez fuimos delicados... Un abrazo.
tiendo a pensar que el hombre siempre fue brutal en cuanto especie y en sus esquemas sociales organizativos. Otra cosa son los individuos: los hay, puede haberlos con delicadeza.
Gregariamente, como manada, somos temibles siempre, incluso para nosotros mismos.
Seguro estos monos son más delicados que el ser humano. Esto me recuerda que hay madres que casi no cogen en brazos a sus hijos para que no se acostumbren y se duerman en sus brazos. Leen un libro nefasto que ha sido Bet seller. Yo le decía a una vecina, que los monos y otras especies mecían a sus crías en sus brazos y eso no podía ser más que lo mejor.
Las fotos de estos animales producen tanta ternura.
El comentario posterior que haces produce escalofríos. Mi hijo nació en el 2000 y entonces tendrá 50 años. Intento que sea respetuoso con la naturaleza.
Pero... habría que ... romper con toda esta sociedad de m que tenemos.
anoche vi un documental donde una morsa enseñaba a nadar a su cría.
Si vieras la infinita delicadeza con que el enorme y rollizo animal sumergía al cachorro y cómo la sostenía con las patas-aletas en el agua. Era una danza mimosamente coreografiada, de una belleza indescriptible.
Los humanos no tenemos esto. Tenemos la cultura, la "delicadeza" interior, los movimientos del espíritu, se dirá.
Todo esto carece de valor comparado a esa morsa que enseñaba a su cría a nadar.
Lola, me gustaría ser optimista pero no puedo. Incluso quienes son conscientes de lo que ocurre no lo son del todo. En un siglo va a desaparecer nuestra civilización tal como la conocemos. No el hombre, sí nuestra civilización. Esto implicará millones de muertos y refugiados, desertización de grandes zonas agrícolas y boscosas, guerras del agua. Las probabilidades de un conflicto armado global aumentarán exponencialmente conforme estos desequilibrios se vayan acentuando. El siglo XXI será tan sangriento como el XX, me temo...
Evitarlo está en nuestras manos pero exigiría renuncias tan drásticas que pocas personas estarían dispuestas a asumirlas (renunciar a viajar en avión, renunciar a tener coche, renunciar a las vacaciones, renunciar a muchos electrodomésticos, renuncia generalizada masiva al consumo en cualquiera de sus manifestaciones, algún tipo de control de natalidad a escala mundial para evitar la aniquilación total de los ya de por sí mermados recursos planetarios). Es decir: cosas impopulares que no se van a hacer.
Preferimos seguir con nuestra vida cotidiana. Otros se ocuparán. Ya lo harán otros.
Por supuesto, esos hipotéticos "otros" no tendrán margen de maniobra.
De todos modos, lo que me apena no es el animal humano. Éste ya no tiene solución, lo demuestra día tras día.
La pena son los maravillosos animales y plantas a los que hemos condenado al exterminio.
Me perdonarás este pesimismo, pero no puedo verlo de otra manera. Los datos están sobre la mesa, y la cantidad de CO2 que genera un habitante de los países desarrollados al año es estratosférica. Lo que contamina un avión de líneas comerciales: un avión promedio puede generar 150 kilos de dióxido de carbono por minuto. Sencillamente, no hay bosques suficientes para purificar ese aire...
Tienes tanta razón Stalker que lo que te dije produce escalofrío.
Nadie está dispuesto a perder estos "supuestos" beneficios de nuestra civilización. El problema es muy grave pero nadie lo veo y a eso me incluyo yo también.
es así. Se pueden hacer algunas cosas a escala doméstica, por ejemplo. Tiene que ver con renunciar a algunas de las comodidades y ventajas del "mundo moderno": una política de ahorro y ascetismo energético, una limitación del consumo.
Algunas renuncias en algunos ámbitos. Y aún me queda mucho, por supuesto.
Y algo tan simple como la siguiente verdad incómoda (ésas que preferimos, siempre, no afrontar): que nuestro ocio se basa en el sufrimiento, humillación y explotación de gentes anónimas y lejanas, muchas veces niños que hacen trabajos inhumanos. Nosotros paseamos por nuestros museos y hablamos de belleza, y olvidamos que el hecho de que ese ocio nuestro sea posible guarda una correlación directa con esa atroz desigualdad y depredación.
Uno puede decir: no es así (se engaña) o "yo no tengo la culpa". Pero somos responsables: nuestra pasividad nos hace cómplices.
Lamento ser tan drástico pero aquí no valen medias tintas:
Tienes razón. Tienes razón otra vez. Muchas veces no nos damos cuenta y compramos cosas hechas en el tercer mundo y realmente estamos colaborando activamente y sin saberlo a promover la explotación infantil.
Este mundo nuestro está mal planteado habría que darle la vuelta. Tal vez pequeños gestos cotidianos pudieran cambiar ciertos aspectos mínimos. Pero no, no es suficiente. Estamos deseando salir de la crisis o recesión para seguir con nuestro nivel de consumo. La economía necesita seguir cosumiendo es una rueda que no vamos a ser capaces de erradicar.
He cerrado el ordenador y me he puesto a pensar. No es la primera vez que pienso en todo ello como podrás suponer.
Si fueramos capaces de ir dando la voz de alarma tal vez las cosas podrían cambiar. Se necesita un cambio de conciencias y eso solo es a largo plazo. Bueno no sé yo en mi posición de ave zancuda no sé expresar. Habría que leer en voz alta mil veces en mil lugares distintos "La tierra prometida de Chantal Maillard" para ver si la letanía penetrara profundamente y luego ejerciera de debate. Leer todos los días "La tierra prometida" a los niños en los colegios a los "gurus" de las multinacionales, a los politicos para que luego se quedarán en silencio. Y luego plantearles el cambio.Aresurar el cambio de conciencias.
Stalker tu blog es necesario para eso también.
Podíamos montar entre todos una rueda de entradas enlazando los blogs y hablando crudamente de lo que necesitamos con urgencia.
Me gustaría tanto poderme ir a vivir como un ermitaño.
Podemos rompernos los cuernos a hablar y hablar pero lo único que podemos hacer es dar la voz. Vocear.
En efectos deberíamos de seguir el consejo de los animales para aprender de ellos la delicadeza.
He dicho algunas cosas que entiendo son muy duras de aceptar porque no queremos atentar contra nuestro modo de vida.
Por mi parte, procuro poner en práctica mis ideas, pero no es suficiente. Todavía no es suficiente. Con mi relativa pasividad también me hago culpable, evidentemente...
Además es necesario un cambio masivo, un giro mental copernicano que se traduzca en otro modo de vivir.
Voy más allá: destruir nuestra enfermiza forma de vida seguramente tendría que pasar por deconstruir primero las estructuras sociales que sustentan la ideología del capital, empezando por la familia (unidad de consumo y de producción por antonomasia y que constituye la línea de herencia perfecta de las neurosis y los prejuicios de la tribu), el sistema educativo (que perpetúa el status quo inoculando valores y actitudes -comportamentales, pero también cognoscitivos, "metafísicos", espirituales- que son la correa de transmisión del sistema) y por supuesto una toma de concienca política radical para repensar nuestro fallido modelo de democracia (otra obviedad: no son democracias salvo nominalmente).
En otras palabras: habría que abandonar nuestras ciudades, nuestras cómoda existencia burguesa-funcionarial, y emigrar al campo, fundar comunidades auto-gestionadas, etc. etc.
O eso o la temperatura subirá unos seis grados, prevalecerán las hambrunas y los conflictos localizados (con riesgo de uno global y devastador), y la extinción progresiva de toda forma de vida en un mundo sucesivamente golpeado por la desertización y fenómenos naturales cada vez más virulentos.
Sí, sí, yo he visto en ellos esa delicadeza que echo de menos en el mundo, y esa belleza, esa extraña majestuosidad humilde que comparten con los árboles. Ojalá logremos cambiar la dirección perversa antes de que sea tarde
La delicadeza de los animales es, a diferencia de la nuestra (tan cargada de 'estética'), real y natural, lo que produce gran admiración.
Los animales... tan cerca de la vida, mucho más que nosotros. El lastre que es nuestra dotación de conciencia nos ha alejado de la vida. De sentirla como la sienten los animales, que son vida en sí, que forman parte de todo; muchas veces me pregunto si la conciencia (salvo en importantes pero escasas cuestiones), no será un mal para la vida, para la comunión 'etérea' del ser con la vida misma y la existencia. La conciencia parece una brecha en el tiempo que arroja una temible libertad, porque no comprende. Porque comprender es ser. El animal es. Los seres sin conciencia son, no necesitan comprender la vida porque son la vida. Tienen el gran don que nosotros hemos perdido, para ganar el arte o la poesía, o la música, pero para ganar también el terror a la muerte y la aberración del mal. La conciencia es a muchas luces una aberración de la naturaleza, un error.
no puedo estar más de acuerdo contigo, y estos temas atraviesan siempre, de un modo u otro, declinados en una u otra episteme o temperatura mental, nuestras conversaciones.
El animal es, y la enfermedad de la conciencia. La conciencia como un instrumento de adecuación al medio que finalmente rompió su función orginaria y se erigió en espejo de nuestras perplejidades, sólo para ahondar la brecha entre ese hambre y el mundo y condenarnos a una existencia nómada, a la insatisfacción y la pérdida.
Blogger no me ha dejado admitir tu comentario, por eso lo he copiado con tu nombre,
A pesar de todo, a pesar de saber que es cierto lo que dices sobre la destrucción; a pesar de eso también veo que aun nos queda belleza que contemplar.
Creo que lo que llamas delicadeza, ese algo que emana, de estas fotos y también de otros seres vivos, podría llamarse continuidad. En un lenguaje no-verbal innato, las especies se comunican entre sí, como piezas engranadas en una totalidad. En esa delicadeza hay un discurso de armonía. Puedes coger un mono saki y construir la selva y el mundo a partir de lo que le falta.
No hay solución, y en mi opinión; otro mundo no es posible. Estamos jodidos, bien jodidos, y nos vamos a llevar todo por delante. Como lo hemos hecho siempre.
Se pueden hacer cosas a pequeña escala, todo debería ser a pequeña escala, quizás ahí este el problema. Dices, y dices bien, que podemos hacer cosas a pequeña escala, a escala domestica… el problema es que eso implica que hay otra escala mayor, que se alcanzo, que se creo, que se expandió hasta llegar a ser lo que hoy día es; una escala mundial, planetaria, incorregible.
No por ello tenemos que tirar la toalla, no. En mi opinión en lo personal debemos renunciar a todo lo posible, hacernos “domesticos”… pero ni con esas dejaremos de ser lo que somos. De hecho en vez de detenernos, nos estamos dando prisa, aunque parezca que el mundo se preocupa y hace algo por subsanar los errores cometidos… aunque nos coman el cerebro con el cambio climático, el reciclaje y las compresas con alas; la inercia que llevamos sigue aplastándolo todo.
Error tras error, y yo aquí detrás de mi ordenador. Nos queda la nada, un chocolate con los amigos, cagarnos en todo y arder, arder nosotros y con todo, hasta apagarnos.
PD: el mono es la oxtia, y tu también. Por la tierra prometida, vámonos con Mononoke ;)
El mono saki vive en las selvas del sur de Colombia y en las de Brasil.
ResponderEliminarTiene esa delicadeza que el tosco animal humano no tiene y no comprende.
Esa falta de delicadeza hará que destruya toda forma de vida animal, aniquile todos los ecosistemas y, por último, ponga fin a su propia civilización (entre 2050 y 2100 las consecuencias del cambio climático ya en marcha serán devastadoras para la vida vegetal, animal y para el propio y ciego ser humano que está preparando un infierno en la tierra para todos los seres vivos e, inconcebiblemente, para sus propios descendientes inmediatos).
Lo que más duele es que el mono saki en unas décadas no tendrá selva para su vida y su delicadeza.
Es increíble como, en la penúltima foto, los monos saki parecen pájaros en la rama.
ResponderEliminarIncluso el pelaje parece de ave.
Y la cola es una maravilla...
siento que es una despedida, es triste presenciar estos momentos, pareciera que nada se puede hacer, pareciera tarde. Son hermosos.
ResponderEliminarEmmagunst:
ResponderEliminardeberíamos invertir la ecuación y que fuera una bienvenida.
Para ello haría falta hacer grandes sacrificios. Sacrificar, ni más ni menos, parte de nuestro estilo de vida (con todas esas comodidades tan contaminantes) y desmontar el régimen económico enloquecido que nos ha llevado a esta situación difícil.
Hermosos, los animales, siempre.
un abrazo
No recuerdo un tiempo de mi vida en la cual los hombres hayan derrochado "delicadeza". Hasta el Quijote extrañaba esos tiempos de Oro, en los cuales los Caballeros eran delicados. Así que me pregunto si alguna vez fuimos delicados...
ResponderEliminarUn abrazo.
Curiyú:
ResponderEliminartiendo a pensar que el hombre siempre fue brutal en cuanto especie y en sus esquemas sociales organizativos. Otra cosa son los individuos: los hay, puede haberlos con delicadeza.
Gregariamente, como manada, somos temibles siempre, incluso para nosotros mismos.
Saludos y bienvenido
Cultivar una forma de lentitud, delicadeza y atención, es un objetivo primordial.
ResponderEliminarPara ello hará falta cierta ascesis y cierta oblicuidad en la mirada y en la presencia.
Si es que ya no es demasiado tarde.
Seguro estos monos son más delicados que el ser humano.
ResponderEliminarEsto me recuerda que hay madres que casi no cogen en brazos a sus hijos para que no se acostumbren y se duerman en sus brazos. Leen un libro nefasto que ha sido Bet seller.
Yo le decía a una vecina, que los monos y otras especies mecían a sus crías en sus brazos y eso no podía ser más que lo mejor.
Las fotos de estos animales producen tanta ternura.
El comentario posterior que haces produce escalofríos. Mi hijo nació en el 2000 y entonces tendrá 50 años. Intento que sea respetuoso con la naturaleza.
Pero... habría que ... romper con toda esta sociedad de m que tenemos.
Me gustaría ser optimista. pero...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLola:
ResponderEliminaranoche vi un documental donde una morsa enseñaba a nadar a su cría.
Si vieras la infinita delicadeza con que el enorme y rollizo animal sumergía al cachorro y cómo la sostenía con las patas-aletas en el agua. Era una danza mimosamente coreografiada, de una belleza indescriptible.
Los humanos no tenemos esto. Tenemos la cultura, la "delicadeza" interior, los movimientos del espíritu, se dirá.
Todo esto carece de valor comparado a esa morsa que enseñaba a su cría a nadar.
Lola, me gustaría ser optimista pero no puedo. Incluso quienes son conscientes de lo que ocurre no lo son del todo. En un siglo va a desaparecer nuestra civilización tal como la conocemos. No el hombre, sí nuestra civilización. Esto implicará millones de muertos y refugiados, desertización de grandes zonas agrícolas y boscosas, guerras del agua. Las probabilidades de un conflicto armado global aumentarán exponencialmente conforme estos desequilibrios se vayan acentuando. El siglo XXI será tan sangriento como el XX, me temo...
Evitarlo está en nuestras manos pero exigiría renuncias tan drásticas que pocas personas estarían dispuestas a asumirlas (renunciar a viajar en avión, renunciar a tener coche, renunciar a las vacaciones, renunciar a muchos electrodomésticos, renuncia generalizada masiva al consumo en cualquiera de sus manifestaciones, algún tipo de control de natalidad a escala mundial para evitar la aniquilación total de los ya de por sí mermados recursos planetarios). Es decir: cosas impopulares que no se van a hacer.
Preferimos seguir con nuestra vida cotidiana. Otros se ocuparán. Ya lo harán otros.
Por supuesto, esos hipotéticos "otros" no tendrán margen de maniobra.
De todos modos, lo que me apena no es el animal humano. Éste ya no tiene solución, lo demuestra día tras día.
La pena son los maravillosos animales y plantas a los que hemos condenado al exterminio.
Me perdonarás este pesimismo, pero no puedo verlo de otra manera. Los datos están sobre la mesa, y la cantidad de CO2 que genera un habitante de los países desarrollados al año es estratosférica. Lo que contamina un avión de líneas comerciales: un avión promedio puede generar 150 kilos de dióxido de carbono por minuto. Sencillamente, no hay bosques suficientes para purificar ese aire...
and so on...
abrazos
Tienes tanta razón Stalker que lo que te dije produce escalofrío.
ResponderEliminarNadie está dispuesto a perder estos "supuestos" beneficios de nuestra civilización.
El problema es muy grave pero nadie lo veo y a eso me incluyo yo también.
Un abrazo
Lola:
ResponderEliminares así. Se pueden hacer algunas cosas a escala doméstica, por ejemplo. Tiene que ver con renunciar a algunas de las comodidades y ventajas del "mundo moderno": una política de ahorro y ascetismo energético, una limitación del consumo.
Algunas renuncias en algunos ámbitos. Y aún me queda mucho, por supuesto.
Y algo tan simple como la siguiente verdad incómoda (ésas que preferimos, siempre, no afrontar): que nuestro ocio se basa en el sufrimiento, humillación y explotación de gentes anónimas y lejanas, muchas veces niños que hacen trabajos inhumanos. Nosotros paseamos por nuestros museos y hablamos de belleza, y olvidamos que el hecho de que ese ocio nuestro sea posible guarda una correlación directa con esa atroz desigualdad y depredación.
Uno puede decir: no es así (se engaña) o "yo no tengo la culpa". Pero somos responsables: nuestra pasividad nos hace cómplices.
Lamento ser tan drástico pero aquí no valen medias tintas:
el planeta se muere, no tenemos tiempo,
un beso
Tienes razón. Tienes razón otra vez. Muchas veces no nos damos cuenta y compramos cosas hechas en el tercer mundo y realmente estamos colaborando activamente y sin saberlo a promover la explotación infantil.
ResponderEliminarEste mundo nuestro está mal planteado habría que darle la vuelta. Tal vez pequeños gestos cotidianos pudieran cambiar ciertos aspectos mínimos. Pero no, no es suficiente. Estamos deseando salir de la crisis o recesión para seguir con nuestro nivel de consumo. La economía necesita seguir cosumiendo es una rueda que no vamos a ser capaces de erradicar.
He cerrado el ordenador y me he puesto a pensar. No es la primera vez que pienso en todo ello como podrás suponer.
Si fueramos capaces de ir dando la voz de alarma tal vez las cosas podrían cambiar.
Se necesita un cambio de conciencias y eso solo es a largo plazo.
Bueno no sé yo en mi posición de ave zancuda no sé expresar. Habría que leer en voz alta mil veces en mil lugares distintos "La tierra prometida de Chantal Maillard" para ver si la letanía penetrara profundamente y luego ejerciera de debate. Leer todos los días "La tierra prometida" a los niños en los colegios a los "gurus" de las multinacionales, a los politicos para que luego se quedarán en silencio. Y luego plantearles el cambio.Aresurar el cambio de conciencias.
Stalker tu blog es necesario para eso también.
Podíamos montar entre todos una rueda de entradas enlazando los blogs y hablando crudamente de lo que necesitamos con urgencia.
Me gustaría tanto poderme ir a vivir como un ermitaño.
Podemos rompernos los cuernos a hablar y hablar pero lo único que podemos hacer es dar la voz. Vocear.
En efectos deberíamos de seguir el consejo de los animales para aprender de ellos la delicadeza.
Un abrazo Stalker.
Lola:
ResponderEliminargracias por acompañarme en esta senda.
He dicho algunas cosas que entiendo son muy duras de aceptar porque no queremos atentar contra nuestro modo de vida.
Por mi parte, procuro poner en práctica mis ideas, pero no es suficiente. Todavía no es suficiente. Con mi relativa pasividad también me hago culpable, evidentemente...
Además es necesario un cambio masivo, un giro mental copernicano que se traduzca en otro modo de vivir.
Voy más allá: destruir nuestra enfermiza forma de vida seguramente tendría que pasar por deconstruir primero las estructuras sociales que sustentan la ideología del capital, empezando por la familia (unidad de consumo y de producción por antonomasia y que constituye la línea de herencia perfecta de las neurosis y los prejuicios de la tribu), el sistema educativo (que perpetúa el status quo inoculando valores y actitudes -comportamentales, pero también cognoscitivos, "metafísicos", espirituales- que son la correa de transmisión del sistema) y por supuesto una toma de concienca política radical para repensar nuestro fallido modelo de democracia (otra obviedad: no son democracias salvo nominalmente).
En otras palabras: habría que abandonar nuestras ciudades, nuestras cómoda existencia burguesa-funcionarial, y emigrar al campo, fundar comunidades auto-gestionadas, etc. etc.
O eso o la temperatura subirá unos seis grados, prevalecerán las hambrunas y los conflictos localizados (con riesgo de uno global y devastador), y la extinción progresiva de toda forma de vida en un mundo sucesivamente golpeado por la desertización y fenómenos naturales cada vez más virulentos.
Es decir:
una dilatada agonía, un lento crepúsculo...
Un abrazo, Lola...
Sí, sí, yo he visto en ellos esa delicadeza que echo de menos en el mundo, y esa belleza, esa extraña majestuosidad humilde que comparten con los árboles. Ojalá logremos cambiar la dirección perversa antes de que sea tarde
ResponderEliminarBelnu:
ResponderEliminarlo defines hermosamente, con delicadeza... Esa majestuosidad humilde que comparten con los árboles...
Perseveremos...
un abrazo
La delicadeza de los animales es, a diferencia de la nuestra (tan cargada de 'estética'), real y natural, lo que produce gran admiración.
ResponderEliminarLos animales... tan cerca de la vida, mucho más que nosotros. El lastre que es nuestra dotación de conciencia nos ha alejado de la vida. De sentirla como la sienten los animales, que son vida en sí, que forman parte de todo; muchas veces me pregunto si la conciencia (salvo en importantes pero escasas cuestiones), no será un mal para la vida, para la comunión 'etérea' del ser con la vida misma y la existencia. La conciencia parece una brecha en el tiempo que arroja una temible libertad, porque no comprende. Porque comprender es ser. El animal es. Los seres sin conciencia son, no necesitan comprender la vida porque son la vida. Tienen el gran don que nosotros hemos perdido, para ganar el arte o la poesía, o la música, pero para ganar también el terror a la muerte y la aberración del mal. La conciencia es a muchas luces una aberración de la naturaleza, un error.
Me encantan las fotos.
Un abrazo grande de Bazokillo
Ahab:
ResponderEliminarno puedo estar más de acuerdo contigo, y estos temas atraviesan siempre, de un modo u otro, declinados en una u otra episteme o temperatura mental, nuestras conversaciones.
El animal es, y la enfermedad de la conciencia. La conciencia como un instrumento de adecuación al medio que finalmente rompió su función orginaria y se erigió en espejo de nuestras perplejidades, sólo para ahondar la brecha entre ese hambre y el mundo y condenarnos a una existencia nómada, a la insatisfacción y la pérdida.
Blogger no me ha dejado admitir tu comentario, por eso lo he copiado con tu nombre,
salve
A pesar de todo, a pesar de saber que es cierto lo que dices sobre la destrucción; a pesar de eso también veo que aun nos queda belleza que contemplar.
ResponderEliminarMadison:
ResponderEliminarmucha belleza, en efecto.
Pero para eso tenemos que estar aquí... esperemos que así sea.
abrazos
"La cuestión no es si el hombre va a seguir viviendo en el mundo; la cuestión es si tiene derecho a hacerlo"
ResponderEliminarÉLOGE DE L'AMOUR, Godard.
Pero también somos naturaleza. Y alguien ha dicho que el hombre es el ser vivo más delicado, porque es el único capaz de odiar la violencia.
Un abrazo. Creo que he tenido tiempo para ver que has subido una entrada sobre miradas (¿lo he soñado?), y he hecho lo propio.
Pentente:
ResponderEliminarestoy muy de acuerdo con la frase de Godard.
Hay, en efecto, una entrada sobre miradas, recién subida.
Saludo con efusividad esta pequeña sincronicidad virtual, al hilo de la mirada...
saludos
Creo que lo que llamas delicadeza, ese algo que emana, de estas fotos y también de otros seres vivos, podría llamarse continuidad. En un lenguaje no-verbal innato, las especies se comunican entre sí, como piezas engranadas en una totalidad. En esa delicadeza hay un discurso de armonía.
ResponderEliminarPuedes coger un mono saki y construir la selva y el mundo a partir de lo que le falta.
Camino a Gaia:
ResponderEliminarlos has dicho hermosamente:
"Puedes coger un mono saki y construir la selva y el mundo a partir de lo que le falta".
Nada se puede añadir a estas palabras maravillosas. Gracias,
un abrazo
No hay solución, y en mi opinión; otro mundo no es posible.
ResponderEliminarEstamos jodidos, bien jodidos, y nos vamos a llevar todo por delante. Como lo hemos hecho siempre.
Se pueden hacer cosas a pequeña escala, todo debería ser a pequeña escala, quizás ahí este el problema. Dices, y dices bien, que podemos hacer cosas a pequeña escala, a escala domestica… el problema es que eso implica que hay otra escala mayor, que se alcanzo, que se creo, que se expandió hasta llegar a ser lo que hoy día es; una escala mundial, planetaria, incorregible.
No por ello tenemos que tirar la toalla, no. En mi opinión en lo personal debemos renunciar a todo lo posible, hacernos “domesticos”… pero ni con esas dejaremos de ser lo que somos. De hecho en vez de detenernos, nos estamos dando prisa, aunque parezca que el mundo se preocupa y hace algo por subsanar los errores cometidos… aunque nos coman el cerebro con el cambio climático, el reciclaje y las compresas con alas; la inercia que llevamos sigue aplastándolo todo.
Error tras error, y yo aquí detrás de mi ordenador. Nos queda la nada, un chocolate con los amigos, cagarnos en todo y arder, arder nosotros y con todo, hasta apagarnos.
PD: el mono es la oxtia, y tu también. Por la tierra prometida, vámonos con Mononoke ;)
SALUZ
Bashevis:
ResponderEliminarde acuerdo una vez más.
Ya estar aquí delante de un ordenador sin duda es un error más de una cadena que nos lleva al abismo.
Irse al bosque con Mononoke: desde luego. Lo deseo intensamente.
Eso, y el deseo de arder fuera de mi humanidad y de mi nombre, y transformarme en algo que sude resina y estremezca una rama en lugar de la piel...
salvación