lunes, 30 de agosto de 2010
El cuenco
Hoy hace dos años que Lost in Marienbad empezó su andadura. Han pasado muchas cosas: muchas escrituras se han asomado aquí y han volcado su traza, su trayectoria de lava, su paso leve o denso. El propio blog ha ido evolucionando en una lenta metamorfosis: empezó siendo un mero lugar de encuentro para compartir aficiones, ahora creo que el encuentro mismo es su razón de ser, que algo se ha tejido, se teje, entre todos (también con el silencio de las voces que leen y no se visibilizan pero que yo percibo siempre).
Éste es un espacio que vive y respira para los demás, algo que se hace entre todos, en una vibración cordial: estanque, quietud, remanso al que todos afluimos. Un lugar en el que el lenguaje es el de la grieta, lo pequeño, lo lento, lo contradictorio, lo inútil.
Una lengua tejida de márgenes, intemperie, periferia, ramas rotas: visión que pretende subvertir el orden del canon y de la percepción unívoca, consensuada, sancionada por las metafísicas de la presencia y los dispositivos disciplinarios que las vertebran desde un supuesto centro de sentido inexpugnable.
Lo callado.
Hablar bajito.
Alojarse en el intersticio: en el lapso: en la cosquilla.
Practicar la difuminación y el borrado de las huellas. Internarse en el bosque procurando que los pájaros se coman las migas que dejamos a nuestro paso.
La razón de ser: vibrar al unísono, en esa extraña ternura.
Por todo esto hoy quería, no celebrar el blog, sino celebraros a vosotros, por vuestra presencia generosa (o vuestra ausencia, también generosa), por acudir al encuentro y compartir tantas cosas en este viaje en el que todos, creo, nos hemos emocionado más de una vez.
Hoy es vuestro cumpleaños, el de todos los que estáis, los que os mostráis y los que no, y por eso os traigo un regalo: el cuenco de la fotografía.
Un cuenco con manos dentro, inscrustado de manos, desfondado de manos: manos ofrecidas, manos de barro inscritas en un círculo, manos de siembra, surco y canto.
Con esas manos de barro he intentado fundar esta morada. Como un niño campesino. Para el descanso.
Manos dispuestas a acoger, hoy y en los días siguientes, vuestras hojas caídas. Es un cuenco que recibe palabras, gestos, oblicuidades, transferencias, pálpitos, el lastre del día, lo solo y lo salvo, toda la ingravidez de lo que nos vamos siendo, el latido común que es orfandad y narración del abismo, la demolición de los cercos y la celebración del ahí, del intensamente ahí, bosque adentro.
Desnudez, entraña, cobijo.
Aniquilación del límite y construcción de un umbral que no es necesario cruzar porque nos va naciendo con la incertidumbre de nuestros pasos.
Ignoro quién hizo el cuenco y la fotografía, pero al encontrarlo he sentido que define perfectamente lo que he intentado hacer aquí. Es una imagen-síntesis: un eje del mundo, un árbol o centro que da cuenta de la alegría, la tristeza, la intensidad y la delicadeza con que me asomo a esta ventana de Marienbad que es más vuestra que mía.
Ahora mismo, si escucho atentamente, puedo oíros crecer.
Crecéis como un campo sembrado.
Crecéis dentro.
Por eso me gustaría que estos días dejárais una palabra, un olvido, una hoja caída, en el cuenco. Porque será para todos y se sumará a ese flujo imparable que mana desde todos, irrumpe y se interrumpe en la escritura y nos esboza el interrogante, la posibilidad de salvación y la cercanía.
Eso es todo.
Y algo más:
gracias
gracias
gracias
dejo en el cuenco un papelito doblado, en el que he escrito una línea con un lápiz (el lápiz tiene dibujitos de lomo de cebra): "desde que entré en Marienbad, Marienbad me ha ayudado a vivir. a vivir, en sentido literal. gracias por tus manos, Stalker, que calman todos mis insomnios. gracias a todas las criaturas entrañables que son las hojas caídas, por voluntad propia, en tu cuenco inclasificable".
ResponderEliminarGracias a ti, Mariel, por rastrear, compartir, buscar las cstañas bajo las hojas y reír y acompañar, siempre, con una intensidad en alud: increíble generosidad de pájaro que sabe y no se cansa de buscar,
ResponderEliminarabrazos
Dejo un haiku. Lo que me tasmite lo que leo y lo que veo.
ResponderEliminarCuenco de adobe-
Estampadas las manos
del campesino.
Felicidades.
La Zona, Stalker, esta tu Zona en diáspora, tiene esa forma del cuenco, maravillosa imagen, uno se encuentra muchas veces con aquello que estaba pensando, y en el mismo momento. Soy reciente, y no seré costumbre, pero sí constante y consciente de que se dice lo que se siente, o no se dice nada. Es un bálsamo, así lo siento, leerte y leerlos,"algo que se hace entre todos, en una vibración cordial: estanque, quietud, remanso al que todos afluimos."dices, y así más o menos empieza Moby Dick,con los que acuden al remanso del agua, los contempladores del agua,que también contemplamos las hojas caídas en las manos-cuenco. No es fácil sujetar-ofrecer como ofrenda, como lo haces, el cuenco de mendigar.
ResponderEliminarGracias y un abrazo
k
soy una de las mas nuevas aquí, llegué conciente de la mano de Pájaro, pero antes de llegar a ella, anduve por acá y leía sin entender siquiera quien era Stalker, y me gustaba la comunión. Felíz de ser parte de una celebración...abrazos y gracias
ResponderEliminarSin dudas, acá se habla muy bajito. Siento cuando entro en tu casa que un murmullo muy suave me cuenta secretos inolvidables. Un abrazo.
ResponderEliminarSalkercillo esto es una cueva cuya luz desprende calor-ternura.
ResponderEliminarHabías pedido una palabra y después de haber leído la entrada me vino a la cabeza la primera que siempre me gusta. Pero me he quedado toda la tarde mientras mientras jugaba con los niños o los miraba jugar pensando en ti. Te estoy muy agradecida por la dedicación y el amor que pones en tu blog, en la ternura que nos brindas, en la cercanía que nos ofreces, en el cuenco lleno de agua para poder beber si uno tiene sed, en silencio o a voces.
Un abrazo muy grande a ti y también a los que aqui confluyen tan generosamente dedicando siempre atención y belleza, empezando por el pájaro de China y terminando por el silencioso que no dice pero está.
Mi papelito dobladito escrito a mano esta la palabra: somos
Al final de meditar y pensar esta es la que me parece nuestra.
Ya no recuerdo cómo llegué aquí ¿hace cuánto? y me fui quedando, al principio cautivado por la inteligencia y la sutileza de un mundo del que no me sentía formar parte; pero fueron llegando regalos y más regalos como un pájaro de china un día, otro un portinari, y otro esa maravillosa complicidad que mantienes con tu hermano búfalo, las paticas de un ave zancuda; y todos esas conversaciones y Maillard, por supuesto; y así poco a poco me fui sintiendo como en casa, como si supiera que hay otro lugar en donde puedo sentirme bien, un nido, un abrigo, un cuenco inclasificable, generoso, entrañable, del que he bebido y sigo bebiendo, como el ciervo bebe del manantial oculto en el fondo del bosque, a salvo de los cazadores.
ResponderEliminarGracias
Y te dejo mis ocho huellas dactilares.
José Antonio:
ResponderEliminares un regalo de gran delicadeza. No lo olvidaré,
gracias a ti,
y un abrazo
Karmen:
ResponderEliminarse dice lo que se siente, es cierto.
A veces, por ello, soy un poco áspero, no del todo correcto, pero siempre obedezco -me atreveré a decirlo con una palabra en desuso- un código de honor.
Y ser reciente también puede ser costumbre, cuando se opera el reconocimiento es como si siempre se hubiera estado. Basta el instante además: sólo ahí hay algún tipo de eternidad y escucha.
"Zona en diáspora". Me ha encantado esta expresión, que te agradezco.
Un cuenco que recoja exilios y los mezcle hasta fundirlos en un elixir de vida.
Esa y otras operaciones alquímicas nos deseo hoy. A ti también.
abrazos
Emmagunst:
ResponderEliminarleer sin entender, cuán necesario.
Stalker es alguien muy sencillo: alguien que busca, con una curiosidad insaciable. Alguien que quiere conocer por encima de todas las cosas. Y alguien que quiere acercarse y, si es posible, acoger el dolor ajeno y transformarlo en otra cosa.
Es alguien que ha cultivado una gran dosis de atención y oblicuidad (enseñanza de un murciélago de peluche que cuelga en una estantería), aunque eso, por desgracia, no siempre sea suficiente.
un abrazo fuerte
Curiyú:
ResponderEliminartú también hablas bajito, por eso entras en la danza, con discreta elegancia te unes a eso que fluye bajo las palabras,
y yo lo celebro,
salud por ti
Lola:
ResponderEliminarlo que cuentas me parece precioso y no puedo decir más. Sería casi una grosería por mi parte comentar lo que has dicho. Es de una ternura increíble.
Somos.
Y seremos.
Te imagino con el papelito doblado y la palabra que nos das.
El cuenco la recibe. El agua se estremece.
Ojalá al silencioso (o silenciosa) que no dice pero está le llegue la belleza intensa de tu palabra.
abrazo
Leonardo:
ResponderEliminartu presencia se nos ha hecho indispensable. Creo que tu modestia te hace ignorar todo lo que ofreces. Tú mismo has contribuido a hacer el nido de forma definitiva...
Aquí no hay cazadores. Los ciervos pueden beber.
Como puedes imaginar, esta imagen me resulta especialmente penetrante y la entraño. La miro y la entraño.
Un lugar donde los ciervos puedan beber en paz. Y donde las escopetas de los cazadores sólo escupan regaliz, y la caza y el daño sean absurdos. A esa utopía, que deseo, adhiero mis perplejidades, me aferro con fuerza.
El hermano búfalo aparecerá pronto. Desde aquí huelo sus pezuñas hollando la tierra. Y viene cargado de tesoros. Ha estado siguiendo rastros y aprendiendo huellas. Duerme como un ratón de campo y conoce la música de los búhos. Ha marcado con saliva el lugar donde crece la hiedra, para que también la hiedra cante.
gracias a ti por todo
Qué generosidad la tuya, agradecer tanto las presencias como las ausencias. Equivale a celebrar por igual palabras y silencios. Y ello es sabio. Porque cuando el ruido se hace molesto el silencio se convierte también en delicada poesía.
ResponderEliminarPero cuando necesitamos la palabra, cosa que a mí suele ocurrirme con frecuencia, ni que sea la palabra silenciosa, recurro a menudo a ti, a perderme en tus propuestas, y me dejo mecer un rato, confiado.
Pongo una palabra en el cuenco. No es bella ni pretende serlo. Es sincera. Permanencia, escribo. Sshhh..... Una abraçada molt forta.
querido hermano búfalo,
ResponderEliminarme he dado cuenta que llamarte así responde perfectamente lo inabarcable de marienbad, la generosidad de tu cuenco nuestro.
somos nosotros quienes te damos las gracias, nosotros los que bebemos.
te quiere,
ò.
Mira que desastre estamos generando, mira que jodida mierda hemos construido… pues mediante esta mierda nos conocimos, y aquí estamos… pasados unos añitos ya. Lo mismo digo del medio, espacios como este dignifican internet, y dan cuenta de cómo en un medio en principio plagado de relaciones débiles, puede crearse un lugar donde unos cuantos se sientan bien, un nido, o una sala de disecciones… según el momento. Una comunión diaria, una especie de apoyo mutuo, también en parte, en base a silencios.
ResponderEliminarLas palabras las dejo para otras entradas. Para esta, donde fluye el mutuo agradecimiento y la hermandad, es más apropiado un abrazo que te será entregado la próxima vez que nos veamos.
Y nada, que dure Marienbad, aunque sé que todo se satura y acaba… pero si este nido cae, pronto construirás otro, eso ya lo sé, no tengo dudas, maldito búfalo culo inquieto!
Nunca será suficiente, pero tu sigue inclinándote, hasta tocar el suelo con la cabeza, y poner el mundo patas arriba.
Bash!
SaLuz!
Ramón:
ResponderEliminarla palabra permanencia me hace pensar en una llanura y una montaña al fondo. Y en la silueta de un elefante. Claro que hasta la más pequeña flor permanece e incluso un abejorro puede considerarse una forma de resistir y perseverar.
El silencio tiene un gran valor para mí. También me gusta que se haga voz, de vez en cuando: percibir el silencio en la voz y que algo prenda, se des-prenda al enunciarse y asalte el último cerco de nuestra convicción más inquebrantable. Eso, en efecto, es la poesía.
Gracias por dejarte mecer y seguiremos este otoño, aliando seísmo y caricia,
una abraçada
Querido hermano búfalo:
ResponderEliminartú bebes como un animal, a lengüetazos cortos, perfectamente coreografiados. Sacias tu sed de animal y luego vuelves a mostrarnos los senderos perdidos en las montañas.
Te paso la mano por el lomo y te digo que vivimos, estamos, le echamos raíz y ganas a la vida.
Ha sido un verano intenso y espero que pronto lo cuentes en la Sopa.
abrazos, coces...
Bash:
ResponderEliminarqué grato tenerte por aquí. Todo acaba y todo empieza, e incluso la juventud (que se nos va) y la vida (que quizá nunca empezó) son supersticiones, construcciones atravesadas por mil engaños y deformaciones...
Tienes razón: si esto acaba, porque todo muere, quizá fluiremos hacia otra cosa. Es imposible predecir lo que va a suceder, y eso está bien.
En realidad yo confío poco en Internet. La experiencia en los foros no me gusta, Facebook y similares me parecen el triunfo de la banalidad, etc. etc. Pero otra realidad es posible: la de vuestras casas, la de la red de acercamiento que se va tejiendo y a veces nos hace respirar como un cuerpo enorme, deslocalizado, des-jerarquizado y generosamente dador de vida.
Ya mismo aposentas tus reales en esta ciudad que juramos destruir hasta que no quedara en ella piedra sobre piedra (aunque sé que quieres reservarte para ti solo ese honor). Algún día bailaremos sobre los escombros de esta civilización inmunda, tocaremos el sirtaki y beberemos absenta. Aullaremos a la luna y celebraremos otra vida, antes de irnos al bosque, a olvidar la náusea del "mundo interpretado".
¡¡Salve, padre Destrucciano, pastor de caracoles, profeta loco!!
(je, je)
:)
Querido Stalker, aunque esté medio desaparecido de este otro mundo y mis apariciones intermitentes estén ligadas a las horas en que uno puede respirar de otros menesteres, aprovecho para asomarme a este cuenco que tantas cosas me ha aportado, y así acompañar, aunque más no sea a través de la lectura, unas búsquedas que son también mías.
ResponderEliminarFelicitaciones y un fuerte abrazo,
Arturo
Querido Arturo:
ResponderEliminarsé que tus nuevas responsabilidades te obligan a apartarte de la vida virtual. Pero aquí estás siempre presente. Tu lectura y tu presencia es simpere cómplice,
gracias por tus palabras y por pasar habitar el cuenco, siempre,
abrazo fuerte
Gracias a ti, por esas manos que recogen nuestras hojas y por este bosque donde algunos, a veces, buscamos refugio y otros, creo, están siempre refugiados o esperando a las puertas, como en un bosque de cedros que descubrí en Bonnieux
ResponderEliminarBelnu:
ResponderEliminarme gusta la imagen: refugiados o esperando a las puertas. El contenido del cuenco también es para ellos, especialmente para ellos,
un abrazo para ti
Esta criatura de manos en disposición de recibir la lluvia, hojas caídas o pájaros desorientados y que cumple dos añitos es una bendición: uno de esos lugares en los que dejarse caer sin miedo, sin altisonancias, el alojo único que sólo pueden ofrecer dos manos devenidas cuenco. Y stalker es el duende que custodia amorosamente este reino. Gracias por estar ahí, gracias a Marienbad por toda la belleza que me descubre cada día y por la belleza de todos los que tuvieron la audacia de compartirla aquí.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y larga vida a Marienbad,
Laura.
Querido Stalker:
ResponderEliminarDisculpa que sea tan escueta. Ya habrás visto que estos días, por diferentes motivos, no me prodigo demasiado en la red. Pero no quería dejar de darte las gracias y desearte/os lo mejor, hombre, manos, cuenco.
Un abrazo.
Leerte es saberse despacio desde dentro. Recorrerse, sustraerse. Tus letras son el espacio que me detonan en infinitos gerundios. Así es tu cuenco, el mío, el de muchos otros:unas manos que abrazan y saben poner el dedo índice sobre los labios antes y después de pronunciar.
ResponderEliminarGracias S.
Me gusta entrar y sali sin hacer ruido, es como un arenal sagrado, cuando lo sagrado no significa habitado por dioses. Felicidades por estos dos años. están en el cuenco. Un cuenco que basta observarlo para saber que nunca estará llleno, tampoco vacío.
ResponderEliminarTe dejo un granito de arena del arenal-no-sagrado cuando lo no sagrado no significa ausencia de dioses.
Este es mi papelito:
ResponderEliminarDicen que nunca encontremos lo que buscamos y quizá sea cierto, pero en mi caso de lo que estoy segura es que si no lo encuentro seguiré buscando. Ya te encontré. Iba a poner una palabra bella, pero he comprobado que la imagen de tu blog es mas bella que la palabra así es que con u permiso me quedo por aquí, aprendiendo, emocionandeme, sonriendo, soñando...
Un abrazo Stalker, no cambies nunca
Agua
ResponderEliminar(pongo mi palabra preferida)
que viene bendecida desde el principio de los días
Laura:
ResponderEliminarcomo siempre tienes las palabras exactas:
dejarse caer sin miedo.
Ése es el objetivo y me parece entrañable la complicidad que nos une en esa y otras sendas.
Me gustaría ser un duendo o algo más pequeño. Lo cierto es que la condición de humano me parece cada vez más limitada: duende, planta o criatura abisal, para estar más cerca de lo pequeño, de la tierra o de lo hondo. Para desentrañar raíces con más perspicacia, sin error posible, aplicando las fuerzas en el punto exiguo y revelador.
Gracias por acompasarte y por los nidos que tú sabes tejer,
un abrazo
Bel M:
ResponderEliminartus mensajes escuetos siempre están cargados de un conjuro vitamínico.
Hombre, manos, cuenco, con todo ello te acojo,
un beso
D.:
ResponderEliminargracias por tu emotivo mensaje. Es conciso y de una precisión increíble: parece tallado, esculpido, y sin embargo se adivina escrito en un solo trazo, en un solo aliento que va del callar al decir y luego regresa al silencio: el lugar de la morada, donde de-poner las letras, el cuerpo, las armas. Lengua adentro nos sabemos y nos sustraemos, para decir mejor.
"Leerte es saberse despacio desde dentro."
Guardo estas palabras en el cuenco. No imaginas la música que hay en ellas, son un regalo inimaginable que me dice que has entrado en el árbol y has comprendido, en ese no saber sabiendo has comprendido, antes de decir y más allá de todo alfabeto, en el margen que des-habita todo decir pautado has encontrado tu propia lengua, tu propio cuerpo, y declinas en él tu lentitud. Sobre tus gerundios se alza un tiempo dilatado donde vivir es posible: en tu ser-estando, en tu estancia, tu morada, el cuenco que estás siendo al decir, callar, de-morar el verbo hasta que se in-significa y abre el tiempo, como fruta madura abre el tiempo y lo da,
gracias
Alfaro:
ResponderEliminarte siento entrar con pies descalzos y sin hacer ruido. Aprecio mucho la presencia silenciosa, por eso me da mucha alegría cuando la voz se hace cuerpo en un mensaje tan delicado como el tuyo.
La aparente paradoja que planteas me parece una especie de silogismo:
"cuando lo sagrado no significa habitado por dioses.
cuando lo no sagrado no significa ausencia de dioses".
En esa ausencia-presencia, que entiendo como el espacio del umbral, del balbuceo y de la metamorfosis (que imagino como un hablar truncado, como una lengua que tartamudea y se hace poema), en esa transición se trama la vida secreta de las cosas que están y no sabemos nombrar.
Como el estar aquí, por ejemplo, ahora.
Como el cuenco y lo que acoge.
Como tu maravilloso grano de arena que es capaz de aniquilar el desierto entero si cae en el corazón humano en el momento exacto.
Si se vierte así, en el instersticio justo del decir, entre la sístole y la diástole del habla y la vida, ese grano de arena puede quebrantar un mundo y preparar el espacio para el nacimiento de otro.
Por eso es tan importante entrar descalzo(a) en la morada de otro. Así es como se introduce ese grano de arena. Entre el pecho y el aliento. A escondidas del mundo.
Gracias y un abrazo fuerte
Madison:
ResponderEliminartu palabra bella ya la has dicho. La has dicho al conservarla entre los dientes, en el injerto de sombra y estertor que aloja el alma: la planta trepadora del habla que obtiene su agua de vida en la raíz, en lo sin fondo de la desmemoria y lo presentido.
Cuando lo dices así:
aprender, emocionarse, sonreír, soñar...
me doy cuenta de que esas palabras son sinónimas: tienen un mismo rumor y un mismo sabor, percuten el mismo tejido de lo vivo y nos hacen señales como cachorros juguetones: son palabras recién nacidas que buscan crecer y ascender, pero también bajar y menguar: modalidades de lo que se abre y se disemina desde un mismo tallo.
No voy a cambiar, Madison. Seguiremos por aquí como siempre, buscando, buscando, siempre atentos,
un abrazo fuerte
Raticulina:
ResponderEliminartu palabra es eterna.
Ignoro si fue bendecia (sin duda fue así): ella es la fuente de toda bendición.
Quizá la máxima aspiración del hombre sea dormir en la superficie del agua, hacerse leve ahí.
Que el agua fecunde aquello que olvidamos y haga brotar el canto en el rincón más deshauciado, aquel que una mirada apresurada despreciaría sin mirarlo.
El agua nos dice siempre, y luego está la orilla para des-decirnos (y desafinarnos, para cantarnos desafinadamente). Pero ésa es una historia tan larga como una madeja en los cuentos de invierno...
un abrazo
No suelo participar, pero, como sabes, os leo con asiduidad. Celebro el segundo cumpleaños y felicito a todos; lostinmarienbad es un lugar único, que se ama.
ResponderEliminarDejaré tres palabras, que son todo, quizá:
sensibilidad, amor y asombro.
Un abrazo
Stalker esa imagen el cuendo deberías de pasarla a un lateral del blog, antes de las fotos de las damas.
ResponderEliminarSugerencias...
Buenos días ...
Un abrazo.
Ahab:
ResponderEliminargracias, seguiremos atentos, alzando, si es posible, el cuenco,
un abrazo
Lola:
ResponderEliminarme parece una idea estupenda, a ver si lo hago más tarde,
abrazo
Permitidme coger el cuenco y beber de él vuestra agua invisible.
ResponderEliminarSólo tengo ese silencio admirado.
Las puertas se abren y se cierran. Espero que nada sea tan definitivo como la muerte. Lo demás podría ser una farsa, una pantomima, un suceso.
En el cuenco dejo mi movimiento al beber. Cómo toco la madera y me hago con las líneas del tiempo. Cómo soy capaz de mecer mi cuerpo dentro, recordando cómo era dormir en los brazos de la madre.
Entrar y reducirse, hasta el mínimo. Astillarse, formar parte del conjunto, y ser ahí.
Un abrazo fuerte y agradecido a todos.
Portinari:
ResponderEliminartu movimiento al beber nos llega a todos. Bebes como un osezno; en las delicadas patitas, trazas de miel.
Eres aquí. Siempre lo fuiste.
Un abrazo de oso grande y pequeño
Yo, si viera ese cuenco a la puerta de una cueva, entraría con toda confianza. Sé que dentro habrá cobijo, que nadie te preguntará de dónde viene una, ni qué tienes, ni de dónde eres...que se te procurará un rincón para el descanso, una palabra, un silencio, una sonrisa...que las hojas caídas que una trae serán aceptadas...
ResponderEliminarYo, un día, expatriada,desplazada, inadecuada, inadaptada para siempre...llena de desazón..corría por la espesura, vi ese cuenco...y entré.
Say:
ResponderEliminarni imaginas lo que te agradezco tus emocionantes palabras.
Este cuenco, esta casa, es tuya.
Agradezco y abrazo...
Hallamos la hendidura y en ella pronunciados.
ResponderEliminarAna:
ResponderEliminaren ella pronunciados...
Fuiste la primera persona que dejó un mensaje en Marienbad, ¡hace ya dos años!
abrazo fuerte
"¿Dices que nada se crea?
ResponderEliminarNo te importe, con el barro
de la tierra, haz una copa
para que beba tu hermano."
ANTONIO MACHADO
Gracias a ti, Stalker.
Un beso.
Anay
Anay:
ResponderEliminarqué sorpresa encontrar el poema de Antonio Machado y tus palabras...
un abrazo y gracias por pasar, y acom-pasar, tu voz y tu letra en este camino
querido stalker,
ResponderEliminargracias a tí por darnos ocasión de guarecernos en medio del sembrao.
abrazos
pepe
Maese Peppone:
ResponderEliminares usted el arte de la siembra, el donaire, la fina estampa, el pan de los pobres.
No cambie usted.
Suyo afectísimo,
Stalky
llegué buscando haikus de Santôka y seguí mirando
ResponderEliminarhe llegado muy tarde al cumpleaños
pero lo celebro
felicidades
Nunca es tarde para compartir y arrojar una palabra o una hoja seca.
ResponderEliminarEl cuenco es tuyo,
bienvenida y un abrazo