Para grillito, la oyente más entusiasta del limbo
Como sabéis, el limbo es un lugar muy especial. Virgilio pasó de largo, dedicándole apenas un desdén apresurado. Los jerarcas de la iglesia católica decidieron que era un antro indeseable y lo cerraron. Sin embargo, sigue viviendo gente allí. Algunos hemos llegado hace poco, como okupas, procuramos vivir en él con cierta ligereza y cierta alegría. A veces nos da por celebrar una palabra. Una de esas palabras extrañas en las que "casi" nadie piensa. Por eso en el limbo decidimos saborearlas, jugar un poco con ellas, dotarlas de una lúdica e inocua densidad.
Al Stalker, paseante del limbo, le ha tocado hacer lo que sus filósofos y poetas no quisieron hacer. Darle algunas vueltas al "Casi", tarea no por grata menos ardua.
Si alguien siente curiosidad por saber a qué suena, y a qué sabe, el limbo del "Casi", o el "casi" limbo, aquí tiene una oportunidad de hacerlo:
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Para los que prefieran la lectura tradicional, aquí va una muestra del "casi":
Diferencias entre ser algo y “casi” serlo
-Entre ser tonto y ser “casi” tonto. El tonto puede llegar a ser inocente, se entrega a las cosas, no se distancia de ellas. En el casi tonto hay, sin embargo, un vértigo de inanidad, un rechazo a derramarse plenamente en lo que hace. El tonto –o el idiota romántico, o el inocente, o el iluminado- es un valor susceptible de ser transformado en mercancía y, por lo tanto, exportado, expoliado, consumido: normalizado.
Con el casi tanto no hay nada que hacer. Queda sosteniendo el paraguas, cortando tickets en la entrada del cine, podando algún seto ocasional o traduciendo libros de autoayuda. Arrinconado siempre, y sin la dignidad de los vencidos (ésa que puede exhibirse como un blasón y queda tan bien en la confección de cierto tipo de personalidad). Porque el casi tonto es, también, un casi vencido, y esto lo coloca en una posición perfectamente inútil y estéticamente insignificante.
-Entre estar vivo y estar “casi” vivo. Vladimir Jankelevitch establecía una diferencia clara entre no haber existido y haber existido. Esa diferencia está, en cierto modo, en el casi: franja intermedia, balbuceo de la existencia que se quiere in-corporar al torrente de la vida, pequeño espasmo que ilumina brevemente las tinieblas del no-ser, vertiendo en ellas un sentido efímero y arbitrario. Entre no haber existido y haber existido, a pesar del olvido que se desploma, implacable, sobre todo lo que respira, hay una diferencia infinita: la del “casi”. Porque “casi” hemos vivido, dicen los exégetas del limbo, todo cobra un frágil sentido, y no nos anegará en vano el agua lenta de la muerte.
Con estas ideas Jankelevitch pone en marcha un sutil mecanismo defensivo, contra la “casi” gratuita melancolía del mal de existir. Y es que haber existido “casi” redime el mundo, lo hace habitable y hospitalario para otros seres que habrán de llegar a él, con su hambre, su indefensión, su infinita necesidad de ser amados: uncidos a la cadena del “casi”.
-Entre estar muerto o estar “casi” muerto. Aquí entra en juego la figura del zombi y la del vampiro. Con una diferencia, el vampiro se desliza. El zombi se arrastra. El vampiro “casi” vuela (pero no vuela, levita). El zombi casi repta (pero llega a caminar, a pesar de todo). Ambos trafican con los límites y exploran las fronteras de una cierta animalidad, de una casi-animalidad, pues la caída en el animal les está vedada por su propia condición de seres híbridos. Se dice que son no-muertos, pero no es cierto. Están casi muertos: han descendido los peldaños de la escala musical del ser y se han ido desafinando hasta adquirir la textura de notas atonales, dispersas, inconexas. Eran melodía de vida y ahora son estridencia en los umbrales de la muerte, sonido apenas articulado, pura indagación en el campo de incertidumbre del “casi”.
-Entre ser poema o ser “casi” poema. Aquí hay que vencer la tentación de la confesión no solicitada, el lastre de las imágenes convencionales heredadas de la tradición, la unción –o extrema-unción- a ritmos y musicalidades sancionadas por los guardianes de la ortodoxia (catedráticos de literatura, críticos, compiladores de antologías y demás fauna edificante), etc. El “casi” poema se regodea, se sacia en su propia carne poemática; aspira a la perfección y al mármol de la posteridad. El poema, en cambio, suele nacer lacerado, o apenas nace, o apenas se lo entrevé en el balbuceo: surge de una amputación y tiende a convertirse en espejo de la desolación que lo engendró. El casi poema deleita los sentidos, complace, confirma los cimientos de nuestra existencia y apenas explora los arrabales de una melancolía programadamente digestiva y perfectamente consumible. El poema, por el contrario, hiere, quebranta, imperfecciona, desentierra la frágil raíz de lo que somos. Nos desertiza, puebla de signos la común intemperie y por eso mismo, por inaugurar un espacio de reconocimiento en la orfandad compartida, por eso mismo salva. O “casi” salva. “Casi” cura. Y si hemos sido “casi” curados o “casi” salvados tal vez conservaremos dentro algo de la metralla que el poema lanzó a nuestra carne expuesta. Esa metralla de palabras incrustadas a veces nos dolerá y nos recordará lo que somos o casi somos: seísmo contenido, aleteo, recipientes provisionales y azarosos del “casi”.
-Entre ser malos o “casi” malos. Difícil discernirlo. Tal vez sea más sencillo hablar de “un poco”. Ser malo y ser “un poco” malo. Del ser malo no hablaremos. No hablaremos del malo ni de lo que avanza hacia el mal (una presencia muy evidente en el mundo, pese a los aullidos de los apóstoles del relativismo moral). Pero el ser “un poco” malo abre insospechadas posibilidades creativas, en especial cuando ese poco de maldad se aplica a la despiadada disección de las maquinarias que gobiernan nuestro mundo. En el Limbo cultivamos el ser un poco malos como el campesino cultiva sus lechugas: con mucho amor y paciencia, una dilatada y perezosa paciencia.
-Entre ser antiguo o “casi” antiguo. Lo antiguo es evidente: es aquello que las modas han descartado o reservado para un próximo ciclo de reactualización significativa de la banalidad. Lo “casi” antiguo es más interesante porque, sin ser antiguo, no puede ser moderno. Está herrumbrado, ha sido desgastado por el alma de un ser incapaz de vibrar según los ritmos consensuados de su época. El casi antiguo está confinado a la vida en los márgenes, y sólo allí logrará una precaria identidad o un también precario e inestable punto de vista. Es el lugar de los habitantes del limbo: desconfiados de lo moderno, pero no retrógrados, están condenados a habitar ese indiscernible umbral entre lo presentido y lo sentido, entre la certeza y la intuición, la pasión y el tedio, el retraimiento y el vuelco en el otro, la desconfianza y la confianza.
-Entre ser moderno y “casi” moderno. Para los habitantes del limbo, el moderno carece por completo de interés porque es un ser plenamente arraigado en su lugar. Es moderno, está en consonancia con su mundo, no aloja ninguna superstición del origen: él es su propio centro, está en el lugar designado por las constelaciones y es el predilecto de los dioses.
El “casi” moderno, sin embargo, aquel que se ha esforzado en llegar a la modernidad desde abajo, habita el signo de lo mellado, es un ser eternamente a medio hacer, desenraizado y difuminado. Los dioses no lo aman porque a los dioses les gusta lo moderno: el hombre que no genera aristas a su paso y abandona el escenario con una reverencia impoluta. El hombre o la mujer casi modernos, sin embargo, están desenfocados siempre, viven en un perpetuo desfase o vértigo no cartografiado. Su imperfección, la verdad sea dicha, enternece. Su inutilidad despierta nuestra complicidad. El casi moderno vive derramándose, desbordando el vaso de sí: es evidente que quiere fluir hacia algo, pero ese algo le es irremisiblemente negado. El hombre moderno, por el contrario, es perfecto aun en su imperfección, y esto en el limbo es algo que no se perdona.
-Entre ser “posmoderno” y “casi” posmoderno. La diferencia es muy sencilla. El posmoderno tiene siempre la palabra “rizoma” en la boca. Y es que el “rizoma” mola bastante. El “casi” posmoderno es posmoderno pero aún no ha descubierto la palabra rizoma, la desterritorialización, el devenir-animal, la différance, etc. Por lo tanto, no domina la jerga que te inviste con los atributos de lo posmoderno. En resumidas cuentas, se trata de un perfecto inútil. Pero tampoco hay que olvidar que el posmoderno es “casi” tonto, está “casi” muerto, es un “casi” poema y que, en definitiva, no merece más atención que la boñiga que ya casi se seca al sol en los altos valles pirenaicos.
-Entre ser lento y “casi” lento. Ser lento es ser aliado de la pequeñez, de la insignificancia, de la contradicción y de la inutilidad. “Escribir inútilmente, para ejercer lo inútil, para abrazar lo inútil, para hacer de la inutilidad un manantial. (Ch. M.)” El lento desconfía de los filósofos rápidos, de los escritores grandes y de los poetas emergentes. Le gustan los pensadores rumiantes, los escritores pequeños y los poetas sumergidos.
El “casi” lento, y esto lo saben muy bien los filósofos y paseantes del limbo, suele ser un impostor, porque, dejemos las cosas claras, o se es lento o no se es. Y punto: o estás del lado de la lentitud o de la rapidez. En el limbo, a veces, nos gusta cultivar esta intransigencia festiva y necesaria.
Y gracias a los maravillosos cuadros de Zao Wou Ki, que adornan las estancias luminosas y en perpetua transformación del limbo.
Cómo nos dirás lo que son los átomos cuando los veas...
ResponderEliminarUn abrazo
"palabras desde el limbo" está cosido a mano, descosido a mano, mejor. entre-tejido. desovilla el hilo y lo devuelve al abrigo de su oveja.
ResponderEliminares como un hacer natural que va contracorriente. modo pause. para crear hueco, cabida. no caída, sino levantamiento de palabra, como cuando ayudamos a levantarse a un anciano que ha caído.
casi.
el casi.
hay un libro, no recuerdo ni título ni autor que habla del casi. cuando al acabar el invierno, en una de esas mañanas de sol, decimos, casi podríamos comer afuera (en una terraza), o, el niño casi sabe montar en bicicleta...
aunque los casi de los que nos habla el limbo son de otra naturaleza mayor (no >). no descriptiva y, por ende, nos propone el salto de la palabra al pensamiento (y no al revés, como viene siendo habitual).
zao wou ki y chanukah estarán muy contentos esta mañana y todas...
en el decir (cuando se escucha el limbo) es cuando llegamos a la máxima expresión del texto. voces libres, algo tan preciado como extraño en nuestros días...
no sé qué ocurre ahora que me siento tonto y casi tonto al querer escribir aquí, no para añadir nada, sino para acompañar.
nuevamente gracias, querido hermano búfalo
ò.
Hola:
ResponderEliminarMe encanta esta entrada. Es preciosa. Stalker que bien escribes y que ideas tan buenas nos traes. He leído solo hasta el casi poema. Yo aspiro a escribir "casi poemas", pero solo es un intento. Me gustaría escribir casi poemas.
Pero entre mis intentos de casi poemas y esas cosas mi mejor vocación es ser pastor de hormigas, y mirar el cielo cuando voy en tren. Soy viajero de la "nada", mantenerme a flote sobre el agua y mirar el cielo desde esa posición de levitación.O sea mi estado perfecto sería estar en el limbo y no aspirar a nada más.
Un abrazo muy grande Stalker eres grande y poderoso como un topo, una hormiga, una vaca o algo así.
Mmmmmuaaaammmmm.
rasgo entusiasmadísima el papel de colores del regalo y escucho, agradecida, tu voz.
ResponderEliminarentro ahora solo para darte las gracias, en forma de abrazo que nunca será un casi-abrazo sino un círculo de tiza trazado por dos niños con pájaros y flores en la cabeza.
andar por la cornisa y saltearse olímpicamente el "casi" implica, supongo, exponerse a la decapitación. mejor así. mejor que la cabeza ruede como un sol y no que dure sobre un par de hombros resignados.
somos policías o ladrones, al fínal del día. no hay "casi" gestaciones en los vientres de las madres ni "casi" muertes en las tumbas.
entre el tajo del nacimiento y el signo de interrogación del final, nos aferramos a la escritura para suturar, para acunar, para resistir.
sospecho que miramos más hacia el pasado que hacia el futuro y eso quizá sea una manera de no perder jamás lo que quisimos. como la caricia diaria de o. a tiza sobre el sofá. tiza, hecha de la misma materia de la tiza que traza el círculo de ciertos abrazos.
no nos merecemos un "casi". no vinimos al mundo para un "casi" vivir.
besto tu íntegra y completa frente, iluminada.
Esta vez, Stalker, no estoy "casi" de acuerdo con tus postulados (y habrás observado que aunque vengo, no comento, a causa de ese "casi" que, tal vez injustamente, tengo la impresión de que es casi mal recibido, y porque a veces otros dicen lo que yo diría, como hace dos entradas Arturo Borra) pues, como te decía, no estoy "casi" de acuerdo esta vez, sino que estoy del todo, por completo, absolutamente de acuerdo con ese análisis que me ha parecido además de divertido, magnífico, en particular con el del poema y casi poema, el casi poema, ese frutero de colores y dimensiones ordenadas, el poema, siguiendo como de costumbre a mi oráculo, esa manzana en la oscuridad.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Ahab:
ResponderEliminarya veremos...
salud
Hermano búfalo:
ResponderEliminarsomos tontos y casi tontos siempre. Nos desaprendemos constantemente.
Las voces limbeñas intentan hacer eso que dices, pero sin apegarse tampoco al ideal de libertad. Es el desapego el que reina, el desapego y una tierna indiferencia. Como si te echaras una siesta larga y sin tiempo, rodeado de perros. Riendo hacia dentro, lentamente. Algo así.
abrazos
Lola:
ResponderEliminarel casi poema será tu morada, no me queda ninguna duda. Los viajes hacia la nada son los más hermosos, y para ellos sólo hace falta la levitación interior: esa quietud.
Grande, no: pequeño. En el limbo todo es pequeño. Incluso una vaca es pequeña (no puede haber vacas grandes, sólo los hombres, los estadistas, los poetas grandilocuentes, sólo esos aspiran a la grandeza). Quien atiende al murmullo de la hierba que crece sólo puede ser pequeño, y si crece lo hará hacia dentro, hacia una forma amable de silencio radiante. Habitar esa felicidad callada, he ahí la consigna...
abrazos, ave zancuda
Mariel:
ResponderEliminarhas escrito un casi poema maravilloso. ¿Cómo responder? ¿Desde qué laceración, hambre o hueco? ¿Con qué casi?
Escribir como sutura en lo indecible, en el filo, al borde del colapso (no, no es eso, hoy se me han gastado las palabras, pero tú las tienes todas y dicen, y casi dicen, y sostienen y cuidan cualquier balbuceo y a los perros perdidos en la noche).
Lo que dices de Tiza es emocionante. Esa fruta me la guardo para la merienda.
abrazos
En la segunda parte de tu respuesta he aprendido mucho. Siempre aprendo escuchándote pequeño.
ResponderEliminarY también los comentarios de topos y pájaros aprendo un montón.
Y gracias mil a todos.
Bel M:
ResponderEliminartu disenso nunca será mal recibido. Tu "casi" tampoco. No se trata de estar de acuerdo, de afiliarse a una u otra forma de entender el mundo (a fin de cuentas, una forma de leer, una exasperación de nuestros medios cognoscitivos, siempre falibles).
Por eso te invito a participar también cuando no estés de acuerdo. Me he dado cuenta de que hay cosas que no conviene decir, que incomodan incluso a los más lúcidos, versados e inteligentes, incluso a los que no habitan ningún centro visible. Lamento que mi radicalidad me impida comulgar con ciertas verdades políticamente correctas e instauradas en el pensamiento equilibrado y acorde al marco interpretable en función de una cierta forma de razón consensuadamente ilustrada. Yo pienso siempre desde algo que se desplaza, pienso desde mis desequilibrios (aunque ya pensar es una palabra "grande"; mejor: me deslizo en mis desequilibros, indago en las fisuras, exploro ciertas formas de balbuceo o desarticulación, nada novedosas por otra parte).
El frutero y Clarice, claro. Ella también era fruta.
abrazos
Perdón: ella también es fruta. La fruta Clarice, abundante y generosa
ResponderEliminarOtra nota: olvidé dar las gracias a JL, a Andreica y al Varón Frágil, amables habitantes de las franjas intermedias y poetas, filósofos (¡y sociólogos!) del limbo.
ResponderEliminarSaravá!
Tienes razón, Stalker, hay cosas que incomodan incluso a los más lúcidos, a los más versados e inteligentes, que no conviene decir.
ResponderEliminarUn beso.
Lola:
ResponderEliminaryo también aprendo mucho de ti. El delicado equilibrio del ave zancuda en la charca. Esa forma de equilibrar el paisaje...
abrazos
Eso es, Bel. Petons!
ResponderEliminarMariel dice "no nos merecemos un "casi". No vinimos al mundo para un "casi" vivir".
ResponderEliminarPero eso es lo que hace una inmensa parte de la humanidad, "casi" vivir.
El poema que hiere, que "puebla de signos la común intemperie". Ese que quebranta es el que nos acoge.
Ser "antiguo" o "casi antiguo". Hay algunos que van al ritmo de su propio tambor...ese que sólo está en los filos, en las grietas, en los márgenes
El "casi moderno"...yo estoy un poco aturdida con tanta modernidad y tanta pose, y tanta vanidad, y tanta apariencia...
“Escribir inútilmente, para ejercer lo inútil, para abrazar lo inútil, para hacer de la inutilidad un manantial.(Ch.M.)
Un lento abrazo
muchas gracias, mariel, qhb...
ResponderEliminarò.
Say:
ResponderEliminargracias por acompañar...
comparto tu cansancio por la pose, por la vanidad, por la apariencia. Verás, voy a confesar una irritación (de ésas que no deben explicitarse, pero me arriesgaré). La moda "post", "hiper", etc. ¿Qué quiere decir "hipercrítica"? ¿Qué quiere decir "poscine", "post-poesía"? ¿Qué significa un travelling filmado en 3D? ¿Qué innovaciones aporta?
Creamos un marco supuestamente innovador y en realidad está vacío de contenidos: vertemos en él las mismas herramientas de conocimiento, pero falseadas, distorsionadas por la genuflexión absoluta, por la entrega incondicional de las "armas" a las nuevas tecnologías, al reciclaje permanente de ideas y conceptos muy antiguos pero que se vuelven a bautizar para un nuevo exorcismo-holocausto en el ara multimedia, donde arderán un instante hasta ser fagocitados por el nuevo concepto mercantil, igualmente vacío de contenido.
Esa obnubilación hace que se confundan las cosas, y que alguien pueda decir (no cito nombres): "Hay que leer como se ve la televisión" o "En la literatura española están los que combaten en la guerra civil y los que luchamos en la guerra de las galaxias", debajo de las cuales late un pensamiento especialmente aberrante y desalentador.
Hay, además, una supuesta posmodernidad en lo literario que, bajo el celofán transgresor, esconde un discurso virulentamente reaccionario. Parece que toca burlarse de los que lucharon, pensaron y abandenaron posiciones comprometidas en los sesenta y setenta, etc. (Mariel sabe por dónde voy).
Seguiremos buscando una grieta en la que colarnos y depositar nuestra irracionalidad, nuestro temblor, nuestro infinito deseo de vivir. Y que nos dejen, si es posible, tranquilos...
abrazos
cricriiii!!
ResponderEliminarChanukah:
ResponderEliminarAixò mateix
petonets!
(y una coz despacito...)
que dios os bendiga a todos
ResponderEliminarOs deuses, menino, os deuses...
ResponderEliminar:)
Sí sé por donde vas y te lo agradezco tanto, es tan tibio saberlo como revulsivo presenciar los teatros de operaciones de marketing montados sobre los muertos.
ResponderEliminarEn un acto de prestidigitación burdo y siniestro, se recorta de la historia (porque, ya que estamos, usemos el cut&paste y aprendamos de wikipedia) la figura del militante, obviando que ese militante también fue, entre tantas otras cosas, un torturado, un exiliado o un desaparecido, en la gran mayoría de los casos.
Hay espacios que no admiten la risa, no la admiten. Leí con espanto, explícitamente, en una revista de Buenos Aires, hace unos días: "Adiós a Daney".
El prefijo "post" es una cruz que celebra la supuesta muerte de los imperativos éticos, el corsé de los "grandes relatos", las ideologías y la historia. Es reaccionario porque no apunta a cambio alguno, excepto el cambio banal de la tecnología 2.0 y el pastiche discursivo, en "democrático consenso" y alegre e indiscriminado montón.
Es la venta de humo del "eclecticismo tranversal", las "culturas híbridas" y otras baratijas por el estilo, tranquilizadoras y "divertidas", estrictamente funcionales a los poderes de turno.
Es el regreso de una especie de "pop" vaciado de contenido crítico, que capitanea en los espacios visibles y empuja a la oscuridad la palabra que realmente muerde, pone venda en la herida y quita venda en los ojos.
Frente a ese exhibicionismo de cartón pintado, tu "deslizarse en los desequilibrios, indagar en la fisura y explorar los balbuceos" es un acto obstinado de resistencia y rescate a contracorriente, como dice o.
Es, además, un acto ejecutado lentamente, un ritual. La lentitud calma, despeja y permite ver.
Tu referencia al "desapego" me recordó instantáneamente el epitafio en la tumba de Man Ray: "unconcerned, but not indifferent".
Leer a Say es como calzarse un tanque de oxígeno.
Y Bel ... cualquier disenso de Bel sólo puede sumar, ¡Bel, vení!.
Pre-abrazos, antiguos, muy antiguos.
Mariel:
ResponderEliminartus palabras como inyección de adrenalina, qué certeras, qué fuerza irradias...
"Es el regreso de una especie de "pop" vaciado de contenido crítico, que capitanea en los espacios visibles y empuja a la oscuridad la palabra que realmente muerde, pone venda en la herida y quita venda en los ojos".
Es la mejor definición que he leído de este tipo de gestores del reciclaje que pasan por artistas y escritores, y de los que hay una buena muestra en las librerías en el momento presente.
Lo terrible es que para la gente de 20 años estos autores son la referencia y los consideran subversivos. Es el colmo considerar un modelo de subversión -y no de perversión- a quien nos dice que hay que leer haciendo zapping, como quien ve la televisión, o a quien hace escarnio del intelectual disidente que padeció en carne propia, y ajena, la dictadura argentina.
En otras palabras: una impostura intelectual y una aberración ética.
Y es muy triste que los abanderados de ese discurso vacío o pensamiento basura tilden de reaccionarios, o de bobos que se adhieren a una arcaizante izquierda hegeliana, a quienes intentan dotar de contenidos al marco que se utiliza para pensar el mundo, para narrar el abismo, para intentar una desesperada sutura en las heridas de lo real...
Es el imperio de la banalidad erigido a categoria estética y weltanschauung. El reinado de la intelectualidad friki-pop, la llegada del "paradigma de la basura" (José Luis Pardo).
Todo esto se enmarca en una estrategia global de demolición sistemática del proyecto ilustrado que tiene su reflejo, entre otras muchas cosas, en la conversión del "alumno" en cliente, desmantelamiento de la universidad, etc.
Claro que los tiempos están cambiando. Se avecinan tiempos de ferocidad donde los lugares pequeños donde forjar vínculos, donde vibrar al unísono, serán más necesarios que nunca.
abrazos, guerrillera
Pasar por aquí es pasar por la oscilación, por el desequilibrio, por el reconocimiento, el entrañamiento. He leído todo pero no sé si lo he comprendido todo o casi todo. No sé si lo comparto todo o casi todo. Recuerdo el título de una historia (cuyo contenido olvidé) que figuraba en una de mis cartillas de la escuela primaria, que se llamaba "el casi casi de Casimiro", no sé porqué me marcó el título, pero estoy casi seguro de que marcò mi vida que ha estado dolorosamente llena de casi, porque no debemos olvidar que estos limbos son lugares inconfortables, por razones diversas y contradictorias.
ResponderEliminarRecuerdo también que mi abuelo mandó fabricar a un carpintero de su pueblo, los muebles de su matrimonio, que rodaron de casa en casa durante dos generaciones pero que debieron venderse por falta de espacio pues eran muebles grandísimos, magníficos, sin clavos ni tornillos. Cuando se trataron de vender, los mercaderesnos dijeron que no eran antigüedades, que no entraban en ninguna categoría de lo antiguo. Las historias que contenían no tenían valor en el mercado. Aquellos muebles no valían casi nada.
Es entrañable ver cómo se reúnen tantas voces aquí, su frágil sabiduría a la cual me froto como se frota el vientre velludo de las abejas en el polen (aun cuando no estoy seguro de saber hacer miel con ello), y resulta bueno saber que hay grietas en este mundo de certidumbres arrogantes y mercantiles, grietas hermosas y difusas pero sinceras y reales, como en las pinturas de Zao-Wuki.
Habría muchísimas frases para celebrar pero, aunque sé que me está vedada, lo haré con la manzana de la oscuridad a la que se refiere Bel.
Abrazos a todos
Leonardo:
ResponderEliminarel vientre velludo de las abejas en el polen, no olvidaré esa imagen...
la manzana en la oscuridad es accesible, está dentro, por debajo del fragor de todas nuestras corrientes: es un centro que irradia, un lugar donde descansar. El consuelo.
abrazos
Ha habido pocas descargas del enlace de megaupload, y os aseguro que la nuez tiene premio ;)
ResponderEliminarsaludos
Stalker yo estoy en ello. Lo intente el otro día pero seguro que la semana que viene puedo entrar con más tranquilidad. Es que no tengo tiempo nada más que de pararme, leo la entrada tuya y vuestros comentarios que no puedo perderme.
ResponderEliminarEstoy segura que vale su peso en oro. En oro no, en algo que nos llene más el alma.
Un abrazo a todos.
Querido stalker:
ResponderEliminarLlego con demora... mi impresión últimamente es la de estar llegando tarde a todo, incluso a los comentarios de mi blog que voy atendiendo como puedo. Ojalá se tratara del cultivo de una lentitud, (bendita lentitud que ya quisiera) como posición vital, como una manera de habitar el mundo sin violencias ... lo mío es mucho más cutre: ando demasiado exigida. Llego así a Marienbad, leo tu escrito sobre el limbo y los “casi” y no puedo pasar de largo: me interpela por todos los costados. Has desplegado de manera clarividente las estancias del limbo como buen stalker, la interzona ajena a la inmovilidad fulgente del cielo, esa altura en la que sólo pueden respirar los dioses y ajena también a la caída absoluta y sus estéticas de la derrota. Imagino ese limbo que nunca se representa como lugar definitivo, estancia permanente, sino como lugar de tránsito, un umbral en el que en algún momento se nos exigirá una decisión. Imagino que por eso, los que lo habitan terminan por resultar molestos, desdicen la orden de saltar en un gesto de resistencia tan minúsculo como seguir parpadeando entre dos mundos. La luz del limbo es convaleciente siempre. Permanecer en él puede ser una forma muy íntima de resistencia. Todavía recuerdo la voz estridente de alguna maestra o adulto conminándome a “salir del limbo” . “Vos vivís en el limbo” lanzaban como un estigma y hoy al leerte me doy cuenta que no es un lugar indeseable como la férrea precariedad de los adultos quería hacernos creer.
No puedo estar más de acuerdo con lo de “casi moderno”, “casi antiguo” y con tus reservas ante esa postura posmoderna y llena de sarcasmo ante, por ejemplo, la lucha de algunos en los 60 y 70. Aún habiendo vivido de primera mano ese tiempo que dañó mi infancia (y lo digo con impersonalidad sin intentar hacer de la herida una medalla para exhibir, realmente no hay ningún mérito en recibir dolor, más cuando millones lo recibieron y lo siguen recibiendo mientras escribo estas líneas)aún digo, habiéndolo sufrido, he tenido que ver esa sonrisita burlona en gente que no tiene idea de lo que significa cárcel, desaparición, la tortura o el exilio. Cachorros de sociedades uterinas que se hacen los feroces en sus poemas con un malditismo patético y que han dado la espalda a la intemperie del mundo porque está desfasado, en cambio prefieren hablar de sus resacas mientras el mundo agoniza. El dolor de Celan, Benjamín ó Ajmátova, seguramente sería descafeinado hasta ser convertido en mero temblor estético o en una referencia rentable simbólicamente para inflar el yo.
Bueno querido stalker, me he extendido demasiado. Tu escrito me ha disparado mucho y te lo agradezco de todo corazón.
Un abrazo muy fuerte,
Laura
La ironía es domoledora, no esperaba de ti menos acidez e inteligencia. Larra tiene un artículo titulado "Cuasi" y también se sirve del término para acerar su crítica.
ResponderEliminarLuego me he bajado el programa de radio, jeje, y me ha acabado de zarandear. No sé si es esto o es que es tan tarde y he bebido tanto... O casi tan tarde y he bebido casi tanto (tienes razón, qué mediocre queda dicho así). Cuando te pones estupendo me dejas sin palabras y logras despertarme de golpe. Thanks
Estoy autorizado a comentar porque hace muchos años, y en que los años pasados son pasados encuentro una de las pocas certezas, fui traductor de libros de autoayuda.
ResponderEliminarNo voy a aportar nada, como hace la mayoría de los comentaristas (un lujo de este blog, en el que hay que leer la entrada y todos los comenarios; regresar por si hay comentarios nuevos). Solo decir que te he leído con placer de casi malo. Que he tenido la tentación de imprimirlo para mostrarlo como alegato del abogado defensor, para no tener que pronunicar vagas interjecciones cuando me acusan con toda la razón.
Pero no lo voy a hacer, lo de necesitar abogado defensor, porque me gusta que el mundo siga ahí y yo piense en jugar a las canicas, y siga escribiendo y comentando en los blogs: somos casi escritores.
Iluminadora tu visión del casi. Sobre todo, en lo que respecta a la vida y a la muerte. Decía Dylan en no recuerdo ahora qué canción algo así como que “quien no está empeñado en vivir, está empeñado en morir”. De manera que si estar vivo no es más que estar empeñado en vivir, el empeño sólo se justifica porque los vivos sentimos que siempre estamos casi-viviendo, aproximándonos a una vida que nunca sentimos plena, una vida que, misteriosamente, siempre queda del otro lado, allí donde nosotros no estamos, cerca pero lejos, cerca pero no aquí, conmigo, en mí (aquel hermoso cuadro de Magritte, con el puente y el león, y la vida al otro lado del puente, siempre al otro lado). Y ello quizá se explique por aquello mismo de que vivir es estar casi-muerto, con la muerte aguardando en cada esquina, en cada recodo, todavía no muerto pero casi, siempre, igualmente, aproximándose a la muerte, sorteándola a cada paso, en la conciencia de que cada día que seguimos respirando es una victoria provisionalmente ganada a la muerte como única posibilidad absolutamente cierta e irrebasable e irreductible, por decirlo heideggerianamente. Y en ese estar casi-vivo que es a la vez un estar casi-muerto lo que yo nunca estaré es muerto, por más que Mariel tenga razón al decir que en las tumbas no hay casi-muertos. En las tumbas, sí. Pero yo, yo, nunca estaré muerto porque entonces ya no estaré ahí para saberlo, sino sólo casi-muerto que será lo mismo que estar casi-vivo.
ResponderEliminarEntre casi-poema y el poema, me temo que es inevitable que me quede con el poema, porque los huérfanos quieren ser reconocidos como huérfanos, y salvados y curados y cuando eso no es posible se conforman incluso con el casi ser salvados y con el casi ser curados que, como bien dices, les recuerda que la herida siempre sigue abierta y nunca llega a curarse del todo, testigo la herida de ese “casi pero no” que nos define en nuestro estar casi-vivos y casi-muertos.
Eres cruel con los post-modernos, Stalker. Y se lo merecen, pero no tanto. Lástima que haya tanto impostor y tanta etiqueta autoasignada ad-hoc rodando por el mundo que todo lo pervierte, entre ellas, la singularidad de pensamientos que jamás se quisieron post-modernos ni modernos ni nada de nada sino que sólo se ofrecieron al mundo en su despliegue para proporcionar mejor visión a quienes tuvieran a bien utilizarlos como gafas.
Curioso que cites a Pardo y ese libro de Pardo en tus respuestas. Justamente el libro que estoy leyendo ahora, con cierta sensación de desconcierto después de otros libros de Pardo.
Un abrazo
Lola:
ResponderEliminar"en algo que nos llene más el alma"
muchos abrazos para ti
Querida Laura:
ResponderEliminartu acercamiento al limbo es delicado y preciso, cómo te agradezco tantas y tan hermosas palabras. "Un lugar de convalecencia", sí. Un lugar en el que convalecer, en el que difuminarse un poco, dejar de ser, aparcar todo rastro de ambición, dejar fuera la estridencia del mundo. Un gesto de prestidigicación existencial en el que las luces de neón cortocirtuitan y os oropeles se herrumbran. Un lugar en el que cultivar la inacción, la inutilidad, la pereza, la lentitud. Donde cultivar el abajo, con agradecida intransigencia. Donde desmontar los mecanismos del dentro que nos inducen a la proyección en el fuera y romper todas las estructuras, los moldes que hemos de vestir en nuestro ser social. Un lugar en el que recogerse y habitar ese espacio de intimidad irreductible, no etiquetable, no consumible, que aún nos queda.
El mundo está desmantelando la interioridad a marchas forzadas, y el limbo podría ser un lugar donde reparar los engarces, suturar la herida, un lugar donde practicar las transiciones entre estados emocionales y aprender a escuchar el temblor, habitar el hueco, leer nuevas constelaciones.
Comparto tu desazón ante las nuevas huestes de artistas posmodernos, que anteponen el personaje a la obra, la pirotecnia al análisis y la máscara a la entraña. Suele ser una visión pop, que satiriza o ridiculiza algunas posiciones que entiende desfasadas. Lo has dicho todo con precisión y contundencia y suscribo cada palabra, y lo que está detrás de las palabras, en tu experiencia personal, y en la de muchos otros.
Gracias y abrazos
Eastriver:
ResponderEliminarqué bueno que te hayas acercado al limbo tarde y con alguna copa entre el mundo y tú. Es una manera ideal de entrar ahí.
En el programa, bueno, nos lo pasamos bien y creo que eso se nota.
Procuraré seguir seguir zarandeándote con cariño...
No recordaba el "cuasi" de Larra, habrá que leerlo (o volver a leerlo),
abrazos
Nán:
ResponderEliminarEl mundo sigue ahí y jugamos a las canicas.
Tienes razón en que los comentaristas son un lujo de este blog. Siempre se aprende de su ilimitada generosidad...
Gracias por dejar tu estela,
abrazos
Antígona:
ResponderEliminartu voz ecualiza ciertas impurezas que se desprenden de la mía. Me ha encantado seguir el itinerario que plantea tu comentario-glosa-recreación. Me fuerza a la sutileza, a adelgazarme en un pliegue aún más diáfano, que no excluya cierta lucidez impertinente pero acaricie un inestable equilibro compositivo.
El libro de Pardo me parece excelente. Ahí he visto refrendadas muchas cosas que he pensado siempre, pero desde una lucidez abrasiva, demoledora, y con un desparpajo que a veces raya en una saludable incorrección. Más adelante habrá ocasión de volver a hablar de ese libro, o "casi" libro, que me ha deparado una extraña y luminosa felicidad en las últimas semanas.
abrazos
Ya que Mariel me llama, vengo con mucho gusto. Sé perfectamente de qué o de quiénes habláis, Stalker, Mariel, pero no le echemos la culpa al prefijo post que nos ha entregado también fantásticos pensadores que jamás se atreverían a hacer mofa de quienes creyeron/creímos/creemos en cierta militancia, al contrario, muchos de ellos han sido/son también creyentes, sino a los que lo adoptan con perversos y tontorrones propósitos. Estoy segura de que pasarán, caerán por su propio peso. Entre tanto, no es que no convenga, sino que por no darles el gusto, mejor siquiera no hablar de ellos.
ResponderEliminarBesos.
Querida Bel:
ResponderEliminarpor supuesto hay diferencias... el prefijo post- aplicado a los eminentes pensadores del post-estructuralismo tiene poco que ver con el post- de post-poesía (que apenas disimula una operación intelectual por completo falta de rigor).
abrazos
Olvidé darle las gracias al faisán, inseparable compañero del limbo. Es un faisán de verdad, y siempre contradice y pone en su sitio los delirios, las euforias y las audacias de los filósofos, los poetas y los paseantes del limbo
ResponderEliminar;)
Bel no solo suma, también dispara otras líneas de pensamiento. (Además del "tontorrón" que ya mismo me agencio, porque definitivamente es mucho más certero e irremontable que el "perverso").
ResponderEliminarCoincido en que es un movimiento bobo, un movimiento tontorrón, vestir a unos cuantos con un traje de "enemigo" que les queda grande y regalarles gratis esa categoría.
Pero me pregunto qué pasa cuando esos cuantos son el síntoma de un modo de pensamiento que parece haberse apoderado de los vehículos mayoritarios de difusión, o a los que esos vehículos recurren porque es el narcótico estrictamente funcional al modo de producción imperante.
Son representantes, en el campo "literario", de una corriente que impone su forma de mirar el mundo en otros ámbitos. Impone un diccionario que termina pareciendo el único diccionario existente (recuerdo ahora las intervenciones públicas de Pierre Bourdieu en este sentido, recopiladas en Contre-feux) y baja una línea según la cual es ridículo hablar de ideologías en pugna, una línea que se constituye en "paradigma" y permea muchísimas capas de pensamiento en distintos sectores.
Así quedan enterradas otras voces, peligrosas o subversivas, no rentables o no aptas para el marketing.
Claro que existe una posmodernidad "crítica", pero la "acrítica" se extiende, con sus brillitos de cotillón, por todas partes.
Ahí ya no se trata de investir gratuitamente a un grupo de una envergadura de la que carece, sino de denunciar un estado de las cosas en el que la revolución son las nuevas tecnologías (me pregunto cuántos africanos tienen Internet), la globalización es un hecho (me pregunto cuántos africanos toman Coca-Cola) y hablar de ideologías es un anacronismo que da risa (me pregunto cuántos africanos son explotados o se mueren de pobres en nombre de la vigencia de las ideologías proclamadas caducas).
Es verdad, tal como están dadas las cosas, que son poquísimos los que acceden a la lectura. Pero son muchísimos los que debieran publicar, muchísimos los que debieran ser leídos, muchísimos los que debieran ser difundidos y no relegados al anonimato, en favor de la promoción de textos cuyo mejor uso sería envolver los huevos.
Es un lujo leerlos, a todos (Bel, ¡te quiero y te quiero acá!).
Mariel:
ResponderEliminareres increíble,
besos