sábado, 27 de febrero de 2010

Chantal Maillard en Pròleg







El 15 de enero Chantal Maillard dio una lectura en la librería Pròleg de Barcelona. Hace unos días, en el Blog de les llobes, encuentro estos vídeos que nos regalan fragmentos de la misma (¡muchas gracias!). Aunque el sonido no sea muy nítido (en concreto, con una gran distorsión en los registros o notas altas), es de agradecer disponer de un documento así. Por otra parte, en su blog Una habitación propia, Aïda nos ofrece esta crónica, que me pareció muy delicada y penetrante, además de muy afín a lo que yo mismo sentí. Reproduzco el texto con su permiso y le doy las gracias por ese estar-ahí, por ese demorarse y adelgazar la atención hasta captar lo que acontece en todas sus fisuras... También me ha parecido extraordinario cómo en su texto introduce frases de la lectura de Maillard, en cursiva, para dar cuenta de los propios estados anímicos de su conciencia espectadora. La estricta re-flexión: la atención a lo otro abre un cauce en lo propio y nos ahuecamos en sus palabras para vibrar al unísono. De nuevo, agradecimiento y dejo espacio a las palabras de Aïda:


"Confieso que es la primera vez que no traigo los deberes hechos" se disculpa Chantal Maillard, con voz entre serena y tímida, mientras busca entre sus libros el poema como respuesta, un único verso preciso que dé comienzo al recital. La sala está abarrotada y yo, sentada en el suelo, intento abrir paso con la mirada entre la gente que esta tarde ha acudido a la Llibreria Pròleg para pasar un rato en compañía de la filósofa y poeta. No consigo vislumbrar más que una parte de su brazo y me resigno, recordando aquella clase de Bases psicopedagógicas en que el profesor aseguraba que las personas afectadas de la vista desarrollan mejor el resto de los sentidos. "Será interesante", pienso, "escuchar, más allá de oír" (¿la diferencia? la intención, la consciencia de estar atenta, la percepción de los matices de una poesía sin rostro, de el primer grito del mundo, oculto tras la sonrisa).

Antes de que dé comienzo la tertulia/recital, que introduce magistralmente Concha García, me hago con uno de los libros que han sido dispuestos en una mesa de la entrada, con intención de ser vendidos. Me dejo llevar por la intuición y por un elemento tan absurdo y a la vez tan importante en la elección de una lectura como lo es el título de ésta: Matar a Platón. Me gusta.

Tras una breve introducción no demasiado definida en que realmente sí se echa en falta una línea que vertebre la lógica de la sesión, Chantal nos habla de los hilos y los husos, de la conciencia y del gozo, de la inocencia y del , y nos va envolviendo a todos en una atmósfera creada por una lectura de increíble profundidad (alguien me dijo una vez que para ser buen escritor no sólo hay que escribir bien, sino que hay que saber leer; en este caso, la voz, el tono y el ritmo están perfectamente estudiados), de forma que, al rato, a uno ya no le importa que el recital no siga un orden preestablecido, porque está inmersa en ese mundo en el que el desplazamiento se efectúa (se quiera o no) saltando de un huso a otro. Allí, absorta en un ambiente cálido, de una intimidad extrema, algo de mí está triste, yo no lo estoy. Es imposible estarlo cuando una tiene la certeza de hallarse ante una persona cuyas palabras revolucionan (palpan, sacuden y dejan temblando) un mundo interior intencionadamente anestesiado.

Porque la poesía de Chantal es profunda e inteligente, elaborada como pocas. Ella misma reconoce que no hay palabra gratuita y que la reflexión sobre el contenido ha sido concienzuda y trabajosa. Todos los sentidos deben estar puestos en cada idea, consistente, con razón y peso propios. Densa, renovadora, dura, maneja el vocabulario a su antojo, haciendo un uso particular del lenguaje que le da un tono personal. El sello de la poetisa está impreso en cada estrofa.

Hora y media después de comenzar su charla, Chantal cae en la cuenta de que aún no ha mencionado, siquiera, el título del libro que venía a presentar. Nadie se ha percatado hasta ahora, pero si la intención del evento era "vender" a la escritora lo han conseguido con creces. Da igual si el motivo que nos ha reunido allí ha sido el parto de Hainuwele y otros poemas, nadie quiere abandonar Pròleg sin un ejemplar - el que sea - de esta admirable mujer a la que algunos acabamos de descubrir y otros seguían desde hace tiempo.

Particularmente, y, ahora sí, basándome en algo más que en el título, me decido por el libro de poemas Hilos y por el diario, Husos. Notas al margen, a partir del cual fue concebido el otro y que nos ayuda a comprender algo mejor (nunca del todo - ésa es la gracia - ) el origen y el desarrollo de las ideas de Maillard.

No se me ocurre una tarde mejor aprovechada que ésta. Vuelvo a casa con una sensación de gratitud inexplicable. Se dispersó momentáneamente mi incapacidad para el ahora. Hoy soy un poco más yo. O un poco más . Me sobrevuelo.

120 comentarios:

  1. Millones de gracias una vez más por los halagos y por citarme en un blog tan increíble. No pienso perderte la pista ;)

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  2. Aïda:

    soy yo quien te da las gracias. El honor y el placer es mío. Sé bienvenida,

    abrazos

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  3. Pues gracias a ti y a Aïda. Aunque no he podido ver a cabalidad los vîdeos que mi conexiôn está fatal, hay algo que aparece de manera evidente y es la connivencia que crea CHM en sus lecturas (o es lo que siento yo desde tan lejos) y la alegría que se desprende de su lectura. Me pregunto si alguien le ha preguntado sobre su forma de leer si ella se lo piensa o le llega así, o ya ni se lo pregunta. Aïda, en su aguzada crónica, apunta al hecho de que escribir bien es leer bien, no creo que sea una regla (por desgracia o por fortuna), pero en el caso de Maillard su voz es constitutiva de su poesía, la oralidad es muy fuerte y seguro a ella le ocurrirá que leerá siempre los poemas de Maillard con la voz de Maillard en algún lugar de su conciencia.
    Maillard nos devuelve a nosotros mismos, su poesía de una gran complejidad, sabe llegar a los instersticios donde se cuece la cosa, y eso sólo los más grandes lo alcanzan.
    Gracias por tu compartir.
    Abrazos (un pellín celosos, pero bueno...)

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  4. Querido Leonardo:

    me apena que no puedas ver esos vídeos con fluidez, porque eran una forma de acercarte una forma de decir y, al margen de mi propia experiencia al haber estado allí, me gustaría que pudieras verlos y escucharlos en condiciones óptimas. Quizá puedas probar con otra conexión, en algún momento.

    En particular el primero es algo que me gustaría que no te perdieras.

    En cuanto a la pregunta que haces, mi impresión es que a ella se le impone esa forma de leer. No hay reflexión ni flexión en ello, no hay una tensión previa al acontecer. Simplemente sucede. Sus mejores lecturas son aquellas en las que ella se da tiempo. Ésta fue una lectura larga, de casi dos horas: tiempo suficiente para irse afinando y desafinando, para templarse y destemplarse, para vibrar en una gran variedad de tonos sucesivos, saltando (por expresarlo en sus palabras y como lo explica Aïda) de un huso o modalidad senti-mental a otra con absoluta naturalidad. Por eso hubo de todo: dolor, perplejidad, angustia, escucha, pero también gozo, juego, distancia irónica, ternura. Si Maillard se da el tiempo para indagar en su "campo de incertidumbre" y desplegar sus pliegues más resistentes u opacos, te lleva a lugares emocionales donde nunca has estado. Cualquiera que haya estado en una lectura de Chantal Maillard (más allá de vídeos o audios, que restituyen, siempre, una imagen "residual", incompleta y desvaída), sabe que lo que puede sentirse en esos momentos es algo inexplicable, intransferible y de una intensidad insólita. Algo que nunca he encontrado en ninguna lectura o acto público de ningún tipo. He llegado a pensar si acudo con ideas preconcebidas, o bien predispuesto, pero no: observo en quien viene conmigo, como en este caso Bashevis, una devastación análoga. Una análoga comunión en la que se produce un vacío, un desalojo de todos los contenidos mentales, y entonces adviene la emoción, a sacudidas, y luego queda uno ausente, ligeramente mareado, y presa de una extraña gratitud que no se puede expresar en palabras: por eso me reconozco tanto en el texto de Aïda.

    Cosa aparte es la particular densidad del silencio que logra construir paulatinamente. Pocas cosas laten tanto y están tan habitadas como ese silencio. Nacen y mueren, en él, legiones de animales invisibles, pulsiones generadas por la escucha, por la común experiencia compartida.

    Lo otro, describir esa forma de leer, requeriría de una fenomenología del temblor y cómo este se va articulando, paso a paso, desde una serenidad que es también entraña expuesta y revelación.

    abrazos

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  5. Como siempre...distruto mucho leerte.

    Gracias.

    Saludos.

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  6. D:

    gracias a ti por pasarte,

    muchos abrazos

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  7. y yo que aún no he escuchado a Chantal en vivo... :(

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  8. Sí, hay que dar las gracias a Aïda y a les llobes, por acercarnos lo que debió de ser una experiencia excepcional a los que no pudimos participar. Y a ti, Stalker.
    Un abrazo.

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  9. Raúl:

    al menos tienes estos vídeos, es un breve asomo, pero seguro que algo encuentras...

    abrazos

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  10. Querida Bel:

    en esta ocasión sólo soy el mensajero. De hecho, no había pensado hacer una entrada sobre esa lectura, pero el texto de Aïda y los vídeos la insinuaron de forma irresistible. Gracias otra vez por esas miguitas de pan a quienes las han hecho posibles...

    abrazos

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  11. chantal no lee - chantal no escribe.

    por eso.


    besos,
    ò.

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  12. Hermano búfalo:

    por eso. Sin más.

    no hay nada que tú no sepas ya. Serás el primero en publicar la patata, tú me entiendes.

    abrazos

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  13. Me gusta mucho eso de la fenomenología del temblor, la expresión traduce y sugiere lo que es esta experiencia, quizás irreductible a cualquier estudio, sin embargo creo que algún día será necesario 'décryter'lo que hace de su lectura algo único y, estoy convencido, ya lo he dicho por aquí, que va a influenciar la lectura pública, aunque, obvio, lo suyo sea único e irrepetible, pero ella ha conseguido algo que la poesía no sabía cómo volver a encontrar.
    Te va un abrazo con mucho viento.
    Leonardo

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  14. Amigo Stalker,

    Voy a hacer traslado de palabras de un lugar inexistente a otro con vida, y aprovecho para rellenar huecos. Antes que nada, te agradezco enormemente la pista a los vídeos. Cuando sepa algo de Málaga te aviso.

    Dice Chantal: "Mi sonrisa oculta el primer grito del mundo, el único, el mismo, aquel que brota en el final..."

    Y ahí se rompe la poeta por primera vez desde que la escucho y sigo como se seguía a los profetas cuando los dioses no eran uno. La mínima grieta que abre un muro levantado no con piedras sino con llaves y cerraduras. Por vez primera se rinde a ella misma y a su mí, apenas tres minutos después de decir:

    "si nos alejamos de ese mí que se va formando...si podemos alejarnos, distanciarnos un poco, de ese mí que se va construyendo, podemos también observar como el dolor ocurre fuera de nosotros. De eso se trata."

    Justo en ese punto se había tocado la frente, involuntariamente, casi dolorida, pero luego se recompuso y parecía que iba a seguir erguida ante el dolor.

    No pudo. Ser humano es ser contradictorio, piedra y llave a la vez. Zazen y Dukkha en esta misma mujer y en sólo unos pocos minutos. Impresiona y conmueve. Años de preparación y de huirse del mí para observarlo, y es entonces el yo el que a su vez se desdobla y mira a sus otros dos, desde el afuera hasta el adentro que los une. Y la hermosa y robusta estructura filosófica que comenzó a construir muchas antes de que fuera a necesitarla, ¿en qué punto se agrieta? ¿Hasta?

    Gracias Stalker.

    Un abrazo fuerte.

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  15. Leonardo:

    estoy muy de acuerdo contigo. De hecho, hace tiempo me propuse someter esa presencia, y esa energía desencadenada, a una hermeneusis que incluyera aspectos tan diversos como entonación, ritmo, gestualidad, etc. Y otros ingredientes, otros ángulos que ahora mismo se me escapan. Necesito más tiempo para pensar en ello, y quizá no lo conseguiré, pero ahondar en esa singularidad expresiva, en esa cosa propia que existe ahí y en ningún otro lugar, es algo que exige toda mi atención e interés, más allá de los resultados. Fenomenología del temblor, sí, podría ser. Esther Ramón escribió un artículo sobre Chantal Maillard titulado: "Tejer el grito: una teoría del conocimiento", y esto me acerca a algo epitelial, muy cercano, muy concreto, alejado de cualquier abstracción o universalización. Ahora bien, ¿cómo hablar de algo sin utilizar universales, sin reducir a concepto, sin abstraer en definitiva? Se necesitaría acaso un verbo-especular, un espejo de carne-palabra que diera cuenta de ese estremecimiento de piel, de ese vertiginoso espasmo del fonema epitelial...

    Quizá no puede hacerse salvo explorando las posibilidades del "campo de incertidumbre" de la propia obra. No a otra cosa apunta Miguel Casado en un ensayo sobre "Matar a Platón":

    " [...]la obra de Chantal Maillard va avanzando a la vez que se piensa a sí misma; una lectura crítica podría limitarse a citar frases suyas, desplazándolas, confrontándolas, probándolas en diferentes contextos. En Matar a Platón, como en Benarés o Filosofía en los días críticos, se opera una síntesis de lenguajes: poéticos, especulativos, descriptivos, teóricos…, estableciéndose un lugar compartido donde todos ellos se potencian y se interrogan".

    Voy fatigando periferias en un afán por acercarme al centro, y tal vez el centro es ilusorio. Tal vez haya una profusión de centros de sentido: metamórficos, inasibles, en un decir que se hace y se deshace y no hay puntos de referencia. Admirada extrañeza, en todo caso...

    abrazos

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  16. Julio:

    sé bienvenido. Gracias por tu intensa lectura o visionado... hablas del agrietarse de la estructura de pensamiento previo, pero quizá esa estructura no era tal sino una forma de desestructurar, de "contra decir las estructuras"; una forma de desalojar y barrenar: ideas heredadas, conceptos que nos impiden acceder a la vertiginosa singularidad del acontecer. Quizá ese pensamiento no es una red que nos defiende, sino una forma de desmantelar todo cobijo ilusorio y exponernos a la intemperie, de mirarla a la cara. De habitar la intemperie una vez desmontados los mecanismos de la conciencia para encontrar esa otra conciencia compasiva y acercarnos a lo animal. Deslegitimar los universales, examinar los mecanismos de la conciencia, acercarnos al animal y acceder a la compasión: ésos son los núcleos de esta poética que asume la orfandad, la carencia y el límite de lo que somos.

    Pásate cuando gustes,

    abrazos

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  17. Es muy posible, Stalker, pero fíjate que yo no hablaba de una construcción convencional sino de algo compuesto de elementos no constructivos que a la vez sirven de entrada e impiden la misma. Por eso mismo se podría asociar a tu contradicción de la estructuras.
    Algo se quiebra en la lectura del primer vídeo pero, sencillamente, lo que se quiebra es una estructura no acostumbrada, una geometría no eucladiana. De ahí la extrañeza de la extrañeza.

    Sobre la descriptación de la que habla Leonardo, me voy a atrever a conjeturar. Asocio la voz de Chantal a la voz de los mantras de algunos maestros budistas que he podido escuchar en India. La poeta podría estar recitando una frase, o incluso una palabra, durante un tiempo determinado, y su trance no sólo sería el suyo sino el de muchos de los que la rodeáramos. Esta capacidad para absorber literalmente al oyente en una lectura gracias una modulación de voz excepcional creo que podría venir de haber escuchado y entendido como leen en sus oraciones los mejores monjes, los maestros.

    Por supuesto, el contenido es importante, y en sus mejores momentos Chantal me acerca a la espiritual como contradicción de lo religioso. La combinación de una dicción pulida e hipnótica heredada de oriente, junto con unos textos que transmiten sabiduría esencial, hace que la poeta logre situarse en un nivel de recitación al que no estamos acostumbrados.

    Abrazos

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  18. Me gusta esa extrañeza y aunque el vídeo se me paraba, he encontrado los hilos, los husos, para seguir ahí.
    Y muy bien la crónica!

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  19. Sin duda, querido Stalker, ninguna hermeneusis puede abarcar una gran obra, pero siempre es posible desenmarañar algunas de sus claves sin que se rompa el secreto de su magnetismo y estoy seguro de que tu empatía por la poesía de CHM puede ser un camino hacia esa improbable pero fructuosa exégesis.
    En cuanto a la lectura, pensaba hoy que CHM posee la partitura íntima para cada lectura y sin duda, como lo señala Julio tiene una relación con su experiencia de Oriente, y de la creencia en la palabra dicha, algo que nosotros hemos perdido. Yo pertenezco a una época en que la declamación fue aborrecida por ser algo artificial, y los poetas empezaron a leer sus poemas como si volvieran a escribirlos, de una manera neutra, distante, había que suprimir casi toda entonación afectiva, el verso era tinta negra sobre papel blanco, el sentido se encontraba en la grafía. Con CHM el poema vive en el instante que se dice, vuelve a la oralidad, es canción, melopea, acontecer, temblor. Quizás en otro lugar se diga de otra forma, porque como lo muestra Julio, la poeta se encuentra con sus propias grietas al decirlo, pero me parece que siempre será una como variación en el sentido musical y el hecho de que su voz nos persiga luego con los poemas, que la interioricemos, es señal de su fuerza y de ser constitutiva del poema. Sería, de todas formas, interesante preguntárselo. Pero hay, claro, una relación con su acento donde resuenan otras lenguas, con su dicción y la respiración que crea un suspenso continuo, una síncopa, un rubatto que sigue el pensamiento, esa síntesis de lenguajes que señala Miguel Casado, pero también es una manera de acercarse y retroceder, como la aguja que teje, ante la palabra y el yo que contiene. Algo, para concluír con Julio, a lo que no estamos acostumbrados, en efecto. Daría para horas de charla y fascinación. Pero ya no quiero abusar más de tu espacio, ya sabes que estas charlas alrededor de 'temblores' como éste, son para mí un alimento raro. Gracias,
    un abrazo y amistades a Julio.

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  20. Julio:

    interesante aportación. Siempre he tenido la idea de que el recitado de mantras obedece a patrones rítmicos y tonales que se inscriben en una regularidad cromática y semántica. Quizá es una idea falsa, atribuible a la distancia, a conocer las fuentes de segunda o tercera mano. Maillard me parece tender más hacia la imprevisible: aceleración y desaceleración, rápidos ascensos y súbitas caídas, taquicardias, ralentizaciones que palpan, sondean, esculpen un decir de barro o de lava viva que nunca solidifica en estructuras susceptibles de ser visualizadas, pensadas o re-creadas. Un magma sin forma que emerge de una devalucación, de una carencia, que indaga desde el pliegue de la carencia y no se somete a ningún código de verticalidad o pensamiento arbóreo; vale decir: jerarquizado, falocéntrico, alimentado por mil servidumbres estratificadas.

    Voz animal, también, al acecho: emboscada en el entre-decir, en el silencio apenas insinuado en el bosque del lenguaje. Voz animal que se adensa en ese silencio germinal y contradice desde el balbuceo: nos refuta, nos niega y nos alienta, nos impele a consumirnos en un decir compartido y aniquilador. Prepara un vacío, una descompresión del sistema límbico, para que en el se instale la proyeccion compasiva, la pulsión compasiva, como un agua lenta. Desde la conciencia-animal, desidentificada, vencidas todas las estructuras y capaz de acoger, en la desnudez, lo infinito, lo vertiginoso-singular.

    No salgo de una serie de círculos o de una combinatoria impremeditada, pero me gustaría imaginar que hay un acercarse en este dar vueltas. O quizá no. Tampoco importa.

    abrazos

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  21. Belnu:

    bienvenida a este pequeño vibrar de "husos tensos"...

    abrazos

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  22. Querido Leonardo:

    compartamos el alimento raro. Eres un comensal de excepción y es ameno y grado compartir este humilde yantar contigo.

    No sólo no abusas sino que te animo y te agradezco que indagues, palpes y sacudas; con dedos pequeños y minuciosos nos llevas a lugares de extrañeza compartida, donde nos reconocemos.

    La poesía declamada procede desde cierta inflación o "sobrehistorización". Hay un apriori que se explota, a veces de forma eficaz, otras inmisericordemente. Suele ser una inflación egoica o una adhesión a recursos de la dramaturgia o la puesta en escena, o la representación de un personaje sobre el que se vierte un anhelo por ex-ponerse que en realidad oculta una carencia. La poesía declamada (simplificando mucho) tendería, por lo tanto, al espectáculo, a lo grande, es decir, al estremecimiento de la superficie. El dentro, o el abajo, queda incóluma: no se toca, ni se acaricia, ni se conmueve.

    Aquí ocurre, creo, un movimiento opuesto, porque no hay artificio dramático (en mi opinión), ni hay sobre-historización. Más bien minus-, infra- o des-historización: hay un llegar desde lo bajo, desde la pequeñez, la carencia, desde la resta. La comunión que se construye con el público crece desde "lo amputado": esa amputación es ineludible condición de posibilidad de ese estar juntos. Es un canto, en todo caso, desde la laceración, desde la sustracción de algo que duele y emerge y se muestra e invoca la orfandad compartida. De ahí que no haya un recrearse en un espectáculo bien urdido, sino un compadecer, un llanto contenido. Las estrategias de superficie, el efectismo espectacular, es sustituido por ese temblor telúrico que irradia, que irradia como una fuerza contagiosa y te armoniza en ese tono. Por eso las lágrimas del público, cosa que aún no se ha mencionado: pero muchos lloraron, ojos enrojecidos y lágrimas silenciosas que tejían como un tapiz o bajo continuo.

    Dices: "Pero hay, claro, una relación con su acento donde resuenan otras lenguas, con su dicción y la respiración que crea un suspenso continuo, una síncopa, un rubatto que sigue el pensamiento, esa síntesis de lenguajes que señala Miguel Casado, pero también es una manera de acercarse y retroceder, como la aguja que teje, ante la palabra y el yo que contiene".

    Y aquí hay algunas claves interesantes, Leonardo. Un acento donde resuenan otras lenguas... siempre me han fascinado los escritores que se exilian de su lengua y escriben en otra. Ahí hay una conmoción que no me acierto a explicar, pero tiene que haber un quiebro, una pérdida también. Escribes en una lengua que no es tu lengua materna, y a saber qué impulso esquizofrénico o existencial hay que vencer o contradecir para que la escritura sobreviva a algo así o medre desde ahí. Quizá la amputación de la lengua materna es la amputación suprema. Desde luego es una escritura del exilio, desde una lengua otra que nos vino impuesta y con la que aprendemos. Mi ignorancia de estos asuntos es total porque siempre he escrito en mi lengua materna, pero imagino lo que ha de ser aprender una lengua otra en la adolescencia y expresarse en ella. O no, no imagino esa escisión...

    Te agradezco tus palabras y tu estar ahí, Leonardo,

    abrazos

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  23. Chantal Maillard es un bálsamo porque su escritura, tal como a ella le gustaría que fuese la poesía, es realmente como un ensalmo, sirve como conjuro, y como lo era antiguamente, tiene un fin.
    Perfora la conciencia y llega hasta lo más hondo e inasible, algo de lo que muy pocos son capaces.

    Como dice Aïda, cuando lees a Maillard sientes "una sensación de gratitud inexplicable". La descubrí con "El Monte Lu en Lluvia y Niebla. María Zambrano y lo divino". Luego, cuando la escuché en la presentación de "Matar a Platón", ya no pude vivir sin ella.

    Stalker, gracias por el valioso regalo que nos haces una vez más.

    Un abrazo

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  24. Como complemento, un fragmento de la crónica del blog de David Murders sobre la semana de poesía de Bilbao del año pasado:

    "Llegó el turno de Chantal Maillard. Se levantó con el libro en una mano y avanzó hasta el micrófono que le quedaba en frente. En medio había un atril y el micrófono le quedaba muy alto, así que intentó bajar la barra del micro por encima del atril, pero no podía bajarla. Se puso el libro bajo el brazo, retiró el atril unos centímetros y aflojó la tuerca de la barra para ponerse el micro a la altura de la boca. El proceso fue un tanto dificultoso y algunos de los poetas presentes dudaron entre levantarse a ayudarla con el micro o no, pero como Maillard lo resolvió bastante rápido, supongo, no llegaron a hacerlo. Quizá no sean las palabras textuales, pero para presentarse dijo: “Me llamo Chantal Maillard y no soy alcohólica”. A continuación dijo algo así como que una cosa es lo que eres y lo que son las cosas y otra cómo se las llama. Después dijo algo de que era “un hábito”. Yo estoy de vuelta de ciertas “provocaciones” y también de considerar el alcoholismo algo cool, pero me parece que el hecho de que una poeta de cincuenta años, en medio de toda aquella pompa y aire oficial, se presente así, hablando con esa voz entre sensual y dolida, profunda, con su acento francés y su actitud, es señal inequívoca de que los tiene bien puestos y de que se cree su película por encima de todo laurel y reconocimiento. Si a esto le añadimos –aunque esto sea cuestión de gusto o de percepción- el peso específico de su poesía, exquisitamente musical, inteligentísima pero fundada en la herida, abierta al abismo de lo real…, tenemos lo que se llama una poeta de verdad sobre el escenario, por no hablar de su maestría leyendo.

    Muchas veces pienso que el estado mental propio y necesario para la poesía exige demasiado de la salud del individuo. Es decir, me pregunto si la poesía es sana y creo que no lo es. En las contadas ocasiones en que he experimentado ese estado de una manera continuada, he estado abismado y me he quedado exhausto, incluso me he puesto literalmente enfermo. Ejemplos de esto que a menudo se llama malditismo, hay muchos entre los más grandes poetas.

    Chantal Maillard y su poesía me recuerdan a Robert Smith y la suya, y Maillard tiene también, como Smith, ese carisma envuelto en misterio, ligeramente “ido de la olla”, ensimismado, con un pie en el abismo, pero también consciente y dominador del espectáculo, del juego. Baudelaire decía que el poeta siempre tiene algo de comediante. No sabes hasta qué punto llega la comedia y hasta cuál la herida. Y eso me encanta".

    Aquí, la crónica íntegra:

    http://davidmurders.wordpress.com/2009/10/20/la-semana-de-la-poseia-ii/

    Y un comentario anónimo pescado al azar en el vasto océano internáutico:

    "Yo no soy fan en absoluto de la poesía de Chantal Maillard, pero sí me parece muy interesante, la llamemos poesía o filosofía (qué más da, es buena literatura o mala) y verla recitar (no porque recitara bien, sino por su forma de estar allí) fue una de las experiencias más raras y fuertes que he tenido en un recital".

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  25. Say:

    escritura como ensalmo, para conjurar. Esto llega a sus últimas consecuencias en el último libro-plegaria por los animales, donde lo poemático se desnuda de todo artificio para articularse en denuncia, por la vida, esa vida. Donde incluso el concepto de autoría desaparece para dejar paso a los animales que irrumpen y nos interpelan con una voz sin voz o la memoria antigua de lo vivo que se debate contra la depredación del animal humano.

    Qué bien que la descubrieras con "El monte Lu en niebla y lluvia". Es uno de sus primeros libros y de los menos conocidos.

    abrazos y gracias por traer tus señales de combustión a esta cueva de topos...

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  26. Que los que no gustan de CHM reconozcan la fuerza de sus lecturas corona el consenso que parece desprenderse. A mí me bastó escuchar el poema Escribir y ya.
    Claro, querido Stalker, nada más lejano de la declamación, sin embargo, aunque comparto todo lo que decís todos, pienso que hay sí cierta 'dramatización', en el sentido en que CHM pone en movimiento el poema (palabra y significado, cuerpo y vacío, protuberancias y grietas, sonidos y silencios), no podría ser de otra manera, lo pone de pie y entonces el poema va y viene por su voz y da vueltas y se piensa al tiempo que se repite, y salta y se sienta y se rueda por el suelo y corre y vuelve y se detiene y otra vez y es así que se introduce en el auditor? oyente? participante? 'comulgante'?aunque no exista una forma precisa, única de 'decirlo'. Poeta, poema y 'espectador' se aúnan en un momento único, son contemporáneos y son tres, están allí. No sé cómo vivirán la cosa los poetas que comparten lecturas con CHM...
    En cuanto a lo que dices de las lenguas, pues sí, eso de pasar a una lengua adoptada es un dolor, pero también ha de ser una fuerza, si nos atenemos a los que lo han hecho (que tampoco son tantos) y en el caso de CHM es, sin duda, una fuerza mayor.
    En épocas en que se quiere renovar la poesía, sacarla de la rutina, mezclarla a otros géneros y artes (algo que no es nuevo), introducirla en las nuevas tecnologías (o viceversa), creo que Maillard ha encontrado algo que siempre ha formado parte del poema y le quita piso a muchos intentos de 'happenización' de la poesía por su increíble alcance.
    Rica charla,
    abrazos

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  27. Interesantes vuestros comentarios y la entrada al completo. Gracias Aida por su aportación.
    ¡Que puedo decir más!
    Bueno cuando leí Matar a Platón, no entendí la profundidad del discurso de Maillard. Llegué a él a través del poema escribir. Y al profundizar en sus lecturas, me iba adentrandome en un mundo poético nuevo, en una voz profunda, en una depuración en la forma, me fue envolviéndo.
    Admiro su poesía, creo que es una de nuestras grandes poetas, en mayúsculas.Me gusta simplemente.
    Luego escucharla recitar por aqui internet ya fue mucho más adentrarme en el hueco y la herida de su voz. Melodía y fuerza, dulzura y dolor, todo en una misma voz.
    Pero verla recitar en vivo ya te quedas, bueno me quedé sin respiración. O mejor me adentre en su voz.

    Recomiendo una entrevista que le hace Quique Falcó a Chantal Maillard. Para encontrarla meterse en el blog de Victor en el apartado de audios o algo así.

    Que gran poeta Chantal.

    En cuanto a lo del idioma. No sé es extraño pero yo hasta la adolescencia vivía en Francia con mis padres. En mi casa hablabamos el valenciano porque mis padres no querían que perdiera ese idioma. Por lo tanto mis lenguas eran en francés y el valenciano. De castellano no sabía ni pipa, tal era la cosa que cuando me hicieron mi primer dictado en castellano, cuando me decían "coma o ," yo escribía literalemente "coma" ya me parecía raro hasta que me dí cuenta. (es una anecdota).
    Pero nunca he escrito en Valenciano/catalán (No entro en polémicas en estos momentos sobre ese asunto).

    Pero a mi me gusta mucho escribir en castellano, me parece que tiene una melodía impresionante es una lengua bellísima para la poesía. Humildemente es lo que pienso sin menospreciar las otras lenguas.

    En cuánto a lo que dices Stalker sobre el dolor y escribir. Tal vez tengas razón hay cierto malditismo. Pero yo recuerdo muy bien las palabras de una poeta que dijo un día: "Si la gente supiera la fuerza que tiene la palabras, tal vez no escribiría tanto sobre ciertos temas".

    Escuche un día un Cabalista judio que decía que la palabra tiene una fuerza que no nos imaginamos y conecte eso con lo que dijo esta poeta que menciono más arriba sin dar nombre.

    Si juntamos todo eso con lo que tu comentabas sobre el dolor, la herida y la escribura de poesía. Tal vez tenga cierta relación.

    Bueno como siempre el ave zancuda se va por las ramas en lugar de buscar gusanos en la charca.

    Un abrazo de ave zancuda a todos.

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  28. Leonardo:

    este intercambio de impresiones está siendo muy enriquecedor para mí. Por eso te quería agradecer de nuevo tu manera de entregarte y el tiempo que te tomas para darle vueltas y acariciar esta entrada. Gracias, de verdad.

    La dramatización, por supuesto. No podría ser de otra manera. Siempre hay alguna escenificación por el mero hecho de que siempre hay un cuerpo que se hace visible, que se re-vela y se ofrece al otro. Ni siquiera un espíritu desencarnado podría prescindir de una puesta en escena, pero un cuerpo, una presencia, es ya puesta en escena; y una manera de decir, con sus ritmos, sus pausas, es ya una operación de montaje, una urdimbre, un ensamblado fonético y emocional (aunque se opere en la neutralidad) que se dirige hacia el otro. Sólo insinuaba que a esa dramatización se puede llegar "desde abajo". El abajo que no es una posición física, pero sí un modo anímico, tal vez. Desde la carencia, desde el hueco, desde el temblor: todas estas expresiones que indican lo menos y que afloran en una combinatoria imparable cada vez que pulso las teclas...

    En cuanto a la renovación o mezcla con otras artes, en los últimos tiempos ChM ha emprendido una serie de proyectos interdisciplinares: poemas engastados en un muro del cementerio de Bruselas (traducidos a varios idiomas e incluso al lenguaje visual para sordomudos), vídeo-poemas, poemas que forman parte de instalaciones de arte contemporáneo o dispositivos de danza, o poemas dramatizados y representados en un escenario (por ella misma y en compañía de una actriz). El último libro, la letanía por los animales, no es sino una instalación de arte contemporáneo en formato libro, de ahí que muchos hablen de tomadura de pelo (aún se considera que todos los libros han de ser para leer, supongo). Pero lo más extraño, lo más singular de todo, son quizá sus conferencias, que en ocasiones funcionan como largos poemas estremecidos (recuerdo en especial una sobre Michaux y Santoka). Con ChM las cosas no son compartimentos ni son nunca lo que parecen: un libro puede no ser un libro y una conferencia no es una conferencia, o es algo más, o algo menos: un árbol, un animal: un dilatado poema. Y ahí se abre un espacio para el juego y para explorar nuevas formas de decir...

    abrazos

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  29. Querida Lola:

    qué tierna anécdota la que nos traes: escribir coma cuando decían "coma". ¿Y cómo podría ser de otro modo si no te avisaron?

    Tú misma también has vivido trasvases vitales y entrelenguas, y eso es lo que me interesa: qué se encuentra, qué se pierde y qué se gana en esos trasvases. Qué duda cabe de que tú has ganado y que dominas el castellano maravillosamente.

    Respecto a lo que dijo esa poeta, por supuesto que las palabras tienen una gran fuerza. Se pueden alzar como ensalmos y derribarnos. Pueden conjurar nuestros miedos, despertarnos, aniquilarnos. Por eso, precisamente, es tan preciso utilizarlas. Pero desde una conciencia compasiva. Desde la alerta. Barbara lo dijo de forma insuperable:

    "Restons en colère, soyons vigilantes"

    (ella tenía una clara conciencia del poder de las palabras y las utilizó para un fin muy preciso; ChM, también)

    Y piensa que, al irte por las ramas, quizá no encuentres gusanitos, que están por tierra, pero algún sabroso escarabajo o insecto volador seguro que encuentra el ave zancuda...

    abrazos

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  30. Lola,
    es muy bonito eso que cuentas...los dictados y las "comas".
    Me gustan tus comentarios porque siempre hay algo que brilla en lo que escribes. Mi sensación es como cuando miras hacia arriba y entre los árboles ves los reflejos del sol y algunas hojas se vuelven plateadas. Incluso en la tristeza que una pueda llevar dentro esa visión la reconforta. Pues leerte reconforta porque siento mucha luminosidad humana en ti.

    Stalker,
    "El Monte Lu en lluvia y niebla", lo compré hace años en un viaje que hice a Córdoba. En la librería en la que entré (siempre quiero traerme un libro de las ciudades donde voy) sólo había una persona. Julio Anguita. En aquella época todavía era el candidato de Izquierda Unida y yo le votaba. Así que me gustó mucho verle allí.
    El libro me llamó la atención por el título y porque hablaba de María Zambrano, así que no tuve ninguna duda. Fue el libro donde cogí el inicio del hilo para tirar, indagar y saber quién era aquella autora, Chantal Maillard. Fue un encuentro de revelación.
    Después...ya no puedes prescindir de ella nunca.

    Un abrazo y otro para esa ave zancuda que "se va por las ramas en lugar de buscar gusanos en la charca".

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  31. Say:

    cuánta razón tienes respecto a Lola. Esa luminosidad y esa calidez también la sentí desde el primer momento. Me hace mucha gracia cuando a veces dice que ella tiene poco que aportar entre tanto "discurso" o "teoría", o que no sabe de nada. ¡Si ella supiera todo lo que da! No le hace falta escribir la palabra "fenomenología" para llegar al tuétano de las cosas; ella está del lado de la generosidad, la humildad, esa luminosidad e inteligencia siempre la acompañan.

    Respecto a esa librería de Córdoba, menuda casualidad. Recuerdo haber votado a IU en 1996, la primera vez que pude ejercer el derecho a voto, y el primer mitín político al que acudí fue a uno de esta formación política, con Anguita a la cabeza, ese mismo año.

    Me alegra que encontrarás ahí "El monte Lu en niebla y lluvia". Es un libro pequeñito, con una estampa china en la portada. Un libro muy discreto, que pasa inadvertido, como un caracol.

    abrazos

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  32. Queridos Stalker y Leonardo:

    Un par de comentarios rápidos entre la realidad que devora.

    Es cierto que los mantras son oraciones pequeñas de muy pocos versos, a veces sintagmas, o incluso monosílabos. Y también es cierto que la poesía de Chantal es rica en su multiplicidad de sonidos y voces. Sin embargo, cuando escucho a Chantal, esa riqueza de voces parece confluir hacia una unicidad, una especie de tono de llegada en el que converge y desemboca toda la riqueza expresiva de la poeta. Y sería esa convergencia lo que a mi juicio produce ese efecto "mágico", "chamánico", "hipnótico" o como se quiera denominar. Admito la total subjetividad de mi experiencia.

    Y respecto a lo que comenta Leonardo, tienes razón respecto al sobreperformance que abunda en algunos corrientes de la poesía actual como compensación a una falta o bien de técnica oratoria o bien de poesía (o una mezcla). Sin embargo creo que la incorporación de nuevas disciplinas artísticas en la poesía puede ser muy positivo siempre que se contemple como algo que suma, no algo que compensa. Estoy recordando que en la misma conferencia de la que habla Stalker, Chantal tenía una pantalla detrás que proyectaba imágenes cada cierto tiempo. Creo que el recital se enriqueció gracias a ese añadido.

    Hoy se están haciendo cosas en videoarte y videopoesía muy interesantes. Cosmopoética va a dedicar un apartado importante este año a la difusión del videoarte y habrá artistas muy buenos y recomendables.

    Por cierto, Stalker, que he escrito a los amigos de G27 pero no me han respondido todavía. ¡Espero ver esos vídeos pronto!

    Abrazos

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  33. Julio:

    posiblemente esa heterogeneidad de superficie y esa tensión hacia la unicidad de fondo no sean del todo irreconciliables. Puede entenderse como un doble vector anímico: centrífugo y centrípeto. Esto que cuentas es muy interesante.

    En un momento determinado, te refieres a la conferencia de Chantal como "recital", lo cual me dice que no ando descaminado del todo...

    abrazos!

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  34. JOder... Say y Stalker como os habeís pasado. Gracias a los dos me habeís emocionado.
    Un abrazo de ave zancuda.

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  35. Lola:

    te mereces eso y más,

    abrazos

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  36. Qué preciosas mujeres visten tu columna derecha... no conocía ese retrato de Unica Zürn...

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  37. ¡Muy graciosa anécdota de Lola! Sabrás que forma parte de un chiste que escuché hace muchos años en un circo, un número de payaso en el que dictaba una carta a su amiga Beba y su comparsa que la escribía tenía a su lado un pastel, así que entre la 'coma' y el 'Beba' el pastel se iba desapareciendo. Muy lindo lo que dice acerca del español, porque quizás cuando se es hispanohablante no sabemos decir qué es lo que amamos en nuestra lengua. Yo vivo en Francia hace 26 años, pero aunque hablo bien este idioma, sólo escribo en español, me siento incapaz de expresar algo en francés. Incluso prefiero leer la poesía extranjera en español que en francés. Y como mi vida diaria es en francés, el español escrito se ha convertido en algo esencial pues sólo allí vivo dentro de mi propia lengua, sólo allí soy lo que soy, me unifico (de ahí mi descubrimiento encantado de los blogs). Seguro es una incapacidad, una impotencia, pero es así. El castellano es mi universo, el que contiene las palabras de mi infancia y de su mundo, el que compendia mi país perdido, mis padres muertos, mis amigos lejanos, el que me permite decir el dolor y la distancia, con el que puedo compulsar el mundo. Perderlo sería perderme. Eso no significa que el francés no me aporte muchísimo, es más, enriquece muchas veces al castellano pues cuando busco palabras, por lo general, paso ahora por los dos idiomas (indicio de que sí ha habido pérdida del castellano). Esto de la lengua es una aventura íntima siempre, singular, cada quien tiene su propia experiencia y siempre será diferente de las otras.
    Con lo de Chantal, sí, de acuerdo contigo, sólo modificaría la palabra dramatización por dramaturgia, la dramática de la poesía. Y claro, desde los intersticios, desde abajo.
    He visitado la página de Julio y he visto que está muy en todo esto de la vídeopoesía y me parece interesantísimo, como experiencia, como apertura, aunque todavía no haya visto cosas que me trasciendan en todo lo que he visto de vídeoarte. Creo que se están pintando las altamiras de artes nuevos, y sin duda, es algo en lo que se debe participar. En tu entrada anterior se hablaba de la poesía en el cine, la cosa está ahí, cómo hacer algo diferente de ello, cómo los dos lenguajes deben conversar, danzar, de manera natural; quizás terminen haciendo el amor y dando a luz a algo nuevo, que, a mi modo de ver (muy ignorante, por lo demás), todavía espera nuevos soportes tecnológicos que están por venir. Cómo pasar de la 'performance' o del 'happening' (totalmente válidos) a lo duradero. Hay realmente todo un universo de creación por delante, pues todavía estamos a medias aguas entre una civilización de lo escrito y la de la imagen. Pero seguiré esto de Videopoética (Stalker sabe que a pesar de lo vejete y conservador me aplico).
    Amistades y abrazos

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  38. Esther:

    ¿verdad que sí? Lo cierto es que me hace muy feliz su presencia y me detengo en las fotos de vez en cuando. Ellas son mi horizonte.

    abrazos

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  39. Leonardo que bueno. Que bueno lo del payaso.
    Y lo que dices del idioma que bonito. Precioso. Como las palabras nos acercan a los recuerdos, a los padres que ya no viven, y sobre todo a las personas.
    Me gusta lo que dices : "El castellano es mi universo, el que contiene las palabras de mi infancia y de su mundo, el que compendia mi país perdido, mis padres muertos, mis amigos lejanos, el que me permite decir el dolor y la distancia, con el que puedo compulsar el mundo."

    En cuanto a los blogs, yo suelo visitar muy pocos, pero algunos me encuentro como en casa. Tan lejos estaís y tan cerca.


    Un abrazo de ave zancuda.

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  40. Leonardo:

    conmovedor relato del exilio en otra lengua y otro país. Y añoranza de una lengua y una sonoridad...

    Estoy contigo en la intuición de que aún están por surgir nuevas formas de expresión que combinarán sinergias de artes diversos y formarán cosas del todo insospechadas. Sigue y seguirá habiendo estremecimientos, y no están ni estarán donde se los presupone. Hablas del cine de poesía, y ahí queda mucho por hacer y por reivindicar. Y no es Clint Eastwood quien está haciendo avanzar ese arte, por mucho que Cahiers insista en ello...

    gracias por tu presencia lúcida y combativa.

    abrazos

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  41. Lola:

    tan lejos y tan cerca, ésa es la gracia...

    besos

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  42. A esos que dicen que la poesía de Chantal Maillard es una poesía pedante, una tomadura de pelo o meros juegos malabares, yo le diría que escucharan a Chantal leer, entonces oirían que lo que ella escribe lo escribe porque lo tiene dentro, la habita.

    Ojalá la Universidad de Granada hubiera traído a Maillard al Festival de Poesía, pero claro, viniendo Fran Perea y el Duque, para qué queremos que venga Chantal u Olvido García Valdés o Euardo Milán, no son más que poetas.

    Un abrazo

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  43. Yo estuve en Pròleg ese día. Me fusilaron y luego volví andando a casa. Paradojas de la vida.
    La herida llego hasta mi asiento en la última fila. Imparable metástasis. Si eso era pedante o una impostura… me cago en la puta de Cristo rey.

    No sé nada de poesía, pero ahí había personas, palabras y escuchas. Y algún que otro amigo con alma de perro. Y eso es más que suficiente.

    Podría decir más, pero no hace falta.Salud!

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  44. Ana:

    "A esos que dicen que la poesía de Chantal Maillard es una poesía pedante, una tomadura de pelo o meros juegos malabares"... ,
    Tienes razón hay que oírla a Chantal Maillard para reconocer ese hueco que deja la palabra.
    Pero para leerla y escucharla hay que estar preparado. No en el sentido de conocimiento, sino de sentir la poesía. Claro dicen que para gustos colores, pero en este caso no se trata de gustos. A estas alturas cuando uno lee a Maillard no es cuestión de gustos, sino de algo más. No es que yo desprecie los que opinan los demás sobre esta voz poética en concreto.
    Pero llamar "pedante, tomadura de pelo o juegos malabares" a una voz tan profunda y depurada. Es dar a entender más bien el desconocimiento, yo diría que es una ridiculez.

    En este caso lo que recomendaría a estas personas es profundizar en la lectura y dar una crítica más constructiva (aunque esto sea un lugar común).
    No sé alquien puedo decir que una poética determinada no llega pero no puede despreciar sin más calificando despectivamente cualquier texto, autor, o escritura. Eso en todo caso me demuestra el poco valor de esas críticas.

    Un abrazo

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  45. Si quereís escuchar a Chantal Maillard en la web de victor. es una entrevista de Quique Falcó y también hay entrevistas a nuestra querida Laura Giordani y otra de Arturo y otra de Mendez Rubio.

    http://viktorgomez.net/archivos-sonoros

    están interesantes.

    Un abrazo.

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  46. Como Raúl, aún no he tenido la suerte de ver y escuchar a Maillard en vivo. Los tirones de este viejo portátil quiebran el ritmo de los vídeos, pero me permiten hacerme una idea de la frágil tensión que genera y de su autenticidad. Hay un habitar, es cierto, ese universo de husos e hilos y el dolor que los tensa en el pensamiento.

    un abrazo

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  47. Ana:

    es verdad, no son más que poetas, y en la sociedad del espectáculo, con actores de teleseries figurando en lecturas poéticas, los escritores sobran. Imagino que tampoco pasa nada: forma parte de la consabida estrategia embrutecedora. Ni siquiera analgésica: anestesiante...

    abrazos

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  48. Bashevis:

    entre líneas te leo. Como cachorros suavemente acariciados, mamamos aquello como leche tibia, caímos en el regazo...

    Después de la lectura quise hacer una burda metáfora: nos habían hecho la autopsia, pero desde una voz que ausculta en los pliegues más recónditos, y exhuma el llanto, y lo cuida. Desde una periferia invencible. Desde esa extraña ternura.

    Pero tú lo defines mejor: imparable metástasis. También hablaste de que te dieron varias estocadas que te mueven, te re-mueven. Y sin querer andas torcido toda la vida, con el eje quebrado. Del eje hablaste, y del vértigo.

    Gracias por compartir y por tu saludable vehemencia,

    salud

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  49. Lola:

    entiendo y comparto tu postura. Chantal Maillard tiene muchos detractores, algunos muy feroces y especialmente activos. Por la red hay ejemplos de gente que se burla de ella y hace mofa hasta de cuestiones personales muy dolorosas y que no voy a mencionar.

    No pasa nada. Por un lado, no tenemos que olvidar el país en el que vivimos. Un lugar terriblemente provinciano donde siempre se censurará a quien tiene algo diferente que decir. Y donde especialmente molesta quien tiene discurso propio, mucho más si es mujer y procede de un ámbito difícilmente etiquetable (¿poesía? ¿filosofía? ¿pensamiento?). A este respecto, Julio Espinosa Guerra, a quien tú y yo tenemos en tanta estima, dijo en una entrevista:

    "Otros son los que tienen copado el discurso institucional. Relativo a lo mismo, aun hoy me pregunto por qué nadie se acuerda, a nivel institucional, del Premio Nacional de Poesía que ganó Chantal Maillard con Matar a Platón: será que es mujer, que no forma parte del discurso institucionalizado y que tiene una poética más interesante, rompedora, que todos ellos juntos".

    Respecto a la crítica y al sentido crítico, aquí copio y pego una reseña a "Hilos" publicada en "El Cultural" de "El mundo" y firmada por Ainhoa S. de Zaitegui:

    "En la fajita roja que abraza Hilos de Chantal Maillard se lee: “Chantal Maillard. El nuevo libro de la autora de Matar a Platón (Premio Nacional de Poesía 2004)”. Al parecer, Tusquets considera que: a) el nombre de la autora vende libros; b) Matar a Platón vende libros; c) el Premio Nacional de Poesía vende libros. Lo cual obliga a contemplar el panorama poético español desde -citando a Almudena Guzmán- una perspectiva de furias.

    Maillard constituye un fenómeno paranormal. Popular entre el público, respetada por la crítica, premiada por las instituciones. Y amanerada: “¿Corté el hilo / o simplemente lo solté? / ¡Se sueltan tantas cosas! / Y ¡hace tanto tiempo! El aire / se entumeció. ¿O fue la mano?” (p. 77). Y simple, de simpleza: “Cual asomado a otro. / Articulado. / Extrañado. / Extrañado. / Extrañado. / Extrañado. / Hastiado” (p. 153). Y vacua: “Trazar un cero en la nada. / Indefinidamente. / Trazar la nada en un círculo. / Apresada en el círculo trazando / nada. Ocuparse en el / círculo. Ocuparse. / En nada. En la nada /-¿la nada?- una oquedad...” (“El círculo”). Y, cuando asoma una tímida originalidad en ese “Cual” que da título a la segunda parte de Hilos, la autora lo explota inmisericordemente, hasta el agotamiento del recurso, hasta la exasperación del lector. Esto -y no el latín- es lengua muerta.

    Puesto que su nombre, su obra y su medallero venden libros, concedamos que Maillard escribe poesía. Pero permítasenos, al menos, calificarla de poesía frívola. Porque no hay peor superficialidad que la profundidad fingida.
    A. SÁENZ DE ZAITEGUI"

    Ante cosas así no vale la pena hablar de la observación de los procesos mentales, del ataque frontal y el desmontaje de los conceptos heredados que nos impiden acceder a lo infinito inmediato, de la compasión como vuelco en los otros y de la defensa y la revindicación de la inocencia del animal. No vale la pena porque quien así critica no sólo no se ha tomado el tiempo ni la molestia de comprender antes de juzgar, sino que incluso cita los versos con errores mayúsculos (no es "Extrañado/Extrañado/Extrañado/Extrañado" sino "Entrañado/Extrañado/Entrañado/Extrañado"). Quien se atrinchera en esa blindada desconfianza apriori, no se acerca. Se defiende. Porque hay cosas, imagino, que prefiere no ver.

    De todos modos, y como dijo Quimera en una ocasión, "Quien gusta a todos no inspira a nadie". Ni siquiera aquí, en la cueva de topos, hay acuerdo a este respecto. Algunos no gustan de esta poesía y no participarían nunca en una entrada de este tipo. Y es un regalo y una inmensa suerte que sea así. No hay paradoja en ello.

    abrazos

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  50. Lola:

    gracias por las entrevistas, las había escuchado todas y están muy bien.

    abrazos

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  51. Rubén:

    el día en que tu conexión te permita ver los vídeos de Youtube será motivo de fiesta...

    ¿El de Pelechian también lo viste a saltos?

    salud

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  52. Lola:

    correspondiendo a tus regalitos, más entrevistas:

    http://www.megaupload.com/?d=4XFSNCFC

    http://www.conoceralautor.com/entrevistas/index/NzE=

    abrazos

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  53. Jajaja...

    Espero que la fiesta sea pronto. El de Pelechian me lo grabé en cd para verlo en el reproductor en pantalla de tele; sé que Chantal no se merece menos, pero el director armenio me ha empujado co violencia inverosímil, habrá que admitir.

    un abrazo

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  54. Bueno Stalker yo también comprendo que no a todo el mundo pueda llegar una poética y otra, pero creo que detrás de lo que uno escribe siempre hay un ser humano que se merece el mayor de los respetos. Sea cuál sea su planteamiento, igual que pienso que en la vida todos, exactamente todos, sin limítes se merecen cierto respeto. Y por lo tanto reinvindico el respeto por esta gran poeta que tenemos entre nosotros.

    Gracias por la entrevista, la miraré.

    Un abrazo para Chantal Maillard y un agradecimiento por su poesía.

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  55. Stalker,

    es dolorosa la reseña a "Hilos" publicada en "El Cultural" de "El mundo" y firmada por Ainhoa S. de Zaitegui que has copiado. Es tan despreciativa y prepotente que se mezcla la tristeza, la rabia y la impotencia dentro al ver como estos seres tan engreídos campan a sus anchas haciendo todo el daño que pueden. Incomprensiblemente también está toda esa gente que se burla y hace mofa de hechos muy dolorosos para ella.

    "...Y, no obstante...¿Què defiendes?, pregunto al agresor, pues el agresor se siente igualmente agredido, afianza su territorio tratando de arrasar el ajeno.(...)El buscador de paraísos siempre teme perder el que cree haber encontrado, tan endeble es. Se siente agredido por quien no los busca." Chantal Maillard

    Sí, esos que buscan sus paraísos. Esos paraísos consistentes en acumular de forma avariciosa felicidad,dinero,poder,reconocimientos, menciones, etc. ¿Sabrán siquiera, habrán sentido alguna vez algo parecido a la compasión. La conciencia compasiva de la que habla Maillard.

    "No hay a quien rogar, pero está el ruego. No hay quién nos acoja, pero hay plegaria, hay súplica, voz dirigida a las tinieblas. Y ansia de ser oído, de ser acogida. Orfandad doliente." Chantal Maillard

    Dices: "Algunos no gustan de esta poesía y no participarían nunca en una entrada de este tipo. Y es un regalo y una inmensa suerte que sea así. No hay paradoja en ello."

    Y yo digo lo mismo.

    Un abrazo

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  56. Qué me va a importar, hombre... Todo lo contrario.


    Bueno, ya que estoy, te confirmo que Husos me gustó mucho, es uno de esos libros abismales a los que se puede volver y es el que más me a gustado de los que he leído de M., aunque me faltan unos cuantos. Luego leí Hilos y... ¡los poemas son fragmentos de usos puestos en verso! ¿Ironía? ¿Libro que no es libro? Quizá. La mayoría de la gente -críticos incluidos, incluso jóvenes y rebeldes, tienen un concepto demasiado estanco de la poesía, ccuando en mi opinión es el "género" más amplio y abarcador.

    No sé si les pasará a los demás, pero cuando empecé a escribir no tenía claro si quería ser filósofo (a lo Nietzsche), poeta o narrador. Es más, no estaba clara la diferencia entre la poesía y la taumaturgia. A Maillard la veo así.

    Por otra parte, como Manuel Vilas dijo en una entrevista en Quimera, creo, de hace unos pocos años, pienso, y no porque lo diga nadie, que los géneros literarios van a desaparecer.

    Sin ánimo de participar, porque no tengo tiempo, pero encantado, te mando un cordial saluti.

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  57. Rubén:

    evidentemente, no te pido que hagas un sacrificio tal con estos vídeos. Pelechian va primero,

    saludos

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  58. Lola:

    siempre estoy de acuerdo contigo. ¿Y cómo no estarlo con un ave zancuda? Estar así, con esa discreción, y dando pasitos breves, es mi aspiración. De pequeño quiero ser como tú.

    abrazos

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  59. Say:

    esa crítica me produjo sensaciones parecidas a ti. Lo cierto es que me dejó aturdido, dolido y vacío. Luego comprendí que la autora de ese texto se defendía de algo. Lo sorprendente es que sus reseñas son siempre homéricas, ditirámbicas, hagiográficas. Nunca escribió una crítica negativa, salvo ésta.

    El rechazo a esta autora también está muy extendido en la academia. Y en especial en los antólogos, que suelen ser académicos. En las antologías (dejando aparte las "de mujeres", donde suele estar porque están todas las poetas del país, aunque hay alguna en la que no), Maillard ostenta un récord difícilmente igualable: no aparece en ninguna. Las razones son fáciles de adivinar.

    No sé a qué libro pertenece la última cita que has puesto. ¿Cuál es?

    Gracias por tus palabras combativas.

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  60. David:

    bienvenido, el caso es que para no tener tiempo, tu participación ha sido larga.

    El trasvase entre "Husos" e "Hilos" afecta a un tercio del segundo libro; los otros dos tercios son material completamente nuevo y por sí sólo bastarían para conformar una obra de sumo interés. Pero en el trasvase ocurren varias cosas: en primer lugar, hay cambios, adaptaciones, nuevas fisuras y grietas que se abren y conforman en la decantación poemática de la prosa. Los cambios son a veces sutiles pero alteran poderosamente el ritmo y el sentido. Aparte de eso, la propia división en unidades rítmicas, el troceado en versos, también cambia la naturaleza del texto: no sólo su forma, también su contenido, porque en poesía la alianza de ambas es indisoluble. La versión en prosa de "Aquí" y su versión en verso son dos obras muy diferentes tanto en su articulación como en el impacto y la resonancia que construyen en el lector. El gesto que urde ambos textos también es distinto. Esto también implica una reflexión sobre el soporte, sobre la infraestructura que vehicula la obra: en el arte contemporáneo importa lo que se dice, pero a veces, por encima de eso, dónde se dice, cómo se trama el discurso y se fragua la visibilidad estructural con que éste se presenta al espectador... de paso se procede a la disolución de los géneros e incluso a la concepción de los libros como unidades autónomas de sentido: a partir de ahora se trata de libros entretejidos, de un único libro metamórfico, encarnado en sucesivos avatares. Todo a partir de una lógica dual: libros que suelen ser dobles por tener dos partes o por desdoblarse en texto superior y subtítulos o texto superior y notas; que sufren trasvases de prosa a verso, libros de "creación" que son la escenificación o praxis de la teoría de los ensayos (por ejemplo, "Matar a Platón" sería el campo de experimentación y aplicación de la teoría de "Filosofía en los días críticos" y "La razón estética").

    Perdona la diatriba y la insufrible pedantería,

    y sé bienvenido otra vez,

    saluti

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  61. Stalker,
    es fácil de adivinar por qué existe ese silencio y ese ninguneo a Chantal Maillard por parte de los "antólogos" y demás ralea que se han apropiado del espacio "cultural" en este pais. Chantal Maillard es una de las personas más lúcidas y críticas, en sus ensayos. Como poeta sabe llegar al núcleo del ser y transmitir lo intransmitible. Tiene talento y fuerza. Algo que escasea en el corrillo de académicos investidos por la mediocridad. Que además sea mujer, la sentencia.

    La última cita pertenece a "Husos. Notas al margen" Ed. Pre-Textos, pag. 82.

    Aquí lo que otros quieren silenciar, lo decimos a voces...

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  62. Grcias. Me siento a gusto aquí.

    Nada de pedantería. Te expresas muy claramente con el lenguaje adecuado para ello. La forma y el fondo, claro.

    Sé que no se corresponden los dos libros exactamente. Lo que me ocurrió a mí es que los leí casi seguidos y que al leer Hilos estaba aún en el estado mental, digamos, de Husos. La apreciación gozosa del trasvase de uno a otro me parece difícil para el lector. Creo que sólo un muy buen lector de Maillard como tú, uno muy atento o comprensivo, puede sentir genuinamente lo que la autora ha hecho y sentido.
    La ironía a la que apuntaba es que Husos, que es un libro que, según creo que comentaste tú en alguna parte, apenas ha sido criticado en los medios, me parece muy superior a Hilos. Sin embargo, Hilos se supone un libro de poesía, sólo porque está en verso.

    En esa disolución de los géneros y de la concepción del libro como todo, hay algo muy interesante y característico de Maillard, y es que es una poeta que escribe en contra de lo profesional o de la literatura como ocupación profesional. Es una poeta muy radical, que realmente quiere "cambiar la vida". Soy consciente de que el arte contemporáneo es expresivo según el lugar en el que aparezca. Ahora bien, yo siento un rechazo visceral hacia ese tipo de coacción, y es paradójico, porque en cierto modo yo mismo la he puesto en práctica. Además, la mayor parte de lo poco que he visto de ese arte contemporáneo me parece estúpido, el kitsch de la "creación" artística, que no es (la creación artística) tan creación como no se cansan muchos poetas, escritores y artistas de todo tipo de repetir, sino iluminación o revelación y, encima, está completamente institucionalizado, algo que ya no puedo tomarme en serio.

    Bueno, ya no sé muy bien por dónde iba.

    En fin, que eres un lector extraordinario. Y me pregunto si a esas poetas maduras tan preciosas que tienes ahí puestas las lees tan bien.

    Misterios.

    Por mi parte, me confieso "fan" de las mujeres maduras. Si la mujer manda, la mujer madura ya es la diosa en su estado superior. Lo más serio.

    Salud

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  63. Tal vez la palabra de CM, su obra sea demasiado poderosa como para que sea aceptada tal como es.
    Y la mezquindad humana es una de las armas que mejor se suelen utilizar.
    Esas reseñas que has puesto del cultural son nefastas (a mi también me duelen y siento impotencia y no sé que decir), pero no están allí por casualidad ni porque a la Ainoa esa se le hallan cruzado los cables de la envida o vete tú a saber.

    De todas formas sabeís una cosa, a CM no se la puede callar porque ya tiene un sitio y un hueco que ella a sembrado con su palabra, con el poder de la herida que deja en sus lecturas y en su obra.

    Abrazos.

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  64. Pues, que si alguna vez lo precisa, doña Chantal se pase por estas páginas y verá qué tremendo lector tiene en nuestro Stalker y los defensores que ha ido trayendo.
    Yo entiendo que la poesía de Maillard no sea fácil (incluso para gente que lea poesía) y que sea atacada (a ese nivel, digo, y no en lo personal o de manera tan estúpida como lo que has citado) porque ella cuestiona a la poesía o, en todo caso, a cierta poesía y lo hace desde la filosofía tanto como desde la poesía. No es una obra fácil y los postulados sobre los que reposa necesitan reflexión y un espíritu abierto (David habla de su radicalismo, importante). Además su escritura es terriblemente diferente de otras figuras de proa de la poesía, incluso de los poetas 'antistablishment' y que, como ella, tardan en ser reconocidos.
    Pero, bueno, sólo quería agradecer el curso gratis al que asisto sobre Chantal Maillard.
    Abrazo

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  65. Say:

    no puedo estar más de acuerdo contigo.

    "Que además sea mujer, la sentencia".

    En las antologías de poesía suele haber una ley escrita que se refiere a la cuota de mujeres. La antologías canónicas la respetan escrupulosamente y es una lista breve, con seis o siete nombres, donde no entra nadie más. Por eso poetas tan interesantes como Concha García sólo aparecen de vez en cuando; Maillard, nunca. Es un hecho asombroso pero contrastado.

    En el campo de los premios institucionales la cosa es aún peor. Cada quince o veinte años toca un "Cervantes mujer". Se aproxima ese evento, y la posible candidata, Ana María Matute, no lo recibirá por su obra, sino, triste y previsiblemente, porque "ya le va tocando a una mujer" (de ser por la calidad de su obra habría debido recibirlo hace tiempo). En todos los premios literarios importantes sin excepción, a ambas orillas del Atlántico, los hombres se llevan el galardón abrumadoramente. Por cada quince hombres, una mujer; en los premios generosos, una mujer por cada diez hombres.

    Mejor lo dejo aquí porque acaba uno enfadándose bastante. Se han refinado las "jergas de la igualdad" y ahora todo es más políticamente correcto, pero en cuestión de sexos no hemos avanzado nada. Todo es un poco más hipócrita, simplemente.

    abrazos

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  66. David:

    hoy en Babelia Antonio Martínez Sarrión dice algo que me ha hecho pensar: "Los poetas no aspiramos a tener muchos lectores, sino los mejores". Cierta poesía reclama un lector exigente. Es así con Paul Celan, con Jorie Graham, con tantos otros. Un lector que se implique y se demore, que se haga lento y esté decidido a ponerse contra el paredón de los propios miedos. Sólo así los discuros herméticos parecerán cristalinos y todo fluirá desde el tuétano, sin contención...

    Me interesa mucho lo que cuentas sobre el "kitsch" de la creación artística. Tengo un racimo, no de ideas, sino de impresiones confusas al respecto, y es un tema sobre el que vale la pena reflexionar. Precisamente la propia Maillard lo aborda en "Contra el arte y otras imposturas": el kitsch como estrategia de mercado, como herramienta que descontextualiza las obras y las re-contextualiza incesantemente, y en ese trasvase el producto es degradado, para mantener la insatisfacción del consumidor (quien degusta arte es, también, y más ferozmente acaso, consumidor, y a su modo él mismo, también, objeto-mercancía). El kitsch como una de las principales armas de servidumbre, uniformización y aniquilación del Imperio. Ésa y otras sendas sigue uno de los capítulos de ese libro.

    Las poetas maduras del lateral son, en efecto, maravillosas. Fíjate que no todas son tan maduras: Anne Sexton, Marlen Haushoffer y Edith Södergran apenas tenían veinte años en esas fotos. Otras, como Danielle Collobert o Pizarnik, tampoco aparecen muy mayores (algo imposible dada su temprana muerte). La propia Emily Dickinson, pese a la seriedad con que aparece en esa fotografía, no tendría en ese momento más de 25 años (y posiblemente muchos menos)... Barbara tenía ahí treinta o treinta y un años...

    "Por mi parte, me confieso "fan" de las mujeres maduras. Si la mujer manda, la mujer madura ya es la diosa en su estado superior. Lo más serio".

    Cómo me gusta leer estas cosas. No sé si la mujer manda, pero en terrenos artísticos siempre me han golpeado de manera especial. Aunque me gustan tantos hombres como mujeres escritores, músicos, etc, ellas siempre palpan esa fibra delgada, tocan ese hueco y llaman al hambre por su nombre... Ignoro las razones, o si las hay, pero es así.

    Va un fuerte abrazo

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  67. Lola:

    tienes razón. Cuando un autor tiene sus lectores, no necesita más. La crítica y la academia es prescindible. He traído esa crítica tan sólo como ejemplo del movimiento de resistencia que esta poética en concreto encuentra en mucha gente. Alguien que pasara por esta página podría pensar que estamos ante una voz unánimemente reconocida, pero eso dista mucho de ser así.

    Lo mejor es leer y dejar que nos invada el sabor del cieno y de los bosques del Norte. Y no claudicar.

    Abrazos!

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  68. Leonardo:

    asistes gratis a un curso sobre esta poética, pero... ¡tú mismo eres uno de los profesores! Aprendo mucho en cada una de tus intervenciones y, como me ocurre con la participación de Arturo Borra, me ayudáis a concentrar mi habitual dispersión. Es como si vuestra voz ecualizara la mía, la sosegara en una invitación al aquietamiento. Con compañeros como vosotros uno siempre va seguro, estáis ahí para que uno no tropiece, y en particular cuando uno tropieza. Se levanta uno del barro apoyándose en vuestras palabras...

    Por abundar un tanto en lo obvio, en España hay un problema muy grave en el juicio crítico y en la recepción lectora. Y es que no se comprende bien la hibridación de géneros, el cruce de géneros o incluso su posible disolución. Algo tan elemental y que tan bien ha cultivado la lengua francesa: ¿dónde acaba el pensamiento y empieaza la poesía en H. Michaux, en Jabès, en F. Ponge, en Deleuze, Derrida, Blanchot, Jean-Luc Nancy? ¿Cómo definimos una obra tan incorsetable como la de Hélène Cisoux? De este lado de los Pirineos, el poeta ha de ser inmediatamente reconocido como tal, ha de escribir poesía como debe ser; el ensayista y el narrador también deben ser fácilmente identificables y consumibles. Éste me parece un problema endémico de nuestras letras, crítica y academia. El conservadurismo extremo es otro, pero eso nos llevaría por otros derroteros.

    "Además su escritura es terriblemente diferente de otras figuras de proa de la poesía, incluso de los poetas 'antistablishment'"

    Los poetas anti-stablishment se organizan en grupos en virtud de una pulsión identitaria o la defensa de un territorio común. El de ella es otro camino, solitario, irrenunciable.

    Te agradezco mucho tus palabras y tu vigilancia contante,

    abrazos

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  69. Habitando lo intangible.
    Recepción, de un silencio,la voz. Recogimiento, en el silencio, en la palabra.
    No hay calificación. No hay nombramiento.
    Recepción, recogimiento. Observar sin ojos.
    Quedarse "ahí".
    (Más allá del ninguneo al que menta Say, aquí las cosas, a gritos, en silencio; mismo proceso.)

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  70. Portinari:

    dices desde lo bajito y te oigo alto y claro. "Ahí" está todo, también en tu forma vibrante de expresión.

    abrazos

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  71. Reconozco en Maillard el compromiso del poeta como, no solo maquina de versos, sino tambien como valiosa reproductora/auto-chaman de su propio testimonio poetico, y ese compromiso es, al menos para mi, de gran importancia.

    Un saludo.

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  72. Enrique:

    reproductora/auto-chamán de su propio discurso poético. No se me habría ocurrido expresarlo con esa concisión y contundencia,

    saludos!

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  73. Soy egoísta, Stalker. Llego tarde y mastico entusiasmada el tremendo regalo de los que me precedieron. Los clarividentes topos, la tiernísima ave zancuda. Hago trampa. Corro con ventaja.

    Estoy infiltrada por Husos. Chantal M. colocó delicadamente la jeringa y mis venas no ofrecieron resistencia.

    ¿Sabés? Siento que solo se puede escribir, o derrarmarse, de esa forma inaudita cuando uno siente que lo ha perdido todo. No importa cuál sea la experiencia extrema que te calcina los huesos y hace que muerdas la almohada como una bestia herida. Importa esa convicción de que, habiéndolo perdido todo, no hay nada que perder.

    Si ya no hay nada que perder, se goza de la bendita impunidad de desnudarse ante quien sea, sin que ninguna censura o sanción te importe. No es el dolor lo que te "vuelve" así. Ya eras así pero el dolor afiló ese rasgo a tal punto que no hay dogma, convención o principio establecido que te detenga. Es posible que ni siquiera los percibas, que a tu vista se hayan esfumado.

    Habiendo estado-ahí, tu determinación posterior es inconmovible. Es como la persistencia infatigable de Mouchette en su suicidio. Lo intentará todas las veces que sea necesario, hasta conseguirlo. Para mí, es como si Chantal M. estuviera desnuda y perseverara en su "programa", que es, paradójicamente, la destrucción total de los programas existentes.

    En ese estadio el cuerpo salta, se arroja, se mezcla, se confunde con todo lo que lo rodea. Chantal M. bien podría acunar en vivo a una fiera en extinción con un poema, pintarse la cara como si fuera una máscara tribal, proyectar imágenes abstractas a sus espaldas, leer detrás de una cortina, cambiarse la ropa mientras lee, quitarse los zapatos y romperlos ... lo que sea. Apropiarse de todo y seguir, no obstante, desnuda, brillando como un disco solar.

    Como si después de perderlo todo, ser impune y perseverar en tu programa de "desprogramación", todos los materiales te fueran ofrecidos para modelarlos y nombrar tu "yo" (mínimo) declinándolo bajo la forma, reinventada, de esos materiales.

    Pero todo eso no sería nada sin la necesidad imperiosa de que te escuchen y sin comunión con quien está ahí para escucharte.

    Para entrar en esa comunión hay que suprimir el deseo. Solo deshaciéndote del deseo (que es el canon, la portada, la crítica favorable, el premio, el pez que se le tira a la foca para que haga su patética gracia en el acuario-cárcel) podés entrelazarte con el otro.

    Las palabras que hacen ruido están cargadas de deseo. Las palabras de Chantal M. están limpias de hambre y por eso te atraviesan como un mantra. O una plegaria.

    Escupo sobre los que impiden su visibilidad y reducen su órbita a predicar entre los conversos. Sé que la flecha alcanzó el objetivo con la conversión de un único semejante, pero quisiera que fueran más, muchos más.

    Un abrazo agradecido a todos.

    P.S.: Con Stalker, todo el año es Navidad.

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  74. Jo. Pàjaro de China que bueno que estas aqui.

    Debes de tener razón en todo. Tal vez la experiencia extrema del dolor puede llevar a escribir tan profundo. Ojála no fuera el dolor, ojála fuera solo un simulacro.

    Un abrazo muy grande.

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  75. Querida Mariel:

    tu mensaje es el regalo de Navidad y todas las fiestas posibles.

    Me parece de una belleza cegadora, deslumbrante, lo que dices y cómo lo dices. Me acerco a tus palabras como un cachorro a un cuenco de leche, y lamo a sorbos cortos. Tus palabras no segregan discurso en mí, sólo esos lametazos de cachorro. Gracias por ponerle tanta clarividencia, tanto afecto y tanta entraña a todo,

    abrazos

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  76. Lola:

    sí que es bueno que el pájaro de china se pase por aquí. Un regalo increíble.

    Y tú también eres un ave.

    Sueño con que algún día escribáis a dúo un tratado de ornitología...

    abrazos

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  77. hno eres incrible debate tan elevado me abruma no lo he escuchado entero pero lo hare hni aqui estoy sigo y permanezco abrazos adolfo

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  78. Adolfo:

    ya se te echaba de menos. Tómate el tiempo que quieras y deja por aquí, si gustas, tus impresiones...

    y muchos abrazos para ti

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  79. Esencial aporte, alado, del Pájaro de China: la supresión del deseo, la palabra limpia de hambre, la que es capaz de penetrar en el otro, de encontrarlo, la capaz de empatía, que busca pero no nos busca, sólo nos encuentra.
    Que a esto se llegue a través del dolor, como lo apunta Lola, dice mucho sobre la humanidad que somos.
    abrazos.

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  80. Leonardo:

    el aporte del Pájaro-Mariel es, como siempre, único, sensacional.

    Gracias a ti, una vez más, por haber participado en tantas ocasiones, por acompañar este tránsito y detenerte en eso que nos pasa, palpando las fisuras y bajando al matiz,

    abrazos

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  81. Por cierto, Leonardo, espero que pudieras ver los vídeos, finalmente...

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  82. Queridos amigos:
    Aunque admiro y adoro a Pájaro de China, no me queda más remedio que disentir. Todo es deseo. Si no deseáramos, no estaríamos aquí, comentando. Si no deseáramos acceder al otro, cómo podríamos hacerlo (aunque, eso ¿alguien lo ha conseguido?, pero está bien cuidar esa ilusión). Si no tuviéramos hambre, estaríamos muertos. Deseamos, deseamos constantemente y por eso vivimos, hasta deseamos tal vez el no deseo, la palabra última, aquella que, como decía Lispector, "también es tan primera que ya se confunde con la parte intangible de lo real".
    Abrazos.

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  83. ¿Quién dijo que el dolor significa perder el deseo? La pérdida del deseo significa sólo haber muerto. Hace falta deseo para hablar, para leer, para escribir, para cualquier movimiento. Yo sí creo que a veces el dolor puede llevarnos a lugares donde no habríamos llegado. Donde hay dolor hay un suelo sagrado, dijo Wilde. Y Pater:Who never ate his bread in sorrow/ Who never spent the midnight hours/ Weeping and waiting for the morrow/ He knows you not, ye Heavenly Powers

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  84. Recomenzar:

    puedes volver cuando quieras, esta es tu casa,

    saludos

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  85. Querida Bel:

    yo no siento disonancia entre lo que dices y las palabras del pájaro de China (un regalo profundo, bellísimo y único, para el que sólo tengo agradecimiento, y en el que se interna en el "meollo" del asunto). Siento que habláis desde posturas que pueden armonizarse sin problemas. Habría que ver qué entendemos por deseo en cada caso... Por mi parte, no veo imposible desprenderse del deseo como apego a ciertas cosas y seguir viviendo en el deseo en otro nivel. No otra cosa es lo que preconiza en budismo, por ejemplo: te liberas del mal del mundo, del deseo o apego, pero aún así sigues respirando, atento a las pulsiones del cuerpo y los sentidos, satisfaciéndolas. El pensador budista no vería contradicción en ello.

    abrazos

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  86. Isabel:

    como le dije a Bel, depende de dónde nos situemos y cómo definamos el deseo.

    "La pérdida del deseo significa sólo haber muerto"

    Por eso se acusa, imagino, a las corrientes de pensamiento oriental de inducir una forma de vida vegetal. Muerto el deseo, quedaría una sombra, una huella, algo calcinado y pasivo, sin vida. Ellos no lo ven así: para ellos empezaría ahí la verdadera liberación, y en ella también habría deseo, o apetencias, o volición, o como lo queramos llamar, pero en otro u otros niveles. Habitando los acontecimientos, volcándonos en ellos en plena desnudez: acariciar sin atrapar, sin proyectarnos en ellos.

    Insisto en que no veo mayor contradicción ni problema,

    abrazos

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  87. Hola todos y cada uno de los topos:

    Hablabaís del deseo. ¿Pero es posible que el dolor anule el deseo? Yo creo que si. QUe posiblemente hayan umbrales de dolor que puedan anular el deseo de todo. O sea llegar al abismo de la vida.
    Y no hablo de deseo puntual, sino del deseo incluso de la vida. Desear morir de alguna manera para liberarse del dolor.

    Un abrazo.

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  88. Yo entiendo distinto el desapego del que hablan los orientales. En cuanto a ese estado sin deseo, superado el samsara, es más una aspiración que muy pocos alcanzan y que no es duradera o no está garantizada. Para mí, poco tiene que ver con el dolor, sino con un ejercicio casi heroico de alejamiento del mundo, y ellos mismos lo dicen, que no hay garantía de duración, que cualquier contacto desencadena de nuevo ese deseo y etc. Por ejemplo, las luchas de poder han hecho estragos entre las comunidades budistas, es un indicio de que una aspiración no puede confundirse con la realidad.

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  89. Belnu:

    ese estado sin deseo precisamente tiene que ver con el dolor, con el "deseo" (¡el deseo!) de erradicarlo. Se pretende cortar la raíz del sufrimiento eliminando el dolor. Lo relación, por lo tanto, es evidente: la supresión del deseo obedece a la voluntad de eliminar ese dolor. No sólo tiene que ver: es el centro del pensamiento budista originario.

    Respecto a lo que comentas, sigo pensando que son dos planos distintos: uno puede estar iluminado, habitar ese no-soplo y extinción, inmerso en el no apego, y afanarse en disputas políticas. Son dos planos distintos entre los que no hay contradicción. Muchos maestros y exégetas han escrito sobre esto. A veces los occidentales tendemos a fabricar absolutos invencibles y monolíticos y hablar desde ellos: el Deseo quizá sea uno de ellos (como tal vez lo fueron la Belleza, la Verdad, etc). Es una de nuestras supersticiones más arraigadas: creemos que desde conceptos totémicos podemos dar cuenta de la realidad, y quizá las cosas son más complejas de lo que esa presunción inmermorial nos hace suponer. No veo por qué no puede existir un deseo ontológico, metafísico o trascendente, que armonice o entre en contradicción con un deseo inmanente, un deseo biológico, un deseo socialmente construido, etc. (estas categorías no serían tampoco compartimentos estancos, se subsumirían unas en otras).

    El propio libro de Maillard concluye con el goce. Tras el desalojo de toda volición, tras ese vacío fecundo (el vacío es lo más poblado de cosas, lo más epitelial que existe), se llega al goce, pero desde lo quebrado, desde el abajo desnudado hasta el tuétano. Se llega a ese deseo desde la carencia y la renuncia, abolida la superstición del origen y rechazada la inflación conceptual que nos cortocircuita el acceso a lo real, el vuelco en la inmediatez de lo real.

    Así veo al menos las cosas. Admito que tampoco tengo mucha idea del asunto,

    abrazos

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  90. Lola:

    sin duda eso ocurre en varios niveles. Sin ir más lejos, el dolor físico o emocional inhibe el deseo sexual, el deseo de alimentarse, etc. También puede aniquilar el deseo de persistir. Querer extinguirnos cuando todo se hace insoportable, o el dolor no cabe en el pozo de un cuerpo atormentado, me parece un proceso en gran medida biológico (también social, mental; en el hombre ya no hay nada que sea sólo biológico).

    El deseo es un tema muy complejo y con muchas aristas. Conforme más hablamos del tema, menos claro lo tengo.

    abrazos

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  91. Exactamente, Stalker, por todo lo que cuentas, precisamente, tenía que disentir del sentido totémico que a partir del comentario de nuestro querido pájaro se le estaba dando al significante "deseo", atribuyéndole un significado unívoco y tendencioso, más sinónimo de lo que para mí significa la expresión: "pretensión de medrar". El deseo nada o muy poco tiene que ver con ello.
    O sea, completamente de acuerdo.

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  92. Llevada por el fervor de la entusiasmante discusión, se me ha olvidado dejarte un gran abrazo.

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  93. cuanto más paseo por tu blog, más excepcional me parece.
    los puentes que tiendes. gracias por eso.
    un abrazo

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  94. Gracias, Laia. Paséate por esos puentes a tu antojo, haz una fogata, duerme al raso... Y sé bienvenida una vez más,

    abrazos

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  95. Queridas Belnu, Bel M., me temo que Stalker se ha explicado mejor que yo. Y Leonardo, cuando habló de la capacidad de empatizar y de lo que dice del estado de las cosas el hecho de que tantas veces la vía de acceso a esa capacidad sea la experiencia del dolor.

    También Lola, cuando expresa que ojalá no fuera el dolor lo que te punza sino un simulacro ni hubiera una eventual renuncia y caída como efecto letal de ese dolor.

    Al leer a Chantal M. sí siento que hay un núcleo ardiente vinculado, por paradójico que parezca, a la supresión del deseo. Del deseo entendido como la mano del cazador, del recolector, del aspirante, del candidato, del competidor, del fabricante que intenta colocar el producto.

    De todo deseo, en realidad. Siento que lo único palpable (densa y diáfanamente palpable, aunque nuevamente pueda resultar contradictorio) es la armonía absoluta con el entorno, es la disolución del "yo" y su diseminación (Bash habló de "metástasis") en todo lo que lo circunda.

    Como si el "yo" muralla/fortaleza/panóptico se derramara en el mundo, entrelazándose hasta confundirse con el paisaje de criaturas y objetos sin delimitación posible. oscar siente que chantal no lee ni escribe, "por eso".

    ¿Qué es lo que hace, entonces? "Habita lo intangible", dice Portinari, "observa sin ojos". "Recoge, recibe".

    Recuerdo que cuando llegué a Marienbad, le pregunté a Stalker si podía "enlazar" Marienbad al Pájaro de China. Y Stalker me respondió "podés hacer lo que quieras ... pero yo no enlazo a nadie". Ese es el movimiento.

    Venimos sin que nos llamen. Venimos porque Stalker vibra y se deshace en cada texto o cada imagen que cuelga en un espacio. Es como si viniéramos a rodar sobre un lienzo, para tomar su temperatura y su color.

    (sigo)

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  96. Identifico el deseo con el afán de poseer (aun en su acepción física, los amantes que penetran un cuerpo y las lenguas que buscan una boca) y también de seducir ("deseo convencerte de lo que digo" - sí, "las palabras y las cosas" foucaultianas, toda la escuela filosófica francesa con sus deconstrucciones y rizomas).

    El "estar-ahí" que no nombra, ese "estar-ahí" que rescata Portinari (evidentemente Portinari es mi Oscar Wilde privado ...) sería ... una voluntad. Una perseverancia vinculada a la acción, a un programa. La voluntad de persistir en una vibración de ¿búfalo? que hace que caigan las máscaras, los ornamentos, los prólogos, los premios, las imposturas y todo lo que impida la visibilidad de lo inaprehensible para que, al menos, podamos rozarlo o intuirlo como un relámpago.

    No es una voluntad de poder. Es una voluntad de permanencia que se intensifica quebrando todas las fórmulas concebidas. Como la voluntad de vivir. En ese estadio que ojalá no nos resultara tan lejano ni siquiera nuestro propio cuerpo debería importarnos, nuestro "cuerpo físico" (¿será por eso que hay tan pocos donantes de órganos?). Es un tema delicadísimo, pero la gente pretende llevar su cuerpo a cuestas aun después de muerta, cuando ni siquiera va a poder lavarse los dientes ...

    No existe una fórmula, sospecho, para consumar esa voluntad de permanecer en comunión con el mundo. Para mí tiende a manifestarse hacia adentro y hacia abajo, pero también en forma de apertura del plexo solar e irradiación en todas direcciones, como un circuito de retroalimentacion. Es como aprender a respirar de nuevo. Porque respiramos mal.

    Sé que hay mucha folletería barata sobre el tema ("desea, desea, visualízalo y lo tendrás" estilo best-seller "El Secreto", primo defecado del "yes, we can!" obamanesco). Yo quisiera decir: no, no deseo nada, gracias, y creo que no puedo en absoluto (no, como Bartleby, preferiría no hacerlo).

    (sigo, perdón)

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  97. Decir: mi voluntad es escribir por puro placer (ese "goce" del que habla Chantal al cerrar Husos, un goce que identifico con el entusiasmo). La escritura tiene que salir de la tripa porque si no sale me muero, es una necesidad vital impostergable ... eso es, de algún modo, el poema Escribir.

    Si fuéramos con menos equipaje, más ligeros, siendo esponjas y regaderas en lugar de imanes, quizá tuviéramos una auténtica plataforma de acción política.

    Ese despojamiento-de-sí de mártires y revolucionarios, de guerrilleros en la selva, de generaciones tan compenetradas con lo que veían con el corazón (otra vez, "observar sin ojos"), fue para mí el origen de la acción que los condujo hasta a ofrendar su vida con una sonrisa en la cara. Cuestión de voluntad. La frágil y adolescente Vicky Walsh, hija de Rodolfo Walsh, le gritó desde una terraza a las fuerzas paramilitares que la rodeaban: "ustedes no me matan, yo decido morir" (y fue ella la que se pegó el balazo). Ahí no hay deseo, hay voluntad. La voluntad del combatiente que lleva la pastilla de cianuro en el bolsillo, para autosuministrársela si es necesario.

    Hay otra escritura que me atraviesa por la potencia de su voluntad y es la de Laura Giordani. La poesía de Laura tiene la voluntad de vendar, de curar, de cauterizar. Son textos de emergencia donde la enfermera no se ha almidonado el delantal, el instrumentista no se ha lustrado los zapatos y el cirujano se mancha las manos. De vísceras, de sangre. Para sanar.

    La noción de "deseo" abre una conversación maravillosa. Fuimos educados y entrenados en el oficio de ser "máquinas deseantes" orientadas a la captura, la retención y la acumulación salvaje. No nos enseñaron a soltar. Abolir el deseo implica erradicar la ansiedad de la posesión en continuado (garantizada por las factorías que reproducen modelos reciclados o lanzan nuevos modelos, prótesis y cantos de sirenas).

    Para mí Chantal M. ejecuta el movimiento inverso del contra-canon. Se dona y se impregna.

    Que muchos lo hicieran nos ahorraría toneladas de mierda impresa en la que late el deseo de figurar, de aparecer en la foto y "ganarse un lugar". La puesta en acto de Chantal no es ese "exhibicionismo" barato que nos aturde por todas partes, sino el despliegue de las alas de su barco. Es como si se desbordara, como si rebalsara y tuviera que leer, o viajar y documentar el viaje, o decir, también, con los ojos, o con las inflexiones de la voz. Está entregada, está dada, está en sintonía con lo que habita alrededor. Y cuando no está en sintonía, le duele, le raspa, le rasga y la lastima el ruido.

    Por eso, supongo, los hacedores de ruido no lo entienden o no la soportan. Dirán que escribe textos de autoayuda o manuales ONG sobre especies en extinción y no poesía posmo-friki-punk-transgresora (que diga pija-pija y coño-coño y jódeme), por no hablar de los mamotretos infumables de otrora con olor a moho y cubiertos de musgo.

    (sigo y juro que es la última vez)

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  98. Digo esto porque el efecto de todo acto es político. Y porque la literatura de mierda a la que me referí antes (con todo respeto)es invariablemente funcional a una sociedad ... de mierda. Ah, y me faltó agregar la presencia de la web, el dios Google, la ciberguerra, la virtualidad 2.0 y todos esos rollos tecno que tanto han contribuido a la resdistribución de la riqueza transnacional.

    Sintiendo que no hay nada que perder, en comunión con los perdedores y parias de este mundo, haciendo uso de todos los recursos posibles a mi alcance (incluida mi mandíbula, mis esfínteres y mis párpados - y mi Hattori Hanzo), mi voluntad sería que first, we took Manhattan and then ... we took Berlín.

    ¿Pero cómo hacerlo? ¿Qué programa adoptar para que al menos los nietos de mis perros lo vean cumplido? Ya sabemos qué libros empuñar y ya sabemos a qué hay que decirle que no.

    ¿Cuántos y cómo lo decimos? En estas casas virtuales, en espacios de radio y resistencia poética. ¿Estamos condenados a ser minoría?

    Habría que infiltrarse en las actos de la academia y denunciar. Un MMB. Un Movimiento Maillardista Bufalino.

    Vos prendiste la mecha, Stalker. Ahora a bancarse la cruzada.

    Un abrazo a todos, tods.

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  99. Querido Stalker, otra vez los diálogos se disparan y son tantos que, en esta fase, ahora que tengo un pequeño tiempo, me cuesta intervenir. Siento llegar tan tarde... pero ya sabés de las circunstancias.
    Sobre Chantal es mucho lo que se puede decir, pero pienso que ya lo han dicho casi todo quienes me preceden -empezando por Leonardo, Lola, Mariel y tantos otros- y yo a mi modo hace unas semanas atrás intenté hacer lo mismo, por lo que no voy a explayarme sobre esa escritura en el borde más herido de la existencia y su dolor que invita a la com-pasión sin intento de captura. Hay una escritura del temblor y ahí sitúo esas trazas.
    Ese temblor abre la tierra, nos hace apoyarnos en su superficie e interrogar lo que hay debajo sosteniéndola.
    Esa interrogación, que genera su desasosiego y sus goces efímeros, es la que nutre el pensar situado, singularizado, equidistante a todo anti-intelectualismo y a todo academicismo, porque es un pensamiento que habita en las hendijas, en los intersticios, en los márgenes de los discursos hegemónicos.
    En cualquier caso, dejo constancia que pasar por ahí y por todos estos intercambios fecundos, es parte de la respiración que necesitamos.

    Va un fuerte abrazo para todos,
    Arturo

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  100. Querida Mariel:

    me dejo llevar por las cuentas del collar que has ido enhebrando. Podrías haber seguido y te habríamos leído eternamente, o quizá trazas una espiral sucesiva que vuelve sobre sí misma pero nunca se repite.

    Tu escrito tiene un valor inmenso como manifiesto político-poético. Ideas potentes que ponen el dedo en la llaga, en el común escarnio consentido, pero también nos alientan a la praxis. El MMB me parece una idea sensacional, filibustera: desde esa periferia se podrían asediar muchos amurallados centros de construcción de significado. Un ejército de guerrilleros a la contra, que no temen "hundir los brazos en la sangre". Que se animalizan y le ponen el cuerpo a los actos que perpretan. Que fuerzan las palabras hasta hacerlas estallar, como granadas, ante las porras enhiestas, los rostros impávidos y la institucionalizada profilaxis circundante. Un ejército guerrillero que alzara en canto un grito sucio: desde el abajo, y transformara la gangrena en fuerza redentora...

    Comparto lo que dices sobre la escritura de Laura Giordani (que pronto será publicada, rompiendo así una incomprensible ausencia). Escritura para sanar, para cauterizar, sí. Y para no bajar los ojos sino alzarlos desafiantes ante quien pretende forzar genuflexiones masivas. (Apunte personal: la primera vez que supe de la existencia de Laura fue en el blog de Víktor Gómez, donde ella entró con gran apasionamiento en una convesación, precisamente, sobre Chantal Maillard, y desde entonces no dejé de frecuentar su casa virtual). Y todo esto con suavidad pero una gran fuerza insumisa. Porque la compasión "nace más de la fiereza que del dulce y decadente apiadarse de la burguesía cristiana, pues, lejos de ser una modalidad del enternecimiento, arranca de la advertencia del dolor ineludible y del mar de existir" ("Diarios indios", Maillard otra vez). Laura ahonda en estas perplejidades y cuida al otro como pocos saben hacerlo.

    Has escrito un texto inmenso y con muchas facetas. Tengo que leerlo más veces y aprender a respirarlo. Tiene un aliento hímnico, pero también un aliento de cachorro. Centrífugo y centrípeto a la vez. Me increpa desde la rama del pájaro y me alienta desde la conciencia del más pequeño gusanito. Por eso hay que volver a tu texto y tomarle el pulso, y aprender dónde detenerse en él para contemplarlo. Sí: al final creo que, además de animal, tu texto es un paisaje.

    Besos

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  101. Querido Arturo:

    Asiento a cuanto dices y, como respuesta o re-flexión, como posible desdoblamiento, quiero traer aquí tus propias palabras, las que intensamente dijiste en Valencia (con el permiso que me has concedido para hacerlo, copio y pego tu intervención, para compartirla con todos):

    "Abordar la poesía de Chantal Maillard, en una incursión al paso, es una tarea imposible. Esa imposibilidad me conduce a intentar enredarme a sus hebras más íntimas, no desde la certidumbre de los cobijos sino desde la interrogación de algunos de sus nudos. Porque que todo texto sea tejido nada nos dice sobre los modos y las búsquedas que esta escritura urde. Y para no hablar en nombre de un «nosotros» que esconde nuestra falta de saber, este abordaje imposible apenas sabe algo sobre los hilos que esta poesía enhebra y los husos de los que se vale. Quizás este viaje a lo singular esté enlazado a la añoranza de abrigar al otro y sentir con el otro nuestro esencial desamparo. Y sin embargo, a diferencia del oficio de la tejedora (Penélope tejía y destejía esperando el retorno de lo amado), Chantal no espera nada, ni permanece apegada a ninguna patria: traza una partida permanente a ningún lugar. La extranjería es distancia para decir lo indecible y ni siquiera «India» es llegada. Sí aprendizaje, punto de fuga, extrañeza de la percepción que imanta los pies. No resulta sorprendente que también diga adiós a esa tierra y en su poesía, más radicalmente, sólo queden vestigios del “mí” como “haz de husos tensos”, zona de entrecruzamiento más que unidad esencial e indisoluble. Para arriesgar más esta costura de Maillard, otra diferencia con respecto a quien hace del tejido un oficio o al escritor como especialista del significante: su escritura es ante todo búsqueda de una desnudez que apenas acariciamos. No quiere atrapar ni seducir. De ahí su despojamiento retórico, para que alguna vez el discurso (poético) sea algo más (y algo distinto) al florilegio, esa otra forma de resguardarse de la intemperie del mundo. El tejido no protege de la caída; está rasgado y por si fuera poco, sus materiales son retazos (cartas, fragmentos filosóficos, diarios, poemas, prosa impura…) que nacen del hambre conjugado, quebrantado desde abajo, ese abajo que protesta contra los guardianes del Muro que se dice de muchas maneras.
    En su peculiar zoología poemática, Chantal camina con la humildad del caracol, arrastrándose en lo real. Pero arrastrarse no tiene nada de sumiso. Es la forma de trazar surcos sólo legibles para quien se de-mora en el desierto que “ocurre en mí” y se desplaza de plazo en plazo. La arena sobrevuela, forma dunas que dejan mirar lo otro y ser ahí, extrañándose de esta superficie movediza desde la que habla, mientras en los subsuelos todo hiere. No sé si es posible una historia de la escritura como ideograma del dolor, pero el tránsito de Chantal –al menos desde Filosofía en los días críticos hasta Hainuwelle- debería retratarse ahí, como alguna vez Michaux intentó hacer con el suyo.
    Avanzar despacio, entonces, para entregarse a este pulso descentrado, en movimiento, que observa la estela sin adherirse a ella, observa observándose, para construir una distancia con el “mí”, sin la cual no habría podido sobrevivir.

    (sigue...)

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  102. ¿Para qué tramar entonces este tejido harapiento y desgarrado?
    Nada invita a cerrarse a una razón privilegiada. Chantal no lo hace. Intentó escribir esa interminable respuesta en Matar a Platón, haciendo estallar la certeza plena, aunque se quiera “saldar las cuentas con el miedo”. Sin concesiones, como quien "des-espera" y se entrega al abismo de las "palabras pequeñas, palabras animales, palabraslatigazo y dejar de mentir y ajustarse el alma en la rebeldía", en esta desaparición que es también angustia y llamado. Se escribe, como nos dice la poeta, “para que el agua envenenada/ pueda beberse”. Esa palabra nacida en las grietas del sentido hiere tanto como esos Husos que hacen temblar la escritura sin sutura: “Habré de perderme a mí ya que en el mí se aloja todo dolor. Digo dolor para nombrarlo, exorcizarlo, y en el nombre me digo, para exorcizar el mí. Escribo el mí para que resbale hacia la página, pero se me pega a los dedos y no acierto, no acierto a diluir en la tinta el llanto”.
    Sin revelación ni salvación, en la ilegibilidad de la caída, ¿qué más podríamos hacer que balbucear? En el rito de la mano, queda espacio vacío para decir: escribir con esta sintaxis deshilachada para revelar nuestro desconocimiento y desnudar las respuestas como aquello que son: abrigos transitorios, barcas que nos llevan a una orilla ignorada. Para horadar esa nada dentro, ese dentro que llora infinitamente y confina a la soledad de los muchos del mí y acaso, alguna vez, dejar de ser el grito que somos. En ese no saber sabido, queda la pregunta más inerme. Y lo que persiste sin espera, en la indefensión de las trazas."

    Aquí está todo dicho, con intensidad y precisión. Me queda callar y agradecer,

    y un fuerte abrazo

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  103. Sigo paseándome mientras me pregunto si seguimos existiendo. Eso espero, al menos...

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  104. Ramón:

    Más allá del simulacro o la ficción consensuada, más allá de la identificación a uno u otro personaje psico-social, exigido por alguna de las redes que habitamos, seguro que hay algún tipo de existencia. A veces he dudado, sin embargo... ¿Estaremos aquí? ¿Y si...?

    salud

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  105. Gracias por todas esas precisiones, Pájaro de China y también Stalker, me alegro porque realmente, a veces, las objeciones llevan a un enriquecimiento de todo...

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  106. Esa disonancia enriquecedora...

    abrazos, Belnu

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  107. Fructuosa disonancia la de Belnu que nos ha traído palabras mayores, esclarecedoras palabras mayores de Mariel y de Arturo.
    Ayer leía cosas como :
    "Respirar es entonar.
    Y un alma acude.
    Y el universo retráctil halla una vía".
    o
    "Llegar a otro. Sin llegar a. Sin otro.
    No apretar los dientes.
    Soltar la presa. Sin."
    o
    "Volver a las palabras. Creer en ellas. Un poco: lo suficiente como para volver a la superficie y tomar aire. Sólo eso. Para luego aguantar de nuevo, en el fondo. Volver a las palabras. Con voluntad de sentido. Boqueando. Pez en la orilla de los demás. De quienes creen en las palabras."
    Abrazos múltiples.

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  108. Leonardo:

    palabras mayores, sí, o menores, de esas que nos ayudan a aguantar la respiración bajo el agua (las palabras mayores sirven para levantar catedrales; con las pequeñas respiramos donde no hay aire).

    Fecunda lectura te deseo...

    abrazos

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  109. La entrada es genial, pero el coctel de entrada y comentarios es para quitarse el sombrero.
    Me voy a leerlo de nuevo.
    Buenas noches

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  110. Si me permitís, os cito para comentaros:

    Mariel:

    Sabés? Siento que solo se puede escribir, o derrarmarse, de esa forma inaudita cuando uno siente que lo ha perdido todo.

    Habiendo estado-ahí, tu determinación posterior es inconmovible.

    En ese estadio el cuerpo salta, se arroja, se mezcla, se confunde con todo lo que lo rodea.

    Pero todo eso no sería nada sin la necesidad imperiosa de que te escuchen y sin comunión con quien está ahí para escucharte.

    Para entrar en esa comunión hay que suprimir el deseo. Solo deshaciéndote del deseo (que es el canon, la portada, la crítica favorable, el premio, el pez que se le tira a la foca para que haga su patética gracia en el acuario-cárcel) podés entrelazarte con el otro.

    Las palabras que hacen ruido están cargadas de deseo. Las palabras de Chantal M. están limpias de hambre y por eso te atraviesan como un mantra. O una plegaria.

    Bel M:

    Queridos amigos:
    Aunque admiro y adoro a Pájaro de China, no me queda más remedio que disentir. Todo es deseo. Si no deseáramos, no estaríamos aquí, comentando. Si no deseáramos acceder al otro, cómo podríamos hacerlo (aunque, eso ¿alguien lo ha conseguido?, pero está bien cuidar esa ilusión). Si no tuviéramos hambre, estaríamos muertos. Deseamos, deseamos constantemente y por eso vivimos, hasta deseamos tal vez el no deseo, la palabra última, aquella que, como decía Lispector, "también es tan primera que ya se confunde con la parte intangible de lo real".
    Abrazos.

    Isabel Núñez:

    ¿Quién dijo que el dolor significa perder el deseo? La pérdida del deseo significa sólo haber muerto.

    Lola:

    Hola todos y cada uno de los topos:

    Hablabaís del deseo. ¿Pero es posible que el dolor anule el deseo? Yo creo que si. QUe posiblemente hayan umbrales de dolor que puedan anular el deseo de todo. O sea llegar al abismo de la vida.
    Y no hablo de deseo puntual, sino del deseo incluso de la vida. Desear morir de alguna manera para liberarse del dolor.

    Un abrazo.

    (sigo)

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  111. Mariel:

    De todo deseo, en realidad. Siento que lo único palpable (densa y diáfanamente palpable, aunque nuevamente pueda resultar contradictorio) es la armonía absoluta con el entorno, es la disolución del "yo" y su diseminación (Bash habló de "metástasis") en todo lo que lo circunda.

    Como si el "yo" muralla/fortaleza/panóptico se derramara en el mundo, entrelazándose hasta confundirse con el paisaje de criaturas y objetos sin delimitación posible. oscar siente que chantal no lee ni escribe, "por eso".

    Identifico el deseo con el afán de poseer (aun en su acepción física, los amantes que penetran un cuerpo y las lenguas que buscan una boca) y también de seducir ("deseo convencerte de lo que digo" - sí, "las palabras y las cosas" foucaultianas, toda la escuela filosófica francesa con sus deconstrucciones y rizomas).

    El "estar-ahí" que no nombra, ese "estar-ahí" que rescata Portinari (evidentemente Portinari es mi Oscar Wilde privado ...) sería ... una voluntad. Una perseverancia vinculada a la acción, a un programa. La voluntad de persistir en una vibración de ¿búfalo? que hace que caigan las máscaras, los ornamentos, los prólogos, los premios, las imposturas y todo lo que impida la visibilidad de lo inaprehensible para que, al menos, podamos rozarlo o intuirlo como un relámpago.

    No es una voluntad de poder. Es una voluntad de permanencia que se intensifica quebrando todas las fórmulas concebidas. Como la voluntad de vivir. En ese estadio que ojalá no nos resultara tan lejano ni siquiera nuestro propio cuerpo debería importarnos, nuestro "cuerpo físico" (¿será por eso que hay tan pocos donantes de órganos?). Es un tema delicadísimo, pero la gente pretende llevar su cuerpo a cuestas aun después de muerta, cuando ni siquiera va a poder lavarse los dientes ...

    No existe una fórmula, sospecho, para consumar esa voluntad de permanecer en comunión con el mundo. Para mí tiende a manifestarse hacia adentro y hacia abajo, pero también en forma de apertura del plexo solar e irradiación en todas direcciones, como un circuito de retroalimentacion. Es como aprender a respirar de nuevo. Porque respiramos mal.

    Sé que hay mucha folletería barata sobre el tema ("desea, desea, visualízalo y lo tendrás" estilo best-seller "El Secreto", primo defecado del "yes, we can!" obamanesco). Yo quisiera decir: no, no deseo nada, gracias, y creo que no puedo en absoluto (no, como Bartleby, preferiría no hacerlo).

    La escritura tiene que salir de la tripa porque si no sale me muero, es una necesidad vital impostergable ... eso es, de algún modo, el poema Escribir.

    La frágil y adolescente Vicky Walsh, hija de Rodolfo Walsh, le gritó desde una terraza a las fuerzas paramilitares que la rodeaban: "ustedes no me matan, yo decido morir" (y fue ella la que se pegó el balazo). Ahí no hay deseo, hay voluntad. La voluntad del combatiente que lleva la pastilla de cianuro en el bolsillo, para autosuministrársela si es necesario.

    Hay otra escritura que me atraviesa por la potencia de su voluntad y es la de Laura Giordani. La poesía de Laura tiene la voluntad de vendar, de curar, de cauterizar. Son textos de emergencia donde la enfermera no se ha almidonado el delantal, el instrumentista no se ha lustrado los zapatos y el cirujano se mancha las manos. De vísceras, de sangre. Para sanar.

    La noción de "deseo" abre una conversación maravillosa. Fuimos educados y entrenados en el oficio de ser "máquinas deseantes" orientadas a la captura, la retención y la acumulación salvaje. No nos enseñaron a soltar. Abolir el deseo implica erradicar la ansiedad de la posesión en continuado (garantizada por las factorías que reproducen modelos reciclados o lanzan nuevos modelos, prótesis y cantos de sirenas).

    (sigo)

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  112. Arturo:

    Hay una escritura del temblor y ahí sitúo esas trazas.
    Ese temblor abre la tierra, nos hace apoyarnos en su superficie e interrogar lo que hay debajo sosteniéndola.
    Esa interrogación, que genera su desasosiego y sus goces efímeros, es la que nutre el pensar situado, singularizado, equidistante a todo anti-intelectualismo y a todo academicismo, porque es un pensamiento que habita en las hendijas, en los intersticios, en los márgenes de los discursos hegemónicos.

    Stalker:

    Un ejército de guerrilleros a la contra, que no temen "hundir los brazos en la sangre". Que se animalizan y le ponen el cuerpo a los actos que perpretan. Que fuerzan las palabras hasta hacerlas estallar, como granadas, ante las porras enhiestas, los rostros impávidos y la institucionalizada profilaxis circundante. Un ejército guerrillero que alzara en canto un grito sucio: desde el abajo, y transformara la gangrena en fuerza redentora...

    Arturo citado por Stalker:

    La extranjería es distancia para decir lo indecible y ni siquiera «India» es llegada. Sí aprendizaje, punto de fuga, extrañeza de la percepción que imanta los pies.

    (Fin de las citas; disculpas por la prolongación)

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  113. Me remonto al origen. El origen es para mí el deseo.
    Quiero resaltar, en las citas que hice, cuando Mariel habla de deseo y determinación, conceptos que me tienen imantada por las muñecas.
    Opino como ella cuando dice que sólo es posible escribir* desde la cadaverización del ser. Desde el desplome. Desde cuando uno no se pregunta más: y ahora qué.
    Para mí hay algo que es volver una y otra vez a la arena del abismo Litke, por llamarlo pues no tiene nombre.
    La imagen reside en la arena del fondo, del fondo de uno mismo, cuando ya no quiere saber, cuando ya no hay un dispararse hacia algo, cuando la Voluntad se ha anulado. Cuando se ha muerto en vida queda escribir*.
    *Escribir no cómo palabras gráficas. Sino como tatuarse la vida en la sangre, tatuarse a uno mismo su propia conciencia de no-ser. Sólo ahí, sin ser.

    Bel M opina distinto; yo sigo por otro camino a sus palabras ya citadas, pues creo que de lo que habla es lo que yo figuré cmo primer momento, origen, deseo. El dispararse. Cuando la bala se detiene, en ese momento, escribes. Te deshaces de ti y te entregas a la caída.

    Debo volver a citar a Mariel, porque me he cosido los labios con estas palabras suyas:
    "No es una voluntad de poder. Es una voluntad de permanencia que se intensifica quebrando todas las fórmulas concebidas. Como la voluntad de vivir."
    Pájarillo, te acuerdas de mi "der Wille zum Glück"? pues eso, querida, pues sólo eso.

    "La escritura tiene que salir de la tripa porque si no sale me muero, es una necesidad vital impostergable ... "
    Y vuelvo a citarte. La escritura son las tripas, es la sngre tatuada, es no poder respirar y tomar aire al fondo del abismo.

    Comenta Mariel por otro lado la escritura de Laura Giordani. A mí su escritura me acaricia. Se acerca, recoge, acerca al nido. Y lo que pudiera decir de ella lo sabemos todos, porque es intangible, de nuevo. Se respira en ella, donde no se puede respirar más.

    En la cita que hago de Arturo se vuelve a la escritura como víscera, como temblor, como algo que te despega de los ejes. Un flotar. Eso. Flotar, caída. El deseo es el despegue.

    Os dejo la noche, un fuere abrazo.
    Buscando deseo, voluntad. Llena de "Zum".

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  114. Madison:

    te doy la razón, esta entrada y sus comentarios me gustan mucho y me tocan muchas fibras. Compartir tantas cosas es un regalo muy especial,

    ésta es tu casa...

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  115. Portinari:

    me ha encantado leer las citas en este inesperado montaje tuyo... Resuenan y vibran de otra manera cuando son trasvasadas por el Oscar Wilde particular del pajarito chino...

    El abismo Litke, el Hobo, qué sonoridad tienen esas expresiones que nombran lo innombrable. Si el mundo fuera aniquilado (estos días he imaginado un mito de creación en el que un niño y una vaca destruyen el mundo para construirlo de nuevo), creo que sería magnífico que tú pudieras nombrar las cosas de nuevo y poblar el universo de objetos-Litke, de vibraciones-Hobo: restituir así a los objetos su nombre antiguo, oculto en el palimpsesto del olvido o del uso inadecuado. Portinari sería un pequeño sabio chino que iría por el mundo rectificando los nombres: restableciendo la armonía.

    Me salgo por esta tangente y agradezco tu atenta lectura y tus palabras.

    (me gustaría que comentaras los vídeos directamente, que les imprimieras tu infinito asombro y tu forma de dejarte atravesar por las cosas)

    abrazos

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  116. Tal vez en estos casos es aspirar a ser hormiga.

    Bueno en serio creo que el mejor estado para suprimir el deseo sea lo que habeís comentado arriba: la armonía como estado perfecto. Y allí volvemos al deseo, el deseo de armonía que es un estado tal que ni siquiera la felicidad lo iguala.

    Y si estoy de acuerdo que la poesía de Laura Giordani es muy potente.

    Un abrazo a todos.

    Gracias Stalker nos invocas y acudimos a tu llamada en cada entrada.

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  117. Lola:

    un abrazos, gracias por acudir a la llamada...

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  118. Gracias a todos los que habéis participado. También a los que no habéis participado. Agradezco los silencios cómplices y los silencios otros. Ha sido muy revelador y muy grato.

    No doy por cerrada la entrada porque creo que aún quedan muchas cosas por decir. La dejo abierta por si algún afluente se suma o por si alguno quiere afluir, o volver a derramarse sobre éstas, y otras, perplejidades,

    abrazos

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