No he visto "Los idiotas", y por lo que decís es lo mejor de Trier, asi que esta escena me anima a echarle un visionado. Aunque estas semanas tendré tiempo para degustar más cosas de tu envío cinematográfico así que Larsito tendrá que esperar, creo que empezaré por "Eros plus massacre", es un título muy prometedor e inspirador.
"And I thank you for those items that you send me... ha ha ha"
blogger me juega una mala pasada y no me ha dejado subir tu comentario con tu firma. Lo he copiado y subido de esta manera, espero que no te importe.
"Los idiotas" es una película de visionado obligado, al margen de que nos guste o no: plantea una serie de desafíos, algunos bastante espinosos, y pone el dedo en la llaga de muchas hipocresías. No hace falta decir que simpatizo con el excesivo Stoffer, el ideólogo del grupo... la escena en que pierde el control e insulta a los fascistas me pareció en su momento (y me lo sigue pareciendo) muy poderosa e impactante. Ojalá cundiera su ejemplo.
"Eros plus massacre" es una de las obras maestras del cine contemporáneo, nunca me canso de de decirlo. En general me gusta mucho Yoshida Kiju, cineasta de la Nuberu Vagu que quedó un tanto al margen, quizá eclipsado por otros autores más exportables como Nagisa Oshima. Pero es muy interesante el diálogo que establece entre la tradición japonesa y los nuevos cines europeos de los sesenta, por los que está muy influido (en especial por Antonioni, Godard, Resnais...). Todo un maestro que el Centro Georges Pompidou ha rescatado del olvido con una integral en dvd. Aquí, como siempre, vamos más retrasados y apenas salimos de las "cuatro vacas sagradas": Ozu, Mizoguchi, Naruse, Kurosawa (cineastas increíbles, por otra parte). Pero como ya sabes, Rubén, a veces lo importante discurre por márgenes silenciosos y desapacibles. Urge mostrar ese desague ominoso...
Respecto a tu envío, tómate tu tiempo, así la dicha de la recepción será mayor.
hola, soy el idiota, que cuando has nombrado a ozu, digo, mira qué contento está hoy stalker...
he visto el vídeo. me he rascado la cabeza. como viky el vikingo, aunque él se rascaba la nariz. el caso es que he llegado al meollo de la cuestión. detesto la cobardía, quizás porque he sentido miedo muchas veces, antes.
gigantescos brotes de cordura, salvavidas...
vuelvo al meollo paralelo, a la trama secundaria. quiero sacarla a la luz:
me gustaría que hicieras una peli, querido hermano búfalo. un minuto, dos, lo que quieras. podemos esperar, la esperaremos el tiempo que haga falta. y que al final del film no digamos nada, sintamos que stalker ha hecho lo que quiere y que nosotros hemos asistido a una pieza extraordinaria, fuera de cualquier orden.
¿cómo sería?. ¿cómo es?. espero, insisto, el tiempo que haga falta. aunque no llegue nunca, la sola idea me llena el corazón.
Querido Stalker, qué bueno que traigas "Los idiotas"... ese espejo paródico... Aunque me quedo claramente con "La celebración" de Thomas Vinterberg, esta película del Dogma 95 también me pareció interesante sobre todo por las respuestas supuestamente no-idiotas de los "otros". De todas formas, aunque la peli plantee una crítica a la hipocresía de la "normalidad", me parece que se queda a medio camino: provoca, pero ¿adónde conduce? (y ésto sin contar que no respeta el propio decálogo del dogma al que Von Trier adhiere). Igual, me alegra que la traigas... Un fuerte abrazo, Arturo
tu generosidad y tu confianza no tienen límites. Agradezco todo el cariño que contiene tu mensaje; de sobra conozco los escasos mimbres creativos que tengo a mi disposición, pero si me lo pides así quizá lo haré. Una película posible, seguramente la historia de un gesto mínimo, desapercibido, que secretamente sostiene el mundo, o... Quizá necesite un actor que rebuzne bien, en cuyo caso le pediré a tu animalidad que colabore...
tengo tan poco que enseñar. Quizá a desaprender algunos gestos, la pequeña lentitud de la vida invertebrada, el sordo rumor que late en los márgenes... pero ni siquiera puedo aspirar a eso, presa como estoy de este estado inflacionario perpetuo, donde los significados se ofrecen en avalancha y nuestra vista es demasiado débil para penetrar el palimpsesto.
Aspiro a una dignidad mineral y a la suprema alegría de detenerse para siempre y hacer la fotosíntesis. Crecer como una mala hierba en el mínimo intersticio que podamos abrir en las palabras. Entonar, desde ahí, las canciones de dioses remotos. Acantilarse.
las motivaciones de Lars von Trier no siempre son claras. Es un hombre premeditadamente ambiguo, que juega a las máscaras y gusta de manipular al espectador pulsando, a veces de forma muy obvia, los recursos más inmediatos, voraces y rentables de lo sentimental.
No sé exactamente a qué apunta con esta película, pero sí creo que una de sus obsesiones es la figura del inocente atrapado en un mundo regido por leyes que no comprende. La mirada del inocente, del que es capaz de ofrecerse en sacrificio. La inmolación final de la figura de Karen no está exenta de ecos cristológicos en un discurso cinematográfico interpretable en función del modelo tradicional de la redención.
Pero en esa ambigüedad, en ese no saber apuntar, se abren brechas, puntos de fuga, pequeños sobresaltos que sacuden al espectador y lo sacan de su sopor, a veces hiriéndolo o incomodándolo... No soy un gran defensor de von Trier aunque en su momento esta película fue muy importante para mí. En este fragmento me gusta especialmente cómo se refleja la hipocresía de los poderes públicos, su obsesión por la limpieza, por esconderlo todo. Están dispuestos a subvencionar a la "escoria" con tal de desaparezca. Operaciones de invisibilidad tutelada y regulada por infalibles expertos que coordinan la redistribución de los deshauciados, que trazan los nuevos márgenes de la sociedad de acuerdo a criterios de rentabilidad (la coordinación es la palabra fetiche: ya no se trabaja o se hacen cosas: se gestiona o se coordina): así se pretende sanear el mundo en que vivimos.
En cuanto al decálogo de Trier, creo que él mismo hace burla de él y que lo inventó para transgredirlo.
La de Vintenberg es una película muy interesante...
Gracias, Arturo, por tus comentarios siempre iluminadores.
Los idiotas es una película que me encanta, nos quita la máscara,nos desnuda al idiota que todos llevamos dentro. ¿lo mejor de Trier?seguramente... ahora esty explorando The Riget, la primera temporada me ha gustado mucho en su absurdo, a ver qué tal la segunda...
Sin duda mi película favorita de Trier, que por cierto, yo no creo que la ambiguedad y las manipulaciones sean un defecto -lo digo respecto por el comentario que le haces a Arturo-. Trier es un cabrón, quiere manipularte y lo consigue, quiere joderte y lo consigue, pero el espectador inteligente no se deja llevar por la lágrima y el malestar sino que analiza los mecanismos de esa manipulación, empieza a analizar la composición de ese malestar, lo que hay sobre esos recursos, entiende que no es una manipulación literal sino una manipulación para reflexionar sobre esa misma falacia patética.
Para mí la parte fundamental de Los idiotas está en el final, cuando los idiotas intentan llevar el ser un idiota más allá del juego y demostrar que pueden hacer el idiota en la realidad no sólo en el mundo ajena que se han creado, pero los idiotas se ven incapacitados para ello, demuestran que no eran más que la misma basura con la que se estaban oponiendo, sólo un personaje consigue hacer el idiota hasta el final, precisamente el que no entraba en el juego, el personaje secreto, el personaje que miraba por la ventana. Los idiotas querían desenmascar la hipocresía pero ellos mismos tenían la máscara, máscara sobre máscara y al final nada, al final únicamente la desnudez del dolor de un personaje que perdió a su hijo.
Aún no he visto la serie que cita Raúl, la tengo grabada así que me pondré en breve con ella. ¿Alguien de por aquí ha visto El Anticristo? Me gustaría saber vuestra opinión.
mucho me temo que la segunda parte de la serie desvaría demasiado... Quizá el absurdo, el artefacto posmoderno, debe estar acotado de algún modo. En mi opinión a Trier le estalla en las manos, pierde el control, o eso me pareció...
me limité a constatar un hecho; no insinúo que ser conscientemente manipulador sea un defecto. Es un apriri estético propio de un cineasta que gusta de plantear encrucijadas morales y sentimentales a su espectador. Podemos analizar los resortes, pero aun así una parte de nosotros se dejará atrapar sin duda. De todas formas, en mi relación con Trier acepto el reto, me gusta lo que plantea y cómo me estimula, al margen de que artísticamente no siempre sea un cineasta de talla, al menos no es Dreyer, un Dovzhenko o un Bresson...
Comparto tu escena favorita en esa película. Al final quien da una lección no es el que escenifica una modalidad subversiva de relación con el mundo, sino sencillamente... el inocente, y éste no necesita buscar su idiota interior: emerge de Karen sin mediación ni esfuerzo, porque su negación del mundo, su completo aislamiento, su no rotundo, son superiores a las severas consignas de Stoffer...
Sobre "Anticristo" habría mucho que hablar. Tendría que verla una segunda vez para pronunciarme, con un primer visionado he quedado aturdido. Sólo me gustaría señalar varios préstamos que ha tomado sin decirnos la fuente. La estética de "videoclip con música clásica" de los cinco primeros minutos de la película está directamente fusilada del film "The Fall", de Tarshem Singh. La escena de tortura es deudora de Takashi Miike. La fotografía obedece parcialmente a los criterios estéticos de Sokurov. El uso del sonido incorpora recursos propios de David Lynch (y no sólo el sonido, también en la dramatización y la dosificación del suspense, Trier ha aprendido, o mimetizado, más de una lección de puesta en escena), y así sucesivamente... Por no hablar de la influencia decisiva de Bergman, aunque en este caso Trier sí confiesa sus fuentes.
Pero esto es sólo un apunte intrascendente. Respecto a la película en sí, ahora mismo tengo argumentos a favor y en contra. Comprendo bien a quienes les ha parecido infumable, gratuitamente perniciosa, y también a los que la rescatan como una propuesta interesante. Así que aún no puedo pronunciarme. Si te animas, Ana...
No he visto la película -me refiero a "los idiotas"- una rara resistencia me lo ha impedido hasta ahora, pero si tú, Stalker, aun con reservas me la recomiendas,la veré. Entre tanto, el idiota de mi vida seguirá siendo el príncipe Myshkin. En cuanto a "Anticristo", no creo que esa intertextualidad que señalas la desacredite. Al contrario, aunque no diga sus fuentes, da bastantes pistas para que personas que saben como tú la descubran. Y me pasa como a ti, necesito acabar de digerirla antes de pronunciarme, pero creo que sólo eso ya me indica que tiene su interés. Abrazo grande.
lamentablemente, la línea que separa la intertextualidad del plagio es muy fina, y Trier incurre a veces en lo segundo y no tanto en lo primero. El principio de la película, sin ir más lejos, es un plagio sonrojante, vergonzoso, impensable en un cineasta de primera línea...
Me sigo quedando con el príncipe Mishkyn... y sí te recomiendo los idiotas pero... una de las últimas de esta lista:
Vi el estreno de "Los idiotas" hace bastantes años en la SEMINCI y me deslumbró. No la he vuelto a ver. Tenía miedo durante tiempo de que en un segundo visionado no me parecies para tanto. Pero esta misma semana la vuelvo a ver. Sí. Ha llegado el momento. Gracias a ti.
Los idiotas es una humorada filmada con mucha mala leche. Tiene el valor de documento y a la vez sirve como violenta sacudida. Los idiotas de la película no se me antojan todos verdaderos idiotas: mera gestualidad en algunos casos. Es por ello que sus gestos no conmueven. Esa paradoja me parece lo mejor de la película de un director que se pierde por pretencioso. Gracias por generar estos debates.
No puedo sumar si no veo las dos pelis. Me siento más idiota de lo que soy. Así que mañana me las alquilo.
Stalker, adoro tu elegancia para decir que Trier es un chorro (esto es lunfardo porteño para ladrón).
Me imagino que le hacemos un reportaje y vos, con tu extraordinaria sensibilidad y delicadeza, le decís: "Sr. Von Trier, he advertido ciertas influencias de otros cineastas en su 'Anticristo', en lo que podría considerarse una intertextualidad o un recurso a la cita tan cara a la posmodernidad - a continuación le enumerás todas tus constataciones como una balacera, citas que pueden entenderse como un guiño al espectador cinéfilo. De todas formas, la contundencia de la cita podría desplazarla peligrosamente del terreno del tributo al de la apropiación ...". Y yo, como una bestia, le espeto: "Lars, sos un chorro, ¿no te da vergüenza, flaco?, repartí las ganancias con todos aquellos a los que afanaste, man".
¿No sería genial?. Quiero ser tu Mrs. Hyde, te lo pido.
Un abrazo muy fuerte y qué placer escucharlos, a todos (de verdad casi me meo cuando leí que oscar decía, "caramba, oí que stalker decía ozu y pensé ¡qué bueno, está contento!").
para mí el Anticristo ha supuesto el inicio de cierto escepticismo ante Trier. Reconozco que tiene cosas buenas, escenas que sí, escenas que parecían que realmente iban a tocarnos algo, como cuando el dufoe ve en el bosque a la señora bambi con el bambi abortado colgándole de su cuerpo, o la mujer poniéndole al niño los zapatos al revés, pero en otras cosas me hace pensar que Trier ha cometido uno de los peores errores que puede cometer un artista, y es creer que puede hacer una obra de arte sin usar la lentitud, es decir, que puede hacer una obra de arte sin detenerse bien a pensar en lo que está haciendo, sólo utilizando una fuente de aquí, otra de allá, dos actores con una cara acojonante, una canción que es magnífica y una idea o atisbo de idea más o menos original, pero le faltaba detenerse, cuadrar, centrarse, meditar, no se puede vivir de las rentas, y creo que aquí ha vivido de las rentas y del "parece que ya tengo que hacer sí o sí otra película". De todas formas, volveré a verla un día de estos para no cometer yo también el error de la crítica apresurada, no sé, quién sabe, lo mismo las palomitas del cine me nublaron la mente -ñan, qué ricas.
Hace poco he visto -gracias stalker- Tratado de baba y eternidad. Me irritaba un poco el tono de manifiesto vanguardista que a veces tomaba la película, ese "guau, estamos cambándolo todo, somo el futuro, etc.", pero la película me ha entusiasmado en todo lo demás, ese idea de desvincular la imagen del guión, además algunos fragmentos de la narración eran insuperables, de nuevo -como cuando decía que la imagen de la película se convertirá en un fuego en el que se aproximan para escuchar un cuento-. De nuevo: gracias.
jaja, jekyll y hide, el problema es que a stalker a veces le sale el jekyll, así que serían jekyll y jekyll, mister y miss jekyll.
Muy sugestivo todo esto de Los Idiotas... No vi la película entera, pero este trozo me hace ver que mi propio idiota, el idiota que soy, es un idiota interior y exterior, algo así como un conciliar inconsciente entre esas dos partes, objeto o cosa, no sé, como muy propia del surrealismo...Pero de todos modos, claramente idiota.
soy de tu quinta y, en efecto, tenía miedo de que la película me defraudara después de unos años, pero el año pasado la utilicé para una cosa aquí en Barcelona y sus presupuestos esenciales siguen en pie... Es una película que continúa interrogándonos y colocándonos uno espejo no siempre cómodo...
un momento cumbre de la película es cuando los fingidos idiotas que buscan su idiota interior se encuentran con unos chicos que con síndrome de Down y diversas discapacidades. Hay momentos de gran ternura ahí...
En cuanto a lo de pretencioso, puede ser... pero no hay que olvidar que hay grandes cineastas pretenciosos que han ofrecido obras maestras de valor incalcuble. Quizá no sea el caso de Trier, claro, a quien situaría en una segunda división, si es que las jerarquías tienen algún sentido más allá de que nos podamos entender.
desde ya te digo que si nos contraran para hacer entrevistas en Cahiers (y sobre todo, si nos dieran vía libre) haríamos unas cosas estupendas y muy divertidas, y sobre todo no nos casaríamos con nadie. Paladeo esa entrevista conjunta a Trier y cómo lo desollaríamos vivo entre los dos... Puedes ser mi Mr Hyde cuando yo aparente ser Jekyll, y también ser mi Jekyll cuando, como ocurre de cuando en cuando, el lado oscuro me reclama y exige su tributo iracundo y sangriento...
Lo del búfalo a mi comentario sobre Ozu, bueno, es impagable. El búfalo es tan estratosférico que ya prefiero no seguirle las bromas: incluso ahí está fuera de mi alcance. Un día de estos nos vamos a citar en un párking a darnos de hostias, tan ricamente, y así terminar de sellar nuestra amistad ;) un poco a la manera de "El club de la lucha"... yo soy más fuerte que él pero me dicen que él practica El Prat-Fighting, una fusión de sardana y artes marciales de santo y dios padre, dicen que arrea unos trompazos capaces de darle un giro copernicano a la sesera... cosa en la que es un infalible experto, como sabes ;)
Ana (primera parte del mensaje, cortesía de las limitaciones de blogger):
esto que dices me parece maravilloso:
"Trier ha cometido uno de los peores errores que puede cometer un artista, y es creer que puede hacer una obra de arte sin usar la lentitud"
Cuánto nos falta el aprendizaje de la lentitud y la lenta digestión de energías internas antes de investirlas en una parte que arrancamos de nosotroso mismos y transfigurarlas en obra... En efecto, pienso que Trier se ha quizá precipitado, pero también creo que su modus operandi siempre ha sido un poco errático, improvisado y poco reflexivo. Esto se aprecia en casi todos sus filmes, que se agotan en un pulso narrativo irregular que combina grandes aciertos y grandes errores. También hay que tener en cuenta que el Dogma se ha utilizado como un paraguas que cobija la imprevisión y la falta de talento en la puesta en escena. Técnicamente, Trier me parece un cineasta mediocre, lo admitiré públicamente. Estoy acostumbrado a otra forma de encuadrar, de iluminar, a una forma de montaje algo más elaborada que la mera sucesión arbitraria. Un estudio por otra parte muy interesante decía que Trier es heredero de la poética del encuadre de Dreyer... afirmación que no resiste la más mínima comparación. Pero también se puede admitir que Trier es un cineasta posmoderno, que no necesita obedecer ningún tipo de regla estética, que trabaja en plena libertad... pero claro, esa libertad absoluta reivindicada por el artista ha de venir pareja a la capacidad de inventar unas reglas, una verosimilitud propia de cada discurso fílmico. ¿Lo logra siempre Trier? Es motivo para otro debate y será difícil ponerse de acuerdo.
Tus consideraciones sobre la película me interesan mucho. Por ahora no me pronuncio ni a favor ni en contra, porque tendría que ver de nuevo la película y dejar que me impregne en otro nivel, un nivel que desactive los aprioris del juicio estético a quemarropa y me permita ajustar la distancia focal, algo no siempre fácil en alguien tan escurridizo e imprevisible, tan dado a los juegos de máscaras...
Por otra parte, qué gran alegría me das con el "Tratado de baba y eternidad". No sólo simpatizo con Isidore Isou, sino que me identifico plenamente con él y entiendo perfectamente sus presupuestos. Era anarquista, fundador del movimiento letrista (que más tarde derivaría en la Internacional Situacionista de Debord) y un cineasta tan radical que ni siquiera la Nouvelle Vague pudo reconocerlo como propio. Sencillamente, era demasiado radical, infinitamente más que Godard, que como sabes a partir de 1966 empezó a filmar algunas de las películas más extrañas y disparatadas de todos los tiempos (véase la portentosamente "ilegible" "Week-end"). No supieron, o no quisieron, reconocerlo como a uno de sus pares, y por eso Isou llevó una existencia errática, siempre a la sombra, inexpugnable en sus principios de subversión lingüística (era un poeta letrista, en el Tratado aparecen portadas de libros suyos, uno de cuyos títulos me parece el colmo de la ironía: "Precisiones sobre mi poesía y yo") y cinematográfica. Me gusta mucho, especialmente, cuando enuncia los principios del nuevo movimiento y se escuchan unas voces que lo increpan, lo motejan de imbécil, de presuntuosos, etc. Ya la propia obra incluye su refutación y los insultos propios de quienes no estaban dispuestos a comulgar con ideas tan marginales...
En cuanto a que adopta la forma de un manifiesto, tienes razón, pero no me parece criticable. Desde nuestra poltrona del siglo XXI, es fácil desestimar los manifiestos de las distintas vanguardias. Pero tuvieron su sentido histórico, aquella gente creía en ello. Y aunque lo hicieran para "epatar" a la buena conciencia burguesa, aunque enarbolaran un discurso sarcástico, histriónico, todo eso fue necesario en aquella época para flexibilizar el arte esclerótico gobernado por las élites y abrir en él brechas de sentido. Además, Isidore Isou apenas tenía 20 años cuando hizo esa película, llegó a París desde su Rumanía natal lleno de odio, con una imaginación desbordante, dispuesto a hacerlo saltar todo por los aires: un anarquista tout court, con la arrogancia típica de la juventud incendiaria, un posmoderno tan visceral que quedó confinado a los estrechos márgenes de su propio camino solitario, sin la posibilidad de redimirse en la conciencia grupal de algún ismo que apaciguara esa abrasiva voluntad emancipadora. La admiración que le tengo a su figura, y en concreto a esa película, no tiene límites. Para mí es una de las obras más arriesgadas, brutales y sinceras de todos los tiempos, y eso, enfangados como estamos en la abyección de la cartelera mainstream, bien vale nuestra atención. Me alegra que te guste.
Abrazos
PD: creo que has confundido a Jekyll con Hide o viceversa. O a lo mejor no lo has confundido, y entonces es muy fino lo que dices, jeje...
A Trier lo vi salteado y desparejo, y creo que lo que puedo recordar no es lo más representativo de su cine, y hasta quizás lo más decadente: Dogville y Dancer in the dark. En relación con el dogma, me impactó muchísimo La celebración, y de algún modo, esta escena que subiste me recuerda esas explosiones y situaciones terribles planteadas por aquella película de Vinterberg. Como sea, felicitaciones, es un placer, sigo aprendiendo. Un abrazo.
No he visto "Los idiotas", y por lo que decís es lo mejor de Trier, asi que esta escena me anima a echarle un visionado. Aunque estas semanas tendré tiempo para degustar más cosas de tu envío cinematográfico así que Larsito tendrá que esperar, creo que empezaré por "Eros plus massacre", es un título muy prometedor e inspirador.
ResponderEliminar"And I thank you for those items that you send me... ha ha ha"
salud kamorrada
Rubén
Rubén:
ResponderEliminarblogger me juega una mala pasada y no me ha dejado subir tu comentario con tu firma. Lo he copiado y subido de esta manera, espero que no te importe.
"Los idiotas" es una película de visionado obligado, al margen de que nos guste o no: plantea una serie de desafíos, algunos bastante espinosos, y pone el dedo en la llaga de muchas hipocresías. No hace falta decir que simpatizo con el excesivo Stoffer, el ideólogo del grupo... la escena en que pierde el control e insulta a los fascistas me pareció en su momento (y me lo sigue pareciendo) muy poderosa e impactante. Ojalá cundiera su ejemplo.
"Eros plus massacre" es una de las obras maestras del cine contemporáneo, nunca me canso de de decirlo. En general me gusta mucho Yoshida Kiju, cineasta de la Nuberu Vagu que quedó un tanto al margen, quizá eclipsado por otros autores más exportables como Nagisa Oshima. Pero es muy interesante el diálogo que establece entre la tradición japonesa y los nuevos cines europeos de los sesenta, por los que está muy influido (en especial por Antonioni, Godard, Resnais...). Todo un maestro que el Centro Georges Pompidou ha rescatado del olvido con una integral en dvd. Aquí, como siempre, vamos más retrasados y apenas salimos de las "cuatro vacas sagradas": Ozu, Mizoguchi, Naruse, Kurosawa (cineastas increíbles, por otra parte). Pero como ya sabes, Rubén, a veces lo importante discurre por márgenes silenciosos y desapacibles. Urge mostrar ese desague ominoso...
Respecto a tu envío, tómate tu tiempo, así la dicha de la recepción será mayor.
abrazos
hola, soy el idiota, que cuando has nombrado a ozu, digo, mira qué contento está hoy stalker...
ResponderEliminarhe visto el vídeo. me he rascado la cabeza. como viky el vikingo, aunque él se rascaba la nariz. el caso es que he llegado al meollo de la cuestión. detesto la cobardía, quizás porque he sentido miedo muchas veces, antes.
gigantescos brotes de cordura, salvavidas...
vuelvo al meollo paralelo, a la trama secundaria. quiero sacarla a la luz:
me gustaría que hicieras una peli, querido hermano búfalo. un minuto, dos, lo que quieras. podemos esperar, la esperaremos el tiempo que haga falta. y que al final del film no digamos nada, sintamos que stalker ha hecho lo que quiere y que nosotros hemos asistido a una pieza extraordinaria, fuera de cualquier orden.
¿cómo sería?. ¿cómo es?. espero, insisto, el tiempo que haga falta. aunque no llegue nunca, la sola idea me llena el corazón.
una peli de stalker, ¿os imagináis?.
yo sí.
aplaudo.
besos,
òscar.
La imagino, pero él siempre daría más que lo imaginable.
ResponderEliminarEspero sobre mi butaca, con mi bolsa de caramelos de dulce de leche que me robé, todo el tiempo que haga falta.
La que tiene paciencia para esperar soy yo.
ResponderEliminarEnséñame, no quiero morir en la ignorancia.
Querido Stalker, qué bueno que traigas "Los idiotas"... ese espejo paródico... Aunque me quedo claramente con "La celebración" de Thomas Vinterberg, esta película del Dogma 95 también me pareció interesante sobre todo por las respuestas supuestamente no-idiotas de los "otros".
ResponderEliminarDe todas formas, aunque la peli plantee una crítica a la hipocresía de la "normalidad", me parece que se queda a medio camino: provoca, pero ¿adónde conduce? (y ésto sin contar que no respeta el propio decálogo del dogma al que Von Trier adhiere).
Igual, me alegra que la traigas...
Un fuerte abrazo,
Arturo
Querido hermano búfalo:
ResponderEliminartu generosidad y tu confianza no tienen límites. Agradezco todo el cariño que contiene tu mensaje; de sobra conozco los escasos mimbres creativos que tengo a mi disposición, pero si me lo pides así quizá lo haré. Una película posible, seguramente la historia de un gesto mínimo, desapercibido, que secretamente sostiene el mundo, o... Quizá necesite un actor que rebuzne bien, en cuyo caso le pediré a tu animalidad que colabore...
Abrazos y coces
Mariel:
ResponderEliminarqué hermoso robarte unos caramelos de dulce de leche. De pronto me han dado ganas de robarte unos para ti, para cuando se acabe la bolsa.
Long life little thieves ou la sainteté du voleur: he ahí un posible título para un corto...
Besones
María Jesús:
ResponderEliminartengo tan poco que enseñar. Quizá a desaprender algunos gestos, la pequeña lentitud de la vida invertebrada, el sordo rumor que late en los márgenes... pero ni siquiera puedo aspirar a eso, presa como estoy de este estado inflacionario perpetuo, donde los significados se ofrecen en avalancha y nuestra vista es demasiado débil para penetrar el palimpsesto.
Aspiro a una dignidad mineral y a la suprema alegría de detenerse para siempre y hacer la fotosíntesis. Crecer como una mala hierba en el mínimo intersticio que podamos abrir en las palabras. Entonar, desde ahí, las canciones de dioses remotos. Acantilarse.
Abrazos
Querido Arturo:
ResponderEliminarlas motivaciones de Lars von Trier no siempre son claras. Es un hombre premeditadamente ambiguo, que juega a las máscaras y gusta de manipular al espectador pulsando, a veces de forma muy obvia, los recursos más inmediatos, voraces y rentables de lo sentimental.
No sé exactamente a qué apunta con esta película, pero sí creo que una de sus obsesiones es la figura del inocente atrapado en un mundo regido por leyes que no comprende. La mirada del inocente, del que es capaz de ofrecerse en sacrificio. La inmolación final de la figura de Karen no está exenta de ecos cristológicos en un discurso cinematográfico interpretable en función del modelo tradicional de la redención.
Pero en esa ambigüedad, en ese no saber apuntar, se abren brechas, puntos de fuga, pequeños sobresaltos que sacuden al espectador y lo sacan de su sopor, a veces hiriéndolo o incomodándolo... No soy un gran defensor de von Trier aunque en su momento esta película fue muy importante para mí. En este fragmento me gusta especialmente cómo se refleja la hipocresía de los poderes públicos, su obsesión por la limpieza, por esconderlo todo. Están dispuestos a subvencionar a la "escoria" con tal de desaparezca. Operaciones de invisibilidad tutelada y regulada por infalibles expertos que coordinan la redistribución de los deshauciados, que trazan los nuevos márgenes de la sociedad de acuerdo a criterios de rentabilidad (la coordinación es la palabra fetiche: ya no se trabaja o se hacen cosas: se gestiona o se coordina): así se pretende sanear el mundo en que vivimos.
En cuanto al decálogo de Trier, creo que él mismo hace burla de él y que lo inventó para transgredirlo.
La de Vintenberg es una película muy interesante...
Gracias, Arturo, por tus comentarios siempre iluminadores.
Abrazos
Qué títulos maravillosos ... Ya podés empezar, vamos, vamos ...
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Los idiotas es una película que me encanta, nos quita la máscara,nos desnuda al idiota que todos llevamos dentro. ¿lo mejor de Trier?seguramente... ahora esty explorando The Riget, la primera temporada me ha gustado mucho en su absurdo, a ver qué tal la segunda...
ResponderEliminarSin duda mi película favorita de Trier, que por cierto, yo no creo que la ambiguedad y las manipulaciones sean un defecto -lo digo respecto por el comentario que le haces a Arturo-. Trier es un cabrón, quiere manipularte y lo consigue, quiere joderte y lo consigue, pero el espectador inteligente no se deja llevar por la lágrima y el malestar sino que analiza los mecanismos de esa manipulación, empieza a analizar la composición de ese malestar, lo que hay sobre esos recursos, entiende que no es una manipulación literal sino una manipulación para reflexionar sobre esa misma falacia patética.
ResponderEliminarPara mí la parte fundamental de Los idiotas está en el final, cuando los idiotas intentan llevar el ser un idiota más allá del juego y demostrar que pueden hacer el idiota en la realidad no sólo en el mundo ajena que se han creado, pero los idiotas se ven incapacitados para ello, demuestran que no eran más que la misma basura con la que se estaban oponiendo, sólo un personaje consigue hacer el idiota hasta el final, precisamente el que no entraba en el juego, el personaje secreto, el personaje que miraba por la ventana. Los idiotas querían desenmascar la hipocresía pero ellos mismos tenían la máscara, máscara sobre máscara y al final nada, al final únicamente la desnudez del dolor de un personaje que perdió a su hijo.
Aún no he visto la serie que cita Raúl, la tengo grabada así que me pondré en breve con ella. ¿Alguien de por aquí ha visto El Anticristo? Me gustaría saber vuestra opinión.
Un beso.
Raúl:
ResponderEliminarmucho me temo que la segunda parte de la serie desvaría demasiado... Quizá el absurdo, el artefacto posmoderno, debe estar acotado de algún modo. En mi opinión a Trier le estalla en las manos, pierde el control, o eso me pareció...
Tremendamente delirante...
Ana:
ResponderEliminarme limité a constatar un hecho; no insinúo que ser conscientemente manipulador sea un defecto. Es un apriri estético propio de un cineasta que gusta de plantear encrucijadas morales y sentimentales a su espectador. Podemos analizar los resortes, pero aun así una parte de nosotros se dejará atrapar sin duda. De todas formas, en mi relación con Trier acepto el reto, me gusta lo que plantea y cómo me estimula, al margen de que artísticamente no siempre sea un cineasta de talla, al menos no es Dreyer, un Dovzhenko o un Bresson...
Comparto tu escena favorita en esa película. Al final quien da una lección no es el que escenifica una modalidad subversiva de relación con el mundo, sino sencillamente... el inocente, y éste no necesita buscar su idiota interior: emerge de Karen sin mediación ni esfuerzo, porque su negación del mundo, su completo aislamiento, su no rotundo, son superiores a las severas consignas de Stoffer...
Sobre "Anticristo" habría mucho que hablar. Tendría que verla una segunda vez para pronunciarme, con un primer visionado he quedado aturdido. Sólo me gustaría señalar varios préstamos que ha tomado sin decirnos la fuente. La estética de "videoclip con música clásica" de los cinco primeros minutos de la película está directamente fusilada del film "The Fall", de Tarshem Singh. La escena de tortura es deudora de Takashi Miike. La fotografía obedece parcialmente a los criterios estéticos de Sokurov. El uso del sonido incorpora recursos propios de David Lynch (y no sólo el sonido, también en la dramatización y la dosificación del suspense, Trier ha aprendido, o mimetizado, más de una lección de puesta en escena), y así sucesivamente... Por no hablar de la influencia decisiva de Bergman, aunque en este caso Trier sí confiesa sus fuentes.
Pero esto es sólo un apunte intrascendente. Respecto a la película en sí, ahora mismo tengo argumentos a favor y en contra. Comprendo bien a quienes les ha parecido infumable, gratuitamente perniciosa, y también a los que la rescatan como una propuesta interesante. Así que aún no puedo pronunciarme. Si te animas, Ana...
Abrazos
No he visto la película -me refiero a "los idiotas"- una rara resistencia me lo ha impedido hasta ahora, pero si tú, Stalker, aun con reservas me la recomiendas,la veré. Entre tanto, el idiota de mi vida seguirá siendo el príncipe Myshkin.
ResponderEliminarEn cuanto a "Anticristo", no creo que esa intertextualidad que señalas la desacredite. Al contrario, aunque no diga sus fuentes, da bastantes pistas para que personas que saben como tú la descubran. Y me pasa como a ti, necesito acabar de digerirla antes de pronunciarme, pero creo que sólo eso ya me indica que tiene su interés.
Abrazo grande.
Querida Bel:
ResponderEliminarlamentablemente, la línea que separa la intertextualidad del plagio es muy fina, y Trier incurre a veces en lo segundo y no tanto en lo primero. El principio de la película, sin ir más lejos, es un plagio sonrojante, vergonzoso, impensable en un cineasta de primera línea...
Me sigo quedando con el príncipe Mishkyn... y sí te recomiendo los idiotas pero... una de las últimas de esta lista:
http://lostinmarienbad.blogspot.com/2009/02/cinesavias.html
abrazos
Querido Stalker:
ResponderEliminarVi el estreno de "Los idiotas" hace bastantes años en la SEMINCI y me deslumbró. No la he vuelto a ver. Tenía miedo durante tiempo de que en un segundo visionado no me parecies para tanto. Pero esta misma semana la vuelvo a ver. Sí. Ha llegado el momento. Gracias a ti.
Saludos Dillingerianos.
Los idiotas es una humorada filmada con mucha mala leche. Tiene el valor de documento y a la vez sirve como violenta sacudida. Los idiotas de la película no se me antojan todos verdaderos idiotas: mera gestualidad en algunos casos. Es por ello que sus gestos no conmueven. Esa paradoja me parece lo mejor de la película de un director que se pierde por pretencioso. Gracias por generar estos debates.
ResponderEliminarNo puedo sumar si no veo las dos pelis. Me siento más idiota de lo que soy. Así que mañana me las alquilo.
ResponderEliminarStalker, adoro tu elegancia para decir que Trier es un chorro (esto es lunfardo porteño para ladrón).
Me imagino que le hacemos un reportaje y vos, con tu extraordinaria sensibilidad y delicadeza, le decís: "Sr. Von Trier, he advertido ciertas influencias de otros cineastas en su 'Anticristo', en lo que podría considerarse una intertextualidad o un recurso a la cita tan cara a la posmodernidad - a continuación le enumerás todas tus constataciones como una balacera, citas que pueden entenderse como un guiño al espectador cinéfilo. De todas formas, la contundencia de la cita podría desplazarla peligrosamente del terreno del tributo al de la apropiación ...". Y yo, como una bestia, le espeto: "Lars, sos un chorro, ¿no te da vergüenza, flaco?, repartí las ganancias con todos aquellos a los que afanaste, man".
¿No sería genial?. Quiero ser tu Mrs. Hyde, te lo pido.
Un abrazo muy fuerte y qué placer escucharlos, a todos (de verdad casi me meo cuando leí que oscar decía, "caramba, oí que stalker decía ozu y pensé ¡qué bueno, está contento!").
para mí el Anticristo ha supuesto el inicio de cierto escepticismo ante Trier. Reconozco que tiene cosas buenas, escenas que sí, escenas que parecían que realmente iban a tocarnos algo, como cuando el dufoe ve en el bosque a la señora bambi con el bambi abortado colgándole de su cuerpo, o la mujer poniéndole al niño los zapatos al revés, pero en otras cosas me hace pensar que Trier ha cometido uno de los peores errores que puede cometer un artista, y es creer que puede hacer una obra de arte sin usar la lentitud, es decir, que puede hacer una obra de arte sin detenerse bien a pensar en lo que está haciendo, sólo utilizando una fuente de aquí, otra de allá, dos actores con una cara acojonante, una canción que es magnífica y una idea o atisbo de idea más o menos original, pero le faltaba detenerse, cuadrar, centrarse, meditar, no se puede vivir de las rentas, y creo que aquí ha vivido de las rentas y del "parece que ya tengo que hacer sí o sí otra película". De todas formas, volveré a verla un día de estos para no cometer yo también el error de la crítica apresurada, no sé, quién sabe, lo mismo las palomitas del cine me nublaron la mente -ñan, qué ricas.
ResponderEliminarHace poco he visto -gracias stalker- Tratado de baba y eternidad. Me irritaba un poco el tono de manifiesto vanguardista que a veces tomaba la película, ese "guau, estamos cambándolo todo, somo el futuro, etc.", pero la película me ha entusiasmado en todo lo demás, ese idea de desvincular la imagen del guión, además algunos fragmentos de la narración eran insuperables, de nuevo -como cuando decía que la imagen de la película se convertirá en un fuego en el que se aproximan para escuchar un cuento-. De nuevo: gracias.
jaja, jekyll y hide, el problema es que a stalker a veces le sale el jekyll, así que serían jekyll y jekyll, mister y miss jekyll.
Muy sugestivo todo esto de Los Idiotas... No vi la película entera, pero este trozo me hace ver que mi propio idiota, el idiota que soy, es un idiota interior y exterior, algo así como un conciliar inconsciente entre esas dos partes, objeto o cosa, no sé, como muy propia del surrealismo...Pero de todos modos, claramente idiota.
ResponderEliminarGracias, Stalker.
Dillinger:
ResponderEliminarsoy de tu quinta y, en efecto, tenía miedo de que la película me defraudara después de unos años, pero el año pasado la utilicé para una cosa aquí en Barcelona y sus presupuestos esenciales siguen en pie... Es una película que continúa interrogándonos y colocándonos uno espejo no siempre cómodo...
Salud
Ramón:
ResponderEliminarun momento cumbre de la película es cuando los fingidos idiotas que buscan su idiota interior se encuentran con unos chicos que con síndrome de Down y diversas discapacidades. Hay momentos de gran ternura ahí...
En cuanto a lo de pretencioso, puede ser... pero no hay que olvidar que hay grandes cineastas pretenciosos que han ofrecido obras maestras de valor incalcuble. Quizá no sea el caso de Trier, claro, a quien situaría en una segunda división, si es que las jerarquías tienen algún sentido más allá de que nos podamos entender.
Una abraçada
Querida Mariel:
ResponderEliminardesde ya te digo que si nos contraran para hacer entrevistas en Cahiers (y sobre todo, si nos dieran vía libre) haríamos unas cosas estupendas y muy divertidas, y sobre todo no nos casaríamos con nadie. Paladeo esa entrevista conjunta a Trier y cómo lo desollaríamos vivo entre los dos... Puedes ser mi Mr Hyde cuando yo aparente ser Jekyll, y también ser mi Jekyll cuando, como ocurre de cuando en cuando, el lado oscuro me reclama y exige su tributo iracundo y sangriento...
Lo del búfalo a mi comentario sobre Ozu, bueno, es impagable. El búfalo es tan estratosférico que ya prefiero no seguirle las bromas: incluso ahí está fuera de mi alcance. Un día de estos nos vamos a citar en un párking a darnos de hostias, tan ricamente, y así terminar de sellar nuestra amistad ;) un poco a la manera de "El club de la lucha"... yo soy más fuerte que él pero me dicen que él practica El Prat-Fighting, una fusión de sardana y artes marciales de santo y dios padre, dicen que arrea unos trompazos capaces de darle un giro copernicano a la sesera... cosa en la que es un infalible experto, como sabes ;)
Trompazos, digo abrazos...
Ana (primera parte del mensaje, cortesía de las limitaciones de blogger):
ResponderEliminaresto que dices me parece maravilloso:
"Trier ha cometido uno de los peores errores que puede cometer un artista, y es creer que puede hacer una obra de arte sin usar la lentitud"
Cuánto nos falta el aprendizaje de la lentitud y la lenta digestión de energías internas antes de investirlas en una parte que arrancamos de nosotroso mismos y transfigurarlas en obra... En efecto, pienso que Trier se ha quizá precipitado, pero también creo que su modus operandi siempre ha sido un poco errático, improvisado y poco reflexivo. Esto se aprecia en casi todos sus filmes, que se agotan en un pulso narrativo irregular que combina grandes aciertos y grandes errores. También hay que tener en cuenta que el Dogma se ha utilizado como un paraguas que cobija la imprevisión y la falta de talento en la puesta en escena. Técnicamente, Trier me parece un cineasta mediocre, lo admitiré públicamente. Estoy acostumbrado a otra forma de encuadrar, de iluminar, a una forma de montaje algo más elaborada que la mera sucesión arbitraria. Un estudio por otra parte muy interesante decía que Trier es heredero de la poética del encuadre de Dreyer... afirmación que no resiste la más mínima comparación. Pero también se puede admitir que Trier es un cineasta posmoderno, que no necesita obedecer ningún tipo de regla estética, que trabaja en plena libertad... pero claro, esa libertad absoluta reivindicada por el artista ha de venir pareja a la capacidad de inventar unas reglas, una verosimilitud propia de cada discurso fílmico. ¿Lo logra siempre Trier? Es motivo para otro debate y será difícil ponerse de acuerdo.
Tus consideraciones sobre la película me interesan mucho. Por ahora no me pronuncio ni a favor ni en contra, porque tendría que ver de nuevo la película y dejar que me impregne en otro nivel, un nivel que desactive los aprioris del juicio estético a quemarropa y me permita ajustar la distancia focal, algo no siempre fácil en alguien tan escurridizo e imprevisible, tan dado a los juegos de máscaras...
Ana (segunda parte del mensaje):
ResponderEliminarPor otra parte, qué gran alegría me das con el "Tratado de baba y eternidad". No sólo simpatizo con Isidore Isou, sino que me identifico plenamente con él y entiendo perfectamente sus presupuestos. Era anarquista, fundador del movimiento letrista (que más tarde derivaría en la Internacional Situacionista de Debord) y un cineasta tan radical que ni siquiera la Nouvelle Vague pudo reconocerlo como propio. Sencillamente, era demasiado radical, infinitamente más que Godard, que como sabes a partir de 1966 empezó a filmar algunas de las películas más extrañas y disparatadas de todos los tiempos (véase la portentosamente "ilegible" "Week-end"). No supieron, o no quisieron, reconocerlo como a uno de sus pares, y por eso Isou llevó una existencia errática, siempre a la sombra, inexpugnable en sus principios de subversión lingüística (era un poeta letrista, en el Tratado aparecen portadas de libros suyos, uno de cuyos títulos me parece el colmo de la ironía: "Precisiones sobre mi poesía y yo") y cinematográfica. Me gusta mucho, especialmente, cuando enuncia los principios del nuevo movimiento y se escuchan unas voces que lo increpan, lo motejan de imbécil, de presuntuosos, etc. Ya la propia obra incluye su refutación y los insultos propios de quienes no estaban dispuestos a comulgar con ideas tan marginales...
En cuanto a que adopta la forma de un manifiesto, tienes razón, pero no me parece criticable. Desde nuestra poltrona del siglo XXI, es fácil desestimar los manifiestos de las distintas vanguardias. Pero tuvieron su sentido histórico, aquella gente creía en ello. Y aunque lo hicieran para "epatar" a la buena conciencia burguesa, aunque enarbolaran un discurso sarcástico, histriónico, todo eso fue necesario en aquella época para flexibilizar el arte esclerótico gobernado por las élites y abrir en él brechas de sentido. Además, Isidore Isou apenas tenía 20 años cuando hizo esa película, llegó a París desde su Rumanía natal lleno de odio, con una imaginación desbordante, dispuesto a hacerlo saltar todo por los aires: un anarquista tout court, con la arrogancia típica de la juventud incendiaria, un posmoderno tan visceral que quedó confinado a los estrechos márgenes de su propio camino solitario, sin la posibilidad de redimirse en la conciencia grupal de algún ismo que apaciguara esa abrasiva voluntad emancipadora. La admiración que le tengo a su figura, y en concreto a esa película, no tiene límites. Para mí es una de las obras más arriesgadas, brutales y sinceras de todos los tiempos, y eso, enfangados como estamos en la abyección de la cartelera mainstream, bien vale nuestra atención. Me alegra que te guste.
Abrazos
PD: creo que has confundido a Jekyll con Hide o viceversa. O a lo mejor no lo has confundido, y entonces es muy fino lo que dices, jeje...
Hola:
ResponderEliminarSolo saludar. Os he leído pero como de cine no tengo ni p... idea pues prefiero mantenerme callada.
Un beso.
A Trier lo vi salteado y desparejo, y creo que lo que puedo recordar no es lo más representativo de su cine, y hasta quizás lo más decadente: Dogville y Dancer in the dark. En relación con el dogma, me impactó muchísimo La celebración, y de algún modo, esta escena que subiste me recuerda esas explosiones y situaciones terribles planteadas por aquella película de Vinterberg.
ResponderEliminarComo sea, felicitaciones, es un placer, sigo aprendiendo. Un abrazo.