recoger el alud del olvido y transformarlo en algo que acoge, elegir bien al ser puro, introducirlo ahí para que se des-haga, para que la fuerza creadora prosiga...
awatajaya (como diría el amigo ezpeleta, para el silencio)...
quizá porque son auto-lapidaciones del alma. Es como mirar dentro de uno y arrojar una piedra que reverbera en el pozo, y sentarse a escuchar luego el sonido.
En otras ocasiones, la lapidación es exterior, pero esa es la obvia, la que se enfrenta al mundo, a veces desde una pueril insumisión.
Era puro:
ResponderEliminarmerecía
diluirse
en su sangre.
el señor stalker tiene su puntillo cuando se pone a escribir poemas. o eso me han dicho ;)
ResponderEliminarasi no resta:
ResponderEliminarvapor de sí.
no tranparencia,
temblor de hidrógeno
en dos átomos
de oxígeno.
y ese más: suma.
Tu Víktor
qué palabra tan bella "alud".
ResponderEliminarsigue dándonos de tu cuenco.
enorme tratado de filosofía.
ResponderEliminarrecoger el alud del olvido y transformarlo en algo que acoge, elegir bien al ser puro, introducirlo ahí para que se des-haga, para que la fuerza creadora prosiga...
awatajaya (como diría el amigo ezpeleta, para el silencio)...
besos,
òscar.
Gracias a todos por vuestros amables comentarios. Dicen más de vuestra generosidad que de los pobres mimbres de este antropoide, de lo cual me alegro.
ResponderEliminarUn abrazo ecuménico
Hola de nuevo, tengo una curiosidad. Para qué etiquetas esta entrada y otros poemas como "lapidaciones"?
ResponderEliminarAdolfo:
ResponderEliminarquizá porque son auto-lapidaciones del alma. Es como mirar dentro de uno y arrojar una piedra que reverbera en el pozo, y sentarse a escuchar luego el sonido.
En otras ocasiones, la lapidación es exterior, pero esa es la obvia, la que se enfrenta al mundo, a veces desde una pueril insumisión.
Abrazos